Hace 79 años era asesinado por un agente del stalinismo, en la ciudad de México, León Trotsky. Sus ideas y su acción revolucionarias siguen estando hoy vigentes como guía para los marxistas revolucionarios del siglo 21, que asumimos las tareas históricas de la lucha contra el capitalismo.
El asesinato del gran revolucionario fue ejecutado por el stalinismo, la corriente que traicionó al proletariado mundial una vez que se hizo del control del Estado soviético y, desde entonces, ha prestado un enorme servicio al amo capitalista en el mantenimiento del orden burgués. Esa corriente contrarrevolucionaria ya tiene merecido su lugar en el basurero de la historia.
Hoy, cuando en el mundo se desarrolla una crisis económica de características históricas, la burguesía comienza a volver a ver a los fantasmas que creía ya bien muertos y enterrados. Es que, en su decadencia, una clase tan parasitaria como la burguesía vuelve a sentir que está en peligro. Y en cierta medida está en lo cierto, porque se ha comenzado a romper todo el andamiaje de posguerra y las instituciones y pactos con distintos Estados que sostenían su orden mundial. Asistimos actualmente a una descomposición del imperialismo.
En medio de estos escenarios, los marxistas revolucionarios tenemos mucho que decir y hacer. Se nos abren grandes tareas históricas, con la imperiosa necesidad de aprender de los fenómenos nuevos e incorporarlos al acervo de la teoría marxista y enriquecerla.
El legado teórico y político de Trotsky nos permite encarar estos desafíos desde una perspectiva revolucionaria. Esto es, aplicar el marxismo en tanto método de análisis de las relaciones sociales con el fin de transformarlas; o sea, en tanto guía para la acción revolucionaria. A diferencia de lo que hizo el conjunto del centrismo trotskista, que se limita a un mero análisis de texto.
Por eso, actualizar la teoría marxista implica avanzar en el recorrido hecho por Trotsky en cuanto a la Teoría de la Revolución Permanente. Esto es, así como él mismo decía: desarrollar el carácter de la revolución, su nexo interno y el método de la revolución internacional en general. Este último punto es el que debemos desarrollar al calor de los elementos de descomposición del capitalismo y los procesos de asimilación en los ex Estados obreros.
La idea permanentista que incorporó y desarrolló Trotsky es uno de los aportes más importantes a la teoría marxista. Ésta permite entender el desarrollo de los conceptos y sus transiciones, para el estudio científico de las leyes de la economía capitalista, sus instituciones -el sistema de Estados y las formas de Estado, como el bonapartismo-, los procesos de la lucha de clase en la relación con la revolución socialista y las etapas de la dictadura del proletariado. Esta teoría ha quedado tan olvidada, que quienes intentaron “actualizarla” lo que hicieron fue actualizar de forma reformista las tácticas para aggiornarse a la época de posguerra entre dos sistemas y así adaptarse a la conciencia vigente en ese periodo. Al contrario, no podemos olvidar la idea permanentista de partido que incorpora Trotsky, que basa la construcción de la organización revolucionaria en la tarea histórica de nuestra clase y no en una determinada conciencia actual. La dimensión permanentista que Trotsky le da a la dictadura del proletariado ha desaparecido de la perspectiva de las principales organizaciones de izquierda, que temen asustar a la opinión pública, o, en todo caso, la plantean de forma democrática y encerrada dentro de los límites nacionales. Es que no entendieron lo que Trotsky planteaba sobre la dictadura del proletariado en Rusia, que estaba provisoriamente encerrada dentro de límites nacionales, pero dándole un carácter internacionalista y, por lo tanto, permanente al plantear que era un primer episodio de la revolución mundial. Esta fue una de las lecciones de la Revolución Rusa y su transición en el proceso de la lucha de clases.
Nuestro grupo intenta avanzar en el plano de la teoría y la práctica con la firme convicción de que debemos intervenir como una nueva generación de revolucionarios que rompa con las ideas de los centristas trotskistas de posguerra en la necesidad de regenerar al movimiento obrero y forjar una vanguardia revolucionaria que pelee por la reconstrucción de la IV internacional, ya que opinamos que es la única forma que se puede recuperar la estrategia marxista.
Trotsky tuvo que discutir, ante la traición de la III Internacional stalinizada, la recuperación del método y la mecánica del programa. Es por eso que elaboró el Programa de Transición, que, como él decía, nos deja en el umbral de la revolución. Hacía mucho hincapié en mostrar que este programa era un sistema de reivindicaciones transitorias que se proponía atacar las bases del régimen burgués. O sea, desarrollar una de las premisas estratégicas de la III Internacional en su fase revolucionaria, que era la de desorganizar a la burguesía. Recordemos que las otras premisas eran organizar el proletariado y, por último, preparar las etapas de la dictadura del proletariado. Los revolucionarios llegaron a esta síntesis de tareas estratégicas después del triunfo de la Revolución Rusa y su extensión a una situación revolucionaria a nivel mundial. Pudieron generalizar las experiencias revolucionarias de la época de crisis, guerras y revoluciones por la construcción de la Internacional y es con ella que la estrategia tomó la dimensión internacional y colocó a nuestra clase ante tareas que excedían la base nacional de nuestra lucha. Trotsky definió a la internacional como una escuela de estrategia revolucionaria.
Hoy presenciamos la crisis de las corrientes que aun reivindican el legado de Mandel, Moreno, Ted Grant, Lambert y otros, que no pueden dar respuesta a los procesos abiertos y cuyas teorías han perimido, porque fueron construidas en un periodo que ya está desapareciendo. No pueden dar respuesta a la caída del Estado de bienestar en Europa por su adaptación; ni a los procesos de asimilación de los ex Estados obreros; ni a la descomposición imperialista por haber separado la economía de la política; ni a los desafíos de la lucha de clases por sostener la idea de conciliación de clases como norte, sin entender la dinámica de la Revolución Permanente, cuando ya no están las tendencias organizadas del pasado y se plantea el carácter de la revolución en clave mundial y no nacional.
Somos conscientes de que las nuevas generaciones que están saliendo a la lucha no traen en su mochila las derrotas del proletariado, ni la influencia del stalinismo, pero sí una importante confusión de objetivos. Es tarea de los revolucionarios preparar el porvenir, como planteaba Marx, no con el criterio vulgar de los "evolucionistas", que sólo ven los cambios lentos, sino dialécticamente. "En desarrollos de tal magnitud, veinte años son más que un día -- escribía Marx a Engels --, aun cuando en el futuro puedan venir días en que estén corporizados veinte años".
Somos parte de las luchas y apoyamos las demandas de quienes han salido a luchar, con la firme convicción de aportar al desarrollo de una vanguardia, a la que queremos ganar programáticamente, en lucha política, para que sea la levadura de un partido revolucionario capaz de arrancar los problemas de nuestra clase de raíz.
Seguimos sosteniendo, a 79 años del asesinato de León Trotsky, que: “Sólo haciendo revivir las grandes tradiciones del marxismo revolucionario, rompiendo con la colaboración de clases, el socialpatriotismo y los curas de la sumisión en el movimiento obrero y tomando el camino de una lucha de clases resueltamente ofensiva, lanzando el asalto contra la fortaleza del capitalismo, con las armas invencibles forjadas por nuestros grandes maestros, Marx y Engels, Lenin y Trotsky, los explotados del mundo pueden separarse del marasmo y la derrota, marchando hacia adelante, como la sólida falange del futuro socialista.” (Manifiesto a los trabajadores del mundo entero publicado por el Comité Ejecutivo Internacional de la IV internacional, 1938.)
14/08/2019
El día después de las primarias se disparó el dólar y se desplomaron las acciones argentinas. El BCRA apeló a la única medida que tiene en su menú de opciones desde hace meses, subir las tasas de interés de las LELIQ.
Sin duda, el sistema financiero ha estado en el centro del modelo económico de Macri, que no ha hecho más que beneficiar a los banqueros a través de sus medidas de especulación y manejo de las tasas, con el consecuente congelamiento de la economía industrial y el consumo. Todo esto siguiendo los dictados del FMI.
El dólar es la gran estrella de la prensa y el riesgo país se dispara. El ganador de la contienda -o más bien ensayo- electoral del 10 de agosto, Alberto Fernández, da por descontado que los bonos que emite Argentina están condenados a entrar en default; también expresó su acuerdo con la devaluación, al expresar en campaña que el dólar estaba “atrasado”.
En este escenario catastrófico, los bancos han sido de los pocos ganadores. Desde la asunción de Macri, el BCRA ha venido tomando una serie de resoluciones para favorecer la flexibilización de las condiciones para permitir la operatoria “más libre” de capitales. Así, ha favorecido a la banca extranjera, que tiene luz verde para operar con el exterior (léase fugar capitales) y también a las nuevas FinTech, que han introducido la tecnología como instrumento para deshacerse de las regulaciones que existen sobre la banca tradicional y operar con “menores costos” (léase trabajadores en condiciones más precarias y menos inversión en infraestructura).
Los trabajadores como rehenes
No es necesario explayarse sobre las consecuencias devastadoras que tiene esta situación sobre las condiciones de vida de los trabajadores, simplemente se puede resumir que es un recorte brutal al salario real mediante devaluación e inflación. A uno y otro lado de las dos principales fuerzas contendientes hay acuerdo en que la crisis se descargará sobre el pueblo trabajador.
En el primer tramo de la campaña –y no tenemos por qué creer que no siga así- la mayoría de las patronales banqueras apostaron fuerte a la lista de Macri-Pichetto, en muchos casos instigando a los trabajadores de sus casas financieras a militar la campaña. Es más, en el mes de julio Macri recibió personalmente a la CEO del Santander, Ana Botín, quien no ocultó su apoyo a la reelección.
Mientras por el otro lado, la conducción de La Bancaria puso todas las fichas por la lista de Fernández-Fernández. No sólo incorporó a autoridades sindicales en las listas del Frente de Todos, sino que además usó las instancias orgánicas del sindicato, como el Congreso Ordinario, como tribuna de los candidatos presidenciales, en una usurpación de la estructura sindical en pos de intereses ajenos a los trabajadores. El argumento de Palazzo y cía. es que este frente escuchará los reclamos de los trabajadores y revertirá la desregulación que impulsó Cambiemos en el sistema financiero, volviendo, por ejemplo, al control de cambios (medida que, por otro lado, Fernández dijo rechazar en su formato “cepo”) y a la regulación de las nuevas tecnologías. Pero no olvidemos que en el gobierno de CFK ella misma se jactaba de que los bancos “se la llevaron en pala”, como lo siguieron haciendo con MM. Lo cierto es que por este camino no está haciendo más que atar de manos a los trabajadores para subordinarlos a un proyecto patronal que no va a romper con el FMI y el imperialismo.
El rol de los bancarios
Los bancarios debemos hacer escuchar nuestra voz ante semejante crisis. Vemos cotidianamente cómo los bancos especulan y lucran con las necesidades de los sectores más desesperados de jubilados y trabajadores mediante créditos usurarios. A su vez, estamos cada vez más sometidos a la presión de la “baja de costos” que quieren imponer los banqueros introduciendo nuevas metodologías y tecnologías para aumentar sus ganancias a costa de pagar menos salarios, a menos trabajadores, por más tareas. La tercerización que desde hace años vienen llevando adelante en las áreas automatizadas es sólo un comienzo de sus planes de precarización laboral. Todo esto es parte del mismo “paquete” que ofrecen el FMI y sus candidatos para el conjunto de la clase trabajadora. Por eso, quienes defendemos los intereses de la clase obrera, debemos oponernos fuertemente tanto a las patronales, como a la conducción del sindicato y su línea de conciliación, que sólo va a llevar a hacerle el aguante a la patronal.
La conducción palazzista se alinea con un sector de la CGT que pretende redistribución de la riqueza y una economía basada en las empresas nacionales. Queremos dejar en claro que el problema no es la distribución, sino cómo se produce esa riqueza y que las empresas nacionales –sean grandes, medianas o pequeñas- la producen sobre la explotación de los trabajadores. Por eso debemos luchar por un sindicato con independencia de clase, por una Central Única de Trabajadores con esa postura. La profundización de la crisis exige que demos un debate programático al interior del sindicato para que seamos los trabajadores quienes tomemos un rol protagónico en el escenario nacional y ofrezcamos una alternativa a la crisis capitalista, o sea, una salida socialista. El sistema financiero es la timba de la plusvalía que les extraen a todo el pueblo trabajador. Hay que preparar una salida revolucionaria que expropie a los capitalistas y el control obrero de las distintas ramas de la economía, que siente las bases para una economía basada en la planificación económica.
Pongamos en pie una Oposición Revolucionaria en el Sindicato para pelear por esta perspectiva. Por un Sindicato con independencia de clase, que prepare de inmediato un plan de lucha contra los despidos (que ya se están dando en muchos bancos), por el pase a planta de los tercerizados y por la reapertura inmediata de la paritaria.
Realicemos asambleas en todos los lugares de trabajo y elijamos delegados, con mandato, para comenzar a organizar esta lucha. Convoquemos a un Congreso de Delegados de Base del Sindicato para profundizar este debate y desarrollar las medidas necesarias.
Después del resultado de las PASO, la economía argentina agudizó su crisis, con una devaluación del 30%, caída del salario real y mayor carestía de la vida. Mientras los candidatos del FMI se tiran la pelota para acusarse de quién es la culpa de una nueva crisis recurrente, los trabajadores y el pueblo pobre somos los que pagamos las consecuencias.
Como sostenemos los marxistas, la democracia burguesa otorga a los trabajadores un aparente control político sobre sus dirigentes mediante el voto. Esa apariencia es la que vimos en las últimas elecciones primarias donde una gran mayoría se expresó en contra de Macri y apoyó las lista de los FF. En cambio, esta democracia burguesa jamás permite ni una sombra de control sobre la administración económica, base de la explotación que ejerce y que termina en la anarquía, la bancarrota y la miseria de las grandes masas.
Algunos sectores ya están planteando la necesidad urgente de reabrir paritarias ante el brutal impacto en los salarios de la devaluación post PASO. Desde la COR impulsamos esta discusión hacia todos los sectores de trabajo, planteando como moción concreta la exigencia de activar una cláusula gatillo que compense la devaluación post PASO.
Esta es una medida de urgencia. Pero la agudización de la crisis económica en curso nos exige a los trabajadores intervenir atacando a la burguesía en su base, es decir en la producción. Ante el desorden de la economía debemos imponer el control obrero de la producción, de la banca y el comercio, con dicho control podremos desarrollar las escalas móviles de horas de trabajo y salarios, generando las condiciones para elevar el nivel de vida general de la población trabajadora ante la debacle a que nos llevan el FMI el macrismo, los FF, los Lavagnas. Para eso debemos impulsar una gran deliberación al interior de nuestra clase, para enfrentar a nuestros enemigos en nuestras propias filas como lo es la burocracia sindical, imponiendo la necesidad de un paro general para que se exprese nuestra fuerza en esta crisis. Debemos reagrupar a la vanguardia obrera detrás de un programa de acción para intervenir de forma independiente a las variantes burguesas y pequeño burguesas que prepare las condiciones para la lucha por el poder.
Debemos impulsar asambleas en cada lugar de trabajo votar delegados para imponer un Congreso de delegados de base con mandato que vote un plan de lucha para imponer nuestras demandas.
Es imperioso intervenir en esta crisis, siendo conscientes de que esta lucha es una lucha internacional, ya que este ataque por parte del imperialismo también lo sufre el proletariado de toda Latinoamérica. De apelar a la solidaridad activa del proletariado norteamericano y europeo para derrotar las políticas imperialistas.
¡Abajo Macri!
Por un gobierno de los trabajadores.
Lo que se suponía era una encuesta general para ver dónde estaban paradas las distintas fracciones burguesas y pequeño-burguesas para dirigir los destinos del Estado se convirtió, producto de la enorme diferencia de FF con la fórmula de Macri de más de 15%, en la debacle del macrismo como poder burgués y una incierta transición en el calendario electoral hasta diciembre.
Con los resultados de las PASO, los mercados respondieron con una corrida cambiaria y un desplome de las acciones de las principales empresas que cotizan en bolsa. Mientras esto sucede un día después de las elecciones, los FF, los MM y los Lavagnas siguen con sus campañas electorales, unos tratando de que no sea tan catastrófica la derrota y otros preparando su futuro gobierno. Es imperioso que los trabajadores intervengamos en esta crisis de forma independiente e impongamos nuestras demandas para que no siga cayendo nuestro salario y nuestras condiciones de vida. A ninguno de los candidatos patronales les interesa esta crisis, más bien la dejan correr para que el dólar atrasado sea competitivo. Ya lo pedía Fernández en campaña: el dólar Alberto a $60. Buscan negociar con el FMI mientras a los trabajadores y el pueblo sólo les piden que voten en octubre y que aguanten los despidos, las suspensiones y la destrucción del salario pasivamente.
Hay que impulsar asambleas en los distintos sectores de trabajo para mocionar la reapertura de las paritarias con cláusula gatillo que compense la devaluación post PASO, un Congreso de Delegados de base mandatados que plantee un plan de lucha y un programa de salida a la crisis. Los empresarios siguen llevándosela en pala y mientras la burocracia hizo campaña para que votemos a nuestros verdugos ahora hacen un silencio cómplice.
Abrir un gran debate al interior de nuestra clase es una tarea central de los revolucionarios ante un escenario de crisis. Debemos confiar en nuestras propias fuerzas e imponer nuestros métodos de clase para que no seamos nosotros los que paguemos la crisis.
En medio del desarrollo de la crisis mundial, la guerra comercial de EEUU y China complica aún más la crisis estructural de la economía argentina. En esta situación internacional convulsiva, la única salida que le ha encontrado la burguesía argentina, sumida en una crisis fenomenal, es aferrarse a los designios del FMI y dirimir sus diferencias en el escenario electoral, apelando al voto para salvar al régimen de conjunto.
Es evidente que este escenario electoral es de crisis, todas las variantes burguesas y pequeño burguesas que se presentan y piden desesperadamente el voto sólo intentan mostrarse como los garantes de los planes del FMI para las reformas imperialistas, como lo son la reforma laboral, la previsional y la tributaria. Sólo difieren en la forma de hacerlo. Para Macri hay que hacerlas lo más pronto posible; mientras que para los FF se pueden contemplar distintas velocidades, es decir, implementar las reformas y medidas exigidas por el imperialismo y los grandes capitales con la velocidad que sea, según los tiempos que a ellos les convengan para desarticular toda eventual resistencia, pero al fin serán los trabajadores y el pueblo los que paguen la crisis.
Todas las fracciones, tanto el macrismo, como los FF, como los Lavagnas, acuerdan en atacar el salario de los trabajadores vía devaluación del peso. Los candidatos han dicho claramente que el dólar está atrasado, eso se traduce en devaluación.
En un escenario electoral con las características que estamos planteando es necesario abrir un gran debate al interior de nuestra clase para propagandizar un programa obrero para salir de la crisis. Debemos mostrar el potencial de los trabajadores en la producción ante la desorganización de la economía, que se puede organizar sobre otras bases. En las elecciones el voto de los trabajadores se da de forma diluida, pero en los lugares de trabajo nuestras decisiones y acciones hacen temblar a la burguesía.
Peleamos por la independencia de clase, por eso para nosotros no es lo mismo que un trabajador vote a sus verdugos. Nosotros utilizamos las elecciones para organizar a los trabajadores detrás de un programa, no en clave parlamentaria, sino mostrando la necesidad de reorganizar una vanguardia que enfrente de forma revolucionaria la situación.
Tanto el FIT, con su alianza con el MST, como el NMAS se han alejado de la independencia de clase, desesperados por abrir un diálogo con una opinión pública y diversos movimientos y juntar votos en las elecciones, en los marcos de las instituciones del régimen. En sus campañas han descartado el programa de transición para reemplazarlo por un sinfín de reivindicaciones de carácter estatistas. En cambio, para nosotros es fundamental que las campañas electorales se subordinen al objetivo de fortalecer la conciencia de la clase obrera sobre sus verdaderos intereses y esto implica denunciar el carácter de clase del Estado y todas las instituciones burguesas. La prueba más evidente de que estas fuerzas han abandonado este camino es que sus grupos en Brasil llamaron a votar a Haddad del PT, liquidando toda idea de independencia de clases. Por este motivo no los llamamos a votar.
Llamamos a votar en blanco en estas elecciones, por la independencia de clase y la construcción de una dirección revolucionaria.
Por FERROVIARIOS COR.
El 7 de agosto son las elecciones a cuerpo delegados de la UF línea Roca, la cual debe entenderse como una batalla muy importante, al ser ésta la más grande de las líneas metropolitana de pasajeros y dónde fue asesinado Mariano Ferreyra en la enorme lucha por el pase a planta permanente del Personal tercerizado, que atravesó el conjunto de la rama ferroviaria.
Esta elección, además, se da cuando las patronales se disputan qué sector burgués tiene que comandar el ajuste de la mano del FMI los próximos años en Argentina, y quieren que los trabajadores elijamos a nuestros verdugos: Macri o la dupla Fe-Fe.
Ante este panorama, y sabiendo que intentarán hacer pasar devaluación y una serie de reformas estructurales contra la clase trabajadora, es que debemos luchar contra la burocracia sindical cómplice como la verde, al mismo tiempo que contra todos los sectores que simulan diferenciarse, pero en esencia siguen defendiendo políticas claramente patronales en el seno de los sindicatos.
El PO, PTS e IS, que tienen agrupaciones en dicha línea, después de presentar en diferentes oportunidades listas divididas por problemas de cargos, han decidido conformado ahora un frente en común. Pero lamentablemente han incluido a la lista Turquesa, una agrupación kirchnerista, desprendimiento de la lista verde.
¿Cómo se puede enfrentar el ajuste de la mano de un agrupación semi verde? Agrupación que defiende abiertamente a la fracción patronal que gobernó durante 12 años la Argentina y que actualmente es el recambio burgués al macrismo para hacer pasar los planes del FMI. No conocemos tampoco ni una sola acción de lucha o desarrollo programático por lo que la agrupación turquesa pueda ser considerada verdaderamente opositora a la verde.
No es el primer acuerdo oportunista con sectores del peronismo en el ferrocarril, tenemos el ejemplo de la Celeste con el Oso Rodríguez, o la unidad con la agrupación Únanse en el Belgrano Norte (apoyada por agrupaciones opositoras de otros ramales). Hoy, todos esos dirigentes son parte del aparato de la burocracia verde.
Los materiales de este frente Gris-Naranja-Bordó-Turquesa critican al gobierno de Macri pero nada dicen de la oposición patronal o el Kirchnerismo que fue responsable de la tragedia de Once y mantuvo la política menemista de concesionarios en el ferrocarril. Se trata de un expresión más de los frentes "anti-Macri". Es que la Turquesa/Kirchnerista milita por la sujeción del movimiento obrero al recambio estatal de Fernandez-Fernandez y en esto coinciden con la Verde que le hace la campaña a los K.
La lista Bordó (IS) tiene una larga tradición de "frentes amplios" lo que incluso ha llevado la formación de una bordó peronista (para llevar esa política hasta el final) que luego se terminó integrando a la verde. La Naranja (PTS) no ha dicho nada al respecto de esta unidad, prefieren callar el acuerdo con los K. El enfrentamiento al peronismo lo restringen al escenario electoral burgués mientras en los sindicatos hacen este tipo de acuerdos. En esto, todo el FIT hace aguas.
El giro del PO (Gris) en la caracterización de la turquesa es sorprendente. Hace dos años, decían es “un rejunte de todos los elementos desplazados del pedracismo, incluida tropa del “Gallego” Fernández y Pablo Díaz, reos por el asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra, quienes harán campaña por Cristina” . Pero ahora en 2019 plantean fue “reflotada por un sector kirchnerista… no revistó en la patota de Barracas ni integró el aparato del pedracismo”.
Un comunicado reciente de la misma Gris califica a este acuerdo como la mismísima “orientación clasista del partido que prioriza el interés general de la clase obrera cuando ésta puede dar un paso adelante”. Vaya forma de defender la independencia de clase!!!
El sector de la lista Gris que hoy integra la fracción pública del PO ha rechazado este acuerdo. Si bien en el pasado han avalado frentes de este tipo, nos parece correcta su posición, puesto que la independencia de las corrientes patronales debe ser un punto indispensable e innegociable.
Los ferroviarios de la COR rechazamos este frente oportunista y llamaremos a votar en blanco en el FFCC Roca. Para enfrentar el ajuste, las persecuciones, la sanciones y los despidos, y recuperar los sindicatos, las seccionales y los cuerpos de delegados en manos de los traidores de la verde, es necesaria la plena independencia política de nuestra clase. Llamamos a romper este tipo de acuerdos y, como lo venimos haciendo desde hace años desde la Lista Roja ferroviaria que integramos, a pelear por una verdadera oposición combativa a Sasia con libertad de tendencias. A poner en pie un plenario de delegados elegidos en asamblea de base y con mandato. Para defender un programa obrero de salida a la crisis, contra el FMI, el gobierno de Macri y todas las variantes patronales.
El viernes 12 de julio, a primeras horas de la tarde, los trabajadores del molino harinero José Minetti ocuparon la planta ubicada en la capital cordobesa. Reclaman el pago de 2 quincenas y el aguinaldo adeudados, la regularización de la ART, los aportes patronales y la obra social. Reclamos que no es la primera vez que deben elevar, ya que la patronal viene haciendo este tipo de “bicicletas” desde hace años.
El detonante de la toma fue una nueva provocación. El jueves, en sede del ministerio de trabajo provincial del schiarettista Omar Sereno, a través de un vocero la patronal se había comprometido a hacer un pago parcial de la deuda el viernes y a concurrir a una nueva audiencia el próximo lunes. El viernes, el dueño de Minetti simplemente incumplió lo acordado. La respuesta obrera fue la toma.
El jueves, los trabajadores concurrieron a la audiencia en Trabajo encolumnados, en una marcha que contó con el apoyo de la izquierda y delegados opositores de varios gremios. En la planta, se garantizaba un paro total desde hacía días. Pero no hay que engañarse. No sólo Minetti se rió de los trabajadores: tanto el ministerio como la burocracia sindical de la UOMA (Unión Obrera de Molineros Argentinos) apostaron, y siguen apostando, al desgaste de la lucha a través de los mecanismos del Estado, como es el ministerio de trabajo. O también la justicia burguesa, llamando a confiar en que una denuncia penal puede servir para escrutar los números de la empresa. Es necesario sacar esta lección: el ministerio y la justicia no son neutrales, defienden la paz social sólo si respeta la propiedad privada de los empresarios.
Por debajo de la “estabilidad económica” basado en un impresionante respaldo que el FMI y el imperialismo están dando a Macri para que sostenga el precio del dólar y otras variables de la macroeconomía, arrecian la crisis industrial y social, empujando a importantes sectores de trabajadores al descontento y la lucha. Es el caso de los molineros cordobeses. Las patronales como José Minetti pretenden descargar la crisis del capitalismo semicolonial sobre nuestras espaldas. ¡No lo podemos permitir! ¡Tomemos el ejemplo de la toma del Molino Minetti y salgamos a pararles la mano!
El Molino es parte de un holding alimenticio que cuenta con ingenios azucareros y fábricas de alcohol, entre otros establecimientos. Un verdadero pulpo económico, que tiene como práctica la precarización de las condiciones de trabajo, incluyendo el pago de salarios. La idea de los trabajadores de revisar los números de la empresa es excelente, pero debemos advertir que no lo lograremos a través de meter a un representante del estado (ya sea del ministerio o del poder judicial) en el directorio. ¡El estado y las patronales son socios en nuestra explotación! ¡Necesitamos imponer la apertura de los libros contables de todo el Holding alimenticio a través de nuestras propias organizaciones, los sindicatos! Para demostrar que no existe ninguna crisis de esta patronal, o en caso contrario, para decretar la bancarrota de un sistema basado en la explotación de nuestro trabajo.
Es necesario, tanto para este objetivo como para golpear a las patronales en sus bases productivas, unificar la lucha con los compañeros azucareros, alcoholeros mas allá del encuadramiento en otros sindicatos como el STIA y la FOEVA, cuyas burocracias sindicales, lejos de solidarizarse con esta lucha, han firmado acuerdos paritarios muy por detrás de la inflación. Todo esto, en la perspectiva de organizar un plenario de delegados de base de toda la rama de la alimentación.
En Córdoba, todo luchador debe comprometerse con el apoyo a la toma de Minetti, impulsando en los lugares de trabajo y estudio el fondo de huelga, convocando a asambleas para discutir cómo apoyar a los compañeros y cómo organizar la pelea contra las políticas de las patronales y el Estado para hacernos pagar la crisis, políticas que no harán más que agudizarse después de las elecciones adonde dirimirán quiénes serán nuestro próximos verdugos. La tarea es organizar oposiciones por rama dotadas de un programa de transición para recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia sindical y ponerlos en función de la lucha contra nuestros enemigos de clase.
Córdoba, 14/7/19
COR
Regional Córdoba
El próximo 7 de agosto se llevarán adelante elecciones de ATE en todo el país. Se darán en el marco de una profunda crisis del sindicato, expresada la división del aparato entre los verdes del Cachorro Godoy y los verde-blancos del Tano Catalano. A su vez cada una de estas facciones se encuentran resquebrajadas por los innumerables enfrentamientos entre caudillos y burócratas de las seccionales. La rosca entre ellos, que ha incluido amenazas, traiciones y carpetazos, ha dejado al gremio prácticamente paralizado estos meses. Sin embargo, a la hora de rapiñar puestitos para las PASO se olvidan rápido de las diferencias, como demuestra el Colorado Isasi y su alineamiento con los Fe-Fe. La Verde y verde-blanca que se han encargado de dividir cuanta lucha hubo en estos años contra los despidos, no tienen problema en compartir las listas de Cristina. Eso demuestra que ambas fracciones tienen acuerdo en todo lo fundamental, especialmente si se trata de ir tras variantes patronales. En realidad, su pelea es por la caja del gremio, y por ser los burócratas interlocutores del gobierno de turno. Ante eso, era importante en estas elecciones mostrar una alternativa de clase y un programa que apuntara a la unidad del gremio echando a los burócratas. Hubiera sido un buen momento para que la izquierda que se reclama antiburocrática y “clasista” hubiera presentado una lista que sirviera no solo para votar, sino para organizar a los estatales hartos del ajuste y de la complicidad de los burócratas, Pero no. Como siempre al Partido obrero le encantan hacer acuerdos electorales lo más oportunistas posibles y prefirió ir con el MST histórico riñón de la Verde, antes que formar un agrupamiento de independencia de clase. Por su parte el PTS y el IS no dudaron en hacer lo mismo, con la idea de reflejar el oportunismo lamentable del FIT-U en el plano sindical. Por su parte ATE Desde Abajo han decidido no participar de la Multicolor presentando una lista separada en la seccional Capital, pero sin romper sus acuerdos políticos con la verde blanca en algunos lugares, Con los compañeros de la lista Gris Carlos Fuentealba del NMAS, la lista Roja del Garrahan y activistas y delegados independientes, y junto a organizaciones como Trabajadores Trotskistas y Tribuna Proletaria hemos conformado el Frente Clasista Gris – Roja. El mismo está encabezado para CDN por la compañera Marina Hidalgo Robles de Promoción Social, y para ATE capital encabeza el compañero Gustavo Lerer del Htal. Garrahan. Nos impulsa la necesidad de organizar a los trabajadores en la lucha contra el ajuste y los despidos, contra la burocracia sindical que dice que la única salida a este gobierno antiobrero y súbdito del FMI es “votar bien”. Sabemos que, más allá de sus discursos, un gobierno de los Fernández será incapaz de ofrecer una salida a la crisis económica que no sea en favor de los capitalistas, es decir, con más ajuste sobre el conjunto de los trabajadores y de los estatales en particular. Detalles más detalles menos, para pagar la deuda el futuro gobierno deberá ajustar y seguir devaluando. Por tanto, no se acabará con la precarización laboral que sufrimos los estatales y con la degradación de nuestro salario. Ante esto, la recuperación de nuestro gremio para la lucha no vendrá de la mano de alianzas con “burócratas arrepentidos” como la Multicolor, sino de la organización independiente del Estado y las patronales, el enfrentamiento antiburocrático contra las cúpulas de ATE y CTAs, y un programa que organice a los trabajadores estatales para unificarse al conjunto de la clase obrera en su lucha contra el ajuste.
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Introducción
La ruptura del PO ha dado mucho que hablar en los últimos días. Sabemos que, de conjunto, las rupturas en los grupos trotskistas siempre son tortuosas, en general arrastran “vicios” del estalinismo y el populismo, donde se mezclan acusaciones, problemas de régimen interno, incidentes, etc., que suelen enmascarar las cuestiones de fondo. Es necesario despejar todas esas distorsiones para ubicar al PO en una dimensión más amplia, en un proceso general de la lucha de clases y los problemas del trotskismo, el único programa y la única teoría capaz de llevar al proletariado a su destino histórico.
En este análisis es inevitable que caigamos en algún error, dado que no conocemos en profundidad los mecanismos internos de esta organización hoy en franco derrumbe, ni venimos de su tradición teórico-política. A pesar de ello intentaremos aportar al debate con la intención de ser parte de una reflexión necesaria en el seno de la vanguardia obrera. Creemos que la actual crisis de este grupo tiene un origen en sus concepciones teóricas y en su posicionamiento ante la crisis mundial, dentro de un proceso más general que recorre al trotskismo a nivel mundial.
La crisis mundial y el fin de las condiciones de la posguerra
La crisis mundial que ha venido sacudiendo al mundo desde el 2008 puso de manifiesto la profunda descomposición del capitalismo en su etapa decadente.
Visto como un proceso histórico complejo, esa crisis mundial que hace 11 años que el imperialismo intenta sanear sin éxito – más allá de algunas coyunturas más benignas- trajo consigo todo tipo de fenómenos políticos, desde procesos de lucha obreras en el corazón de Europa, como caídas de gobiernos y regímenes y acciones radicalizadas de masas como en Medio Oriente y norte de África, procesos agudos en Centroamérica y recambios en los bonapartismos sui generis en Latinoamérica. Impactó fuertemente en los ex estados obreros hoy en vías de asimilación capitalista, especialmente en la relación entre Ucrania y Rusia.
De hecho, cuestiones como el derrumbe de la UE y el Brexit, incluso el surgimiento de Donald Trump, la guerra comercial con China y las tendencias proteccionistas, son el resultado de un proceso caótico cuyas contradicciones se fueron acumulando durante dos décadas y que finalmente estallaron allá por el 2008.
Pero lo más importante es que la crisis económica derrumbó todo el andamiaje institucional de la posguerra: la OTAN, la ONU, la OMC, y la “geopolítica” diplomática imperialista de toda una etapa quedó convertida en un sinsentido. Tal es así que Trump, como el bonaparte que hoy dirige el mundo, ha decidido desconocer todas las instituciones que se habían establecido como baluartes de la “multilateralidad”. Dado que ya no existe más la guerra fría- reflexiona Trump, ya no tiene sentido seguir sosteniendo los viejos pactos imperialistas y seguir bancando las crisis de otros.
El fin de la utopía reaccionaria de la posguerra de los “Estados de Bienestar”, inspirada en la lucha entre dos sistemas que hoy ya no existe, ha marcado el desbarranque de los aparatos socialdemócratas, cuya base social era la aristocracia obrera de los países imperialistas y la burocracia sindical, hoy a la deriva y tratando de preservar alguno de los viejos privilegios. Su lugar ha sido ocupado por corrientes tan efímeras como pequeñoburguesas como Syriza y Podemos, que rápidamente fueron incorporadas a los regímenes imperialistas. Los chalecos amarillos son la expresión de sectores medios que quedaron huérfanos en representación política, confusos ante el golpe de la crisis.
Las corrientes trotskistas, que elaboraron sus programas y delinearon su práctica política en las condiciones específicas de la posguerra, no han podido acompañar el giro en la situación y se han quedado repitiendo sus viejas recetas: programas nacionales en forma de “medidas” anticrisis expresados como “exigencias” a los Estados. Luego de años de ser alas izquierdas de coaliciones reformistas formadas al calor del Estado de bienestar hoy se han quedado sin política. Lo que queda del NPA es la expresión más acabada de este desastre.
Las teorías campistas, los famosos “entrismos”, las participaciones en coaliciones electorales reformistas, la adaptación a los regímenes democráticos imperialistas, la dilución en cuanto movimiento policlasista hubiera, las consignas mínimas, todo ese sólido bagaje del trotskismo de la posguerra se desvanece en el aire, porque la historia no es misericordiosa con los centristas.
El desafío de una nueva generación de obreros revolucionarios, internacionalista, será sacar lecciones de las experiencias fallidas de la posguerra y recuperar el programa del marxismo ortodoxo, del trotskismo revolucionario, para reconstruir la IV Internacional. Para que esto no quede en una simple expresión de deseos, es necesario primero abordar y desentrañar las causas profundas de la crisis brutal por la que están atravesando las corrientes trotskistas.
En esta nota nos centraremos en la crisis del PO, como expresión a nivel nacional de la situación más generalizada en las corrientes del trotskismo. Para conocer nuestras elaboraciones con respecto al mandelismo y el morenismo, remitimos a nuestras otras publicaciones.
El PO y su visión de la crisis mundial
En el 2008, a la luz de los acontecimientos en la economía mundial, la CRCI sostenía:
Cualquier intervención estatal es totalmente inadecuada para enfrentar la magnitud del problema generado por la sobre-acumulación de capital ficticio (…) El estado-nación no es el custodio del último resorte económico que salvará al sistema capitalista. Por el contrario, debido a la crisis del sistema capitalista global, sucumbe ante el peso del sobreendeudamiento, la ruina de las finanzas públicas y la incapacidad de pagar la deuda, que lo lleva al default.
La relación entre la crisis económica y la movilización revolucionaria de las masas, por supuesto, no es lineal sino dialéctica, a través de contradicciones. Sin embargo, Marx y el marxismo han demostrado cómo las contradicciones internas del capital estallan en crisis recurrentes y cada vez más catastróficas, creando las condiciones para su derrocamiento (…)
La "aniquilación de una gran porción del capital" continúa, con una tremenda destrucción de montañas de deudas y bancarrotas de bancos, empresas y Estados; "la suspensión del trabajo" ya genera nuevas legiones de desocupados en la medida en que se desarrolla una violenta contracción de la economía mundial y, finalmente -pero en absoluto por último-, el fantasma de un "violento derrocamiento" del capitalismo está acechando todas las ciudadelas del capital. (Resolución del secretariado de la coordinadora por la refundación de la IV internacional, Milán, noviembre 2008)
Nuestra joven corriente, que hacía sólo un par de años se había formado luego de nuestra abrupta expulsión de la corriente gramsciana-morenista del PTS, intentaba analizar el estallido de la crisis capitalista recuperando las nociones de la teoría marxista –no sin cierta dificultad- para dar respuesta a un fenómeno novedoso y establecer las directrices para la militancia revolucionaria.
Batallamos por un lado contra la matriz centrista que habíamos heredado del morenismo, y por el otro contra algunos teóricos como Chesnais que sostenían que las crisis financieras no eran directamente crisis de sobreacumulación, sino crisis por la “financierización”, o las falacias de la economía burguesa que reducían el problema al subconsumo y que se habían puesto en boga entre los intelectuales e ideólogos pequeñoburgueses y que, por supuesto, ya habían contaminado a varias corrientes del trotskismo .
Entonces decíamos
“La ley tendencial de la baja de la tasa de ganancia debida al aumento acumulativo de la composición orgánica del capital, es decir, la gran acumulación a través de los años de capital fijo disminuye la proporción de capital variable en la reproducción del capital (…) El problema de la sobreacumulación de capitales es la expresión concreta de esta tendencia y tiene diversas manifestaciones, en diversos tipos y subtipos de crisis capitalistas, que ocurren dentro de cierto comportamiento cíclico pero no repetitivo, ya que cada crisis profundiza la tendencia en el desarrollo del capitalismo (diferencia entre las crisis del período ascendente y las crisis del período de decadencia, en la etapa imperialista). Las crisis de sobreproducción, en sus variantes analizadas por algunos autores como crisis de subconsumo o de desproporción entre los sectores I y II de la economía (que se ven en la superficie como crisis financieras, recesiones, etc); son diversas manifestaciones concretas de la tendencia general del capitalismo (aplazadas y/o incrementadas por las fuerzas contratendenciales y sus contradicciones).(…) La dinámica de las crisis capitalistas debe ser buscada en el problema de la reproducción ampliada, en el funcionamiento concreto del sistema de conjunto (…)(Tesis internacionales II congreso COR, junio 2008)
Esta no era una discusión menor. La mayoría de las corrientes llamadas trotskistas oscilaban entre el evolucionismo y la negación sistemática de los efectos de la crisis en un plano meramente geopolítico (al PTS y sus satélites de la FT) o caían en las teorías monetaristas o subconsumistas en boga para explicar los fenómenos (como el mandelismo y afines)
En cuanto a la CRCI y al Partido Obrero en particular, y el desarrollo de su particular visión del llamado “catastrofismo”, advertíamos:
“Esta corriente critica correctamente el evolucionismo morenista con respecto a la salud del capitalismo, sus crisis y manifestaciones. Sin embargo, su catastrofismo es la otra cara de la moneda. Su caracterización de que el capitalismo atraviesa una crisis mundial eterna impide comprender las fuerzas contrarrestantes a las que recurre el sistema, las intervenciones estatales, el accionar de la lucha de clases. De esta manera explica de forma muy general que las crisis se producen por la sobreproducción y la disminución de la tasa de ganancia sin explicar sus mecanismos. Esto lo lleva a establecer una relación casi directa entre su pronóstico de derrumbe y la revolución social sin detenerse a reflexionar sobre la mecánica y dinámica de ésta.
(…) Tanto el catastrofismo estancacionista como el evolucionismo coinciden en devaluar las tareas preparatorias para la dictadura del proletariado de su programa y la construcción de partido cayendo en una primacía de la coyuntura y de los eventos de la lucha de clases”.
Y decíamos que un grave problema en los análisis del PO era “absolutizar los elementos constitutivos de fenómenos como el del capital ficticio y su funcionamiento en la reproducción, ya que no aplican la dialéctica que describe su movimiento (…) Sorprendidos por las nuevas tecnologías, parecen olvidar que desde Lenin el marxismo constata el dominio del capital financiero por sobre todas las ramas de la economía (…) Al parecer el PO toma al pie de la letra, cierta visión de Rosdolsky respecto de Lenin, que se habría quedado en el funcionamiento “ideal” de la circulación definido por Marx en el tomo II de El capital. Lejos de ser así, el desarrollo teórico-político de Lenin alrededor del problema del imperialismo contradice tal caracterización, ya que se basa principalmente en el estudio de la dinámica contradictoria de las tendencias a la crisis del capitalismo esbozadas, pero no culminadas, por Marx en el tomo III de su obra.” (Tesis internacionales II congreso COR, junio 2008)
Altamira elaboró en profundidad, y llevó hasta las últimas consecuencias, la visión unilateral del lambertismo alrededor del estancamiento de las fuerzas productivas. Este estancamiento es inevitable en la decadencia imperialista y está dada por la naturaleza misma del capital, que es la contradicción entre el carácter social de las fuerzas productivas y el carácter privado de su apropiación. Sin embargo, el capital se sobrevive a si mismo mediante sus contratendencias, entre ellas el papel de los estados imperialistas, los aparatos contrarrevolucionarios y las mediaciones.
Si bien es verdad que el estado- nación “no es el custodio del último resorte económico que salvará al sistema capitalista” lo es en un sentido histórico, pero no coyuntural.
El “Estado-nación” está superado, como “marco” para el desarrollo de las fuerzas productivas, en cuanto “base” para la lucha de clases, y, por consiguiente, en cuanto a “forma estatal” de la dictadura del proletariado (Trotsky “War or Revolution, Bolshevist Socialism versus Capitalistic Imperialism”) Pero que esté superado, e incluso perimido, no significa que no pueda actuar aún como concentrador de las contradicciones del capital, y aunque a la larga no sea sino un catalizador de esas contradicciones, puede, coyunturalmente, imponer mecanismos (reaccionarios) para atenuarlas.
La visión mecánica, heredada del lambertismo entre crisis económica y crisis política, es decir, entre los mecanismos de la crisis que socavan la estructura del capital sin resquebrajarla del todo, y su repercusión en el plano de la superestructura con crisis políticas de estados y regímenes, desarmó al PO y a la CRCI para toda una etapa.
Confusión y crisis
Al no tener la crisis económica un correlato directo en crisis políticas, menos aún en el plano nacional, su concepción llevó al PO a una escisión tal entre la caracterización de la etapa y la práctica política inmediata, que mientras caracterizaban una nueva etapa de alzamientos revolucionarios en todo el mundo y una situación prerrevolucionaria en América Latina en sus proclamas internacionales, en la práctica sostenían en el país una actividad política dentro de la normalidad burguesa.
Es claro que la dicotomía entre el catastrofismo en el plano internacional y la intervención política limitada a las reglas del régimen burgués en el plano nacional expresa una tendencia nacional trotskista y tarde o temprano llevará una organización a la crisis.
De caracterizar una crisis de poder y el “golpe” durante el conflicto del campo en el 2008 pasaron al “vote y luche” en las elecciones del 2009, el 82% móvil en el 2010, y finalmente al FIT en el 2011, una coalición plenamente electoral, para evitar la proscripción establecida por las PASO con la ley electoral promulgada por el Kirchnerismo en el 2009. Sin embargo, esta alianza técnico-electoral no se expresó en un solo proceso de lucha de clases, donde en los conflictos el PTS, IS y PO intervenían con programas distintos y posiciones enfrentadas.
Y mientras, seguían planteando el inminente derrumbe capitalista y la situación prerrevolucionaria en América latina.
¿Dónde estaban las tareas preparatorias para la dictadura del proletariado para el PO ante el derrumbe capitalista? ¿Si desde el 2011 en adelante los tiempos, militancia y construcción estuvieron centrados en la actividad electoral del FIT? Esto se exacerbó luego de las elecciones legislativas del 2013 y el “fenómeno Del Caño” donde el FIT tuvo un salto en la cantidad de votos y pudo meter varios legisladores provinciales y a tres diputados nacionales. Caracterizaron de “salteñazo”, no por acciones de masas en las calles de Salta sino por un resultado electoral, que metió a López como diputado.
Confundir una acción de masas de tipo insurreccional (que en el imaginario de la clase obrera quedó como Cordobazo, Rosariazo, Viborazo, etc) con una elección burguesa, escenario distorsionado y confuso para las masas y hostil para los revolucionarios, es un grave error político. Instauró la idea en los cuadros de que la respuesta de las masas ante el “derrumbe capitalista” podía ser en clave electoral, ante la falta de acciones revolucionarias por parte del movimiento obrero
La crisis que la mayoría de la dirección del PO achaca a Altamira con el resultado de las PASO en el 2015 fue de toda la organización. Los cuadros del PO quedaron desmoralizados y en total estado de confusión. No es de extrañar, teniendo en cuenta que el FIT inauguró un método ajeno al trotskismo, resolviendo sus disputas por candidatos en la PASO, es decir, mediante un mecanismo burgués. Pero además de ello, al establecer una relación directa entre la consciencia de las masas y los votos a la izquierda, dejaron a los cuadros totalmente desubicados ante la situación política.
Que toda la lucha fraccional entre la fracción de Altamira y la mayoría alineada con Solano y cía haya girado casi exclusivamente en balances electorales es una clara muestra de esta crisis.
Claramente la dispersión de la estructura del PO, el surgimiento de una dirección “Fubista” compuesta por ex militantes universitarios y dirigentes más jóvenes, es consecuencia directa del desarrollo y fortalecimiento de un ala parlamentarista dentro de su partido.
Es similar al desarrollo que ha tenido el PTS, que ya no es más un partido (no tiene periódico, ni cuadros, ni estructura leninista) sino un movimiento difuso político-cultural incapaz de llevar adelante cualquier acción radicalizada en el movimiento obrero. Sin embargo, el PTS preparó a sus militantes previamente, elaborando una “teoría” para sostener dicho giro, donde abandonaron el trotskismo para desarrollar una “teoría” gramsciana millenial. ¿Cuál será la teoría-programa que elaborará el nuevo PO de Solano?
Solano acusa de fatalista a Altamira, pero no plantea ninguna caracterización de la crisis mundial y todo su análisis se restringe a la capacidad de la economía argentina. Acusa a Altamira de electoralista, pero sólo hace análisis electorales del régimen.
Solano y su elenco dirigente buscan presentarse como una nueva generación que renueva el partido, sacándose de encima a los viejos que serían un obstáculo para el desarrollo de su corriente. Si bien implementaron un hecho novedoso – desplazar a su máximo dirigente, al fundador de su grupo, mediante una votación en un congreso- lamentamos decirles que estos “jóvenes” no expresan nada nuevo. El electoralismo, las consignas mínimas nacional trotskistas, la adaptación a los movimientos pequeñoburgueses, la naturalización de la democracia burguesa, la licuación de los organismos partidarios y la apertura de la organización a cualquiera viene siendo patrimonio de las corrientes mandelistas, pablistas y sus desprendimientos hace ya más de 40 años.
Los métodos burocráticos y el aplastamiento de los opositores internos mediante acusaciones morales ya tienen copyright: Pierre Lambert, Stéphane Just, Michel Pablo o Tony Cliff fueron grandes exponentes de estos métodos.
La fracción de Altamira ha intentado ser un ala resistente al giro de la mayoría del PO. Pero poco podrá hacer si mantiene las viejas recetas de la posguerra para oponerlas al posmodernismo twitero. La razón histórica de todo grupo que se reivindique trotskista es tomar en sus manos la enorme tarea de establecer las bases teóricas para la ruptura con las concepciones heredadas de las principales corrientes centristas del trotskismo, que en estos años han sido golpeadas por la crisis capitalista, pero de las cuales no ha habido rupturas por izquierda, sino más bien que tienden a la descomposición.
El pasado 26 de junio, el Juez Hugo Vaca Narvaja y la fiscal Graciela López de Filoñuk avanzaron en la causa contra los estudiantes que participaron de la lucha educativa del 2018 determinando el procesamiento de 27 estudiantes bajo el cargo de “usurpación por despojo”.
Este avance en la criminalización de la protesta pretende disciplinar a los luchadores que enfrentamos los planes de ajuste de Macri, el FMI y sus defensores en los órganos de gobierno de la UNC. La justicia burguesa viene demostrando que no escatimará esfuerzos para atacar a quienes luchamos contra las recetas del imperialismo para la región: reforma laboral, previsional, en educación, etc. que todos los gobiernos, incluso las distintas fracciones burguesas que se enfrentaran en las próximas elecciones, vienen aplicando obedientemente.
Pero también el fallo deja en claro a quien defiende esta justicia patronal. La carátula de usurpación por despojo es para defender a todos los pequeños patrones que usufructúan los espacios de la universidad con sus negocios como bares, fotocopiadoras, kioscos, empresas de limpieza, etc, todos con trabajadores precarios. Se hace urgente dar una respuesta a la altura del ataque.
El Estado burgués pondrá todas sus instituciones para atacarnos: debemos responder enérgicamente organizándonos desde nuestras herramientas de lucha como son los Centros de Estudiantes, la FUC y los sindicatos Docente y No-Docente. Debemos exigir a las conducciones la convocatoria urgente a asambleas para preparar una marcha en contra de la persecución política y un plan de lucha para conseguir el desprocesamiento de los compañeros. Sabemos que las conducciones hoy al frente de nuestras organizaciones no han movido un dedo ante el ataque a los compañeros, esto solo demuestra que esas conducciones por acción u omisión son cómplices de la política de persecución, si no están a la altura del ataque deben ser barridas de la dirección. ¡Recuperemos nuestras organizaciones para la lucha!
Las enormes marchas en Brasil en contra del recorte en el presupuesto educativo del 30 %, como así también el contundente paro de los profesores junto a los estudiantes en Chile que enfrentan la política de J“aula segura” y el desfinanciamiento para educación, demuestran que en la región hay una importante predisposición a enfrentar al imperialismo y sus recetas. Se hace urgente que estrechemos lazos los compañeros de distintos países para desarrollar una potente unidad en la lucha antiimperialista.
Desde la COR, Corriente Obrera Revolucionaria, llamamos al conjunto de las corrientes de izquierda a una reunión que nos permita prepararnos para dar esta pelea.
En estas elecciones el FIT amplió su frente electoral aliándose con el MST. Con la idea de la unidad de la izquierda para tratar de revertir los magros resultados electorales del FIT en las elecciones provinciales, lanzaron la táctica de llamar a otras corrientes como AyL, de Zamora, el MST y al Nuevo MAS a integrar candidatos a las listas. Zamora se negó, el NMAS lo consideró como un ultimátum -con las candidaturas más importantes ya definidas- y el MST aceptó.
Si ya el FIT era un frente electoral donde los partidos que lo conforman -el PO, PTS e IS- lo demuestran en cada acción de la lucha de clase, la alianza con el MST consolida un giro centrista que los aleja más y más de la independencia de clase.
Todos los grupos que nombramos en esta nota llamaron a votar en el balotaje en Brasil a Haddad, el candidato del PT. Es la demostración en el plano internacional de la nula independencia de clase.
Porque insistimos en la necesidad de la independencia de clase, porque sostenemos que para desarrollar una vanguardia obrera es condición central reorganizar un sector de nuestra clase que rompa con la burguesía y pelee por la construcción de un partido revolucionario que prepare la toma del poder para destruir al Estado burgués.
Para el FIT-Unidad la independencia de clase debe ser una independencia política y la idea de política es que no vote a los partidos patronales. Esto puede ser un aspecto, pero la política para los revolucionarios es economía concentrada y, aunque suene pianta votos, la política de la dictadura del proletariado es la más concentrada de todas las políticas concebibles.
Y en donde más se expresa la negación de la independencia de clase es en el programa que acordó esta nueva coalición para disputar el voto en las elecciones.
El programa del FIT-Unidad es un programa estatista y redistribucionista. En su programa plantea una relación con el Estado burgués, que no lleva a su destrucción sino a que mejore su funcionamiento incorporando el control obrero y de usuarios. Es una concesión programática a un proceso histórico como fueron los Estados de bienestar, incorporan una indefinida categoría social de usuarios y sin tener en cuenta que el Estado es una firma burguesa. Eso llevado al programa es de conciliación de clase. El control obrero nada tiene que ver con estas visiones estatistas. En otra parte del programa desarrollan un sinfín de medidas con impuestos a los grandes capitales y otros impuestos. Acá nuevamente vuelven a caer en una incomprensión del concepto de Estado para los marxistas. Los impuestos son para mantener al Estado burgués. Y de forma increíble plantean que con el cobro de esos impuestos se podría distribuir para mejorar las condiciones de vida de la gente. Esa es la concepción redistribucionista, que nos dice que ataquemos las ganancias de los capitalistas en la distribución y no en la producción. La lucha de clases es la lucha por la plusvalía, si llevamos a los trabajadores a pelear por cómo se distribuye mejor nuestra explotación y no atacamos de raíz el sistema de explotación no hay ninguna posibilidad de independencia de clase.
El Programa de Transición que defendemos los revolucionarios es un sistema de reivindicaciones transitorias que es la expresión de las lecciones del proceso de transición que dio la Revolución Rusa. Lo que los marxistas denominamos la injerencia del Estado obrero en la sociedad capitalista o, como definía a las medidas transicionales la III internacional, son medidas que aun operan formalmente en el marco del régimen burgués. Pero en realidad, son ya intervenciones del poder estatal proletario. Esta mecánica del programa de transición nada tiene que ver con el programa del FIT-Unidad, cuyo programa expresa su adaptación a los fenómenos políticos que se desarrollaron en los últimos años donde la crisis de dirección revolucionaria ha impedido dar una respuesta revolucionaria a nuestra clase para enfrentar la descomposición del imperialismo y los procesos de asimilación de los ex Estados obreros.
Recuperar la dinámica del Programa de Transición es una tarea de primer orden para no caer en consignas vacías y mecánicas de sistemas de consignas que buscan dialogar con la opinión publica y no apuntan a desarrollar una vanguardia obrera. La crisis del PO expresa en gran parte esta incomprensión del Programa de Transición, de ese partido y del conjunto de sus aliados en el FIT-Unidad.
En medio del desarrollo de la crisis mundial y de una crisis aguda en la Argentina se ha instalado un escenario electoral para saber quién va a presidir los destinos del país en medio de una importante debacle de la economía nacional y sus consecuencias en las condiciones de vida.
El 12 de junio cerraron los plazos para presentar alianzas para las elecciones de octubre, previo el mecanismo de las PASO. Dicho cierre mostró el nivel de crisis de los partidos patronales y la necesidad de buscar la mejor fórmula burguesa para combatir la crisis, pagar la deuda al FMI y preparar las condiciones de las reformas estructurales que el gobierno de Macri no pudo hacer. La crisis de los partidos burgueses llevó a sus direcciones a buscar coaliciones electorales ante la nula base social de sus partidos y la necesidad de mostrar al gran capital y al capital nacional su subordinación a los intereses del imperialismo y sus socios locales.
A modo esquemático se podrían dividir las distintas alianzas patronales y a las tendencias que expresan en el plano nacional e internacional de la siguiente manera. La fórmula Macri-Pichetto es expresión de la línea del imperialismo norteamericano, el FMI y de la burguesía monopolista. Los Fernández-Fernández expresan a los sectores de la burguesía no monopolista, centralmente a las PyMEs y, si bien buscan ser buenos alumnos del FMI, intentan aprovechar la guerra comercial entre EEUU y China para tener una mayor independencia en las decisiones en el futuro gobierno. Lavagna-Urtubey expresan al gran capital nacional industrial aliado al imperialismo.
La burocracia sindical se ubica en estas fórmulas según a qué empresarios representa, o enfrenta. Es evidente que, en este escenario de fórmulas, los trabajadores y nuestras luchas no están reflejadas y no podrían estarlo. Ellos son representantes del capital y sus distintas fracciones.
Hay algo que debemos dejar bien claro: por el nivel de crisis internacional y nacional, las fórmulas expresan la crisis, pero intentan dar una idea de unidad burguesa para descargarla sobre los trabajadores y ser fieles pagadores del FMI, eso los une a todos. Deben dirimir sus diferencias en las elecciones ante el fracaso del macrismo como recambio burgués.
Hay que agregar un elemento más al análisis de carácter estructural y es que la descomposición del imperialismo a nivel histórico -y sumido en una crisis mundial que aún no ha logrado dar solución- lleva a que en las semicolonias los gobiernos sean aún más débiles para garantizar las reformas. El caso más emblemático es el gobierno de Bolsonaro en Brasil que, a pesar de que gran parte de la izquierda le atribuyó superpoderes, hoy está enfrentando grandes movilizaciones con una enorme huelga general el 14/06 en contra de su política. La izquierda en Brasil llegó al/ colmo de llamar votar a Haddad, el candidato del PT.
En un escenario electoral con las características que hemos esbozado más arriba, es necesario abrir un gran debate al interior de nuestra clase para propagandizar un programa obrero para salir de la crisis. Mostrar el potencial de los trabajadores en la producción ante la desorganización de la economía, que se puede organizar sobre otras bases. En las elecciones el voto de los trabajadores se da de forma diluida, pero en los lugares de trabajo nuestras decisiones y acciones hacen temblar a la burguesía.
Peleamos por la independencia de clase, por eso para nosotros no es lo mismo que un trabajador vote a sus verdugos, por eso utilizamos las elecciones para organizar a los trabajadores detrás de un programa, no en clave electoral, sino mostrando la necesidad de reorganizar una vanguardia que enfrente de forma revolucionaria la situación.
Nosotros llamamos a votar en blanco en estas elecciones, en una pelea, quizás en solitario, por la independencia de clases. El FIT en su alianza con el MST, y el NMAS, se han alejado de la independencia de clase en la necesidad de abrir un diálogo con la opinión pública y diversos movimientos, descartando el programa de transición para reemplazarlo por un sinfín de reivindicaciones de carácter estatista. Pero el fundamento más importante para llamar a votar en blanco es que tanto el grupo del FIT, del MST como del NMAS en Brasil llamaron a votar a Haddad, del PT, liquidando toda idea de independencia de clases.
Elecciones en San Luis 2019
Este domingo 16 de junio son las elecciones provinciales en San Luis. Se elige Gobernador, las intendencias y Diputados provinciales. Los representantes politicos de las patronales nos llaman a concurrir mansamente a las urnas para elegir a nuestro próximo verdugo.
En San Luis los candidatos con principal intención de voto provienen todos del riñón del peronismo: Alberto Rodríguez Saá que va por el “Frente Unidad Justicialista”, su hermano Adolfo Rodríguez Saá por el “Frente Juntos por la Gente”, y Claudio Poggi por el “Frente San Luis Unido”.
Los hermanos Saá van divididos en estas elecciones inmersos en una pelea fratricida por la Caja del estado, botín que compartieron alternándose en el poder desde 1983 casi hasta la fecha recordando que su candidato Poggi fue Gobernador entre 2011 y 2015.
Poggi hoy caído en desgracia dentro del PJ formó su alianza con Carlos Ponce (Intendente de San Luis, otrora delfín político del kirchnerismo en la provincia) y la UCR es decir un rejunte de ex PJ, kirchneristas y Macristas.
El resto de la militancia K se divide entre el Alberto (mayoritariamente) y en menor medida con Adolfo. Que lejos quedó el 2004 donde estos junto a la UCR reclamaban la intervención del Gobierno Federal ante el Despotismo de los Rodríguez Saá, luego de la represión a la Lucha Docente..
El saldo para los trabajadores de la provincia desde el 83 hasta la fecha con los gobiernos de los Saá y Poggi ha sido nefasto.
En el sector estatal la precarización laboral es la más profunda del país con trabajadores de distintos planes sociales de “ayuda gubernamental” realizando trabajos de distinta índole por un salario miserable y que además se puede acabar en cualquier momento de acuerdo a los caprichos del gobernante de turno. Y cada vez con menos chances de pasar a ser de planta permanente.
En cuanto a la juventud han estatizado a un sector con prebendas para tratar de continuar con la política de colaboración de clases y garantizar paz social, llevando las banderas de su militancia a festejar el Programa Empezar, es decir la legalización de la super explotación juvenil. Con este plan los jóvenes de 17 a 25 años podrán trabajar media jornada por $4500 mensuales aportados por el estado para subsidiar las ganancias patronales.
No hay paritarias para los trabajadores del Estado, la última lucha la llevaron adelante los trabajadores docentes en el 2010 y tras la derrota política que les propinó Alberto Rodríguez Saá los salarios los ha venido definiendo él a su gusto y placer.
Debemos recordar que el plan de reforma educativa con el que quiere avanzar el FMI en Argentina ha sido puesto en práctica por los Saá en la provincia desde fines de los 90´, han degradado el sistema educativo si lo comparamos con las otras provincia, Escuelas Charter, Autogestionadas, Digitales y ahora Generativas, distintos nombres para precarizar la educación y las condiciones de trabajo de los docentes.
Por el lado de los trabajadores del Sector Industrial y servicios los salarios son unos de los más bajos de convenio del país, salvo excepciones donde los sindicatos son un poco más fuertes. Producto de la crisis económica y la extinción de la Ley de Promoción Industrial han cerrado muchas industrias y se ha precarizado aún más las condiciones de trabajo sin poder poner un freno a las patronales
Pero esto no es culpa de los Saá o los Poggi, ellos si que han cumplido bien su papel de representantes patronales, llevando hasta el extremo su política de “Paz Social”, esto quiere decir para la burguesía que puedan acumular superganancias y superexploten a los trabajadores en un ambiente libre de conflictos. Y para los trabajadores que aguanten esas condiciones favorables al patrón.
Los verdaderos responsables de la situación de los trabajadores son los traidores en nuestras propias filas, la burocracia Sindical. Ellos han sido cómplices todos estos años del ataque patronal sobre los trabajadores.
Los sindicatos de trabajadores estatales que fueron derrotados en algún momento por los Saá jamás pudieron organizar nuevamente la fuerza de los trabajadores para ponerse nuevamente en pie de lucha, algunos dirigentes fueron cooptados y van o apoyan políticamente hoy las listas de Alberto, Adolfo o Poggi.
Párrafo aparte merece la CGT, cuyo secretario General es además Vicegobernador de la provincia. Y el principal garante de que los trabajadores deban resignar derechos ante cada ofensiva patronal
Cada vez que un sector de los trabajadores quiso organizarse contra la opresión patronal en estos años de “democracia” Fue duramente reprimido por el Gobierno de turno y su aparato represivo: los trabajadores de Bagley en el 86´, los docentes en 2004, los Municipales en 2005, los trabajadores de Pagoda en 2007, los de Tubhier en 2015 por nombrar algunos de los más importantes, la burocracia sindical fue cómplice de estos ataques.
No solo no movió un dedo para que estas luchas triunfen sino que además conspiró activamente con las patronales y el Gobierno para desarticularlos y llevarlos a la derrota.
En estas elecciones hay que votar Nulo o en Blanco
Para los trabajadores, atarnos a un sector de la patronal tiene consecuencias mucho más inmediatas que sólo meter la boleta en la urna.
Tanto los candidatos del PJ y los burócratas sindicales vienen bombardeándonos con un discurso que implica salir a defender a las patronales de las medidas del macrismo.
Por ejemplo, defender a las pymes por las caídas de ventas provocadas por las altas tasas de interés y por las importaciones. Ofrecen un programa de supuesto “crecimiento nacional” basado en la intervención del Estado a favor de este sector del empresariado, mientras dejan pasar los preventivos de crisis y las reformas laborales.
Frente a los despidos y suspensiones, nos dicen que tenemos que poner el hombro y ayudar a la patronal a pedir planes de protección de la industria, baja de impuestos y “compre nacional” o “compre San Luis”.
Al igual que a nivel nacional los representantes de los Frentes patronales (Macri-Pichetto, Fernandez- Fernandez, Lavagna, etc) son los candidatos del FMI, en la provincia Los Rodriguez Saá o Poggi son los candidatos del FMI.
Por otro lado se presenta en la provincia el Nuevo MAS, que sí denuncia el acuerdo con el FMI e impulsa las luchas de los trabajadores. Pero se ha metido de cabeza en el aparato político de la democracia patronal, sin denunciar la trampa en curso para normalizar el recambio burgués a través de las elecciones.
No se expresa la independencia política de los trabajadores en las papeletas de voto. El Nuevo Mas tiene por eso un programa estatista, que pone en el centro medidas que tomaría un gobierno de los trabajadores sin destruir las instituciones de la democracia patronal. ¿Con qué instrumentos? ¿Con decretos y leyes que deberá garantizar un aparato burocrático militar construido para defender la propiedad privada?
Ni que hablar del MST, la izquierda Sojera, otrora aliado del Nuevo Más, hoy integrando las listas del también Estatista FIT a nivel nacional.
No hay independencia de Clase en estas variantes de izquierda. Todas estas corrientes, agitando el espantajo de un gobierno “fascista” o “bonapartista de derecha” de la mano de Bolsonaro en Brasil, llamaron a votar a Haddad y al PT, es decir, a la corriente política continental que hizo teoría del respeto a las instituciones de la democracia burguesa para coartar todo accionar revolucionario de nuestra clase. Resultado: armó un partido reformista basado en los sindicatos y gobernó con Lula para EEUU y el FMI. En Argentina, no cabe duda, esto implicaría postrarse al kirchnerismo en una eventual segunda vuelta. No lo sabremos por ahora pero no sería muy diferente a lo que hicieron en Brasil.
Desde la Corriente Obrera Revolucionaria Llamamos a votar nulo o en blanco en estas elecciones del 16 de junio, desde una posición de independencia de clase.
Para hacer realidad la consigna ¡Abajo el Macrismo, fuera el FMI! debemos recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia sindical traidora y garante del ajuste y del plan de transición del imperialismo. Por la independencia de la clase obrera, rechazamos los pactos de “unidad nacional” con nuestros verdugos que proponen el peronismo y el resto de la oposición patronal.
Contra los despidos, suspensiones y la destrucción del salario, impongamos las escalas móviles de salario y horas de trabajo. Contra la estafa de los preventivos de crisis, abramos los libros de contabilidad de las empresas para desnudar la mentira de las supuestas crisis o en su defecto declarar la bancarrota de un sistema social basado en la explotación.
Contra los tarifazos, ampliemos las funciones de los sindicatos de los grandes servicios para garantizar el gas, la electricidad y la salud a las familias obreras. Que las patronales se hagan cargo del costo del boleto de transporte. Que abran las escuelas y las universidades a la clase obrera. Por el control obrero de la producción por rama industrial a través de los sindicatos.
Pongamos en pie en San Luis un plenario de delegados para discutir las medidas, métodos y programa para recuperar los sindicatos y unificar al movimiento obrero en una Central Única de Trabajadores.
Necesitamos agrupar a la vanguardia en oposiciones sindicales revolucionarias por rama y pelear un por un Congreso de Delegados de base con mandato, para poner en pie la fuerzas de nuestra clase y derribar el plan del imperialismo para toda la región. Y así desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario de la clase obrera.
Marcos Reinoso
Corriente Obrera Revolucionaria
11-06-2019
Este domingo 9/6 serán las elecciones primarias abiertas y obligatorias provinciales y en 14 municipios de los 18 departamentos de Mendoza.
Fracasado su intento de reformar la Constitución Provincial, el gobernador Alfredo Cornejo no tiene chance de reelección, por lo que designó como su delfín al actual intendente de la ciudad de Mendoza, Rodolfo Suárez. Cornejo, como presidente de la UCR, impulsó en la convención de su partido la continuidad de la alianza con el PRO, pero antes se ocupó de desdoblar las elecciones para intentar despegar los resultados del lastre de Macri.
El oficialismo provincial, “Cambia Mendoza”, es un frente que ganó la provincia en 2015 y le arrebató varios municipios al peronismo, mediante un acuerdo entre la UCR, el PRO, el Frente Renovador y el PD. Con la abierta colaboración del golpeado peronismo provincial y el kirchnerismo, la gestión de Cornejo impuso un plan claramente antiobrero y de ajuste.
El plan de modernización de Ibarra tuvo un aplicador ejemplar en Mendoza. El Ítem Aula, como medida de productividad docente y disciplinamiento estatal, fue una dura derrota a los trabajadores de la educación, que pesó sobre el conjunto de los estatales. Esta medida, elogiada por los voceros del imperialismo, tuvo su complemento en el ataque a los convenios colectivos y las paritarias, los despidos y desguace de organismos. Los trabajadores de la industria y los servicios también fueron objeto de ataque, con la reforma de la Justicia Laboral, en perjuicio de los trabajadores y a tono de los intereses de las ART y las patronales. Mendoza fue pionera en la legalización de plataformas precarizantes como Uber. El cambio en el sistema de transporte, Mendotran, implicó un doble ataque. El aumento del boleto y, de hecho, un aumento generalizado de la jornada laboral, aumentando el tiempo requerido para llegar al lugar de trabajo.
El plan antiobrero incluyó un fuerte ataque a las organizaciones obreras y la juventud. El nuevo código contravencional provincial y de convivencia urbana en la ciudad de Mendoza, así como el andamiaje de medidas contra las tomas de establecimientos, de persecución y represión a estudiantes y trabajadores en lucha, se tradujeron en cientos de miles de pesos en multas a organizaciones sindicales, sociales y políticas, el procesamiento de luchadores, y la represión abierta a trabajadores y la juventud empobrecida.
La burocracia sindical de la CGT y la CTA fue un sostén importante del peronismo provincial, tras la crisis y dispersión que implicaron las derrotas electorales en 2015 y 2017. Así como fueron y son garantes de la tregua a Cornejo y a Macri, ahora pululan en las listas de Bermejo, candidato de los intendentes del PJ, y junto la candidata de Cristina en Mendoza, Anabel Fernández Sagasti. Cristina saluda su lista mendocina como expresión de la renovación política de la mano de la juventud, maquillaje de una lista copada por lo más rancio del peronismo con figuras impresentables como el ex gobernador Celso Jaque, Amstutz, Abraham, etc.
Tras 4 años de gestión de Cambia Mendoza, los estatales provinciales están entre los 4 sueldos más bajos del país. Mendoza tiene los niveles de inflación más altos a nivel nacional. El porcentaje de trabajadores en la informalidad laboral está el podio nacional. El peso económico de Mendoza, cayó al 6to lugar. El endeudamiento del estado provincial aumentó. Sin embargo, el conjunto de los pre-candidatos patronales, no se plantean retrotraer ninguna de las “reformas” impuestas por Cornejo. Al contrario, se disputan el favor de los empresarios, postulándose como los gestores de los planes de impulso estatal a la reconversión capitalista de la agotada estructura productiva provincial.
Entre proyectos estatistas, la independencia de clase está ausente en el debate
La crisis económica nacional agravó la decadente agroindustria regional, históricamente subsidiada y sostenida desde el Estado, que innumerables veces socializó las deudas privadas para sostener una clase parásita de empresarios bodegueros y pymeteros de todo tipo. Ante la concentración y relocalización productiva (La Campagnola), las quiebras y cierres de plantas (La Colina, Alco, etc), una vez más se ensayan recetas estatistas. El FIT, abandonando ya cualquier atisbo de programa revolucionario, despliega una campaña que agita la idea de que la anarquía capitalista y sus efectos más nefastos sobre la población asalariada y pauperizada pueden canalizarse a través del Estado capitalista capaz de planificar y armonizar las contradicciones. Si esta idea es errónea y perniciosa para la clase obrera respecto del semi Estado argentino, se vuelve absurda respecto de un estado provincial. “Empresa estatal de alimentos”, “mercado único provincial”, son consignas que dan cuenta de la presión de la conciliación de clases sobre el programa del FIT. Una vez más, en su participación en el régimen burgués alientan ilusiones en las posibilidades de reforma del semi Estado mediante sus propias instituciones. Por más que declamen que la crisis la tienen que pagar los capitalistas, está totalmente ausente cualquier idea que cuestione la propiedad privada.
Tampoco se guían por el principio de independencia de clase en las organizaciones de trabajadores donde tienen responsabilidad de dirección. Tanto en SUTE como en ATE, las fuerzas del FIT, establecen acuerdos y postulan como representación de los trabajadores a tendencias burocráticas y de conciliación de clases, que ahora pretenden enfrentar en las urnas de las PASO. Las multicolores, integrando a los aliados del PJ (PCR), los acuerdos con viejos burócratas que hoy pueblan las listas de Bermejo y Sagasti, expresan el abandono de la tarea de combatir los programas conciliadores en las organizaciones obreras. De tendencias como el MST, basta decir que hace tiempo cruzaron la barrera de clase.
No es una decisión “táctica” del FIT en Mendoza. Los partidos que integran el FIT ya sucumbieron a la polarización planteada en Brasil, y llamaron a votar por Haddad y el PT como el mal menor frente a la variante “bonapartista de derecha” y “fascista” de Bolsonaro. Así, la independencia de clase que proclaman que la clase obrera exprese mediante el voto, terminó sacrificada en las urnas en pos de una variante frente popular en forma de partido. En base a estos fundamentos es que la Corriente Obrera Revolucionaria llama a votar nulo o en blanco.
Instamos a los trabajadores y la juventud a no depositar ninguna confianza en que el resultado de las urnas hará la diferencia respecto a las tareas que plantea enfrentar los planes patronales para hacernos pagar la crisis en curso. La burocracia nos hace perder un tiempo valioso en este impase de tregua, mientras los capitalistas definen la junta de administración de sus negocios para los próximos años. Preparemos la ruptura de la tregua. Impulsemos el debate en cada lugar de trabajo y de estudio sobre cuáles son las medidas y el programa para afrontar la crisis desde nuestros intereses como trabajadores. No será en la legislatura del código contravencional y el ítem aula, donde los mismos personeros del capital rotan de asiento, el lugar donde nuestra voz e intereses se impongan. Necesitamos poner en pie nuestras propias instancias de deliberación y resolución, un congreso de delegados de base mandatados, que prepare un plan de acción orientado a tirar abajo los planes del FMI. Que unifique a los trabajadores estatales, de la industria y los servicios en un paro general, con ocupación de plantas y reparticiones, que despliegue nuestra fuerza como clase para barrer con el conjunto de medidas antiobreras de Cornejo y Macri.
Los acuerdos de cúpulas, como el frente de unidad estatal, no duraron ni dos meses. Divididos en distintas listas, ni siquiera los reunió el ataque con el nuevo procesamiento de trabajadores por luchar, ésta vez a 3 dirigentes de SUTE. La recuperación de los sindicatos está ligada a la lucha por una Central Única de Trabajadores, independiente del Estado. Sólo un programa de independencia de clase puede orientar al activismo y los trabajadores antiburocráticos en estas tareas.
Corriente Obrera Revolucionaria – Regional Mendoza