COR logo

Sábado, 30 Julio 2022 21:44

Su Argentina

Después de varias vacilaciones, como por ejemplo el nombramiento de Batakis en el ministerio de economía, la aparición de Massa como “superministro” es la demostración del nivel de crisis del peronismo, que debe entregar el poder y el gobierno a la dirección directa del imperialismo norteamericano. Massa expresa la fracción más pro yanqui de la coalición, por eso los mercados respondieron a favor de su designación, esperando que un agente directo de sus intereses sea el garante de que se cumpla el acuerdo con el FMI y los fondos privados mediante el ajuste acordado en dicho pacto.

El imperialismo norteamericano es consciente de que solo el peronismo, aun en ruinas, y no la oposición burguesa de JxC, puede lidiar con las masas en los ataques que se están desarrollando y los que están por venir es por eso que son los mayores sostenedores de este gobierno, supervisando con visitas cada tres meses la gestión, para que no caiga y genere un descalabro en la región. 

La designación de Massa y sus superpoderes es también una jugada política para intentar armar una especie de unidad burguesa por si fracasa una de las últimas balas que le queda al gobierno de Alberto y Cristina.

Por eso en el título decimos “su Argentina”, porque es evidente que no van a defender los intereses de las grandes masas, sino preservar los negocios de los grandes empresarios industriales y del campo, ya sean nacionales como internacionales, con la inestimable ayuda de la burocracia sindical de la CGT, la CTA y las organizaciones piqueteras cooptadas. Massa expresó en uno de sus mensajes en las redes su consigna: “orden”. Es decir, unidad burguesa para atacar al proletariado.

No hace falta torcerles el brazo, con solo una palmada ya caen arrodillados ante los reclamos de los empresarios y las patronales. Massa prepara un ajuste ortodoxo, que cuenta con acuerdo burgués, así como también al interior de la coalición, para salvar no solo a sus amigos como Vila, Manzano, Midlin y las empresas norteamericanas, sino a gran parte de la burguesía nacional. De esta manera también pretende legalizar los ataques realizados en la pandemia y la devaluación provocada por la reciente corrida, que se expresó en los aumentos de precios. Si logran una relativa estabilidad, el próximo paso será ir por la reforma laboral, legalizando los avances sobre los CCT que vienen haciendo, y el resto de reformas que reclama el imperialismo. En términos generales, de eso se trataría la hoja de ruta dictada por el FMI que deberán llevar a cabo.

Debemos organizarnos para enfrentar esta embestida. Si bien reivindicamos los procesos de lucha de clases del 2001 por haber tirado a un presidente, debemos sacar lecciones de ellos para que podamos superar los límites que tuvieron esos levantamientos en cuanto a dirección y organización. Es reaccionario el planteo de Grabois de “saqueos y sangre”, que como buen defensor de la burguesía, quiere un caos que no salga de los límites de la legalidad burguesa y que otro sector burgués tome las riendas del régimen, como sucedió en el 2001 o con el famoso “hay 2019” del peronismo después de los procesos en el Congreso contra el gobierno de Macri.

Nosotros como revolucionarios estamos a favor del caos, pero sin métodos anárquicos, es decir, debemos dotar a los procesos de una dirección revolucionaria y organización de los trabajadores en la necesidad de la lucha por el poder y la destrucción del Estado burgués. Preparar esas condiciones es tratar de ubicarnos como dirección de una minoría activa al interior de los sindicatos y nuestros lugares de trabajo con un programa de salida a la crisis que pueda organizar a un sector de vanguardia que expulse de nuestras filas a la burocracia sindical garante de este gobierno y enfrente el plan del FMI. Debemos organizar un Congreso de delegados de base con representación del movimiento desocupado que vote la preparación de un paro general y plan de lucha para imponerlo a la CGT y CTAs.

Poner en pie una dirección revolucionaria organizada en un partido cuarta internacionalista es la tarea del momento, cualquier atajo, ya sea parlamentario, o movimientista es confusionista y permite ganar tiempo al enemigo.

¡Por un gobierno obrero!

¡Abajo el gobierno de Alberto y Cristina!

 

 

 

Ayer, jueves 28 de julio, una patota organizada por la burocracia del sindicato de limpieza (Soelsac) que dirige Sergio Fittipaldi atacó físicamente a las compañeras del PaiCor Río III y a auxiliares escolares que luchan contra la precarización laboral a la que las somete el Estado provincial. Denuncian golpes con palos y amenazas con armas de fuego en mano. El ataque sucedió frente a la sede de ATE Córdoba, al inicio de una marcha organizada para llevar los reclamos al Panal (casa de gobierno).

Es claro el interés de Fittipaldi y su séquito: defienden el negocio de las tercerizaciones en Córdoba, no solo de trabajadores de limpieza en el Estado provincial, sino también en municipios, la UNC y grandes empresas privadas. La burocracia del Soelsac actúa como socio de esta estafa laboral, junto a las contratistas de limpieza y al Estado, estafa basada en sueldos de misera para las y los trabajadores. En el caso de las compañeras del PaiCor y las auxiliares escolares, se trata de salarios de entre $13.000 y $22.000, mientras la canasta básica supera los $169.802 (ATE Indec). Por eso, esta burocracia se opone a una reivindicación elemental: el pase a planta permanente o efectivización de todos los trabajadores tercerizados.

El gran responsable de la situación de precarización es el propio Estado/patrón, no sembramos ninguna expectativa en que este nos defienda por ningún medio de las patotas armadas de la burocracia, menos a través de sus propias fuerzas de represión. Es necesario, dada la situación de avance acelerado de la crisis económica y social a partir de las medidas fondomonetaristas que viene imponiendo el gobierno de Alberto, Cristina y Massa, que discutamos la necesidad de organizar la autodefensa a partir de los delegados, juntas internas y sindicatos recuperados para enfrentar a los enemigos de los trabajadores y sus fuerzas de choque, vistan de azul o no.

Las organizaciones obreras de la provincia tenemos el compromiso de apoyar decididamente la lucha de las compañeras del PaiCor y las auxiliares escolares por el pase a planta. Por un Convenio Único para todo trabajador del Estado provincial. Impulsemos asambleas en cada lugar de trabajo, sin distinción de afiliación o condición de contratación, para organizar la pelea contra la precarización laboral y por un salario igual a la canasta familiar indexado a la inflación.

Los burócratas de todo color salen a hablar ahora de la “unidad” de los trabajadores, mientras permiten que nos dividan entre personal de planta, contratados, monotributistas, becarios, tercerizados, etc., etc., para defender sus intereses: hay que echarlos, ¡recuperemos los sindicatos! Impulsemos un congreso provincial de delegados de base con mandato para organizar el paro provincial y el plan de lucha. ¡Por una Central Única de Trabajadores!

COR
Corriente Obrera Revolucionaria
Regional Córdoba
29-07-2022

 

Argentina sigue en caída libre y cada semana se vive como el camino a una nueva catástrofe, con un deterioro del salario por la devaluación y el incremento de los precios, una debacle en nuestras condiciones de vida, mayor desocupación y un ataque a las jubilaciones, aumentos en los servicios de transporte, de luz y gas.

En este panorama el gobierno de Alberto y Cristina atienden a los reclamos, no de los trabajadores y el pueblo pobre, sino de los empresarios y grandes capitalistas. Son coherentes, ya que como gobierno burgués son los administradores estatales de sus negocios.

Muchos de estos empresarios y grupos económicos piden devaluación, si no se la dan, lo logran mediante mecanismos de mercado, como la corrida de estos días. El aumento de los precios es expresión de que la devaluación ya fue impuesta. Luego el gobierno solo tiene que legalizarla mediante el desdoblamiento de los tipos de cambio, un dólar para el campo, uno para las importaciones, otro para los turistas y así hasta el infinito, mientras que para quienes vivimos en pesos, “suerte, otra vez será”.

El gobierno de A y C debe garantizar el acuerdo con el FMI y el plan impuesto por este organismo para pagar la deuda. Todas las medidas tomadas por la actual ministra de economía Batakis van en ese sentido. Si hay algunas diferencias en la coalición de gobierno éstas no están en el desconocimiento del acuerdo, sino en cómo se debería pagar.

Pero estos elementos que hemos enumerado hasta aquí son parte de una caracterización con la que quizás gran parte de la izquierda y sectores del activismo coincidan, pero lo que queremos intentar esbozar de forma aproximativa en esta nota es cuál debería ser la salida a esta crisis.

El primer punto que queremos plantear es que, a diferencia de lo que propone la gran mayoría de la izquierda nucleada en el FITU y sus satélites, la salida para Argentina es internacional. Todo programa que plantee una salida nacional a la crisis, por más de izquierda que parezca, es falso y tiende a confundir a los trabajadores y a la vanguardia.

Planteamos esto porque el programa de los revolucionarios parte del análisis del sistema capitalista a nivel mundial y cómo se expresan sus particularidades en cada país. Si tomamos las particularidades como la norma, de seguro terminaremos planteando un programa que dé respuesta a la coyuntura sin unidad con las tareas internacionalistas que plantea la situación.

En el caso de Argentina es evidente que debemos plantear “Abajo el gobierno de Alberto y Cristina y su pacto con el FMI. Por un gobierno obrero”. Este planteo da la idea de que son los trabajadores los que deben gobernar ante el escenario de caos económico y pauperización de nuestras condiciones. Ahora, ¿cómo preparamos este escenario para que se transforme en una situación revolucionaria, en la que la dirección de ese proceso sea un partido revolucionario cuarta-internacionalista? Para algunos miembros del FITU, como el PTS y el PO, es con la palabra mágica “socialismo”. Para el PTS, “por un socialismo desde abajo” y para el PO, “por un movimiento popular con banderas socialistas”.  Acá ya comienzan a confundir a la vanguardia y a omitir programáticamente la necesidad de la dictadura del proletariado y sus distintas etapas.

El socialismo es un régimen social, para desarrollar el programa de éste, que es una etapa transicional, debe darse antes una revolución obrera. Plantear un programa de reformas socialistas sin antes destruir al Estado burgués es un sinsentido y torna al programa en algo inviable. Por eso plantear, como hace el PTS, el monopolio estatal del comercio exterior para evitar la fuga de capitales y poder elegir qué compramos y qué vendemos al exterior, o la nacionalización de la banca para que podamos dar otro destino a los créditos y depósitos, ¡eso sí! bajo gestión obrera, es destruir el programa por el que peleamos los revolucionarios para convertirlo en un cúmulo de consignas que terminarán en un proyecto de ley que se vote en el Congreso. Esta forma de ver el programa parte de un error fundamental, que es que no se puede separar el capital de los capitalistas, por eso debe mediar una revolución para modificar esa relación de fuerza en la producción. Al omitir la lucha por el poder se convierte en un programa redistribucionista y estatista. Los revolucionarios rusos levantaron el monopolio del comercio exterior después de haber hecho la revolución para luchar contra la ley del valor que rige a nivel mundial. Esto nada tiene que ver con el planteo nacional y redistribucionista.

Los revolucionarios peleamos por la destrucción del Estado, es por lo que nuestro programa transicional busca que el Estado burgués agonice antes de que tomemos el poder. Estas medidas estatistas de los centristas solo fortalecen, a los ojos de los trabajadores, instituciones que debemos destruir. Levantar “gestión” y no “control obrero” es otro dislate programático. El control obrero es poder dual en la producción, la gestión es la convergencia con el capital, son líneas opuestas.

Los revolucionarios sostenemos la dictadura del proletariado como una forma estatal que, en sus etapas, plantea desorganizar a la burguesía, organizar a la clase obrera y desarrollar la dictadura del proletariado internacional, como forma transicional en las etapas del socialismo al comunismo.

En el programa del centrismo ha sido borrada la dictadura del proletariado. Hoy, de forma devaluada, lo vemos levantando “gobierno de trabajadores” como una transición posible, es decir, una etapa distinta a la dictadura del proletariado y no como la popularización de ésta, planteada en el Programa de Transición. Esta consigna más bien sería para buscar más diputados con una idea de “gobierno de minoría parlamentaria”. Y con esta teoría buscan sus aliados en formaciones políticas que no tienen obreros en sus filas o, en su defecto, intentan dialogar con movimientos sociales buscando alguna táctica organizativa desligada de la producción.

Estos son algunos elementos para discutir ante los trabajadores, direcciones combativas y activistas para dar una salida a la crisis. Para enfrentar a este gobierno y a la burocracia, hay que empezar echando a los delegados y dirigentes que les responden, y así preparar y avanzar en la tarea de recuperar los sindicatos. Por un paro general y un plan de lucha, medidas tácticas que deben ser llevadas a cabo para desarrollar una vanguardia que exprese el programa de los revolucionarios.

 Si peleamos por hacer caer al gobierno de turno no es para que otra variante burguesa se apodere del poder, ya tenemos ejemplos cercanos como Chile. Y si planteamos gobierno obrero es para mostrar la superioridad de la forma estatal de la dictadura del proletariado para el desarrollo de las fuerzas productivas y la necesidad de los Estados Unidos de América Latina para la unidad económica de nuestra región en la necesidad de la revolución mundial.

Abrir un debate al interior de nuestra clase es fundamental ante el escenario de crisis en medio de una pandemia y la guerra en Ucrania. Convocamos a las corrientes que aun reivindican la dictadura del proletariado y planteen la reconstrucción de la IV Internacional a que nos demos un debate programático profundo para poner en pie una dirección revolucionaria. En ese sentido hacemos un llamado a una Conferencia internacional de las corrientes trotskistas para discutir las tareas ante la guerra en Ucrania y la crisis mundial.

 

 

 

Lunes, 04 Julio 2022 14:53

El crecimiento de la crisis

Alberto en los últimos días había declarado que la crisis del gasoil, la falta de dólares, la especulación de los importadores se debían a una “crisis de crecimiento”, pero la realidad lo puso en su lugar en pocas horas. El ministro de economía Guzmán renunció y aceleró la crisis económica, social y política y dejó a su gobierno contando los días para el recambio del 2023.

Guzmán presentó la renuncia en medio de un acto de Cristina en el que recordaba la muerte de Perón. Ahí reivindicó al Perón acuerdista del '73 y se colocó a ella misma como heredera de un peronismo sin rumbo histórico. Llamó a la unidad nacional ante el nivel de crisis. Esta unidad burguesa a lo K es reconstruir el peronismo como partido, para ser el garante junto con la oposición burguesa de los ajustes y las reformas estructurales para atacar a los trabajadores y pagar al FMI y los fondos privados.

Las distintas fracciones burguesas y pequeño burguesas están tratando de pensar una salida a la crisis junto a los empresarios nacionales y extranjeros con la inestimable ayuda de la burocracia sindical. La salida que buscan no será nada favorable para nosotros, la hoja de ruta de nuestros enemigos es el plan del FMI, es pagar cada centavo de deuda -solo se pelean es como pagarla- y ya tienen claro que será con ajuste, devaluación y caída en las condiciones de vida, a lo que no llegan acuerdo es a qué fracción de la burguesía le va tocar perder.

Ahora asume como ministra Batakis, una economista que estuvo en el gobierno de Scioli en Buenos Aires y que ahora trabaja con Wado de Pedro. Los docentes de la provincia se acuerdan bien de ella, ya que atacó a la docencia en los salarios y con el pago del aguinaldo en cuotas. Es tan grande la crisis que los cambios de nombre no significan que se apacigüe el panorama sino, más bien que se acelere los procesos de la crisis.  

Reorganizar nuestras fuerzas 

Ante este escenario debemos organizar nuestras fuerzas. Ante los ataques que se vienen, una mayor inflación, una casi segura devaluación, ya no en cuotas como la venían haciendo hasta ahora, y mayores penurias en nuestras condiciones de vida.

La condición central para este reagrupamiento es la independencia de clase y el internacionalismo. No podemos ser parte de la pelea Alberto-Cristina, debemos enfrentarlos a ellos, a su gobierno y a sus aliados como la burocracia sindical de la CGT y la CTAs y unir nuestras fuerzas a las de los trabajadores latinoamericanos y de los EEUU que viene enfrentando las políticas de ajuste en la pandemia y ante la guerra en Ucrania. 

Debemos mocionar en los lugares de trabajo y en las organizaciones piqueteras no cooptadas la necesidad de impulsar un paro general y un plan de lucha contra el FMI, el gobierno y sus aliados. Organizar reuniones de activistas y delegados por región, que voten impulsar un Congreso de delegados de base que discuta un programa de acción para enfrentar esta desorganización de la economía y que prepare los requisitos de la lucha por el poder y la necesidad de la construcción de un partido revolucionario como sección de la reconstrucción de la IV internacional.

Llamamos a movilizar el 9 de julio en todo el país en contra del FMI y las políticas de ajuste.

 

         Los trabajadores del neumático vienen hace semanas realizando paros como parte de un plan de lucha por el salario. El SUTNA demuestra la potencialidad de un sindicato recuperado, golpeando en la producción para enfrentar la descarga de la crisis sobre nuestras espaldas, contrastando con la paz social de la burocracia sindical peronista, atada al gobierno, las patronales y el FMI.

         La contundencia de los paros del SUTNA, que ya llevan diez, están complicado a las tres grandes patronales de la rama que tienen afectados los stocks y pedidos, y empieza a haber desabastecimiento del mercado interno. Fate, Pirelli y Bridgestone siguen mostrando dureza, audiencia tras audiencia, y se resisten a conceder las demandas del SUTNA. Los reclamos son el cierre paritario 2021/2022 con un 5% arriba de la inflación oficial y las horas los fines de semana al 200%, lo que significaría un 15% adicional de salario real.

         El SUTNA vuelve a parar el lunes y se moviliza al ministerio de trabajo, mientras el gobierno mete a Scioli para intervenir en favor de las patronales. Ya se discute entre los trabajadores del neumático profundizar las medidas, tras la realización de asambleas en las plantas. Debemos rodear de solidaridad esta lucha para que triunfe y preparar las condiciones para imponer un paro general a la CGT y CTAs ante la tremenda desvalorización de los salarios y el ataque a nuestras condiciones de vida.

Sobre el precio de los neumáticos y el salario

         En el curso de la lucha, las patronales han sacado a relucir que conceder los reclamos del SUTNA significaría una pérdida de "competitividad". Pero esto es falso. Un aumento del salario real no afectaría la competitividad, la productividad del trabajo, ni el precio final de los neumáticos. Los valores están determinados por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción (en el conjunto de la rama a nivel internacional). Un aumento al salario real, es decir del valor de la fuerza de trabajo, lo único que afectaría es la ganancia. Esto es lo que denodadamente Fate, Pirelli y Bridgestone, se niegan a reconocer en forma de aumento de salarios.

         El SUTNA ha respondido a los argumentos patronales plateando que el valor de la fuerza de trabajo en el precio final es de 1000 pesos o un 5%, con fines propagandísticos y de denuncia. Pero no debemos olvidar que el precio no es una suma fija, es variable; y que es variable de acuerdo con las leyes que rigen el sistema capitalista. Qué es salario y qué es plusvalía del valor producto, varía según cada fábrica, es variable porque además es una cuestión que se determina, en última instancia, en la lucha de clases.

El ingreso a la CGT

         La dirección del SUTNA ha pedido el ingreso del sindicato en la CGT. El sindicato del neumático recuperado es influenciado por la izquierda trotskista, tiene una posición conquistada muy importante para dar peleas programáticas e influir en el resto del movimiento obrero combatiendo al peronismo con un programa de lucha de clases, para colocar a la clase obrera como dirección política de las masas explotadas, para dar una salida a la crisis capitalista desde una perspectiva de poder. El peronismo y las fracciones burguesas llaman a confiar a los trabajadores en la intermediación del estado burgués (su intervención en la economía), y la otra fracción burguesa en la rienda suelta de las leyes económicas capitalistas (Milei).

         Para nosotros el SUTNA debe entrar a la CGT con la bandera de central única de trabajadores, con la idea de derrotar a la burocracia sindical de la CGT y CTAs, en la necesidad de unificar a los trabajadores en una central única independiente del Estado para terminar con todas las divisiones. Para luchar por incorporar los desocupados a la producción, por la escala móvil de horas y salarios, por el control obrero de la producción.

 

 

El pasado 19 de junio se realizaron las elecciones legislativas para diputados ante la Asamblea Nacional de la República francesa. Éstas se dieron a casi dos meses de las presidenciales que habilitaron un nuevo mandato de Emmanuel Macron en un apretado ballotage en el que el Marine Le Pen, líder de la fuerza de ultraderecha RN (Rassemblement national), hizo buena elección sacando más votos que en el ballotage anterior. Ensemble!, la coalición de Macron, obtuvo 246 escaños, muy lejos de los 289 necesarios para disponer de una mayoría absoluta, lo cual deja a su gobierno atado de manos. Del otro lado, Nupes (Nouvelle Union populaire écologique et sociale), una coalición de grupos de la izquierda reformista dirigida por Jean-Luc Mélenchon de France Insoumise y de la que forman parte el PS, el PCF, entre otros grupos, obtuvo 142 y RN de Marine Le Pen hizo una marca histórica con 89 diputados electos. El dato más saliente de la jornada electoral ha sido, sin embargo, el altísimo nivel de abstención en torno al 54%.

Bonapartismo senil

Francia no ha quedado exenta de las contradicciones del imperialismo en su conjunto que ha debido enfrentar procesos de masas en su epicentro, sumido en una crisis económica profunda desde hace más de una década, acelerada por la pandemia y atravesada por una guerra en Ucrania que toca sus intereses inmediatos. A esto se le suma la tendencia a la ruptura del equilibrio internacional de posguerra y la decadencia de todo su andamiaje institucional, entre ellos, el experimento de la UE. En este torbellino el régimen francés, signado por un sistema presidencialista diseñado por el Charles de Gaulle de claros rasgos bonapartistas, se está desmoronando. Es que las bases materiales que le dieron forma, hoy ya no están. Francia ha perdido el “esplendor” imperialista con el retroceso de su peso en la economía mundial. Esto se palpa claramente en el rol de subordinación a los dictados de la Casa Blanca en el enfrentamiento a Rusia y a su guerra en Ucrania. Este régimen expresa la forma senil del bonapartismo en la época de la decadencia imperialista y la 5ª República, fundada por de Gaulle en 1958, está despidiendo olor a podrido.

Esta decadencia se ha expresado en estas elecciones. El terminado mandato de Macron estuvo plagado de conflictos en los que el gobierno intentó desarrollar una línea de equilibrar fuerzas sociales antagonistas, tanto en la política doméstica como internacional. En lo doméstico, atacó fuertemente al movimiento obrero con el avance de privatizaciones y desmantelamiento de derechos laborales, pero sin lograr hacer despegar la economía; en lo internacional, intentó mediar desde el paragua de la deslucida UE entre Rusia y EE.UU., aunque se terminó subordinando a este último. Hay que destacar el surgimiento del movimiento de los chalecos amarillos, que combinó consignas contradictorias, pero unidos por el enemigo común, el presidente y su rumbo económico. Por eso los “gilet jaune”, para mostrar su descontento con la situación, o se inclinaron por la abstención, o se volcaron en las urnas hacia las variantes opositoras. Curiosamente, las 2 principales fuerzas opositoras coinciden en el proyecto de enterrar la 5ª república y llamar a una reforma constitucional para dar luz a la 6ª. De un lado, Le Pen propone un refrito del patrioterismo del siglo 20, resaltando la “identidad francesa”, proponiendo leyes rígidas contra la inmigración y una serie de medidas económicas para reforzar el dominio imperialista de Francia sobre sus colonias y semicolonias, desarrollando más proteccionismo y competencia interimperialista desembarazándose de las fallidas instituciones supranacionales como la OTAN o la UE. Por el otro lado, Mélenchon propone una constitución que incorpore una nueva generación de derechos para minorías sexuales y que se oriente a las políticas “bio” o ecologistas para refundar la democracia francesa desde un Estado en el que “entren todos” en una edición de bonapartismo para las masas. O sea, el desgastado proyecto de humanizar al capitalismo a través de la democratización de sus instituciones por medio de la presión de movimientos callejeros con un Estado (burgués) que oficie de árbitro para garantizar un equilibrio. Ninguna de estas variantes, ni el reelecto presidente pueden dar una salida real a la crisis.

La desaceleración de la economía producto de la pandemia y la guerra ha vuelto a poner el foco en el problema de la desocupación, la precarización laboral, los bajos salarios. La coyuntura actual de inflación afecta seriamente a Francia, como a todo el mundo. Las contradicciones de la asimilación capitalista del ex bloque soviético golpean económica y políticamente. La crisis energética en Europa es una de sus consecuencias. Y, debido a ésta, todo tipo de desequilibrios en varias ramas de la producción. De estos problemas han dado cuenta las innumerables huelgas que se han llevado a cabo en las últimas semanas en varios países como Bélgica (huelga general), España, Italia, Portugal, Inglaterra y la primera semana de julio también harán un nuevo paro los trabajadores del ferrocarril francés. Estos son síntomas saludables de que la clase obrera tiene disposición a la acción, por eso, lo fundamental en este momento es disputar su dirección. Las distintas fuerzas de oposición en Francia plantean programas para refundar una república burguesa que seguirá perpetuando la explotación de la clase obrera. Es fundamental disputar su influencia, pero no será en el seno de los movimientos amplios que tanto acostumbran los franceses, sino recuperando las organizaciones obreras de manos de la burocracia afín al imperialismo y fundando un partido revolucionario que represente los intereses históricos de la clase obrera. Para esto es de primer orden la reconstrucción de la IV Internacional, para dotar de una dirección revolucionaria a este proceso histórico, para regenerar una vanguardia obrera que pueda dar una perspectiva marxista al proletariado mundial.

***

La bancarrota del NPA

Esta organización nació a principios de este milenio, con la intención de desarrollar la idea de “democracia socialista”, pero sin hacer ninguna revolución. En ella desembarcaron viejos fundidos del centrismo trotskista que renegaron de la dictadura del proletariado para desarrollar un programa de movilización popular. En su interior conviven numerosas corrientes, e incluso algunos grupos hermanos de partidos del FIT lo integran desde una supuesta táctica de “entrismo”. Estas elecciones, en medio de una crisis sin precedentes, mostraron todos los límites de este tipo de reagrupamientos, que se han olvidado del principio de la independencia política del proletariado. No solo no han sabido postularse como dirección del movimiento de masas, sino que han ido a la saga del reformismo de Nupes, del que forma parte su tan repudiado PC francés, llamando a votarlos en las elecciones. Otra mediación que se estrella ante las tareas que impone la situación.

El lambertismo en su laberinto

Dentro de las pocas fuerzas trotskistas que lograron presentarse en las elecciones encuentra Lutte Ouvrière, que participó de forma independiente logrando poco más del 1% (que significó un crecimiento respecto de las elecciones anteriores). Lamentablemente, su bagaje lambertista de ubicarse en la teoría de los campos, desarrollando una discusión de programa mínimo para las necesidades inmediatas de las masas del campo popular (reparto de las horas de trabajo, baja de precios, suba de salarios, control obrero de los bancos y la industria, etc.) también desarma al proletariado en cuanto a sus tareas estratégicas. Si bien, a esto lo combina con propaganda abstracta sobre la necesidad del comunismo, lo hace sin establecer ninguna tarea concreta para la vanguardia obrera, en medio de una guerra en el Este de Europa. El oportunismo electoral del lambertismo no nos llevará a nada.

Ante una dirección anárquica como es el sistema capitalista nosotros peleamos por una dirección colectiva consciente, que prepare las etapas de la dictadura del proletariado, ya que el sistema actual engendra las condiciones materiales y las formas sociales para la reconstrucción económica de la sociedad. Por eso luchamos por la reconstrucción de la IV Internacional. La riquísima historia de lucha del proletariado francés será parte del acervo de esta dirección para derribar a los Estados burgueses y erigir sobre éstos una dictadura internacional del proletariado. Los Estados unidos socialistas es Europa serán el camino de los revolucionarios del viejo continente.

Es urgente que las corrientes que aun reivindican la dictadura del proletariado y se empeñen honestamente en la reconstrucción de la IV Internacional nos demos un debate programático profundo para poner en pie una dirección revolucionaria. Como primera tarea en esa dirección debemos llamar a una Conferencia internacional de las corrientes trotskistas para discutir las tareas ante la guerra en Ucrania y la crisis mundial.

Viernes, 24 Junio 2022 19:53

A 20 años de la masacre de Avellaneda

Nueva ofensiva contra el movimiento piquetero del peronismo en el poder

La reconstrucción del régimen burgués luego de la semi insurrección espontánea del 19 y 20 de diciembre de 2001 se asentó en una brutal devaluación implementada por el gobierno de Eduardo Duhalde y sus ministros Remes Lenicov y Roberto Lavagna. Este golpe a la clase obrera y a las masas en general fue enfrentado por el movimiento obrero en las calles, sobre todo por los sectores desocupados organizados en el movimiento piquetero. El asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán el 26 de junio de 2002 a manos de la policía del comisario Franchiotti en la estación de Avellaneda fue un operativo conscientemente orquestado por el peronismo en el poder, con Duhalde (presidente) y Felipe Solá (gobernador de Bs As) a la cabeza, para disciplinar a nuestra clase golpeando a su sector más combativo. La movilización posterior al asesinato, reclamando justicia y continuando la lucha contra el ajuste devaluatorio, llevó a la renuncia de Duhalde, quien diseñó una salida a través de elecciones que permitieron la victoria de la camarilla pequeñoburguesa K.
Veinte años después, tenemos a funcionarios bonaerenses responsables de esta masacre, como Aníbal Fernández, y a la camarilla K en el gobierno. Todos, en un Frente que vuelve a la carga contra el movimiento piquetero con Cristina Kirchner como principal vocera. Quieren golpear nuevamente a nuestra clase para consolidar los avances que lograron las patronales sobre nuestras condiciones de trabajo durante la cuarentena y avanzar en la aplicación del ajuste que les dicta el FMI. Y quieren hacer caja con el dinero de los planes sociales para financiar el aparato punteril peronista de gobernadores e intendentes para intentar mantenerse al comando del Estado burgués de cara a las elecciones del año que viene.
Mientras, la burocracia sindical de la CGT y las CTAs y la “burocracia piquetera” buscan meternos en la interna oficialista entre Alberto y Cristina: esa no es nuestra pelea, la tarea es enfrentar a todas las alas del gobierno del ajuste fondomonetarista. Agitan el fantasma de la derecha para mantener nuestras organizaciones atadas al Estado, mientras firman paritarias a la baja y en cuotas, y dejan pasar la reforma laboral de hecho, fábrica por fábrica, convenio por convenio, con los turnos americanos, las indemnizaciones “mochila”, los contratos de cortísima duración y el único festival que sustenta la “recuperación” albertista, el festival del trabajo precario. Ejemplos de esto hay de sobra: convenio UOCRA, Toyota, docentes, los intentos de ir por el 4º  turno en Bagley Córdoba y la bodega Peñaflor, etc.

Maxi y Darío, presentes en la lucha

Reivindicamos la lucha de Kosteki y Santillán continuando la pelea por el castigo a los responsables políticos de la masacre de Avellaneda, castigo que deberá aplicar nuestra clase con nuestros métodos y organizaciones. Debemos enfrentar el ataque patronal que descargan el gobierno, la oposición patronal y las cámaras empresarias, con el FMI como pivote. Tenemos la tarea de recuperar los sindicatos de manos de la burocracia y ponerlos en función de la lucha por incorporar a los desocupados a la producción, cuestionando el mando capitalista e imponiendo las escalas móviles de horas de trabajo y salarios. En medio de una crisis mundial bestial, exacerbada por la guerra en Ucrania, el enfrentamiento con nuestros enemigos se evidencia como una pelea descarnada por la supervivencia de nuestra clase, son ellos o nosotros. La venganza histórica de la clase obrera, luchando por el poder político, encabezada por el partido revolucionario del proletariado, sección nacional de la IV Internacional reconstruida.

Jueves, 23 Junio 2022 00:36

Ecuador: el paro nacional suma fuerzas

Este miércoles 22 de junio se cumplen diez días desde el comienzo del paro nacional convocado por la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) en contra del gobierno de Guillermo Lasso. Esta medida de fuerza fue tomada para protestar en contra del alza de los combustibles, de la comida, el creciente desempleo, por el rechazo a la privatización de sectores estratégicos, por aumento del presupuesto para salud y educación, además de otras demandas.

 

América Latina está sometida al imperialismo a través de las crisis de deuda, las condiciones económicas de la región se han agravado por el encarecimiento de los combustibles producto de las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea en contra del Estado Ruso liderado por Putin. La clase obrera ecuatoriana nuevamente se levanta en contra de las condiciones miserables que impone el Tío Sam a los países de su patio trasero, los mismos sectores que salieron a la calle en 2019 en contra del gobierno de Lenin Moreno y sus decretos dictados por el FMI, están en pie de lucha frente al sistema capitalista en su etapa de descomposición imperialista. A pesar de los cambios de mando, los cantos de sirena de las constituyentes y el “nuevo progresismo latinoamericano”, nada ha cambiado, las masas empobrecidas siguen sufriendo salarios de miseria, deficiencias estructurales en sus viviendas, los sistemas de salud, educativos y la aplastante inflación que azota tanto a los asalariados formales e informales como a los miles de desempleados.

 

El paro ha sumado fuerzas con el trascurso de las jornadas de lucha, corte de rutas, ocupación de instalaciones educativas, cese de actividades en el sector agrícola, enfrentamientos masivos en contra del ejército y la policía que han reprimido incluso en los recintos de educación superior, como en la Universidad Central del Ecuador donde desataron una cacería la noche de ayer. En el día de hoy 22/6 se ha sumado a las manifestaciones multitudinarias el FUT (Frente Unitario de Trabajadores), la central más grande de trabajadores de Ecuador, también se han sumado docentes de la UNE (Unión Nacional de Educadores). Lasso ha ampliado el estado de excepción impuesto hace días atrás, ahora son 6 las provincias afectadas por la medida. Las fuerzas represivas ya han matado a cuatro manifestantes, hay mutilados y hasta el momento más de 80 detenidos.

 

La respuesta del gobierno ecuatoriano se ha modificado en el transcurso de estos días de paro, el presidente Lasso luego de jornadas de movilización se muestra dispuesto a dialogar con CONAIE, la confederación aceptó “abrir la discusión sobre mecanismos de cumplimiento de los puntos” a pesar de las respuestas “imprecisas” del gobierno. La CONAIE ha puesto condiciones para efectuar el diálogo, piden el fin del estado de excepción y que la policía abandone los lugares de reunión y organización que se hicieron costumbre en 2019 como la Casa de la Cultura en Quito. No debemos olvidar que la CONAIE se sentó a dialogar con el gobierno de Lenin Moreno cuando este se encontraba en una profunda crisis producto de las medidas de fuerza, esta confederación que hoy tiene la dirección del proceso abierto es una organización de conciliación de clase, busca apoyarse en sectores de la burguesía y la pequeñoburguesía para negociar, no buscan la insurrección ni la toma del poder político por parte de los trabajadores. 

La clase obrera debe intervenir de manera independiente en la crisis que hace tambalear a Lasso y los planes del FMI. Los acuerdos que la CONAIE y el FUT han firmado con gobiernos anteriores demuestran que pactar con los partidos patronales no garantiza el fin de la explotación de nuestra clase, tan solo la revolución agraria terminará con el atraso y la injusticia que domina a los indígenas y campesinos ecuatorianos. Los trabajadores deben recuperar la dirección de sus organizaciones para la lucha y en conjunto al pueblo pobre, realizar un Paro Nacional que saque al FMI, tire abajo al gobierno de Lasso, en la perspectiva de la creación de un Gobierno Obrero.

 

Debemos impulsar desde las filas del marxismo revolucionario la mayor solidaridad internacional al levantamiento en curso y llamar a una Conferencia Internacional a las corrientes que aun reivindican la dictadura del proletariado, para dar respuesta a la necesidad de desarrollar una dirección revolucionaria discutiendo un programa internacionalista, en el camino de la reconstrucción de la IV Internacional.

 

Nahuel Mena

Prohibición del lenguaje inclusivo en las escuelas de CABA

Acuña en pie de guerra contra la docencia porteña

En otro acto de hostilidad en la guerra de Juntos por el Cambio contra la docencia porteña y en particular contra sus sindicatos, la ministra de educación Soledad Acuña se estableció como abanderada de la lucha contra el lenguaje inclusivo y resolvió que se prohíba en las escuelas de la ciudad de Buenos Aires. No sólo se desliga así de su responsabilidad central en la cada vez más decadente situación de la educación pública, sino que además trata de imponer un disciplinamiento político y en todos los aspectos de la vida escolar. Esta disposición va a tono con un numeroso coro conservador que plantea que las escuelas no deben discutir cuestiones políticas y repudian lo que ellos llaman “ideología de género”. Como si las escuelas fueran un terreno neutral de adquisición de un saber universal, cuando, al contrario, son instituciones de adoctrinamiento por excelencia y por eso la discusión sobre “valores” y “lenguaje” cobra una importancia fundamental.  La política es parte constitutiva de la institución escolar, que tiene un carácter de clase burgués. Esta medida del ministerio de educación apunta a perseguir políticamente al activismo docente y estudiantil que impulsan el lenguaje inclusivo. Y sentará precedente para perseguir en el futuro a quienes planteen otros cuestionamientos a los dictados de las autoridades y los intereses que defienden.

Toda la docencia porteña debe levantarse en contra de esta medida del ministerio de educación de CABA y contra todo acto de persecución ideológica y política por parte de las autoridades. Hay que redoblar los esfuerzos para organizarse en la mayor unidad posible, desde cada lugar de trabajo, y enfrentar los ataques del gobierno de turno. La burocracia de UTE-Ctera ha aportado su granito de arena en el mantenimiento del orden al desmovilizar a sus afiliados y apostar toda su “oposición” a una cuestión discursiva o electoral, lejos de las luchas, por eso debemos recuperar los sindicatos de manos de la burocracia y transformarlos en una poderosa herramienta de lucha. No sólo debemos pelear por enfrentar las condiciones inmediatas de carestía de la vida que nos imponen, sino disputar la dirección de la educación. Esto dentro de un programa socialista que apunte a que la clase obrera tome el poder y el control de los medios de producción a través de su propia organización política, es decir, su propio partido.

Sobre el lenguaje inclusivo

En los últimos años se ha desarrollado en varios países de América (Norte y Sur) y Europa occidental un movimiento que apunta a cambios en el lenguaje “oficial” por considerar que refleja a una sociedad patriarcal al expresar de manera lateral los géneros femenino y no binarios y tomar como universal al género masculino. Esto se aplica prácticamente de distintas maneras, según la lengua en cuestión. En el caso del castellano, la propuesta empezó por cuestionar la “o” como universal genérico y reemplazarla o bien por una “@”, o una “x”, o una “e”, con el fin de visibilizar a las mujeres y personas no binarias. Últimamente, la “e” está cobrando más fuerza que las anteriores, ya que es más efectiva porque se puede pronunciar al leer o hablar.

Desde muchos ámbitos y muchas posturas políticas e ideológicas diferentes, esta “intervención del lenguaje” (como le dicen sus propios impulsores) ha recibido innumerables críticas y ha sido motivo de denostación y burla. A pesar de eso, es una tendencia que viene sumando adherentes entre los jóvenes, principalmente de clase media urbana, con una orientación progresista.  Este fenómeno se vincula íntimamente con el movimiento feminista que se configuró en Argentina (con particularidades aquí, pero también en otros países) en la última década. Entonces, así como la lucha por conquistar una ley de interrupción voluntaria del embarazo dividió a la sociedad entre “verdes” y “celestes”, los detractores del lenguaje inclusivo quedarían incluidos entre los celestes, que a grandes rasgos expresan la defensa de los “valores de la familia cristiana” y con ellos una ideología conservadora que naturaliza las jerarquías sociales, esencialmente favorables a la clase dominante.

No obstante, entre los “verdes” impulsores del lenguaje inclusivo encontramos un mosaico bastante más amplio de corrientes políticas que van desde las liberales posmodernas, hasta el centrismo trotskista, pasando por la variante “nac&poc” peronista, entre otras tendencias. El movimiento feminista que se vincula con esta iniciativa del lenguaje inclusivo, la llamada tercera ola, a diferencia del de generaciones anteriores, tiene como rasgo fundamental la tendencia a la separación tajante de las luchas de movimientos sociales y reivindicativos de la lucha política por la conquista del poder expresada en organizaciones partidarias estructuradas en torno a un programa. Más precisamente, esta nueva generación de feministas divorció completamente la idea de conquista de la igualdad de derechos de la noción de revolución social, que inspiró a generaciones anteriores. Así, ya no se trata de tomar el poder, sino de “empoderar” a las personas. Los teóricos del lenguaje inclusivo plantean que su aspiración no es imponer un cambio gramatical, sino provocar un cambio cultural que impacte en la política y las instituciones y, con el tiempo, lograr ampliar el horizonte de derechos y conquistar mayor igualdad social. De esta manera, pretenden generar un cambio cultural desde la retórica, a través de la intervención en el discurso público. La teoría que impulsa el lenguaje inclusivo no cuestiona el sistema de instituciones de la democracia burguesa, ya que da por sentado que dentro del actual sistema democrático se pueden ampliar los derechos de las personas en general, a través de imponer leyes promovidas desde movimientos sociales reivindicativos. Sin embargo, lo que no estarían “visibilizando” es lo que está en las raíces de la desigualdad social, que es la apropiación privada del producto del trabajo social por parte la clase capitalista y, con ello, las relaciones de dominación entre clases y el carácter de clase de las instituciones como el parlamento, la justicia, la educación y el Estado.

Por último, no es el patriarcado lo que nos oprime en la sociedad actual, sino el capital. El capitalismo asimiló al patriarcado y con ello la opresión de la mujer y las minorías. Pero aún el capitalismo más laico e inclusivo sigue siendo opresivo, porque se basa sobre la explotación de una clase sobre otra.

Por supuesto que la batalla ideológica es un aspecto fundamental de la lucha de clases, ya que la clase dominante impone la ideología dominante. Por eso, es una tarea fundamental de la propaganda marxista desnudar el carácter de clase de las instituciones de la burguesía y desarticular sus artilugios para ocultar detrás de una envoltura “democrática” la dictadura del capital. No se trata de combatir alguna forma específica de dominación del capitalismo, sino de luchar por la destrucción del capitalismo. Toda noción que soslaye este contenido de clase, puede convertirse en un elemento de confusión y distracción para el proletariado en su objetivo de lucha por el poder. En este sentido, el lenguaje inclusivo no tiene ningún contenido revolucionario específico, ni representa la ideología del proletariado erigido como clase que aspira a la dirección de la sociedad, al menos por el momento. Sin dudas, a lo largo de la historia los cambios lingüísticos más profundos se han producido a partir de importantes cambios sociales, políticos y económicos y hemos de esperar que esto suceda en los acontecimientos revolucionarios del porvenir. Serán bienvenidos. En todo caso, sostenemos que el marxismo revolucionario es la herramienta por excelencia de combate político e ideológico contra la clase dominante en sus diferentes formas de dominación.

¡Basta de subordinarse al Frente de Todos!

Este 16 de junio, la CTA Autónoma cordobesa llama a un paro provincial con la consigna “No al FMI”. Es una continuidad de la jornada de lucha nacional del 24 de mayo, aunque no del todo, porque esta vez la medida queda restringida a la provincia de Córdoba. No nos extraña luego de ver a Cachorro Godoy en segunda fila, detrás de los capos de la CGT, en el acto donde Guzmán y Alberto presentaban el impuesto a la renta inesperada… destinado a pagar al FMI! Nos recuerda a la posición que tomó la conducción de la CTA-A los dos días en que el acuerdo con este organismo imperialista se votó en las cámaras del Congreso. En esa oportunidad, la CTA Autónoma, ATE, la Fesprosa, la Conadu H y demás sindicatos que la componen, dirigidos por la burocracia Verde y sus aliados maoistas, actuaron como el kirchnerismo dentro del recinto, criticando, pero dejando pasar el acuerdo; a diferencia de las fuerzas de la izquierda, los sindicatos combativos y el movimiento piquetero independiente del gobierno, que desplegamos una campaña contra ese acuerdo semicolonial que firmaba el Frente de Todos. Es este gobierno el que está aplicando en los hechos el ajuste del FMI con la colaboración de Cambiemos y de la burocracia sindical, no el fantasma de la derecha que agitan para atarnos a nuestros enemigos.
Sobran los motivos para parar, y por eso debemos impulsar esta medida convocada por la CTA local. Sin hacernos ilusiones: la verde llama a acciones ante las disputas dentro del Frente de Todos, para posicionarse del lado K de la grieta interna, pero no saca los pies del plato… igual que Cristina y su tropa. Y la conducción provincial, que crítica moderadamente la política obsecuente y genuflexa de Cachorro y Peidro frente al gobierno, se cuida de romper con la Verde nacional y enfrentarse al gobierno de Alberto y Cristina de manera frontal. Sin ir más lejos, Cachorro y la conducción nacional de ATE acaban de firmar junto a UPCN una paritaria de miseria para bancar el techo del 60% de Moroni sin que desde Córdoba salga ninguna crítica a este acuerdo a la baja y en cuotas, el gran servicio que las conducciones sindicales prestan al FMI.
En esta convocatoria a paro y asamblea, los sectores opositores combativos debemos alzar nuestra voz y confluir en la necesidad de recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia frentetodista. Impulsemos un Congreso de Emergencia de todos los estatales del país con delegados elegidos y mandatados en asamblea, para discutir el rumbo de la Central. Por supuesto, incluyendo a los docentes de CTERA y a los demás sindicatos agrupados en la otra CTA. Es escandaloso que las conducciones de las dos CTAs continúen formando parte del Frente de Todos, del gobierno que impone el ajuste que monitorea el FMI al servicio de las grandes patronales. Peor aún, pretenden meternos en la disputa interna entre cristinistas y albertistas, dividiendo las filas de la clase obrera tras intereses patronales como ya hicieron en 2010 cuando rompieron la CTA en dos por la 125. ¡La pelea entre las dos alas del gobierno del ajuste fondomonetarista no es nuestra pelea!
Para enfrentar al FMI en serio no alcanza con medidas aisladas, votemos un programa de acción, un plan de lucha y una orientación para avanzar en la necesaria unidad con el conjunto de la clase obrera. Solo con la lucha conquistaremos todas nuestras demandas como el pase a planta, la reincorporación de los despedidos, el salario inicial igual a la canasta básica indexado a la inflación y el 82% móvil para los jubilados. ¡Por un Congreso de delegados de base de la industria, los servicios y estatales! ¡Por una Central Única de Trabajadores! ¡Por un paro nacional activo para derrotar el ajuste del gobierno de los Fernández y el FMI!

Estatales de la COR
Regional Córdoba

 

Please publish modules in offcanvas position.