El próximo 20 de octubre se cumplen 10 años del asesinato del compañero Mariano Ferreyra. Vamos a conmemorar su lucha y su memoria, que siguen plenamente vigentes.
Mariano militaba en las filas del PO. Aquel día confluimos en la pelea que se venía dando en el Ferrocarril Roca contra los despidos y la tercerización laboral, que luego se esparció hacia todos los ramales ferroviarios metropolitanos.
En el entramado de responsables de su muerte se devela con toda claridad la trilogía siniestra que integran el Estado, los empresarios y la burocracia sindical, que apeló al recambio gatopardista de algunos dirigentes para que la UF, en esencia, defienda el mismo programa en favor de las patronales y no de los trabajadores.
Por supuesto, Pedraza, el gallego Fernández, Pablo Díaz y la comandancia de la Verde junto a un grupo de choque son quienes planificaron y ejecutaron este crimen político. Pero la frase del subtítulo no hace alusión al color de la lista que identifica a estos asesinos, sino al color de la moneda que Pedraza negociaba con un ex agente de la SIDE de apellido Riquelme, para comprar a los jueces de la causa y quedar absuelto. La cifra negociada fue de 85 mil verdes (dólares) que salieron de las arcas del Belgrano Cargas. Las escuchas forman parte de la causa. Finalmente, Pedraza fue condenado a 15 años de prisión, pero gozó de arresto domiciliario en su lujosa mansión, donde las expensas son más altas que nuestro salario mensual. Responsables políticos, como los empresarios de la UGOFE, y del Gobierno, quedaron todos impunes. “La Justicia” como institución, es la justicia de los ricos. Los trabajadores nunca debemos depositar allí nuestra confianza, sino en nuestros propios métodos.
Además de la ayuda de la justicia, Pedraza recibió el asesoramiento del gobierno nacional de Néstor y Cristina K, sobre todo a través de la relación que siempre tuvo con el entonces Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien le daba la citada recomendación para recuperar su, a esas alturas, corroído poder.
Formar cuadros y manipular al personal tercerizado era la tarea impuesta, sobre todo en el Belgrano Norte, para que la burocracia recuperara un cuerpo de delegados opositor, que el día del asesinato de Mariano encabezó un paro total, cortó las vías y se movilizó posteriormente a Plaza de Mayo confluyendo con miles de luchadores.
Algunos dirigentes que hasta aquel momento eran de la Bordó, se vendieron y se integraron al aparato de la Verde. Muchos compañeros fueron engañados con que su pase a planta se debió a un inexistente decreto presidencial. La verdadera razón de esa conquista hay que encontrarla en las decenas de movilizaciones, actos, cortes de boletería y de vías que realizamos.
La tercerización y flexibilización, la reforma laboral en curso vía convenios colectivos, es parte de la receta del FMI que aplica Alberto Fernández para que seamos los trabajadores los que paguemos los costos de una crisis que la pandemia vino a acelerar. Pero la tendencia a una mayor tasa de explotación es una de las formas con las que el capitalismo en total descomposición intenta darse sobrevida.
Honrar la vida y la lucha de Mariano Ferreyra implica pelear denodadamente contra la burocracia sindical enquistada en nuestras organizaciones. Defendiendo los mismos intereses con los que llevaron adelante este crimen y, mientras millones de trabajadores nos expusimos ante el virus, la burocracia se quedó en casa durante la pandemia. Dejaron pasar miles de despidos, suspensiones y una rebaja salarial con pocos precedentes, lo cual se acentúa con el ciclo de “micro” devaluaciones anunciadas por el gobierno. Las agrupaciones opositoras a la Verde en el ferrocarril tenemos que hacer una conmemoración común, como parte de la experiencia que venimos haciendo, para poner un pie una Oposición Sindical Revolucionaria, que recupere la UF y los sindicatos para los trabajadores, para que sean verdaderas instituciones contra un sistema de explotación, opresión y violencia. La sangre de Mariano aún clama venganza.