Repudiamos la acusación y persecución de la que ha sido objeto desde que formó parte, junto a miles de trabajadores, de las acciones de lucha contra la reforma jubilatoria impulsada por Macri y respaldada por un congreso que sesionó mientras las fuerzas de seguridad reprimían la protesta. Su estigmatización, individualización y persecución durante el gobierno de Cambiemos buscó disciplinar a un movimiento obrero y una juventud empobrecida que debería soportar el ajuste furibundo, descargado al ritmo del endeudamiento y descalabro de la economía.
Mientras el gobierno del Frente de Todos negocia la deuda externa con los buitres, y consuma un nuevo saqueo a los jubilados, se cercan las villas con el ejército y se descarga el peso de la crisis sobre los asalariados. La detención de Sebastián Romero en Uruguay y el proceso que enfrenta de extradición, bajo otro gobierno, constituye un mensaje de disciplinamiento a la rebeldía y la protesta obrera y social contra las políticas estatales que implementa el gobierno de Fernández, mediante la centralización y reforzamiento del control estatal de la mano de obra para salvataje del capital, en el marco de la cuarentena impuesta frente a la pandemia.
Las calles de América toda vuelven a convulsionarse, dando cuenta de la magnitud de la crisis social que sacude los cimientos de la dominación burguesa. Su respuesta represiva, centralizada en el Estado capitalista, merece una acción obrera centralizada a la altura de este ataque. Conquistar la libertad inmediata y el desprocesamiento de Sebastián Romero, así como de los cientos de militantes y activistas obreros encausados por luchar, es una tarea que el movimiento obrero debe tomar en sus manos y con sus métodos. En cada lugar de trabajo impulsemos pronunciamientos obreros y exigencias a los sindicatos y centrales para la convocatoria a un paro general y a un plan de lucha sostenido hasta que Sebastián esté libre, y caigan todos los procesos contra los luchadores obreros.
C.O.R. Corriente Obrera Revolucionaria