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La Resolución 956/18 dictada por el Ministerio de Seguridad no es casual, luego del escenario del G20 donde los principales mandatarios imperialistas intentan rescatar al capitalismo putrefacto y disciplinar a la clase obrera mundial. Exigen a las semicolonias como Argentina aplicar un paquete de reformas que incluya la reforma laboral, previsional, educativa y de salud a escala mundial. Y un salto en la represión contra los trabajadores, tal como votaron en la cumbre de Lima y vienen aplicando en toda Latinoamérica. El cipayo, Mauricio Macri, viene imponiendo esta política de hambre y necesita de las fuerzas represivas para disciplinar con mano dura lo que no pueda contener ni la burocracia sindical ni el PJ ni la Iglesia. Para reprimir, tiene las armas que le vende Trump, Macrón e Israel. La militarización de la frontera norte y la presencia de la gendarmería en los barrios es parte de esta escalada. Y Schiaretti, pese a intentar distanciarse de Macri, es un colaborador más en el plan represivo que garantiza la sumisión de la Argentina al capital imperialista.
La Resolución 956/18 habilita a las fuerzas policiales y de seguridad federales para la utilización de armas de fuego legalizando lo que a diario las madres y familiares de los jóvenes de las barriadas sufren a manos de la policía. En la madrugada del jueves 22 de noviembre la policía bonaerense perpetró una violenta represión contra un grupo de militantes que realizaban una toma de tierras fiscales en La Matanza, con el saldo de varios detenidos y un compañero fusilado, Rodolfo Orellana, miembro de las Organizaciones Libres del Pueblo, integrantes de la CTEP. Con una diferencia de tan solo 48 hs, la policía de Córdoba golpea brutalmente y luego asesina por la espalda a otro militante del EO en CTEP, Marcos Jesús Soria.
Legalizan ahora lo que el Estado burgués, a través del monopolio de las armas, viene practicando hace largo tiempo mediante el “gatillo fácil”. La Resolución dictada por el Ministerio de Patricia Bullrich y publicada en Boletín Oficial establece que: permite a las fuerzas de seguridad disparar sin dar la voz de alto en caso de peligro de fuga o resistencia a la autoridad.
Este intento de darle un marco legal a la persecución, detención, tortura y asesinatos de miles de trabajadores que enfrentan este plan sistemático de hambre y palos nos obliga a la clase obrera de conjunto a organizar la autodefensa y acaudillar a la juventud y al pueblo pobre en el enfrentamiento a la política represiva del Estado burgués.
El aparato represivo es el núcleo del Estado burgués en tanto aparato burocrático-militar y su principal tarea es la defensa de la propiedad privada de los medio de producción. Y es allí, en la producción, donde debemos atacar a la burguesía. La centralidad de la clase obrera es la que puede ofrecer una salida al conjunto de los sectores golpeados por el ajuste, dirigiendo una gran lucha antiimperialista. Los sindicatos cumplen un rol fundamental en este enfrentamiento, una de las principales tareas que tenemos los revolucionarios es recuperarlos de manos de la burocracia sindical para ampliar sus funciones y organizar la autodefensa de nuestra clase. ¡Por la disolución de la policía y todas las fuerzas represivas!
Es imperiosa la necesidad de poner en pie un congreso de delegados de base de todos los sindicatos y centrales, que discuta un programa de salida a la crisis y un plan de lucha con paros, piquetes y toma de fábricas y establecimientos para dar por tierra con los planes del imperialismo para la región. Por un programa transicional, que levante las escalas móviles de horas de trabajo y de salario incorporando a la producción a los desocupados, el control obrero de las ramas de la producción y los servicios y la expropiación de los capitalistas. Para llevar a la acción estas tareas, es necesario poner en pie el Partido Revolucionario, sección nacional de la IV internacional reconstruida.

¡Justicia para Soria, Orellana y todos los compañeros asesinados!
¡Desprocesamiento de los luchadores, libertad a los presos por luchar!
¡Por la disolución de las fuerzas represivas!
¡Abajo el Macrismo! ¡Fuera el FMI!

10/12/2018

Lunes, 10 Diciembre 2018 20:56

Periódico 110 de la LOI (Brasil)

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Lunes, 10 Diciembre 2018 20:39

Apuntes del primer Congreso de la TRCI

Los días 17 y 18 de noviembre realizamos en Buenos Aires el I Congreso de la TRCI. Participaron delegados de la COR Chile, la COR Argentina y la LOI Brasil. En el Congreso pudimos avanzar en una mayor comprensión de las tendencias generales a nivel mundial del desarrollo de la crisis y los fenómenos políticos de Latinoamérica.

Consideramos que estamos dentro de un periodo histórico caracterizado por una tendencia a la descomposición del imperialismo y un proceso de asimilación capitalista de los ex Estados obreros.

Todo este periodo está signado por una crisis histórica del sistema capitalista, ya que su fase imperialista entra en contradicción en la relación entre el capital y el Estado; no tanto en cuanto a su naturaleza de clase, sino en sus formas de dominación política, es decir, en garantizar la reproducción capitalista a nivel mundial dentro de un sistema de Estados en crisis. Hablamos de descomposición en cuanto a que el elemento decadente del imperialismo, como característica histórica, está generando una descomposición social que ataca sus propias bases del capitalismo. Una de las características de la decadencia del capitalismo en su fase imperialista es que esta fase convierte a gran parte de la burguesía de las potencias imperialistas en rentistas; lo que denominó Lenin como la formación de Estados rentistas. En el proceso histórico de este fenómeno, la penetración imperialista a nivel mundial generó una mayor descomposición de la burguesía mundial y su relación con la producción y una mayor diferenciación de la clase obrera entre la denominada aristocracia obrera, semi aristocracia y una burocracia sindical más asimilada al sistema capitalista. Las tareas históricas de la burguesía se diluyen ante el avance del imperialismo como superestructura del capital y a su paso descompone las relaciones de clases.

Hoy la burguesía imperialista intenta discutir un nuevo pacto entre capital y trabajo, ante la ruptura del pacto de posguerra y desde acá se entiende la línea de reformas fiscales, laborales y previsionales como política internacional para redefinir las relaciones de fuerza.

Actualizamos las tesis presentadas al Congreso, con los procesos de la coyuntura internacional, y el desarrollo de la crisis mundial, centralmente las elecciones de medio término en EEUU y el triunfo de Bolsonaro en Brasil. Con respecto a EEUU definimos que los resultados de las elecciones no lograron inclinar la balanza a favor de ninguno de los contendientes, se dio un equilibrio de fuerzas que le permitió a Trump mantener chances a una futura reelección y a los demócratas la posibilidad de un mayor control de gobierno de Trump. Los republicanos mantuvieron su base electoral sin aun lograr una base social para las políticas imperialistas, como la guerra comercial desatada por la actual administración. Y los demócratas no pudieron imponer la famosa ola azul, pero sí lograron contener en sus filas a toda un ala de movimientos sociales, feministas, LGTB y seudo socialistas que les permitió hacer una muy buena elección y recuperar la cámara de representantes. En el plano internacional las potencias que son atacadas por EEUU leyeron las elecciones como un retroceso parcial de Trump. Discutimos también la relación de EEUU con China, la Unión Europea, Rusia e Irán. Reforzamos las tendencias que desarrollamos en las tesis sobre el proceso de descomposición del imperialismo.

En el desarrollo de la crisis mundial puede haber coyunturas de crecimiento, no de conjunto, sino de algunas ramas e inclusive de unas ramas contra otras y que la necesidad de recrear una aristocracia obrera se basa en la necesidad de fortalecer una base social, lo cual es un problema estructural de un Estado imperialista. Y se da una contradicción central entre un EEUU que debe fortalecer una aristocracia obrera y una UE que debe atacar a su aristocracia obrera para fortalecer al Estado ante la guerra comercial.

Sobre el triunfo de Bolsonaro, reforzamos la idea de por qué no es fascismo, como explicamos en las notas publicadas en la página web e intentamos profundizar sobre la relación de la pequeña burguesa con el concepto de bonapartismo sui generis. Retomamos los escritos de Trotsky sobre Latinoamérica y cómo se expresan las leyes generales del capitalismo y su combinación especial en los países semicoloniales. Este análisis es importante, ya que no es lo mismo la relación de la pequeña burguesía con una burguesía imperialista, que este mismo sector de clase en relación con la relativamente débil burguesía de los "semi Estados" (sub burguesía), mediado por el imperialismo. Las características de esta pequeña burguesía en las semicolonias impiden la aparición del fascismo, ya que jamás un capital “nacional “puede ser un capital financiero imperialista, más bien depende de este capital internacional para su subsistencia. Por lo tanto, la pequeña burguesía adquiere otro tipo de características; su ala más radical y democrática intenta mejorar las condiciones institucionales del "semi Estado" y se refugia en la educación -como contrapeso en el plano de la conciencia- para impedir el avance más reaccionario del capitalismo. El desarrollo histórico en los países semicoloniales de una pequeña burguesía urbana y, principalmente, rural fue sustento -vía las revoluciones democrático-burguesas- de la formación de lo que conocemos como la sub burguesía.  

Fue necesaria esta precisión ante el avance de diferentes movimientos de características pequeño-burguesas y la discusión sobre cuál es la tarea de los revolucionarios para poder influenciarlos. En esto los revolucionarios planteaban que la única forma para que la pequeña burguesía confíe en el proletariado es lograr que el proletariado confíe en sus propias fuerzas, que recupere el rol de caudillo y realice las tareas históricas que la burguesía es incapaz de realizar por su descomposición. Por eso es una política errada de la izquierda el llamado a votar a Haddad, en su adaptación a los movimientos, que lleva a sembrar más confusión.

El I Congreso reforzó la idea de poner en pie un núcleo revolucionario por la reconstrucción de la Cuarta, tarea en la que estamos embarcados quienes conformamos la TRCI. También creemos que es prioritario que las corrientes revolucionarias que reivindicamos la necesidad de la IV Internacional y la lucha por la dictadura proletaria que impulsemos las medidas necesarias para que poner en pie y unificar a la vanguardia obrera internacional detrás de un programa revolucionario. Por esto es que hemos llamado a una Conferencia Latinoamericana para comenzar inicialmente en nuestra región a ayudar a la vanguardia en el arduo proceso de forjar la dirección revolucionaria.

 

Jueves, 06 Diciembre 2018 19:33

En las calles de los chalecos amarillos

 

Por COR Chile

Los llamados “chalecos amarillos” irrumpieron en luchas callejeras en tres jornadas 17 y 24 de noviembre y 1 de diciembre  que ocuparon la capital parisina y se replicó en varias ciudades de Francia, extendiéndose incluso a Bélgica. Luchas que retomaron los históricos métodos de la clase obrera francesa del enfrentamiento y las barricadas. El último 1 de diciembre terminó con enfrentamientos abiertos en el arco del triunfo con cientos de detenidos, decenas de heridos y procesados. El origen de estas protestas fue ocasionado por un aumento en el impuesto de los combustibles que comenzaría a regir desde enero del 2019. Ante la extensión e intensidad de las protestas, el gobierno de Macrón primero decidió prorrogar por seis meses la aplicación de esta medida, para finalmente suprimirla, junto con el congelamiento de las tarifas de gas y electricidad para el invierno que se avecina, mientras intenta infructuosamente buscar interlocutores en un movimiento espontáneo y socialmente heterogéneo.

De una crisis capitalista

El continente europeo se encuentra atravesando una aguda crisis producto de la crisis estructural de capitalismo imperialista y su proceso de descomposición. Los desequilibrios interestatales presionan al bloque de la UE hacia el desmembramiento como puede verse en la tortuosa salida del bloque del Reino Unido (Brexit) o en la definición del presupuesto italiano que contradice los parámetros  de equilibrio fiscal fijado por el tandem Alemania y Francia que pretende otorgar estabilidad a los bancos y al capital financiero. Esto es aguijoneado tanto por la guerra comercial emprendida por EEUU principalmente con China, que si bien han pactado una frágil tregua luego del G20, es probable que el imperialismo norteamericano pretenda oportunamente incrementar las disputas interimperialistas con Europa profundizando su crisis, como lo manifestó en sus críticas al acuerdo de Teresa May con la UE. Si a esto le sumamos la criris en el proceso de asimilación de los ex Estados Obreros como Rusia que se ha reflejado en el oriente europeo con la práctica partición de Ucrania, y la situación convulsiva de Medio Oriente que ha impactado con la crisis migratoria, podemos darnos una idea de la gravedad del estado de salud del capitalismo. Estas tensiones interestatales, junto con una economía europea que en forma de recesión ha pretendido superar la crisis iniciada el 2008, constituyen un óptimo caldo de cultivo para que se desarrollen importantes tendencias a la lucha de clases o la irrupción de distintos sectores de masas.

Tendencias políticas y su naturaleza de clase

Los que han ocupado el proscenio con sus chalecos amarillos en esta ocasión han sido centralmente amplios sectores de la pegueñaburguesía de la ciudad y el campo. Una sector social de las “clases medias” que en todos sus estratos, desde los pequeños propietarios a los sectores cuentapropistas y asalariados, vienen gradualmente sumergiéndose en una crisis económica y social sin salida. Más en general expresan la ruptura violenta con el gobierno de una importante base social de Macrón, el que emergió como subproducto de una aguda crisis del sistema de partidos los que eran parte constitutiva del equilibrio capitalista de la post-guerra en la V República. Este equilibrio también se basaba en las políticas del llamado “Estado de bienestar” que significó un gran pacto entre el capital y el trabajo, sostenido por la burocracia sindical imperialista,  como medida preventiva ante la posibilidad de que se extendieran procesos revolucionarios a la salida de la segunda guerra mundial. Justamente la política de la burguesía imperialista francesa ha sido la de atacar a su propio proletariado para fortalecerse como actor de peso en Europa y redoblar su presencia militar en África. Es por ello que la política del gobierno de Macrón se centró en atacar al Estado de bienestar, intentando imponer un nuevo pacto entre el capital y el trabajo con políticas como la reforma laboral, la desregulación y demantelación del sector ferroviario, la reforma al seguro de cesantía, etc.

Polos del arco político superestructural como Reagrupamiento Nacional (ex Frente Nacional) de Le Pen y la Francia Insumisa de Melechón, han gesticulado simpatizar con el movimiento para coincidir en un llamado a la disolución de la Asamblea Nacional y el llamado a elecciones. Desde los partidos burgueses más tradicionales y en crisis como los Republicanos o el Partido Socialista llaman a un referéndum sobre las medidas del combustible. Una manifestación de cómo se reacomodan los partidos del régimen ante un periodo convulsivo que estará marcando distintas etapas de la lucha de clases ante un gobierno abiertamente debilitado. También es expresión de que la pequeñaburguesía se distingue por su dependencia económica de la gran burguesía y su heterogeneidad social, incapaz de tener una expresión política independiente. Que mejor ejemplo de su heterogeneidad que elementos juveniles tanto fascistas como anarquistas combatiendo en simultáneo en las calles a las fuerzas represivas.

La necesidad de un programa

Desde el 2016 han recorrido Francia luchas obreras contra la reforma laboral, primero la de Hollande y luego la de Macrón, que atacan y precarizan los salarios y las condiciones de trabajo. Podemos agregar luchas importantes como las del los electricistas, los petroleros, los aeronáuticos o las de los ferrocarriles, en su gran mayoría maniatadas y desviadas por las políticas de conciliación de clases y de defensa del Estado burgués imperialista de la burocracia sindical de la CFDT, CGT, FO o SUD, que han impedido fortalecer a un sector de la vanguardia obrera para que intervenga decididamente en esta crisis. Un ejemplo de ello lo da el dirigente de la CFDT Laurent Berguer quien hoy llama al gobierno a levantar un “pacto social”, “fortalecer los cuerpos intermedios” y negociar empresa por empresa items de “movilidad” para amortiguar el impuesto a los combustibles.

La juventud, tanto de las escuelas como de las universidades, han sido un actor de organización y movilización en el último periodo contra los ataques del gobierno a la educación. Así mismo se han expresado de forma explosiva los jóvenes de los suburbios (banlieue) ante las razzias policiales, con una considerable composición de jóvenes inmigrantes o descendientes, los que constituyen un fermento revolucionario de toda la situación política.

La pequeñoburguesía, incapaz de tener una salida independiente, tarde o temprano buscará entre los partidos burgueses,la salida a su impaciencia y desesperación. Las tendencias de extrema derecha como Le Pen, expresión misma de la debacle del imperialismo francés, podrán fortalecerse pero sólo en la medida que se asesten duros golpes a la clase obrera, único factor histórico revolucionario.

El proletariado es el único capacitado para brindar una salida, si y solo si es capaz de levantar un programa revolucionario que lo dirija hacia la toma del poder y la expropiación de la burguesía.  Sólo confiando en sus propias fuerzas es que la clase obrera puede erigirse como caudillo de la nación explotada y oprimida y arrastar tras de sí a las masas de la pequeñoburguesía arruinada por el capitalismo y sumida en la desesperación.

Contrario a esta perspectiva marxista están corrientes como el NPA que proponen impulsar una movilización general para impulsar la “convergencia con el movimiento laboral y social”, es decir,  una perspectiva de diluir un programa obrero en un sinfín de “demandas sociales, económicas, ecológicas, etc”. Por su parte partidos como Lutte Ouvriere sólo se restringen a una perspectiva de tipo sindicalista, limitando el horizonte a la lucha por el aumento del salario. Lejos de su análisis están definir a Francia como un país imperialista, elemento central para entender la relación que establecen la burguesía tanto con la pequeñoburguesía como con sectores de ésta como la aristocracia obrera.

Es preciso que la vanguardia obrera francesa y del continente europeo luchen contra la burguesía imperialista colocando como norte la pelea por los Estados Unidos Socialistas de Europa. Para ello deberán hermanarse con los trabajadores de los países coloniales y semicoloniales. Poner en marcha la construcción del Partido mundial de la Revolución socialista, la IV Internacional reconstruida, es una necesidad vital para que las nuevas generaciones puedan intervenir y guiar al proletariado, en el desarrollo de la lucha de clases, hacia la toma del poder y el derrocamiento de la burguesía.

 

Mientras en Buenos Aires se desarrollaba la cumbre del G-20, para la cual la ciudad quedó prácticamente sitiada con la suspensión total del servicio de trenes, la empresa Ferrovías anunció el despido de 29 compañeros del Belgrano Norte. Luego se supo que se está planeando desvincular a unos 400 trabajadores. Ni bien se conoció la noticia los compañeros se organizaron y a comienzo de la semana realizaron masivas asambleas para que no pase ningún despido.

La burocracia sindical de la Unión Ferroviaria llamó a hacer un paro recién el jueves 6. Desde la COR llamamos a hacer un paro activo ese día y exigimos a la UF un paro nacional en todas las líneas para enfrentar el plan de ajuste de Macri y los empresarios, con la complicidad de la burocracia sindical.

Entre 30 de novembro e 1º de dezembro, a cidade de Buenos Aires sediará a Cúpula dos Presidentes do G20. O G20 foi concebido como um fórum a partir do qual os países imperialistas (EUA, Japão, Alemanha, França, Grã-Bretanha, Itália) e os dirigentes dos ex-estados operários (China e Rússia) poderiam negociar políticas econômicas diante da crise das instituições do pós-guerra. Após a eclosão da crise mundial em 2008, tornou-se mais relevante, incorporando os chefes de Estado dos 19 países mais a União Europeia (UE), para tentar coordenar as políticas de resgate do capitalismo em putrefação, como foi o caso das políticas de emissão monetária massiva e baixas taxas de juros lançadas pelos bancos centrais do Japão, UE e o FED dos EUA, juntamente com um ataque abrangente contra a classe trabalhadora e suas organizações em nível mundial.

            Desde a chegada de Trump ao comando do imperialismo ianque, a política de coordenação econômica das potências imperialistas tornou-se um questionamento, aprofundando a guerra comercial e a política agressiva em relação aos países semicoloniais, como os países da América Latina. Portanto, espera-se que Trump e seus parceiros dos demais países imperialistas usem o fórum como tribuna para suas disputas, enquanto os EUA disciplinam aos países do seu quintal (México, Brasil e Argentina), com a contribuição do FMI. E aprofundam a agenda de reformas contra o proletariado, incluindo reformas trabalhistas, previdenciárias, educacionais e no campo da saúde em todo o planeta.

Na Argentina, a Cúpula de Buenos Aires será um ensaio do governo e do imperialismo para impor o ajuste da fome com repressão e mão forte, trazendo um virtual estado de sítio para a cidade. Faz parte da escalada repressiva, que inclui a militarização da fronteira norte e o envio das forças nacionais (gendarmería) para os bairros das grandes cidades. Uma política que também se aplica no Brasil, com o comando militar de segurança do Rio de Janeiro e a militarização das favelas.

As burocracias sindicais em nossa região estão deixando passar a ofensiva imperialista, colocando-se no papel de contenção como a CGT, ou mergulhadas em uma profunda crise por conta de sua histórica linha de conciliação de classes, como a CUT do Brasil, a CUT do Chile e os CTAs da Argentina.

            Os líderes do G20 merecem que a classe trabalhadora latino-americana os receba lutando com os métodos operários contra suas tentativas de descarregar sua crise nas nossas costas. A classe trabalhadora deve encabeçar uma grande luta anti-imperialista, em seu enfrentamento revolucionário contra o capitalismo. Precisamos paralisar as empresas imperialistas, atingindo a produção e preparando a autodefesa para enfrentar Trump e os governos regionais que sustentam sua política. Impulsionemos assembléias nos locais de trabalho e vamos impor à burocracia congressos de delegados eleitos para que os trabalhadores tomemos em nossas mãos a tarefa de propor uma saída para a crise, acaudilhando os demais setores do povo explorado. O movimento estudantil dos diferentes países tem se proposto a dar apoio às ações operárias com suas energias, atuando como um batalhão auxiliar, a partir de assembleias nos locais de estudo e ações nas ruas.

            Para expulsar definitivamente o imperialismo da América Latina, é necessário lutar pelo controle operário por ramo, superando as fronteiras nacionais, e pela expropriação do capital imperialista, desenvolvendo assim a luta pelo poder, ou seja, pela ditadura do proletariado e sua extensão internacional em uma Federação de Repúblicas Socialistas da América Latina. É fundamental conquistar a solidariedade do proletariado dos países imperialistas nesta perspectiva, principalmente do proletariado norte americano.

            Para isso, impõe-se a necessidade de uma direção internacional, de um partido mundial baseado no programa de transição e na teoria da revolução permanente. Propomos às correntes que reivindicam a necessidade de reconstruir a IV Internacional e a luta pela ditadura do proletariado que impulsionemos as medidas necessárias para colocar em pé e unificar a vanguarda operária internacionais através de um programa revolucionário. Para isso, chamamos a uma Conferência Latino-Americana para começar, inicialmente em nossa região, a ajudar a vanguarda no árduo processo de forjar a direção revolucionária.

 

24/11/2018

TRCI

Tendencia Revolucionaria por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional

COR (Chile) – LOI (Brasil) – COR (Argentina)

November 30 and December 1 the city of Buenos Aires will be the seat of the G20 presidents’ summit. The G20 was designed as a forum where the imperialist Powers (USA, Japan, Germany, France, UK, Italy) and the leaders of the former workers’ States (China and Russia) could negotiate economic policies before the crisis of the postwar institutions. After the burst of the world crisis in 2008, it gained more relevance by incorporating the chiefs of state of the 19 member countries plus the European Union (EU) in an attempt to coordinate rescue policies for the rotting capitalist system; such was the case of the policies of monetary quantitative easing and low interest rates launched by the Central Banks of Japan, the EU, the American FED, along with an all along the line attack against the working class and its organizations, worldwide.

Since Trump’s arrival at the American imperialist command, the economic policy of coordination of the imperialist Powers is put under question; while the trade war gets more intense as well as the aggressive policy towards semi colonial countries, like the case of Latin American countries. So, it is expected that Trump and his counterparts in the other imperialist countries use the forum as a platform for their disputes, while the USA disciplines its backyard (Mexico, Brazil, Argentina), with the aid of the IMF. Thus they go ahead with the agenda of reforms against the proletariat, including labor, pensions, education and health reforms all over the globe.

In Argentina, the Buenos Aires Summit will be a rehersal for the government and imperialism to impose the adjustment with repression and iron-hand, diagramming a virtual curfew in the city. This is part of the repressive escalation, that includes the militarization of the Northern border and the deployment of gendarmerie to the slum areas of big cities. A policy that is also being applied in Brazil, with the military command of security in Rio de Janeiro and the militarization of favelas.

The union bureaucracies in our region are overlooking the imperialist offensive, by playing themselves the role of contention, such as the Argentinean CGT, or undergoing a deep crisis due to their historical line of class conciliation, such as the case of the Brazilian CUT, the CUT of Chile and the CTAs in Argentina.

The leaders of the G20 deserve that the working class receives them fighting with the workers’ methods against their attempts to make us pay for their crisis. The working class must lead a great anti-imperialist struggle, in its revolutionary confrontation to capitalism. We must paralyze the imperialist enterprises, to make target in production and prepare self-defense to confront Trump and the regional governments that support his policy. Let’s organize caucus gatherings in workplaces and impose the union bureaucracy shop-stewards congresses with mandate, so that the workers take in our own hands the task of providing a way-out to the crisis, by leading the other oppressed sectors of the people. The students’ movement in the different countries has the task to support the workers’ actions with their energy, acting as a supporting battalion, by organizing assemblies in their study places and actions in the streets.

To definitively expell imperialism from Latin America, we must struggle for the workers’ control in each industry, overcoming national borders, and for the expropriation of imperialist capital, developing thus the struggle for power, that means, for the dictatorship of the proletariat and its international extension in a Federation of Socialist Republics of Latin America. It is mandatory to win over the solidarity of the proletariat in the imperialist countries in this perspective, mainly the American proletariat in the North.

For this, it becomes necessary an international leadership, a world party based on the Transitional Program and the Theory of Permanent Revolution. We advance the proposal to the political currents that vindicate the need of the reconstruction of the IV International and the struggle for the proletarian dictatorship that we encourage the necessary measures to build up and unify the international workers’ vanguard around a revolutionary program. To do so, we call for a Latin American Conference, to begin, initially in our region, with the task of aiding the vanguard in its hard process of forging a revolutionary leadership.

11/24/2018

TRCI

Tendencia Revolucionaria por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional

COR (Chile) – LOI (Brasil) – COR (Argentina)

Entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre, la ciudad de Buenos Aires será sede de la Cumbre de presidentes del G20. El G20 fue diseñado como un foro desde el cual los países imperialistas (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia,) y los dirigentes de los ex Estados obreros (China y Rusia) pudieran negociar políticas económicas ante la crisis de las instituciones de la posguerra. Tras el estallido de la crisis mundial en 2008, cobró mayor relevancia al incorporar a los jefes de Estado de los 19 países miembros para intentar coordinar las políticas de salvataje al capitalismo en putrefacción, como fue el caso de las políticas de emisión monetaria masiva y bajas tasas de interés que lanzaron los bancos centrales de Japón, la UE y la FED de EE.UU., junto a un ataque en toda la línea contra la clase obrera y sus organizaciones a nivel mundial.

            Desde la llegada de Trump al comando del imperialismo yanqui, queda en cuestionamiento la política de coordinación económica de las potencias imperialistas, profundizándose la guerra comercial y la política agresiva hacia los países semicoloniales, como es el caso de los países latinoamericanos. Por ello, se espera que Trump y sus contrapartes de los demás países imperialistas usen el foro como tribuna en sus disputas, mientras EE.UU. disciplina a los países de su patio trasero (México, Brasil y Argentina), con el aporte del FMI. Y profundizan la agenda de reformas contra el proletariado, incluyendo las reformas laborales, previsionales, educativas y en el ámbito de la salud en todo el planeta.

            En Argentina, la Cumbre en Buenos Aires será un ensayo del gobierno y el imperialismo para imponer el ajuste de hambre con represión y mano dura, trazando un virtual Estado de sitio en la ciudad. Es parte de la escalada represiva, que incluye la militarización de la frontera norte y el envío de gendarmería a las barriadas de las grandes ciudades. Una política que también se aplica en Brasil, con el comando militar de la seguridad de Río de Janeiro y la militarización de las favelas.

            Las burocracias sindicales en nuestra región viene dejando pasar la ofensiva imperialista, colocándose en un rol de contención como la CGT, o sumidas en una crisis profunda por su histórica línea de conciliación de clases, como es el caso de la CUT de Brasil, la CUT de Chile y las CTAs de Argentina.

            Los dirigentes del G20 merecen que la clase obrera latinoamericana los reciba luchando con los métodos obreros contra sus intentos de descargar su crisis en nuestras espaldas. La clase obrera debe encabezar una gran lucha antiimperialista, en su enfrentamiento revolucionario contra el capitalismo. Hay que paralizar las empresas imperialistas, golpeando en la producción y preparando la autodefensa para enfrentar a Trump y a los gobiernos regionales que sostienen su política. Impulsemos asambleas en los lugares de trabajo e impongamos a la burocracia congresos de delegados con mandato para que los trabajadores tomemos en nuestras manos la tarea de dar una salida a la crisis acaudillando a los demás sectores del pueblo oprimido. El movimiento estudiantil de los diferentes países tiene planteado apuntalar las acciones obreras con sus energías, actuando como batallón auxiliar, a partir de asambleas en los lugares de estudio y acciones en las calles.

            Para expulsar definitivamente al imperialismo de América Latina, es necesario luchar por el control obrero por rama, superando las fronteras nacionales, y por la expropiación del capital imperialista, desarrollando así la lucha por el poder, es decir, por la dictadura del proletariado y su extensión internacional en una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. Es fundamental conquistar la solidaridad del proletariado de los países imperialistas en esta perspectiva, principalmente del proletariado norteamericano.

            Para esto, se impone la necesidad de una dirección internacional, de un partido mundial basado en el programa de transición y la teoría de la revolución permanente. Proponemos a las corrientes que reivindicamos la necesidad de reconstruir la IV Internacional y la lucha por la dictadura proletaria que impulsemos las medidas necesarias para poner en pie y unificar a la vanguardia obrera internacional detrás de un programa revolucionario. Para esto, llamamos a una Conferencia Latinoamericana para comenzar inicialmente en nuestra región a ayudar a la vanguardia en el arduo proceso de forjar la dirección revolucionaria.

 

24/11/2018

TRCI

Tendencia Revolucionaria por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional

COR (Chile) – LOI (Brasil) – COR (Argentina)

Viernes, 23 Noviembre 2018 18:42

Bancarios: Votamos en blanco o nulo

Elecciones de Seccionales en todo el país

Votamos en blanco o nulo

 

El próximo martes 27/11, a nivel nacional, se renovarán las conducciones de Seccionales del Sindicato bancario. En la mayoría hay lista única, con lo cual el oficialismo tiene la continuidad prácticamente garantizada, en particular en las seccionales más grandes, como Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Mendoza, Tucumán. En Córdoba se armó una lista “alternativa” a la histórica conducción de Raúl Carlos Ferro, la n°28 Celeste y Blanca, pero que no ha sido oficializada por el sindicato. Las únicas seccionales donde se oficializaron dos listas fueron Bahía Blanca, La Rioja y San Salvador de Jujuy. A lo sumo, en algunos casos cambian algunas figuritas, o en otros se tratan de posicionar mejor, como es el caso de Sergio Jiménez en Mendoza, que viene levantando vuelo hace un tiempo dentro de la esfera pública.

Lamentablemente, los estatutos del sindicato sólo permiten que a estos cuerpos colegiados sólo accedan los que son o fueron delegados de una Comisión Gremial Interna y se requiere una cantidad enorme de candidatos. Así, dejan afuera de las elecciones no sólo a la base de trabajadores, sino a las tendencias o corrientes político-sindicales opositoras. De esta manera se garantizan que las nuevas camadas de activistas que vienen surgiendo en los últimos procesos de lucha no tengan expresión orgánica en el sindicato, si no es a través de las listas oficialistas. Lo último que quieren éstas es que algún sector cuestione su poder, sus acuerdos con las patronales, sus métodos burocráticos. Por eso este proceso electoral se da sin ninguna discusión seria sobre cuáles son las tareas de los bancarios ante el escenario económico, político y social que se abrió en este periodo. No quieren someter a discusión el programa de conciliación de clases que impusieron, sin que nadie lo vote, en nuestra organización sindical. Necesitamos un sindicato democrático, como herramienta fundamental de organización y lucha de los trabajadores para enfrentar los fuertes embates que se nos aproximan, con total independencia política de las patronales y sus agentes.

Pero esta burocracia sólo se aferra al estatuto bancario cuando le conviene. La figura del delegado de base, también establecida en los estatutos, es una institución de representación de base que pretenden extinguir. Una pequeña minoría de bancos aún tiene delegados de base y, en muchos casos, donde los hay, intentan soslayar su poder de representación. Fortalezcamos la figura del delegado de base, impulsemos elecciones de delegados en todos los lugares de trabajo. Preparemos un Congreso de Delegados Bancarios, donde discutamos y votemos las tareas y la orientación del sindicato en el marco del actual ajuste.

 

Enfrentemos el ajuste

 

Estas elecciones se dan en medio de un contexto de ataque por parte del gobierno y las patronales, que luego del acuerdo con el FMI han lanzado un ajuste tremendo que ataca las condiciones de vida de los trabajadores y a nuestras organizaciones. Esto no sólo a través de la reforma laboral, que intentaron aprobar el año pasado en el Congreso, sino por medio de sistemáticos ajustes a nuestros bolsillos con una megadevaluación, aumento de precios y de tarifas y permanentes ataques a los derechos laborales ya conquistados, sumado a despidos masivos, suspensiones, etc.

El plan de ajuste impuesto por el FMI ha favorecido enormemente al sector financiero, que se beneficia con la especulación, con las corridas bancarias, la bicicleta financiera y las devaluaciones, a costa del empobrecimiento de grandes sectores de trabajadores. Otro de los grandes proyectos que tienen es la privatización de la banca pública, para liberalizar aún más el sistema financiero, según las exigencias de la OCDE. Los compañeros del Nación y el Provincia están a la cabeza de los reclamos contra el vaciamiento y la mayor sumisión a los capitales imperialistas.

Mientras tanto, Palazzo y las conducciones provinciales del sindicato, en lugar de desarrollar la organización de los trabajadores para enfrentar los ataques, nos llaman, desde los púlpitos de la Pastoral Social, a poner en pie un “nuevo pacto social” que garantice una convivencia armónica entre explotadores y explotados. Es que Palazzo está tratando de jugar en “las grandes ligas”, es decir, que ante el conflicto social latente, la burocracia sindical sabe que tiene que jugar un rol de contención, para garantizar a los capitalistas una convivencia que les permita seguir explotándonos. Al interior de la burocracia de la CGT se está dando la disputa para ver quién es el que mejor lleva ese papel y él ya se ubicó debajo del ala moyanista. Este camino de contención con un nuevo pacto social también surge de un acuerdo con la Iglesia Católica, con la que no sólo marcharon, junto a organizaciones de economía popular, a San Cayetano e hicieron su acto político en Luján para pedirle a una virgen por el cambio de política económica del país, sino que buscan armar un frente electoral con algún ala K y otras ramas del peronismo para ordenar un poco la situación nacional... a favor de un sector patronal.

Pero mientras el oficialismo del sindicato posaba de combativo y opositor, su enfrentamiento al ataque de los banqueros ha sido prácticamente testimonial. A duras penas, logró conseguir un aumento paritario en muchas cuotas para todo el año, que anualizado no llega al 22%. Tampoco ha movilizado nada para frenar los despidos encubiertos en la banca privada y el ataque abierto a los trabajadores de los bancos públicos. Al 22 de noviembre, la cámara ABAPPRA, que nuclea a los bancos públicos, se negaba a firmar el último acuerdo por 12% de aumento para el último trimestre de 2018. Consideramos que el paro convocado para el día 23/11 en los bancos donde no se firmó el acuerdo paritario no es una medida contundente, sino una pantomima de enfrentamiento, al que la conducción del sindicato no quiere ir. Es importante que paremos todos los bancarios, sin distinción de ”cámaras” y golpeemos con un solo puño, todos juntos contra los despidos, los retiros voluntarios, las crecientes tercerizaciones, los descuentos en impuestos a las ganancias. Hay que imponer la devolución de los días descontados por paro en el Banco Provincia, lo cual representa un enorme ataque al derecho a huelga. Hay que enfrentar la reforma previsional que impuso Vidal para los trabajadores bancarios de la provincia de Buenos Aires, que es un puntapié experimental para el ataque al conjunto de los trabajadores.

 

Desarrollemos una Oposición Sindical Revolucionaria

 

Desde la COR llamamos a votar en blanco o nulo en las próximas elecciones de seccionales, ya que no vemos ninguna lista que represente el principio fundamental de la independencia de clase. Proponemos que, junto a sectores opositores de izquierda en el sindicato, pongamos en pie una Oposición Sindical Revolucionaria que tome en sus manos las tareas de pelear por un sindicato combativo, con independencia de clase, que bregue por una verdadera democracia sindical, donde haya libertad de tendencias y representación de las minorías en los cuerpos orgánicos. Impulsemos plenarios de delegados de base con mandato, en los que discutamos el programa que tenemos que levantar como organización sindical y que voten paritarios con mandato para que lleven adelante las negociaciones con las patronales. Por una paritaria nacional con retroactivo a enero 2018 y sin descuentos de los días caídos. Devolución de esos días a los compañeros que pararon y se sumaron a las medidas de fuerza. Delegados de higiene y seguridad. Basta de tercerización, pase a planta a los tercerizados de todo el sistema financiero.

 

Marchemos contra el G20

 

La Cumbre del G20 en Buenos Aires será un ensayo del gobierno y el imperialismo para imponer el ajuste de hambre con represión y mano dura, trazando un virtual Estado de sitio en la ciudad. Por su parte, la burocracia sindical está preparándose para ser un interlocutor del FMI y mostrarse como garante de la contención social. Los trabajadores debemos fortalecer nuestra organización para enfrentarlos. Recuperar nuestros sindicatos es una tarea que está a la orden día. La independencia de clase es fundamental para que nuestras herramientas gremiales puedan llevar adelante las tareas que impone la situación. De esta manera, podremos levantar un programa revolucionario que represente verdaderamente los intereses de los trabajadores: por una salida obrera y socialista.

Martes, 13 Noviembre 2018 23:01

HACIA EL PRIMER CONGRESO DE LA TRCI

“El internacionalismo no es un principio abstracto, sino únicamente un reflejo teórico y político del carácter mundial de la economía, del desarrollo mundial de las fuerzas productivas y del alcance mundial de la lucha de clases” [L. Trotsky, La Revolución Permanente]

 

Hace dos años, la COR Chile, la LOI de Brasil y la COR Argentina, realizamos un congreso de fusión dando nacimiento a la Tendencia Revolucionaria por la Cuarta Internacional. Éste fue expresión de un proceso de discusión y acción militante sobre la base de la aproximación teórica y política entre las corrientes, donde priorizamos el debate programático para aproximarnos a una comprensión común de la realidad mundial con el objetivo de recuperar el marxismo revolucionario para actualizarlo como filosa herramienta de la revolución social y batallar por la formación de una nueva generación de cuadros revolucionarios. Un método que, como subrayamos, se opone por el vértice a los acuerdos entre corrientes por dos o tres puntos sobre tal o cual acontecimiento, a los ensayos organizativos como los “comités de enlace”, o a las uniones basadas en abstractas declaraciones de principios, todos experimentos organizativos que tienden a estallar ante los procesos vivos de la lucha de clases.

Desde nuestra fusión, el capitalismo ha continuado su proceso de descomposición de forma acelerada. Nos ha abierto nuevos y complejos desafíos a los revolucionarios ante una realidad dinámica que muestra la caducidad del modo de producción capitalista y la necesidad de preparar la sepultura de este sistema social regresivo.

A cada paso se agudiza la crisis de dirección revolucionaria del proletariado como una crisis de toda la humanidad, una crisis que avanza hacia la barbarie de no mediar la intervención decidida en la política mundial de la clase obrera, la única clase revolucionaria de nuestra época. Y esta intervención no puede sino expresar la preparación, en los distintos países y regiones del planeta, de las etapas de la dictadura del proletariado como necesidad de la revolución mundial. Y es que el capitalismo en su fase imperialista, en su fase de decadencia, no admite la posibilidad de reformas, y si estás se dieran en algún lado sólo tendrían un carácter aislado y transitorio donde las leyes tendenciales de la economía mundial, que expresan a su vez el carácter anárquico del sistema capitalista, pasarían a arrasar de un solo golpe dichas reformas como se expresa en decenas de países sumergidos súbitamente en crisis financieras, políticas y sociales. Es por esto que el proletariado y su vanguardia debe prepararse, en las etapas y proceso vivos de la lucha de clases, para hacerse del poder e imponer a las clases opresoras su dominación política en la arena mundial, única forma de abrir un periodo de transición hacia un régimen socialista donde finalmente se extinguirá, junto con las clases sociales, toda forma de dominación política.

De la asunción de Trump al gobierno norteamericano hemos visto cómo el imperialismo ha desarrollado una ofensiva para recomponer su crisis de hegemonía a nivel mundial, y junto con ello, ha acelerado las contradicciones y desequilibrios en distintos puntos del planeta. Se han recrudecido los conflictos bélicos en Medio Oriente; se ha profundizado las crisis migratorias en Europa y en todo el mundo; el lánguido repunte económico desde la crisis iniciada en el 2008 ya se de Europa o EEUU se han evidenciado más que coyunturales; la crisis social en mayor o menor medida se ha expresado en todos los países destruyendo las coaliciones políticas históricas que fueran parte del equilibrio de post-guerra dando lugar formaciones políticas inestables producto de profundas oscilaciones de las masas; la guerra comercial desatada por EEUU contra China ha desestabilizado todas las relaciones tanto interestatales como entre las distintas fracciones burguesas nacionales; se ha sumido en crisis profundas a semi-Estados como Venezuela, Argentina, Nicaragua, Brasil, etc; se han agudizado las contradicciones del proceso de asimilación de los ex Estados Obreros como Rusia, China y Cuba al capitalismo mundial sin salida posible; y se han abierto distintos procesos de lucha de clases en diferentes países que llaman a los revolucionarios a potenciar la centralidad obrera en los mismos para dinamizar este motor de salto de la historia.

Como TRCI nos hemos propuesto, en este contexto histórico donde prima la descomposición del capitalismo y las contradicciones en la asimilación de los ex Estado Obreros, retomar y desarrollar la teoría marxista sobre el Estado. Creemos que esto es fundamental ya que las distintas corrientes que se reivindican trotskistas han reemplazado las definiciones revolucionarias sobre el Estado, tanto en su carácter de clase como en su caducidad histórica, para adaptarse a las distintas formas de dominación que asumen, renegando con ello de la teoría de la revolución permanente que condensa la síntesis de la experiencia histórica del proletariado y otorga las premisas teóricas que permiten entender el carácter permanente y por ello internacional de la dictadura del proletariado. Al no partir del carácter internacional de la revolución, las corrientes centristas, se quedan atrapadas dentro de los esquemas de transcrecimiento entre la revolución democrática a la socialista, colocan el aparato de Estado burgués como infranqueable y con ello adaptan su programa a la exigencia de reforma dentro de los estrechos marcos de la superestructura del régimen burgués. No se proponen por ello la destrucción del aparato burocrático militar que regimenta la dictadura del capital y por lo mismo se vuelven un obstáculo para que la vanguardia obrera se prepare para la toma del poder, para la destrucción de esta maquinaria en manos de la burguesía, y la instauración de un Estado proletario, cuya injerencia en la sociedad capitalista viole a cada paso la ley del valor en la extensión de su dictadura. Es decir, la revolución se desarrolla, transcrece, desde la revolución proletaria hacia la revolución mundial retomando la etapa abierta por la revolución rusa, el primer Estado Obrero de la historia. El legado revolucionario de la III Internacional, expresado en sus cuatro primeros congresos, continuado y sintetizado en la fundación de la IV Internacional se hace cargo del sistema soviético como la forma transicional que adquirirá el Estado Obrero, en el que la actividad de la clase revolucionaria y la incorporación de las masas a la política le darán su perfeccionamiento; y el desarrollo de las federaciones de Estados obreros, como la forma que puede tomar la extensión de la dictadura proletaria en la arena internacional. Y esto no es otra cosa que pelear por dar continuidad a la era de la dominación política de la clase obrera que generará en un régimen de planificación socialista las condiciones para la extinción de todo Estado. La lucha política contra la adaptación constante de las corrientes centristas a los regímenes burgueses es una tarea de primer orden para influir sobre un sector de vanguardia adopte una estrategia y programa revolucionario.

Los intereses de una clase no se presentan de otro modo que en la forma de programa, y un programa es lo que define a un partido. Es por ello que en la TRCI estamos abocados a la elaboración programática recuperando la mecánica del programa de transición que tiene un carácter internacional. Decimos que la tarea fundamental de la vanguardia obrera es reconstruir la IV Internacional ya que las tareas que le dieron nacimiento aún se encuentran presentes. Y en este esfuerzo pretendemos que la construcción de la Internacional, del partido mundial de la revolución socialista, sea una verdadera escuela de estrategia revolucionaria. En su adaptación, las corrientes del centrismo amalgaman programas y reivindicaciones de corte nacional con menciones abstractas de internacionalismo. Sus llamados a realizar partidos únicos sólo se expresan en la arena nacional y lo hacen para hacer crecer sus propios aparatos partidarios, bregando por partidos con libertad de tendencias, esto es, sin centralismo democrático, impulsando movimientos laxos o directamente renegando de la centralización de una Internacional revolucionaria como es el caso de los mandelistas quienes ya abandonaron la lucha por la dictadura del proletariado. Es en este esfuerzo de poner en pie un núcleo revolucionario por la reconstrucción de la cuarta en el que estamos embarcados quienes conformamos la TRCI. También creemos que es prioritario que las corrientes revolucionarias que reivindicamos la necesidad de la IV Internacional y la lucha por la dictadura proletaria que impulsemos las medidas necesarias para que poner en pie y unificar a la vanguardia obrera internacional detrás de un programa revolucionario. Por esto es que hemos llamado a una Conferencia Latinoamericana para comenzar inicialmente en nuestra región a ayudar a la vanguardia en el arduo proceso de forjar la dirección revolucionaria.

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