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Domingo, 06 Octubre 2019 20:42

Brasil: de la crisis a la descomposición

Aún atrapado en el entramado de la institucionalidad burguesa, dictando medidas provisorias (decretos transitorios con fuerza de ley) que luego caen total o parcialmente, ora por la propia ineptitud del gobierno, ora por los roces internos de las camarillas militares y de fanáticos reaccionarios en el seno del Planalto, el gobierno de Jair Bolsonaro no consigue avanzar decididamente en su plan de gobierno ni menos hacer repuntar la economía.

Ya los pronósticos del propio gobierno apuntan a un crecimiento menor al 1 % mientras preparan su plan de privatizaciones a la espera de inversionistas internacionales.

Las mismas cifras oficiales dan un repunte del empleo formal para el mes de agosto ( el primer repunte desde el 2014) de 121 mil puestos de trabajo. La mayoría de este aumento se dá en áreas del comercio minorista, actividades de temporada y trabajadores por cuenta propia. El rasgo distintivo del incremento del la ocupación es la utilización creciente el contrato de trabajo “intermitente”, aquel que fué aprobado con la reforma laboral impuesta por Temer, que estipula como único derecho laboral el pago de la hora de trabajo equivalente al salario mínimo. Estas cifras que pretenden ser presentadas por el gobierno como un síntoma de reactivación económica no son más que una gota en el océano de precariedad y desocupación en el que se encuentra la clase obrera brasilera. De 93,6 millones de ocupados, mas de 33,6 millones son trabajadores informales. El 41.4 % se encuentra subocupado. El desempleo se ubica en 11,8% lo que significa una friolera de 12,6 millones de desocupados, de los cuales casi el 30 % son desempleado crónicos estructurales, que llevan más de 2 años sin encontrar trabajo. Los empleos creados han sido en su gran mayoría con el salario mínimo. En lo que va del 2019 el salario promedio aumentó 1 real! situándose en 2298 reales (unos 520 U$) para aquellos con contrato formal y jornada completa [una vez más según cifras oficiales, dataFolha].

Las disputas abiertas entre las distintas facciones burguesas han ralentizado los planes del gobierno para hacer pasar rápidamente la reforma previsional, la impositiva, así como el ajuste de los gastos estatales para reducir el déficit.. Las constantes negociaciones con los estados federales llegan a puntos muertos. Ya los prefectos de varios Estados completamente desbordados por la crisis, y sin poder cumplir con el techo de gastos, ensayan fórmulas para plantear una reducción de jornadas y salarios para los empleados públicos, descargando la crisis sobre este sector de trabajadores.

El pesimismo de la burguesía brasilera se hace sentir. Ya ha perdido la euforia inicial y no espera que el plan, impuesto por el imperialismo y el FMI, de ajuste y reformas estructurales vaya a surtir efecto alguno. Y es que las perspectivas de profundización de la crisis internacional y una potencial entrada en recesión de la economía norteamericana, vuelven obsoletos los planes del gobierno de Bolsonaro de alineamiento incondicional al amo del norte. Y es que sus desvarios diplomáticos enfrentándose a la burguesía “ecologista” del imperialismo europeo, respaldándose en la administración trumpista, apoyado en los sectores financiero, agropecuario y minero, tiene como base el intento de la reactivación de la mano del capital financiero que ve como riesgosas las operaciones de inversión pese a los ofertones privatizadores en marcha (como el plan de licitaciones del presal para la explotación de hidrocarburos en el litoral). Baste como ejemplo el congelamiento en el reparto de dividiendos a los accionistas de la empresa Vale, quien a principios de año provocó en una de sus explotaciones en Mina Gerais la ruptura de un dique de contención de relaves ocasionando, según registro creciente, 249 muertos y 21 desaparecidos, además de los daños generados en las poblaciones colindantes. Situaciones como ésta, sumadas a la deteriorada infraestructura productiva, llevan al gigante sudamericano a un espiral de crisis sin salida.

Esta situación de estancamiento está reavivando las disputas interburguesas que ya comienzan a deslizarse al interior de las instituciones burguesas mostrando toda la descomposición del semi-estado brasilero como es la justicia, donde el el STF (supremo tribunal federal) sigue siendo un protagonista de las componendas interburguesas; hoy se encuentra revisando irregularidades en los procesos del Lava Jato no sólo apuntando al actual ministro de justicia (Moro) sino evidenciando la podredumbre de las instituciones semicoloniales.

La ofensiva reaccionaria

La presencia de las camarillas militares en el Planalto y la presión imperialista han desatado una fuerte ofensiva reaccionaria. Al ensayo de intervención del ejército en Rio de Janerio, algo sugerido directamente por el departamento de Estado norteamericano para varios países de la región, hay que sumarle el incremento de los asesinatos tipo “gatillo fácil” de la Policía Militar, además de milicias civiles que gozan de impunidad para actuar. La muerte por ráfagas policiales de Ágatha, una pequeña de 8 años, se suma a los 16 niños masacrados por la PM. En sólo lo que va del año se han registrado la friolera de 1250 muertes a manos de agentes represivos del Estado. Recordemos también a la consejal del PSOL Marielle Franco y Anderson Gomes asesinados por grupos paramilitares cercanos a la familia presidencial en marzo del año pasado.

Luego de la muerte de Ágatha el gobernador de RJ, Wilson Wizel retiró el incentivo monetario a los efectivos de la PM por “disminución de muertes de civiles en procedimientos”, dando con esto carta blanca para profundizar esta línea. En este contexto el ministro de justicia Sergio Moro se encuentra tramitando en el congreso un “paquete anticrimen” que contempla la reducción a la mitad de la pena carcelaria de los militares o PM que asesinen en servicio.

En momentos donde se profundiza la descomposición de la sociedad burguesa, la esencia del Estado burgués se manifiesta descarnadamente. La única política realista ante esta ofensiva represiva es luchar por la destrucción del Estado quebrando sus fuerzas de represión, la disolución de las fuerzas represivas como la PM y el fraccionamiento del ejército.

Esta orientación represiva viene acompañada de un ataque persistente hacia las organizaciones obreras y del movimiento de masas. Como ejemplo, el intento de desmantelamiento de movimiento sociales como el MST donde uno de sus principales asentamientos en Pernambuco, con 556 hectáreas, que posee viviendas, escuelas y hasta pequeñas unidades productiva está en vísperas de desalojo en un cambio de rumbo en la orientación del Estado burgués que regimentó dicho asentamiento en el pasado.

Además los ataque constantes al financiamiento de los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, no sólo constituyen un ataque a las organizaciones sino que ponen en entredicho la relación de estas organizaciones con el Estado y la imperiosa necesidad de luchar por la independencia del mismo.

 

Recuperar los sindicatos, forjar un programa obrero

La crisis de dirección revolucionaria se pone de manifiesto con agudeza en las distintas luchas obreras que resisten los ataques a los convenios, a las privatizaciones, a los planes de precarización, quite de conquistas, despidos etc. Un ejemplo de ello fue la lucha de los trabajadores de Correos donde el proyecto de privatización dejará miles en la calle. La dirección de la FENTEC y la FINDECT, convocó a huelga por tiempo indeterminado el pasado 11 de septiembre, la que según la propia burocracia fue “la mayor huelga en la historia de la categoría”; la misma fue levantada el día 17 con las manos vacías aceptando el llamado a conciliación del TST (tribunal superior del trabajo). El 24 de septiembre los trabajadores de San José do Campos-SP de la empresa Embraer (en proceso de venta a Boeing) entraron en huelga por tiempo indeterminado por aumento salarial y defensa del convenio colectivo. El día 25 la dirección levantó la huelga por los enfrentamientos entre los huelguistas y la PM que disolvía el piquete en la entrada a la fábrica. Lo mismo sucedió en la metalúrgica Gerdau, también de SJC-SP, saliendo a huelga el pasado 27 y suspendiendo la misma el 30 por el accionar de la PM, la patronal y los sectores rompehuelgas.

Es necesario impulsar una política activa por la unificación de las filas obreras. Las luchas contra los despidos y por la defensa del salario y las condiciones de trabajo, se enfrentan a cada paso con la crisis y decadencia del capitalismo. Es necesario que la clase trabajadora adopte un programa transicional para dar una salida a la crisis capitalista, enfrentado a la burocracia sindical, recuperando las organizaciones obreras, luchando por imponer el control obrero en las principales ramas productivas, y dirigiendo sus fuerzas para enfrentar al Estado de los patrones, poniendo en pie piquetes de autodefensa en cada huelga.

Lamentablemente corrientes de la izquierda que se reclaman trotskistas centran su orientación en la pelea por las “libertades democráticas” pretendiendo diferenciarse de las corrientes burguesas que luchan por la defensa de la democracia burguesa, en una disputa de “regímenes políticos dentro del Estado”, algo así como una vestimenta mas o menos reaccionaria que asume el aparato estatal según la relación de fuerzas (PSTU-LIT) y otros para consolidar un movimiento democrático que corra por izquierda al PT ante la “crisis orgánica nacional e internacional” (MRT-FT).

Es necesario reagrupar a la vanguardia con un programa revolucionario e internacionalista, que se dirija a influenciar a los sectores concentrados de la producción para una lucha por la independencia de clases, rompiendo con toda concepción nacional de la crisis y la revolución, luchando por la dictadura del proletariado y su extensión internacional. Es preciso que ante los acontecimientos en curso impulsemos una Conferencia Latinoamericana para discutir este programa en la perspectiva de la reconstrucción de la IV Internacional.

Por COR Regional Córdoba

El pasado 17/09 la Justicia de Córdoba, a partir de una denuncia de la PROCELAC (Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos) determinó 15 allanamiento a distintas sedes del sindicato de Luz y Fuerza(LyF) y a la casa de varios dirigentes sindicales. Un ataque más del Estado burgués a las organizaciones sindicales como lo fueron también los allanamientos sufridos por el SURRBAC (recolectores), con dos dirigentes presos y la investigación en curso sobre la AOITA (trabajadores del trasporte interurbano).

En las últimas semanas hemos visto luchas de diferentes sectores, como LyF, la toma de Materfer (UOM), los acampes de las organizaciones piqueteros, marchas de las trabajadoras del Polo de la Mujer, paros y movilizaciones de docentes en solidaridad con los compañeros de Chubut y frente a las paritarias, asambleas en los hospitales provinciales, y las movilizaciones de los trabajadores del Molino Minetti. Schiaretti pretende mostrarse como garante de la paz social y de los negocios de los empresarios a los que representa en medio de la profundización de la crisis. La tarea principal del gobierno será mantener la provincia en orden, sacando a los trabajadores ocupados y desocupados, y en general a cualquier expresión de lucha frente a las consecuencias de la crisis, de la calle. Para ello utilizaran todos los mecanismos del Estado, como la Justicia con estas intervenciones a los sindicatos que en los últimos años han sido los de mayor presencia en las movilizaciones, o la persecución y procesamiento a 27 estudiantes de la UNC que protagonizaron la lucha educativa con tomas de facultades del año pasado, o directamente la represión como sufrieron el pasado 06/09 los compañeros de Luz y Fuerza, que vienen sosteniendo una lucha desde el año pasado contra la tercerización de áreas, contra la perdida de conquistas con la violación patronal del CCT y por el aumento salarial.

La devaluación ha golpeado duramente a las provincias debido al endeudamiento en dólares y la caída en la recaudación producto de la propia recesión. Schiaretti ya declaró que los números de la provincia están en rojo y que la variable de ajuste serán los estatales, así lo demuestra el aumento miserable de $3000 en dos cuotas, en negro, con suspensión de la cláusula gatillo y con una nueva negociación recién en noviembre, acuerdo que la burocracia de Pihen y Monserrat, a pesar de haber predisposición a la lucha en la base docente y de trabajadores estatales, han aceptado mansamente.

Las burocracias sindicales vienen siendo una pieza fundamental para la contención, no solo aceptando acuerdos salariales a la baja, o metiendo nuestros reclamos en los ministerios para desgastarnos y evitar preparar un plan de lucha (ejemplo de esto es la burocracia de la UOMA con los compañeros de Minetti), sino que también abren las puertas de nuestros sindicatos para la intervención directa del Estado como Suárez y Saillén que apenas se enteraron de la denuncia corrieron a presentarse ante la Justicia para ponerse a disposición, o en la AOITA donde una de las listas de la burocracia, que se disputaba la conducción del gremio y que finalmente ganó las elecciones, fue la que presentó las denuncias, utilizando la Justicia burguesa para dirimir sus internas.

Los trabajadores necesitamos organizarnos para enfrentar con toda nuestra fuerzas el ataque que vienen perpetrando el gobierno nacional, provincial, las patronales y el FMI y para ello es indispensable la independencia de nuestras organizaciones del Estado y sus instituciones. Se hace urgente barrer a la burocracia traidora que permite la injerencia de la justicia en nuestros sindicatos. Como buen burócrata Suárez defiende la Ley de Asociaciones Profesionales, esa pesada herencia peronista que permite que el Estado intervenga y conozca todos los movimientos de nuestras organizaciones sindicales. Somos los trabajadores quienes debemos revisar los libros contables del sindicato, deliberando al interior de nuestra organización cuales son las medidas a adoptar ante las irregularidades. Los delegados de base junto con los trabajadores deben ejercer un férreo control sobre las conducciones sindicales, Suárez y Cia deben rendir cuentas ante los trabajadores y no ante la justicia burguesa.

Los trabajadores de la rama energética tienen una importante centralidad y deben estrechar lazos con el conjunto de los trabajadores industriales que también salen a enfrentar la crisis. En Córdoba los trabajadores del Molino Minetti vienen protagonizando un duro enfrentamiento a la patronal por el pago de salarios, discutiendo incluso poner a producir la fábrica y quedarse con la venta para poder cobrar sus quincenas, pero este plan se vio interrumpido ya que EPEC dictaminó el corte de luz por falta de pago. Los trabajadores lucifuerzistas son quienes pueden garantizarle a los compañeros de Minetti la electricidad para que puedan sacar la producción.

Mientras los Fernández nos piden que solo nos expresemos en las urnas y esperemos al recambio, ellos ya se apresuran a hacer lobby con el FMI para renegociar la deuda a cambio de aplicar las recetas del Fondo para aumentar la superexplotación de nuestra clase: reforma laboral, previsional, educativa, etc. Se hace urgente discutir una salida obrera a la crisis y los métodos y acciones para imponerla, para ello solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas. Debemos imponer a las CGTs y CTAs un Congreso de Delegados de Base con Mandato, que discuta un programa basándose en la deliberación en asambleas del conjunto de nuestra clase.

 

Por Orlando Landuci

A más de un año de las presidenciales, EEUU ya está en campaña electoral. El bando republicano, con Donald Trump a la cabeza, lleva como estandarte las cifras de la bonanza económica sostenidas los últimos 3 años. Los demócratas, por su parte, impulsan el juicio político al presidente por el escándalo de la conexión ucraniana para intentar debilitarlo. Mientras, los constantes ataques de Trump contra el jefe de la Reserva Federal (FED), el Banco Central norteamericano, Jerome Powell, dejan vislumbrar los temores que genera en la administración y en el conjunto de la clase capitalista la sombría perspectiva de una probable caída en recesión.

Indicios

Si bien los economistas y analistas no se ponen del todo de acuerdo, hay síntomas claros de un frenazo en la economía norteamericana. En primer lugar, están los números del crecimiento de la economía mundial, que desde la crisis de 2008 no ha logrado recuperarse y puede caracterizarse como un estancamiento. La caída de las cifras del comercio exterior mundial y la entrada en recesión de Alemania, así como un debilitamiento sostenido de la economía China, la incertidumbre de los efectos estructurales del Brexit y la última escalada del precio del petróleo a partir del bombardeo de las principales refinerías sauditas, muestran un agravamiento de las presiones externas sobre la economía yanqui.

En las principales estadísticas, la economía de EEUU sigue mostrando buena salud, con una baja tasa de desempleo y 124 meses consecutivos de crecimiento económico. No obstante, algunas cifras preocupan. Siguiendo el índice PMI elaborado por el “Institute for Supply Management”, este agosto, por primera vez en 3 años, la actividad de la industria manufacturera se contrajo, luego de 4 meses de desaceleración de su crecimiento. Las exportaciones industriales también muestran una caída en los últimos meses, al igual que la confianza empresaria. Otro dato que preocupa es la reversión de curvas de tasas de interés, que significa que la tasa de los bonos que paga el Tesoro a 10 años se vuelve mayor a la tasa que retribuyen los mismo bonos a 2 años. Sin que exista una explicación económica sólida, los econometristas han determinado que este fenómeno guarda una correlación con el inicio de una recesión en el corto plazo. Tal es el temor a esto que los principales bancos centrales imperialistas han comenzado a revertir su política de suba de tasas de interés, las que estaban extraordinariamente bajas luego de la aplicación de la “relajación cuantitativa” (QE), es decir, emisión monetaria a mansalva, aplicada para capear los elementos más catastróficos de la recesión de 2008. La ofensiva retórica de Trump contra la conducción de la FED parte de la idea de que una nueva QE, esta vez preventiva, es necesaria.

EEUU y el mundo

Como hemos escrito en otros materiales, Trump ha encarado una nueva orientación para el imperialismo norteamericano proponiéndose dar cuenta de la crisis del equilibrio en el sistema de Estados establecido a la salida de la II Guerra Mundial. Su política, centrada en atacar las instituciones imperialistas de la posguerra, ha sido coherente, pero no ha logrado aún mostrar lo que algunos llaman un nuevo orden. Actualmente, la Guerra Comercial es el principal instrumento para encarar la tarea de la asimilación imperialista de los ex Estados obreros, Rusia y sobre todo China. Esta política, que ha afectado sin duda a China, sin embargo, también ha generado problemas al interior de EEUU, produciendo divisiones entre los diferentes sectores burgueses, que se ven beneficiados o muy perjudicados (exportadores agrícolas, industrias basadas comodities importados) por la suba de aranceles. Por lo pronto, las negociaciones con China continúan, sin llegar al acuerdo que sería el resultado de una guerra que ha demostrado ser no tan fácil de ganar como había anunciado el presidente. En Medio Oriente, la ruptura del acuerdo nuclear con Irán y la presión sobre los países europeos para que también lo abandonen ha generado aún más inestabilidad. Trump apuesta todo al papel de gendarme de Israel, aunque las consecuencias de esta inestabilidad se hacen notar a cada paso, la última con el bombardeo con drones de las refinerías de Arabia Saudita que han llevado al parate del 50% de la producción del 1º exportador de crudo del mundo y a la escalada de los precios de la materia prima número uno utilizada para hacer funcionar la maquinaria industrial de los países imperialistas. Al momento de escribir esta nota, EEUU evaluaba un ataque militar sobre Irán como represalia a la supuesta autoría del bombardeo, lo que pone a las fuerzas revolucionarias y a la vanguardia de la clase obrera en guardia para enfrentar esta nueva ofensiva del imperialismo y declararnos por su derrota en el campo militar si decide adentrarse en una nueva guerra contra los pueblos oprimidos de Medio Oriente.

Antes de los hechos en Arabia Saudita, Trump había despedido a su asesor de seguridad nacional, Bolton, por diferencias. Una de las más importantes fue el fracaso de la “operación Guaidó” en Venezuela, armado por Bolton como una transición más o menos rápida para salir del gobierno de Maduro. Ahora Guaidó es acusado de tener relaciones con narcos colombianos y Trump busca una negociación directa con Maduro. En términos generales, podemos hablar de complicaciones importantes en la ofensiva del imperialismo sobre América Latina, donde las reformas estructurales que deben imponer los gobiernos cipayos se están viendo frenadas por movilizaciones obreras y del pueblo oprimido. El caso de Brasil y la debilidad del gobierno Bolsonaro para aplicar las reformas y recuperar el crecimiento económico es resonante. Pero un fracaso aún más fulgurante es el de la apuesta, de miles de millones de dólares del FMI, por la transición macrista en Argentina. La influencia de Trump para que el FMI se embarcara en el préstamo de rescate más grande de su historia muestra hoy un futuro incierto.

El mayor desafío

Trump pretende evitar ser, como G. W. Bush, “el gobierno de la recesión”, más teniendo en cuenta que apuesta todas sus fichas electorales a la economía. La contradicción de esta dirección imperialista es que la única herramienta con que cuentan para imponer su salida es el propio Estado burgués, basado en un territorio nacional y por lo tanto en franca contradicción con el carácter internacional de las fuerzas productivas. La orientación trumpista para intentar revertir el deterioro del a hegemonía imperialista de EEUU es coherente, pero se choca con los elementos históricos de la crisis estructural de la descomposición imperialista. Va a ser muy difícil que el paquete de medidas estatales para intentar sortear la recesión (aranceles, TLCs con terceros países, baja de tasas de interés menores al 0%) sea capaz de contrapesar las tendencias profundas de la economía capitalista como entidad mundial.

Pero el mayor desafío sólo comienza a desarrollarse en el terreno de la producción misma, con la salida a la lucha de trabajadores de diferentes ramas, trabajadores que no ven la bonanza económica de las estadísticas reflejadas en sus condiciones de vida. Algunos hablan de una verdadera agitación laboral en los últimos años, con ejemplos como las huelgas de Verizon (telefónicos), de los 8.000 trabajadores de Marriot (hoteleros) del año pasado, de los 31.000 trabajadores de supermercados del noreste a principios de 2019, las grandes huelgas de docentes en varios estados de 2018. En total, casi medio millón de trabajadores participaron de huelgas y paralizaciones el año pasado, llegando a un récord desde 1986.

Al escribir esta nota, 50.000 trabajadores de General Motors (GM) afiliados al poderoso sindicato UAW salen a la huelga por las negociaciones paritarias cuatrianuales. Según Credit Suisse, las pérdidas de GM por el paro podrían ascender a U$S 50 millones diarios. Los teamsters (camioneros) han decretado la solidaridad definiendo no cruzar las líneas de piquetes de los trabajadores que bloquean las plantas de GM. Esto ha llevado al lock out en una de las plantas de la empresa en Ontario y posibles problemas en la producción de otras plantas GM en Canadá y México.

¿Qué reclaman los obreros de GM? Si bien la burocracia sindical de la UAW evita informar los pormenores de las negociaciones con la patronal y presentar un pliego concreto de demandas para el conocimiento de la base, diferentes entrevistas en las líneas de piquete revelan el contenido general de lo que los trabajadores esperar conquistar con este paro: recuperar lo perdido con las concesiones que UAW le hizo a la patronal frente a la gran recesión de 2008. Esto es, eliminar la doble escala salarial, efectivizar a los trabajadores temporarios y tercerizados, además de aumento salarial y de beneficios en el programa de salud. Eso, y hacer retroceder a GM en su plan de reestructuración que implica el cierre de 4 plantas en EEUU, plan que muestra la falsedad del discurso de Trump sobre la repatriación de fábricas a partir de su política exterior. GM viene de 3 años de enormes ganancias, basadas en la flexibilización laboral introducida entre 2007 y 2008, flexibilización que los trabajadores toman como excepcional pero que la burguesía considera permanente en su búsqueda de establecer una nueva relación entre capital y trabajo. El choque está planteado, así como la evidente centralidad de los sindicatos es su relación con la producción. Se plantea una “lucha por los sindicatos”, donde las promesas de Donald Trump se desdibujan, mientras las nuevas corrientes como el Socialismo Democrático, buscan ganar influencia para llevar al proletariado detrás de un programa burgués encarnado en el Partido Demócrata. La lucha por recuperar los sindicatos a partir de un programa transicional y una dirección revolucionaria tiene un terreno fértil en la actual situación. Los esfuerzos de quienes ponemos todo el empeño en la reconstrucción de la IV Internacional y su sección norteamericana estarán orientados hacia allí en el próximo período.

 

 

 

Por Orlando Landuci

El 1 de octubre de este año se cumple el 70º aniversario de la revolución China. Mientras la burocracia estatal restauracionista del Partido Comunista Chino (PCC) prepara ostentosos festejos, el camino del país a la plena asimilación capitalista choca con las contradicciones determinadas por la descomposición del imperialismo mundial.   

Esquemáticamente, podemos establecer la actual fase de la asimilación de China a partir de la política implemetada por el PCC para responder a la crisis mundial de 2008, que se yuxtapone con el inicio del gobierno del actual mandatario, Xi Jinping. El crecimiento Chino hasta ese momento se apoyaba en un rebosante mercado mundial que tiraba de un crecimiento excepcional de la industria del país basado en las exportaciones. A la base de esto se encontraban las altas tasas de explotación del moderno proletariado chino, nacido más de las reformas capitalistas introducidas por la burocracia restauradora comandada por Deng Xiaoping a fines de los ‘70 que de la revolución, así como de altísimas tasas de inversión de capital, centralmente inversión extranjera directa (IED) de las empresas imperialistas, con las yanquis a la cabeza. El crack económico de 2008 llevó a la crisis de esta relación de China con el mercado mundial y en general de su status en el sistema de Estados. El PCC adoptó entonces un giro hacia una política de aumento del consumo interno para evitar (más bien atenuar) la crisis industrial generada por la caída de las exportaciones, aprovechando una serie de instrumentos económicos aún en manos del Estado, como el mayor control sobre el sistema financiero.

Llegado este punto, es necesario establecer el carácter de este Estado. No podemos más que utilizar la dialéctica y el concepto de transición, ya que sin entender las transiciones sólo podríamos encasillar la realidad en un esquema estático, o en la idea de “modelos” tan cara a la ideología burguesa, tanto en sus ramas académicas económica como sociológica. El ex Estado Obrero chino se encuentra en una transición hacia la plena asimilación al sistema imperialista. Pero no desde el “comunismo” sino desde las conquistas de una revolución que quedó encerrada en las fronteras nacionales y encorsetada en la pelea entre dos sistemas de la posguerra, donde el papel contrarrevolucionario de la burocracia stalinista de la URSS tuvo mucho que ver. Esta revolución conquistó la unidad territorial de la nación oprimida contra el desmembramiento secular a la que la sometía el imperialismo (europeo, más tarde japonés). Sin embargo, la revolución del ‘49 estuvo dirigida por una dirección pequeñoburguesa, que se vio obligada a expropiar a la burguesía por la dinámica de la lucha de clases mundial no siendo este su programa, estableciéndose una transición al socialismo trunca desde su propio inicio. El Estado Obrero degenerado que se creó no avanzó ni un milímetro en el programa proletario comunista de su propia extinción, constituyéndose a su cabeza una burocracia contrarrevolucionaria centralizada en el PCC que años después avanzaría en la restauración capitalista en estrecha alianza con el imperialismo norteamericano.

Sin embargo, lejos de los planteos que hacen varios intelectuales y corrientes de izquierda sólo basados en estadísticas burguesas, China no se ha convertido en un rival imperialista de EEUU. Ciertamente, ese es el objetivo de Xi y el PCC, pero para ello el país debería completar su asimilación, liquidando los resabios del control estatal sobre las palancas de la producción y recreando una clase capitalista plenamente independiente del imperialismo, con un control como clase de las principales ramas industriales y sobre todo del sistema financiero. Esto se ha demostrado, por ahora, en algo muy alejado de la realidad. Las empresas Chinas, cuyos nombres han aparecido con fuerza en la prensa en los últimos años, ni siquiera controlan el mercado de las principales ramas dentro del mercado Chino. En cuanto a las exportaciones industriales, las empresas privadas de capital “nacional” representan apenas un 10% del total, y las estatales una proporción incluso menor (datos de 2017), mientras las empresas con participación extranjera, ya sea de propiedad extranjera o “joint-ventures”, acaparan un 85-86% de la torta. Podemos decir que en el camino de la asimilación, China está más cerca de convertirse en una semicolonia, aunque ese proceso también implica fenomenales contradicciones. Y esto sobre todo en el enfrentamiento con el que se ha convertido en uno de los proletariados industriales más numerosos y concentrados del planeta. En cualquier caso, a donde va China se determinará en la arena de la lucha de clases mundial.

Fuga hacia adelante

Volviendo a la política del PCC y de Xi para dar respuesta a la crisis de 2008, el reemplazo del crecimiento basado en las exportaciones por una política centrada en el mercado interno se dio en paralelo a una escalada sideral de la deuda, que trepaba a un 260% del PBI en 2016 y alcanzaba 328% del PIB el año pasado. Por otro lado, China tienen vedado el mercado de exportación de capitales por lo cual el PCC ideó una política de acuerdos de infraestructura con otros estados para poder dar una vía de escape a la acumulación excesiva de capital dentro de sus fronteras a partir de la “Iniciativa del cinturón y la ruta de la seda”, o nueva ruta de la seda, con el objetivo de unir las cadenas de abastecimiento y producción del país en una línea que atraviesa Asia hasta llegar a Europa. Nótese que es un proyecto muy ambicioso pero que no puede encararse como las típicas adquisiciones y fusiones a que nos tienen acostumbradas las empresas imperialistas en los años pos 2008, con ejemplos resonantes como la fusión FIAT-Chrysler, o la ultramonopolización de la producción aerocomercial con las compras de Embraer por Boeing y de Bombardier por Airbus. La ruta de la seda implica acuerdo entre el Estado chino y otros Estados extranjeros, necesariamente. Esta política ha implicado una intervención más activa de China en la diplomacia mundial, y también mayores apuestas en el plano militar. Y también ha significado una caída progresiva, año a año, de las tasas de crecimiento, hasta llegar a un 6,2% del PBI calculado por el FMI para este año. Esto último debe comprenderse en el cuadro de estancamiento de la economía mundial de conjunto, por un lado, y por el otro por la intervención activa del imperialismo en la disputa abierta por definir el futuro de China, cuyo último acto es la guerra comercial lanzada por Trump. Las últimas medidas adoptadas por el PCC ante estos desafíos van en el sentido de un mayor control burocrático-estatal sobre las empresas privadas, con la designación de 100 funcionarios para integrarse a los directorios de las empresas tecnológicas de la ciudad de Hangzhou, incluyendo a gigantes como Ali Babá, el fabricante de bebidas Wahaha y la automotriz Hangzhou Wahaha Group Co.

Guerra Comercial

La ofensiva norteamericana sobre China ha sido materializada en la aplicación de aranceles aduaneros a un enorme número de mercancías chinas. La última tanda de los mismos, aplicada por la administración Trump a partir del 1/9/19, afecta exportaciones chinas por un total de U$S 300.000 millones. Los efectos de este enfrentamiento, iniciado en 2018, incluso han llevado al comienzo de la retirada de algunas empresas norteamericanas del territorio del país asiático, no hacia EEUU como prometiera Trump, sino a otros países de la región con salarios aún más bajos (aunque con peor infraestructura y organización de la producción que China). La guerra comercial amenaza incluso en convertirse en una guerra de monedas, como demostró Beijín a mediados de agosto con una leve devaluación del Yuan-Renminbi, aunque por el momento las autoridades del PCC se mantienen en una postura negociadora. De hecho, la presión imperialista para que China controle el nivel de endeudamiento y se abstenga de manipular la tasa de cambio de las divisas viene surtiendo efecto.

Hasta el final, el gobierno norteamericano tiene como objetivo la completa asimilación de China incorporándola al sistema de estado como una semicolonia. Reclama para ello que el país se incorpore al capitalismo aceptando su participación en la competencia del mercado mundial, pero bajo las leyes del capital, es decir, con la plena vigencia de la ley del valor. Ataca el peso en el control del sistema financiero por el Estado, es decir, pretende el control del mismo por los bancos imperialistas. Pero existe un enorme límite a estas pretensiones, límite que comparte también el programa de la burguesía China que busca la restauración capitalista utilizando las palancas del Estado para poder convertirse en una clase independiente. Este límite es la descomposición imperialista del sistema capitalista mundial como sistema de relaciones sociales, que se expresa cabalmente en las enormes dificultades que existen para la asimilación no sólo de China, sino también de Rusia.

El desafío de Hong Kong

Estos límites pueden constatase en las contradicciones que se expresan en la lucha de clases, porque se trata de límites concretos, imposibles de seccionar como mera “economía”. Actualmente, el desafío que están representando las manifestaciones en Hong Kong que llevan más de 3 meses contra la autoridad de la gobernadora Carrie Lam y el gobierno central, nos presentan en toda su complejidad y por caminos laberínticos el problema de la asimilación. Por una parte, los manifestantes desafían la imposición de la mano de hierro del PCC en una ciudad que tiene una tradición de gobierno autónomo, bajo las reglas capitalistas de una colonia británica. Por otra parte, es claro que la división del territorio Chino en regiones independientes, no sólo hablando de Hong Kong y Macao sino de las provincias interiores y otros cantones costeros, es claramente el destino más probable de la reversión de la principal conquista de la revolución de 1949, la unidad territorial de China. La izquierda y lo que queda del trotskismo de posguerra, frente a estas contradicciones, hecha mano de la teoría de los campos, apoyando en general a las masas movilizadas sin importar la peligrosidad del programa independentista que presenta su dirección. O en otros casos, apoyando el aplastamiento físico de los manifestantes en defensa de un supuesto “Estado Obrero” que en los hechos está dirigido por un cartel capitalista bajo el título de Partido Comunista hacia la restauración capitalista en base a la represión no sólo del movimiento en Hong Kong sino también de las expresiones sindicales que se vienen organizando los últimos años en las fábricas y otros lugares de trabajo contra las condiciones laborales paupérrimas y los bajos salarios. 

Revolución permanente

La tarea de los revolucionarios en China y Hong Kong pasa por levantar una pelea política por un programa de independencia de clase en el seno de la vanguardia que lucha contra las consecuencias de reversión social histórica que implica la restauración capitalista. El proletariado continental tiene la centralidad en este proceso, teniendo en claro que tal lucha revolucionaria es una lucha contra el imperialismo, y al mismo tiempo contra los restauradores del PCC. Por supuesto que es inimaginable una revolución sólo en los límites de Hong Kong, pero las movilizaciones en esa ciudad, bajo una dirección proletaria, sí podrían cumplir un rol importante llamando a los trabajadores de China continental a enfrentar al Estado con los métodos de la clase obrera y con un programa de transición para enfrentar a nuestros enemigos de clase en la disputa por los destinos del país. A donde va China no necesariamente debe estar determinado por el programa del imperialismo o por las intenciones del PCC. El proletariado, dirigido por un partido revolucionario armado con la teoría programa de la revolución permanente, tiene que imponer su propia salida, que es la de la revolución socialista y la conquista de la dictadura del proletariado y su extensión internacional. Apostamos a la reconstrucción de la IV internacional, cuya sección china está llamada a cumplir estas enormes tareas.

Por Orlando Landuci

La devaluación que siguió a las PASO fue simplemente uno más de los “sinceramientos” del gobierno macrista. En los meses anteriores, la economía había vivido un “veranito” muy artificial, armado por Macri y su equipo económico con los dólares del FMI, para intentar mantener los votos de los sectores medios. Pero la realidad es dura, y la crisis económica que atraviesa a la argentina semicolonial se hizo sentir, de forma descarnada, y en toda su plenitud.

 Recambio burgués

La crisis económica es de alta gravedad. Puede constatarse en la cifra de desempleo que ya alcanza los 2 dígitos, con 10,6% en el país y picos mayores en grandes centros urbanos, una caída de la actividad económica, con especial énfasis en la producción industrial, y la destrucción del salario a partir de la escalada inflacionaria que promete mayores estragos en lo que queda del año. Sin embargo, hay que tomar nota de que, más allá de que las PASO sólo definen candidaturas, existe un recambio burgués definido en la fórmula F-F, con Alberto como presidente electo virtual. Esto no es menor, porque permite a los sectores patronales y a la burocracia sindical iniciar las negociaciones para la transición, hacer lobby para el futuro plan de gobierno, incluso con presidentes extranjeros recibiendo al candidato con todos los honores para “hablar del futuro”. Las negociaciones de Alberto con el FMI a través de sus asesores ya están en curso.

El grave problema es que las PASO dejado abierta una transición quizás demasiado larga, que pone sobre la mesa la posibilidad de que la crisis económica quiebre la estabilidad social necesaria para mantener a flote al moribundo gobierno de Juntos por el Cambio sin que medie un estallido, una corrida bancaria, una hiperinflación u otro escenario catastrófico. Las medidas desesperadas del gobierno, con su salida de la salida del cepo, su default selectivo reperfilado, las dádivas a los trabajadores ocupados y desocupados (excluyendo a los jubilados) y otras medidas inconexas que seguirá tomando no bastan para cerrar las tendencias a la bancarrota del estado burgués. Es necesario el pacto de colaboración con las huestes del Alberto y de todo el peronismo, aún con una unificación precaria e inconclusa y que es sólo electoral por el momento, para conducir la transición con el menos sobresalto posible. El rol del FMI como ordenador de esta transición se hace fundamental.

 Pacto Social con el FMI

La necesidad de acordar con el FMI un nuevo acuerdo, la famosa renegociación que sostienen Alberto y el resto de los candidatos patronales, hace bastante ridícula la propuesta de Pacto Social a la Gelbard que propone el Frente de Todos y que ya había adelantado Cristina, vice electa virtual, en la presentación de su libro. Este Pacto Social es fundamentalmente una tregua (mucho más explícita que la actual) para que la burocracia sindical sostenga un reacomodamiento de precios relativos sin lucha y con salarios congelados para que Alberto pueda imponer una nueva devaluación para licuar deudas y aún más los costos empresariales y completar la “sintonía fina” del acuerdo con el Fondo. Pero cualquier intento de pacto social que se haya intentado, todos fracasados hay que decirlo, siempre se ha realizado sobre una idea de fortalecimiento de una pretendida y fantasmal burguesía nacional, ya sea en la versión de los años ‘70 (que terminó en el Rodrigazo) como en la del gobierno de Nestor, que tuvo como magro resultado los grandes negocios para un puñado de burgueses amigos como los Lázaro Baez, los Ezquenazi o los Cristobal López sin un atisbo de ruptura con el imperialismo, al que se honró todas las deudas, y de manera “serial” al decir de Cristina. El FMI va a buscar cobrarse los U$S 56 mil millones de su préstamo y sobre todo avanzar en el plan de ofensiva del imperialismo sobre la región, aprovechando los precios de remate de los activos pos devaluación para la entrada de capitales yanquis, por lo que es difícil entender que tipo de pacto social se pretende aplicar. En todo caso, lo que está claro es que este plan económico se basa en mantener las condiciones salariales miserables y avanzar aun mas en las reformas que pide el imperialismo, a saber: reforma laboral, reforma previsional, reforma impositiva, reforma educativa, etc. Justamente las reformas que marcaron, al no poder aplicarlas por la lucha obrera de diciembre de 2017, el fracaso definitivo del gobierno de Macri desde el punto de vista de sus promotores burgueses.

Elementos materiales

Pero el equilibrio de clases, aún con la burocracia sindical montada en el plan de transición pacífica, no se sostiene sólo a partir de los reacomodamientos en la superestructura política; necesita apoyarse en elementos materiales. Los despidos y suspensiones, el pago de salarios en cuotas, la carestía de la vida, empujan inexorablemente al movimiento obrero a la lucha, que hasta ahora viene siendo contenida. Porque existen procesos en el movimiento obrero, aunque muchas veces moleculares y con el límite del aislamiento impuesto por las burocracias de los sindicatos, la CGT y las CTAs. Ahí está la enorme lucha de los docentes y estatales de Chubut, que vienen enfrentando al gobierno del Massista Arcioni, aliado de Alberto, soportando las golpizas de la patota de la burocracia sindical petrolera y la muerte de 2 compañeras en el marco de la movilización. También hay tomas de fabricas alimenticias (molinos, galletitas, ingenios azucareros), procesos en diferentes cordones y parques industriales, paros nacionales de los docentes universitarios, paros docentes en varias provincias, conflictos en los hospitales privados y estatales, en empresas de energía y del transporte. Chubut, hoy sólo un caso, puede ser el preanuncio de otras crisis provinciales y de la necesidad de la salida a lucha de esos sectores, porque muestra la caída en desgracia de las provincias, muchas de las cuáles venían beneficiadas por el pacto fiscal pero ahora sufren la devaluación debido al endeudamiento en dólares y la caída de al recaudación producto de la propia recesión. Los estatales están apuntados como la variable de ajuste por los gobernadores, sin excepciones, sean de cambiemos, del frente de todos o “neutrales” como Schiaretti (Córdoba). La lucha de Chubut está ahí como ejemplo, y también como lección de la necesidad de romper el aislamiento que impone la burocracia sindical a los sindicatos en lucha para que la crisis no la paguemos los trabajadores.

 Una salida obrera

Lamentablemente, las corrientes de la izquierda agrupadas en el FIT-U no están ofreciendo una salida revolucionaria a la vanguardia del proletariado. Su orientación electoralista, que comparten con el Nuevo MAS, llega a límites inaceptables como haber votado junto a todo el arco de diputados burgueses la llamada “emergencia alimentaria” en el congreso. Este proyecto era al mismo tiempo denunciado por los militantes de los movimientos piqueteros ligados a estas corrientes, como en el caso del Polo Obrero, pero escandalosamente la diputada Del Pla y Del Caño fueron parte de esa maniobra donde quedó plasmado el pacto entre macristas y peronistas, con la bendición de la Iglesia y el beneplácito de la burocracia sindical, para sacar a los trabajadores desocupados, y también al conjunto del movimiento obrero, de las calles. La diputada Schlotthauer se abstuvo, en una posición correcta, aunque de poco sirve si es parte del mismo acuerdo oportunista en el FIT-U. Este desbarranco tiene raíces más profundas en el programa de corte estatista que arropa al conjunto de las corrientes de la izquierda, un programa de medias anticrisis a llevarse a cabo desde el propio estado burgués, aunque bajo el gobierno de una Asamblea Constituyente. Tal programa de por si niega en los hechos la independencia de la clase obrera, abriendo paso a todo tipo de acuerdos con sectores de la burocracia en los sindicatos, como es el caso de la lista en las elecciones del Roca o la invitación al Secretario General de LyF Córdoba para ser parte del llamado Plenario del Sindicalismo Combativo.

Ante esta crisis, los trabajadores debemos intervenir con plena independencia de clase. Contra toda ilusión en salidas desde el parlamento o a través de las elecciones, debemos atacar a la burguesía en su base, es decir, en la producción. Ante el desorden de la economía debemos imponer el control obrero de la producción, de la banca y el comercio, y a partir de ahí desarrollar las escalas móviles de horas de trabajo y salarios y elevar de inmediato el nivel de vida general ante la debacle capitalista. La burocracia junto con el imperialismo ejercen una doble dominación sobre nuestra clase; debemos impulsar una gran deliberación al interior de movimiento obrero para enfrentar a esta burocracia imponiendo un paro general para que se exprese nuestra fuerza en esta crisis. Debemos reagrupar a la vanguardia obrera detrás de un programa de acción para intervenir de forma independiente a las variantes burguesas y pequeño burguesas, que prepare las condiciones para la lucha por el poder. Debemos impulsar asambleas en cada lugar de trabajo votar delegados para imponer un Congreso de delegados de base con mandato que vote un plan de lucha para imponer nuestras demandas.

Es imperioso intervenir en esta crisis, siendo consciente que esta lucha es una lucha internacional ya que este ataque también lo sufre el proletariado de todo Latinoamérica por parte del imperialismo. Se impone ganar la solidaridad activa del proletariado norteamericano y europeo para frenar las políticas imperialistas. Desarrollando esta pelea, sentaremos las bases para la construcción del Partido Revolucionario de la clase obrera.

Sábado, 28 Septiembre 2019 12:59

La crisis imperialista hace estragos en Europa

Por Victoria Rojo

En publicaciones anteriores hemos planteado que la crisis capitalista que comenzó hace ya más de una década era tan profunda que haría que todas las contradicciones del sistema y los pactos que lo sostuvieron después de la 2° Guerra Mundial volvieran a estallar. Un elemento fundamental de estas contradicciones es que vuelven hacia los Estados imperialistas, haciendo estragos en sus instituciones. Así es que en el mes de septiembre estamos asistiendo a otro capítulo del tortuoso camino de descomposición imperialista en Europa. A continuación, haremos un recorrido por los elementos más destacados de la compleja coyuntura.

 Brexit

A 3 años del referéndum que estableció por voto directo que Gran Bretaña debía salir de la Unión Europea, ya hay un saldo de 2 primeros ministros conservadores que dejaron su cargo, Cameron y May, y un tercero, Boris Johnson, que creía que tenía la fuerza para llevar adelante la variante más dura –sin acuerdo con la UE- del Brexit y ahora está también tambaleando. En un sinuoso recorrido en el Parlamento, Johnson apeló a la clausura del mismo, a principios de mes, para avanzar en el plan del Brexit sin más escollos de un poder legislativo que no puede reunir los votos necesarios para apoyar a ningún proyecto por la positiva, sino tan solo para rechazar las iniciativas del ejecutivo. A pesar de que muchos analistas plantearon que esto se debió sólo a una maniobra para lograr el objetivo real, que es adelantar las elecciones a antes del 31 de octubre –fecha en la que se tendría que producir la salida de la UE- y así se reconfiguren las fuerzas políticas para desarrollar el plan, no se hicieron esperar las marchas y protestas en todo el Reino Unido contra el cierre del Parlamento. Unos días más tarde se dio la intervención de la Corte Suprema de Escocia para contrarrestar la política de Johnson y se volvió a plantear el problema de la frontera con Irlanda del Norte. Igualmente, el problema que más preocupa a la burguesía es el impacto económico de un Brexit sin acuerdo, como el que auspicia el actual Primer Ministro. El ministro para el Brexit, Michael Gove, presentó un informe sobre los “peores escenarios razonables”, que han encendido alarmas en el Reino Unido. Entre los puntos más notorios marcó que podría haber problemas en el transporte internacional, en particular en el canal de La Mancha, así como en el paso de Kent, donde circular camiones de mercaderías. Otro punto es el encarecimiento de la electricidad para particulares y empresas, ya que sus precios están asociados a los aranceles europeos, que cambiarían al salir. El problema de los precios de las mercancías se extendería también a los alimentos frescos, ya que temen que se reduzca la oferta y la disponibilidad de algunos productos y que éstos aumenten su precio. A estos problemas económicos se sumarán también los geopolíticos vinculados a sus nuevas fronteras. En la colonia de Gibraltar temen que sufra también interrupciones en los suministros de bienes y la transacción de mercaderías con España. Por lo pronto, adelantaron las elecciones para antes de la definición del Brexit, para evitar que afecte aún más a su política doméstica.

Así las cosas, el Partido Laborista coquetea con dar alguna alternativa dentro de las instituciones burguesas. Si bien se rechazó la maniobra de Johnson de adelantar las elecciones, el líder laborista Jeremy Corbyn propone la posibilidad de otro referéndum. La crisis de dirección política se ve patente tanto en las alas de la burguesía imperialista como en las filas del proletariado, que aún no puede trazar una política de independencia de clase que ponga fin al desbarranco del imperialismo británico, apelando a la unidad internacionalista de todos los trabajadores del continente y sus colonias y semi colonias.

Alemania, camino a la recesión

A principios de septiembre se comenzó a extender la noticia de que la potencia continental se pudiera declarar en recesión este año. En agosto, la Oficina Federal de Estadística anunció una contracción del PBI del 0,1% entre abril y junio, que se acumula con el mal desempeño del año. Lo notorio es que muchos atribuyen la posible recesión a causas externas, como lo son la guerra comercial entre EEUU y China y la creciente posibilidad de un Brexit salvaje. Recordemos que Alemania es una potencia exportadora y, por lo tanto, las condiciones en las que vende sus productos definen su desempeño. Este hecho muestra a las claras la interdependencia de los Estados nacionales, como superestructura del capital, que genera contradicciones al sistema a la vez que le es vital para la dominación burguesa. A su vez, da por tierra con cualquier ilusión de que se podrá dar una “salida nacional” a la actual crisis. De esta idea han abrevado las fuerzas de derecha como AfD para cosechar votos y representantes locales, nacionales y europeos. Pero no son los únicos que tienen esta falsa noción nacional, la confusión de objetivos que tienen los sectores obreros también puede llevar a pensar que, mediante algún movimiento en las calles que conquiste reformas en las instituciones, se pueda dar una salida nacional a los profundos problemas actuales. Lejos de esto, se comprueba una vez más la certeza de la tesis marxista de que el programa proletario y socialista trasciende las artificiales fronteras nacionales trazadas por la burguesía apelando al internacionalismo proletario. La clase obrera alemana sin duda tiene entre sus tareas más urgentes desarrollar un programa de salida obrera a la crisis partiendo del internacionalismo proletario.

 La decadencia del imperialismo francés

Luego de la crisis política que se abrió a partir del movimiento de los chalecos amarillos en Francia, Macron no acierta en sus líneas para cerrar la unidad nacional, que, por el contrario, está cada vez más rota. En un atisbo de volver a tomar la iniciativa luego de que su gobierno fuera fuertemente cuestionado en las calles por la serie de reformas y ajustes que llevó adelante, intentó mostrarse con el líder de la Europa verde, al intervenir con el lobby ecologista en la discusión del comercio con América Latina. Así, detrás de una careta humanitaria, intervino con esta línea hacia el incendio del Amazonas, aprovechando la excusa para oponerse al TLC Mercosur-UE, en un intento de proteger a sectores de la economía imperialista doméstica. Ya hemos planteado que, ante las políticas imperialistas, en sociedad con los gobiernos y las sub-burguersías latinoamericanas, los trabajadores a ambos lados el océano debemos enfrentarlos con la unidad internacionalista plasmada en acciones en sus plantas de producción en los distintos países.

 Italia a la deriva

Y mientras la figura de Macron como líder europeo hace agua por todos los flancos, al viejo zorro italiano, Mateo Renzi, no se le ocurrió mejor idea que abandonar el Partido Demócrata para embarcarse en un proyecto de una nueva fuerza de centro, inspirada en el presidente francés. El nuevo proyecto cuenta con unos 20 diputados y 10 senadores, en un armado institucional en el que las mayorías no están aseguradas para ninguna fuerza. Luego de la salida del gobierno del célebre por su política antiinmigrantes Mateo Salvini, el representante Giuseppe Conte se reúne con Macron en Roma, tras una de las crisis diplomáticas más graves entre ambos países, con el tema de la inmigración de fondo. Una vez más, no hay posibilidad de una salida nacional, mucho menos de parte de una burguesía que, en su debacle, arrastrará a la miseria a las masas obreras.

 Récord de elecciones en España

Para cerrar esta descripción somera de la situación europea, no podemos dejar de señalar la enorme crisis española. De no haber un sobresalto, España se encamina a las cuartas elecciones en 4 años. La incapacidad de formar gobierno de Pedro Sánchez suma inestabilidad a la península, que vive horas de incertidumbre política y económica. El probable Brexit golpearía a España muy fuerte, ya que sus lazos con el Reino Unido son muy estrechos. Se espera que en los próximos meses la economía se contraiga más, teniendo en cuenta que tiene el desempleo más alto del Atlántico Norte y una deuda exorbitante. Además, todavía hay una serie de reformas impopulares que llevar adelante. Y a esto se suma la reactivación de la discusión por la independencia de Cataluña, que ahora espera una sentencia del procés. Mientras tanto, para el conjunto de las comunidades autónomas se prevén recortes presupuestarios y más ajuste. Todo esto se traducirá en el intento de descargar todo el peso de la crisis en las espaldas de los trabajadores.

 La necesidad de los Estados Unidos Socialistas de Europa

Cada día se hace más urgente la necesidad de construir una dirección obrera revolucionaria que sea capaz de encolumnar detrás de su programa a la vanguardia del movimiento obrero en Europa. Hacerlo requiere una lucha política incansable contra las burocracias sindicales enquistadas en los sindicatos; una batalla sin cuartel contra las ideologías nacionalistas y de conciliación de clases; una pelea durísima contra el imperialismo del propio país; una política verdaderamente internacionalista con los hermanos de clases de las colonias y semicolonias. Estas luchas se deben librar en el terreno de la producción, que es donde tiene centralidad nuestra clase. Debemos organizar a la vanguardia obrera para romper el mando capitalista en todas las ramas, imponer el control obrero y preparar las condiciones para la expropiación y la planificación socialista. Estas tareas sólo se podrán llevar adelante bajo la dirección centralizada de un partido revolucionario, éste no será otro que la IV Internacional reconstruida.

Sábado, 28 Septiembre 2019 12:51

Chubut debe triunfar

Por Cecilia D'Hiriart

19/09/2019

 

El conflicto de docentes y estatales chubutenses encara la 10ma semana de paro, movilizaciones, cortes y ocupaciones de reparticiones públicas y escuelas, sacudiendo profundamente a toda la provincia y amenazando con desencadenar un dominó de crisis provinciales que podría complicar seriamente la transición burguesa que pilotean Macri y Fernández.

Ya señalamos que la crisis en las cuentas provinciales no es nueva, pero que la devaluación del peso post PASO agudizó los rojos (ver http://cor-digital.org/nacionales/item/220-chubut-arde.html). El endeudamiento en dólares que inició Das Neves y continuó Arcioni, alcanza sumas siderales. El gobierno provincial, alineado al massismo en el Frente de Todos, siguió el mismo curso de Macri, timbeándose en pocos meses la plusvalía futura a extraer por largos años a la clase trabajadora. Hoy, los acreedores financieros de Chubut succionan automáticamente el 70% de las regalías petroleras. Para que ellos cobren al día en dólares, el gobierno impuso un esquema segmentado de pagos a los estatales y jubilados provinciales. El atraso en el pago de los salarios y haberes jubilatorios, ha conllevado el enorme endeudamiento a tasas usurarias de los trabajadores con los bancos. Este cuadro de situación lleva meses, y recrudeció tras el receso invernal cuando docentes y estatales no retomaron sus actividades, con paro escalonados, ocupaciones y se volcaron a las rutas para forzar al gobierno a dar una respuesta. Los estudiantes son un poderoso batallón auxiliar, movilizando en solidaridad y por reclamos propios, ocupando escuelas y marchando masivamente.

La firmeza de la lucha en las bases. La respuesta de la burocracia.

La bronca e indignación ganaron las calles de toda de la provincia el 17/9 tras el fallecimiento de Jorgelina Ruiz Díaz y María Cristina Aguilar, profesoras de la escuela N° 738 de Comodoro Rivadavia en un accidente cuando retornaban a su ciudad luego de participar de acciones de protesta en la capital provincial. La conmoción de la noticia forzó a la burocracia de CTERA a llamar a un nuevo paro nacional en solidaridad con una lucha de la que no quiere hacerse cargo. La celeste, más preocupada por garantizar el triunfo de Fernández en las urnas, especula con que Chubut sea para Alberto lo que fue Entre Ríos para Néstor. Y que un salvataje nacional en diciembre cierre el conflicto e inaugure un nuevo ciclo de co-gestión del sistema educativo entre la CTERA y un gobierno nacional amigo.

Horas antes del accidente que hizo arder de ira popular a la legislatura chubutense, Alesso-Baradel-López presentaban el programa educativo de CTERA a su candidato, Alberto. El “Documento programático para la educación” consta de 10 puntos ultra generales que no dicen una palabra de Chubut, ni del ítem aula, ni de los docentes procesados por luchar en varias provincias. Ni siquiera reclama el retorno de la paritaria nacional docente.

La firmeza de los trabajadores se ha ganado el apoyo de los asalariados del sector privado, complicando los planes de la podrida burocracia petrolera, de uocra, comercio, atsa, pesca, viales, entre otros. El mismo día en que fueron detenidos dos dirigentes de ATECH, Magalí Stoyanoff y Daniel Murphy, la burocracia se reunió con el gobernador Arcioni para darle su apoyo y comprometerse a garantizar la paz social. Así, en resguardo de los intereses de las empresas petroleras, sobrevino el violento despeje de los cortes de las rutas de acceso a los yacimientos, ejecutado por la patota de la burocracia de “Loma” Ávila, secretario general de los petroleros y funcionario de Arcioni en Petrominera. Este accionar antiobrero valió el masivo repudio de los trabajadores de la provincia, con medidas que sientan precedente como el paro provincial de Camioneros en apoyo a los docentes, y obligó a CTERA a convocar a un primer paro nacional educativo por Chubut. Las acciones de solidaridad entre estatales y privados volvieron a reiterarse en el bloqueo del acceso a la fábrica de aluminio Aluar.

La firmeza de la lucha en las bases, complica los intentos de sus direcciones vacilantes, aglutinadas en la Mesa de Unidad Sindical (MUS), reagrupamiento por arriba de las burocracias sindicales estatales más ligadas al kirchnerismo. Las líneas de la MUS para sacar el conflicto de las rutas y canalizarlo a través de la legislatura provincial, intentan pilotear la lucha hacia la vía de los mecanismos institucionales. Detrás de sus proyectos de ley tributaria, de interpelación de ministros y de juicio político a Arcioni, se mide una interna peronista no resuelta en la provincia, y que la conformación del Frente de Todos a nivel nacional aún no ha dirimido. La tarea inmediata de los sectores antiburocráticos y de la izquierda, es batallar contra las líneas de conciliación de clases que encarnan estas direcciones que usan de base de maniobra las genuinas demandas y disposición a la lucha de los trabajadores.

La imposición de una asamblea de delegados de base a la burocracia de ATECH, así como la experiencia de la interhospitalaria, son avances hacia la democracia sindical. Para consolidarlos, sólo el método asambleario no alcanza. Necesitamos dar pasos hacia conformar una dirección alternativa, en lucha política contra la MUS, que arraigue un programa y plan de lucha consecuente en mandatos de cada unidad de trabajo, desplegando una campaña orientada a imponer un plenario provincial de delegados mandatados de todos los sectores estatales, de la industria y servicios. Es de primer orden reagrupar a los activistas y sectores antiburocráticos en una oposición sindical revolucionaria, que aglutine con libertad de tendencias a quienes asuman la tarea de recuperar los sindicatos en base a un programa de independencia de clase. Una oposición sindical revolucionaria que dispute en este proceso de lucha, la dirección del conflicto.

Chubut desafía

Ha quedado demostrado que romper el aislamiento no es un problema de cerco mediático. Hay que quebrar la tregua de la burocracia peronista con Macri y Fernández. La discusión de reformas tributarias, a la que nos llevan desde los partidos burgueses y la MUS, hasta el FIT, sólo aporta confusión y confianza en que el Estado burgués puede garantizar el salario, la educación y la salud si es bien administrado como instrumento redistributivo. Si entramos en la discusión de los impuestos que recauda el Estado y su distribución, perdemos de vista que antes de ser dinero para el pago de impuestos, fue plusvalía extraída por la clase capitalista mediante la explotación de la clase obrera en la producción. Es ahí donde tenemos que centrar la lucha, en la producción, antes de que el producto de nuestro trabajo sea ya apropiado. Ninguna reforma tributaria nos acerca a la tarea de expropiar a los expropiadores.

Es llamativo que las corrientes en el FIT se discutan para Chubut, la provincialización del Fuera Macri en Fuera Arcioni, acompañado de una asamblea constituyente provincial. Tampoco aporta claridad estas supuestas “consignas de poder”, acompañadas de una apelación al asambleísmo y el movimiento, como si un paro de 36hs resolviera per se, el problema de dirección revolucionaria.

La lucha de Chubut nos plantea de inmediato la tarea de imponer el NO PAGO DE LA DEUDA EXTERNA, como una tarea antiimperialista de la clase obrera, no sólo provincial. Es clave pasar de la solidaridad a la lucha unificada, quebrando los planes de la burocracia de enfrentar a trabajadores con trabajadores. Urge preparar un congreso de delegados de base mandatados del sector privado y estatal, que delibere y resuelva un plan de lucha unificado que paralice todas las ramas de la economía, atacando los intereses de las patronales donde más les duele, en la producción. Una instancia así es fundamental en este momento donde más necesitamos centralizar nuestras fuerzas para poder dar una salida a la crisis desde nuestros intereses. Preparando el paro general y la ocupación de los yacimientos. Frente a las amenazas de las empresas de aplicar suspensiones y despidos, avancemos hacia el control obrero de la producción, que nos permita poner en práctica una escala móvil de horas de trabajo y de salarios. La expoliación de los usureros de la banca sobre los trabajadores endeudados, merece una respuesta inmediata de la Asociación Bancaria, paralizando los bancos y ocupando sus instalaciones, bloqueando las ejecuciones de deuda sobre los empleados estatales.

Los activistas y listas antiburocráticas de todo el país debemos ponernos a disposición de nuestros compañeros chubutenses. Su triunfo puede allanar el camino de la lucha contra los planes de más ajuste y reformas antiobreras que negocian en esta transición, Macri y Fernández con el FMI. Las seccionales y sindicatos recuperados deben organizar delegaciones que viajen y se hagan presente para exigir a CTERA, CTA y CGT: PARO GENERAL HASTA DERROTAR EL AJUSTE. NO AL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA. CHUBUT DEBE TRIUNFAR.

 

 

 

Sábado, 28 Septiembre 2019 12:41

Enfrentemos la transición pactada

Por Guillermo Costello

 Después de las elecciones primarias (PASO), en las que el macrismo sufrió una importante derrota ante la fórmula FF, la crisis económica pegó un nuevo salto. Macri había intentado, después de la corrida de 2018 y el pedido de salvación al FMI, que ese escenario no se repitiera e ir a las elecciones con las variables económicas equilibradas: banda de flotación, déficit cero, mayor ajuste; todas medidas consensuadas con el FMI, que de hecho se convirtió en la dirección del gobierno. A pesar de todos los esfuerzos para satisfacer las necesidades de los grandes capitales, la deriva de las medidas llevó a una recesión de la economía, mayor desocupación y aumento de la pobreza. Así fue que, después de las PASO, las variables que habían estado artificialmente mantenidas en un festival de deuda y timba financiera se sinceraron y la cotización del dólar se fue de 42 a casi 60 pesos un día después de los comicios.

Una tortuosa transición

Esta brutal devaluación fue festejada por el triunfador de las PASO, Alberto Fernández, y desde ese momento se comenzó a dar una rara transición en la política argentina, donde las elecciones en las que se eligen cargos aún no se realizan, pero el poder de Cambiemos después de la derrota está totalmente licuado.

En este escenario se pusieron en funcionamiento mecanismos de contención social, porque el nivel de crisis que se había abierto ponía en peligro la subsistencia del propio régimen político burgués. Se rompió de hecho el acuerdo con el FMI y el organismo “suspendió” un nuevo desembolso hasta que se defina el nuevo gobierno.. El macrismo se vio obligado a tomar medidas de control de cambios (cepo); debió olvidarse del déficit cero y hacer mayor emisión de moneda; tuvo que reforzar la ley de emergencia con un aumento en sus partidas (votada en el Congreso); hizo un reperfilamiento del pago de la deuda, un default selectivo y un congelamiento del aumento de tarifas para después del 10 de diciembre y, una de las últimas medidas, tuvo que dar un bono de $ 5000 para el sector privado. Todas éstas fueron consensuadas, ya no con el FMI, sino con el PJ y la oposición burguesa, en la necesidad de salvar a la única clase que ellos representan, o sea, a la burguesía y los grandes capitales internacionales.

 Crisis provinciales. Chubut en llamas.

La crisis pegó un salto enorme y ya no sólo golpea a los trabajadores y el pueblo pobre, sino que ha llegado a un nivel tal,  que también se está discutiendo qué fracción burguesa va a pagar parte de la misma. Además, se han abierto crisis en distintas provincias, ya que se les está complicando el pago de salarios e inclusive se está discutiendo la vuelta a cuasi monedas. La situación más radicalizada es la de Chubut (ver nota aparte).

En la desesperación por que no sigan avanzando los conflictos -y que no sean las masas las que irrumpan en este escenario de forma independiente, lo que dejaría herida de muerte a la burguesía nacional y su aparato estatal-, están desempolvando viejas recetas para tratar de contener el descontento social. Es evidente que la burguesía y su personal político han sacado lecciones de las crisis del 2001 y ya no juegan con las masas en las calles. Es obvio que por debilidad, ya que la crisis de los partidos burgueses obliga a buscar más consenso que enfrentamientos entre las distintas fracciones; entre un peronismo que busca una decadente unificación y el proyecto de partido que fue Cambiemos, en plena debacle.

 El Pacto Social de Alberto Fernández

Por todo esto el Frente de Todos reflota la idea de pacto social, que, a pesar de las características que le quieren dar, es en realidad un acuerdo de paz social. En el terreno de la relación con el movimiento obrero, mediado por la burocracia sindical, es una tregua social, como lo definen algunos burócratas. Es ganar tiempo para que los efectos de la devaluación y el ajuste terminen de hacer su trabajo sin fenómenos de la lucha de clases que lo impidan y utilizar ese tiempo para renegociar con el FMI la deuda, a costa de la superexplotación de nuestra clase. Dicen que dicho pacto sería un acuerdo de precios y salarios por 180 días, donde las dos variables se congelarían, es decir, no habría paritarias. ¡Nos vuelven a tratar de estúpidos! Si anuncian que por un tiempo determinado van a congelar los precios, entonces los empresarios, tan “nacionales y populares” que son, aumentarán los precios antes del  acuerdo. Y, obviamente, la variable del precio de la fuerza de trabajo es la que va seguir perdiendo. Vamos, de seguro, en los próximos meses a una aceleración de la inflación.

Alberto Fernández llamó a no salir a las calles, tratando de que todo se canalice en las urnas y que vayamos a una transición un poco más ordenada. El peronismo, después de las movilizaciones en contra de la reforma previsional de 2017, ya intentó sacar a las masas de las calles con la idea de que “hay 2019”. Sólo después de votarle todas las leyes al macrismo decidió pasar a la oposición para capitalizar el descontento con el gobierno macrista y sus políticas.

Es casi un hecho que en las elecciones del 27 de octubre gane la formula FF.Todo el arco empresarial nacional e internacional ya pacta reuniones con Alberto para saber sus planes y dónde van a quedar parados ellos en el futuro gobierno. Todos los días hay un desfile en las oficinas de la calle México de esos empresarios y de las asociaciones que representan, para hacer su lobby berreta. Los asesores económicos de Alberto están instalados en EEUU para convencer que seguiremos siendo pagadores seriales y honraremos ser una semicolonia con todas las letras. Por lo que dejan filtrar de las futuras medidas que tomaría un eventual gobierno de Alberto, una sería buscar una reforma laboral vía convenio por empresas, tomando como ejemplo el de Vaca Muerta. En caso de fracasar la renegociación con el Fondo, buscarían financiamiento en la UE o China. Renegociarían las Leliq con bonos y buscarían la baja de tasas de interés para mejorar el crédito. Proponen un plan de empalme para lograr que los que tienen planes sociales pueden entrar a trabajar, lo cual se traduce en utilizar la mano de obra desocupada para presionar a la baja el salario. Para esta política es necesario cooptar a los movimientos sociales. Aplicarían un control de cambios, desdoblándolo en varios dólares según rubro. Todas medidas capitalistas que intentarán revertir la matriz especulativa de la economía macrista por un supuesto modelo productivo.

Obviamente, nada bueno puede venir de estas medidas para los trabajadores y pueblo pobre. Por eso debemos enfrentar la política de pacto social, romper con el FMI, y  plantear el no pago de la deuda externa. Hay que dar una salida independiente de los trabajadores a la crisis.

La dupla FF viene, ante el fracaso de un proyecto burgués como el macrismo, a intentar negociar mejor algunas migajas con el imperialismo, con una mayor impronta del semi Estado. Así como Macri creyó que porque había derrotado a los K y tomado medidas para mejorar los negocios de los grandes capitales -como la salida del cepo, el pago a los fondos buitres, la baja de las retenciones y otras-  iban a venir la lluvia de inversiones; los FF creen que estamos en un escenario similar a la del 2001 y planean tomar medidas similares a ese periodo. Es un error grave, ya que la economía mundial comenzaba a salir de la crisis de fines de fines de los ‘90 y entraba a un periodo de aumento de las materias primas y un fenomenal crecimiento de la economía China. Hoy estamos ante una crisis mundial, a la que desde 2008 no han podido dar solución, en medio de una guerra comercial entre EEUU y China y ante una economía mundial que va camino a una recesión. Nada que ver con el 2001. El margen para un mayor estatismo está en cuestión; el escenario es más complejo y de agudización de la crisis nacional.

 Por una salida obrera

Es central que, ante los acontecimiento nacionales e internacionales (en todo caso el proceso de crisis nacional es expresión de la situación internacional), los revolucionarios intervengamos con el objetivo de preparar la lucha por el poder, con un programa transicional que permita dialogar con un sector de los trabajadores sobre cómo enfrentar la crisis. Debemos atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción, tarea central del movimiento obrero industrial. Somos los trabajadores los que podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que podemos, ante el caos capitalista, organizar la economía sobre otras bases.

Por eso debemos abrir un debate al interior de nuestra clase sobre el programa de los revolucionarios. Esto es muy importante en la necesidad de organizar una vanguardia. Es fundamental poner nuestro foco en los sindicatos y formar minorías activas con libertad de tendencia en su interior. Esto permitiría, de cara a la masa obrera, exponer nuestro programa y hacerlo carne en los activistas y sectores avanzados. Apoyar todas las luchas obreras ante los despidos, cierres de fábrica, que se extienden en todas las zonas del país. Si bien es importante el reagrupamiento de los activistas, como el ejemplo del Plenario Sindical Combativo y la formación de coordinadoras en algunas zonas, no son acuerdos programáticos, ni luchas de tendencias, sino formas organizativas sin ninguna línea hacia los sindicatos, lo cual impone un limite que impide preparar la lucha por la recuperación de los sindicatos al priorizar una línea de “luche y vote” más que una línea de organizar a la vanguardia.

Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos al servicio de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía sobre otras bases. Debemos enfrentar la tregua de la CGT y la CTA. Los estatales deben desorganizar el aparato burocrático del Estado, la pelea es por su destrucción, no para mejorar su maquinaria. Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del Estado. Que se reabran las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación. Esto requiere asambleas en los lugares de trabajo, para imponer un paro nacional activo. Con el método de la ocupación de las fábricas ante despidos y la ocupación de los Ministerios. Por delegados paritarios para negociar con las empresas, por convenio único para terminar con la tercerización. Preparemos un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Por Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una Oposición Sindical Revolucionaria.

 Una lucha programática

Como sostenemos los marxistas, la democracia burguesa otorga a los trabajadores un aparente control político sobre sus dirigentes mediante el voto. Esa apariencia es la que vimos en las últimas PASO, donde una gran mayoría se expresó en contra de Macri y apoyó las lista de los FF. En cambio, esa democracia burguesa jamás permite ni una sombra de control sobre la administración económica, base de la explotación que ejerce y que termina en la anarquía, la bancarrota y la miseria de las grandes masas.

Ante el desorden de la economía debemos imponer el control obrero de la producción, de la banca y el comercio., Con ese control podremos desarrollar la escala móvil de horas y trabajo y elevar de inmediato el nivel de vida general ante la debacle a que nos llevan el FMI, el macrismo, los FF, y los Lavagnas.

Algunos sectores de la izquierda como el FITU, ante la crisis que acelera la fuga de capitales, plantean la nacionalización de la banca y aducen que es parte del programa de transición que levantamos los revolucionarios. Este planteo confunde, ya que el programa de transición, que fue el documento fundante de la IV Internacional, plantea para el sistema bancario la expropiación de la banca privada, la estatización de la banca;  en ningún lado plantea la nacionalización, sino aclara que la expropiación “sólo dará resultados favorables si el poder estatal mismo pasa de manos de los explotadores a manos de los trabajadores”. Entonces, la expropiación y la futura estatización son medidas transicionales entre la destrucción del Estado burgués vía revolución y la extinción del Estado obrero. Sin tener en cuenta esta dinámica, la consigna equivocada de nacionalización de la banca es un saludo a la adaptación a un sector nacionalista burgués que toma estas medidas para salvar el capital privado en momentos de crisis. Más aún, otro error grave es agregar a la consigna “bajo gestión obrera”, gestión es un concepto que da la idea de redistribución. Tiene lógica para este sector de la izquierda hacer estos planteos, ya que considera que si se nacionaliza la banca se podrían usar esos activos nacionalizados para dar créditos baratos y redistribuir las ganancias de los capitalistas para otras prioridades. Esto es reducir un problema crucial de los revolucionarios en la lucha por el poder a una simple operación financiera. Sin expropiación no hay ninguna chance de derrotar a los capitalistas. Peor aún, se siembran ilusiones a una salida pacífica de redistribución.

Las concepciones estatistas liquidan el desarrollo de una vanguardia que pueda, con un programa revolucionario, enfrentar al Estado y al imperialismo y preparar las condiciones para el establecimiento de la dictadura proletaria y la edificación internacional del socialismo, a partir de la destrucción del Estado burgués.

Es imperioso intervenir en esta crisis, siendo consciente de que esta lucha es una lucha internacional, ya que este ataque por parte del imperialismo también lo sufre el proletariado de toda Latinoamérica. Debemos apelar a la solidaridad activa del proletariado norteamericano y europeo para frenar las políticas imperialistas.

¡Abajo Macri!

Ruptura con el FMI.

No al pago de la deuda externa.

Paro activo nacional.

Por un gobierno obrero.

 

Jueves, 26 Septiembre 2019 17:19

Elecciones en Mendoza. El Estado se refuerza.

Este domingo 29/9 se concretarán las elecciones a gobernador, cargos legislativos provinciales, e intendentes en 14 de 18 municipios y sus respectivos concejales. La provincia ya pasó por las urnas en las PASO provinciales, donde el oficialismo de Cambia Mendoza y la expresión provincial del Frente de Todos no se sacaron diferencias significativas; y luego las PASO nacionales, en las que el gobernador Cornejo, presidente de la UCR y candidato a Diputado Nacional, y su delfín Suárez, candidato a gobernador, sintieron el peso del rechazo popular al macrismo del cual son aliados. Sin embargo, en el juego de las urnas, las elecciones desdobladas en 4 municipios gobernados por el peronismo, el mes pasado, resultaron con la reelección de 3 caudillos del PJ (Lavalle, San Rafael, Tunuyán) y el triunfo de la UCR en San Martín.

En unas elecciones provinciales fuertemente polarizadas, la izquierda en el FIT-U ha centrado sus esfuerzos en conservar los lugares en la Legislatura provincial y en algunos concejos deliberantes, adecuando su campaña a la idea de un voto útil, como si dentro del Estado pudieran existir contrapesos a las políticas patronales que éste encarna.

Balanceando la gestión de Cornejo, Cambia Mendoza contó desde el 2015 con la abierta colaboración del peronismo provincial y el kirchnerismo, para imponer su plan antiobrero y de ajuste. Marcó la impronta de su gobierno, la temprana implementación del Ítem Aula, como medida de productividad docente y disciplinamiento estatal. Esta medida, elogiada por los voceros del imperialismo, tuvo su complemento en el ataque a los convenios colectivos y las paritarias, los despidos y desguace de organismos estatales. Los trabajadores de la industria y los servicios también fueron objeto de ataque, con la reforma de la Justicia Laboral, en perjuicio de los trabajadores y a tono de los intereses de las ART y las patronales. Mendoza fue pionera en la legalización de plataformas precarizantes como Uber. El cambio en el sistema de transporte, Mendotran, implicó un doble ataque. El aumento del boleto y, de hecho, un aumento generalizado de la jornada laboral, aumentando el tiempo requerido para llegar al lugar de trabajo.

El plan antiobrero incluyó un fuerte ataque a las organizaciones obreras y la juventud. El nuevo código contravencional provincial y de convivencia urbana en la ciudad de Mendoza, así como el andamiaje de medidas contra las tomas de establecimientos, de persecución y represión a estudiantes y trabajadores en lucha, se tradujeron en cientos de miles de pesos en multas a organizaciones sindicales, sociales y políticas, el procesamiento de luchadores, y la represión abierta a trabajadores y la juventud empobrecida.

En plena campaña electoral, se sumaron nuevas imputaciones contra 11 referentes políticos y sindicales, y militantes de organizaciones sociales que participaron en Mendoza de acciones de protesta en apoyo a la lucha de los estatales chubutenses. Sin embargo, la burocracia sindical de la CGT y la CTA ratificaron su compromiso como garantes de la transición burguesa, al punto ya de la provocación contra los trabajadores. Su defensa de la presencia del ajustador Arcioni junto a la comitiva del Frente de Todos para la foto de Alberto y Anabel Fernández Sagasti en una bodega top de Mendoza, es una postal del pacto social que preparan para pagar la deuda externa a costa de los trabajadores y la mayoría asalariada.

En una provincia fuertemente recesiva, con un gran sector de la población asalariada castigada por el alto desempleo, subempleo y la informalidad laboral, el conjunto de los pre-candidatos patronales, no se plantean retrotraer ninguna de las “reformas” impuestas por Cornejo. Al contrario, se disputan el favor de los empresarios, postulándose como los gestores de los planes de impulso estatal a la reconversión capitalista de la agotada estructura productiva provincial.

 

Una campaña de refuerzo de la ideología estatista

La crisis económica nacional agravó la decadente agroindustria regional, históricamente subsidiada y sostenida desde el Estado, que innumerables veces socializó las deudas privadas para sostener una clase parásita de empresarios bodegueros y pymeteros de todo tipo. Esta campaña ha reforzado la ideología estatista y su recetario de reformas como medidas para amortiguar socialmente la concentración y relocalización productiva (La Campagnola), las quiebras y cierres de plantas (La Colina, Alco, etc), y el ataque a las empresas recuperadas por cooperativas como Terre, en resguardo del derecho de propiedad privada de los medios de producción por sobre el derecho al trabajo.

Como señalamos de cara a las PASO y ratificamos en las semanas posteriores, el FIT-U, abandonando ya cualquier atisbo de programa revolucionario, despliega una campaña que agita la idea de que la anarquía capitalista y sus efectos más nefastos sobre la población asalariada y pauperizada pueden canalizarse a través del Estado capitalista capaz de planificar y armonizar las contradicciones. Si esta idea es errónea y perniciosa para la clase obrera respecto del semi Estado argentino, se vuelve absurda respecto de un estado provincial. “Empresa estatal de alimentos”, “mercado único provincial”, son consignas que dan cuenta de la presión de la conciliación de clases sobre el programa del FIT. Para terminar con los vicios de traficar la ideología estatista bajo la referencia al Programa de Transición, bien les valdría recordar las lecciones revolucionarias de su autor a quienes: “han tomado simplemente las reivindicaciones fundamentales del programa de transición marxista, la nacionalización de los bancos y de las industrias clave, han echado por la borda la lucha de clases y, en lugar de la expropiación revolucionaria de los expropiadores, han puesto una operación financiera de rescate”.

Con esta orientación programática no sorprende que hayan abandonado el principio de independencia de clase en las organizaciones de trabajadores donde tienen responsabilidad de dirección. En SUTE y en ATE, las fuerzas del FIT, establecen acuerdos y postulan como representación de los trabajadores a tendencias de conciliación de clases, con las cuales eligen confrontar sólo en las urnas. Las multicolores, integrando a los aliados del PJ (PCR), los acuerdos con viejos burócratas que hoy pueblan las listas de Bermejo y Sagasti, expresan el abandono de la tarea de combatir los programas conciliadores en las organizaciones obreras. No es una decisión “táctica” del FIT en Mendoza. Los partidos que integran el FIT ya sucumbieron a la polarización planteada en Brasil, y llamaron a votar por Haddad y el PT como el mal menor frente a la variante “bonapartista de derecha” y “fascista” de Bolsonaro. Así, la independencia de clase que proclaman que la clase obrera exprese mediante el voto, terminó sacrificada en las urnas en pos de una variante frente popular en forma de partido. En base a estos fundamentos es que la Corriente Obrera Revolucionaria llama a votar nulo o en blanco.

Instamos a los trabajadores y la juventud a no depositar ninguna confianza en que el resultado de las urnas hará la diferencia respecto a las tareas que plantea enfrentar los planes patronales para hacernos pagar la crisis en curso. La burocracia nos hace perder un tiempo valioso en este impase de tregua, mientras los capitalistas definen la junta de administración de sus negocios para los próximos años. Preparemos la ruptura de la tregua. Impulsemos el debate en cada lugar de trabajo y de estudio sobre cuáles son las medidas y el programa para afrontar la crisis desde nuestros intereses como trabajadores. No será en la legislatura del código contravencional y el ítem aula, donde los mismos personeros del capital rotan de asiento, el lugar donde nuestra voz e intereses se impongan. Necesitamos poner en pie nuestras propias instancias de deliberación y resolución, un congreso de delegados de base mandatados, que prepare un plan de acción orientado a tirar abajo los planes del FMI. Que unifique a los trabajadores estatales, de la industria y los servicios en un paro general, con ocupación de plantas y reparticiones, que despliegue nuestra fuerza como clase para barrer con el conjunto de medidas antiobreras de Cornejo y Macri. Sólo un programa de independencia de clase puede orientar al activismo y los trabajadores antiburocráticos en las tareas que impone la lucha por derrotar el ajuste, las reformas laboral, educativa y previsional y la represión a la protesta.

Corriente Obrera Revolucionaria – Regional Mendoza

 

 

La primera semana de septiembre concluyeron los comicios estudiantiles en la Universidad más importante del país. El dato más notorio es el avance de las fuerzas del régimen, radicales, peronistas y aliados, que ha dejado a la Franja Morada en carrera para la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires. Otro impacto ha sido la estrepitosa caída de las fuerzas de izquierda, que no sólo perdieron su bastión de Filosofía y Letras y el centro de Medicina, sino que sacaron magros porcentajes en facultades que alguna vez supieron conducir como Sociales y Psicología. Este panorama nos invita a reflexionar sobre cuáles son las tareas que tiene la izquierda que se reivindica revolucionaria en la Universidad y qué lecciones debemos sacar de los acontecimientos para desarrollar la lucha de clases en el aparato educativo.

 

Caja de resonancia de un sector de la clase media

Por años hemos venido denunciando que la política educativa, tanto de los gobiernos K, como de Cambiemos, ha sido profundizar los lineamientos de la LES y la CONEAU, trazados por el imperialismo para desarrollar una educación a medida de los proyectos capitalistas. Esta política imperialista para educación se ha profundizado este último tiempo con la ofensiva de reformas educativas en la región, a las cuales se están oponiendo en las calles los docentes y estudiantes en Brasil y Chile, por ejemplo. La UBA es un ejemplo patente de la elitización, en la que, a pesar de no haber aranceles, el costo de vida ha sido el primero en recortar el acceso a jóvenes que deben optar por una salida laboral a tiempo completo. El ajuste y el desfinanciemiento, a la vez, ha sometido a sus propios trabajadores a la pauperización de las condiciones de trabajo. Claramente se están expresando los elementos de la crisis capitalista en la Academia.

A diferencia del movimiento estudiantil del 2001, que se fogueó en las tomas contra el ajuste de De la Rúa y el arancelamiento de López Murphy, en un contexto de ascenso de movimientos sociales, en especial los piqueteros, arreciados por la desocupación y el hambre. El ataque en 2019 no tuvo como blanco directo la gratuidad de las Universidades, sino, que el ajuste vino por el lado del presupuesto, el recorte de programas y becas y la rebaja salarial de hecho a los trabajadores universitarios. A esto se agrega el elemento de que las organizaciones piqueteras que influenciaron a principio del milenio a los estudiantes, hoy están conducidas por sectores que, salvo las que se alinean con la izquierda, adquirieron una relación más orgánica con las instituciones del régimen gracias al trabajo de cooptación que comenzó con el gobierno de Néstor Kirchner y se siguió desarrollando hasta hoy a través de la relación con el Ministerio de Desarrollo Social. Por otro lado, no podemos dejar de mencionar que el movimiento por la ley de interrupción voluntaria del embarazo, si bien abarcó a sectores políticos y sociales diversos, en su impronta más general estableció la idea de que las conquistas se logran en el Congreso, con la mediación de las instituciones de la democracia burguesa.

A esto se suma una coyuntura en la que el movimiento obrero no ha podido saldar su crisis de dirección y que hoy se encuentra encorsetado por las fuerzas del régimen burgués. La burocracia sindical se jugó a esperar al 2019 para sacar a Macri en las urnas y contener todo atisbo de rebelión obrera, a pesar de la dramática situación que vive nuestra clase. Por supuesto, este elemento es central para cualquier política de izquierda, ya que implica una denodada lucha política con los enemigos en nuestras propias filas.

Ante el posible escenario de un gobierno de Alberto Fernández, con un inminente default, habrá que ver cómo se reacomodan los rectores y decanos y qué nuevos ataques vendrán por parte de un gobierno que ya garantizó que va a subordinarse a los lineamientos que vienen imponiendo el FMI y el imperialismo.

 

El rol de la izquierda

Consideramos que en estos años han existido elementos de adaptación política, en particular de las corrientes que conforman el FIT, que han contribuido a su retroceso. No nos preocupa el resultado de una elección en particular, ya que es simplemente un reflejo distorsionado de una coyuntura específica, el problema que vemos es que su objetivo era principalmente obtener esos votos a costa de hacer frentes con fuerzas de conciliación de clases y reducir el programa a reivindicaciones estudiantiles, por fuera de una articulación de un programa transicional que lleve a algún sector de la vanguardia estudiantil a abrazar la lucha revolucionaria. Ejemplos hay varios, empezamos destacando que el PO co-condujo la FUBA por varios años en alianza con La Mella, fuerza que pasó de hacer una crítica parcial al kirchnerismo durante el gobierno de Cristina, a ser un aliado abierto del peronismo durante el periodo de Macri y, de hecho, hoy tienen candidatos de sus filas en el Frente de Todos. Por muchos años advertimos que este frente no era sino pretender mantener una posición en la Universidad a costa de confundir a la vanguardia estudiantil y a su militancia en cuanto a los objetivos que se debe imponer una organización revolucionaria. No contento con eso, en estas elecciones renovaron su alianza con el Movimiento Evita en Agronomía, lo cual es ya un frente abierto con el peronismo. No hay posición táctica que valga para el objetivo estratégico, si esto implica dejar de enfrentar al enemigo de clase en pos de una colaboración dentro del ámbito estudiantil. Y como en política esto se paga, ahora están pagando su adaptación con creces.

El conjunto de la izquierda que compone el arco del centrismo trotskista (FIT, NMAS) se adaptó de la misma manera a la idea de que se pueden gestionar las demandas del movimiento estudiantil “por izquierda”, sin cuestionar el carácter de clase de la universidad. Ni que hablar de la fiebre electoral para instalar a sus figuras públicas como candidatos a presidentes o diputados. Además de despreciar un principio fundamental que es la independencia de clase, lo cual se vio en su apoyo electoral al PT en Brasil, en sus campañas primó esa idea de diálogo con los “millenials” desconfiados de las estructuras partidarias y sindicales y más cercanos a la idea de militar por demandas sectoriales. Cabe aclarar aquí que las consecuencias de esta política del centrismo no se limitan al retroceso universitario, sino que está produciendo una profunda crisis política en sus organizaciones.

De todos modos, el nivel de descomposición de las instituciones y la profundidad de la crisis social que hay nos hacen pensar que la situación presentará una dinámica de cambios acelerados y que puede incluir elementos violentos o caóticos.

 

¿Cuáles son nuestras tareas?

Si la conclusión que sacan las corrientes de izquierda es que retrocedieron porque este año, a diferencia del año pasado, no se desarrollaron luchas como la toma del rectorado del año pasado; consideramos que es un análisis que se aleja de la idea marxista de la lucha de clases. Para los revolucionarios no se trata de desarrollar la fórmula “lucha y vote”, sino desplegar una lucha política, programática e ideológica al interior de una institución burguesa, como lo es la universidad, para desarrollar una vanguardia estudiantil que se plantee las tareas revolucionarias. La construcción del partido, como herramienta fundamental de este combate, se hace imprescindible. Desde la COR consideramos que esa construcción se dará al calor del debate programático dentro de las organizaciones como los sindicatos y los centros de estudiantes. Esto requiere dar batalla a las tendencias de conciliación de clases que están hoy en día en la conducción de las principales organizaciones. Esto implica dejar en claro el carácter de clase de la educación, que es burgués; combatir los planes educativos en tanto lineamientos del capitalismo para desarrollar mayor productividad –o sea, explotación- del trabajo; pelear por que abran las escuelas y las Universidad a la clase obrera, no sólo para que accedan a esa educación de clase, sino para que estén en mejores condiciones de combatirla en clave superadora –o sea, socialista. Los sindicatos deben ampliar sus funciones y desarrollar lazos con la educación, de manera que no sólo organicen a los futuros trabajadores que están estudiando, sino también puedan intervenir en el proceso de organización de la producción que prepara la educación. El enfrentamiento a las autoridades universitarias se impondrá en esta batalla.

Debemos empezar por nuclear a las tendencias de izquierda que se reivindican revolucionarias en una Corriente Revolucionaria dentro de la Universidad, con estudiantes, docentes y no docentes, donde se de un franco debate programático entre las distintas corrientes de este arco político, de cara a toda la vanguardia obrera y estudiantil, sobre cómo dar pasos concretos hacia la necesidad histórica de construir un partido revolucionario para destruir al capitalismo. Desde la COR hacemos un llamado a toda la izquierda en las Universidades a desarrollar esta perspectiva.

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