Sobre el filo del inicio del ciclo lectivo 2019, CTERA resolvió llamar a paro nacional docente el 6 y 7 de marzo, y la adhesión al paro de mujeres del 8. El acatamiento a la medida fue dispar en todo el país, pese a que sólo 6 provincias (Mendoza, Misiones, Tucumán, Santiago del Estero, Neuquén y Chubut) habían acordado en paritarias previamente. La movilización a Plaza de Mayo, y en las capitales provinciales tampoco tuvo la contundencia de otros años. Sin embargo, el malestar en las escuelas es evidente.
A nivel nacional, el sector educativo tuvo un 2018 de gran movilización contra el ajuste. La dura huelga universitaria catalizó el conflicto en las provincias, y confluyeron en las calles, docentes y estudiantes de todos los niveles, y se extendieron las tomas de escuelas y terciarios. La explosión en una escuela de Moreno (Bs.As.) causando la muerte de Sandra y Rubén, expuso la dimensión del deterioro edilicio del sistema educativo y levantó a la docencia del distrito, así como el repudio nacional ante estos asesinatos laborales. En CABA, la lucha contra el cierre de escuelas nocturnas no se tomó vacaciones, y lograron hacer retroceder a Rodríguez Larreta. En febrero, las secundarias mendocinas dieron vuelta las jornadas institucionales, rechazando la implementación de la reforma educativa Secundaria 2030 y concentraron en Casa de Gobierno.
Este repaso breve, da cuenta que desde las bases hubo disposición a la lucha. Tanto en la segunda mitad del 2018, como en el verano caliente de 2019. Lo que está pesando son los desaciertos y fracasos de la burocracia celeste nacional y provinciales, para encabezar la lucha contra el ajuste de Cambiemos y los gobernadores. No sólo fue la ausencia de cualquier preparación del conflicto. El congreso de CTERA del día 28/2, no tuvo debate previo alguno en la base. Ni siquiera de parte de las seccionales y sindicatos dirigidos por la oposición multicolor. Tampoco hubo una perspectiva clara de continuidad del plan de lucha, y mucho menos de un pliego de reivindicaciones que dé cuenta de las demandas más sentidas en las escuelas.
Las direcciones sindicales ya se embarcaron hacia octubre, apostando a que un frente burgués opositor derrote a Cambiemos en las urnas.
LAS MULTICOLORES SE DESTIÑEN
La crisis de dirección que atraviesa a los sindicatos de base de CTERA, se agudiza al ritmo de la interna del peronismo, y la enorme presión que genera la lógica anti-macri en las direcciones multicolores. El debate nacional de la oposición antiburocrática está ausente. Cada seccional y sindicato recuperado, está replegado en su propia interna. Las agrupaciones ligadas al PCR, que gracias a los frentones multicolores tuvieron una sobrevida al frente de seccionales y sindicatos recuperados, volvieron a su vieja sociedad con la Celeste, expresando en los sindicatos, el acuerdo electoral del PTP con el peronismo y el kirchnerismo en varios distritos.
El PCR es consecuente con su concepción conciliadora. Lo inconsistente es el programa de las multicolores, carente de toda delimitación de clase. Tempraneros en su electoralismo, las tendencias del FIT vuelven a hablar de la importancia de la movilización independiente frente a las convocatorias contra el tarifazo. En la carrera electoral 2019, les preocupa que el kirchnerismo les dispute el voto docente descontento. Pero, hace pocos meses no tuvieron ningún problema en postular a la celeste como representante de los docentes en las juntas calificadores y de disciplina en Mendoza. Así vimos al FURS, frente multicolor que recuperó el SUTE, hacer un acuerdo con Maure y la celeste provincial para copar las juntas, públicamente militado por el PTS y el PO. Parece que para el FIT, en los sindicatos, la independencia de clase es un principio negociable.
El SUTE de Mendoza es el sindicato de base más grande dirigido por un frente multicolor cuyo único punto de acuerdo, era ser oposición a la celeste. Un año y medio después terminaron haciendo un acuerdo con la vieja burocracia, y militando la aceptación de la propuesta salarial miserable del gobierno del ítem aula. Se niegan a convencer en la base, y la suplantan con acuerdos de cúpula en el Frente de Unidad Estatal, un refrito de la fracasada intersindical.
UNA OPOSICIÓN A LA OFENSIVA
Creemos que la experiencia de las multicolores está agotada, y es necesario sacar lecciones urgentes para intervenir en la crisis de dirección de los estatales, con una perspectiva clara y superadora. Instamos a activistas, delegados y tendencias antiburocráticas que están al frente de seccionales y sindicatos recuperados, a debatir la necesidad de poner en pie una Oposición Sindical Revolucionaria, que dé lugar a la libertad de tendencias en base a un programa de independencia de clase y del Estado.
Una OSR puede reagrupar las fuerzas dispersas del activismo, y centralizarlas en una campaña que instale en las escuelas y reparticiones públicas la lucha por la reapertura inmediata de paritarias, y por salario igual a la canasta familiar indexado a la inflación. Que prepare la lucha contra el ítem aula y el presentismo, con métodos obreros de lucha. Que instale la necesidad de imponer una paritaria estatal única, con paritarios electos en plenario y revocables. Que rodee de solidaridad activa a los delegados y docentes sumariados por luchar. Una oposición sindical revolucionaria que de la pelea en la base de CTERA y las CTA por imponer un congreso de delegados de base mandatados, y la convocatoria a un paro nacional y un plan de lucha que derrote el ajuste y la reforma educativa y laboral.
Con la puesta en escena del cuádruple play las empresas de telecomunicaciones han avanzado sobre nuestras condiciones de trabajo. De esta manera, están imponiendo la reforma laboral rechazada por el conjunto de los trabajadores rama por rama. La conducción de nuestro gremio estuvo en las jornadas de diciembre de 2017 contra la reforma laboral, pero puertas adentro se están aplicando los planes de Macri tal como lo exigieron las patronales. Este ataque quedó habilitado luego de la firma de un acta acordada entre la burocracia Azul y Blanca de FOETRA y las patronales, a espaldas de los trabajadores. Un punto central del acuerdo imponer una sumatoria de tareas nuevas a cambio del otorgamiento de categorías que posee una categoría intermedia (D) deL convenio colectivo de trabajo como techo y, sumado a esto hay compañeros que aún no la han cobrado y no incluye a los compañeros de Nextel (empresa comprada por el grupo Clarín que fue fusionada al grupo Telecom y Cablevisión y que actualmente está en proceso de cierre). Y la reducción de 1 hora (30’ reales y 30’ “cedido” de nuestro almuerzo) de la jornada laboral. La moneda de cambio de estas “conquistas” resulta ser nuestra flexibilización, llegando a realizar la tarea de 4 empresas en manos de un solo empleado, ahorrándole a la patronales contratar personal ya que logró implementar la polifuncionalidad.
El acrecentamiento en la cantidad de tareas y sistemas nuevos que debemos manejar se ha dado de forma acelerada. Al igual que han aumentado las presiones de la empresa con sus objetivos inalcanzables que repercuten en nuestros salarios. Ni hablar de aquellos compañeros que desempeñan la función de cajero o logística que son los más rezagados y que han incorporado tareas nuevas sin ningún tipo de remuneración extra.
A esta situación se le suma el intento de eliminación de las 7 horas, ya que la conducción de nuestro gremio firmó con las patronales, también de manera inconsulta, actas para Movistar y Telecom donde se eliminan las 7hs a cambio de un pago fijo en “horas extras” y en otros casos se estipula un régimen de 6 x 3 (6 días de trabajo x 3 de descanso y la extensión de la jornada a 8.30hs, otorgándole al trabajador un plus salarial previamente acordado lo que lleva a la pérdida de beneficios). Con esto la burocracia pretende despedirse para siempre de las 7hs., tal como lo exigen las empresas telefónicas con el grupo clarín a la cabeza. De esta manera, las patronales, con la complicidad de la burocracia, intentan deshacerse del CCT de las telecomunicaciones y nuevamente negociar convenios a la baja eliminando conquistas y acercando el histórico convenio de la fija al de la actividad móvil, con su jornada extendida y multiplicidad de tareas, flexibilizando aún más nuestras condiciones de trabajo.
Recientemente, un gran número de trabajadores de Telecom hemos recibido desde hace 1 mes una serie de sanciones desmedidas a modo de apriete. Las patronales ya le notificaron a nuestro sindicato sus intenciones de despedir compañeros. Desgraciadamente, la conducción de nuestra organización sindical no ha querido votar ni desarrollar un plan de lucha para enfrentar las intenciones de la patronal, por el contrario, le han permitido a Capital Humano (RRHH) amedrantar y presionar compañeros con retiros voluntarios. La única respuesta ante esta situación fue un tibio comunicado, que no planteaba elementos para la organización en las oficinas, ni una perspectiva clara de cómo íbamos a enfrentar esta provocación de las patronales. Debido a esta tibieza es que la empresa ha conseguido en este año un centenar de retiros voluntarios mediante aprietes y amenazas. Hoy más que nunca se torna de principal importancia redoblar la organización en las oficinas e imponerle a la burocracia de la Azul y Blanca un plan de lucha para derrotar los planes del grupo Clarín.
Es fundamental que hagamos asambleas por edificio para frenar estos avances. Debemos retomar las peleas por las 7hs. y la unificación de los convenios tomando como base para esta discusión el mejor convenio del sector. Frente al aumento inflacionario y la aceleración de la crisis económica, necesitamos poner a discusión ¡salario básico igual a la canasta básica familiar y reapertura de paritarias ya!
Para esto es fundamental elaborar un plan de lucha de conjunto y una asamblea de todos los afiliados donde podamos discutir cuáles son las necesidades de los trabajadores telefónicos y se vote como mandato la elección de delegados paritarios por edificio que discutan nuestras condiciones de trabajo y salariales. No podemos dejar este debate en manos de la burocracia que firma convenios a la baja. Los telefónicos debemos tener un rol protagónico en las luchas contra la ofensiva de las patronales, organizándonos para romper la tregua de la burocracia sindical de la CGT y la CTA e impulsar un plan de lucha del conjunto del movimiento obrero contra la reforma laboral por sectores, contra los despidos abierto o encubiertos a través de retiros voluntarios y el quite de conquistas.
Lamentablemente la oposición no está siendo referencia para los sectores que quieran organizarse para enfrentar la situación. Desde la COR les hemos planteado a los compañeros de la Granate-Blanca la necesidad de poner en pie una Oposición Sindical Revolucionaria basada en la independencia de clase, que levante un programa obrero de salida a la crisis y sea referencia para un activismo que quiera organizarse para enfrentar a las patronales. Sin embargo, dentro de esa lista hay sectores que no comparten este principio básico y fundamental, ya que entre sus miembros hay un sector que responde a la CTA Autónoma que levanta un programa de conciliación y cumple el rol de burocracia en donde tiene responsabilidad de dirección, particularmente ante sectores de tercerizados de las telecomunicaciones, que son los sectores más superexplotados de la rama y que organiza en sindicatos ad-hoc aislados de los telefónicos.
Esto no sólo da debilidad a la hora de dar una respuesta unificada y poder ser referente de los trabajadores que empiezan a cuestionar la tibieza de la burocracia sindical, también genera confusión programática a los sectores de vanguardia. Por su parte, la Naranja Telefónica (PO) plantea que el eje del cuestionamiento es rechazar la “fusión ilegal” entre Telecom y Cablevisión. Este argumento no da elementos de organización que nos permitan ir más allá de un problema legal en torno a la ley de defensa de la competencia capitalista contra la concentración monopólica que hoy tiene el grupo Clarín. Por otro lado, la Violeta (PTS), hace una discusión acerca de la importancia de ganarse al “usuario”, categoría que no hace distinción de clase y que sería una alianza con una masa indeterminada y que poseerían el mismo poder de manejo y decisión que los propios trabajadores. El control obrero se tiene que ejercer por sus trabajadores, los únicos capaces de garantizar las mejores condiciones de servicio.
Los telefónicos tenemos que meternos en esta discusión, pero para elaborar un programa que discuta cómo enfrentar a la patronal y pensar los elementos para desarrollar la necesidad del control obrero de las telecomunicaciones llevando adelante la escala móvil de horas de trabajo y salario. Para esto, debemos hacer una lucha política contra la burocracia sindical, que ha dado tregua en la lucha para garantizar que ellos diriman sus cuotas de poder en las elecciones. Por esto llamamos a las corrientes de izquierda a que pongamos en pie una oposición sindical revolucionaria con independencia de clase, que organice a la vanguardia en torno a un programa obrero. Que plantee como un punto de su programa la escala móvil de horas de trabajo y salario. Ante la amenaza patronal de despedir trabajadores aduciendo que Telecom estaría sobredimensionada, que abran los libros contables, ningún despido, basta de aprietes y suspensiones. No a los retiros voluntarios. Plan de lucha ya para enfrentar los planes de las patronales telefónicas. Reapertura de paritarias, delegados paritarios elegidos en asambleas por edificio. Convenio colectivo único, que tome como base el mejor convenio del sector. No a la polifuncionalidad. Impongamos junto al conjunto de la vanguardia obrera un plan de lucha nacional para enfrentar la reforma laboral, tirando abajo la tregua de la burocracia.
La situación en nuestro país muestra los efectos de la crisis de forma cada vez más descarnada con un patente aumento de la pobreza, una desocupación que rondaría el 10,5% (en el último mes se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo), la capacidad instalada de las fábricas se redujo al 50%, hay miles de suspensiones y una carestía de la vida que sigue en aumento. Y para agravar aún más el panorama hay una dispersión de precios que estarían anticipando una crisis más aguda que el panorama ya descripto.
Con este escenario, al regreso de las vacaciones -con la tarea cumplida de haber contenido a los trabajadores ante el ajuste y descalabro del gobierno de Macri- las distintas alas de la burocracia sindical, salvo la de Barrionuevo, se reunieron en la UMET (universidad que conduce el dueño de Pagina 12 y burócrata del sindicato de porteros, Víctor Santamaría). Estaban presentes más de 50 sindicatos, entre ellos los que siguen al (ex) triunvirato de Héctor Daer, así como los alineados con el Frente Sindical de Moyano, Palazzo y Pignanelli. Allí las distintas fracciones de la CGT definieron, ante la ola de despidos, suspensiones, cierre de fábricas, mecanismos de preventivos de crisis para avanzar sobre las condiciones laborales, el aumento de la inflación y por lo tanto la caída del poder adquisitivo y la carestía de la vida, una “Gran marcha nacional” para el 4 de abril en defensa de las pymes y por la unidad del PJ (al cierre de esta edición Daer y Acuña están poniendo en duda la movilización por el miedo al “síndrome del atril” y que le exijan paro nacional). Según consigna el diario Página 12 la marcha fue “acordada por la totalidad de los gremios de la industria y las organizaciones de las pequeñas y medianas empresas industriales. Se transformará en un paso concreto en lo que denominan como la unidad en acción que está ligado al inicio de la campaña electoral”.
Esto demuestra una vez más el rol de la CGT y a dónde quiere llevar a los trabajadores. No puede haber ninguna salida progresiva a la crisis de parte de quienes la generaron, en este caso las pymes y empresas nacionales, que descargaron la crisis al conjunto de los trabajadores con despidos, quita de conquistas y cierres de fábricas; menos aún del PJ, partido burgués garante de la gobernabilidad del macrismo que le votó todas las leyes para ajustar, obviamente con la complicidad de las otras variantes opositoras pequeño burguesas como los K y el Massimo. Es un intento más de la CGT de huir de los métodos de la clase obrera y diluir el potencial de nuestra clase detrás de variantes burguesas, llevando todo al terreno electoral, donde cada burócrata tiene su posible candidato, que van desde Lavagna, pasando por Massa, hasta Cristina. Esto es una descripción de la política de la CGT, pero no debemos olvidar que los restos de la CTA siguen la siguen como simples subordinados ante la crisis de esas centrales.
El gobierno de Macri está en un momento crítico como garante de los intereses de los negocios de la burguesía, de hecho, es el FMI quien dirige los principales resortes de la economía. Ese mismo FMI, que en su última visita hizo una especie de casting para elegir al próximo verdugo en las elecciones presidenciales y todos los posibles candidatos les rindieron pleitesía -a lo sumo, en un rapto de combatividad, dijeron que habrá que rediscutir el acuerdo y nada más. El FMI también se reunió con la cúpula de la CGT, mostrando quién dirige el país y a quién responde la burocracia sindical. Después de esa ronda, el FMI planteó que apoyará al futuro gobierno que salga elegido en las urnas, es decir, que gane quien gane, sería como “tal al gobierno, el FMI al poder”. Ante una nueva corrida del dólar en los últimos días, el FMI habilitó la posibilidad de liquidar dólares, que favorecen obviamente a los que fugan capitales para tratar de ir a un escenario electoral sin sobresaltos, cuestión que está por verse por el nivel de la crisis nacional.
En este escenario de crisis, donde el gobierno de Macri ha fracasado y se ven signos de implosión de la coalición de Cambiemos, como es el caso del adelantamiento de las elecciones en varias provincias aliadas al gobierno por miedo de quedar pegados al deterioro de la imagen del presidente y la ruptura de cambiemos en Córdoba, bastión que permitió el triunfo a Macri en las presidenciales del 2015, sumado al descalabro de la economía en todas sus variantes, hace que entremos a un escenario electoral donde el macrismo que detenta el poder está muy debilitado y sostenido sólo por el FMI -que es una mediación muy fuerte, pero puede soltarle la mano en un segundo.
La CGT, aliada a los sectores empresariales, a los partidos burgueses y con la venia del FMI y del Papa Francisco, ya no sólo se ubica en el terreno de contener a las masas en medio de una crisis que sigue avanzando, sino que es una pata importante en la necesidad de sostener el régimen burgués y el semi Estado, ante el nivel de descomposición que han llevado las distintas variantes burguesas su dominación de clase.
Los empresarios, ante el debilitamiento del poder gubernamental de Macri, que no logró imponer la reforma laboral, han comenzado el ataque a las condiciones laborales en alianza con la burocracia sindical, con las extorsiones de los despidos (como en Pilkington, para nombrar solo una de las tantas), suspensiones, como en las automotrices, rebajas de salario y con los mecanismos legales como el preventivo de crisis para conseguir su objetivo, que es descargar la crisis en los trabajadores y negociar con el gobierno nuevo subsidios o rebaja de impuestos. Otras empresas multinacionales directamente han cerrado las fábricas, como el caso de ex Nidera (Cofco), de capital chino, donde la Federación Aceitera y el sindicato de Capital cerraron el conflicto con la gran mayoría de los trabajadores despedidos, sin una lucha centralizada y ni una medida nacional del conjunto de la rama para parar esos despidos. Los trabajadores aceiteros que bancaron el acampe frente a la planta y que han dado muestra de lucha en varias ocasiones, están pagando la alianza de la Federación Aceitera con la burocracia sindical de los Moyano y Palazzo.
El preventivo de crisis se utilizó en la década de los ’90, en la época menemista, para permitir que las empresas despidan con el 50% de indemnización y puedan modificar las condiciones de trabajo para supuestamente paliar la crisis. Según datos de la Secretaría de Trabajo ya se han presentado más de 450 preventivos de crisis, el más reciente es el de la empresa Monsa, donde está el cuerpo de delegados de la 60 de la UTA.
Una de las empresas que ha solicitado el preventivo de crisis es FATE, de la rama del neumático, el holding de Madanes que además dirige la empresa Aluar y otras empresas importantes y que es obvio que no tiene crisis, sino que busca, por una parte, derrotar al sindicato recuperado del SUTNA e imponer sus condiciones en FATE y por otra además busca negociar con el gobierno de Macri nuevas condiciones de negocios ante el avance de la competencia internacional y el nivel de crisis de la economía argentina. No le basta con la devaluación fenomenal del peso que licuó gran parte de los salarios y benefició las exportaciones en dólares de sus empresas.
La CGT ya definió sus objetivos y su programa para este periodo, es tarea de los revolucionarios contraponer nuestros objetivos y nuestro programa para no permitir que lleven al conjunto de los trabajadores detrás de los verdugos históricos de nuestra clase y foguear una vanguardia que imponga un programa de salida a la crisis, mostrando en las acciones y los métodos la potencia de los trabajadores en el enfrentamiento al macrismo, el FMI y sus aliados de la CGT y los partidos patronales.
Va a ser una lucha testigo la de FATE ya que la dirección del SUTNA está en manos de un ala antiburocrática y dirige el PO. Por eso es central lanzar una campaña nacional en contra de los preventivos de crisis y desenmascarar al conjunto de los trabajadores el rol del gobierno y los empresarios en la explotación de nuestra fuerza de trabajo. La apertura de los libros de contabilidad, la necesidad del control obrero de la rama, y mostrar a los trabajadores ante la amenaza de los despidos que en la rama del neumático pueden trabajar mucho mas trabajadores imponiendo la escala móvil de horas y de salario al conjunto de la rama no solo del neumático sino de la industria automotriz. Es decir, mediante la dirección del SUTNA desarrollar al interior de las otras fabricas como Firestone y Pirelli un debate de fondo para paralizar toda la rama e impedir el ataque a FATE e iniciar un proceso de discusión programática opuesto al programa de la burocracia sindical que solo busca la conciliación de clase con los patrones y el estado.
Es central que, ante los acontecimiento nacionales e internacionales (el proceso de crisis nacional es expresión de la situación internacional), los revolucionarios intervengamos con el objetivo de preparar la lucha por el poder, con un programa transicional que permita dialogar con un sector de los trabajadores sobre cómo enfrentar la crisis.
Tenemos que atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores quienes podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que, ante el caos capitalista, podemos organizar la economía sobre otras bases.
Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía. Para organizar la economía sobre otras bases, debemos desorganizar a la burguesía en la producción, tarea central del movimiento obrero industrial; y los estatales deben desorganizar el aparato burocrático que es el estado. Peleamos por la destrucción del estado y no para mejorar su maquinaria. Es de vital importancia propagandizar al interior del movimiento obrero la naturaleza del estado que es burgués y que es un aparato burocrático militar para oprimir a nuestra clase. Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del estado. Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri, los gobernadores y el FMI, y reabrir las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación. Con asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, ocupación de las fábricas ante despidos y ocupación de los ministerios. Por delegados paritarios para negociar con las empresas, y convenio único para terminar con la tercerización. Preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.
Ya todas las alas de la burguesía y la pequeña burguesía están en clave electoral, las elecciones son un escenario burgués donde estas alas se sienten a gusto. Pero aun la bronca de las amplias masas no se ha canalizado hacia las urnas, y se están desarrollando en las fábricas y lugares de trabajo luchas de distinto tenor contra los ataques de la patronal y el gobierno, es decir que predisposición a la lucha existe, debemos organizar y preparar en los lugares de trabajo la necesidad de un paro general que vaya en la perspectiva de derrotar a este gobierno y destruir esa envoltura democrática a la que pretenden llevarnos.
Debemos intervenir con todas las fuerzas en esta coyuntura, para abrir una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia. Para desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.
El salto del dólar de principios de marzo viene a ratificar la debacle económica en que está sumido el país. No es necesario repetir las cifras de la inflación que crece mes a mes, de la recesión, la devaluación y la crisis industrial. Las consecuencias sociales son también evidentes. El gobierno está francamente en crisis. A falta de una base social sólida, su único apoyo viene del FMI, que en los hechos dirige la política económica de la Argentina capitalista.
Es importante señalar que, con sus millones y su programa de “estabilización monetaria”, el FMI no sólo imparte órdenes al PRO y a la maltrecha coalición Cambiemos; también el conjunto de la oposición patronal ha sido disciplinada por el organismo imperialista. Desde el Peronismo Federal y sus nuevos aliados del “progresismo” del PS y el GEN, hasta los K con Kicillof como vocero, pregonan el respeto por el repago de la deuda externa. Eso sí, luego de una renegociación, que a las claras es inevitable hasta si retuviera la silla de Rivadavia el buitre amarillo Macri.
De hecho, las “renegociaciones” las viene haciendo el propio gobierno desde el fracaso del 1º plan propuesto el año pasado. La última la encabezó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en su gira por EE. UU. la semana del 11 de marzo, donde fue a pedir más margen para el control del dólar tras la última corrida en busca de un guiño favorable en la carrera electoral. Obtuvo la autorización imperial para que el Tesoro venda U$S 9.600 millones con fines fiscales, no cambiarios, es decir, un artilugio para eludir la prohibición de intervención del Banco Central en el mercado cambiario cuando la cotización del dólar permanezca dentro de las bandas de flotación libre, entre un mínimo y un máximo (El Cronista, 14/3). El gobierno pretendía conseguir autorización para acotar el espacio entre las bandas, mientras los sectores más ortodoxos y técnicos del Fondo defienden la flotación libre pura, sin bandas. Finalmente, Dujovne consiguió el OK para buscar mantener bajo control el dólar a través de este acuerdo, que está por verse si será suficiente para maquillar hasta las elecciones la crisis estructural de la economía semicolonial que enfrenta el gobierno. La parada en Washington no fue trivial: además de una sede del FMI ahí está la Casa Blanca, sede del gobierno yanqui, los que inclinan la balanza dentro del Fondo para que éste continúe sosteniendo al macrismo. Es parte de la estrategia trumpista de recuperar posiciones en Latinoamérica.
El disciplinamiento a las fuerzas políticas burguesas que impone el imperialismo a través de los dólares del fondo es parte del plan burgués anclado en intentar meter todas las contradicciones generadas por la debacle económica y social en la trampa de las elecciones de la democracia para ricos. Para esto, han elaborado un extenso calendario de elecciones municipales y provinciales hasta llegar a las PASO, a las presidenciales de octubre y, eventualmente, al ballotage. El señor Cardarelli (FMI) vino a hablar con todos los personajes de la política patronal para intercambiar opiniones sobre el tema. También conversó con la burocracia sindical de la CGT, que está claramente disciplinada, como muestra su tregua y el plan de llevar todo a las urnas detrás de alguna variante peronista, como sistemáticamente declaran sus principales dirigentes. Hasta vacilan en el llamado a la inocua marcha del 4 de abril, por el temor de los sectores más dialoguistas de que una acción típica de descompresión de la burocracia pueda servir para que se exprese la bronca de las bases obreras o para la intervención independiente de la vanguardia.
Vemos entonces un rol más político del FMI, que se preocupa no sólo de los fríos números de la especulación financiera y de que le devuelvan los dólares de los préstamos, sino también de aportar a una salida política desde el punto de vista burgués. Así las cosas, el rol de Macri queda reducido al de mero administrador del ajuste, que se limita a enviar a sus emisarios como Dujovne a regatear medidas limitadas que apuntan a evitar que empeore su imagen en el año electoral para intentar retener su lugar en la Casa Rosada. Sin embargo, lo central no son este tipo de medidas sino lograr el avance del fortalecimiento del aparato de represión del Estado burgués, último resorte de la burguesía y el imperialismo para lograr hacer pasar la agenda de reformas que tienen pendientes: completar la reforma previsional, imponer la reforma laboral, avanzar en las reformas educativas y sanitarias, etc.
La crisis económica y el acelerado deterioro del poder del presidente se replican en los cada vez más frecuentes cuestionamientos provenientes de los sectores patronales. Y esto también se refleja en el armado Cambiemos, con un ala de la UCR desafiando los designios electorales de Macri en diferentes provincias. Desde el desdoblamiento de las fechas electorales provinciales en Corrientes, Jujuy y Mendoza, hasta la derrota del “colorado” McCallister en La Pampa y la directa desaparición de Cambiemos en Córdoba por el desafío de los radicales alineados detrás del intendente de la capital, Mestre.
En el peronismo huelen sangre y también se aprestan a definir una candidatura capaz de ganar la presidencia. El kirchnerismo intenta consolidar una alianza con el PJ, unidad a la que se han sumado hijos pródigos, provenientes del viejo duhaldismo, como Alberto Fernández y Felipe Solá. Schiaretti, Pichetto y Urtubey, del peronismo federal, aparecen como el ala dura que pone a Kristina como límite, aunque ya hemos visto lo flexible que son los límites de los políticos patronales. Massa es un gris entre estas 2 líneas pejotistas.
El verano también hizo aparecer a la figura de Lavagna, ex ministro radical, duhaldista, K y luego nuevamente candidato de la UCR. Uno de los llamados “expertos” capaz de ponerse todos los trajes, además de ser uno de los arquitectos de las anteriores “renegociaciones” con el FMI bajo Néstor. Lavagna aparece como el candidato del establishment y con un discurso de unidad nacional, contando con el apoyo de parte de la burocracia sindical peronista (Barrionuevo), un sector de la UCR, un sector del PJ y el progresismo criollo. Para lograr armar su proyecto, debería buscar la forma de dirimir cargos con el sector por ahora más cercano a su espacio, es decir, el peronismo federal.
El contenido de estos reacomodamientos es, al tiempo que intentan meter a las masas en el escenario electoral, preparar al sector burgués encargado de cumplir con el FMI a partir del 2020, cuando hay que empezar a pagar los préstamos. Ninguno de estos personajes puede garantizar algo diferente al avance del ajuste y la ofensiva para descargar la enorme transferencia de plusvalía que la burguesía se ha comprometido a realizar a favor del imperialismo en el próximo período.
Mientras se profundiza la recesión y las políticas exigidas por el Fondo afectan a sectores patronales aliados al gobierno (ejemplo, retenciones a las exportaciones), las patronales buscan negociar a través de medidas como los preventivos de crisis o el cierre de plantas específicas. Pretenden lograr concesiones de Macri y/o de la burocracia sindical, para que los trabajadores paguemos la cuenta de su bancarrota, que en muchos casos es un simulacro (Coca Cola, Cofco ex Nidera, automotrices). Al mismo tiempo, la caída del salario real de 2018 no piensan compensarla y las próximas paritarias estarán mediadas por la política electoral, por un lado, y el avance de la recesión con inflación por el otro. Están planteadas luchas duras, en medio de la tregua de las centrales sindicales.
En este escenario, el electoralismo de la izquierda es doblemente criticable, ya que no preparan a la vanguardia para las tareas que se le presentan. Volveremos a ver cómo el FIT y sus corrientes integrantes, así como el Nuevo MAS, convierten el programa de transición en una plataforma electoral, basada en medidas a ser tomadas por el Estado burgués. El primer paso es alertar contra la trampa, y poner foco en la necesidad de romper la tregua de la burocracia y armarnos con un programa de transición que de respuesta a los ataques de las patronales y los gobiernos.
Contra los preventivos de crisis, levantar la apertura de los libros de contabilidad y el control obrero de las ramas por los delegados y las internas combativas. Mostremos que las crisis que denuncian los empresarios no son tales, o si existen, de quién es la responsabilidad y declaremos la bancarrota de un sistema social en putrefacción. Contra los despidos y suspensiones, impongamos las escalas móviles de horas de trabajo y salarios y la reincorporación de todos los compañeros despedidos. Por la efectivización o pase a planta de todos los compañeros precarizados. Para enfrentar los tarifazos y la debacle de los servicios de transporte, energía, salud y educación, impongamos el control obrero de esas palancas fundamentales de la vida social.
Para imponer estas reivindicaciones a través de un plan de lucha que comience con un paro general de 36hs. es necesario recuperar los sindicatos de manos de la burocracia. Por un Congreso de Delegados de Base de la industria, los servicio y estatales, que nos permita unificar a la vanguardia en la deliberación de un programa de salida obrera a la crisis. A través de esta actividad de agitación y organización de una vanguardia proletaria dispuesta a enfrentar los designios del imperialismo en América Latina podremos avanzar en la construcción de un partido revolucionario, sección de la IV internacional, herramienta irremplazable en la lucha por el poder de la clase obrera.
Realizamos el 3º encuentro del curso preparando la jornada de lucha a 43 años del golpe cívico-militar.
No olvidamos.
No perdonamos.
No nos reconciliamos.
Continuamos la lucha antiimperialista.
Fuera el FMI, abajo el macrismo.
Javier Madanes Quintanilla, dueño de FATE, quiere asestar un duro golpe a los trabajadores del neumático y su sindicato SUTNA, que ha sido recuperado por la izquierda (PO, PTS, PRC) en 2017, echando a la burocracia. Para esto, Madanes usa la misma metodología que Coca Cola y Carrefour. Presentó un Proceso Preventivo de Crisis (PPC) en la Secretaria de Trabajo y solicita al gobierno su aprobación para despedir masivamente, y avanzar sobre las condiciones de trabajo.
Al cierre de esta edición, los compañeros de Fate vienen de realizar una enorme asamblea general. Una verdadera demostración de fuerzas y unidad. Allí, resolvieron rechazar de plano el preventivo de crisis, así como cualquier despido y defender las condiciones de trabajo. También, se votó reclamar justicia por Daniel Fernández, trabajador tercerizado recientemente muerto cumpliendo tareas laborales.
Este ataque patronal en Fate, no es un rayo en un cielo sereno. Se desarrolla en medio de una crisis industrial que no cesa. Con despidos a lo largo y ancho del país, paritarias a la baja, tarifazos, etc. Un espiral de hambre y desocupación para el pueblo desatado por la redoblada presión imperialista en la región que ejecutan Macri y los gobernadores al servicio del FMI; y que cuenta con la absoluta complicidad de burocracia sindical.
Uno de los empresarios más ricos del país y también dueño del gigante del aluminio Aluar, como Javier Madanes Quintanilla, por supuesto que no da puntada sin hilo. Uno de los ejes que busca con el PPC es presionar al gobierno para lograr concesiones impositivas. Aquí Madanes actúa también como lobista de toda la industria del neumático, donde dice que por los impuestos y las políticas económicas (apertura a las importaciones) y la competencia, la tonelada de neumáticos bajo de 4500 a 3500 dólares el valor embolsado, lo que le implicó una menor rentabilidad. Ya el gobierno, se comprometió a realizar ciertos cambios por sus pedidos.
Pero lo que está tejiendo de fondo Madanes centralmente, es un acuerdo político con el gobierno nacional para llevar adelante el ataque contra los trabajadores. La patronal busca fortalecer su propia “competitividad” (bajar el “costo laboral” y mayor superexplotación) en relación a sus competidores en Argentina y en el exterior (Brasil, centralmente). Para esto, debe doblegar a un sindicato que no está dirigido por la burocracia sindical sino por la izquierda y que es un obstáculo para sus planes. De aquí, que necesita del gobierno y su aparato represivo más que cualquier otra cosa.
Para los trabajadores, la dura batalla en ciernes impone la necesidad de pegar un salto en la organización de todo SUTNA. A la asamblea en FATE, se debe continuar con un plenario de delegados con mandato de todo el neumático y una asamblea general. El sindicato debe actuar como un solo puño, no solo para “mostrar fuerza” sino para que se discuta el conjunto de las reivindicaciones del gremio, empezando por la lucha contra el PPC en Fate y votando un programa de acción frente a la crisis industrial. Y, sobre todo, impulsado un plan de lucha. Un paro nacional del neumático sería una referencia para el resto del movimiento obrero y una primera medida contundente en defensa de los puestos de trabajo en FATE.
Todos los sectores de la vanguardia obrera y la izquierda debemos apoyar incondicionalmente con todas nuestras fuerzas a la lucha del SUTNA recuperado, sus resoluciones y acciones; incluyendo la organización de la autodefensa bajo la disciplina obrera.
En relación a la orientación, consideramos que ha sido un acierto de la dirección del SUTNA haber puesto el eje, desde un principio, en denunciar a Madanes y su holding de empresas por su absoluta solvencia económica para sostener los salarios y los puestos de trabajo. Hace falta dar un paso más. Para golpear sobre el burgués y su acumulación y doblegarlo, es necesario atacar donde le duele, en la producción. Avanzar en un plan de lucha conjunto con los trabajadores de Aluar y su comisión interna (y en lo posible otras empresas del grupo), con asambleas simultaneas primero, luego paros y un pliego de reclamos conjunto, sería un gran paso en este sentido; exigiendo la apertura de los libros de todo el Grupo Madanes, no ya con el ministerio mediante (que es su aliado natural) sino enfrentado directamente a la patronal.
“Madanes no tiene crisis, los trabajadores sí” ha sido una de las consignas principales que viene levantado la dirección del SUTNA. Desde la COR creemos que esta consigna es incorrecta. La vanguardia obrera debe intervenir con claridad ante la situación. La crisis no la tenemos los trabajadores sino los capitalistas, y esta no es “nuestra” crisis. En esto hay que ser claros, porque si no, se desprenden dos políticas distintas. Una, la de como “salir” de la misma -lo que lleva a una confluencia con los capitalistas- y la otra, que es de al de enfrentarla con plena independencia de clase.
En el debate de argumentos con la patronal también se abrió el tema del costo laboral en Brasil, por ejemplo. Esto plantea la necesidad de estrechar lazos con los trabajadores del neumático del otro lado de la frontera, haciendo un llamado concretamente a los sindicatos y trabajadores (de Brasil y de otros países de la región) a unir la pelea contra los multinacionales y los capitalistas “nacionales” del ramo.
El SUTNA recuperado debe plantear un programa a la altura de crisis. Hay una posibilidad inmejorable desde este sindicato industrial recuperado de propagandizar, organizar y luchar por un programa obrero como guía de acción revolucionaria de toda la clase obrera.
Un programa así, debe partir de rechazar contundentemente los despidos o suspensiones por “baja de producción o rentabilidad” oponiéndole la escala móvil de horas de trabajo en toda la rama (no solo en Fate) para defender los puestos. Que los trabajadores controlemos la duración de la jornada laboral. De esta forma, se pueden defender no solo los puestos de trabajo ante las bajas o subidas de producción, sino incluso, imponer el ingreso de desocupados a las fábricas, ayudando a reducir la desocupación. Esto demostraría a la sociedad la fortaleza de un programa obrero. Levantando la lucha por un salario igual a familiar y su indexación por la inflación; tirando abajo los contratos y escalas por empresa, levantando un contrato único de la rama que ponga fin a la tercerización. Por la apertura de los libros contables de las empresas y el control obrero de la producción.
Con este programa el SUTNA puede dirigirse a otras ramas de la industria íntimamente relacionadas, por ejemplo, como la automotriz, metalúrgica y el caucho, donde los trabajadores también vienen sufriendo cierre de empresas, despidos y suspensiones masivas. Así presentar una alternativa a la burocracia, haciendo un llamando a los trabajadores a revelarse contra ella y por la unidad para enfrentar con más fortaleza el ataque contra nuestra clase.
Mientras los partidos patronales y la burocracia se juegan a sacar la lucha de clases de la producción y llevarla a las instituciones y del estado, la izquierda revolucionaria debemos intervenir levantando un programa de transición. Limitando de forma consciente y con la lucha encarnizada el derecho de los capitalistas a disponer de sus bienes, peleando por el control obrero, por un programa para enfrentar concretamente a los capitalistas, para evitar que descarguen su crisis sobre nuestros hombros y hundan a los explotados en el hambre y la desocupación. Por supuesto que éstas, son premisas fundamentales también, para la unidad de la vanguardia obrera en el camino de la construcción de un partido revolucionario e internacionalista de la clase.
La burocracia sindical peronista quiere sembrar la idea de que no se puede hacer nada y solo resta esperar a octubre, como lo dijo recientemente el mismo Héctor Daer. Desde el otro sector, el del 21F, el moyanismo, la corriente Federal, SMATA y las CTA sostienen lo mismo; y llaman a marchar con las cámaras patronales el próximo 4 de abril, mientras niegan la convocatoria a un paro nacional. Temen como la peste la irrupción independiente de la clase obrera, que pueda herir de muerte el pacto de recambio burgués ordenado entre el Macrismo y la oposición (PJ y K) y se abra el escenario de una lucha de clases abierto, y con un régimen deslegitimado y en crisis.
Somos los sectores antiburocráticos los que debemos dar pasos en impulsar la intervención independiente de la clase obrera en la situación. ¡Hay que preparar concretamente el paro nacional que la burocracia se niega a llamar!
La lucha de FATE y del neumático es una pelea testigo y como decimos más arriba el SUTNA debe pegar un salto en la organización y en las tareas ante la crisis. Es ahora. Un llamado del SUTNA al conjunto de los sindicatos recuperados, internas antiburocráticas y de lucha a nivel nacional para preparar y convocar a plenarios regionales y nacionales con mandato de base (no ya reuniones superestructurales); que se proponga organizar en las fábricas, los sindicatos y centrales sindicales una pelea contra la burocracia por imponer el paro y plan de lucha nacional, sería un gran paso para la clase trabajadora en la situación. Desde la COR peleamos por la unidad de la vanguardia obrera y por un programa para una salida obrera y socialista a la crisis.
Finales del 2018 y el comienzo de este año expresaron un claro agravamiento de la recesión económica que viene golpeando fuertemente, desarrollando una clara crisis Industrial y una situación donde se profundizaron los despidos masivos en las grandes fábricas y sectores de servicios.
La política de Cambiemos junto a sus cómplices del PJ, bajo los designios del FMI sólo traen más ajuste y represión para los trabajadores.
En el transporte Ferroviario, en casi todos los ramales desde hace años se vienen produciendo los despidos "por goteo" y en los que dependen directamente del estado (Trenes Argentinos) también se redujo personal con la política de los retiros voluntarios.
Mientras Macri y cambiemos desarrollaban la famosa cumbre del G20, con los garantes del orden mundial, Ferrovías publicó por primera vez una lista de 29 trabajadores pertenecientes a "Decafh", es decir, al grupo de trabajadores que lucharon y pasaron a planta permanente, informando que eran desvinculados de la empresa.
Después de más de dos meses de lucha, los compañeros fueron reincorporados y los despidos quedaron sin efecto. Vamos a repasar algunos jalones de este importante triunfo, y cómo nos tiene que fortalecer para llevar adelante con más fuerza las tareas que venimos preparando.
Desde el 29 de noviembre, que la empresa dio la noticia que despedía a 29 compañeros, comenzamos un proceso de organización, convocándonos en la Seccional del sindicato más de 300 trabajadores de todos los sectores. Una convocatoria garantizada sobre todo por la oposición, en la que se hicieron presentes algunos sectores disidentes de la verde y sólo una minoría de delegados que responden a la burocracia sindical, pero que ni siquiera tomaron la palabra y en adelante desaparecieron de todo el proceso.
Se expresó allí una clara disposición a la lucha y que los despidos no iban a pasar fácilmente, todo lo contrario.
Producto de esta presión, a diferencia de los otros ramales y de casos como el de Ferrobaires, la burocracia se vio obligada a convocar a un paro de actividades de 24 horas, paro que nunca efectivizó debido a que aceptó, una tras otra, las conciliaciones dictadas por la secretaria de trabajo. Primero, obligatorias; luego, voluntarias.
Este ataque fue una clara demostración de que el macrismo está en una avanzada más fuerte sobre los sectores de servicios como lo vemos con los compañeros aeronáuticos, telefónicos, etc.
Los ferroviarios de la COR intervinimos en esta lucha con la idea de organizar al activismo, de ir a una pelea por la base para poder golpear a los empresarios en donde más les duele, que es en la producción, por eso era necesario garantizar medidas de fuerza contundentes para que la empresa tenga que retroceder.
Se debatió y se votó en asamblea que si se consumaban los despidos era necesario meter a los compañeros dentro de la empresa (algo que en Ferrovías ya hizo años anteriores logrando la reincorporación) y garantizar el paro de actividades. Se tuvo una política hacia los trabajadores de la zona, no como "usuarios" esa categoría amorfa, sino como trabajadores que utilizan el servicio, y una clara política hacia toda la oposición ferroviaria para que la lucha no quede restringida a un ramal y enfrentar en unidad, a la trilogía siniestra de empresarios, estado, y la burocracia sindical.
Quedó demostrado un camino alternativo para pelear, ya que no hay recetas y que el intento de conmover a la opinión pública y el eje en los medios de comunicación no son el camino correcto.
Una vez más se dio un proceso así en el Belgrano Norte, que fue protagonista de paros con cortes de vía por la equiparación salarial, fue el único ferrocarril que hizo paro con corte de vía ante el asesinato de Mariano Ferreyra, y donde pasaron a planta permanente el 100% de los ex trabajadores tercerizados. También donde se enfrentó una dura represión, cuando se peleó por los tickets canasta, pelea que hoy todos los ferroviarios saben que es justa.
Este triunfo debe ser un acicate para la pelea contra todos los despidos en el ferrocarril, sobre todo para los compañeros del Roca que vienen sufriendo una ola de despidos, y que ahora se ha transformado en una caza de brujas directamente desvinculando sin causa a compañeros activistas que militan en la oposición.
Los compañeros de la lista roja han hecho una propuesta en este sentido a todos los trabajadores del transporte, incluyendo por supuesto a los compañeros de la minoría del subterráneo, a los trabajadores colectiveros sobre todo a los de la línea 60, a los ferroviarios de todos los ramales, etc. Ante los despidos crecientes y los tarifazos decretados por el gobierno nacional, hacer una reunión en común para lanzar una campaña unitaria contra esta política de ajuste, que tenga como primer punto que el boleto de ida y vuelta al trabajo lo costeen las patronales. A las ya irrisorias paritarias que se comen cada vez más nuestros salarios, el aumento de todos los boletos es un ataque mayor al valor de la fuerza de trabajo a lo cual tenemos que oponernos. La burocracia ha hecho demagogia contra los aumentos e incluso hizo una movilización testimonial, pero siempre tras la idea de que los trabajadores confiemos que votando a un mejor verdugo podemos sortear la crisis. La lista roja del Belgrano Norte plantea que la campaña debe estar ligada a la apertura de los libros contables de los empresarios, el control obrero, y con plena independencia política de los trabajadores, para que la crisis la paguen los capitalistas. Es Necesario dar pasos concretos en este sentido.
La burocracia de Sasia es la continuidad de la política de Pedraza. Pero es evidente que estos dirigentes profundizaron las ataduras de los sindicatos y han dado saltos cualitativos en su integración al Estado. En los servicios fue el Kirchnerismo el que logró avanzar en este sentido, metiendo a los dirigentes sindicales en los directivos de las empresas con las leyes de Cristina y Randazo. Esta integración se hizo más explícita cuando estás burocracias apoyaron todas las políticas de Cambiemos. Hay que barrerlos de nuestras organizaciones y recuperar los sindicatos para transformarlos en verdaderas organizaciones revolucionarias, que luchen contra el estado. Pero para eso es necesario preparar una alternativa de dirección, que se preparé estratégicamente pero se fogonee en las peleas cotidianas. El Cuerpo de delegados del Sarmiento y la Seccional Oeste dirigidas por la lista bordó se han solidarizado con la pelea que se dio contra los despidos. Sin embargo creemos que aún está muy lejos de llevar adelante las tareas planteadas. La lucha en Ferrovías debió dar paso a un plan de lucha en todos los ferrocarriles y para eso la Seccional Oeste debe convocar a un plenario nacional de toda la oposición, que debata el programa y las medidas de acción a llevar adelante. Para nosotros es menester construir una oposición sindical revolucionaria, que plantee que no debemos esperar pasivamente, como lo hace la burocracia de la CGT, a que en Octubre gane un candidato peronista con un programa de conciliación de clases y de consumo interno. La lucha debe ser contra los capitalistas, el FMI y los partidos patronales. Por una salida obrera y socialista.
A 43 años del golpe cívico-militar nos encontramos en medio de una crisis mundial que sigue su curso. Donald Trump, desde la presidencia de EEUU, intenta recuperar la hegemonía de ese país en su patio trasero, como se ve de manera abierta con la injerencia en Venezuela. El gobierno de Macri, servil a los intereses yanquis, con acuerdo con el FMI y todo el arco opositor burgués, está queriendo imponer un ajuste, con despidos y carestía de la vida, lo cual ha generado cierta resistencia por parte de los trabajadores y el pueblo en general, como demostraron los acontecimientos del 14 y 18 de diciembre de 2017 en contra de la reforma previsional.
La situación en nuestro país muestra los efectos de la crisis de forma cada vez más descarnada, con un aumento de la pobreza, con una desocupación que rondaría el 10,5%, donde en el último mes se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo, donde la capacidad instalada de las fabricas se redujo al 50%, ha habido miles de suspensiones y se da una carestía de la vida que sigue en aumento, y, para agravar aún más el panorama, hay una dispersión de precios que estaría anticipando una crisis aun más aguda que el panorama descripto.
El gobierno de Macri está en un momento crítico como garante de los intereses de los negocios de la burguesía, de hecho, es el FMI quien dirige los principales resortes de la economía. Ese mismo FMI que en su última visita hizo una especie de casting para elegir al próximo verdugo en las elecciones presidenciales y todos los posibles candidatos les rindieron pleitesía –y, a lo sumo, en un rapto de combatividad dijeron que habrá que rediscutir el acuerdo con el FMI y nada más. El FMI también se reunió con la cúpula de la CGT, lo que ilustra quién dirige el país y a quién responde la burocracia sindical.
La coyuntura nacional muestra gran parte de las contradicciones no resueltas en la etapa anterior. Este 24 de marzo siguen estando los mismos actores que en la década del ’70 fueron a golpear la puerta de los cuarteles. Hoy, su fracción más consciente pretende saldar cuentas con la historia reciente negando el genocidio de Estado y tratando de imponer una nueva relación de fuerza. En el corto periodo de este gobierno, ya tenemos los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la represión a las luchas obreras y el procesamiento de luchadores, entre ellos los militantes del PO y del PSTU, con la detención de Daniel Ruiz y la persecución a Romero.
Contra la dictadura del capital
Hace 43 años, las distintas fracciones burguesas, con el imperialismo norteamericano y la complicidad de las distintas instituciones del Estado como la Justicia, la Iglesia y el inestimable apoyo de la burocracia sindical y los partidos burgueses como el PJ y la UCR (entre los más importantes) se unían en la necesidad de derrotar físicamente a los trabajadores que pusieron en jaque el dominio burgués. Hoy todos ellos siguen atacando a los trabajadores, ya no con una dictadura militar, sino con los mecanismos de la democracia burguesa. Nosotros debemos ser conscientes que ambos métodos son parte de la dictadura del capital.
Por eso, este 24 de marzo marchamos de forma independiente de cualquier variante burguesa, levantando bien alto las banderas de la lucha de los trabajadores que dieron su vida combatiendo a la clase enemiga. Es tarea central de los revolucionarios preparar la venganza de clase y mostrar a las nuevas generaciones las lecciones del proceso histórico de los ‘70 y los elementos de continuidad en el momento actual. Debemos discutir un programa obrero de salida a la crisis. Es primordial defender la independencia de clase, ninguna confianza en los partidos patronales. Hay que impulsar el enfrentamiento a la burocracia sindical para expulsarla de nuestros sindicatos, porque fueron los cómplices para que miles de compañeros desaparecieran. Tenemos que atacar las bases del régimen burgués que está en la producción, enfrentar a esa clase que como empresarios crearon campos de concentración para asesinar a los compañeros. Demos una lucha implacable contra la Iglesia que bendijo a los genocidas. En definitiva, hay que preparar la lucha por el poder para destruir al Estado burgués, construyendo el Partido Revolucionario, como sección de la IV Internacional reconstruida.
Desde mayo del año pasado, el FMI gobierna nuestro país. Macri es un simple administrador del ajuste. Hemos visto las consecuencias desastrosas de esto: aumento de las tarifas, despidos, suspensiones, aumento de la precarización laboral, paritarias a la baja, aumento de la represión, etc. En este año electoral, el FMI se viene reuniendo con todos los sectores patronales opositores en campaña (PJ, Kirchnerismo, y hasta la burocracia sindical) para garantizar que sean las instituciones burguesas las que contenga la bronca que genera el ajuste. Es criminal llevar a confiar a la clase obrera y la juventud que pude haber una salida por medio de las urnas y el parlamento. Es necesario organizarnos desde ahora en los lugares de trabajo y de estudio para enfrentar el plan de Macri y el imperialismo.
En materia de educación, el ataque no se ha hecho esperar. El Ministerio de Educación ya ha lanzado su primera provocación del año para el sector de docentes universitarios otorgando de manera unilateral un 9% de aumento en dos veces y en negro, desconociendo las cláusulas de revisión que se firmaron el año pasado. En el sector No Docente, la federación FATUN ha cerrado nuevamente un acuerdo salarial no solo paupérrimo sino con sumas en negro. La ADIUC (sindicato docente de Córdoba adherido a la federación universitaria CONADU) se ha adherido al paro nacional del 6 y 7 de marzo, y amenaza con continuar con las acciones si no se mejora la oferta salarial.
Organizarnos para luchar
Venimos de la gran lucha universitaria de 2018, que tuvo uno de sus focos en Córdoba. La intransigencia patronal del gobierno fue enfrentada con semanas de paro y la toma de facultades y del Pabellón Argentina. Si bien la burocracia sindical K de la CONADU y el ADIUC terminaron cerrando un acuerdo aceptando un miserable 15% más 2 sumas en negro y las cláusulas de revisión, la bronca y la disposición a la lucha fueron innegables y se expresaron de forma masiva. Hoy, debemos prepararnos para conflictos aún más duros, dadas las restricciones presupuestarias que impone el pacto de vasallaje del gobierno con el FMI.
Es una tarea fundamental de los sectores que nos reivindicamos combativos discutir un programa que nos permitan superar a las direcciones que intentan llevarnos detrás de uno u otro bando burgués mientras dejan correr el ajuste. Hay que desnudar el carácter de clases que tienen la educación. La consigna de “defensa de la educación pública” encubre el verdadero carácter de clase que tiene la educación: burguesa. Enfrentar el ajuste en educación no puede ir desligado de discutir quien tiene que dirigir la educación. Las salidas democráticas que nos dicen que con más estudiantes en los órganos de co-gobierno podríamos tener la educación que queremos embellecen las instituciones del régimen universitario que no son más que las correas de transmisión de los planes del FMI para la educación. Desde la COR, peleamos por una Universidad dirigida por los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, sobre la destrucción de los consejos reaccionarios, para ponerla al servicio de la lucha de la clase obrera, por la revolución socialista, única salida a la decadencia económica y social en que nos tiene sumidos el imperialismo.
Como primer paso, los estudiantes tenemos que tomar el apoyo y la defensa del paro docente de los días 6 y 7 de marzo, imponiendo de inmediato a los centros de estudiantes dirigidos por corrientes pro patronales como La Bisagra (K-PJ) y Franja Morada (UCR-Cambiemos) la convocatoria a asambleas generales e impulsar asambleas interclaustros junto a los trabajadores para definir un plan de lucha a la altura del ataque. Impulsemos asambleas de curso y comisiones desde el cursillo de ingreso, para fortalecer la organización, debatir las perspectivas y preparar la lucha. Nos tenemos que organizar desde ahora poniendo en pie el cuerpo de delegados mandatados por curso, como forma de organizar la base estudiantil para recuperar los centros de estudiantes y la FUC.
Un programa para vencer
Debemos tener en claro los objetivos de la lucha, para no quedar entrampados en las peleas por “pequeñas reformas” que tanto gustan a quienes desean vernos postrados ante las instituciones de la burguesía (consejos, parlamentos, justicia).
El salario igual a la canasta básica familiar para el cargo inicial de docentes y no docentes y el pase a planta o titularización de todos los trabajadores precarizados deben ser puntos centrales. También peleamos contra la precarización laboral de la juventud, alentada desde el rectorado y el gobierno provincial, con sus planes como el “voluntariado” de Juri o el PPP de Schiaretti, y por las empresas de la “nueva economía” como las plataformas de delivery, máximos exponentes de la precarización laboral. Que los centros de estudiantes empadronen a todos los estudiantes que trabajan y estudian, y a partir de ahí busquemos acuerdo con los sindicatos de cada rama para luchar en común por el pase a convenio de los compañeros, el salario, y demás reivindicaciones de la juventud trabajadora.
¡Que abran las escuelas y las universidades! Abajo el cupo en medicina y toda restricción académica o económica al ingreso y permanencia. Por el triple turno de cursado e imponer a las patronales las 4 horas de estudio pagas cada 4 horas de trabajo, para que puedan estudiar los trabajadores.
Tras la lucha del año pasado, la justicia imputó a compañeros estudiantes y una docente por la toma del Pabellón Argentina, y en la UNRN las autoridades sancionan también a docentes y estudiantes por luchar. Pretenden amedrentarnos con este accionar represivo. Debemos responder peleando por imponer que se dejen sin efecto estas imputaciones y sanciones.
Venezuela es el ejemplo descarnado de hasta dónde está dispuesto a llegar el imperialismo para recuperar su patio trasero. En una nueva ofensiva por ver quien se adueña de los cuantiosos recursos de la región han diseñado todo un paquete de medidas para atacar a los trabajadores y la juventud y hacernos pagar su crisis. A través gobiernos más directamente alineados al amo yanqui, están siendo aplicados los paquetes de reformas laborales, previsionales y fiscales, educativas y de salud, entre otras. Es evidente el carácter internacional de la lucha planteada, por lo que es necesario crear la Secretaría de Relaciones Internacionales en cada centro de estudiantes y en la federación (FUC), para buscar lazos con organizaciones estudiantiles y obreras, empezando por América Latina, para desarrollar una potente unidad en la lucha antiimperialista.
Se hace imperiosa una salida de independencia de clase. Desde la COR levantamos la necesidad de poner pie una Corriente Revolucionaria docente, no-docente, estudiantil con libertad de tendencias que se proponga recuperar nuestras organizaciones, luchar contra la educación burguesa y unificar la lucha educativa a la pelea de los sindicatos industriales y de los grandes servicios por una salida obrera a la crisis.
¡Este 6 y 7 de marzo, apoyemos activamente el paro docente!
¡Organicemos los cuerpos de delegados impulsando asambleas en los cursos y las comisiones del cursillo de ingreso!
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¡Paso a la mujer trabajadora!
Este 8 de marzo, levantemos las banderas de la lucha por los derechos de la mujer trabajadora. Las organizaciones de mujeres como el “ni una menos” están llamando a un paro solo de mujeres, dividiendo a la clase obrera por géneros, promoviendo la idea de que la opresión de la mujer es producto de causas “culturales”, unificando los intereses de las mujeres proletarias y las mujeres explotadoras y llevándonos a una pelea por exigencias al Estado. El 8 de marzo debe convertirse en una gran jornada de lucha donde el conjunto de los sindicatos llame al paro del conjunto de los trabajadores levantando las reivindicaciones específicas de las mujeres trabajadoras (igual salario a igual trabajo, reconocimiento del día femenino, guarderías y comedores para acabar con la esclavitud doméstica, etc.), uniéndolas a la pelea por enfrentar el ajuste. La lucha por los derechos de la mujer trabajadora solo puede estar ligada a la lucha revolucionaria que ataque de raíz las actuales relaciones sociales de opresión y explotación del capitalismo.
El pasado 7 de febrero, se realizó en Mendoza la Marcha contra el Tarifazo, convocada por la CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma, los sindicatos nucleados en la multisectorial 21F, y otras organizaciones sindicales, sociales y políticas. Publicamos a continuación, la declaración que difundimos los días previos y durante la movilización.
Fecha: 19/01/2019
El pasado jueves 10 de enero, Nicolás Maduro asumió su 2º período como presidente venezolano. Las elecciones presidenciales fueron el 20 de mayo de 2018, con una abstención mayor al 70%, mostrando la precariedad institucional del poder burgués en el país. Las bases de la economía capitalista se vienen deteriorando de forma acelerada en los últimos años, con una inflación galopante que ha destruido el salario obrero y empujando a cientos de miles a la migración por el desabastecimiento de productos alimentarios, médicos y sanitarios. Este descalabro económico, sin dejar de ser responsabilidad del gobierno chavista, es indudablemente parte de la crisis capitalista mundial.
Luego de desconocer las elecciones del 20/5/18, la oposición venezolana se ha atrincherado en otra institución de la república burguesa, la Asamblea Nacional. Desde este punto de apoyo, el imperialismo, comandado por Trump, está llamando a desconocer al gobierno de Maduro, primero a través de los gobiernos cipayos del llamado grupo de Lima (a excepción de México, que se postula como mediador) y luego abiertamente a través de funcionarios de su administración como Bolton, Pompeo, y el propio vicepresidente Pence. La Asamblea Nacional aporta un “presidente interino” para esta operación imperialista, el derechista Juan Guaidó, quien desde la asunción de Maduro no cesa de llamar a las fuerzas armadas a rebelarse. La oposición burguesa venezolana, frente a su propia debilidad, comprende que la clave de la situación es la relación de fuerzas a nivel continental y ha leído la ofensiva de Trump y la asunción de Bolsonaro como una oportunidad para dar una salida favorable a sus intereses (los mismos que los del imperialismo) a la crisis que atraviesa desde hace años al país.
Dos bandos burgueses
Bajo esta pelea cada vez más descarnada por el poder están los intereses por el control de los enormes recursos económicos de Venezuela y de toda la región. Trump está lanzando una cruzada para desalojar a China de las posiciones conquistadas durante el período de gobiernos bonapartistas sui generis de la década pasada, que debieron lidiar con una agenda marcada por semiinsurrecciones espontáneas frente a las consecuencias de las políticas del consenso de Washington en diferentes países como Argentina, Bolivia, Ecuador y la propia Venezuela. La actual ofensiva del imperialismo por imponer una nueva orientación se hace sentir con toda crudeza, y los resabios de esos gobiernos anteriores que no han sabido acomodarse a la situación (a diferencia de Evo Morales, nuevo amigo de Bolsonaro y viejo aliado de las petroleras) son un blanco predilecto para una política mucho más abarcadora. Y es que toda la región, a través gobiernos más directamente alineados al amo yanqui, está siendo sometida a los paquetes de reformas laborales, previsionales y fiscales, educativas y de salud, entre otras, a pedido del imperialismo y los intereses de las grandes empresas del capital financiero internacional.
Si la lucha por los recursos y el control de los mercados es descarnada, y abre una pelea por el poder, lo trágico es que la crisis de dirección revolucionaria impide por el momento al proletariado venezolano y de toda la región presentar una salida progresiva a través de una acción independiente y de clase. No podemos dejar de señalar cómo todas las expresiones de centroizquierda y progresistas de la región han contribuido a esta tragedia, alimentando expectativas en agentes del capital como los Chávez, los Lula, los Evo y los Kirchner. Más penoso aún es que corrientes de la izquierda trotskista hayan hecho lo propio, buscando dialogar con “las masas”, embelleciendo a los gobiernos latinoamericanos a lo sumo como el “mal menor” frente a la derecha “neoliberal”. El último ejemplo de esto es el llamado de corrientes como la FT-CI, el PO argentino, el SOB o la UIT-CI a apoyar, más o menos abiertamente, al petista Fernando Haddad en la 2º vuelta electoral en Brasil contra Bolsonaro.
No hay salida bajo el capitalismo
El desarrollo de la crisis venezolana ha dejado expuesto el rol central de las fuerzas armadas como núcleo central del estado capitalista. Por eso los llamados desesperados de la oposición para atraerlas a su bando y los constantes gestos de Maduro para mostrar el apoyo de las bayonetas a su gobierno, tal como lo expuso en su último discurso el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. La situación de polarización que se vive en Venezuela no debe ser tomada como una excepción, sino como el preludio de los choques políticos y sociales que generará la política norteamericana en el continente.
La política de reformas impulsadas por el imperialismo ya ha encontrado resistencia en los países donde se está aplicando. No sólo en América Latina, sino también en Europa, donde los chalecos amarillos vienen enfrentando la política de desmantelamiento del estado de bienestar de Macron. Los procesos de masas irrumpen contra los planes de ajuste, pero aún se desarrollan dentro de la legalidad burguesa y con direcciones reformistas y, en gran parte de estos procesos, el proletariado interviene de forma diluida.
Los revolucionarios debemos enfrentar la situación con audacia y sin engañar al proletariado. La política de clase debe orientarse a romper la envoltura democrática del Estado burgués, envoltura cada vez más tenue y casi inexistente en los países latinoamericanos. Seguir sembrando ilusiones en las formas democráticas de la burguesía, que en realidad pretenden ocultar la dominación de clase del imperialismo, es un error con consecuencias funestas para los trabajadores y las masas.
La necesidad de recuperar los sindicatos y a partir de ello organizar la autodefensa es una tarea de primer orden en Venezuela. El control obrero por ramas económicas se impone como única salida al descalabro económico a que someten al pueblo Maduro y la oposición pro imperialista. Un congreso de delegados con mandato de base es una política a levantar en cada fábrica y establecimiento, para unificar a nuestra clase en la necesidad de enfrentar al Estado con un plan de lucha y discutir un programa de salida obrera a la crisis generada por los capitalistas.
Las actuales debilidades organizativas de la clase obrera venezolana pueden y deben ser superadas con el apoyo decidido de los trabajadores de todo el continente, empezando por el proletariado norteamericano, que desarrolla importantes experiencias de organización y lucha contra Trump y el Estado imperialista. Abrir las puertas de los sindicatos de los diferentes países de la región para la organización de los trabajadores venezolanos desplazados es una tarea internacionalista de primer orden que debe encarar todo revolucionario.
Se trata de una pelea a muerte contra el imperialismo, que viene a recuperar las posiciones en su patio trasero. Una lucha antiimperialista y revolucionaria, que debe partir de sacar balance de los gobiernos de la etapa anterior que lejos de enfrentar al imperialismo sentaron las bases para la debacle actual. Y luchar por la dictadura del proletariado y su extensión internacional en una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
Sostenemos la necesidad de desarrollar una Conferencia Latinoamericana, para poder discutir de cara a la vanguardia y ayudar a su desarrollo en países como Venezuela y otros países de la región, para impulsar tareas internacionalistas que permitan afianzar núcleos revolucionarios y una lucha política entre las tendencias que nos reivindicamos del trotskismo para aproximarnos a sentar las bases de una dirección revolucionaria. Llamamos a la LIT-CI, la CRCI, FT-CI y organizaciones que aún reivindiquen la dictadura del proletariado y la reconstrucción de la IV Internacional a tomar en sus manos la realización de dicha Conferencia para discutir un programa transicional.
¡Fuera las manos del imperialismo de Venezuela!
¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina!
Artículo escrito el 16 de enero de 2019.
El martes 15 de enero las calles de Londres y varias ciudades inglesas estuvieron palpitando el debate por el acuerdo del Brexit en el Parlamento. En las afueras del recinto se agolparon manifestantes con banderas que decían, entre otras cosas, “leave means leave” (“irse significa irse”). La votación en la cámara de los Comunes resultó en 432 en contra y 202 a favor.
Para Theresa May la estrepitosa derrota no fue una sorpresa. El ala dura del partido conservador ya viene desde hace meses haciendo campaña en contra el acuerdo negociado con Bruselas durante 2018. A pesar de las presiones, tanto de los tories como del Partido Laborista (LP), la Primera Ministra se negó a modificar el proyecto que se trató el martes 15 en el recinto. Su estrategia se apoyó en el argumento de “darle un mayor rol al parlamento” y dejar que éste se exprese ante el acuerdo propuesto tal como está. El panorama que se abre ahora es incierto para la clase dirigente, que se encuentra ante la colosal tarea de practicar un cambio superestructural que repercutirá fuertemente en la economía y, por tanto, requiere precisión quirúrgica –y a contrarreloj- para sostener al Reino Unido tal y como lo conocemos hoy. Si es que eso es posible, en medio de la crisis histórica que está atravesando el capitalismo mundial.
La sensación inmediata es de confusión total. Tanto así que en los titulares del miércoles 16, periódicos como The Guardian, habilitaron en sus portales formularios para que los lectores hicieran preguntas sobre qué iba a pasar en el país. En los siguientes 3 días, el gobierno de May debe presentar un plan alternativo. Todo esto, considerando que la UE aseguró que el plan no puede ser modificado.
Inmediatamente después de la votación, el ala más “radical” del laborismo, liderada por Jeremy Corbyn, planteó lo que se conoce como “moción de censura” (confidence motion), que apela a que los parlamentarios se pronuncien sobre si la Primera Ministra todavía tiene la confianza del Parlamento para gobernar o no. En caso de haberse perdido esa confianza, se debería convocar a elecciones parlamentarias anticipadas. Pero la táctica de Corbyn no prosperó; el miércoles 16 su moción perdió por 29 votos en el Parlamento. Los conservadores que votaron en contra del acuerdo no aceptaron la moción de censura y renovaron “el voto de confianza” a Theresa May.
Claramente, la fracción de May está en minoría; pero entre los opositores al acuerdo hecho con Bruselas tampoco hay heterogeneidad. Los tories “duros” quieren un Brexit inmediato y sin negociaciones con Europa. La semana anterior a la votación, Boris Johnson, representante de este sector, había declarado que “el no-acuerdo está más cerca de los votantes del Reino Unido. (...) Mientras más dramáticas las advertencias, mayor ha sido la indiferencia”. Recordemos que el escenario de Brexit sin acuerdo ha sido muy rechazado por los medios británicos y que el Banco de Inglaterra vaticinó que podría ocurrir una grave crisis económica con disparada del desempleo y la inflación, caída de la libra esterlina y reducción del PBI. A su vez, se teme escasez de medicamentos y problemas con los tránsitos marítimo y aéreo. Para Johnson esto es una exageración. “Es un no-acuerdo, o los términos de la OMC, lo que en realidad corresponde a su idea de salir; y ahora ven esa opción con una confianza que ahora es directamente proporcional al crecimiento de la fuerza de las advertencias del gobierno en su contra, porque estas predicciones catastróficas son tan hiperbólicas como sufrir por la ley de retorno disminuido”, declaró.
La fecha estipulada para la salida del Reino Unido de la Unión Europea es el 29 de marzo, de haber necesidad de renegociación, esa fecha se aplazaría. Ante esto, las alternativas son: elecciones parlamentarias anticipadas; o un segundo referéndum. El stablishment se decantaría por la primera alternativa, ya que iría en la línea de darle mayor injerencia a la vía parlamentaria, cuestión que contraponen al mecanismo de votación directa del referéndum. De todos modos, el aplazamiento debería ser aprobado por la totalidad de los países miembros de la UE. De ser aprobado, podría postergarse para junio-julio.
Por el contrario, el laborismo, tras la figura de Corbyn, ha manifestado que es necesario negociar un “mejor acuerdo” con Bruselas. Esto implicaría que, en ocasión de un segundo referéndum, se incluya la posibilidad de permanecer en la UE. El LP –no sin fricciones internas- iría por esta opción luego del fracaso de su intento de llamar a elecciones anticipadas. En este caso, la UE aclaró que, hasta tanto no se haga efectiva la salida británica, puede frenar el proceso unilateralmente sin necesidad de que se expidan el resto de los países miembros.
“¡Empresas, desplieguen sus planes de emergencia!”
Mientras tanto, en Alemania ya especulan con que un “hard Brexit” es casi inevitable. El economista Michael Hüther, director del Instituto de Economía alemana en Colonia, a través de una entrevista en el portal digital de Der Spiegel, lanzó el llamado a que las empresas alemanas lancen sus planes de emergencia, porque su economía deberá adaptarse a esta situación. Desde Alemania analizan que el escenario político británico es muy complejo, ya que no hay mayoría para ninguna opción por la positiva, sólo por la negativa: contra el acuerdo negociado, contra el no-acuerdo, contra un segundo referéndum; tienen en claro que no hay mucho más margen de negociación. Tampoco parece que el LP y Corbyn sean un mejor interlocutor que May, ya que tampoco sabe qué hacer. Por lo tanto, desde el gobierno de Merkel ya se están preparando para la salida del Reino Unido.
La UE también tiene un panorama complicado. El Brexit se conjuga con la coyuntura de enfriamiento, el proteccionismo de Trump, los enfrentamientos comerciales y las debilidades económicas de China –es decir, los elementos de desarrollo de la crisis capitalista. Seguramente, las consecuencias variarán según la rama. Las automotrices alemanas ya está teniendo retrasos por los controles aduaneros y las demoras de suministros. En peor situación están los laboratorios, ya que algunas certificaciones de productos hacia la UE podrían quedar sin validez: si una compañía alemana tuviera una sola fábrica en Gran Bretaña cuyos productos trabajara en la UE, tendría un gran problema. Las consecuencias para las empresas que exportan a Gran Bretaña aún no pueden preverse. Por supuesto, Hüther, al igual que la mayoría de los pro UE en el Reino Unido, considera que el “hard Brexit” tendrá peores consecuencias para los británicos y que esto puede hacer estragos en el empleo de ese país.
Pero lo más preocupante para los think tanks europeos es que ninguna de las alas en disputa tiene un plan. Les preocupa que en el corto plazo no hay perspectiva de una reconciliación en la sociedad británica, lo cual hace más difícil cualquier solución política.
Esta inquietud se extiende a la Europa continental, también atravesada por grandes divisiones sociales y lucha de clases cada vez más aguda; como se está viendo de manera más radical con los chalecos amarillos en Francia, pero también en Alemania y en la mayoría de los países de la UE. Esa “divisón” de la que hablan los analistas burgueses hace referencia a enfrentamientos entre distintos sectores de clases, incluso dentro de la propia clase dominante. Ante la magnitud fenomenal de la crisis capitalista, no hay consenso, ni mucho menos planes, sobre cuál es el camino a seguir. En este escenario, cada sector económico intentará sacar ventajas de la coyuntura. Sólo hay algo en lo que hay acuerdo entre los burgueses: la manera de sobrevivir es aumentando la explotación de la clase obrera y recargando el enorme peso de la crisis en sus condiciones de vida. Las alternativas xenófobas que están aflorando son un claro ejemplo de esta necesidad de dividir a los explotados para dominarlos mejor.
Preparar el futuro
Muchos sectores de izquierda, incluso los que se llaman revolucionarios, se han maravillado con el crecimiento de tendencias “radicalizados” que se alinean detrás de la figura de Jeremy Corbyn. Sectores “anticapitalistas” en Gran Bretaña, entre los que encontramos al SWP británico, lanzan críticas al LP y su trayectoria de enormes servicios al capital imperialista en las últimas décadas, pero terminan adaptándose a la perspectiva propuesta por Corbyn de adelantar las elecciones. Esto significa: seguir buscando una salida para la clase obrera dentro de los estrechos márgenes de la democracia imperialista.
Luego de haber renunciado a la construcción de un partido revolucionario para diluirse en movimientos “radicales” la izquierda europea ha quedado a la zaga de los procesos de luchas que están surgiendo, totalmente impotente para ofrecer una respuesta revolucionaria al proletariado. Si para la tribuna parlamentaria figuras como Corbyn pueden resultar atractivas, para la lucha de clases desde el punto de vista del proletariado no dejan de ser enemigos que se disfrazan de aliados.
Para preparar el futuro de una Europa socialista es preciso comenzar desde ahora mismo a organizar las fuerzas de la clase trabajadora detrás de un programa revolucionario. Esto implica un enfrentamiento abierto con el Estado imperialista y sus instituciones “democráticas”. El proletariado británico tiene mucho que decir ante la crisis de este país imperialista: debe enfrentar a su propio Estado, que oprime a otros (Escocia, Irlanda, Gales, semicolonias y colonias por el mundo), midiendo las fuerzas con la burguesía en la producción. Esto sólo será posible construyendo la herramienta revolucionaria que es el partido. La vanguardia obrera tiene que desarrollar un plan para recuperar los sindicatos de manos de la burocracia pro imperialista y atacar la propiedad privada. Sólo así se podrá forjar una nueva dirección que ofrezca una verdadera salida a la mayoría de los trabajadores. Esto arrasará con las ficticias fronteras nacionales y obligará al proletariado a desarrollar una lucha internacional por los Estados Unidos Socialistas de Europa, que no será más que una forma transitoria de la dictadura del proletariado, y que deberá ir aún más lejos en el desarrollo de la lucha revolucionaria en los países semicoloniales oprimidos por los imperialistas europeos.