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El salto del dólar de principios de marzo viene a ratificar la debacle económica en que está sumido el país. No es necesario repetir las cifras de la inflación que crece mes a mes, de la recesión, la devaluación y la crisis industrial. Las consecuencias sociales son también evidentes. El gobierno está francamente en crisis. A falta de una base social sólida, su único apoyo viene del FMI, que en los hechos dirige la política económica de la Argentina capitalista.

Es importante señalar que, con sus millones y su programa de “estabilización monetaria”, el FMI no sólo imparte órdenes al PRO y a la maltrecha coalición Cambiemos; también el conjunto de la oposición patronal ha sido disciplinada por el organismo imperialista. Desde el Peronismo Federal y sus nuevos aliados del “progresismo” del PS y el GEN, hasta los K con Kicillof como vocero, pregonan el respeto por el repago de la deuda externa. Eso sí, luego de una renegociación, que a las claras es inevitable hasta si retuviera la silla de Rivadavia el buitre amarillo Macri.

De hecho, las “renegociaciones” las viene haciendo el propio gobierno desde el fracaso del 1º plan propuesto el año pasado. La última la encabezó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en su gira por EE. UU. la semana del 11 de marzo, donde fue a pedir más margen para el control del dólar tras la última corrida en busca de un guiño favorable en la carrera electoral. Obtuvo la autorización imperial para que el Tesoro venda U$S 9.600 millones con fines fiscales, no cambiarios, es decir, un artilugio para eludir la prohibición de intervención del Banco Central en el mercado cambiario cuando la cotización del dólar permanezca dentro de las bandas de flotación libre, entre un mínimo y un máximo (El Cronista, 14/3). El gobierno pretendía conseguir autorización para acotar el espacio entre las bandas, mientras los sectores más ortodoxos y técnicos del Fondo defienden la flotación libre pura, sin bandas. Finalmente, Dujovne consiguió el OK para buscar mantener bajo control el dólar a través de este acuerdo, que está por verse si será suficiente para maquillar hasta las elecciones la crisis estructural de la economía semicolonial que enfrenta el gobierno. La parada en Washington no fue trivial: además de una sede del FMI ahí está la Casa Blanca, sede del gobierno yanqui, los que inclinan la balanza dentro del Fondo para que éste continúe sosteniendo al macrismo. Es parte de la estrategia trumpista de recuperar posiciones en Latinoamérica.

 

El dólar y el garrote

El disciplinamiento a las fuerzas políticas burguesas que impone el imperialismo a través de los dólares del fondo es parte del plan burgués anclado en intentar meter todas las contradicciones generadas por la debacle económica y social en la trampa de las elecciones de la democracia para ricos. Para esto, han elaborado un extenso calendario de elecciones municipales y provinciales hasta llegar a las PASO, a las presidenciales de octubre y, eventualmente, al ballotage. El señor Cardarelli (FMI) vino a hablar con todos los personajes de la política patronal para intercambiar opiniones sobre el tema. También conversó con la burocracia sindical de la CGT, que está claramente disciplinada, como muestra su tregua y el plan de llevar todo a las urnas detrás de alguna variante peronista, como sistemáticamente declaran sus principales dirigentes. Hasta vacilan en el llamado a la inocua marcha del 4 de abril, por el temor de los sectores más dialoguistas de que una acción típica de descompresión de la burocracia pueda servir para que se exprese la bronca de las bases obreras o para la intervención independiente de la vanguardia.

Vemos entonces un rol más político del FMI, que se preocupa no sólo de los fríos números de la especulación financiera y de que le devuelvan los dólares de los préstamos, sino también de aportar a una salida política desde el punto de vista burgués. Así las cosas, el rol de Macri queda reducido al de mero administrador del ajuste, que se limita a enviar a sus emisarios como Dujovne a regatear medidas limitadas que apuntan a evitar que empeore su imagen en el año electoral para intentar retener su lugar en la Casa Rosada. Sin embargo, lo central no son este tipo de medidas sino lograr el avance del fortalecimiento del aparato de represión del Estado burgués, último resorte de la burguesía y el imperialismo para lograr hacer pasar la agenda de reformas que tienen pendientes: completar la reforma previsional, imponer la reforma laboral, avanzar en las reformas educativas y sanitarias, etc.

 

Danza de candidatos

La crisis económica y el acelerado deterioro del poder del presidente se replican en los cada vez más frecuentes cuestionamientos provenientes de los sectores patronales. Y esto también se refleja en el armado Cambiemos, con un ala de la UCR desafiando los designios electorales de Macri en diferentes provincias. Desde el desdoblamiento de las fechas electorales provinciales en Corrientes, Jujuy y Mendoza, hasta la derrota del “colorado” McCallister en La Pampa y la directa desaparición de Cambiemos en Córdoba por el desafío de los radicales alineados detrás del intendente de la capital, Mestre.

En el peronismo huelen sangre y también se aprestan a definir una candidatura capaz de ganar la presidencia. El kirchnerismo intenta consolidar una alianza con el PJ, unidad a la que se han sumado hijos pródigos, provenientes del viejo duhaldismo, como Alberto Fernández y Felipe Solá. Schiaretti, Pichetto y Urtubey, del peronismo federal, aparecen como el ala dura que pone a Kristina como límite, aunque ya hemos visto lo flexible que son los límites de los políticos patronales. Massa es un gris entre estas 2 líneas pejotistas.

El verano también hizo aparecer a la figura de Lavagna, ex ministro radical, duhaldista, K y luego nuevamente candidato de la UCR. Uno de los llamados “expertos” capaz de ponerse todos los trajes, además de ser uno de los arquitectos de las anteriores “renegociaciones” con el FMI bajo Néstor. Lavagna aparece como el candidato del establishment y con un discurso de unidad nacional, contando con el apoyo de parte de la burocracia sindical peronista (Barrionuevo), un sector de la UCR, un sector del PJ y el progresismo criollo. Para lograr armar su proyecto, debería buscar la forma de dirimir cargos con el sector por ahora más cercano a su espacio, es decir, el peronismo federal.

El contenido de estos reacomodamientos es, al tiempo que intentan meter a las masas en el escenario electoral, preparar al sector burgués encargado de cumplir con el FMI a partir del 2020, cuando hay que empezar a pagar los préstamos. Ninguno de estos personajes puede garantizar algo diferente al avance del ajuste y la ofensiva para descargar la enorme transferencia de plusvalía que la burguesía se ha comprometido a realizar a favor del imperialismo en el próximo período.

 

Perspectivas de la lucha de clases

Mientras se profundiza la recesión y las políticas exigidas por el Fondo afectan a sectores patronales aliados al gobierno (ejemplo, retenciones a las exportaciones), las patronales buscan negociar a través de medidas como los preventivos de crisis o el cierre de plantas específicas. Pretenden lograr concesiones de Macri y/o de la burocracia sindical, para que los trabajadores paguemos la cuenta de su bancarrota, que en muchos casos es un simulacro (Coca Cola, Cofco ex Nidera, automotrices). Al mismo tiempo, la caída del salario real de 2018 no piensan compensarla y las próximas paritarias estarán mediadas por la política electoral, por un lado, y el avance de la recesión con inflación por el otro. Están planteadas luchas duras, en medio de la tregua de las centrales sindicales.

En este escenario, el electoralismo de la izquierda es doblemente criticable, ya que no preparan a la vanguardia para las tareas que se le presentan. Volveremos a ver cómo el FIT y sus corrientes integrantes, así como el Nuevo MAS, convierten el programa de transición en una plataforma electoral, basada en medidas a ser tomadas por el Estado burgués. El primer paso es alertar contra la trampa, y poner foco en la necesidad de romper la tregua de la burocracia y armarnos con un programa de transición que de respuesta a los ataques de las patronales y los gobiernos.

Contra los preventivos de crisis, levantar la apertura de los libros de contabilidad y el control obrero de las ramas por los delegados y las internas combativas. Mostremos que las crisis que denuncian los empresarios no son tales, o si existen, de quién es la responsabilidad y declaremos la bancarrota de un sistema social en putrefacción. Contra los despidos y suspensiones, impongamos las escalas móviles de horas de trabajo y salarios y la reincorporación de todos los compañeros despedidos. Por la efectivización o pase a planta de todos los compañeros precarizados. Para enfrentar los tarifazos y la debacle de los servicios de transporte, energía, salud y educación, impongamos el control obrero de esas palancas fundamentales de la vida social.

Para imponer estas reivindicaciones a través de un plan de lucha que comience con un paro general de 36hs. es necesario recuperar los sindicatos de manos de la burocracia. Por un Congreso de Delegados de Base de la industria, los servicio y estatales, que nos permita unificar a la vanguardia en la deliberación de un programa de salida obrera a la crisis. A través de esta actividad de agitación y organización de una vanguardia proletaria dispuesta a enfrentar los designios del imperialismo en América Latina podremos avanzar en la construcción de un partido revolucionario, sección de la IV internacional, herramienta irremplazable en la lucha por el poder de la clase obrera.

Realizamos el 3º encuentro del curso preparando la jornada de lucha a 43 años del golpe cívico-militar.

No olvidamos.

No perdonamos.

No nos reconciliamos.

Continuamos la lucha antiimperialista.

Fuera el FMI, abajo el macrismo.

Javier Madanes Quintanilla, dueño de FATE, quiere asestar un duro golpe a los trabajadores del neumático y su sindicato SUTNA, que ha sido recuperado por la izquierda (PO, PTS, PRC) en 2017, echando a la burocracia. Para esto, Madanes usa la misma metodología que Coca Cola y Carrefour. Presentó un Proceso Preventivo de Crisis (PPC) en la Secretaria de Trabajo y solicita al gobierno su aprobación para despedir masivamente, y avanzar sobre las condiciones de trabajo.

Al cierre de esta edición, los compañeros de Fate vienen de realizar una enorme asamblea general. Una verdadera demostración de fuerzas y unidad. Allí, resolvieron rechazar de plano el preventivo de crisis, así como cualquier despido y defender las condiciones de trabajo. También, se votó reclamar justicia por Daniel Fernández, trabajador tercerizado recientemente muerto cumpliendo tareas laborales. 

Este ataque patronal en Fate, no es un rayo en un cielo sereno. Se desarrolla en medio de una crisis industrial que no cesa. Con despidos a lo largo y ancho del país, paritarias a la baja, tarifazos, etc. Un espiral de hambre y desocupación para el pueblo desatado por la redoblada presión imperialista en la región que ejecutan Macri y los gobernadores al servicio del FMI; y que cuenta con la absoluta complicidad de burocracia sindical.

 

Madanes teje un acuerdo y es contra los obreros

 

Uno de los empresarios más ricos del país y también dueño del gigante del aluminio Aluar, como Javier Madanes Quintanilla, por supuesto que no da puntada sin hilo. Uno de los ejes que busca con el PPC es presionar al gobierno para lograr concesiones impositivas. Aquí Madanes actúa también como lobista de toda la industria del neumático, donde dice que por los impuestos y las políticas económicas (apertura a las importaciones) y la competencia, la tonelada de neumáticos bajo de 4500 a 3500 dólares el valor embolsado, lo que le implicó una menor rentabilidad. Ya el gobierno, se comprometió a realizar ciertos cambios por sus pedidos.

Pero lo que está tejiendo de fondo Madanes centralmente, es un acuerdo político con el gobierno nacional para llevar adelante el ataque contra los trabajadores. La patronal busca fortalecer su propia “competitividad” (bajar el “costo laboral” y mayor superexplotación) en relación a sus competidores en Argentina y en el exterior (Brasil, centralmente). Para esto, debe doblegar a un sindicato que no está dirigido por la burocracia sindical sino por la izquierda y que es un obstáculo para sus planes. De aquí, que necesita del gobierno y su aparato represivo más que cualquier otra cosa.

Para los trabajadores, la dura batalla en ciernes impone la necesidad de pegar un salto en la organización de todo SUTNA. A la asamblea en FATE, se debe continuar con un plenario de delegados con mandato de todo el neumático y una asamblea general. El sindicato debe actuar como un solo puño, no solo para “mostrar fuerza” sino para que se discuta el conjunto de las reivindicaciones del gremio, empezando por la lucha contra el PPC en Fate y votando un programa de acción frente a la crisis industrial. Y, sobre todo, impulsado un plan de lucha. Un paro nacional del neumático sería una referencia para el resto del movimiento obrero y una primera medida contundente en defensa de los puestos de trabajo en FATE.

Todos los sectores de la vanguardia obrera y la izquierda debemos apoyar incondicionalmente con todas nuestras fuerzas a la lucha del SUTNA recuperado, sus resoluciones y acciones; incluyendo la organización de la autodefensa bajo la disciplina obrera.

 

Sobre el programa y la orientación

 

En relación a la orientación, consideramos que ha sido un acierto de la dirección del SUTNA haber puesto el eje, desde un principio, en denunciar a Madanes y su holding de empresas por su absoluta solvencia económica para sostener los salarios y los puestos de trabajo. Hace falta dar un paso más. Para golpear sobre el burgués y su acumulación y doblegarlo, es necesario atacar donde le duele, en la producción. Avanzar en un plan de lucha conjunto con los trabajadores de Aluar y su comisión interna (y en lo posible otras empresas del grupo), con asambleas simultaneas primero, luego paros y un pliego de reclamos conjunto, sería un gran paso en este sentido; exigiendo la apertura de los libros de todo el Grupo Madanes, no ya con el ministerio mediante (que es su aliado natural) sino enfrentado directamente a la patronal.

“Madanes no tiene crisis, los trabajadores sí” ha sido una de las consignas principales que viene levantado la dirección del SUTNA. Desde la COR creemos que esta consigna es incorrecta. La vanguardia obrera debe intervenir con claridad ante la situación. La crisis no la tenemos los trabajadores sino los capitalistas, y esta no es “nuestra” crisis. En esto hay que ser claros, porque si no, se desprenden dos políticas distintas. Una, la de como “salir” de la misma -lo que lleva a una confluencia con los capitalistas- y la otra, que es de al de enfrentarla con plena independencia de clase.

En el debate de argumentos con la patronal también se abrió el tema del costo laboral en Brasil, por ejemplo. Esto plantea la necesidad de estrechar lazos con los trabajadores del neumático del otro lado de la frontera, haciendo un llamado concretamente a los sindicatos y trabajadores (de Brasil y de otros países de la región) a unir la pelea contra los multinacionales y los capitalistas “nacionales” del ramo.

 

Un programa obrero como guía para la acción revolucionaria de todo la clase obrera

 

 El SUTNA recuperado debe plantear un programa a la altura de crisis. Hay una posibilidad inmejorable desde este sindicato industrial recuperado de propagandizar, organizar y luchar por un programa obrero como guía de acción revolucionaria de toda la clase obrera.

Un programa así, debe partir de rechazar contundentemente los despidos o suspensiones por “baja de producción o rentabilidad” oponiéndole la escala móvil de horas de trabajo en toda la rama (no solo en Fate) para defender los puestos. Que los trabajadores controlemos la duración de la jornada laboral. De esta forma, se pueden defender no solo los puestos de trabajo ante las bajas o subidas de producción, sino incluso, imponer el ingreso de desocupados a las fábricas, ayudando a reducir la desocupación. Esto demostraría a la sociedad la fortaleza de un programa obrero. Levantando la lucha por un salario igual a familiar y su indexación por la inflación; tirando abajo los contratos y escalas por empresa, levantando un contrato único de la rama que ponga fin a la tercerización. Por la apertura de los libros contables de las empresas y el control obrero de la producción.

Con este programa el SUTNA puede dirigirse a otras ramas de la industria íntimamente relacionadas, por ejemplo, como la automotriz, metalúrgica y el caucho, donde los trabajadores también vienen sufriendo cierre de empresas, despidos y suspensiones masivas. Así presentar una alternativa a la burocracia, haciendo un llamando a los trabajadores a revelarse contra ella y por la unidad para enfrentar con más fortaleza el ataque contra nuestra clase.

Mientras los partidos patronales y la burocracia se juegan a sacar la lucha de clases de la producción y llevarla a las instituciones y del estado, la izquierda revolucionaria debemos intervenir levantando un programa de transición. Limitando de forma consciente y con la lucha encarnizada el derecho de los capitalistas a disponer de sus bienes, peleando por el control obrero, por un programa para enfrentar concretamente a los capitalistas, para evitar que descarguen su crisis sobre nuestros hombros y hundan a los explotados en el hambre y la desocupación. Por supuesto que éstas, son premisas fundamentales también, para la unidad de la vanguardia obrera en el camino de la construcción de un partido revolucionario e internacionalista de la clase.

 

Enfrentar ahora la tregua de las centrales

 

La burocracia sindical peronista quiere sembrar la idea de que no se puede hacer nada y solo resta esperar a octubre, como lo dijo recientemente el mismo Héctor Daer. Desde el otro sector, el del 21F, el moyanismo, la corriente Federal, SMATA y las CTA sostienen lo mismo; y llaman a marchar con las cámaras patronales el próximo 4 de abril, mientras niegan la convocatoria a un paro nacional. Temen como la peste la irrupción independiente de la clase obrera, que pueda herir de muerte el pacto de recambio burgués ordenado entre el Macrismo y la oposición (PJ y K) y se abra el escenario de una lucha de clases abierto, y con un régimen deslegitimado y en crisis.

Somos los sectores antiburocráticos los que debemos dar pasos en impulsar la intervención independiente de la clase obrera en la situación. ¡Hay que preparar concretamente el paro nacional que la burocracia se niega a llamar!

La lucha de FATE y del neumático es una pelea testigo y como decimos más arriba el SUTNA debe pegar un salto en la organización y en las tareas ante la crisis. Es ahora. Un llamado del SUTNA al conjunto de los sindicatos recuperados, internas antiburocráticas y de lucha a nivel nacional para preparar y convocar a plenarios regionales y nacionales con mandato de base (no ya reuniones superestructurales); que se proponga organizar en las fábricas, los sindicatos y centrales sindicales una pelea contra la burocracia por imponer el paro y plan de lucha nacional, sería un gran paso para la clase trabajadora en la situación. Desde la COR peleamos por la unidad de la vanguardia obrera y por un programa para una salida obrera y socialista a la crisis.

 

Finales del 2018 y el comienzo de este año expresaron un claro agravamiento de la recesión económica que viene golpeando fuertemente, desarrollando una clara crisis Industrial y una situación donde se profundizaron los despidos masivos en las grandes fábricas y sectores de servicios.

La política de Cambiemos junto a sus cómplices del PJ, bajo los designios del FMI sólo traen más ajuste y represión para los trabajadores.

En el transporte Ferroviario, en casi todos los ramales desde hace años se vienen produciendo los despidos "por goteo" y en los que dependen directamente del estado (Trenes Argentinos) también se redujo personal con la política de los retiros voluntarios.

Mientras Macri y cambiemos desarrollaban la famosa cumbre del G20, con los garantes del orden mundial, Ferrovías publicó por primera vez una lista de 29 trabajadores pertenecientes a "Decafh", es decir, al grupo de trabajadores que lucharon y pasaron a planta permanente, informando que eran desvinculados de la empresa.

Después de más de dos meses de lucha, los compañeros fueron reincorporados y los despidos quedaron sin efecto. Vamos a repasar algunos jalones de este importante triunfo, y cómo nos tiene que fortalecer para llevar adelante con más fuerza las tareas que venimos preparando.

 Desde el 29 de noviembre, que la empresa dio la noticia que despedía a 29 compañeros, comenzamos un proceso de organización, convocándonos en la Seccional del sindicato más de 300 trabajadores de todos los sectores. Una convocatoria garantizada sobre todo por la oposición, en la que se hicieron presentes algunos sectores disidentes de la verde y sólo una minoría de delegados que responden a la burocracia sindical, pero que ni siquiera tomaron la palabra y en adelante desaparecieron de todo el proceso.

Se expresó allí una clara disposición a la lucha y que los despidos no iban a pasar fácilmente, todo lo contrario.

Producto de esta presión, a diferencia de los otros ramales y de casos como el de Ferrobaires, la burocracia se vio obligada a convocar a un paro de actividades de 24 horas, paro que nunca efectivizó debido a que aceptó, una tras otra, las conciliaciones dictadas por la secretaria de trabajo. Primero, obligatorias; luego, voluntarias.

Este ataque fue una clara demostración de que el macrismo está en una avanzada más fuerte sobre los sectores de servicios como lo vemos con los compañeros aeronáuticos, telefónicos, etc.

Los ferroviarios de la COR intervinimos en esta lucha con la idea de organizar al activismo, de ir a una pelea por la base para poder golpear a los empresarios en donde más les duele, que es en la producción, por eso era necesario garantizar medidas de fuerza contundentes para que la empresa tenga que retroceder. 

Se debatió y se votó en asamblea que si se consumaban los despidos era necesario meter a los compañeros dentro de la empresa (algo que en Ferrovías ya hizo años anteriores logrando la reincorporación) y garantizar el paro de actividades. Se tuvo una política hacia los trabajadores de la zona, no como "usuarios" esa categoría amorfa, sino como trabajadores que utilizan el servicio, y una clara política hacia toda la oposición ferroviaria para que la lucha no quede restringida a un ramal y enfrentar en unidad, a la trilogía siniestra de empresarios, estado, y la burocracia sindical.

Quedó demostrado un camino alternativo para pelear, ya que no hay recetas y que el intento de conmover a la opinión pública y el eje en los medios de comunicación no son el camino correcto.

Una vez más se dio un proceso así en el Belgrano Norte, que fue protagonista de paros con cortes de vía por la equiparación salarial, fue el único ferrocarril que hizo paro con corte de vía ante el asesinato de Mariano Ferreyra, y donde pasaron a planta permanente el 100% de los ex trabajadores tercerizados. También donde se enfrentó una dura represión, cuando  se peleó por los tickets canasta,  pelea que hoy todos los ferroviarios saben que es justa.

Este triunfo debe ser un acicate para la pelea contra todos los despidos en el ferrocarril, sobre todo para los compañeros del Roca que vienen sufriendo una ola de despidos, y que ahora se ha transformado en una caza de brujas directamente desvinculando sin causa a compañeros activistas que militan en la oposición.

 

Contra los despidos y el tarifazo

 

Los compañeros de la lista roja han hecho una propuesta en este sentido a todos los trabajadores del transporte, incluyendo por supuesto a los compañeros de la minoría del subterráneo, a los trabajadores colectiveros sobre todo a los de la línea 60, a los ferroviarios de todos los ramales, etc. Ante los despidos crecientes y los tarifazos decretados por el gobierno nacional, hacer una reunión en común para lanzar una campaña unitaria contra esta política de ajuste, que tenga como primer punto que el boleto de ida y vuelta al trabajo lo costeen las patronales. A las ya irrisorias paritarias que se comen cada vez más nuestros salarios, el aumento de todos los boletos es un ataque mayor al valor de la fuerza de trabajo a lo cual tenemos que oponernos. La burocracia ha hecho demagogia contra los aumentos e incluso hizo una movilización testimonial, pero siempre tras la idea de que los trabajadores confiemos que votando a un mejor verdugo podemos sortear la crisis. La lista roja del Belgrano Norte plantea que la campaña debe estar ligada a la apertura de los libros contables de los empresarios, el control obrero, y con plena independencia política de los trabajadores, para que la crisis la paguen los capitalistas. Es Necesario dar pasos concretos en este sentido.

 

Enfrentar a la burocracia sindical con un programa obrero

 

La burocracia de Sasia es la continuidad de la política de Pedraza. Pero es evidente que estos dirigentes profundizaron las ataduras de los sindicatos y han dado saltos cualitativos en su integración al Estado. En los servicios fue el Kirchnerismo el que logró avanzar en este sentido, metiendo a los dirigentes sindicales en los directivos de las empresas con las leyes de Cristina y Randazo. Esta integración se hizo más explícita cuando estás burocracias apoyaron todas las políticas de Cambiemos. Hay que barrerlos de nuestras organizaciones y recuperar los sindicatos para transformarlos en verdaderas organizaciones revolucionarias, que luchen contra el estado. Pero para eso es necesario preparar una alternativa de dirección, que se preparé estratégicamente pero se fogonee en las peleas cotidianas. El Cuerpo de delegados del Sarmiento y la Seccional Oeste dirigidas por la lista bordó se han solidarizado con la pelea que se dio contra los despidos. Sin embargo creemos que aún está muy lejos de llevar adelante las tareas planteadas. La lucha en Ferrovías debió dar paso a un plan de lucha en todos los ferrocarriles y para eso la Seccional Oeste debe convocar a un plenario nacional de toda la oposición, que debata el programa y las medidas de acción a llevar adelante. Para nosotros es menester construir una oposición sindical revolucionaria, que plantee que no debemos esperar pasivamente, como lo hace la burocracia de la CGT, a que en Octubre gane un candidato peronista con un programa de conciliación de clases y de consumo interno. La lucha debe ser contra los capitalistas, el FMI y los partidos patronales. Por una salida obrera y socialista.

 

A 43 años del golpe cívico-militar nos encontramos en medio de una crisis mundial que sigue su curso. Donald Trump, desde la presidencia de EEUU, intenta recuperar la hegemonía de ese país en su patio trasero, como se ve de manera abierta con la injerencia en Venezuela. El gobierno de Macri, servil a los intereses yanquis, con acuerdo con el FMI y todo el arco opositor burgués, está queriendo imponer un ajuste, con despidos y carestía de la vida, lo cual ha generado cierta resistencia por parte de los trabajadores y el pueblo en general, como demostraron los acontecimientos del 14 y 18 de diciembre de 2017 en contra de la reforma previsional.

La situación en nuestro país muestra los efectos de la crisis de forma cada vez más descarnada, con un aumento de la pobreza, con una desocupación que rondaría el 10,5%, donde en el último mes se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo, donde la capacidad instalada de las fabricas se redujo al 50%, ha habido miles de suspensiones y se da una carestía de la vida que sigue en aumento, y, para agravar aún más el panorama, hay una dispersión de precios que estaría anticipando una crisis aun más aguda que el panorama descripto.

El gobierno de Macri está en un momento crítico como garante de los intereses de los negocios de la burguesía, de hecho, es el FMI quien dirige los principales resortes de la economía. Ese mismo FMI que en su última visita hizo una especie de casting para elegir al próximo verdugo en las elecciones presidenciales y todos los posibles candidatos les rindieron pleitesía –y, a lo sumo, en un rapto de combatividad dijeron que habrá que rediscutir el acuerdo con el FMI y nada más. El FMI también se reunió con la cúpula de la CGT, lo que ilustra quién dirige el país y a quién responde la burocracia sindical.

La coyuntura nacional muestra gran parte de las contradicciones no resueltas en la etapa anterior. Este 24 de marzo siguen estando los mismos actores que en la década del ’70 fueron a golpear la puerta de los cuarteles. Hoy, su fracción más consciente pretende saldar cuentas con la historia reciente negando el genocidio de Estado y tratando de imponer una nueva relación de fuerza. En el corto periodo de este gobierno, ya tenemos los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la represión a las luchas obreras y el procesamiento de luchadores, entre ellos los militantes del PO y del PSTU, con la detención de Daniel Ruiz y la persecución a Romero.

 Contra la dictadura del capital

Hace 43 años, las distintas fracciones burguesas, con el imperialismo norteamericano y la complicidad de las distintas instituciones del Estado como la Justicia, la Iglesia y el inestimable apoyo de la burocracia sindical y los partidos burgueses como el PJ y la UCR (entre los más importantes) se unían en la necesidad de derrotar físicamente a los trabajadores que pusieron en jaque el dominio burgués. Hoy todos ellos siguen atacando a los trabajadores, ya no con una dictadura militar, sino con los mecanismos de la democracia burguesa. Nosotros debemos ser conscientes que ambos métodos son parte de la dictadura del capital.

Por eso, este 24 de marzo marchamos de forma independiente de cualquier variante burguesa, levantando bien alto las banderas de la lucha de los trabajadores que dieron su vida combatiendo a la clase enemiga. Es tarea central de los revolucionarios preparar la venganza de clase y mostrar a las nuevas generaciones las lecciones del proceso histórico de los ‘70 y los elementos de continuidad en el momento actual. Debemos discutir un programa obrero de salida a la crisis. Es primordial defender la independencia de clase, ninguna confianza en los partidos patronales. Hay que impulsar el enfrentamiento a la burocracia sindical para expulsarla de nuestros sindicatos, porque fueron los cómplices para que miles de compañeros desaparecieran. Tenemos que atacar las bases del régimen burgués que está en la producción, enfrentar a esa clase que como empresarios crearon campos de concentración para asesinar a los compañeros. Demos una lucha implacable contra la Iglesia que bendijo a los genocidas. En definitiva, hay que preparar la lucha por el poder para destruir al Estado burgués, construyendo el Partido Revolucionario, como sección de la IV Internacional reconstruida.

 

Miércoles, 27 Febrero 2019 22:20

La Universidad de la crisis y el ajuste

Desde mayo del año pasado, el FMI gobierna nuestro país. Macri es un simple administrador del ajuste. Hemos visto las consecuencias desastrosas de esto: aumento de las tarifas, despidos, suspensiones, aumento de la precarización laboral, paritarias a la baja, aumento de la represión, etc. En este año electoral, el FMI se viene reuniendo con todos los sectores patronales opositores en campaña (PJ, Kirchnerismo, y hasta la burocracia sindical) para garantizar que sean las instituciones burguesas las que contenga la bronca que genera el ajuste. Es criminal llevar a confiar a la clase obrera y la juventud que pude haber una salida por medio de las urnas y el parlamento. Es necesario organizarnos desde ahora en los lugares de trabajo y de estudio para enfrentar el plan de Macri y el imperialismo.

En materia de educación, el ataque no se ha hecho esperar. El Ministerio de Educación ya ha lanzado su primera provocación del año para el sector de docentes universitarios otorgando de manera unilateral un 9% de aumento en dos veces y en negro, desconociendo las cláusulas de revisión que se firmaron el año pasado. En el sector No Docente, la federación FATUN ha cerrado nuevamente un acuerdo salarial no solo paupérrimo sino con sumas en negro. La ADIUC (sindicato docente de Córdoba adherido a la federación universitaria CONADU) se ha adherido al paro nacional del 6 y 7 de marzo, y amenaza con continuar con las acciones si no se mejora la oferta salarial.

 

Organizarnos para luchar

 

Venimos de la gran lucha universitaria de 2018, que tuvo uno de sus focos en Córdoba. La intransigencia patronal del gobierno fue enfrentada con semanas de paro y la toma de facultades y del Pabellón Argentina. Si bien la burocracia sindical K de la CONADU y el ADIUC terminaron cerrando un acuerdo aceptando un miserable 15% más 2 sumas en negro y las cláusulas de revisión, la bronca y la disposición a la lucha fueron innegables y se expresaron de forma masiva. Hoy, debemos prepararnos para conflictos aún más duros, dadas las restricciones presupuestarias que impone el pacto de vasallaje del gobierno con el FMI.

Es una tarea fundamental de los sectores que nos reivindicamos combativos discutir un programa que nos permitan superar a las direcciones que intentan llevarnos detrás de uno u otro bando burgués mientras dejan correr el ajuste. Hay que desnudar el carácter de clases que tienen la educación. La consigna de “defensa de la educación pública” encubre el verdadero carácter de clase que tiene la educación: burguesa. Enfrentar el ajuste en educación no puede ir desligado de discutir quien tiene que dirigir la educación. Las salidas democráticas que nos dicen que con más estudiantes en los órganos de co-gobierno podríamos tener la educación que queremos embellecen las instituciones del régimen universitario que no son más que las correas de transmisión de los planes del FMI para la educación. Desde la COR, peleamos por una Universidad dirigida por los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, sobre la destrucción de los consejos reaccionarios, para ponerla al servicio de la lucha de la clase obrera, por la revolución socialista, única salida a la decadencia económica y social en que nos tiene sumidos el imperialismo.

Como primer paso, los estudiantes tenemos que tomar el apoyo y la defensa del paro docente de los días 6 y 7 de marzo, imponiendo de inmediato a los centros de estudiantes dirigidos por corrientes pro patronales como La Bisagra (K-PJ) y Franja Morada (UCR-Cambiemos) la convocatoria a asambleas generales e impulsar asambleas interclaustros junto a los trabajadores para definir un plan de lucha a la altura del ataque. Impulsemos asambleas de curso y comisiones desde el cursillo de ingreso, para fortalecer la organización, debatir las perspectivas y preparar la lucha. Nos tenemos que organizar desde ahora poniendo en pie el cuerpo de delegados mandatados por curso, como forma de organizar la base estudiantil para recuperar los centros de estudiantes y la FUC.

 

Un programa para vencer

 

Debemos tener en claro los objetivos de la lucha, para no quedar entrampados en las peleas por “pequeñas reformas” que tanto gustan a quienes desean vernos postrados ante las instituciones de la burguesía (consejos, parlamentos, justicia).

El salario igual a la canasta básica familiar para el cargo inicial de docentes y no docentes y el pase a planta o titularización de todos los trabajadores precarizados deben ser puntos centrales. También peleamos contra la precarización laboral de la juventud, alentada desde el rectorado y el gobierno provincial, con sus planes como el “voluntariado” de Juri o el PPP de Schiaretti, y por las empresas de la “nueva economía” como las plataformas de delivery, máximos exponentes de la precarización laboral. Que los centros de estudiantes empadronen a todos los estudiantes que trabajan y estudian, y a partir de ahí busquemos acuerdo con los sindicatos de cada rama para luchar en común por el pase a convenio de los compañeros, el salario, y demás reivindicaciones de la juventud trabajadora.

¡Que abran las escuelas y las universidades! Abajo el cupo en medicina y toda restricción académica o económica al ingreso y permanencia. Por el triple turno de cursado e imponer a las patronales las 4 horas de estudio pagas cada 4 horas de trabajo, para que puedan estudiar los trabajadores.

Tras la lucha del año pasado, la justicia imputó a compañeros estudiantes y una docente por la toma del Pabellón Argentina, y en la UNRN las autoridades sancionan también a docentes y estudiantes por luchar. Pretenden amedrentarnos con este accionar represivo. Debemos responder peleando por imponer que se dejen sin efecto estas imputaciones y sanciones.

Venezuela es el ejemplo descarnado de hasta dónde está dispuesto a llegar el imperialismo para recuperar su patio trasero. En una nueva ofensiva por ver quien se adueña de los cuantiosos recursos de la región han diseñado todo un paquete de medidas para atacar a los trabajadores y la juventud y hacernos pagar su crisis. A través gobiernos más directamente alineados al amo yanqui, están siendo aplicados los paquetes de reformas laborales, previsionales y fiscales, educativas y de salud, entre otras. Es evidente el carácter internacional de la lucha planteada, por lo que es necesario crear la Secretaría de Relaciones Internacionales en cada centro de estudiantes y en la federación (FUC), para buscar lazos con organizaciones estudiantiles y obreras, empezando por América Latina, para desarrollar una potente unidad en la lucha antiimperialista.

Se hace imperiosa una salida de independencia de clase. Desde la COR levantamos la necesidad de poner pie una Corriente Revolucionaria docente, no-docente, estudiantil con libertad de tendencias que se proponga recuperar nuestras organizaciones, luchar contra la educación burguesa y unificar la lucha educativa a la pelea de los sindicatos industriales y de los grandes servicios por una salida obrera a la crisis.

 

¡Este 6 y 7 de marzo, apoyemos activamente el paro docente!

 

¡Organicemos los cuerpos de delegados impulsando asambleas en los cursos y las comisiones del cursillo de ingreso!

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¡Paso a la mujer trabajadora!

 

Este 8 de marzo, levantemos las banderas de la lucha por los derechos de la mujer trabajadora. Las organizaciones de mujeres como el “ni una menos” están llamando a un paro solo de mujeres, dividiendo a la clase obrera por géneros, promoviendo la idea de que la opresión de la mujer es producto de causas “culturales”, unificando los intereses de las mujeres proletarias y las mujeres explotadoras y llevándonos a una pelea por exigencias al Estado. El 8 de marzo debe convertirse en una gran jornada de lucha donde el conjunto de los sindicatos llame al paro del conjunto de los trabajadores levantando las reivindicaciones específicas de las mujeres trabajadoras (igual salario a igual trabajo, reconocimiento del día femenino, guarderías y comedores para acabar con la esclavitud doméstica, etc.), uniéndolas a la pelea por enfrentar el ajuste. La lucha por los derechos de la mujer trabajadora solo puede estar ligada a la lucha revolucionaria que ataque de raíz las actuales relaciones sociales de opresión y explotación del capitalismo.

 

El pasado 7 de febrero, se realizó en Mendoza la Marcha contra el Tarifazo, convocada por la CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, los sindicatos nucleados en la multisectorial 21F, y otras organizaciones sindicales, sociales y políticas. Publicamos a continuación, la declaración que difundimos los días previos y durante la movilización.

Fecha: 19/01/2019

 

El pasado jueves 10 de enero, Nicolás Maduro asumió su 2º período como presidente venezolano. Las elecciones presidenciales fueron el 20 de mayo de 2018, con una abstención mayor al 70%, mostrando la precariedad institucional del poder burgués en el país. Las bases de la economía capitalista se vienen deteriorando de forma acelerada en los últimos años, con una inflación galopante que ha destruido el salario obrero y empujando a cientos de miles a la migración por el desabastecimiento de productos alimentarios, médicos y sanitarios. Este descalabro económico, sin dejar de ser responsabilidad del gobierno chavista, es indudablemente parte de la crisis capitalista mundial.

Luego de desconocer las elecciones del 20/5/18, la oposición venezolana se ha atrincherado en otra institución de la república burguesa, la Asamblea Nacional. Desde este punto de apoyo, el imperialismo, comandado por Trump, está llamando a desconocer al gobierno de Maduro, primero a través de los gobiernos cipayos del llamado grupo de Lima (a excepción de México, que se postula como mediador) y luego abiertamente a través de funcionarios de su administración como Bolton, Pompeo, y el propio vicepresidente Pence. La Asamblea Nacional aporta un “presidente interino” para esta operación imperialista, el derechista Juan Guaidó, quien desde la asunción de Maduro no cesa de llamar a las fuerzas armadas a rebelarse. La oposición burguesa venezolana, frente a su propia debilidad, comprende que la clave de la situación es la relación de fuerzas a nivel continental y ha leído la ofensiva de Trump y la asunción de Bolsonaro como una oportunidad para dar una salida favorable a sus intereses (los mismos que los del imperialismo) a la crisis que atraviesa desde hace años al país.

 

Dos bandos burgueses

Bajo esta pelea cada vez más descarnada por el poder están los intereses por el control de los enormes recursos económicos de Venezuela y de toda la región. Trump está lanzando una cruzada para desalojar a China de las posiciones conquistadas durante el período de gobiernos bonapartistas sui generis de la década pasada, que debieron lidiar con una agenda marcada por semiinsurrecciones espontáneas frente a las consecuencias de las políticas del consenso de Washington en diferentes países como Argentina, Bolivia, Ecuador y la propia Venezuela. La actual ofensiva del imperialismo por imponer una nueva orientación se hace sentir con toda crudeza, y los resabios de esos gobiernos anteriores que no han sabido acomodarse a la situación (a diferencia de Evo Morales, nuevo amigo de Bolsonaro y viejo aliado de las petroleras) son un blanco predilecto para una política mucho más abarcadora. Y es que toda la región, a través gobiernos más directamente alineados al amo yanqui, está siendo sometida a los paquetes de reformas laborales, previsionales y fiscales, educativas y de salud, entre otras, a pedido del imperialismo y los intereses de las grandes empresas del capital financiero internacional.

Si la lucha por los recursos y el control de los mercados es descarnada, y abre una pelea por el poder, lo trágico es que la crisis de dirección revolucionaria impide por el momento al proletariado venezolano y de toda la región presentar una salida progresiva a través de una acción independiente y de clase. No podemos dejar de señalar cómo todas las expresiones de centroizquierda y progresistas de la región han contribuido a esta tragedia, alimentando expectativas en agentes del capital como los Chávez, los Lula, los Evo y los Kirchner. Más penoso aún es que corrientes de la izquierda trotskista hayan hecho lo propio, buscando dialogar con “las masas”, embelleciendo a los gobiernos latinoamericanos a lo sumo como el “mal menor” frente a la derecha “neoliberal”. El último ejemplo de esto es el llamado de corrientes como la FT-CI, el PO argentino, el SOB o la UIT-CI a apoyar, más o menos abiertamente, al petista Fernando Haddad en la 2º vuelta electoral en Brasil contra Bolsonaro.

 

No hay salida bajo el capitalismo

El desarrollo de la crisis venezolana ha dejado expuesto el rol central de las fuerzas armadas como núcleo central del estado capitalista. Por eso los llamados desesperados de la oposición para atraerlas a su bando y los constantes gestos de Maduro para mostrar el apoyo de las bayonetas a su gobierno, tal como lo expuso en su último discurso el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. La situación de polarización que se vive en Venezuela no debe ser tomada como una excepción, sino como el preludio de los choques políticos y sociales que generará la política norteamericana en el continente.

La política de reformas impulsadas por el imperialismo ya ha encontrado resistencia en los países donde se está aplicando. No sólo en América Latina, sino también en Europa, donde los chalecos amarillos vienen enfrentando la política de desmantelamiento del estado de bienestar de Macron. Los procesos de masas irrumpen contra los planes de ajuste, pero aún se desarrollan dentro de la legalidad burguesa y con direcciones reformistas y, en gran parte de estos procesos, el proletariado interviene de forma diluida.

Los revolucionarios debemos enfrentar la situación con audacia y sin engañar al proletariado. La política de clase debe orientarse a romper la envoltura democrática del Estado burgués, envoltura cada vez más tenue y casi inexistente en los países latinoamericanos. Seguir sembrando ilusiones en las formas democráticas de la burguesía, que en realidad pretenden ocultar la dominación de clase del imperialismo, es un error con consecuencias funestas para los trabajadores y las masas.

La necesidad de recuperar los sindicatos y a partir de ello organizar la autodefensa es una tarea de primer orden en Venezuela. El control obrero por ramas económicas se impone como única salida al descalabro económico a que someten al pueblo Maduro y la oposición pro imperialista. Un congreso de delegados con mandato de base es una política a levantar en cada fábrica y establecimiento, para unificar a nuestra clase en la necesidad de enfrentar al Estado con un plan de lucha y discutir un programa de salida obrera a la crisis generada por los capitalistas.

Las actuales debilidades organizativas de la clase obrera venezolana pueden y deben ser superadas con el apoyo decidido de los trabajadores de todo el continente, empezando por el proletariado norteamericano, que desarrolla importantes experiencias de organización y lucha contra Trump y el Estado imperialista. Abrir las puertas de los sindicatos de los diferentes países de la región para la organización de los trabajadores venezolanos desplazados es una tarea internacionalista de primer orden que debe encarar todo revolucionario.

Se trata de una pelea a muerte contra el imperialismo, que viene a recuperar las posiciones en su patio trasero. Una lucha antiimperialista y revolucionaria, que debe partir de sacar balance de los gobiernos de la etapa anterior que lejos de enfrentar al imperialismo sentaron las bases para la debacle actual. Y luchar por la dictadura del proletariado y su extensión internacional en una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.

Sostenemos la necesidad de desarrollar una Conferencia Latinoamericana, para poder discutir de cara a la vanguardia y ayudar a su desarrollo en países como Venezuela y otros países de la región, para impulsar tareas internacionalistas que permitan afianzar núcleos revolucionarios y una lucha política entre las tendencias que nos reivindicamos del trotskismo para aproximarnos a sentar las bases de una dirección revolucionaria. Llamamos a la LIT-CI, la CRCI, FT-CI y organizaciones que aún reivindiquen la dictadura del proletariado y la reconstrucción de la IV Internacional a tomar en sus manos la realización de dicha Conferencia para discutir un programa transicional.

 

¡Fuera las manos del imperialismo de Venezuela!

¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina!

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