A pagar la cuarentena
El motín policial de la maldita bonaerense pidiendo aumento de sueldo y mejores condiciones para reprimir es la demostración de la descomposición de un semi Estado y de la debilidad del gobierno de Fernández, que no puede garantizar que las fuerzas represivas que responden al Estado sean leales al aparato burocrático militar.
El método de cuarentena era obvio que debía garantizarse con la policía, el ejército y la gendarmería, no para preservar la salud de la población, sino para salvaguardar los intereses de la burguesía nacional y extranjera en la desorientación ante la pandemia. En medio de la cuarentena hubo más de 90 muertos en manos de las fuerzas represivas, con los casos más emblemáticos de Luis Espinosa en Tucumán, de Florencia Morales en San Luis y el de Facundo Astudillo Castro a manos de la policía bonaerense.
Ahora esa policía exige que se le pague por los servicios prestados y por los servicios por venir ante el acuerdo con el FMI y la política de ajuste. Reprimir las tomas de tierra, ingresar a las fábricas para dispersar asambleas, como en Arcor en Córdoba, desalojar el acampe de los trabajadores de Vicentin y tantas otras tareas de orden.
Cuando la policía pide aumento salarial es para estar mejor preparada para reprimir, es vital que el conjunto de los trabajadores saque conclusiones de esta situación. Debemos prepararnos para enfrentarnos con las fuerzas auxiliares del Estado y derrotarlas para que no sigamos siendo nosotros los que paguemos el costo de la pandemia, que ya venimos sufriendo.
La burocracia sindical, que se quedó en casa en la pandemia, llama a defender el gobierno ante el avance de la derecha y una asonada golpista. En su disputa para definir cómo hay que hacer el ajuste, si con más engaño o con mano dura, las distintas fracciones burguesas y pequeño burguesas no tienen diferencia en lo esencial, que es atacar a los trabajadores para descargar la crisis. Se pelean por puntos de coparticipación para ver de dónde sacan la plata para pagarle a los policías. El discurso de Alberto fue de un profesor asustado que va a pagar lo que pidan. Alberto intenta salvar a Kicillof – Berni. Larreta, ante la quita de la coparticipación, apelará a la Corte. La crisis económica, política e institucional se expresa de forma descarnada.
Ningún apoyo a este gobierno ni a la oposición burguesa, ninguna solidaridad con las fuerzas represivas. Debemos impulsar asambleas en cada lugar de trabajo, recuperar nuestros métodos y organización que han intentado quitarnos con la cuarentena, preparar la condiciones para imponer un paro general a las centrales sindicales para recuperar lo perdido en la pandemia y organizar la autodefensa ante el avance represivo.
Somos parte de los miles de trabajadores y luchadores que en EEUU y otros lugares, como ahora Colombia, levantan la disolución de la policía, consigna que ya en la Comuna de París fue parte de las reivindicaciones y se convirtió en programa de los revolucionarios. Es inadmisible la sindicalización de la policía o su apoyo para que triunfe, no pertenecen a nuestra clase no son trabajadores, son los garantes de la explotación y la ganancia de los capitalistas. Peleamos por su disolución, la incomprensión de la teoría del estado por algunos grupos de izquierda y algunos que son parte del FITU generan confusión en las filas de los trabajadores y hay que combatirlos con todas las fuerzas. No apoyamos al ala K de la coalición de gobierno contra la derecha como hace el PTS o sembramos expectativa en que la pelea supuestamente salarial de la policía nos permite a los estatales pelear por aumento salarial, lo que colocaría a los policías como trabajadores estatales un delirio. O del manual del morenismo como el MST que dice que un triunfo de las reivindicaciones de la policía nos ubica mejor para la lucha, siguiendo a su maestro Moreno que si es contra el gobierno tiene un lado bueno progresivo. El FITU homenajea a Trotsky virtualmente, pero en la arena presencial olvida sus lecciones.
No es un problema menor qué política tener ante las fuerzas represivas en la perspectiva de las tareas que tenemos en la destrucción del Estado. Como hace muchos años planteó Marx: “Para nosotros no se trata de reformar la propiedad privada sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva”.