A una semana de la irrupción de las masas en Chile luego de un llamado a paro nacional el miércoles 23 donde trabajadores portuarios, mineros, de la salud, de la educación, funcionarios públicos se expresaran junto a la juventud, concentrándose por cientos de miles en todas las ciudades del país, de norte a sur, manteniendo manifestaciones y luchas en las calles contra carabineros hasta desafiar el toque de queda a altas horas de la noche. Lo que comenzó con la lucha de la juventud por el alza del pasaje y por la evasión se convirtió en un enorme levantamiento popular. Esta situación abre la posibilidad de que la lucha de un salto en calidad con la intervención del proletariado de como caudillo de la nación explotada y oprimida.
El gobierno acorralado por no poder imponer fácilmente su ofensiva reaccionaria y la utilización interna de los militares como mandata el imperialismo para Latinoamérica, intenta descomprimir la situación retrocediendo en su programa de gobierno y cambiando a uno de corte más “redistribucionista”(mayores impuestos a las fortunas y miserables aumento del gasto social en seguros de salud, pensiones y salario mínimo) , intentando tender un puente por medio de algunas dádivas con la oposición parlamentaria para destrabar el conflicto con el llamado a la unidad nacional. Llamado a la unidad que está coronado y bendecido por el mantenimiento del Estado de emergencia y los toques de queda, desatando una feroz represión con asesinatos, detenciones, secuestros, desapariciones, violaciones y vejaciones de todo tipo. Este llamado a la unidad nacional de los partidos de gobierno y oposición no cuaja en la separación abrupta de las masas con el Estado y espolea en la memoria de los trabajadores y la juventud la continuidad de las transas con que cerraron la lucha contra Pinochet a finales de los 80´s para dar paso a la “transición a la democracia”.
Mal que le pese a todos los grupos defensores de esta democracia para ricos, la actual situación está mostrando de manera descarnada la verdadera “esencia de la democracia burguesa” como dictadura del capital. Asimismo los procesos de lucha de clases y descomposición de los gobiernos latinoamericanos, impulsa a los regentes de la democracia semicolonial a acelerar las políticas de la ofensiva del imperialismo yanqui en la región, que ya venía solicitando la intervención interna de las fuerzas armadas. Como recientemente expresó Bolsonaro dispuesto a desatar un verdadero genocidio si el poderoso proletariado brasilero se levanta. Del Chile modelo destinado a albergar cumbres internacionales, como el foro APEC o la COP25, poco y nada queda, y hoy se encuentra abierto un proceso profundo de lucha de clases que se extiende por la región donde es necesario que la intervenga, en medio de la espontaneidad e iniciativa de las masas, la fuerza organizada de la clase trabajadora para enfrentar de forma directa al capital y su aparato estatal.
También en el circo de la vía muerta del parlamento, buscando legislaciones cosméticas express para cerrar este proceso, sectores como el PC y FA buscan establecer un puente con sectores de masas, buscando revivir como mediación a través de la CUT, por lo que vienen planteando entre otras cosas una asamblea constituyente para una nueva constitución, y nuevo pacto social. Se postulan a salvar la democracia y perfeccionarla Se trata de la política de conciliación de clases con empresarios, parlamento, poder judicial, FFAA, etc. La lucha por una Asamblea Constituyente que hace sentido en algunos sectores en lucha, sobre todo universitarios y de capas medias, es la lucha por la máxima expresión de la democracia para ricos, buscando una expresión política policlasista para salvar la esencia del Estado. Es por esto que los trabajadores no deben engañarse con las buenas “intenciones republicanas” para salvar un régimen de explotación de clases y por el contrario deben intervenir en esta situación para fortalecer la organización obrera, y discutir un programa de salida a esta crisis que exprese la necesidad de enfrentar y destruir el aparato burocrático militar que sostiene la dominación de clases. Las fuerzas militares que están actuando salvajemente contra las masas no se escindirán de sus mandos a favor de los trabajadores y el pueblo, como ha sucedido en otros momentos de la historia, con llamados a la conciencia y humanidad de sus tropas. Sólo la acción decidida de las masas obreras enfrentando al aparato de Estado puede hacer mella en base de la tropa, planteando la disolución de las bandas de lúmpenes organizados como carabineros.
Necesitamos exigir a todos los sindicatos, federaciones y centrales convocar de forma inmediata a un Congreso de Emergencia de delegados de base para votar un programa obrero y un plan de lucha que dé salida a la actual situación en curso, asimismo debemos expulsar de nuestras organizaciones a dirigentes traidores que en medio de la lucha pretender cerrar acuerdo con un gobierno que carga en sus espalda la muerte y la represión de cientos de luchadores como lo es Juan Carlos Olguín de la FTC. Es necesario que en esta lucha pese la intervención del proletariado organizado. Es necesario organizar con fuerza la paralización nacional y un plan de lucha, al tiempo que poner en pie comités de autodefensa para organizar el enfrentamiento al aparato represivo del Estado.
Es prioritario levantar comités de vigilancia de precios constituidos por delegados de las fábricas y las minas para develar a la población la verdad de los aumentos de tarifas de transporte, alimentos, de la canasta básica etc, también pueden establecerse comités de abastecimiento impulsado por los sindicatos de las cadenas de abastecimiento, que deben imponer el control obrero y organizar la circulación de las mercancías, evitar el desabastecimiento de la población obrera, demostrando ampliamente que los verdaderos saqueadores son los explotadores capitalistas.
Es necesario imponer el control obrero del conjunto del sistema de transporte imponiendo una tarifa obrera-estudiantil del pasaje. Hay que imponer a los patrones que cubran el costo completo de la movilización de los trabajadores. También será necesario extender el control obrero a recursos estratégicos como la energía, empresas sanitarias o la minería, donde la crisis capitalista está provocando miles de despidos y cierre de faenas.
La juventud sigue estando en la primera fila de combate contra la opresión capitalista y la ofensiva reaccionaria en curso. Es necesario que centros de alumnos y demás organizaciones impulsen comités de apoyos para coordinar con los sindicatos las acciones necesarias para una salida obrera. Hay que organizar la experiencia de lucha de la juventud enriqueciéndola con lazos y acciones de solidaridad con la juventud en lucha en Latinoamérica y el mundo.
Abajo el Estado de Emergencia
Impulsemos un Plan de Lucha Obrero y juvenil con Paro Nacional activo con movilización
Que los trabajadores Portuarios y Mineros convoquen y preparen un Congreso Obrero de Emergencia de delegados de base
Impongamos el control obrero de la producción
Abajo Piñera
Por un Gobierno Obrero
En medio del desarrollo de la crisis mundial, la guerra comercial de EEUU-China y el estallido de procesos radicalizados de lucha de clases, como en Ecuador y Chile, se complica aún más la crisis estructural de la economía argentina.
En esta situación mundial convulsiva, la única salida que ha encontrado la burguesía argentina, sumida en una crisis fenomenal, es aferrarse a los designios del FMI y dirimir sus diferencias en un escenario electoral. Apelan al voto para salvar al régimen de conjunto e intentar hacer creer al conjunto de las masas que la bronca y el desánimo se canalizan en una papeleta electoral, mientras se da un escenario de agitación en gran parte de América Latina.
Por eso han comenzado los preparativos por parte de la fórmula Fernández-Fernández de un pacto social, que sería una tregua garantizada por la burocracia sindical, la iglesia y los empresarios nacionales e internacionales para asegurar sus negocios en contra de los trabajadores.
FF promete un plan contra el hambre, para que podamos vivir en paz, lo que en criollo quiere decir “contengamos a un sector de las masas para que no complique los beneficios de nuestra clase”. Macri promete una nueva etapa de ajustes para un futuro mejor. Ambas fracciones burguesas y pequeño burguesas son garantes de los negocios del capital y preparan las condiciones para descargar la crisis al conjunto de los trabajadores y el pueblo pobre. Eso es lo que quiere decir FF cuando dice que “vamos a tener que tragarnos algunos sapos”. La lucha de clase a nivel de Latinoamérica ya le mostró sus límites: en Ecuador, contra el plan de FMI y contra la vía liberal en Chile. Se les están quemando los papeles a las corrientes burguesas y cada vez les cuesta más contener a los procesos de masas en sus instituciones de la democracia burguesa en plena descomposición.
En medio de este escenario las corrientes de izquierda que conforman el FITU llaman a confiar en las instituciones, como el Congreso. Un ejemplo de esta adaptación fue el voto de la ley de emergencia alimentaria, que fue el primer tubo de ensayo del pacto social. En medio de una situación donde las masas están cuestionando, con confusión de objetivos, la estructura misma de las formas estatales de dominación, ellos llaman a reforzar con el voto las “bondades” de la democracia burguesa. Nosotros llamamos a votar en blanco en estas elecciones, ya que el FIT y su alianza con el MST se han alejado de la independencia de clase en la necesidad de abrir un diálogo con una opinión pública y diversos movimientos, cambiando el programa de transición por un sinfín de reivindicaciones de carácter estatistas. Pero el fundamento más importante para llamar a votar en blanco es que tanto el FIT, MST y sus grupos en Brasil llamaron a votar a Hadad del PT en Brasil, liquidando toda idea de independencia de clases. Para nosotros, que peleamos por la independencia de clase, no es lo mismo que un trabajador vote a sus verdugos. Utilizamos las elecciones para organizar a los trabajadores detrás de un programa, no en clave electoral, sino mostrando la necesidad de reorganizar una vanguardia que enfrente de forma revolucionaria la situación.
Debemos abrir un gran debate al interior de nuestra clase para propagandizar un programa obrero para salir de la crisis. Hay que mostrar el potencial de los trabajadores en la producción ante la desorganización de la economía, que se puede organizar sobre otras bases. En las elecciones el voto de los trabajadores se da de forma diluida, pero en los lugares de trabajo nuestras decisiones y acciones hacen temblar a la burguesía.
Después del resultado del 27 se pueden abrir un sinfín de situaciones coyunturales, como sucedió después de las PASO. Obviamente, ninguno de los escenarios posibles, como otra mega devaluación, más inflación y aumento de precios, despidos y cierres de fabrica serán beneficiosas para nosotros. Debemos intervenir de forma independiente y con la fortaleza de nuestra clase y sus métodos. De esa manera estaríamos también aportando a los procesos de lucha de clase como en Ecuador y Chile.
Dos años después del 1-O catalán y de la fallida declaración de independencia de Cataluña, vuelven a ser protagonistas las movilizaciones en las calles de las principales ciudades de esa Comunidad Autónoma. La chispa que volvió a encender las calles fue el dictado de sentencia por parte del Tribunal Supremo de Madrid, el 14 de octubre de 2019, en el cual se condena por los delitos de rebelión, sedición y malversación a Carme Forcadell, Lluís María Corominas Díaz, Lluís Guinó Subirós, Anna Simó Castelló, Ramona Barrufet Santacana, Joan Josep Nuet Pujals, dirigentes del movimiento por la independencia, encarcelados desde fines de 2017.
En estos dos años muchas cosas cambiaron en España, pero en esencia, los problemas de fondo siguen siendo los mismos, aún sin resolverse. De la brutal represión que en 2017 ordenó Rajoy, se pasó por la destitución de ese presidente y la designación del socialdemócrata del PSOE Pedro Sánchez. En tanto, España sigue –con idas y vueltas de las estadísticas de recuperación económica- inmersa en una situación de crisis económica y social, dada por la propia crisis imperialista en su etapa de decadencia. Las dificultades para regenerar el orden institucional de manera estable exceden al enfrentamiento con Cataluña. El 10 de noviembre se celebrarán las cuartas elecciones generales en cuatro años, en medio de un clima de malestar social enorme. La inestabilidad política de cara a los próximos comicios, convocados ante la incapacidad de los partidos de ponerse de acuerdo en la formación de un Gobierno, podría provocar nuevos procesos de movilizaciones. Si bien, hasta la fecha, las encuestan otorgan al PSOE una cómoda victoria, apuntan a una recuperación del PP y vaticinan un retroceso para Unidas Podemos, Ciudadanos y la ultraderecha de Vox, no se descartan sorpresas. Tampoco un resultado electoral será garantía de estabilidad y de cierre de la crisis. El manejo del actual momento de la crisis por parte del gobierno del PSOE demuestra que este partido está tan podrido como el resto del sistema surgido del Pacto de la Moncloa. Las nuevas mediaciones como Podemos, ya mostraron su corto alcance como depositarias de las expectativas de la juventud y los sectores progresistas y se asimilaron al régimen burgués como una mediación más.
Además, todas las contradicciones que influenciaron el desarrollo de este proceso independentista en Cataluña siguen abiertas. En 2017 decíamos que el equilibrio de posguerra se está desbalanceando a partir de la incapacidad de la burguesía imperialista de encontrar una salida a largo plazo a su crisis económica, política y social. Es por esto que la tensión que provoca en Europa la aspiración de independencia de Cataluña se enmarca en una línea más general de varios países europeos: Reino Unido, Ucrania, etc., etc. Y esto se extiende, por supuesto, a las tensiones que apuntan a la ruptura de la UE: el Brexit, de crecimiento de fuerzas políticas que abogan por la salida de sus países de la UE: la derecha holandesa, el FN en Francia, AfD en Alemania, VOX en la propia España. Estas tendencias se están disputando -por ahora en el plano de las instituciones- el liderazgo burgués para llevar adelante la única receta válida para mantener su dominación: aumentar el nivel de explotación del proletariado.
Instituciones sujetadas con alfileres
El pasado 21 de octubre el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, escribió una misiva dirigida al presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, en respuesta a sus llamados. En ella, Sánchez le echa en cara a Torra que no ha hecho lo necesario para “condenar la violencia de forma rotunda; amparar a las fuerzas de seguridad que la combaten; y evitar la discordia civil”. El presidente es tajante al pedir que se defina a favor del orden central del Estado, sin medias tintas. Precisamente, medias tintas es lo que ha caracterizada a los principales dirigentes de la Generalitat en todo este proceso, porque saben que llevar la demanda de independencia de Cataluña hasta el final no sólo implica romper con el orden del Pacto de la Moncloa, sino que puede romper el mando capitalista y desarrollar enfrentamientos que no podrán controlar. Aquí es importante aclarar que la consigna de la Junts pel Sì de Puigdemont y cía. no es precisamente “autodeterminación nacional”, sino una “república” (capitalista) que tenga el status del resto de los Estados de la UE, o sea, una nueva república imperialista. Cuestión que es totalmente improbable históricamente, pero, además, de suceder sería un engendro reaccionario. La cobardía de la burguesía catalana es equiparable a su desprecio por las masas y los trabajadores.
Por su parte, la cortante posición de Sánchez tiene que ver con la necesidad de mostrar fortaleza del poder central de Madrid, en un momento de debilidad total y peligro de desbordes sociales.
¿Una generación perdida para la burguesía?
La imposibilidad de cerrar la crisis abierta en 2008 está haciendo estragos en la situación social española, particularmente de los jóvenes. En Cataluña, según publicó el diario El País, se habla de que la pobreza crónica alcanzó en 2018 al 21,3% de la población. Entre los principales problemas se encuentran la precariedad, el empleo de baja calidad y la falta de acceso a la vivienda. Entre los más afectados, se encuentra la juventud.
En las movilizaciones de los pasados días de octubre la policía ha elevado la alarma sobre el nivel de organización de los manifestantes y su alta predisposición a la lucha. En algunos puntos de Barcelona se libraron batallas de hasta siete horas con la policía. “Nunca habíamos vivido semejante violencia contra nosotros”, aseguran fuentes policiales. Destacan asombrados que los combatientes no tienen miedo a las pelotas de gomaespuma que tiran los Mossos, ni a las de goma que tira la policía, que tampoco los dispersan. Es la peor crisis de seguridad que han vivido nunca los Mossos y ha sobrepasado las previsiones de todos los cuerpos policiales, igualmente sorprendidos por tan alta agresividad. Las instituciones, incluso las fuerzas represivas, pierden autoridad; eso presagia una escalada en los enfrentamientos. Para llevar la lucha a un estadío superior es necesario que la vanguardia obrera imponga sus métodos de organización, no sólo en los combates callejeros, sino en los establecimientos de producción capitalista, para desorganizar a los capitalistas y organizar a las fuerzas revolucionarias. Posiblemente el planteo de milicias obreras cobre una importancia fundamental.
La necesidad de una dirección revolucionaria
El límite de las actuales luchas callejeras es que carecen de un programa claro para guiar esa energía de combate de los trabajadores y jóvenes hacia el enfrentamiento del sistema capitalista y la instauración de un nuevo orden socialista. La lucha en las calles de Cataluña excede a la vieja demanda de la “república”; en sus fundamentos se encuentran la lucha contra la explotación y la opresión capitalistas. Es necesaria una dirección obrera que acaudille al conjunto de los oprimidos. La caótica situación a la que arrastra la crisis imperialista en Europa exige que los revolucionarios planteemos con claridad los objetivos históricos que debe llevar adelante la clase obrera para dar una salida definitiva. Las tendencias antagónicas entre revolución y contrarrevolución hoy se encuentran atravesadas por un sinnúmero de mediaciones. Lamentablemente, las direcciones obreras no aportan más que confusión al proletariado en cuanto a sus verdaderos objetivos, llevando a los trabajadores sindicalizados detrás de la conciliación de clases. En el caso del “frente catalán”, del que participa la CNT, se oculta que también la Generalitat fue artífice de la reforma laboral y de la miseria de los trabajadores. La burocracia sindical de España ha sido una pata más del régimen nacido en el ’78 y actúan como enemigos de los intereses históricos del proletariado en nuestras propias filas. Y es así, que permiten que se dividan las filas obreras detrás de bandos burgueses que persiguen intereses antagónicos a los de los trabajadores. Los proletarios debemos reivindicar los métodos obreros, como la huelga general, como medio para perseguir el interés de clase: es decir, el fin de la explotación y la opresión social. Es necesario organizar la huelga general en España como método para desorganizar a la burguesía en la producción, en función de consolidar la unidad obrera. Esta tarea excede los límites incluso de España. El proletariado europeo debe tomar la palabra ante la situación de emergencia social impuesta por la burguesía y plantear una salida revolucionaria de conjunto. Para ello hay que construir un partido revolucionario con el programa de la IV Internacional.
Una vez más sobre la “República” y el “proceso constituyente”
El movimiento catalán opone una república ante una monarquía, parecería que el planteo viene a retomar las banderas de la guerra civil. Sin embargo, en primer término, la dirección del proceso proclama el nacimiento de una república “europea”, es decir, imperialista. Nada tiene de progresivo esto.
Este punto no debería presentar inconvenientes en ser aclarado desde la perspectiva revolucionaria, si no fuera porque numerosas corrientes que se proclaman trotskistas se han subido al tren de la República, sin tener en cuenta la dinámica de clases que subyace a esta consigna en este proceso actual. Hay que decir que este proceso implica una pelea entre fracciones burguesas, en la que una intenta ubicarse como progresiva con una idea de República. Es lamentable que ante esto la izquierda pierda el norte e intente ubicarse del lado de un bando, desligando la lucha de la noción fundamental de independencia de clase.
La mayoría de las corrientes centristas han vacilado políticamente ante la movilización en Cataluña y han apelado a la vieja receta de acompañar la movilización “democrática” de las masas, a pesar de que esto se riña con los objetivos históricos del proletariado. El policlasista movimiento democrático que se ha desarrollado, por el momento, no ha mostrado elementos de ruptura revolucionaria con el régimen burgués. Muchos plantean que hay que proponer un proceso constituyente para establecer una República independiente. ¿Cuál sería el carácter de clase de esta República democrática? Hay un primer elemento esencial a tener en cuenta para plantear el desarrollo de un proceso revolucionario: el partido revolucionario. Eso sólo puede suceder con una vanguardia organizada y decidida. También insistimos en la importancia de recordar que la revolución puede comenzar en el terreno nacional, pero se dirimirá indefectiblemente en la arena internacional, por lo tanto, el proceso revolucionario hacia la Federación de Repúblicas Socialistas deberá involucrar, al menos en una primera etapa, al conjunto del proletariado europeo. Los revolucionarios defendemos el derecho de las naciones a la autodeterminación sobre la base de la unidad revolucionaria del proletariado y la lucha insoslayable contra el capital. Esto no es lo mismo que poner en pie una república burguesa. En ese camino, la forma estatal de la dictadura del proletariado en Europa no será otra que los Estados Unidos Socialistas de Europa. Las tareas programáticas por las que combatiremos en las organizaciones obreras deben estar orientadas al desarrollo de una dirección revolucionaria. Para empezar, deberá combatir a la burguesía tanto en las filas de los que apoyan al gobierno central, como de las propias fuerzas independentistas catalanas; en este camino deberá recuperar los sindicatos de manos de las burocracias conciliadoras y desde allí organizar las fuerzas para disputar el poder en las fábricas, los servicios, etc. Es necesario llamar a todas las fuerzas revolucionarias de Europa a poner en marcha este programa, en el camino de la reconstrucción del partido internacional de la revolución socialista, la IV Internacional.
En el día del hoy en diferentes puntos del país realizamos acciones de solidaridad con los jóvenes trabajadores y estudiantes chilenos que resisten el ajuste
Desde el lunes 14 de octubre las luchas de la juventud contra el alza del pasaje y por la evasión fueron creciendo en cantidad y muestras de apoyo de los trabajadores y el pueblo. La despiadada represión desatada al interior de las estaciones y vagones del metro de Santiago los días jueves y viernes, con lacrimógenas dentro de los trenes, golpizas indiscriminadas a jóvenes de parte de carabineros, hasta balinazos que dejaron sangrando a una estudiante, despertó la bronca de amplios sectores sociales que salimos a las calles a protestar contra esta represión salvaje. Durante la jornada del viernes, la represión desmedida y amplia condena de la misma llevó al gobierno a dictar la Ley de Seguridad del Estado, el acuartelamiento de los militares y el repliegue de carabineros, paralizaron la red de metro, y se produjeron sospechosos incendios de estaciones, edificios y vagones con trabajadores en su interior, derivando en el llamado al estado de emergencia (de excepción) sacando los militares y tanquetas a las calles.
La respuesta obrera, juvenil y popular no se hizo esperar, salimos cientos de miles a las calles a manifestar contra este feroz ataque y en particular contra la militarización de la capital. La irrupción de distintas fuerzas sociales en todas las poblaciones se extendió a todo el país, con convocatorias masivas que se iban reforzando a cada hora con nuevos elementos de lucha enfrentando abiertamente la represión. La lucha se dirigió también contra los símbolos del poder económico como los bancos, las corporaciones, el transporte público, se extendieron de forma generalizada los saqueos a supermercados y centros de retail. Los militares en funciones llamaron a toque de queda en la noche del sábado 19, toque de queda que no fue respetado por miles de barricadas y caceroleos espontáneos que enfrentaron la represión hasta altas horas de la madrugada. Ya se contabilizan con la intervención militar algunos muertos de bala, atropellos con carros policiales, cientos heridos y detenidos. Aún continúan encendiéndose las barricadas mientras los jefes de las instituciones del Estado burgués (ejecutivo, parlamento, senado, corte suprema) salen, luego de un afable almuerzo presidencial, a expresar la necesidad de impulsar la unidad nacional alineándose incondicionalmente con el estado de excepción en curso para que de la mano de una cruenta represión comience el “diálogo social” entre ellos mismos.
No hace ni dos semanas que Piñera sostenía que “en medio de esta América Latina convulsionada vemos a Chile, es un verdadero oasis, con una democracia estable”. El pavoneo del “país modelo” del imperialismo le duró poco. La situación de procesos de lucha de clases y descomposición de los gobiernos latinoamericanos, lo ha llevado a acelerar las políticas de la ofensiva del imperialismo yanqui en la región, que ya venía solicitando la intervención interna de las fuerzas armadas como sucede en Río de Janeiro, también con desastrosas consecuencias. Cumbres internacionales, del desmembrado orden internacional, como el foro APEC o la COP25, exigían que dar muestras al mundo de “normalidad democrática”, es decir de un sistema de represión y opresión para garantizar la democracia para ricos y la dominación imperialista. La intención de reforzar una ofensiva reaccionaria ante la debacle de los gobiernos bonapartistas sui generis en crisis alineados directamente con el imperialismo yanqui como el de Macri o Bolsonaro, aceleró las contradicciones latentes de un profundo malestar social, de la pauperización y la miseria creciente, y un Chile modelo que hace agua.
Las direcciones oficiales de la CUT llamaron al gobierno a dialogar retirando el estado de emergencia y amenazando con un llamado a una asamblea sindical abierta. El “dialogo social”para estas direcciones es llevar el torrente de la lucha a una política de conciliación de clases. Se está llamando actualmente desde CUT/ANEF/CONFECH, etc, a una medida de paro nacional para el próximo miércoles 23 de Octubre.
Necesitamos exigir a todos los sindicatos, federaciones y centrales convocar de forma inmediata a un Congreso de Emergencia de delegados de base para votar un programa y un plan de lucha que de salida a la actual situación en curso. Es necesario que intervengan las fuerzas organizadas de la clase trabajadora para irrumpir como caudillos de la nación explotada y oprimida. Es necesario impulsar con fuerza el paro nacional y levantar al mismo tiempo comités de autodefensa para organizar el enfrentamiento al aparato represivo del Estado.
Es prioritario levantar comités de vigilancia de precios constituidos por delegados de las fábricas y las minas para develar a la población la verdad de los aumentos de tarifas de transporte, alimentos, de la canasta básica etc, demostrando ampliamente que los verdaderos saqueadores son los explotadores capitalistas.
Es necesario imponer el control obrero del conjunto del sistema de transporte imponiendo una tarifa obrera-estudiantil del pasaje. Hay que imponer a los patrones que cubran el costo completo de la movilización de los trabajadores. También será necesario extender el control obrero a recursos estratégicos como la energía, empresas sanitarias o la minería, donde la crisis capitalista está provocando miles de despidos y cierre de faenas. No se tratará de pelear por un cambio de propiedad a manos del estado de los patrones, sino de intervenir activamente con las fuerzas de nuestra clase que son los que tienen el resorte del poder en la producción, la fuente de creación de la riqueza. Ya los portuarios salieron a convocar a acciones de paralización y movilización, es necesario extender y centralizar estas acciones.
La juventud ha estado y está en la primera fila de combate contra la opresión capitalista y la ofensiva reaccionaria en curso. Es necesario que centros de alumnos y demás organizaciones impulsen comités de apoyos para coordinar con los sindicatos las acciones necesarias para que intervengan los batallones organizados de la clase trabajadora. Al mismo tiempo esta experiencia de lucha puede enriquecerse estableciendo lazos y acciones de solidaridad con la juventud en lucha en latinoamérica y el mundo, apoyando las luchas y organización de la clase trabajadora
La vanguardia obrera y juvenil debe intervenir y organizarse activamente en esta situación. En particular las corrientes que se reivindican del trotskismo, del marxismo revolucionario, tenemos una responsabilidad gigante en la situación en curso. Llamamos a estas corrientes a coordinar reuniones a la brevedad para discutir la situación y la política a levantar y al mismo tiempo la necesidad impulsar una Conferencia Latinoamericana, para discutir un programa que levante la necesidad de la lucha por el poder obrero ante los grandes acontecimientos de nuestra región.
Abajo el Estado de Emergencia
Paro Nacional activo con movilización
Congreso Obrero de Emergencia
Plan de lucha nacional obrero y juvenil
Por un Gobierno Obrero
En la Universidad Nacional de Cuyo se realizan elecciones para centro de estudiantes en distintas facultades. Cómo rama universitaria de la COR participamos en dos listas, Frente Artes en Lucha, en la Facultad de Artes y Diseño, y Tendencia Estudiantil Revolucionaria (T.E.R. Lista 1969) en la Fac. de Filosofía y Letras.
La TER en Filo, es la continuidad del Frente de Estudiantes en Lucha que agrupó a activistas con quienes confluimos en las tomas del 2018 durante la huelga universitaria, y con quienes conquistamos la Secretaría de Cultura del CEFyL. Nuestra participación activa durante el conflicto contra el ajuste de Macri y los rectores durante el 2018, nos permitió extender nuestra influencia a la Facultad de Artes, confluyendo con estudiantes que participaron de las tomas y, más recientemente, con otros con quienes venimos de pelear contra la contra la precarización laboral de los trabajadores del arte, y contra las autoridades que dirigen la facultad y la UNCuyo desde los intereses del negocio del arte y el espectáculo.
Pero el contexto es otro, ya que prima la pasividad que imponen las corrientes patronales peronistas y radicales, expectantes a como se dirima la disputa burguesa este 27 de octubre. Ambas listas que formamos son la expresión de lucha, donde desde la COR sostenemos un programa consecuente contra la universidad de clase y la orientación oportunista electoralista de la izquierda, enfrascada en la pelea parlamentaria, que incluso los llevó a intentar proscribir nuestra lista en Filo.
Creemos que la situación en Argentina, es de una crisis social aguda que, por ahora, permanece envuelta en las expectativas que genera el cambio de gobierno en amplios sectores obreros y estudiantiles. Nosotros advertimos que el recambio burgués no traerá soluciones a los trabajadores y sus hijos sometidos a la desesperación que implican la desocupación y la inflación descontrolada. La única salida la pueden dar los trabajadores, peleando contra el orden de explotación capitalista. Queremos recuperar los centros de estudiantes, el CEFyL y el CEFADI, enfrentando las tendencias de conciliación de clases, y para forjar una corriente revolucionaria en las universidades.
Impulsamos con la TER y el FAL, las tareas que permitan desarrollar un movimiento estudiantil antiimperialista, que confluya con los procesos de lucha obrera y juvenil que en América Latina que enfrentan al FMI y sus gobiernos, tal como lo demuestran los compañeros que salen a la calle en Chile y Ecuador.
La crisis de deuda que encara Argentina es parte de una crisis capitalista generalizada, signada por la ofensiva del imperialismo yanqui por recuperar su hegemonía. Al mismo tiempo, la caída en desgracia del país abre peligrosas perspectivas para el conjunto de la región y el resto de los países semicoloniales.
Te invitamos a discutir estos problemas con el objetivo de desarrollar la lucha por una salida obrera y revolucionaria a esta debacle.
El 13 de octubre, después de más de 10 días de enfrentamiento en las calles, el presidente de Ecuador anuló el decreto en disputa; pero planteó que lo reemplazará con otro, consensuado con la mesa de negociación que se había formado ante la crisis, entre los representantes de la ONU, la Iglesia y la dirección de la CONAIE. Es un retroceso importante del gobierno ante el levantamiento, pero el ataque del FMI sigue en curso.
En estos días estamos presenciando el levantamiento de masas en Ecuador ante el ataque del gobierno de Lenin Moreno, con libreto del FMI, al conjunto de la población para garantizar las condiciones de dominación del imperialismo y salvar a una burguesía raquítica y pequeña burguesía pro imperialista de una nueva crisis.
La inmediata respuesta de la gran mayoría de las masas contra las medidas que solicitó el FMI es un duro golpe para esta institución, creada en la posguerra y que, ante un periodo marcado por una acelerada descomposición del imperialismo y sus instituciones, muestra de forma descarnada la crisis en la que está envuelta el FMI, no sólo en Ecuador, sino también en el caso de Argentina, por ejemplo.
La crisis del gobierno de Lenin Moreno expresa la debilidad estructural que tienen los bonapartismos sui géneris como forma de poder estatal, en su relación con el imperialismo y las masas. La dominación del imperialismo norteamericano en América Latina, en momentos de debilidad histórica, muestra a las claras que cada vez se le complica más imponer sus políticas y, con ellas, sólo logra descomponer aún más los semi Estados y las burguesías y pequeñas burguesías autóctonas. Casos sobran para ejemplificar, como Venezuela, la crisis política en Perú, la crisis de todas las formaciones llamadas progresistas en América Latina. Si bien no hay en el horizonte ningún país que logre imponer su hegemonía, ya que sus competidores, como China y Rusia, aún no logran restaurar el capitalismo en sus ex Estados obrero, sí aprovechan estas contradicciones mundiales para exportar sus capitales. Ecuador es un ejemplo de esto, donde la influencia de China, propiciada por el anterior gobierno de Correa, ganó posiciones en la rama petrolera.
El pasado 1° de octubre, como parte de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno de Lenin Moreno lanzó un paquete de medidas que eran un terrible ataque a las masas ecuatorianas. Por medio del Decreto 883 estableció el fin de los subsidios a los combustibles, lo cual se traduce en un aumento en el precio del transporte y de todos los productos básicos. Los principales afectados eran los transportistas y los sectores campesinos, además de las grandes masas.
Los trasportistas fueron los que primero negociaron con el gobierno un aumento de los pasajes y se retiran de las manifestaciones que habían impulsado al principio. El protagonismo de las protestas quedó centralmente en manos del movimiento indígena, agrupado en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).
Otro ataque fue la reforma laboral, con medidas como la reducción del salario de un 20% para todos los nuevos trabajadores, habilitar por un año la contratación a plazo fijo y achicar el período vacacional de los empleados públicos a la mitad. Nuevos avances en materia de flexibilización de las condiciones de trabajo. Por medio de la reforma tributaria se les quitará un día de sueldo por mes a todos los empleados estatales.
La respuesta de las masas no se hizo esperar, con grandes movilizaciones en Quito, corte de rutas, tomas de instituciones gubernamentales en el interior y duros enfrentamientos con las fuerzas represivas que desplegó el gobierno. Lenin Moreno aprendió de los anteriores levantamientos y trasladó el gobierno a Guayaquil, donde la burguesía ecuatoriana felicitaba las medidas dictadas y, sobre todo, la que planteaba la condonación de las deudas de dicha fracción.
Con el pasar de los días, el conflicto se fue radicalizando y la lucha abierta en las calles ya daba 5 mártires en manos de las fuerzas represivas. Moreno intentó abrir un canal de dialogo, pero sin modificar el decreto, luego retrocedió y aceptó discutirlo, pero imponiendo un toque de queda y una militarización de Quito.
En esta lucha el proletariado ha intervenido de forma diluida y quien dirige las movilizaciones es la CONAIE, dirección indígena, y algunos partidos maoístas. En el proceso mismo de la lucha comenzó a desarrollarse una vanguardia, al calor de los enfrentamientos, que ya no respondía a estas direcciones y se combinaba con un sector urbano que no aceptó el toque de queda y salió a hacer cacerolazos masivos.
La CONAIE y los grupos maoístas son direcciones de conciliación de clases que siempre buscan aliarse a algún sector de la burguesía y pequeña burguesía para negociar, no es su estrategia la lucha por el poder ni hacer avanzar a las masas hacia un desarrollo revolucionario. Es lo que hicieron al aceptar la negociación con Moreno, aislando a los sectores de vanguardia que aún seguían luchando. Escenario que aprovechó el gobierno para reforzar la represión.
Es imperioso que los trabajadores intervengan de forma independiente en esta crisis, poniendo bajo control obrero a la rama del petróleo, por una revolución agraria para expropiar a los expropiadores. Por un paro nacional que unifique las filas del proletariado y el pueblo pobre y que plantee: Abajo Lenin Moreno. Fuera el FMI. Por un Gobierno Obrero.
El pueblo ecuatoriano ya ha pasado por distintos engaños con supuestas formas democráticas, como la asamblea constituyente de Correa, la reciente historia de levantamientos muestra la fuerzas potenciales y disposición a la lucha, recordemos la salida de Bucaram (1997), Mahuad (2000) y de Lucio Gutiérrez (2005).
Debemos impulsar desde las filas del marxismo revolucionario la mayor solidaridad internacional al levantamiento en curso y llamar a una Conferencia Latinoamericana a las corrientes que aun reivindican la dictadura del proletariado, para dar respuesta a la necesidad de desarrollar una dirección revolucionaria discutiendo un programa internacionalista, en el camino de la reconstrucción de la IV Internacional.
Los trabajadores estatales precarizados de la provincia de Córdoba vienen sosteniendo una lucha contra la precarización laboral y la miseria salarial impuestas por el gobierno de Juan Schiaretti, con la complicidad de la burocracia sindical y en particular de José Pihén, actual dirigente del SEP y la CGT Córdoba. Ese mismo Pihén que aceptó, junto a Monserrat de la UEPC, terminar con la ya de por sí engañosa cláusula gatillo a cambio de un miserable bono de $3.000 en 2 cuotas como paliativo ante la devaluación, bono que además no alcanza a los precarizados. El proceso de organización mediante asambleas, apoyado en conflictos anteriores como el de las compañeras del Polo de la Mujer y de otras reparticiones, se postula como una lucha generalizada contra la precarización laboral en una de las principales empresas capitalistas de la provincia, el propio Estado burgués. La patronal-Estado muestra así su verdadero rostro, y las mentiras de la lucha contra el trabajo precario, que el propio gobierno alienta con los planes de empleo como el PPP, PPP joven, el PILA y tantos más.
Esta lucha se da además en una coyuntura nacional de crisis, con el brutal impacto en los salarios de la devaluación pos PASO y los planes de más ajuste y reformas antiobreras que negocian Macri y Fernández con el FMI. Abre la perspectiva de romper la paz social que pretenden imponernos los candidatos a presidente, los patrones y la burocracia sindical de las CGTs y las CTAs. La lucha que están iniciando los estatales precarizados de Córdoba tiene enorme importancia para el conjunto de la clase obrera. Plantea la posibilidad de conquistar el pase a planta de todos los precarizados, un contrato único para todos los trabajadores estatales, el salario inicial igual a la canasta familiar indexado a la inflación, entre otras conquistas centrales para poner de pie a nuestra clase.
La posibilidad de la afiliación sindical no es menor, ya que permite establecer relaciones de fuerzas favorables a nuestros intereses de forma colectiva ante la patronal. Es necesario imponer junto a los delegados combativos la afiliación de los precarizados al SEP, y si se decide encuadrarse en otro sindicato, hacerlo siempre a partir de una decisión colectiva. Luchemos por la unidad, no a través de los acuerdos de cúpula de las burocracias sindicales, sino a partir de asambleas conjuntas en cada repartición, donde participen trabajadores de planta y precarizados, sin distinción de afiliación sindical. Elijamos delegados paritarios con mandato de asamblea, para que la negociación con el gobierno no quede en manos de los burócratas de siempre, sino de luchadores que respondan a las bases. Por una paritaria estatal única, que incluya a los docentes. Avancemos en un plenario provincial de delegados con mandato que se plantee la deliberación y vote el paro provincial con toma de edificios como parte de un plan de lucha para conquistar todas las demandas. Una instancia así es fundamental en este momento donde más necesitamos centralizar nuestras fuerzas para poder dar una salida a la crisis desde nuestros intereses.
Recuperar nuestros sindicatos y centrales obreras de manos de la burocracia sindical es una tarea central. Tomemos el ejemplo de los trabajadores y el pueblo ecuatorianos que enfrentan en las calles los planes del FMI y el de los docentes de Santa Cruz y demás trabajadores que en nuestro país se nieguen a “salir de las calles” para “irse a dormir” como les reclaman Macri y Alberto. El único camino es la lucha con los métodos de la clase obrera y tras una salida de independencia de clase.
Por Regional Zona Norte GBA.
La judicialización de la lucha obrera es una herramienta frecuente de las patronales y el estado para intentar disciplinar a los trabajadores y su organización sindical. Mas aún, cuando se trata de trabajadores combativos. Un ejemplo de esto, es lo que está haciendo la patronal de FATE al iniciarle juicios de desafuero a dirigentes y delegados del SUTNA como Ariel Godoy (Sec. Nac. de Seguridad e Higiene), José Meniño (Sec. Gral. Seccional San Fernando) y José Orellano (delegado de planta), entre otros compañeros.
FATE inicia estos juicios como represalia a las medidas de fuerza tomadas en marzo de 2018. Por entonces, el SUTNA realizó acciones gremiales -que incluyeron 4 días de paro- por un “accidente” en el que casi pierde la vida el obrero Javier Bertolotti. La empresa respondió montado una serie de provocaciones (intentó de sacar camiones, choques físicos con Madanes Quintanilla en persona, etc.) y que son ahora muchos de “sus” argumentos para intentar los desafueros.
Con posterioridad, el SUTNA realizó una investigación de dicho “accidente” donde determinó la culpabilidad de FATE: falta de previsión, falta de inversión en seguridad en la máquina y el exceso en los ritmos de producción. Esto mismo fue incluso reconocido por la SRT (Superintendencia de Riesgos del Trabajo). Sin embargo, un año y medio después, estos dirigentes y delegados son llevados al banquillo de los acusados por la patronal y en donde jueces y fiscales que nada saben cómo se produce un solo neumático, ni cómo son las condiciones de higiene y seguridad en la fábrica, serán los que “definan” sobre la actuación de estos compañeros.
De lo que se trata realmente, es mediante esta judicialización, de aleccionar, limitar o privar de determinados métodos de lucha a los trabajadores. La patronales, echan mano con este objetivo a las leyes que atan los sindicatos al estado. Una de éstas es ley de asociaciones sindicales. Hay que rechazar de plano toda injerencia del estado en nuestras organizaciones.
Llamamos a apoyar firmemente la pelea contra los desafueros a los compañeros del SUTNA. También por la inmediata absolución de los 5 choferes de la línea 60. Al cierre de esta nota, se conoció un fallo del juzgado N°6 de San Isidro que rechazó el pedido de desafuero contra Ariel Godoy. El resto de los juicios del Sutna aún esperan por sentencia, lo mismo el de los compañeros de la 60.
Se hace urgente la necesidad de impulsar desde los sectores combativos una campaña nacional por la anulación de la ley de asociaciones sindicales y por la independencia de los sindicatos del estado. El llamado "pacto social" de Fernández, la tríada de estado, patronales y burocracia, buscará utilizarlas cada vez más contra el movimiento obrero y los luchadores. El SUTNA recuperado podría jugar un rol progresivo convocando al resto de los sectores antiburocráticos a realizarla. Una pelea íntimamente ligada, a conformar una alternativa de clase al peronismo en los sindicatos y el movimiento obrero, para la lucha revolucionaria contra el capital.
El 3 de octubre, Hugo Yasky realizó un acto de campaña para Alberto Fernandez y el Frente de Todos en el microestadio de Lanús. Su principal anuncio: el comienzo de las negociaciones para el regreso de la CTA, en realidad de la fracción que él conduce, la CTA de los Trabajadores, a la CGT. Lejos de llorar el proyecto fracasado de la CTA de los orígenes, como hacen Cachorro Godoy y su sector, debemos destacar algunos elementos centrales como un aporte para la orientación de la vanguardia, específicamente de los trabajadores estatales, en la actual situación.
El acto de Lanús contó con la presencia de Alberto en persona; en el mismo momento en que el candidato peronista ejercía presión para que los pilotos de Aerolíneas Argentinas y Austral levantaran un paro de 48hs. en el marco de la paritaria. Presión que finalmente, cena con el burócrata Biró de por medio, surtió efecto. También estuvieron en el acto, junto con otros burócratas cegetistas, Omar Plaini y Hugo y Pablo Moyano, detrás del objetivo de unificar las filas de la burocracia sindical peronista para sostener al futuro gobierno de los Fernández. Es importante notar la ausencia de la CGT oficial, encabezada por Daer y Acuña, que en ese momento estaba reunida para discutir el futuro de la central; este sector de la burocracia se opone tajantemente a incorporar a la CTA, reconocer sus sindicatos y, sobre todo, otorgarle congresales en un futuro congreso. Quienes participaron del acto de Lanús fueron los sectores del Fresimona y la Corriente Federal, que son sólo una fracción, y no están participando orgánicamente, de la CGT. Buscan utilizar a la CTA-T, al igual que a los movimientos sociales, como fichas en la negociación con los Gordos y otros sectores para volver a una CGT unificada para asumir su rol en el Pacto Social de los F-F.
Alberto viene de hacer un ostentoso acto de campaña en Mendoza para apoyar a la luego derrotada Fernández Sagasti donde compartió almuerzo con el gobernador Arcioni, responsable de mantener sin sueldos a los docentes y estatales de Chubut, y responsable de la muerte de 2 compañeras en lucha. Yasky muestra coherencia: mientras disuelve su central para garantizar la paz social a la patronal, sólo se ha limitado a paros testimoniales de la Ctera, que la burocracia no garantiza, por los docentes de Chubut, dejándolos aislados en los hechos.
La “unidad” de las centrales sindicales que ofrecen estos sectores de la burocracia sindical no puede tener otros fines que garantizar las negociaciones con el FMI y la transición presidencial pactada, manteniendo a flote al moribundo gobierno de Macri hasta diciembre, aunque esto cueste miles de despidos y suspensiones más, la aceleración de la caída del salario real vía inflación y la destrucción de nuestras condiciones de trabajo.
La CTA vive una profunda crisis desde hace años. Nació como un proyecto político-sindical reformista, que intentó expresarse en diferentes proyectos electorales, llegando a la debacle de su apoyo al gobierno de la Alianza de De La Rúa. Los “principios” de la CTA, que tanto defienden hoy Cachorro Godoy y el ala contraria a la integración a la CGT, se basan en la disolución del carácter obrero de la organización sindical a través de la afiliación individual a la central (diluyendo a los sindicatos por rama) y la atomización de los sindicatos a partir de la creación de sindicatos paralelos en los diferentes sectores de trabajo. Todo esto poniendo eje en un “nuevo modelo sindical” sancionado por Ley y en general en la reforma del Estado burgués a partir de la implementación de “políticas públicas” progresivas, tomando como ejemplo al PT de Lula. Este programa terminó llevando a la ruptura de 2010, con la fracción Yasky integrándose plenamente en el kirchnerismo, los pagadores seriales de la deuda externa, mientras la otra fracción (ahora arrepentida), la de Michelli, unía filas con la Sociedad Rural y los sectores burgueses del campo entre los que se contaba a la Federación Agraria… pequeños patrones ¡afiliados a la CTA!
Nada queda de la centroizquierda argentina, hoy embarcada en el proyecto de un peronismo que busca su propia unidad, haciendo de comparsa en la negociación de una eventual unificación de la burocracia de la CGT sustentada por la ley de asociaciones profesionales del “unicato” y los millones de pesos de las obras sociales. Yasky y la CTA-T dejan en claro con su acto en Lanús que han depuesto las armas en la pelea por la personería de la central, personería que el kirchnerismo prometió pero jamás otorgó, priorizando las relaciones con los viejos caciques de la CGT. Mientras, la CTA-A se resiste a hacer el papel de segundo violín pero llama a votar a Alberto Fernández en octubre y no desarrolla ninguna política para enfrentar el acuerdo de Paz Social. La CTA en todas sus variantes, al igual que el conjunto de la centroizquierda argentina, están cada vez más cerca del lugar que tienen reservado en el basurero de la historia.
Los trabajadores estatales nos enfrentamos a un difícil panorama, tal cuál nos indican cínicamente Yasky y Moyano. No sólo Alberto y las diferentes facciones de la burguesía se preparan para renegociar los términos del acuerdo con el FMI que implicará el avance en las reformas laboral, previsional, fiscal, educativa y demás medidas que exige el organismo, tal como muestra su actual intervención en Ecuador con la correspondiente respuesta de las masas en las calles. No sólo eso, además la burocracia sindical pretende unificarse para hacer pasar este ataque a rajatabla sobre nuestra clase. La necesaria unidad de la clase obrera para enfrentar estos ataques se opone por el vértice a la unidad de la burocracia sindical traidora de los Yasky, los Moyano, los Daer, los Pignagnelli, los Caló, los Godoy y tantos otros agentes de los patrones en nuestras propias filas.
Debemos impulsar asambleas en las escuelas, hospitales y reparticiones estatales para deliberar y discutir una salida obrera, con independencia de clase, a la crisis. Impulsemos el llamado a imponer un Congreso de delegados con mandato de base de todos los sindicatos, estatales, de servicios e industriales, donde se conquiste la verdadera unidad pero con el objetivo de enfrentar la transición pactada Macri-Alberto y echar al FMI de Argentina y toda la región. Uniendo lazos con los trabajadores ecuatorianos, brasileros, centroamericanos y de todos los países de Latinoamérica, buscando la unidad con el proletariado de EEUU que también está protagonizando grandes huelgas contra las patronales imperialistas como en General Motors. En ese congreso, deberemos discutir un programa que contemple el aumento de emergencia para alcanzar la canasta básica familiar, la reincorporación de todos los despedidos, el pase a plata permanente o efectivización para barrer con la precarización laboral, el control obrero de las fábricas y de las empresas de transporte y servicios, las escalas móviles de horas de trabajo y salarios, la desorganización del estado burgués por parte de los estatales, para desarrollar la potencia del proletariado frente a la anarquía capitalista. Fuera las manos del Estado de nuestros sindicatos y centrales, abajo la Ley de asociaciones profesionales.
Recuperemos los sindicatos de manos de la burocracia, pongamos en pie oposiciones sindicales revolucionarias en cada rama. Peleamos por una Central Única de Trabajadores basada en esta deliberación de nuestra clase, como organización poderosa que permita a los sindicatos imponer un paro activo nacional y un plan de lucha con toma de fábricas y ministerios para derrotar el plan del FMI.
La Terre es una cooperativa de Mendoza formada por sus trabajadores, este emblema del sector de la alimentación dedicada al procesamiento de hortalizas frescas y productos agroindustriales fue recuperada y puesta en marcha a partir de la quiebra en 2014 de las ex industrias Matas.
En ese entonces la quiebra dejó sin empleo a más de 400 trabajadores y luego de varios años de peleas con los diferentes gobiernos y múltiples presentaciones ante juzgados y la justicia, un grupo de trabajadores de la ex Matas que resistió en la planta y conformó la cooperativa, logró la puesta en marcha de la producción y abastecimiento a otras industrias. Hoy, por intermedio de la justicia burguesa, la jueza de Concursos y Quiebras, la Dra. Gloria Cortez comenzó un proceso de subasta de la empresa adjudicándola al empresario del ajo, Mariano Ruggeri, pese a las distintas acciones tomadas por los obreros resistiendo incluso posibles desalojos por parte de las fuerzas represivas del Estado mendocino.
Esto demuestra el carácter de clase que posee la justicia y las instituciones del Estado frente a los problemas de los trabajadores. Todo el esfuerzo realizado por los obreros de La Terre durante estos años para renovar las líneas de producción y levantar la planta, resistiendo ataques de empresarios, la inactividad intencional de los gobiernos radicales y peronistas y la nula respuesta de los sindicatos ligados a la alimentación, pretende que vuelva a las manos de la propiedad privada y los empresarios interesados. El cuento lo conocemos todos en Mendoza: los empresarios pymeteros funden las fábricas, dejan tirados a los laburantes, las cooperativas o el Estado provincial sanean las cuentas, levantan la producción, y aparecen otra vez los parásitos a pretender que les devuelvan los medios de producción. Hay que dejar en claro que el interés de los monopolios y grandes empresarios es evitar cualquier mínimo avance, presionando política y judicialmente a los representantes de turno, haciendo que todo vuelva a manos del capital privado. Debemos tener en cuenta que el sector (uno de los que más trabajadores informales posee en la provincia junto con la viticultura) está padeciendo la crisis económica que atraviesa la Argentina, la caída de la actividad industrial, la destrucción del salario impuestas por el gobierno de Macri, Cornejo y actualmente los patrones del sector también pelean por cuotas del mercado mundial para no ver caer sus ganancias, un claro gesto de cómo se mueve el capital y sus funcionarios cuando se trata de levantar su beneficio y poder obtener una mayor renta a costa de los trabajadores.
Hoy, se prepara el estreno de un nuevo gobierno de Cambia Mendoza con Suarez en la gobernación, haciendo lobby no sólo para ver el futuro plan de gobierno sino también quién se queda con la empresa. Pero se debe tener en cuenta que la gestión de Cornejo desde el 2015, con la abierta colaboración del peronismo provincial y kirchnerismo vienen imponiendo su plan antiobrero y de ajuste. Atacaron constantemente los convenios colectivos y las paritarias, despidos y desguace de organismos estatales. Los trabajadores de la industria y los servicios siguieron el mismo camino con la reforma de la Justicia laboral, en perjuicio de los trabajadores y a tono de los intereses de las ART y las patronales, quienes suman un nuevo ataque a los trabajadores de la Terre.
Ante semejante ataque debemos proponer un plan no solo para que los trabajadores de la cooperativa triunfen sino para salir de la crisis. Este conflicto expone la lucha por defender el derecho al trabajo por sobre el derecho de propiedad privada de los medios de producción. La decisión de los trabajadores de Terre de resistir la orden de desalojo, y defender sus fuentes de trabajo, pueden volverse una importante referencia para todos los trabajadores de la rama agroindustrial y de la alimentación, muy castigados por los despidos y cierres de plantas (La Campagnola; La Colina; Alco-Canale, etc.). En lo inmediato ya generó una enorme confluencia de sectores sindicales, sociales y políticos en apoyo a la lucha de la Terre.
Si los empresarios atacan, debemos llevar el conflicto hacia ellos para forjar la unidad obrera y poder desarmar los planes de patronales interesadas como Ruggeri. Realizar manifestaciones en las plantas donde ellos producen o incluso llevar el conflicto a otras fábricas del sector para impulsar la solidaridad de los trabajadores de la rama, abrir un proceso de deliberación en los lugares de trabajo sobre cómo enfrentar los planes patronales de descargar la crisis sobre nuestros hombros, y preparar un plan de lucha conjunto para golpear con un solo puño. Hay que desarrollar la experiencia de la organización obrera hacia otras fábricas y ajeras para poder combatir con mayor fuerza el ataque del estado burgués y las patronales. Desde Terre se puede motorizar esa tarea imperiosa.
A lo largo de estos años los obreros y trabajadores hemos construido nuestros bastiones y nuestras bases, utilizando todo en la lucha contra la democracia burguesa: los sindicatos, clubs de formación, partidos. Debemos apoyarnos en esas bases para enfrentar la injerencia de la justicia en nuestras organizaciones y poder luchar contra el ataque que viene perpetrando el gobierno nacional, provincial, las patronales y el FMI.
Los burócratas sindicales son una pared de contención, aceptando acuerdos salariales a la baja, o metiendo nuestros reclamos en los ministerios para desgastarnos y así evadir preparar un plan de lucha. Incluso algunos sindicatos llaman a evitar la calle para no interrumpir al futuro presidente de la nación. Toda una política nefasta en medio de semejante crisis.
Hay que llevar adelante un programa preciso de acciones en común con otros sectores y organizaciones haciendo que la CGT y gremios como la alimentación o comisiones internas combativas llamen a paro para que la Terre mantenga su fuente de trabajo. Se hace urgente discutir una salida obrera a la crisis y los métodos y acciones para imponerla, para ello solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas.
Aún atrapado en el entramado de la institucionalidad burguesa, dictando medidas provisorias (decretos transitorios con fuerza de ley) que luego caen total o parcialmente, ora por la propia ineptitud del gobierno, ora por los roces internos de las camarillas militares y de fanáticos reaccionarios en el seno del Planalto, el gobierno de Jair Bolsonaro no consigue avanzar decididamente en su plan de gobierno ni menos hacer repuntar la economía.
Ya los pronósticos del propio gobierno apuntan a un crecimiento menor al 1 % mientras preparan su plan de privatizaciones a la espera de inversionistas internacionales.
Las mismas cifras oficiales dan un repunte del empleo formal para el mes de agosto ( el primer repunte desde el 2014) de 121 mil puestos de trabajo. La mayoría de este aumento se dá en áreas del comercio minorista, actividades de temporada y trabajadores por cuenta propia. El rasgo distintivo del incremento del la ocupación es la utilización creciente el contrato de trabajo “intermitente”, aquel que fué aprobado con la reforma laboral impuesta por Temer, que estipula como único derecho laboral el pago de la hora de trabajo equivalente al salario mínimo. Estas cifras que pretenden ser presentadas por el gobierno como un síntoma de reactivación económica no son más que una gota en el océano de precariedad y desocupación en el que se encuentra la clase obrera brasilera. De 93,6 millones de ocupados, mas de 33,6 millones son trabajadores informales. El 41.4 % se encuentra subocupado. El desempleo se ubica en 11,8% lo que significa una friolera de 12,6 millones de desocupados, de los cuales casi el 30 % son desempleado crónicos estructurales, que llevan más de 2 años sin encontrar trabajo. Los empleos creados han sido en su gran mayoría con el salario mínimo. En lo que va del 2019 el salario promedio aumentó 1 real! situándose en 2298 reales (unos 520 U$) para aquellos con contrato formal y jornada completa [una vez más según cifras oficiales, dataFolha].
Las disputas abiertas entre las distintas facciones burguesas han ralentizado los planes del gobierno para hacer pasar rápidamente la reforma previsional, la impositiva, así como el ajuste de los gastos estatales para reducir el déficit.. Las constantes negociaciones con los estados federales llegan a puntos muertos. Ya los prefectos de varios Estados completamente desbordados por la crisis, y sin poder cumplir con el techo de gastos, ensayan fórmulas para plantear una reducción de jornadas y salarios para los empleados públicos, descargando la crisis sobre este sector de trabajadores.
El pesimismo de la burguesía brasilera se hace sentir. Ya ha perdido la euforia inicial y no espera que el plan, impuesto por el imperialismo y el FMI, de ajuste y reformas estructurales vaya a surtir efecto alguno. Y es que las perspectivas de profundización de la crisis internacional y una potencial entrada en recesión de la economía norteamericana, vuelven obsoletos los planes del gobierno de Bolsonaro de alineamiento incondicional al amo del norte. Y es que sus desvarios diplomáticos enfrentándose a la burguesía “ecologista” del imperialismo europeo, respaldándose en la administración trumpista, apoyado en los sectores financiero, agropecuario y minero, tiene como base el intento de la reactivación de la mano del capital financiero que ve como riesgosas las operaciones de inversión pese a los ofertones privatizadores en marcha (como el plan de licitaciones del presal para la explotación de hidrocarburos en el litoral). Baste como ejemplo el congelamiento en el reparto de dividiendos a los accionistas de la empresa Vale, quien a principios de año provocó en una de sus explotaciones en Mina Gerais la ruptura de un dique de contención de relaves ocasionando, según registro creciente, 249 muertos y 21 desaparecidos, además de los daños generados en las poblaciones colindantes. Situaciones como ésta, sumadas a la deteriorada infraestructura productiva, llevan al gigante sudamericano a un espiral de crisis sin salida.
Esta situación de estancamiento está reavivando las disputas interburguesas que ya comienzan a deslizarse al interior de las instituciones burguesas mostrando toda la descomposición del semi-estado brasilero como es la justicia, donde el el STF (supremo tribunal federal) sigue siendo un protagonista de las componendas interburguesas; hoy se encuentra revisando irregularidades en los procesos del Lava Jato no sólo apuntando al actual ministro de justicia (Moro) sino evidenciando la podredumbre de las instituciones semicoloniales.
La ofensiva reaccionaria
La presencia de las camarillas militares en el Planalto y la presión imperialista han desatado una fuerte ofensiva reaccionaria. Al ensayo de intervención del ejército en Rio de Janerio, algo sugerido directamente por el departamento de Estado norteamericano para varios países de la región, hay que sumarle el incremento de los asesinatos tipo “gatillo fácil” de la Policía Militar, además de milicias civiles que gozan de impunidad para actuar. La muerte por ráfagas policiales de Ágatha, una pequeña de 8 años, se suma a los 16 niños masacrados por la PM. En sólo lo que va del año se han registrado la friolera de 1250 muertes a manos de agentes represivos del Estado. Recordemos también a la consejal del PSOL Marielle Franco y Anderson Gomes asesinados por grupos paramilitares cercanos a la familia presidencial en marzo del año pasado.
Luego de la muerte de Ágatha el gobernador de RJ, Wilson Wizel retiró el incentivo monetario a los efectivos de la PM por “disminución de muertes de civiles en procedimientos”, dando con esto carta blanca para profundizar esta línea. En este contexto el ministro de justicia Sergio Moro se encuentra tramitando en el congreso un “paquete anticrimen” que contempla la reducción a la mitad de la pena carcelaria de los militares o PM que asesinen en servicio.
En momentos donde se profundiza la descomposición de la sociedad burguesa, la esencia del Estado burgués se manifiesta descarnadamente. La única política realista ante esta ofensiva represiva es luchar por la destrucción del Estado quebrando sus fuerzas de represión, la disolución de las fuerzas represivas como la PM y el fraccionamiento del ejército.
Esta orientación represiva viene acompañada de un ataque persistente hacia las organizaciones obreras y del movimiento de masas. Como ejemplo, el intento de desmantelamiento de movimiento sociales como el MST donde uno de sus principales asentamientos en Pernambuco, con 556 hectáreas, que posee viviendas, escuelas y hasta pequeñas unidades productiva está en vísperas de desalojo en un cambio de rumbo en la orientación del Estado burgués que regimentó dicho asentamiento en el pasado.
Además los ataque constantes al financiamiento de los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, no sólo constituyen un ataque a las organizaciones sino que ponen en entredicho la relación de estas organizaciones con el Estado y la imperiosa necesidad de luchar por la independencia del mismo.
Recuperar los sindicatos, forjar un programa obrero
La crisis de dirección revolucionaria se pone de manifiesto con agudeza en las distintas luchas obreras que resisten los ataques a los convenios, a las privatizaciones, a los planes de precarización, quite de conquistas, despidos etc. Un ejemplo de ello fue la lucha de los trabajadores de Correos donde el proyecto de privatización dejará miles en la calle. La dirección de la FENTEC y la FINDECT, convocó a huelga por tiempo indeterminado el pasado 11 de septiembre, la que según la propia burocracia fue “la mayor huelga en la historia de la categoría”; la misma fue levantada el día 17 con las manos vacías aceptando el llamado a conciliación del TST (tribunal superior del trabajo). El 24 de septiembre los trabajadores de San José do Campos-SP de la empresa Embraer (en proceso de venta a Boeing) entraron en huelga por tiempo indeterminado por aumento salarial y defensa del convenio colectivo. El día 25 la dirección levantó la huelga por los enfrentamientos entre los huelguistas y la PM que disolvía el piquete en la entrada a la fábrica. Lo mismo sucedió en la metalúrgica Gerdau, también de SJC-SP, saliendo a huelga el pasado 27 y suspendiendo la misma el 30 por el accionar de la PM, la patronal y los sectores rompehuelgas.
Es necesario impulsar una política activa por la unificación de las filas obreras. Las luchas contra los despidos y por la defensa del salario y las condiciones de trabajo, se enfrentan a cada paso con la crisis y decadencia del capitalismo. Es necesario que la clase trabajadora adopte un programa transicional para dar una salida a la crisis capitalista, enfrentado a la burocracia sindical, recuperando las organizaciones obreras, luchando por imponer el control obrero en las principales ramas productivas, y dirigiendo sus fuerzas para enfrentar al Estado de los patrones, poniendo en pie piquetes de autodefensa en cada huelga.
Lamentablemente corrientes de la izquierda que se reclaman trotskistas centran su orientación en la pelea por las “libertades democráticas” pretendiendo diferenciarse de las corrientes burguesas que luchan por la defensa de la democracia burguesa, en una disputa de “regímenes políticos dentro del Estado”, algo así como una vestimenta mas o menos reaccionaria que asume el aparato estatal según la relación de fuerzas (PSTU-LIT) y otros para consolidar un movimiento democrático que corra por izquierda al PT ante la “crisis orgánica nacional e internacional” (MRT-FT).
Es necesario reagrupar a la vanguardia con un programa revolucionario e internacionalista, que se dirija a influenciar a los sectores concentrados de la producción para una lucha por la independencia de clases, rompiendo con toda concepción nacional de la crisis y la revolución, luchando por la dictadura del proletariado y su extensión internacional. Es preciso que ante los acontecimientos en curso impulsemos una Conferencia Latinoamericana para discutir este programa en la perspectiva de la reconstrucción de la IV Internacional.
El pasado 17/09 la Justicia de Córdoba, a partir de una denuncia de la PROCELAC (Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos) determinó 15 allanamiento a distintas sedes del sindicato de Luz y Fuerza(LyF) y a la casa de varios dirigentes sindicales. Un ataque más del Estado burgués a las organizaciones sindicales como lo fueron también los allanamientos sufridos por el SURRBAC (recolectores), con dos dirigentes presos y la investigación en curso sobre la AOITA (trabajadores del trasporte interurbano).
En las últimas semanas hemos visto luchas de diferentes sectores, como LyF, la toma de Materfer (UOM), los acampes de las organizaciones piqueteros, marchas de las trabajadoras del Polo de la Mujer, paros y movilizaciones de docentes en solidaridad con los compañeros de Chubut y frente a las paritarias, asambleas en los hospitales provinciales, y las movilizaciones de los trabajadores del Molino Minetti. Schiaretti pretende mostrarse como garante de la paz social y de los negocios de los empresarios a los que representa en medio de la profundización de la crisis. La tarea principal del gobierno será mantener la provincia en orden, sacando a los trabajadores ocupados y desocupados, y en general a cualquier expresión de lucha frente a las consecuencias de la crisis, de la calle. Para ello utilizaran todos los mecanismos del Estado, como la Justicia con estas intervenciones a los sindicatos que en los últimos años han sido los de mayor presencia en las movilizaciones, o la persecución y procesamiento a 27 estudiantes de la UNC que protagonizaron la lucha educativa con tomas de facultades del año pasado, o directamente la represión como sufrieron el pasado 06/09 los compañeros de Luz y Fuerza, que vienen sosteniendo una lucha desde el año pasado contra la tercerización de áreas, contra la perdida de conquistas con la violación patronal del CCT y por el aumento salarial.
La devaluación ha golpeado duramente a las provincias debido al endeudamiento en dólares y la caída en la recaudación producto de la propia recesión. Schiaretti ya declaró que los números de la provincia están en rojo y que la variable de ajuste serán los estatales, así lo demuestra el aumento miserable de $3000 en dos cuotas, en negro, con suspensión de la cláusula gatillo y con una nueva negociación recién en noviembre, acuerdo que la burocracia de Pihen y Monserrat, a pesar de haber predisposición a la lucha en la base docente y de trabajadores estatales, han aceptado mansamente.
Las burocracias sindicales vienen siendo una pieza fundamental para la contención, no solo aceptando acuerdos salariales a la baja, o metiendo nuestros reclamos en los ministerios para desgastarnos y evitar preparar un plan de lucha (ejemplo de esto es la burocracia de la UOMA con los compañeros de Minetti), sino que también abren las puertas de nuestros sindicatos para la intervención directa del Estado como Suárez y Saillén que apenas se enteraron de la denuncia corrieron a presentarse ante la Justicia para ponerse a disposición, o en la AOITA donde una de las listas de la burocracia, que se disputaba la conducción del gremio y que finalmente ganó las elecciones, fue la que presentó las denuncias, utilizando la Justicia burguesa para dirimir sus internas.
Los trabajadores necesitamos organizarnos para enfrentar con toda nuestra fuerzas el ataque que vienen perpetrando el gobierno nacional, provincial, las patronales y el FMI y para ello es indispensable la independencia de nuestras organizaciones del Estado y sus instituciones. Se hace urgente barrer a la burocracia traidora que permite la injerencia de la justicia en nuestros sindicatos. Como buen burócrata Suárez defiende la Ley de Asociaciones Profesionales, esa pesada herencia peronista que permite que el Estado intervenga y conozca todos los movimientos de nuestras organizaciones sindicales. Somos los trabajadores quienes debemos revisar los libros contables del sindicato, deliberando al interior de nuestra organización cuales son las medidas a adoptar ante las irregularidades. Los delegados de base junto con los trabajadores deben ejercer un férreo control sobre las conducciones sindicales, Suárez y Cia deben rendir cuentas ante los trabajadores y no ante la justicia burguesa.
Los trabajadores de la rama energética tienen una importante centralidad y deben estrechar lazos con el conjunto de los trabajadores industriales que también salen a enfrentar la crisis. En Córdoba los trabajadores del Molino Minetti vienen protagonizando un duro enfrentamiento a la patronal por el pago de salarios, discutiendo incluso poner a producir la fábrica y quedarse con la venta para poder cobrar sus quincenas, pero este plan se vio interrumpido ya que EPEC dictaminó el corte de luz por falta de pago. Los trabajadores lucifuerzistas son quienes pueden garantizarle a los compañeros de Minetti la electricidad para que puedan sacar la producción.
Mientras los Fernández nos piden que solo nos expresemos en las urnas y esperemos al recambio, ellos ya se apresuran a hacer lobby con el FMI para renegociar la deuda a cambio de aplicar las recetas del Fondo para aumentar la superexplotación de nuestra clase: reforma laboral, previsional, educativa, etc. Se hace urgente discutir una salida obrera a la crisis y los métodos y acciones para imponerla, para ello solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas. Debemos imponer a las CGTs y CTAs un Congreso de Delegados de Base con Mandato, que discuta un programa basándose en la deliberación en asambleas del conjunto de nuestra clase.