Los trabajadores municipales de la ciudad de Mendoza, organizados en ATE, llevan ya un mes de conflicto en reclamo de recomposición salarial. Perciben salarios que rondan los 10 mil pesos, gran parte compuesto por adicionales no remunerativos ni bonificables. En este tiempo, el tándem radical Suárez-Suárez que gobierna el municipio y la provincia, los ha reprimido tres veces, con desalojos, gaseos, golpes, denuncias penales individuales y al sindicato, y sumarios.
La última represión, ocurrió este domingo 5/7, tras 12hs de intimidación policial y amenazas de la fiscalía, que concluyeron en el violento desalojo de la protesta que sostenían en el KM 0 de la ciudad, y la detención y agresión física de 46 trabajadores, entre ellos los dirigentes de ATE, Adriana Iranzo y Roberto Macho, y de SUTE, Sebastián Henríquez y Pablo Massutti. El argumento para el accionar policial, y la imputación posterior de 36 del total de detenidos, fue la violación del artículo 205 del código penal que castiga con prisión a quien no acate las medidas dispuestas por las autoridades para la prevención de una epidemia. Lo cínico de tal argumento, es que en Mendoza está permitido compartir una mesa de bar con 10 amigos, pero te mandan la infantería si 4 laburantes, que se cagan de hambre con sueldos miserables, se encadenan a un banco en la peatonal. Otra muestra más del carácter antiobrero del conjunto de medidas dispuestas por el decreto de Alberto en acuerdo con los gobernadores, para disciplinar a la población trabajadora que están cargando con lo peor de la crisis económica y sanitaria.
El sector de limpieza urbana y de preventores que está en lucha por recomposición salarial, se está organizando en ATE, mientras el sindicato mayoritario es el SOEM, dirigido por el concejal radical Dugas Chapel, abiertamente alineado con la gestión Suárez. No es un dato menor que después de la primera represión a los municipales en lucha (desalojados por la policía el 13/6 cuando realizaban un acampe en el predio usado por la municipalidad en el Barrio La Favorita), el SOEM, para descomprimir, negoció el 16/6 que parte del salario pagado con tickets alimentarios, pasara a pagarse a partir de julio como dinero en efectivo, totalmente en negro. Acuerdo inconsulto con la base, mucho menos con el sector en lucha, y claramente insuficiente. Este es el rol de una burocracia podrida que no ha repudiado la represión sufrida por este sector de trabajadores municipales, y es la principal garantía de subordinación de los empleados municipales a las políticas de precarización, tercerización y pauperización de la gestión radical en la ciudad.
Este conflicto se volvió testigo de la problemática que padecemos el conjunto de los estatales. El radical Suárez en Mendoza, igual que Alberto en la nación, priorizan el pago de la deuda externa y la negociación con los bonistas, a costa de salarios congelados, despidos y suspensiones. Aguinaldos postergados. Paritarias cerradas. Alta precarización laboral, con contratos basura, prestaciones, suplencias, monotributo, etc. Y también porque la fragmentación sindical agrava la crisis de dirección del conjunto de los estatales. Los reclamos son los mismos: reapertura inmediata de paritarias, recomposición salarial, pase a planta permanente. Pero el alineamiento de conducciones con el gobierno del Frente de Todos por un lado, y de Cambia Mendoza por otro, se traduce en desmovilización y desconfianza de las bases.
Los municipales en lucha, que soportaron tres represiones y no han sido doblegados, tienen que triunfar. Son hoy una referencia para el conjunto de los estatales, y tienen ganada la autoridad para convocar a provincializar el conflicto, instando a poner en pie un congreso de delegados estatales de base mandatados, que supere la fragmentación de las conducciones y permita centralizar las fuerzas dispersas de los trabajadores. Esta instancia es clave para debatir y resolver un plan de lucha unificado, que prepare un paro provincial hasta imponer el reconocimiento de las demandas de los municipales, y que obligue a Suárez a sentarse a discutir en una paritaria estatal única.
Un congreso de delegados de base, es necesario, para avanzar en un debate programático de cara a resolver la grave crisis de dirección que nos atraviesa al conjunto de los estatales. Las tendencias y delegados antiburocráticos y de izquierda, tenemos la responsabilidad de batallar por un programa de independencia de clase, forjando una oposición sindical revolucionaria que dispute la dirección de la lucha de los estatales y prepare la recuperación de los sindicatos. En cada lugar de trabajo, impulsemos asambleas y mandatos de PARO PROVINCIAL y de ruptura de la tregua de las CGT y CTAs al gobierno del FdT. Preparemos un congreso que discuta cómo enfrentamos la crisis económica y sanitaria con nuestros métodos de clase.
Los estatales, la policía y el monopolio de la fuerza del Estado.
En el conflicto de los municipales, junto al sector de limpieza urbana, sostienen la lucha un grupo de preventores. Los preventores son un cuerpo de civiles, creado en el ámbito de la Municipalidad de Mendoza, por decreto del año 2008 (luego emulado por otros municipios), con el objetivo de observar, informar y colaborar con la Policía de Mendoza. Como cuerpo de civiles, auxiliares de la Policía provincial, portan tonfas y gas pimienta, y tienen acceso al sistema Tetra de comunicación encriptado que usa la policía. Si bien son civiles, son casi 300 los preventores de la ciudad, cuya función es la cooperación y coordinación como auxiliares en el accionar policial.
No podemos ser indiferentes a las implicancias de esta relación. Más aún en esta situación de crisis económica mundial acelerada por la pandemia, frente a la cual, la cuarentena es utilizada por Alberto y los gobernadores, para aumentar el control de la circulación de bienes y de trabajadores. Para ello son las medidas de mayor intervención de las fuerzas de seguridad, incluyendo el despliegue del ejército en las barriadas, como parte de la preparación de los capitalistas y su Estado para enfrentar las respuestas de nuestra clase ante las consecuencias de la crisis general del capitalismo. Medida que ya se ha cobrado numerosas vidas, como Luis Espinoza en Tucumán, dos jóvenes muertos en las comisarías de San Luis, Facundo Scalzo y tantos otros asesinados por gatillo fácil en el marco del ASPO. Esta tendencia es internacional, y vemos su expresión, con sus especificidades, en las movilizaciones contra los asesinatos raciales a manos de la policía en EEUU, y la discusión abierta en el movimiento obrero sindicalizado respecto a la expulsión de los sindicatos de policía de las centrales obreras.
La policía es una fuerza integrada por individuos que se forman y trazan su vida como miembros de las instituciones represivas del Estado burgués. Los policías, oficiales, suboficiales, espías de la exSIDE y demás servicios, no son obreros aunque ganen poco, soporten largas horas de servicio, los maltraten los superiores o vivan en malas condiciones. Es una aberración completa considerar que existe algún tipo de “unidad de clase” con los policías, a pesar de poder ellos mismos ser hijos de obreros u obreras, y de percibir por su servicio una remuneración salarial. Su función es opuesta a los asalariados que trabajan en la producción o en servicios. La función del policía consiste esencialmente en colaborar con la explotación capitalista, asegurando en forma “técnica y administrativa” la extracción de plusvalía y la disciplina laboral. Aunque sean pobres o maltratados no significa ni mucho menos que los policías sean explotados. Los trabajadores son explotados porque rinden plusvalía al patrón. El policía amordaza al obrero y ayuda al patrón a tenerlo esclavizado. “El hecho de que los agentes de policía fueran reclutados en gran parte entre los obreros socialdemócratas no significa absolutamente nada. Aquí también la existencia determina la consciencia. El obrero que se hace policía al servicio del Estado burgués es un policía burgués y no obrero. (…) Pero lo más importante es que todo policía sabe que los gobiernos cambian, pero la policía queda” (León Trotsky. Alemania, la revolución y el fascismo).
En este conflicto, un grupo numeroso de preventores estuvo en la lucha, junto a los trabajadores de limpieza urbana, soportando incluso la represión de la fuerza policial. Es importante dar el debate de la perspectiva que abre este conflicto para el sector. Por ello sostenemos que los preventores que están en la lucha junto al resto de los municipales, deben plantear la disolución del cuerpo de preventores, y su reubicación en otras tareas y servicios municipales. Porque cualquier lucha reivindicativa elemental, nos encontrará una vez más, enfrentando el accionar policial como fuerza represiva del Estado para disciplinar a los trabajadores. Debilitar el poder represivo estatal, es central en la perspectiva estratégica de la destrucción de este Estado, que no es nuestro Estado.
Declaración de la TRCI
1 de julio
Tercer paro internacional de repartidores
La crisis mundial se ha acelerado por la pandemia del coronavirus y ha dejado más al desnudo al sistema capitalista y sus formas de dominación. Uno de los casos más emblemáticos de la relación entre el capital y el trabajo en este periodo son las “Apps”. Los trabajadores de éstas están cumpliendo un rol muy importante en medio de la pandemia, mientras las empresas están ganando fortunas. El negocio de las empresas de Apps se basa en mayor flexibilización, nulas condiciones de higiene y seguridad y la negativa a establecer algún tipo de relación laboral. Además, están amparadas por los gobiernos de turno, que permiten este tipo de explotación e intentan darles un marco legal a estas formas de trabajo.
Este tercer paro internacional se da en medio de procesos de masas por el asesinato de George Floyd en EEUU y cuando el epicentro de la pandemia se está dando en América Latina. Por eso tiene una enorme importancia que un sector de trabajadores salga a la lucha, de forma coordinada internacionalmente, para mostrar la fuerza de nuestra clase y sus métodos, como el paro.
El miércoles 1 de julio se desarrollará el tercer paro internacional de repartidores. La acción fue votada en una asamblea virtual donde acordaron Raiders Unidos (Chile), Glovers Unidos (Ecuador), Treta no Trampo (Brasil), Entregadores Antifascistas (Brasil), Repartidorxs Unidxs (Costa Rica), Motociclistas Unidos (México), Ni un Repartidor Menos (México), la red de precarizados y Agrupación Trabajadores de Reparto de Argentina.
Los trabajadores de reparto siguen dando pasos firmes en el sentido de la organización y de la lucha. Este 1 de julio realizaremos un nuevo paro internacional con jornada de movilizaciones en varios países. En Argentina, los reclamos son por el aumento de un 100% de la tarifa por pedidos (que conforma hoy el salario), por elementos de seguridad e higiene, por justicia por Emma, Franco y por todos los repartidores fallecidos, por ART a cargo de las empresas y por el fin de los despidos y suspensiones (rehabilitación de las cuentas suspendidas). Ante el avance de la pandemia, por test a los compañeros que estuvieron expuestos al virus y aislamiento.
En Brasil, la movilización de los repartidores tomó cuerpo en las protestas antirracistas y contra el gobierno de Bolsonaro con la consigna “¡Hambre!” y con el discurso “no somos emprendedores, somos fuerza de trabajo”. Los repartidores, que reciben en promedio R$ 936 mensuales (menos de un salario mínimo) con 12hs diarias de trabajo, reivindican refrigerios durante el periodo de trabajo, además del aumento de la tasa mínima y por kilometraje andado y el fin de los bloqueos arbitrario de las empresas. Además de eso, exigen seguro de vida y contra accidentes y auxilio pandemia (EPP y licencia médica).
En Chile distintos agrupamientos vienen organizándose por ser reconocidos como trabajadores con todos los derechos y por el derecho a constituir una organización sindical. Han levantado distintas iniciativas como MAREA (mancomunal de repartidores por app de Chile) donde confluyen distintos grupos como Riders Unidos, Rappiteros y Repartidores Penquistas (Concepción). Estos agrupamientos vienen participando activamente del proceso de lucha y organización surgido luego del 18 de octubre en el país, levantando demandas de reconocimiento por las mutualidades de seguridad de accidentes, en los cuales han dejado postrados a trabajadores hasta por dos años, como el caso de Cristóbal Pinilla. También luchando contra el explotador sistema de puntos, que obliga a los trabajadores a mantenerse conectados a altas horas en toque de queda, y poner en riesgo su integridad física, perdiendo sus medios de movilidad o teniendo que devolver inclusive el monto de los pedidos.
Este proceso de organización en Pedidos Ya, Glovo, Rappi, Uber Eats, Ifood y otras aplicaciones, viene creciendo día a día. No se detuvo a pesar de la cuarentena, la militarización de los barrios y calles, de la represión.
Los trabajadores de reparto estamos abriendo camino en las demandas de mejores salarios y condiciones de trabajo. Repudiamos el asesinato laboral de estas empresas, que, con su política de aumento de los ritmos y la reducción de la paga, se están llevando la vida de cada vez más compañeros que mueren atropellados trabajando. Debemos reclamar un salario básico inicial y un contrato único, que sustituya a la actual forma de monotributo o boleta de honorarios, que usan y abusan estas empresas. Los trabajadores de reparto necesitan avanzar firmemente en el camino la organización sindical con independencia del Estado, superando el estadio inicial de movimiento, al que algunos llaman “red”. En este sentido, es importante el apoyo otorgado por la CSA, que agrupa a centrales sindicales como la CUT de Chile y la de Brasil, la CGT y la CTA argentinas, CNT México, AFL-CIO EEUU, entre otras, pero es necesario, al mismo tiempo, levantar los métodos de democracia obrera cuestionando los lazos de estas direcciones burocráticas con las patronales y los Estados.
Claramente la tarea de fortalecer y poner en pie la organización sindical de los trabajadores del reparto con independencia del Estado, es de primer orden e impostergable. Va de la mano de luchar por el reconocimiento de los verdaderos representantes votados por los repartidores, para discutir y defender sus demandas frente a estas empresas.
Vamos al tercer paro internacional de repartidores por el triunfo de nuestras demandas.
LOI Brasil - COR Chile - COR Argentina
El Rectorado sigue mostrando su rol reaccionario, no solo con la lista de ataques a los trabajadores desde el inicio de la cuarentena que incluye el paso a la virtualidad obligada, falta de condiciones de seguridad e higiene para quienes siguieron trabajando, avance en la precarización laboral, etc. También debemos mencionar el acuerdo con el Vaticano que contempla poner recursos de la UNC a disposición de la “Universidad del Sentido” y más recientemente la erogación de U$D 17.545 para la compra de “Respondus”, un software para la toma de exámenes que muchos han catalogado como un Software de vigilancia.
Este programa ha sido cuestionado tanto por los peligros en materia de seguridad informática que conllevan su uso, como por su carácter antipedagógico. “Respondus” filma a los estudiantes para detectar actitudes “sospechosas” recolectando información biométrica, además de que durante el examen el Software corre en modo Administrador por lo cuál, al tiempo que bloquea todas las pantallas de la computadora, tiene acceso irrestricto a todo lo que está almacenado en la misma. Además, solo es compatible con los sistemas operativos de Windows y MAC y solo funciona en equipos que cuenten con cámara y micrófono.
Los mismos docentes de distintas facultades vienen denunciando el uso de este programa, no solo por el ataque a la seguridad, sino porque incrementa aún más el avance en la precarización laboral que vienen sufriendo, además de ponerlos en un lugar de vigilancia hacia sus alumnos ya que son ellos los encargados de determinar que se hace con los exámenes que fueron catalogados de “sospechosos” por el programa. Así mismo denuncian el carácter antipedagógico del software ya que, entre otras cosas, establece una relación de desconfianza entre el docente y el alumno.
El intento de implementar “Respondus” se inscribe en la larga lista de ataques que están haciendo pasar con la cuarentena, mientras nuestros centros de estudiantes permanecen cerrados. Debemos organizar una enérgica respuesta a la altura del ataque.
Somos los estudiantes de la UNC junto con los trabajadores quienes debemos decidir los destinos de la educación. Se hace urgente convocar a asambleas interclaustros entre docentes, no docentes y estudiantes para discutir las medidas inmediatas a tomar para rechazar la implementación de “Respondus”. Deben ser parte de un plan de lucha por un pliego único de reivindicaciones, que también incluya la apertura inmediata de las paritarias docente y no docente, el aumento del presupuesto universitario, el no pago de la deuda externa, el rechazo al pago del aguinaldo en cuotas, el salario inicial igual a la canasta básica, el pase a planta permanente de los precarizados, horas de estudio bancadas por las patronales, el triple turno de cursado, el ingreso irrestricto y demás reclamos que nos permitan poner a los universitarios en pie de lucha. Para enfrentar junto al movimiento obrero las consecuencias de la crisis.
Desde el inicio de la Crisis mundial por la pandemia del Coronavirus los gobiernos han ensayado distintas respuestas.
A nivel internacional ha quedado demostrada la crisis del sistema capitalista mundial y sus sistemas sanitarios, aún en los países imperialistas más desarrollados.
En Argentina, el Gobierno de Alberto Fernandez rápidamente se alineo con los postulados de la OMS, es decir, Confinamiento obligatorio y preventivo para evitar el colapso de los Hospitales y Clínicas. “Ganar tiempo para construir mejores condiciones para atender a todos y a cada uno de los que se infecta…dotar al sistema Sanitario de los elementos necesarios para que cuando llegue el pico de contagios… porque lo que más importa es cuidar las vidas”, esto fue lo que nos quisieron hacer creer.
Desde un primer momento este discurso de unidad Nacional ante una crisis general se impuso fuertemente.
Pero a poco de implementarse comenzó a salir a la luz la verdad innegable: La cuarentena no fue impuesta para cuidar las vidas de todos, sino para cuidar los intereses de la clase capitalista, para tener un mayor control de la circulación de mercancías y con el propósito de desorganizar las fuerzas de la clase trabajadora. En esto colaboro deliberadamente la burocracia sindical cerrando los sindicatos, negándose a llamar a asambleas, oponiéndose a que nos organicemos, disciplinándose así a esta política reaccionaria. Es en estas ocasiones donde el Estado nos demuestra su claro contenido de clase burgués.
Alberto Fernandez que fustigó a los empresarios como miserables porque era su momento de “ganar menos” a los pocos días intervino desde el Estado con un festival de subsidios y ayudas económicas para las “pobres” patronales, como Techint, que había despedido a 1500 trabajadores, a multinacionales como Coca Cola, Arcor, Volkswagen y muchas más. A los trabajadores precarizados y en la informalidad la única salida que le propusieron los capitalistas y su Estado es conformarse con sobrevivir con $10.000 por grupo familiar.
Por otro lado, para los trabajadores congelamiento de paritarias, despidos, suspensiones y rebaja salarial en medio de una inflación interanual que llega a casi el 45% y el constante aumento mes a mes de las condiciones de pobreza. En el comercio minorista no fueron pocos los despidos y la vuelta al trabajo fue bajo nuevas condiciones de las jornadas laborales decididas por sus dueños y bajo protocolos sanitarios no acordes a la situación.
En el sector público, lejos de preparar al sistema de salud para afrontar la emergencia, son los médicos, los enfermeros y todo el personal sanitario los que se exponen en condiciones totalmente insalubres, en muchos casos sin los EPP indispensables. Es decir, nunca dotaron al Sistema Sanitario ni a sus trabajadores de herramientas necesarias para enfrentar la pandemia.
Como dijimos La burocracia sindical desapareció de la faz de la tierra en un primer momento para luego reaparecer a firmar convenios a la baja y flexibilizar las condiciones de trabajo.
Al supuesto gobierno de “los que menos tienen” no le bastó con posponer por 6 meses la aplicación de la ya nefasta Ley de movilidad jubilatoria del macrismo y así otorgar míseros aumentos a los jubilados; ahora nos imponen por decreto el desdoblamiento del pago de aguinaldo para los trabajadores del sector público y se le suma el pedido de la Unión Industrial Argentina presionando para que el sector privado también puedo diferirlo. Priorizan el pago de la Deuda externa, que obliga a la superexplotación por varias generaciones de la clase trabajadora para costear préstamos que fueron tomados solo para acrecentar y fugar la ganancia capitalista.
Pero al ajuste hubo y hay oposición; como lo son la lucha que llevan adelante los trabajadores del Frigorífico Penta que enfrentaron la represión luego de que la patronal cerrara sus puertas para poder deshacerse de la comisión interna, o como la ocupación de planta de colchones BedTime por parte de sus trabajadores ante la falta de pago de las quincenas y el intento extorsivo de despedir al 50% de los trabajadores o bajarles el salario a todos, la acción directa provocó el retroceso de la patronal con la reincorporación de todos los despedidos y el pago de los salarios adeudados.
En diferentes puntos del país se gestaron procesos de lucha como en Neuquén con los mineros de Andocollo, los choferes de colectivos con paro de transporte en varias provincias por la falta de pago de sueldos, los trabajadores de Electrificadora del Valle en Salta son algunos ejemplos. Hoy los trabajadores del AMBA de distintos sectores tratan de organizarse y luchar para cuidar su salud y las condiciones de Higiene y Seguridad, ya que el Virus comenzó a circular por los lugares de trabajo producto de la desidia patronal y gubernamental.
En el parque Industrial de San Luis, donde se encuentran radicadas casi 200 empresas que aun gozan de beneficios fiscales, la situación no difiere de la crisis que se vive a nivel mundial y nacional, aunque por el momento sin tener Circulación local del Virus.
A los despidos y cierre de fábricas que ocurrieron durante la era macrista como la de Cerámica San Lorenzo, Herzo (proveedora de la indumentaria deportiva Puma), Georgalos, Alpargatas, Ledesma, Tramontana, CIDAL San Luis, Remolques San Luis entre otras; se le han sumado cientos de despidos y suspensiones de la era Fernández, todo bajo el visto bueno del Gobernador Alberto Rodriguez Saá y el secretario de la CGT Carlos Ponce antes como vicegobernador y ahora como diputado nacional.
Las patronales estan intentando imponer la Reforma laboral por la fuerza, sin esperar que se promulgue como Ley, todo con el visto bueno del Gobierno.
Las empresas metalúrgicas, que constituyen el 20% de la industria local fueron las primeras en manifestar su “situación de crisis” y negociar suspensiones con la burocracia de la UOM al 75%-80% por tiempo indefinido de todo el personal tal como lo hicieron las plantas de , MABE y Tubhier-Formar de Alberto Buhar. Solo consiguieron un mejor convenio de suspensión los compañeros de Metalmecánica del grupo Techint, producto de imponer mejores condiciones su cuerpo de delegados
Las empresas alimenticias siguieron su producción con ventas record pero intentando flexibilizar aún más las condiciones de trabajo, en el caso Dulciora (Arcor) haciendo movilizar a algunos de sus empleados desde San Luis a Villa Mercedes para cubrir las vacantes de los trabajadores que son grupo de riesgo. Claro esta que no les abonan las dos horas de ida y de vuelta al trabajo.
Las textiles como Norfabril (ex Cameron) siguen sin abonar salarios pese a que recibieron ayuda del ATP del Estado.
En Tyrolit San Luis, los compañeros le impusieron por asamblea a la patronal el cobro integro de los salarios del tiempo que estuvieron parados y un adelanto de paritarias.
Las aceiteras como DANICA haciendo lock out patronal para pagar el 25% del salario solamente. E incumpliendo con los pagos de las paritarias de la Federación y salario adeudado pese a que “se la estan llevando con pala”.
Todo esto nos demuestra que no importa cuanto discurso nos vendan de paz social, sino que la intención es profundizar el ajuste con despidos, recortes salarios y más súper explotación. Mientras las conducciones burocráticas se llaman a silencio los trabajadores sufrimos el efecto de la crisis, el ajuste y la pandemia.
Los trabajadores necesitamos tomar la iniciativa y ponerle freno a todos estos ataques ya.
Organizarnos en asambleas en nuestros lugares de trabajo conformando comités de higiene y seguridad que impongan protocolos obreros en contra de los protocolos de la patronal, solo asi podremos cuidar nuestra salud y la de nuestras familias; impulsar acciones para abrir los sindicatos y salir de la inmovilización que nos quiere imponer la burocracia; hacer frente a los despidos, suspensiones y rebajas salariales imponiendo la escala móvil de horas de trabajo y de salarios, lo primero para garantizar “el derecho al trabajo, que es el único derecho que tiene el obrero en una sociedad fundada sobre la explotación”1 y el segundo para asegurar “el aumento automático de los salarios correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo” ante una devaluación e inflación que nos lleva a la miseria. Tomar medidas de acción directa que frenen el ajuste patronal, como paralizar la producción (que es donde más se sienten golpeados) con cese de actividades, paros y/o huelga de brazos caídos y ocupación de establecimientos. Imponer la apertura de libros contables ´para que se caiga la mentira de las grandes perdidas que supuestamente afrontan las patronales.
Debemos unir a todas las fuerzas de los sectores antiburocráticos y con independencia de clase de los partidos patronales como el PJ, Cambiemos, UCR.
Debemos votar delegados de base con mandato de asamblea por sector, por fabrica y lugar de trabajo realizando plenarios obreros regionales donde impulsemos medidas para enfrentar la pandemia y la crisis capitalista.
COR -Regional San Luis
1 Leon Trotsky “Programa de transición”
Recientemente nos hemos enterado de la noticia del fallecimiento de Ricardo Galíndez, histórico militante de izquierda trotskista de Venezuela.
Ricardo fundó el periódico El Topo Obrero en 1975, que consistió en un gran aporte durante muchos años al desarrollo y organización del movimiento obrero en Lara. Fue secretario general
de FetraLara y un referente obrero de la región.
En el 2003 la CSR- Topo Obrero entró a la corriente de Alan Wood El Militante, que se declaró chavista y fue parte del gobierno en el primer período de Chávez.
Galíndez sufrió un atentado por parte de la burocracia de la CTV, recibiendo un disparo en el pecho
Luego rompe con el chavismo y con Alan Woods y finalmente en 2014 realizan un comité de enlace con el Partido de la Causa Obrera de Argentina.
Tuvimos la oportunidad de conocer a Galíndez y sus camaradas en el año 2013 cuando nos reunimos con ellos en Venezuela con el objetivo de iniciar un proceso de discusión. A pesar de las diferencias insalvables nos inspira un profundo respeto un compañero que ha sabido estar junto a nuestra clase siempre y que ha escrito sus propias líneas en la historia del trotskismo internacional.
Nuestro saludo a los compañeros de la CSR y PCO
Ricardo Galíndez Presente!!
Jamás el peronismo, como dice la marcha peronista, combatió al capital. Y es de buen peronista, como lo es Alberto, llevar a cabo la intervención de Vicentín para hacer el rescate de una empresa que estaba en convocatoria de acreedores por un manejo fraudulento y malos negocios. Entonces, en nombre de la expropiación, estatiza la deuda del holding Vicentín y prepara su venta en mejores condiciones. Es un mecanismo burgués que realizan los Estados para socializar las pérdidas e intervenir para que no se produzca una bancarrota de gran parte de la economía. En la situación de crisis mundial, estas medidas de neto corte estatista sólo sirven para huir para adelante, ya que no solucionan los problemas estructurales del sistema capitalista y sus leyes.
Alberto intenta rescatar a un sector de la burguesía ligado al campo y desata una crisis política, no sólo al interior de la coalición con la que gobierna, sino en las distintas fracciones burguesas, algunas a favor del rescate y pidiendo que se extienda esa medida a gran parte de la industria en crisis y otras, en contra argumentando que los propios mecanismos de competencia definan quién se queda con Vicentín. En medio de esta disputa, el gobierno también necesita hacer caja. Mientras se desarrolla la negociación de la deuda externa, en la que se especula con un acuerdo favorable para los acreedores, el gobierno también ha hecho una propuesta de pagar un cupón atado a las exportaciones de granos, con lo cual necesita la porción del mercado que tiene Vicentín. Toda idea de “soberanía alimentaria”, “empresa testigo” y expropiación tipo Venezuela es puro relato para la tribuna.
El Estado burgués es una firma burguesa y debe sostenerse con impuestos, créditos y, en algunos casos, con una intervención más directa en la economía. Pero el desarrollo histórico de los Estados nación entra cada vez más fuerte en contradicción con el capitalismo y éstos se descomponen. Al sostener a capas parasitarias de la economía, impiden el desarrollo de las fuerzas productivas. Por eso, tomando el caso del debate que ha abierto la intervención de Vicentín, debemos ser claros ante los trabajadores y el pueblo: expropiación y estatización de manos de una fracción burguesa que dirige el Estado jamás puede ser en beneficio de los trabajadores, nunca los garantes de nuestra explotación pueden a la vez ser nuestros protectores.
La característica estructural de las semicolonias es el bonapartismo sui generis, una forma de poder estatal especial. Esto se debe a que la relación de dependencia con el imperialismo impide que las burguesías autóctonas tengan un carácter independiente, por lo que deben subordinarse al capital imperialista y definir cómo se van a relacionar con el proletariado. Alberto representa una fracción pequeño burguesa que intenta tener una relación con el imperialismo distinta a la del gobierno anterior, apoyándose más en el capital nacional y la burocracia sindical, para mejor negociar las migajas con el imperialismo.
Hoy, en medio de la cuarentena por la pandemia mundial, el gobierno ha avanzado en un ataque en todas las líneas a los trabajadores y el pueblo pobre. El salvataje a las grandes empresas es impresionante, pagando parte de los sueldos y ofreciendo créditos blandos que salen de los fondos del ANSES, es decir, de parte del salario de los trabajadores confiscado por el Estado. Es un saqueo en todas las líneas, mientras rescata a Vicentín.
Mientras las distintas variantes burguesas y pequeño burguesas debaten sobre la importancia de la propiedad privada, del rol de los empresarios y la importancia del Estado. Los trabajadores debemos debatir cómo intervenir en esta crisis de forma independiente. Es imperioso que abramos un debate al interior de nuestra clase sobre la importancia del control obrero. La Federación Aceitera y los distintos sindicatos que dirigen las empresas del Holding Vicentín deben llamar a un Congreso de delegados de las distintas fábricas para discutir que la alternativa no es Vicentín o el gobierno, sino cuáles son las tareas de los trabajadores.
El control obrero no es lo que algunos sectores de izquierda pretenden hacer entender a los trabajadores, como una idea de control administrativo, mientras la dirección la tiene el Estado con su intervención. No es eso el control obrero, sino que es la intervención independiente de los trabajadores ante la desorganización de la economía, es buscar el control obrero de las principales ramas de la economía, es la injerencia del poder proletario en la sociedad capitalista, que prepara las condiciones para la lucha por el poder. En esta pelea se enmarca también la lucha por recuperar los sindicatos, para que amplíen sus funciones y tomen estas nuevas tareas.
En medio de esta pandemia solo los métodos obreros y su programa puede no sólo preservar la salud de nuestra clase, sino mostrar la capacidad de la clase obrera para la administración de las cosas.
Hoy, los trabajadores de salud a nivel nacional salimos a la calle bajo el pedido de recomposición salarial, mejores condiciones de trabajo y EPP para todos. En Córdoba, se incorporan también el rechazo a las imputaciones a los médicos de Saldán y la derogación de la flamante Ley 10.694 de Schiaretti, que saquea los haberes de los jubilados y pensionados provinciales.
A 81 días de iniciada la cuarentena, ni Nación, ni Provincia ni los municipios han atendido a las demandas que venimos exigiendo desde fines de marzo. Es mentira que han preparado al sistema de salud para afrontar la emergencia. Somos los médicos, las enfermeras y todo el personal sanitario los que nos exponemos para luchar contra el COVID-19 en condiciones insalubres, en muchos casos sin los EPP indispensables. Este sistema de salud mixto tripartito (estatal, privado, obras sociales) se sigue sosteniendo a base de precariedad laboral, falta de personal, traslados compulsivos, extensiones de la jornada laboral, falencias de infraestructura, escasez de insumos y extorsiones por parte de los directivos. Nos imponen las declaraciones juradas para luego responsabilizarnos de los contagios y “brotes”, llegando hasta imputaciones como en el caso de los médicos del geriátrico de Saldán. ¡Cínicos! Es la falta de preparación del sistema de salud la que lleva al alto porcentaje de contagios entre nuestros compañeros y compañeras, y son ellos los responsables, los gobiernos nacional, provincial, las patronales de la salud privada y sus cómplices de la burocracia sindical.
Los únicos interesados en garantizar nuestra salud somos los propios trabajadores. Necesitamos organizarnos y luchar por:
Podemos ver la disposición a la lucha en las asambleas y reuniones de activistas en cada hospital, en las caravanas, en las marchas y concentraciones. Tenemos que organizarnos y profundizar el camino de la lucha en los lugares de trabajo. Llamamos a los sectores combativos y oposiciones sindicales dentro de los gremios del sistema de salud de Córdoba, ATE, UTS, ATSA, SEP, SUOEM y otros, a desarrollar esta lucha impulsando asambleas por servicios y generales en cada lugar de trabajo. Y a organizar plenarios y reuniones de delegados, tanto del sector privado como estatal de la salud, donde podamos discutir el estado de situación de la pandemia, los recursos que necesitamos, las novedades técnico-médicas para enfrentarla junto a otros sectores de trabajadores científicos que puedan brindar su aporte, ya que no podemos dejar la crisis sanitaria en manos del Estado burgués y los empresarios de la salud privada.
Se impone hacer un llamado al conjunto del movimiento obrero a apoyar nuestra pelea y a salir en conjunto a la lucha para recuperar todo lo que nos vienen quitando desde que empezó la cuarentena. Por un CONGRESO DE DELEGADOS DE BASE CON MANDATO, que barra con la tregua impuesta por la burocracia sindical a través del PARO PROVINCIAL y un plan de lucha.
Los trabajadores de la salud decimos: ¡no vamos a pagar la crisis con nuestras vidas! Junto con los trabajadores que enfrentan el ataque patronal en medio de la crisis, en este momento estamos en la primera línea, sí, pero de la lucha de clases.
The crisis shakes the center of world capitalism
Massive demonstrations are shaking the main cities of the United States since the night of Thursday, May 28. The racial murder perpetrated by Minnesota police against George Floyd is not the first of these crimes, which as early as under Obama’s administration had its response in the Black Lives Matter movement, central protagonist in the current mobilizations. In many cities, in addition to claiming for Floyd's life, the protesters are raising banners with other cases of murders of local Black youth and workers, such as David Smith, Jamar Clark, Breonna Taylor and Philando Castile. The situation in the Twin Cities area of Minneapolis (Minnesota) and St. Paul (Wisconsin), the site of the crime and epicenter of the protests, has taken on semi-insurrectionary proportions of elemental forces, of a spontaneous nature. This has led the Democratic governor of Minnesota to mobilize the national guard and call for the intervention of federal army troops.
The racial oppression of Black people in the U.S. is an old problem that capitalism has proven unable to solve. The abolition of slavery after the civil war in the 19th century only opened the door to full capitalist development, without providing a political or social way out for the African-American population. This, like so many other problems, will remain unresolved under imperialism, which, as Trotsky said, is incapable of carrying its tendencies to the end, accumulating contradictions like geological layers under the iron domination of the bourgeoisie and its state.
Catalyst
As in other opportunities, the accumulation of contradictions in the economic and social basis of capitalism explode due to contingent events, which act as a catalyst for the tendencies of the exploited and oppressed to fight to reverse the desperate situation to which they are dragged by the rottening of imperialism. Perhaps this is the case with the response to Floyd's savage murder: it not only brings back to the forefront the struggle of Black people against State oppression, against police abuse, violence and murder, it shows that many of the movements that emerged in the heat of the 2008 crisis keep their strength, as Black Lives Matter does. The spontaneous demonstrations, the attacks against the repressive forces, are also an expression of a response of the youth and the working class to the situation generated by the present crisis, enhanced and accelerated by the coronavirus pandemic. The destruction of 50 million jobs in the last few months shows the reality of the "job growth" that Obama and Trump sold in the last few years: completely precarious jobs, without any kind of stability, that today throw almost a quarter of the population of the country into unemployment. The current mobilizations have also been nurtured by a wave of strikes against the consequences of the crisis, in different companies, large and small, from coast to coast, from south to north of the United States. Many of them are led by minority and immigrant workers, many of them with trade union organizations with Spanish names. And this is not uncommon considering that the most dangerous and precarious jobs are those that all over the world the employers and their States call the "front line" and throw like cannon fodder to work without the minimum conditions of security and labor health during the pandemic. Nor is it curious that a percentage that does not fit the minority status of blacks or Latinos are the populations mainly affected by the COVID19.
But not only these communities are part of the struggle. Because it’s a spontaneous movement with confusion of objectives, without a clear direction, but it does show that the Democratic Party, which did everything to absorb into its left wing, Democratic Socialism, the inorganic movements that emerged from the previous crisis, has not been able to contain the current explosion, aimed even against its own governors and mayors as is the case of Minnesota and its capital city.
Imperialist Decay
The imposing outburst of contradictions accumulated over decades in the depths of capitalism threatens to wreck the last imperialist project to try to recover U.S. world hegemony: Trumpism. The leaps forward that Trump is trying to take in the face of the crisis, in all its aspects, whether it be underestimating the problem of the pandemic, with its struggle for the factories to work whatever it takes and the withdrawal of the country from the WHO; in the economic field, with the rescue packages for the big companies and the escalation of the confrontations with China and the imperialist competitors; and in the specific case of the current mass agitations, provoking the demonstrators with racist slogans and bullet threats, are the natural responses of Trumpism as a project. It is clear that a growing section of the imperialist bourgeoisie has taken note and is moving into opposition, in an attempt to revive the candidacy of the drooping Biden, who no one knows what he represents or what program he proposes, but who is seen as an alternative. The last to jump on Biden's bandwagon were the AFL-CIO union bureaucrats, who formally endorsed his candidacy on May 26th. One question remains: Is Trump, and the new imperialist orientation that underpins him as a project, colliding with the limits of the U.S. as a power charged with leading capitalism into the worst phase of its decay? The truth is that the division in the bourgeoisie is clearly trying to prepare the changeover, but with enormous difficulties. Not only the mobilized masses but also the imperialist political staff itself, with Trump at the lead, are questioning the institutions of imperialist democracy, fighting over the form of the vote, something very dangerous considering that at the end of the year they have to go to the polls to define the person in charge of leading the country's destiny in an abrupt turn towards greater state intervention in the domestic, but also world, economy.
For a proletarian leadership
The world crisis we are living through, with prospects of economic depression, layoffs, suspensions, massive unemployment, health catastrophes such as those experienced by Brazil and the U.S. itself, is just beginning. And yet, there are already massive demonstrations questioning the bourgeois staff that lead the States and their different recipes to give a capitalist, that is, a reactionary, way out. These segments of the masses, although with confused objectives, have been accumulating a previous experience, which includes the policies of co-optation of the counterrevolutionary leaderships, which wear all kinds of clothes like Democratic Socialism and Bernie Sanders in the U.S., and the different versions of the reformism without reforms of European social-imperialism. At the same time, the working class, in more localized experiences, more or less molecular, although sometimes of national scale as in the case of the general strike in Italy or some industry struggles in the U.S. itself, has been making a parallel (and intertwined with those processes) experience of struggle and union organization against the reform policies of imperialism to try to advance on our labor gains, and change in their favor the capital-labor relationship. On these elements and these experiences, we revolutionaries bet on setting in motion the transitional program between this rotten system and the political domination of the proletariat through its dictatorship. A workers' program that will allow the best elements of the vanguard to unify themselves in order to provide the wage-earning masses and the oppressed people with a leadership that will lead them to victory. We fight for the punishment of the murderers of George Floyd and all the victims of imperialist State apparatus. We fight so that Black people can decide their fate. Trusting that the way forward is the struggle against the social basis of that oppression, the expropriation of the expropriators, to put in place a Federation of Socialist Republics of America, where we will lay the basis for ending all forms of national and racial oppression by destroying bourgeois domination and wage labor exploitation.
Ante el desarrollo de la pandemia del coronavirus, los gobiernos capitalistas han ensayado diferentes respuestas. Una línea es la de alineados con los postulados de la OMS y las medidas de confinamiento; otra línea diferente es la de Trump, Bolsonaro y, en un principio, Boris Johnson y su "inmunidad del rebaño". Estos son ejemplos que mencionamos sólo a fin de esquematizar, sin desconocer que los Estados y semi Estados han improvisado con matices entre sí, a lo largo y ancho del planeta. De una u otra forma se ha expresado la crisis del sistema capitalista mundial y sus sistemas sanitarios, aún en los países imperialistas más desarrollados.
Tras casi 80 días, la cuarentena impuesta en Argentina por el gobierno de Alberto Fernández tiene un saldo de más de 17 mil casos positivos y 550 muertes, mientras atravesamos una situación de mayor contagio comunitario con un crecimiento exponencial del virus. A su vez, vivimos una crisis económica que tras años de recesión se encamina hacia la depresión. Con el desplome de la producción industrial, la construcción y el comercio, se estima que el PIB caería un 8% durante este año. La devaluación de la moneda y una alta inflación llevaron a la pobreza a más del 50% de la población, mientras más de un 10% de los trabajadores sufre el desempleo.
Para los banqueros, los grandes capitales, los bonistas y el FMI se manotea de las escasas reservas del banco central, se multiplica la emisión monetaria en más de 600 mil millones de pesos desde diciembre y se dispone de las exiguas arcas de la Anses. Para los sectores de trabajadores en negro y todos aquellos que sufren la desocupación, se otorga una suma de miseria de 10 mil pesos. El gobierno para "los que menos tienen" aumenta por decreto la mínima del haber jubilatorio a 16.800 pesos o directamente lo recorta, como votó a instancias de Schiaretti la legislatura cordobesa.
Lejos de preparar al sistema de salud para afrontar la emergencia, son los médicos, los enfermeros y todo el personal sanitario los que se exponen en condiciones totalmente insalubres, en muchos casos sin los EPP indispensables. Un sistema que se sostiene a base de "pasantes" y "concurrentes" que en muchos casos trabajan sin recibir un salario.
En las villas y sectores populares, donde más golpea la carestía de la vida, escasea el agua potable y se padece la crisis habitacional, se improvisa llegando hasta la conformación de un Ghetto como el caso de Villa Azul. Test para detectar el virus a tiempo, muy pocos, pero se satura y se cerca el barrio con policías y milicos, con la complicidad de los "movimientos sociales" afines al kirchnerismo. La cuarentena intenta regular y legislar con una idea de "igualdad ante la ley" cuando las brechas económicas y sociales son cada vez más profundas.
Ante esta debacle económica, sanitaria y social, sectores de la pequeñoburguesa vienen planteando una posición totalmente reaccionaria. Con fraseología libertaria y de respeto por los derechos individuales, se aglomeran y se manifiestan de manera minoritaria en algunos centros urbanos. Se trata de una clase media acomodada golpeada por la crisis, llegando a plantear en algunos casos que el virus no existe. Los "anticuarentena" salen a la calle reclamando contra las restricciones que afectaron el desarrollo de sus comercios y profesiones liberales, intentando montarse sobre el agotamiento que genera el desarrollo de la cuarentena en un sector de la población.
Otra posición se expresó con una carta pública un grupo numeroso de científicos e intelectuales que denuncian la "infectadura". Sostienen, sobre todo, la necesidad de una "cuarentena inteligente" y la vuelta del funcionamiento de las instituciones estatales como la justicia y el Congreso nacional.
Por mucho que se peleen todos estos sectores, tienen algo en común y es que pretenden que seamos los trabajadores los que paguemos los costos de esta crisis.
Mientras las distintas fracciones burguesas y pequeño burguesas se dividen entre los pro-cuarentena y anticuarentena, los trabajadores y el pueblo pobre somos los que sufrimos el efecto de la pandemia. El contenido de clase de la cuarentena se viene expresando de forma descarnada en las villas y barrios populares, ya que es imposible el aislamiento en medio de las condiciones paupérrimas de vida. Los trabajadores debemos intervenir de forma independiente en esta crisis, con los métodos de nuestra clase y la disciplina obrera. Debemos pelear en cada lugar de trabajo en contra de la conciliación de clase, son los partidos patronales como el PJ, Cambiemos, UCR y otros, junto a los empresarios y la burocracia sindical, los responsables de las condiciones de vida en la que nos encontramos. Nada bueno puede venir de nuestros enemigos.
Ha quedado claro el rol rastrero de la burocracia sindical ante esta crisis. Subordinaron nuestros intereses a los de la UIA y las diversas cámaras patronales. Aceptaron sin chistar los despidos de más de 100 mil trabajadores y suspensiones masivas con rebajas salariales, que se implementaron con el artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo. Negociaron a nuestras espaldas con las patronales, el gobierno y el FMI, pero mantienen las puertas de los sindicatos cerrados para los trabajadores. En los lugares que se retomaron las actividades han actuado como un apéndice de Recursos Humanos de la patronal.
Para imponer estos ataques y el dominio burgués, la cuarentena, como medida estatal, apostó a desorganizarnos. Pero es justamente con nuestra organización y nuestros métodos como podemos enfrentar las consecuencias de la pandemia, frenar los ataques en curso y desorganizar a los capitalistas.
Para eso necesitamos poner en pie un Congreso Extraordinario de Delegados mandatados votados por la base. Podemos comenzar con asambleas por sector en cada lugar de trabajo donde, además de expresarse el activismo, se pronuncie la base para afrontar un proceso de masas sobre el que debemos intervenir. De esta forma preparamos las asambleas generales y los mandatos para enfrentar a la burocracia y recuperar nuestros sindicatos.
Tenemos que demostrar todo nuestro potencial como clase, ya que no sólo se trata de recuperar lo perdido durante la pandemia, sino de forjar una alternativa de dirección.
No son las medidas de un Estado que, como aparato burocrático militar intenta disciplinarnos, las que nos muestren una salida; sino con el cese de actividades, los paros y las ocupaciones de establecimientos vamos a lograr a enfrentar la pandemia y ofrecer una alternativa a la crisis capitalista.
Algunos de estos métodos los hemos visto en las luchas que recorren el país de norte a sur. Los mineros de Andacollo, los chóferes de la UTA en Córdoba y Rosario, los trabajadores de la salud en todo el país. Los trabajadores de la fábrica Penta, en la Zona Sur del conurbano, que enfrentaron la represión policial, y los trabajadores de Bed Time que ocuparon la planta contra las suspensiones y rebajas salariales. Son algunos ejemplos que también ha dado nuestra clase a nivel internacional, como el paro general en Italia, los trabajadores de la industria automotriz en Estados Unidos o las movilizaciones en las calles de Chile.
Un Congreso Extraordinario de Delegados elegidos por la base debe votar un plan de lucha que incluya el Paro General, y un programa obrero que enfrente el acuerdo que teje el gobierno con los bonistas extranjeros, con la venia del FMI. Por el no pago de la deuda. Por la ruptura total con el capital extranjero y los parásitos capitalistas locales. Por el control obrero de las ramas más importantes de la economía y la escala móvil de horas y salarios. Por la expropiación de la banca y la apertura de los libros contables de las empresas.
Movilizaciones masivas hacen temblar las principales ciudades de EEUU desde la noche del jueves 28 de mayo. El asesinato racial perpetrado por la policía de Minnesota contra George Floyd no es el primero de estos crímenes, que ya bajo el gobierno de Obama tuvieron su respuesta en el movimiento Black Lives Matter, protagonista central en las actuales movilizaciones. En muchas ciudades, además de reivindicar la vida de Floyd, los manifestantes levantan pancartas con los casos de asesinatos de jóvenes y trabajadores negros locales, como David Smith, Jamar Clark, Breonna Taylor y Philando Castile. La situación en el área de las Ciudades Gemelas (“Twin Cities”) de Minneapolis (Minnesota) y St. Paul (Wisconsin), lugar del crimen y epicentro de las protestas, ha tomado alcances de semiinsurreción de las fuerzas elementales, de carácter espontánea. Esto ha llevado al gobernador demócrata de Minnesota a movilizar a la guardia nacional y solicitar la intervención de tropas del ejército federal.
La opresión racial de la población negra en EEUU es un viejo problema que el capitalismo ha demostrado ser incapaz de resolver. La abolición de la esclavitud luego de la guerra civil en el siglo XIX sólo abrió la puerta al desarrollo capitalista pleno, sin dar una salida ni desde el punto de vista político ni social a la población afroamericana. Este, igual que tantos otros problemas, quedarán sin resolución bajo el imperialismo, que como decía Trotsky, es incapaz de llevar sus tendencias hasta el final, acumulando contradicciones como capas geológicas bajo la dominación de hierro de la burguesía y su Estado.
Cómo en otras oportunidades, la acumulación de contradicciones en las bases económicas y sociales del capitalismo estallan por eventos contingentes, que hacen de catalizador de las tendencias a la lucha de los explotados y oprimidos por revertir la situación desesperante a la que los arrastra la descomposición del imperialismo. Quizás este sea el caso de la respuesta al salvaje asesinato de Floyd: no sólo vuelve a poner en el tapete la lucha del pueblo negro contra la opresión del Estado, contra los abusos policiales, las violencias y asesinatos, demostrando que muchos de los movimientos que surgieron al calor de la crisis de 2008 mantiene su fuerza como es el caso del Black Lives Matter. Las movilizaciones espontáneas, los ataques contra las fuerzas represivas, son también expresión de una respuesta de la juventud y de la clase obrera a la situación generada por la crisis presente, potenciada y acelerada por la pandemia del coronavirus. La destrucción de 50 millones de puestos de trabajo en los últimos meses dan cuenta de la realidad del “crecimiento del empleo” que vendieron Obama y Trump en los últimos años: puestos completamente precarios, sin ningún tipo de estabilidad, que hoy arrojan a casi un cuarto de la población del país a la desocupación. Las movilizaciones actuales además han sido abonadas por una oleada de paros y huelgas contra las consecuencias de la crisis, en diferentes empresas, grandes y pequeñas, de costa a costa, de sur a norte de EEUU. Muchas de ellas protagonizadas por trabajadores de las minorías e inmigrantes, muchas de ellas con organizaciones sindicales con nombres en español. Y esto no es raro teniendo en cuenta que los trabajos más peligrosos y precarios son los que en todo el mundo las patronales y sus estados llaman la “primera linea” y lanzan como carne de cañón a trabajar sin las condiciones de seguridad y salubridad laboral mínimas durante la pandemia. Tampoco es curioso que un porcentaje que no se condice con la condición de minoría de negros o latinos sean las poblaciones principalmente afectadas por el COVID19.
Pero no son sólo estas comunidades quienes están protagonizando la lucha. Porque se trata de un movimiento espontáneo con confusión de objetivos, sin una dirección clara, pero que sí demuestra que el Partido Demócrata, que hizo todo por absorber en su ala izquierda, el Socialismo Democrático, a los movimientos inorgánicos que surgieron de la crisis anterior, no ha sido capaz de contener la actual explosión, incluso contra sus propios gobernadores e intendentes como es el caso de Minnesota y su capital.
El imponente estallido de las contradicciones acumuladas durante décadas en las profundidades del capitalismo amenazan con echar por tierra el último proyecto imperialista para intentar recuperar la hegemonía mundial de EEUU: el trumpismo. Los saltos hacia adelante que está ensayando Trump ante la crisis, en todos sus aspectos, ya sea en el problema de la pandemia, con su lucha por que las fábricas trabajen a como de lugar y la retirada del país de la OMS; en el plano económico con los paquetes de rescate a las grandes empresas y la escalda de los enfrentamientos con China y los competidores imperialistas; y en el caso puntual de las actuales agitaciones de masas, provocando a los manifestantes con consignas racistas y amenazas de bala, son las respuestas naturales del trumpismo como proyecto. Es evidente que un sector cada vez más numeroso de la burguesía imperialista ha tomado nota y está pasándose a la oposición, para intentar revivir la candidatura del alicaido Biden, que nadie sabe que representa ni que programa propone, pero que es visto como una alternativa. Los últimos en subirse al carro de Biden fueron los burócratas sindicales de la AFL-CIO, que adhirieron formalmente a su candidatura del 26 de mayo. Cabe una pregunta: ¿Trump y la nueva orientación imperialista que lo sustenta como proyecto están chocándose con los límites de EEUU como potencia encargada de dirigir al capitalismo en la peor fase de su putrefacción? Lo cierto es que la división en la burguesía es evidente que intentan preparar el recambio, pero con enormes dificultades. No sólo las masas movilizadas sino el propio personal político imperialista, con Trump a la cabeza, están cuestionando las instituciones de la democracia imperialista, peleándose por la forma del voto, algo muy peligroso teniendo en cuenta que a fines de año se tiene que ir a las urnas para definir al encargado de dirigir los destinos del país en abrupto giro hacia una mayor intervención estatal en la economía doméstica, pero también mundial.
La crisis mundial que vivimos, con perspectivas de depresión económica, despidos, suspensiones, desempleo masivo, catástrofes sanitarias como la que viven Brasil y el propio EEUU, apenas está comenzando. Y sin embargo ya son masivas las movilizaciones cuestionando a los elencos burgueses que dirigen los estados y sus diferentes recetas para dar una salida capitalista, es decir, reaccionaria, a la misma. Estos sectores de masas, si bien con confusión de objetivos, vienen acumulando una experiencia previa, que incluye las políticas de cooptación de las direcciones contrarrevolucionarias, que se visten de todo tipo de ropajes como el Socialismo Democrático y Bernie Sanders en EEUU, y las diferentes versiones del reformismo sin reformas socialimperialista europeo. Al mismo tiempo, la clase obrera, en experiencias más localizadas, más o menos moleculares, aunque a veces de carácter nacional como en el caso de la huelga general en Italia o de algunas luchas por rama en el propio EEUU, paralelamente y en forma entrelazada a estos procesos viene haciendo una experiencia de lucha y organización sindical contra las políticas de reformas del imperialismo para tratar de avanzar sobre nuestras conquistas y cambiar a su favor la relación capital-trabajo. Sobre estos elementos y estas experiencias los revolucionarios apostamos a poner en marcha el programa de transición entre este sistema podrido y la dominación política del proletariado a través de su dictadura. Un programa obrero que permita unificar a los mejores elementos de la vanguardia para dotar a las masas asalariadas y del pueblo oprimido de una dirección que los lleve a la victoria. Luchamos por el castigo a los asesinos de George Floyd y de todas las victimas del aparato estatal imperialista. Luchamos porque el pueblo negro pueda decidir su destino. Confiando que el camino es la lucha contra las bases sociales de esa opresión, el de la expropiación de los expropiadores, para poner en pie une Federación de Repúblicas Socialistas de América, donde sentaremos las bases para acabar con toda forma de opresión nacional y racial destruyendo la dominación burguesa y la explotación asalariada.
Repudiamos la acusación y persecución de la que ha sido objeto desde que formó parte, junto a miles de trabajadores, de las acciones de lucha contra la reforma jubilatoria impulsada por Macri y respaldada por un congreso que sesionó mientras las fuerzas de seguridad reprimían la protesta. Su estigmatización, individualización y persecución durante el gobierno de Cambiemos buscó disciplinar a un movimiento obrero y una juventud empobrecida que debería soportar el ajuste furibundo, descargado al ritmo del endeudamiento y descalabro de la economía.
Mientras el gobierno del Frente de Todos negocia la deuda externa con los buitres, y consuma un nuevo saqueo a los jubilados, se cercan las villas con el ejército y se descarga el peso de la crisis sobre los asalariados. La detención de Sebastián Romero en Uruguay y el proceso que enfrenta de extradición, bajo otro gobierno, constituye un mensaje de disciplinamiento a la rebeldía y la protesta obrera y social contra las políticas estatales que implementa el gobierno de Fernández, mediante la centralización y reforzamiento del control estatal de la mano de obra para salvataje del capital, en el marco de la cuarentena impuesta frente a la pandemia.
Las calles de América toda vuelven a convulsionarse, dando cuenta de la magnitud de la crisis social que sacude los cimientos de la dominación burguesa. Su respuesta represiva, centralizada en el Estado capitalista, merece una acción obrera centralizada a la altura de este ataque. Conquistar la libertad inmediata y el desprocesamiento de Sebastián Romero, así como de los cientos de militantes y activistas obreros encausados por luchar, es una tarea que el movimiento obrero debe tomar en sus manos y con sus métodos. En cada lugar de trabajo impulsemos pronunciamientos obreros y exigencias a los sindicatos y centrales para la convocatoria a un paro general y a un plan de lucha sostenido hasta que Sebastián esté libre, y caigan todos los procesos contra los luchadores obreros.
C.O.R. Corriente Obrera Revolucionaria
Los trabajadores de reparto siguen dando pasos firmes en el sentido de la organización y de la lucha. Este 29 de mayo realizarán un nuevo paro nacional con jornada de movilizaciones en varias ciudades del país. Vuelven a ratificar los reclamos por el aumento de un 100% de la tarifa por pedidos (que conforma hoy el salario), por elementos de seguridad e higiene, por justicia por Emma, Franco y por todos los repartidores fallecidos, por ART a cargo de las empresas y por el fin de los despidos y suspensiones (rehabilitación de las cuentas suspendidas).
Este proceso de organización en Pedidos Ya, Glovo, Rappi, Uber Eats y otras aplicaciones, viene creciendo día a día. No se detuvo a pesar de la cuarentena, la militarización de los barrios y calles, de la represión. En Córdoba, la policía local reprimió una de las anteriores movilizaciones de los repartidores el 7 de mayo. A pesar de ello, las caravanas y protestas son cada vez más numerosas en Buenos Aires, Córdoba y La Plata y otras ciudades. También, se están coordinando acciones con trabajadores de reparto de otros países (Brasil, Chile, Ecuador, Perú, España).
Los trabajadores de reparto están abriéndose camino con sus demandas de mejores salarios y condiciones de trabajo. Repudian el asesinato laboral de estas empresas, que con su política de aumento de los ritmos y la reducción de la paga, se están llevando la vida de cada vez más compañeros que mueren atropellados trabajando. Internamente ya debaten la necesidad de reclamar un salario básico inicial y un contrato único, que sustituya a la actual forma de monotributo, que usan y abusan estas empresas. Las conducciones de sindicatos como ASIMM (mensajeros) y APPS (sindicato de aplicaciones), relacionadas con el rubro, han sido puestas en evidencia porque jamás se han puesto al servicio de estas peleas.
Según hicieron trascender algunos diarios, el poder ejecutivo estaría armando un proyecto de ley para enviar al Congreso y legislar sobre la forma de contratación de estas aplicaciones. El “trascendido” no es menos oportuno. Este intento bonapartista del gobierno tendría un claro objetivo. No solo el de “regular” y recaudar. También y, sobre todo, el de limitar la organización de los repartidores y sus demandas. Según Ámbito Financiero, el proyecto busca establecer un régimen especial, que estaría incluso por debajo de la ley de contrato de trabajo.
En los pasillos ministeriales, lejos de la lucha contra estas empresas, se apostan las conducciones burocráticas de APPS y ASIMM. No es de extrañar que quieran estampar la firma a espaldas de los repartidores con tal de quedar como representantes “legales” al amparo del gobierno.
Del Congreso Nacional, del gobierno, de legisladores como los del PJ y Cambiemos, que votan contra el pueblo el pago de la deuda externa, o el arrebato de las jubilaciones a los jubilados, nada bueno podemos esperar los trabajadores. Tampoco se trata de proponer “otro proyecto de ley”. Mucho menos apostar a que el Ministerio de Trabajo "juegue" para el lado de los trabajadores. Las condiciones de trabajo deben ser discutidas por los mismos trabajadores. Detrás de estas maniobras, buscan que los trabajadores del reparto dejen de confiar en sus propias fuerzas y en la lucha, y la depositen afuera, en el gobierno, en las instituciones.
Claramente la tarea de fortalecer y poner en pie la organización sindical de los trabajadores del reparto con independencia del Estado, es de primer orden e impostergable. Va de la mano de luchar por el reconocimiento de los verdaderos representantes votados por los repartidores, para discutir y defender sus demandas frente a estas empresas. Las patronales estarán, por el contrario, más dispuestas a negociar con el gobierno “cambiar algo para que nada cambie” mientras no tengan que reconocer la voluntad organizada de los trabajadores.
Abriendo los ojos ante todos estos movimientos políticos, los trabajadores de reparto necesitan avanzar firmemente en el camino la organización sindical con independencia del Estado, superando el estadio inicial de movimiento, al que algunos llaman “red”. Los medios para alcanzarlo deben ser debatidos conscientemente. Este debate, junto al programa de reivindicaciones y las medidas de lucha, deben ser resueltas por los mismos trabajadores. La última asamblea nacional ha votado impulsar la “realización de asambleas por zona y ciudad para elegir delegados con mandato”. Puede ser éste un gran impulso para avanzar en este camino.
La lucha de los repartidores de las aplicaciones no está sola. Se desarrolla en medio de una serie de luchas obreras (Penta, mineros de Andacollo, textiles como Sedamil, Fadeté, trabajadores de la salud, etc.), que, aunque aún aisladas por la tregua de las burocracias sindicales de la CGT y CTA con el gobierno y las patronales, demuestran la potencialidad y voluntad pelea de nuestra clase en la situación. El 29 de mayo, día del Cordobazo, los trabajadores salen nuevamente a las calles. Todo el apoyo a los trabajadores de reparto, al paro y movilizaciones, a sus demandas, a su creciente organización.
Detenido herido y desaparecido por la policía tucumana el viernes 15/5, el cuerpo del obrero rural Luis Armando Espinoza apareció este 22/5 en un acantilado, embolsado y encintado, en la zona de Alpachiri (Catamarca) a escasos metros del límite provincial con Tucumán.
A una semana de la desaparición de Luis a manos de la policía tucumana, Alberto visita a Manzur para darle apoyo político tratando de estrechar relaciones con los gobernadores peronistas en momentos en que se extiende la negociación con los bonistas y se aviva la disputa al interior de cada una de las coaliciones, oficialista y opositora, burguesas. La contracara, es el cuerpo de Luis, asesinado y arrojado al fondo de un barranco, a manos de la policía asesina, esa lacra impune del aparato represivo que es el Estado.
Luis, junto a su hermano Juan, pasaban en cercanías de un operativo de la policía que dispersaba a un grupo de personas reunidas pese a la cuarentena en el departamento de Simoca, cuando fueron sometidos por la policía. Juan fue golpeado y antes de perder el conocimiento alcanzó a ver que la policía disparó contra su hermano, quien fue cargado en una camioneta. Desde ese momento, Luis se encontraba desaparecido hasta hoy. La familia y amigos de Luis se movilizaron de inmediato para exigir su aparición con vida, cortando la ruta y denunciando a la policía como responsable.
Dos de los agentes bajo investigación por este hecho, Claudio Zelaya y Gerardo González Rojas ya tienen una denuncia previa por la muerte a golpes, bajo custodia policial de Alan Andrada, un joven de 20 años detenido a la salida de un boliche en 2018. Hecho aún impune. Además de estos dos, están bajo averiguación del delito de desaparición forzada, Rubén Montenegro (subcomisario), y los oficiales José Morales René Ardiles, Víctor Salinas, Miriam González, José Paz, Romano y un civil, empleado de seguridad privada del municipio de Monteagudo, Héctor Villavicencio.
La cuarentena, como medida estatal de control burgués de la circulación de las mercancías y de la fuerza de trabajo, como medida estatal de resguardo de los intereses de las patronales frente a la crisis económica mundial, está mostrando su carácter antiobrero. La multiplicación de los contagios, la muerte de Ramona y tantas más en las villas de Buenos Aires, y la represión que acompaña el despliegue de las fuerzas de seguridad en el territorio son el resultado de esta política. La cuarentena fue la excusa patronal para el abandono a su suerte de miles de obreros rurales en todo el país, tras ser explotados para la cosecha en la Patagonia y en Cuyo, mientras miles de trabajadores de la ciudad la viven como suspensiones, despidos y abusos patronales de todo tipo. Y también fue la excusa para la represión que se cobró la vida de Luis.
Sólo con métodos obreros podemos imponer justicia para Luis y castigo a los responsables de su asesinato. A manos de la justicia burguesa, veremos otro capítulo más de impunidad en la cuna del terrorismo de Estado. ¡Disolución de la policía y las fuerzas represivas! Las centrales sindicales deben llamar a un paro general en repudio a este crimen contra nuestra clase, y contra el desastre que significa el manejo de la pandemia en manos del Estado burgués. Con estos ejes, instamos a movilizar en todo el país, y en CABA a la Casa de Tucumán, a las corrientes de izquierda, a los sectores combativos del movimiento obrero y del movimiento estudiantil, y a los organismos de derechos humanos independientes del gobierno. Contra toda tregua y conciliación a la que nos lleva la burocracia, necesitamos armarnos de un programa de control obrero de la producción, de escala móvil de horas y salarios, y preparar un plan de lucha que nos permita avanzar en centralizar en nuestras manos las acciones de la salida a la crisis.