Por Ferroviarios de la COR
El 17 de diciembre son las elecciones generales y ejecutivas de la Unión Ferroviaria. Elecciones pospuestas mancomunadamente entre el gobierno, los empresarios y la burocracia sindical durante toda la pandemia. No podían permitir que se expresara la bronca de miles de trabajadores que nos expusimos al virus, nos atacaron en las condiciones laborales, mientras la burocracia estaba en casa.
El Secretario General de la UF, Sergio Sasia, acordó con Moyano, su llegada a la dirección de la CATT y posicionarse en la CGT. Entre traidores se entienden. En ese marco, el oficialismo quiso instalar la idea de que ya no había oposición en el ferrocarril, montando para eso todo un operativo proscriptivo.
Hoy los compañeros del Roca están en una campaña ya que su lista fue vedada de participación. En el Belgrano Norte sufrimos la misma embestida, pero los derrotamos y logramos que oficialicen nuestra lista.
Quienes encabezamos el Frente de Lucha Ferroviario, los compañeros de la Lista Roja, hemos batallado contra los aprietes y amenazas que sufrieron distintos compañeros y compañeras que se postularon en nuestra lista.
Creemos que hemos logrado un punto de apoyo para seguir peleando con más fuerza contra el ajuste del gobierno y del FMI, como lo hicimos durante toda la pandemia, denunciando la pérdida del poder adquisitivo y los magros acuerdos salariales, la modificación de los convenios colectivos cada vez más flexibilizadores, etc.
Lucharemos por que se reconozcan todas las listas opositoras. Por supuesto, en el camino de recuperar los cuerpos de delegados, seccionales y sindicatos. Tarea que debe hacerse enfrentando al peronismo, no de la mano de sus agrupaciones. Con total independencia de clase. Es un elemento programático elemental por el cual luchamos los ferroviarios de la COR.
El 17 de diciembre, todo el apoyo a la oposición en el Belgrano Norte. Viva el Frente de Lucha, Roja-Bordó.
En la reunión del G20, en la cual participó la Argentina, el presidente Fernández llevó el mandato del Frente de Todos de “no pagar la deuda externa”. Pero en los fundamentos de su moción decía “vamos a pagar, pero primero déjennos crecer”, con esa tarea Alberto se dedicó a buscar sacarse fotos con los líderes de los países imperialistas suplicando afecto y, mientras tanto, Guzmán negociaba la letra chica de la sumisión de la Argentina a los designios del FMI.
En medio de estas negociaciones estamos llegando a los últimos días de la campaña electoral donde el gobierno se ve como perdedor y con pocas chances de revertir la derrota de las PASO. Es por eso que intentan, dentro del caos que es la coalición de gobierno, pensar una transición con lo que le queda de mandato, para salvaguardar al régimen político y evitar una crisis mayor en su relación con las masas.
Quizás la mayor crisis que debe afrontar es la del peronismo como movimiento histórico, que fue una formación política que se conformó en el periodo de posguerra como un frente popular en forma de partido para contener los procesos revolucionarios que se estaban desarrollando al interior de la clase obrera de esa época y, mediante concesiones estatales, reforzar al semi estado burgués.
Hoy esa dirección contrarrevolucionaria ha perdido gran parte de su base social, y aquella idea de un estado de bienestar a lo Latinoamérica no podía prosperar por su relación con el imperialismo lo que ha generado una mayor descomposición de los semi estados y con ello la descomposición de las capas privilegiadas que viven del poder estatal.
El festejo por el 17 de octubre fue la expresión de una encrucijada histórica de un movimiento sin rumbo, reivindicando un periodo histórico que no volverá y una situación mundial que los lleva a tener poco margen para negociar las migajas que se le caen de la mesa al imperialismo.
Quizás por desesperación a que el PJ la traicione y la vuelva a dejar en el llano, Cristina fue de las pocas que en la efeméride del 17 esbozó una idea, obvio no de ella, pero que intenta dialogar con la época. En una disertación que hizo en la ex ESMA planteó que debían ir a un nuevo pacto entre el capital y el trabajo. Esto se estaba discutiendo antes de la pandemia, ya que el imperialismo considera que deben ir contra las conquistas que tuvieron que conceder en el periodo de posguerra ante el fantasma del comunismo y cuando aún existía la URSS, porque ese escenario ya no existe. Es significativo que mientras en Europa se desmonta ese famoso Estado de bienestar, en EEUU algunos procesos huelguísticos que se formaron en plena pandemia levantan algunas ideas de relaciones laborales que existían en los Estados de bienestar.
La traducción, a lo Cristina, es intentar una reforma laboral que quite conquistas a los trabajadores, no de forma burda como lo plantea Juntos por el Cambio, sino buscando legalizar la flexibilización laboral en las empresas. Plantea que hay que abaratar el costo laboral a las empresas e incorporar una mano de obra barata mediante la transformación de los planes sociales en planes de empleo, centralmente en los sectores de jóvenes, subsidiando el salario a los empresarios, como estamos viendo en la UOCRA, o modificando los tiempos de trabajo como vemos en Toyota. Y este plan requiere fortalecer a la burocracia sindical, aunque su idea es que sea su movimiento, La Cámpora, la que cope los sindicatos, cuestión de difícil resolución, ya que la gran mayoría de ese movimiento son parásitos del Estado.
Con todos los límites que tiene esa idea contrarrevolucionaria, es un intento de hacer sobrevivir a una fracción del peronismo intentando recrear una nueva base social en los movimientos piqueteros y en una nueva generación que ingresa a la producción sin el verso de que Perón te dio todo.
Esta crisis, que el FITU pretende canalizar mediante los votos, es una visión parlamentaria de las relaciones de fuerza dentro de un Estado, pero las relaciones de fuerza se miden en la producción, es ahí donde está el poder real de la burguesía y sus aliados.
La coalición gobernante se prepara para acordar con el FMI y llevar a cabo el plan que le dicten. Reforma laboral, fiscal, previsional y un mayor ajuste son parte de la hoja de ruta para los próximos dos años de gobierno. Para eso el FMI pidió unidad burguesa detrás de este plan, es obvio que esa unidad es contra los trabajadores y el pueblo pobre, pero podemos ser los que hagamos saltar por los aires el acuerdo con el FMI y el ajuste.
El 14 de noviembre somos llamados a ir a las urnas para votar diputados nacionales y, en algunos distritos, senadores nacionales. Estas elecciones se dan en un escenario muy complicado para la coalición gobernante, después de perder en las PASO gran caudal de votos, lo que expresó el descontento de grandes sectores de masa con las políticas del gobierno.
El gobierno de Fernández ha intentado, después del caótico cambio de gabinete, revertir en parte la derrota de las PASO con una batería de medidas que la prensa ha denominado “el plan platita”: inyectar dinero a la calle para que se dinamice la economía post pandemia y permita cambiar el humor social. Aplican viejas recetas, como el congelamiento de precios, más cepo al dólar y otras medidas en la idea de contener la inflación. Pero nada de esto les está dando resultados, ya que la crisis política de las distintas fracciones que componen la coalición impide actuar de forma centralizada y eso hace que las medidas que ya de por sí son erradas, carezcan de peso político.
Ante la situación caótica de un gobierno que pierde gobernabilidad, gran parte del régimen político ha lanzado la línea de unidad burguesa para sostener los dos años que le quedan a Fernández y preparar una transición ordenada para el 2023. Todo este plan emana de la necesidad de acuerdo con el FMI y la hoja de ruta que plantee este organismo imperialista para la situación argentina. En este plan, gran parte de la oposición burguesa, los empresarios y la burocracia sindical acuerdan. Pero para que este plan funcione deben derrotar a los trabajadores y las grandes masas e imponer un ajuste aun mayor del que vienen aplicando, una reforma laboral, previsional y tributaria que permita garantizar el pago de la deuda externa y facilitar las inversiones extranjeras.
En estos días vemos que los K se pintan la cara, diciendo que defienden al pueblo y que no van a pagar la deuda. En realidad están negociando en un escenario de unidad burguesa el futuro de su fracción, ya que por ser una casta privilegiada que se solventa con el Estado, sin el poder estatal, corre peligro su futuro como corriente política, lo demás es para mantener activa a la tropa.
Por eso, sostenemos que no va a ser en las elecciones y en el Congreso donde se van a dirimir las relaciones de fuerza entre clases antagónicas, sino en el enfrentamiento en los lugares de trabajo y en la organización de los sectores ocupados y desocupados que enfrenten al gobierno y sus cómplices. Impulsemos un Congreso de delegados de base con mandato que prepare la lucha para que no seamos los trabajadores los que paguemos la crisis.
Llamamos a votar en blanco, también como una lucha política al FITU que ha privilegiado un diálogo con la opinión pública y sus demandas y no un programa que exprese las tareas de los revolucionarios ante la pandemia y la crisis mundial.
20 de octubre de 2021
Hoy se cumplen 11 años del asesinato de Mariano Ferreyra. Para los ferroviarios de la COR, Mariano es un estandarte de lucha. Un mártir de las filas de la clase obrera y de la militancia revolucionaria. Su lucha, esa lucha de la que participamos cuerpo a cuerpo aquel 20 de octubre, está más vigente que nunca. Seguimos enfrentando a los mismos enemigos de clase y lo haremos hasta derrotarlos.
La tercerización laboral, el régimen de concesionarias, la recalcitrante burocracia sindical enquistada en nuestros sindicatos, empresarios y gobiernos de turnos amparados en leyes y una justicia que actúa siempre en favor de los ricos.
Enfrentamos en aquel momento al gobierno kirchenrista que, tras el emblema de la comunidad organizada, tomaba letra del recetario de Perón: Pacto Social, conciliación de clases para intentar someternos a nuestros verdugos, y “juventud sindical” como fuerza de choque.
Eso enfrentaba Mariano cuando apoyaba a miles de ferroviarios tercerizados por el pase a planta permanente, pelea que nosotros tomamos como propia, forjando la unidad de nuestras propias filas y extendiendo la lucha a todos los ramales.
Hoy el gobierno descompuesto de Alberto Fernández y Cristina Kirchner vuelve con las mismas fórmulas. Para hacer pasar un ajuste, otra vez nos hablan de pacto entre el capital y el trabajo, de Pacto Social. Otra vez tenemos al miserable de Aníbal Fernández en un gabinete preparando a las huestes policiales para la represión.
Pueden contar con la complicidad de los Pedraza de ayer y los Sasia de hoy. Con toda la burocracia de la CGT y sus marchas de lealtad. Ellos, sí, son leales al capital.
Sabemos que quieren recrudecer el ajuste, avanzar en la reforma laboral, aplicar los mandatos del FMI. Por eso, una vez más bregamos por nuestros métodos como trabajadores, que tenemos una historia de lucha y preparamos el porvenir. Fuera Sasia y toda la burocracia sindical asesina. Organicémonos para recuperar nuestros sindicatos y que sean verdaderas herramientas revolucionarias contra este régimen putrefacto que se cobró la vida de Mariano Ferreyra y de tantos compañeros que son ejemplos de lucha.
La crisis internacional y su agravamiento producto de la pandemia hizo que varias industrias atraviesen importantes cambios a nivel internacional tales como: cambios en las condiciones de trabajo y los protocolos de seguridad e higiene; cambios en las tareas, tiempos y ritmos de trabajo; divisiones erradas entre los que son y los que no son esenciales; empresas que cierran y despiden trabajadores, pero hay otras que sacaron provecho llevándose superganancias como las farmacéuticas o las industrias alimenticias. La industria del vidrio y en particular el sector referido a envases para la industria alimenticia no escapa a esta realidad atravesando varios cambios no solo a nivel regional sino internacional.
Esta rama de la economía esta experimentando actualmente un problema global que es el faltante de envases de vidrio principalmente a causa de la pandemia de Covid-19. Durante el 2020 se registraron importantes aumentos en el consumo de alimentos y bebidas, lo que ocasionó una disminución de stocks de envases de vidrio en góndola. A eso se le sumó el hecho de que muchas industrias no pudieron trabajar al 100% de su capacidad por las diferentes restricciones sanitarias. Eso hizo que se consumieran los stocks de reserva en casi todas las plantas a nivel mundial. Además, que las materias primas con las que se elabora el vidrio pueden ser costosas o escasas.
Ahora vayamos al caso argentino, el país concentra la mayor parte de su producción de vidrio en tres empresas: Cattorini que produce el 60% del total de botellas para vinos, Verallia que produce el 35%, y Cristalerías Rosario con el 5%. El 75% de lo producido está dirigido al mercado interno, y el 25% restante es destinado al mercado de exportación de vinos y espumantes. En dicho periodo estas empresas han tenido enormes ingresos por un aumento de productividad (entre 2016 y 2019, la industria vitivinícola utilizó aproximadamente entre 800 y 900 millones de botellas por año, un número que aumentó en 2020).
Así mismo, las empresas contaron con un aliado imprescindible: la burocracia de Valdez. Ellos garantizaron en lo que va de la pandemia que se no dieran aumentos de sueldos y en donde se dieron, como vienen haciendo cada año, se firmaron en cuotas y a la baja (una de las ramas que menor porcentaje de aumento tuvo). Dicen hablar en nombre de cuidar a la “familia vidriera” pero ante los casos de despidos y suspensiones se posicionaron como si fueran empleados de recursos humanos de las empresas. No nos olvidemos que nada se hizo por las muertes de compañeros y las condiciones de seguridad e higiene en lo que va del periodo.
Mientras se registraba todo esto y se hacia la vista a un lado en los constantes avasallamiento hacia las y los trabajadores; el 19 de septiembre se produjo un incendio en la planta de Verallia en la localidad de Rodeo de la Cruz, Mendoza, que afectó el área de los hornos y dejó a varias líneas fuera de funcionamiento. Por suerte no hay que lamentar ninguna perdida de operarios. De hecho, gracias a ellos no se quemó el resto de la planta.
Esta situación provocó un cimbronazo en la industria vitivinícola, principalmente en las bodegas de Mendoza y San Juan, que temen por las exportaciones de vino ya pactadas. Claramente este incendio se debe a la sed de ganancias de esta empresa y por la falta de mantenimiento o la deficitaria inversión en infraestructura contra siniestros de este tipo. Rápidamente los productores y bodegueros advirtieron sobre el problema que podría atraer dicho incendio y presentaron sus quejas al Estado mendocino y nacional para que les vuelva a garantizar una vez más la producción de botellas necesarias y las consecuencias no afecte los dividendos empresariales. “Los que estamos en este negocio sabemos que el mes de octubre es el mes del despacho al exterior. Acá la única solución de corto plazo es que Verallia rápidamente pueda poner en funcionamiento sus hornos afectados. Y en eso tiene que estar el Estado al lado, acompañando” (Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura). Se fueron brindado las líneas de financiación que se necesiten, aunque la empresa por el momento no ha solicitado nada y se ha colaborado en la entrada rápida de los técnicos de Brasil para que puedan resolver los problemas ocasionados por el siniestro. Y para coronar todo esto la burocracia del vidrio y sus delegados no hicieron ni siquiera una declaración frente al siniestro que podría haber sido evitado. Están tratando de garantizar que no haya ningún tipo de organización ante el esquema que se presenta.
Acá vemos cómo el Estado, su maquinaria, funcionarios y burocracia se ponen a disposición para lo que fueron elegidos: garantizar al capital su ganancia. Una clara contradicción ya que en esta pandemia no se podía ni siquiera andar en la calle, pero para garantizar la producción a las empresas se abren todas las fronteras y se dan todos los subsidios posibles.
Incluso se habla de importar botellas de otros países. Pero esto no es tan fácil como se dice. En primer lugar, el rubro de importación de envases de vidrio es uno que cuenta con licencias automáticas, lo que significa que pueden realizar importaciones sin ningún tipo de limitación. Practica a la que recurre Verallia desde hace años con su par chilena y luego cobra más caro a sus clientes. Pero como sabemos, el problema es más amplio y responde a una coyuntura global. Por otro lado, aunque a nivel mundial existieran stocks disponibles, organizar la logística para lograr importar los envases necesarios que cubran la demanda supone otros problemas. Hay también una escasez mundial en el comercio internacional de contenedores. Otra de las consecuencias de la pandemia fue un desajuste en el comercio mundial, que implicó un retraso de los buques de seis días en promedio, lo que ocasionó un faltante de contenedores en puertos.
Pero regresemos al vidrio, no tenemos que dejar que las verdaderas consecuencias afecten a los trabajadores y paguemos su crisis como ya se están viendo en las principales bodegas suspendiendo a personal tercerizado. Debemos tener en cuenta todas las presiones que tuvimos como rama y por empresa que pesan sobre nuestras espaldas: paritarias que fueron suspendidas por la pandemia o superadas constantemente por la inflación como lo vivieron las y los trabajadores de viñas y vitivinícolas reflejado en un aumento del costo de vida; protocolos y condiciones de higiene y seguridad deficitarias y que en la mayoría de los casos no se respetan o los aumentos de productividad en las líneas de producción garantizado solo por el mínimo personal para tales tareas. Además, debemos contar las vacaciones adelantadas, suspensiones y o despidos que están a la orden del día según el nivel de productividad que desee el empresariado.
Empresas del vidrio, el sector vitivinícolas y talleres que trabajan para dichas industrias tenemos que pensar en las situaciones que nos hace vivir en esta precariedad y las implicancias que tuvieron la cuarentena en ramas y fabricas como las nuestras que nunca pararon durante la pandemia para poder transformar esta ofensiva patronal en organización de los trabajadores.
Debemos tratar de hacer asambleas por sector y o general para que las implicancias de la falta de planificación de la patronales y recientemente la falta de botellas en el sector no recaiga sobre nuestras espaldas. Nosotros no tenemos que ser el primer factor en la ecuación de reducir costos patronales. No podemos confiar y dejar en manos de la empresa nuestra seguridad e higiene. Tenemos que presionar a los delegados que nada están haciendo para que se haga un relevamiento de las condiciones de higiene y seguridad en la infraestructura, elementos de protección personal, etc. y exigir que se respeten, mejoren o creen donde no las haya. Es tarea fundamental sacar a los delegados traidores de nuestras filas o elegir donde no los haya. Para ello debemos confiar en nuestras propias fuerzas.
Como perspectiva debemos convocar un congreso de delegados de base mandatados de la rama para pensar de conjunto una salida a la crisis y un programa de lucha para poder pelear por todas estas reivindicaciones.
Dante Oliveira
El pasado sábado 2 de octubre se realizó la reunión de comisión directiva del Centro de estudiantes de la FFyL, UNCuyo. En dicha reunión solicitamos que las posiciones de las distintas tendencias fueran difundidas al conjunto de las y los estudiantes, ya han pasado dos semanas y todavía la conducción del centro (Soriano) no ha publicado las actas ni ha llamado a las acciones acordadas. En la reunión, reiteramos que el protocolo Covid establecido por el decano Cueto tiene como finalidad prohibir la militancia política al interior de la facultad. Nosotros mismos fuimos impedidos de recuperar nuestra cartelera y fuimos desalojados por guardias y personal administrativo cuando nos encontrábamos militando nuestras declaraciones sobre Colombia y Palestina. Llevamos esta discusión a la CD y llamamos nuevamente a que el centro de estudiantes se pronuncie en contra de esta política de persecución política. Desde la COR sostenemos que debemos ser las y los estudiantes en conjunto a docentes y no docentes quienes realicemos nuestro protocolo, decidido en asamblea, debemos confiar en nuestras fuerzas para garantizar las condiciones de salud y seguridad para el cursado.
Nuestra posición respecto a las asambleas es clara, debemos realizar de manera urgente asambleas por curso y general, así lo expresamos en la comisión directiva, donde nos respondieron todas las agrupaciones que la fecha de la asamblea general sería acordada a la brevedad… No podemos seguir esperando, el Gobierno Nacional tiene una reforma educativa bajo la manga, que sigue los lineamientos de la secundaria 2030 y los acuerdos con el Banco Mundial. Alberto Fernández y sus ministros seguirán al pie de la letra los mandados del FMI, dentro de las modificaciones que votarán en el congreso antes de fin de año se encuentra una nueva ley de financiamiento educativo, la institucionalización de la bimodalidad, cambios en la formación docente y la reforma de la LES (arancelamiento).
Frente a este panorama de brutal ajuste educativo, sumado a la pésima administración de la pandemia y el constante deterioro de nuestras condiciones de vida instamos a enfrentar este ajuste saliendo de la pasividad virtual en la que nos quieren mantener las agrupaciones peronistas y radicales y las autoridades. Debemos tomar el ejemplo de las y los estudiantes secundarios que con sentadas y cortes de calle han roto la pasividad, planteando sus reclamos de forma clara. Llamamos a las y los estudiantes de FFyL a realizar asambleas por curso y general para discutir cómo nos preparamos para frenar la reforma educativa, sólo con nuestros métodos como las movilizaciones, la toma de las instalaciones y el paro educativo podremos frenar esta avanzada, pasemos a la acción.
C.O.R. Rama Universitaria
La UNC se prepara para elegir a los aplicadores del recorte presupuestario y el plan de reformas educativas del FMI. Definir quién estará al mando de las 15 facultades en el próximo periodo, renovar los consejeros de todos los estamentos (docente, no docente, egresados y alumnos) tanto en los consejos directivos como en el consejo superior (consiliarios) y, como si fuera una oficina más dentro de la institución, también se llama a elegir las conducciones de los centros de estudiantes. Desde el 11 al 15 de octubre se abre la modalidad por correo, una innovación en estas elecciones para intentar aumentar la ya magra participación que se espera y del 18 al 22 de octubre la elección será presencial.
El régimen viene usando todo el aparato del multimedia de la universidad, presentando a los candidatos y televisando pobres debates, para maquillar la ausencia de cualquier discusión seria sobre el destino de la educación. No puede ser de otra manera, estas elecciones son una instancia más de la puja entre las distintas facciones (Kirchnerismo, Macrismo, Schiarettismo, Sur) para repartirse la torta del manejo de la UNC.
Estas elecciones universitarias se encuentran cruzadas por la profunda crisis que recorre al país ante las negociaciones con el FMI y también por los cambios Post-PASO, donde el gobierno, tras su estrepitosa derrota, y luego de que todas las facciones que integran el frente hayan salido a reconocer que hubo un ajuste fenomenal, ha realizado cambios de ministros para conformar un gabinete de compromiso que deberá llevar adelante las reformas que exige el fondo.
En educación, luego de que realizara el trabajo sucio del ajuste y el ataque a docentes y no docentes durante la pandemia, se reemplazó a Trotta por Perczyk. Este personaje es bien conocido por los trabajadores universitarios ya que fue uno de los principales impulsores de las paritarias en minicuotas en su rol de presidente del CIN durante el macrismo y más tarde como Secretario de Políticas Universitarias del FdT. El nuevo ministro tiene la tarea de respaldar el ajuste presupuestario que ya envió Guzmán al congreso, donde de los 407 mil millones para el año 2022 que había solicitado el CIN (consejo interuniversitario nacional), se redujeron a 330.000 mil millones. Desde el CIN han salido a cuestionar el recorte presupuestario anticipando que de votarse lo que propuso Guzman no llegarían a cubrir los sueldos: como siempre, son los trabajadores la variable de ajuste, no dicen una palabra de la caja que hace la universidad con los acuerdos con empresas privadas, los postgrados y el ahorro de casi dos años de la mayoría de edificios cerrados y virtualidad.
Perczyk también estará al frente del definitivo retorno a la presencialidad, en edificios ya colapsados antes del Covid-19 y sin haber puesto plata para las necesarias obras de infraestructura, respaldando el discurso de oficialistas y opositores de que la pandemia ya pasó y que el objetivo inmediato es recuperar la actividad, buscando consolidar el ataque a nuestras condiciones de vida y de trabajo que nos propiciaron durante la cuarentena. En este punto todo el CIN lo respalda y ya se preparan a poner manos a la obra.
Las distintas facciones que ahora están en disputa por los carguitos del régimen no mostraron grietas a la hora de disciplinarse al plan reaccionario de la cuarentena, enviando a todo el sistema educativo a la virtualidad de forma inconsulta y sin recursos con los desastrosos resultados que ya conocemos. Mientras tanto, la UNC se ponía al servicio del COE, instalando centros de seguimientos de casos en el FAMAF, Baterías D y otras dependencias, inventando pasantías para precarizar el trabajo de quienes los atendían. El pabellón argentina y el comedor, que permaneció cerrado durante toda la cuarentena, se pusieron a disposición para la vacunación, nuevamente con trabajo precario donde los vacunadores tuvieron que hacer paro para que les paguen lo prometido.
Párrafo aparte merece como han aprovechado la cuarentena para avanzar en el juicio que pesa sobre los 27 estudiantes procesados por la lucha del 2018, donde justamente se peleó por salario y presupuesto. Aquí tampoco hubo diferencias entre las facciones de este podrido régimen: todos firmaron declaraciones conjuntas avalando el juicio (ver: Vamos y el rectorado se unen contra los estudiantes) Con el retorno a las aulas sin las condiciones edilicias mínimas para garantizar nuestra seguridad, pretenden consolidar el ataque que nos impartieron durante la cuarentena. La bimodalidad, la educación a distancia, los recortes de contenidos, el cierre de comedores, los salarios de hambre, la deserción estudiantil, la persecución a los luchadores, son solo algunos de los objetivos que tiene el FMI para la educación.
Para aplicar este ajuste cuentan con la inestimable colaboración de las burocracias de los sindicatos docentes y no docentes, con la FUC y con las corrientes pro patronales que dirigen los centros de estudiantes (Bisagra, Franja Morada, SUR). Estas conducciones se lucieron durante la cuarentena, paralizando y desorganizando cualquier respuesta ante el ataque, mostrando ser actores claves para que pase el ajuste.
Ante este panorama no podemos quedar entrampados en estas elecciones que buscarán legitimar al gobierno universitario del ajuste y el FMI. Los reformistas y tristemente también la izquierda universitaria, nos plantean que debemos luchar por defender la educación pública, pero olvidan lo esencial, la educación tiene un carácter de clases: burguesa y el régimen que la sostiene defiende los intereses de esa clase, por eso no es posible reformarlo con más democracia y más representación. En estas elecciones debemos votar en blanco y prepararnos para dar la pelea de forma independiente de las autoridades universitarias. Para poner la educación al servicio de la lucha de la clase obrera debemos pelear por una Universidad dirigida por sus trabajadores con un gobierno tripartito de los sindicatos docentes, no-docentes y los centros de estudiantes con un rol consultivo de las centrales obreras de la industria y los servicios.
Para desarrollar esta perspectiva necesitamos que nuestras organizaciones dejen de ser una oficina que gestiona la política del régimen. Debemos enfrentar la injerencia sobre los centros de estudiantes que implica juntar las elecciones de nuestro organismo con las de régimen, injerencia avalada en el mismo estatuto de la UNC, cosa que ninguna agrupación, ni siquiera la izquierda universitaria, se toma el trabajo de denunciar.
Es tarea de primer orden recuperar nuestras organizaciones de manos de las variantes patronales que hoy las dirigen (Franja morada- Bisagra-Sur). Lamentablemente el Frente de las Izquierdas por la Absolución conformado por el PTS- PO- IS- NuevoMas- CAUCE no es una alternativa en este sentido. No solo porque pierden cualquier independencia del régimen al ir con corrientes como CAUCE, que como cualquier agrupación “independiente” limitada a los estrechos marcos de la Universidad termina siendo deglutida por las instituciones y por las luchas por las “pequeñas conquistas” en el marco de los posible (del presupuesto de miseria, la educación elitista, la precarización laboral en que se basa). Sino, centralmente, porque el programa que levantan se limita a reivindicaciones estudiantiles mínimas, que no van más allá de la defensa de la “Educación Pública”, que en realidad no es pública porque deja afuera a la gran mayoría de la clase obrera, y además sustenta las políticas de la burguesía y su estado como hemos podido volver a comprobar durante estos largos meses de pandemia.
Es por esto que en estas elecciones de centro de estudiantes desde la COR llamamos a los compañeros combativos a votar nulo o en blanco y dar la pelea por recuperar nuestras organizaciones. Para esto necesitamos poner en pie los cuerpos de delegados de curso (mandatados y elegidos en asamblea) por facultad y carrera, que se conviertan en dirección alternativa a las conducciones de la Franja Morada, la Bisagra, el MNR, Sur y sus socios. De esa forma, sentaremos las bases para recuperar los Centros de Estudiantes y la FUC, organizaciones que deben pasar a la lucha contra el ajuste, el presupuesto de Guzmán y las reformas educativas (y todo el paquete de reformas) del FMI y el BM. Esa lucha sólo podrá llevarse hasta el final si el movimiento estudiantil se convierte en batallón auxiliar de la clase obrera, y para eso también necesitamos recuperar nuestras organizaciones. Las corrientes de la Izquierda de UNC deben romper con la política de adaptación, los llamamos a discutir junto a los trabajadores y estudiantes combativos las tareas de la vanguardia en esta crisis, con el objetivo de poner en pie una Corriente Revolucionaria en la universidad, docente, no docente, estudiantil, con libertad de tendencias, que se proponga dar la pelea que está planteada.
COR – Rama Universitaria Córdoba
Próximamente saldrá a la venta el nuevo número de la Revista Internacional de la TRCI, con un dossier sobre América Latina, en español y portugués.
La histórica derrota en las PASO de la coalición que gobierna el país generó una crisis interna en el Frente de Todos, entre la vice presidenta y el presidente de la nación, para dirimir quién es dueño de la derrota y cómo se debe seguir dirigiendo los destinos del Estado.
Esta crisis política en el seno del poder estatal desnudó la descomposición de las direcciones burguesas y pequeño burguesas en la administración de los negocios del gran capital extranjero y el capital nacional. Es una crisis histórica de los frentes populares en forma de partido, como fue el peronismo en sus orígenes, que, en el devenir de los procesos mundiales y la penetración imperialista en la región, fueron descomponiéndose de partido a coaliciones electorales, perdiendo base social.
Por eso esta coalición electoral, que en este momento entra en un impasse peligroso, contiene en su interior, no al pueblo o a la juventud maravillosa de los ’70, como pretenden hacer creer en sus visiones mesiánicas de reencarnación de Perón, sino a sectores que expresan los intereses capitalistas de distintas ramas. El albertismo es defensor de los intereses de los grandes laboratorios extranjeros, nacionales y la industria farmacéutica; Cristina expresa a sectores de la burguesía nacional y los pequeños productores y busca alianza con el capital chino y ruso y Massa es un alfil de los grandes capitales extranjeros, centralmente del imperialismo norteamericano.
Debe quedar claro para el conjunto de los trabajadores que ninguna de estas fracciones defiende los intereses de nuestra clase. En medio de las peleas, cartas, operaciones de prensa enviaron al Congreso el presupuesto 2022, donde continúan el ajuste y dan por descontado el acuerdo con el FMI, y ahí no hubo diferencias. Es de un cinismo brutal la pelea que están dando las distintas fracciones de la coalición. No es nuestra pelea, es una dirección contrarrevolucionaria que está defendiendo los intereses de sus verdaderos amos, los capitalistas.
En la crisis política en desarrollo confesaron que estaban haciendo un ajuste, que le robaron a los jubilados, que hicieron caer el salario real, que en plena pandemia tomaron decisiones políticas que causaron muchas muertes evitables, que sabían que venía la segunda ola de la pandemia y quitaron los subsidios. Esta es la verdadera foto para ver para quienes gobiernan.
Mientras, la oposición burguesa se prepara para aprovechar la debacle del Frente de Todos y mostrarse como la cara ordenada de las reformas y ajuste que exige el FMI. En eso no tienen diferencias con los caídos en desgracia del gobierno.
En tanto se desarrolla esta situación el FITU plantea que la solución es votarlos a ellos el 14 de noviembre. El régimen en su conjunto le debe estar agradeciendo semejante demostración de adaptación.
Ante esta situación debemos abrir un debate al interior de nuestra clase, siendo claros sobre que cualquiera sea la solución que se le dé a la crisis abierta en la coalición de gobierno, no traerá nada bueno para nosotros. La conducción de la CGT también está dividida por las internas burguesas. El ala de Moyano, Palazzo, Sassia y cía. tienen incluso la caradurez de intentar lavarse la cara planteando que a ellos también les cabe “autocrítica” por la crisis social y la miseria en la que han sometido a la clase obrera. Todo es demagogia para intentar seducir a sectores obreros para el FdT. Solo podemos confiar en nuestros métodos y en nuestras propias fuerzas. Debemos organizarnos para enfrentar el acuerdo con el FMI, el ajuste y las reformas que planean, como la laboral y previsional entre otras. Debemos formar oposiciones sindicales revolucionarias en las próximas elecciones sindicales para derrotar a la burocracia sindical cómplice del ajuste y de la gestión estatal de la pandemia. Tenemos que echar a la burocracia sindical de nuestras organizaciones. Debemos impulsar un Congreso de delegados de base con mandato para imponer un paro nacional y un programa obrero de salida a la crisis. Debemos reagrupar a los sectores de vanguardia del movimiento obrero industrial, a los sindicatos combativos, a las comisiones y juntas internas combativas y las organizaciones del movimiento de desocupados independientes en plenarios regionales o por zona para preparar la lucha contra los ataques que se vienen. Buscando la unidad en el enfrentamiento al imperialismo con las organizaciones obreras de los países de la región.
En esta crisis los trabajadores debemos intervenir de forma independiente y organizarnos para construir una dirección revolucionaria, que no es otra cosa que un partido para mostrar la potencialidad de nuestra clase convertida en vanguardia.
Hace 45 años, en La Plata, 10 estudiantes secundarios eran secuestrados, torturados y finalmente asesinados a manos del contrarrevolucionario golpe de estado del ’76. La juventud venía de las experiencias de los años previos, con importantes procesos de organización, marchas por el boleto educativo, discusiones en torno a qué educación querían, y había participado junto al movimiento obrero de las enormes experiencias del Cordobazo, el Vivorazo, las coordinadoras fabriles, etc. Fue contra estas experiencias que tanto los partidos patronales (PJ, UCR, etc.), la iglesia, los empresarios imperialistas y locales, y la burocracia sindical se unieron en la necesidad de derrotar a quienes comenzaban a poner en cuestionamiento su dominio, entregando momentáneamente el poder al brazo armado del estado para llevar adelante esta tarea.
Hoy, 45 años después, la dictadura del capital bajo su ropaje democrático mantiene intacto su aparato represivo. La política de la Cuarentena dio cuenta de esto, Facundo Castro, Luis Espinoza, Joaquín Paredes, Isaías Luna, Blas Correa, son algunos de los crudos ejemplos de cómo la policía, envalentonada por el respaldo estatal, asesinó, torturó y amedrentó a cientos de jóvenes y trabajadores en todo el país. La cuarentena demostró no ser ninguna medida para salvar nuestras vidas, como demuestran los más de 120 mil muertos y los más de cinco millones de contagiados, sino todo un ensayo general reaccionario para hacernos pagar su crisis
En las escuelas, los cambios caóticos y sin condiciones entre virtualidad, bimodalidad y, ahora, una presencialidad completa, han hecho estragos. El resultado de estas políticas han sido una enorme deserción estudiantil por falta de recursos, sobretrabajo docente, precarización laboral acompañada de salarios de hambre, desempleo por suplencias no cubiertas, compañeros que murieron por Covid y otros cientos de contagiados, cierres completos de cursos, y una larga lista de etc. Este ataque fue posible gracias a que tanto las burocracias sindicales, como las conducciones de los centros de estudiantes se mantuvieron guardadas mientras dejaban correr el ajuste, y ahora convalidan medidas arbitrarias, bajo la figura de protocolos, que sólo restringen la organización y militancia estudiantil y sindical en escuelas y facultades.
Este 16/09 el mejor homenaje que podemos hacer a nuestros compañeros caídos es retomar lo más avanzado de su experiencia y continuar la pelea. Los procesos agudos de lucha de clases que recorren al mundo han tenido a la juventud como protagonistas, las acciones en Chile, Colombia, EEUU, solo por mencionar algunos, deja en claro que la juventud no ha sido derrotada y dará pelea contra un sistema que no le ofrece otro futuro más que explotación, miseria y represión.
Ya hemos escuchado tanto al gobierno como a la oposición hablar de una nueva normalidad y la post-pandemia, lo que significa que se aprestan a consolidar el brutal ajuste para honrar los acuerdos con el FMI, preparando las condiciones para aplicar las reformas laboral, educativa, previsional que exige el organismo. Debemos enfrentar este avance y para ello se hace urgente recuperar nuestras organizaciones para convertirlas en verdaderas herramientas de lucha.
La juventud tenemos en el movimiento obrero a un poderoso aliado, debemos preparar junto a ellos la respuesta. En las escuelas podemos comenzar convocando a plenarios de delegados de base tanto de estudiantes como de los trabajadores de la educación, donde podamos discutir: las condiciones para la vuelta a la presencialidad, la reapertura de paritarias y las condiciones laborales, el boleto obrero-estudiantil y todas las demás reivindicaciones, como así también las acciones para imponerlas, como son nuestros históricos métodos de paro, toma de colegios, marchas, etc. La sentada en los colegios de la UNCuyo es un llamado a la acción que debemos extender y profundizar.
También debemos poner todos nuestros esfuerzos en impedir la criminalización de nuestra lucha, se hace urgente tirar abajo el reaccionario juicio que pesa sobre los compañeros y compañeras de la UNC y la UNRN y que intenta ponerse como castigo ejemplar para disciplinarnos.
A 45 años de la noche de los lápices, la lucha sigue vigente por eso decimos con toda nuestra fuerza que no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos.
Después de la PASO
El Frente de Todos recibió en las elecciones PASO del 12 de setiembre una de las peores derrotas del peronismo unido de los últimos años, perdiendo en 17 de las 24 provincias y, principalmente, siendo derrotado en la provincia de Buenos Aires por Juntos (nuevo nombre de Juntos por el Cambio, alianza del PRO y radicales).
Si bien las elecciones PASO son internas abiertas, que no definen cargos electivos, delinean la situación de los partidos políticos. Ante la debilidad de éstos para organizar a sus afiliados, es la intervención del Estado la que permite dirimir las diferencias y proscribir a las minorías con un piso del 1,5% para participar de las elecciones, que este año se van a realizar el 14 de noviembre. Esta instancia se toma como un plebiscito de la gestión del gobierno de turno y sirve para conocer el humor social. Teniendo en cuenta esta característica, los resultados mostraron un fuerte castigo al gobierno de los Fernández, que se expresó en el voto a la oposición burguesa, en este caso los ex Cambiemos; a expresiones liberales, a la izquierda parlamentaria y también en el voto en blanco y en el 67% de participación, un numero bajo si se toman otras elecciones.
Debemos decir que estas elecciones se dieron en medio de una pandemia y una crisis social, sanitaria y económica nunca vista, donde tanto el gobierno como la oposición burguesa tratan de mostrar un escenario post pandemia en medio de una posible tercera ola con la variante delta. La derrota del gobierno es la expresión distorsionada del balance de un sector de masas a la dirección política de la pandemia y sus consecuencias, con más de 120 mil muertos, un desmanejo del plan de vacunación, el “Olivos gate” y la imposición de un ajuste brutal a las condiciones de vida de la gran mayoría. Y otro sector votó en contra del gobierno porque no expresa a las fracciones de clase que ellos defienden, más aliados al capital extranjero y los grandes capitales del campo y la industria.
Insistimos con la idea de que se trata de una “expresión distorsionada” porque, como marxistas, sostenemos que las derrotas a los gobiernos se dan en los procesos de la lucha de clases y no en los mecanismos burgueses como son las elecciones. Es decir, se expresó de forma pasiva un descontento social, que coyunturalmente puede capitalizar la oposición burguesa, pero el desarrollo de los elementos más estructurales de la crisis aún subsiste y pueden expresarse de forma convulsiva si la situación se sigue agravando.
En este contexto, el FITU capitalizó parte de este descontento, suplantando la propaganda socialista por el marketing político. Quizás hemos presenciado una de las peores campañas desde que se fundó el FIT, allá por el 2011, pero que le dio frutos electorales como para que no se cuestionen nada de lo hecho.
El gobierno ha quedado muy debilitado e intentará que la derrota sea más decorosa en noviembre, pero no tiene nada para mostrar ni dar. Debe acordar con el FMI y la oposición burguesa, continuar el ajuste y llevar al Congreso las reformas que exige este organismo imperialista, como la laboral y la previsional. En este aspecto no hay diferencias con la oposición. El problema es que debe hacerlo en su momento de mayor debilidad. Tendrá que apelar a la burocracia sindical, que sigue avanzando en su desprestigio en las filas obreras después de su actuación en la pandemia y su apoyo al ajuste a los salarios de los trabajadores activos y pasivos.
Desde la oposición le sugieren que Massa sea el jefe de gabinete. Sueñan con una suerte de primer ministro a la europea y que el presidente sea un sello. Un sueño de los republicanos de una semicolonia, que olvidan que son una burguesía débil y que está sostenida por el imperialismo.
La clase obrera debe tener en claro que nada bueno vendrá de nuestros verdugos, que cada dos años prometen solucionar todas nuestras demandas. Debemos abrir una deliberación al interior de nuestra clase en las fábricas, en los lugares de trabajo y de estudio, y en las organizaciones combativas de desocupados, sobre la necesidad de discutir un programa de salida a la crisis y un balance de la política del gobierno ante la pandemia. Organizarnos desde los delegados, comisiones internas, juntas internas y sindicatos recuperados en plenarios regionales que confluyan en un gran congreso de delegados de base con mandato, que prepare los requisitos para luchar contra la burocracia sindical e impulse un paro nacional para imponer, mediante nuestros métodos, la dirección de la pandemia y saldar la crisis económica sanitaria y social a la que nos han llevado. Unirnos a la lucha de los trabajadores y el pueblo pobre de América Latina que ha salido a enfrentar a sus gobiernos es otra de nuestras tareas inmediatas.
A 83 años de la fundación del IV internacional
El 3 de septiembre de 1938, en París, se realizó la conferencia de fundación de la IV Internacional, donde veintiséis delegados representaron a 11 secciones sobre 29 afiliadas (según el informe del Secretariado Internacional). Trotsky no pudo concurrir ya que estaba en el exilio en México. Varias delegaciones no pudieron viajar por diversos inconvenientes, como persecuciones o problemas económicos. Recordemos que el estalinismo buscaba impedir la formación de la Internacional. Uno de los organizadores, Klement, fue asesinado por sus agentes antes de la conferencia y se perdieron muchos documentos importantes. Erwin Wolf y León Sedov, el hijo de Trotsky, también fueron asesinados por la GPU poco antes de la realización de la misma.
Trotsky sostenía la necesidad de la formación de la Cuarta Internacional, con el objetivo de regenerar una dirección revolucionaria ante la debacle de la Tercera. Se planteó recuperar el internacionalismo ante la reacción que significó la teoría del socialismo en un solo país sostenida por el estalinismo. Él planteaba: “el internacionalismo no es un principio abstracto, es la expresión de un hecho económico”. Quería demostrar que el programa que levantaban los revolucionarios era para luchar contra un sistema mundial y no por particularismos. “La revolución proletaria se levanta tanto contra la propiedad privada de los medios de producción como contra la fragmentación nacional de la economía mundial”, sentenciaba.
La creación de la nueva Internacional se daba en un escenario mundial que se encaminaba a la segunda guerra mundial, después de varias derrotas en procesos revolucionarios, como el español o el alemán, donde el estalinismo mostró ser una dirección contrarrevolucionaria. La tarea era recobrar una continuidad teórica y política del marxismo revolucionario, tan vapuleado en esa época.
La IV Internacional intentó formar una nueva dirección revolucionaria, con un programa de transición, que fue la expresión de las conclusiones de la revolución rusa generalizada para todo un proceso. Planteó las tareas históricas del proletariado para destruir al sistema capitalista.
A 83 años de su formación, las tareas históricas siguen vigentes, pero aún persiste la crisis de dirección revolucionaria que retrasa la revolución mundial y le da una sobrevida a este sistema capitalista putrefacto. Sacar las lecciones programáticas de las distintas tendencias centristas que dirigieron la IV Internacional hasta su virtual desaparición es una tarea necesaria para recuperar el programa de transición de la influencia estatista, sindicalista y reformistas que llevaron a que muchas corrientes degeneraran y se adaptaran al sistema capitalista.
Reconstruir la IV Internacional es intentar saldar la crisis de dirección revolucionaria y preparar la lucha por el poder, recuperar el programa de transición y desplegar la acción revolucionaria ante una crisis mundial que sigue su curso. Desde la TRCI seguimos sosteniendo la necesidad de una Conferencia Internacional con las corrientes que aun levanten la dictadura del proletariado para avanzar en la tarea de dotar de una dirección revolucionaria a los procesos de lucha de clases que se están produciendo.
Los revolucionarios nos encontramos ante acontecimientos históricos inéditos, como los que estamos viviendo en medio de una pandemia que aceleró los procesos de crisis mundial que veníamos padeciendo: descomposición del imperialismo y de asimilación de los ex Estados obreros. Tenemos herramientas teóricas y políticas legadas del marxismo. La teoría de Marx y Engels, la teoría de la Revolución Permanente, la teoría del imperialismo, la teoría del partido revolucionario, el programa de las Internacionales en sus fases revolucionarias, el Programa de Transición y tantas lecciones programáticas de procesos vivos de lucha de clase.
A 83 años de la formación de la IV Internacional, hacemos nuestra la definición programática de la Cuarta que planteaba Trotsky: La Cuarta internacional se puede definir en tres palabras ¡Por la dictadura del proletariado!
COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina
publicado en TRCI-web
"The Taliban overrunning everything and owning the whole country is highly unlikely", Joe Biden declared solemnly on July 8th, 2021 in the East Room of the White House. Barely a month and a few days later, the Taliban entered the Afghan capital Kabul, after the withdrawal of the bulk of the imperialist troops and the fleeing of the puppet president, Ashraf Ghani. Biden bet that the 300,000-strong Afghan army supplied by imperialism would control the situation, but it collapsed within weeks; leaving his government exposed to a never-before-seen evacuation operation, "the largest airlift in history" according to Biden himself, which has become the most humiliating withdrawal ever seen. A new delusional statement by the US president, who said that the US had gone to Afghanistan not to build a democratic nation (nation Building) but to defuse the terrorist threat, was answered by a branch of ISIS with an attack at Kabul airport itself with the toll of more than 170 dead, including 13 US troops. The attack on Thursday 26th August pushed the NATO allies with troops on the ground to end the evacuation operations, leaving only the nation "leader of the free world" that had managed to organize a coalition of 42 countries around the occupation. The Yankees have until August 31th to finish the evacuation, a period in which they can only expect new attacks and desperate images of refugees trying to flee from the chaos left behind after 20 years of military occupation.
Imperialism and its shadow
The withdrawal from Afghanistan is an example of the complicated situation in which US imperialism finds itself in the historical deepening of its decomposition and in the ever-greater difficulties it has in trying to resolve world’s capitalist crisis. It’s part of the difficulties to give an idea of a way out of the pandemic, with the discussion of the post-pandemic and a supposed and longed-for boom of the world economy, that clashes with a perspective of small rebounds and new falls that configure rather a tendency towards depression and the worsening of the imbalances at all levels. Imperialists even reach such delirious discussions as that "thanks" to the Delta variant, inflationary tendencies are being contained (!!!). Biden’s administration and his coalition government, which appeared as a replacement in the face of the failure of the change of imperialist orientation that the Trump’s administration meant, in a very short time has collided with all the contradictions that undermine the US world hegemony. And it is forced to make decisions at the level of the least costly withdrawal, for a supposed reordering of forces that nobody believes. Especially the strategic rivals like China and Russia, who are taking a stand. The agreements between China and the Taliban to consolidate the territorial domain of both states and at the same time to integrate the new Afghan "government" into the framework of the Chinese belt and road initiative (BRI) is an example. The US being forced to negotiate with Russia for an anti-terrorist network in the country is another. But the main weakness of US imperialism is not the challenge of rivals but the structural decomposition, the economic and social destruction, that its own actions sow at every step. It is fighting against its shadow, and it is losing. The problem is that this advance of decomposition destroys the living conditions of our class and of the oppressed peoples of the world.
"Nation building”, detonation of nations
Perhaps Biden's statement that the real objective of the US in Afghanistan and, let us add, in Iraq, was not "to build a nation" or, rather, to build from the outside a semi-colonial, modern and democratic bourgeois state in its own image and likeness, is true. Perhaps that was just an excuse, and they have rather followed the military doctrine elaborated after the US victory in the Cold War of "Shock and Awe" that the military commanders of Bush Jr. boasted about when those invasions were carried out in 2001 and 2003, with the dreadful Donald Rumsfeld in the lead. Basically, it was a tactic of imperialist terrorism, which crumbled in the face of the resistance of armed groups and of the Iraqi and Afghan masses soon after the US arrival, marking the defeat of the invasions very early on, although the troops remained in what they called a "quagmire". The thesis of the Empire exercising state terrorism on a global scale, just like its “progressive” counterpart, the Empire vs. the multitude of autonomists like Negri and Holloway, collapsed with the national resistance of the oppressed peoples, which developed in the Middle East and beyond, and continues to develop to this day. Could it be this fallacy that Biden wants to sell us again?
The contradiction between the state form of bourgeois domination and the internationalization of the productive forces, between the socialization of production and the private accumulation of capital, cannot be resolved in a bourgeois supra-state. This is becoming clearer with the decline of US hegemony. But the idea of the creation of new modern bourgeois states in the epoch of crises, wars and revolutions is no less utopian. And the attempts to carry it forward have clashed time and again with the contradictions of the material bases engendered (decomposed) by capitalism. This discussion not only explains the imperialist utopias, but brings us into the debate within the proletarian forces themselves. The defeat of imperialism in Afghanistan tastes like death, because the Taliban takes power. This can only be explained by the crisis of revolutionary leadership of our class.
The IV International
Thus, we see how many currents of centrist Trotskyism start the classic game of finding the lesser evil, some celebrating the seizure of Kabul by the Taliban, others campaigning for democracy in Afghanistan against the persecution of women. We must be clear: this moment of defeat of imperialism cannot be capitalized without the determined intervention of the world proletariat on the side of the oppressed peoples of the Middle East. We must deploy a campaign in the trade unions for the withdrawal of all imperialist bases from the Middle East and from all oppressed countries. It’s also necessary that in the imperialist countries the trade unions fight for the unrestricted entry of refugees, for equal labor rights and for their integration into the ranks of our trade unions according to industries. Trade unions in all countries must resort to all necessary means to help strengthen and eventually rebuild the workers' organizations in Afghanistan, sending funds, supplies and defending them from the attacks of the Taliban and the warlords. It’s in this struggle, where the best and most determined anti-imperialist fighters of our class will be able to act together and discuss the program to confront the imperialist states and their lieutenants in our ranks, the trade union bureaucracy, to lay the basis for the reconstruction of the revolutionary leadership of the working class, the Fourth International and its national sections. In this way, we will be able to collaborate in strengthening the workers' vanguard in Afghanistan and the Middle East, to fight for a Federation of Socialist Republics in the region over the destruction of Israel, as a political form of the dictatorship of the proletariat. There can be no other way out for Afghanistan, because any idea of a national democratic state (the statist utopia always pursued by centrism) lacks material basis due to the very dynamics of the decomposition of capitalism.
The catastrophe of the withdrawal from Kabul is a warning also for the revolutionary ranks: never has the achievement of a progressive slogan such as the withdrawal of US troops from Afghanistan been so far from advancing the positions of the world proletariat. We must act seriously, quickly and decisively. Class struggle has no mercy for the indecisive and the confused. We propose to the Trotskyist currents that defend the program of the dictatorship of the proletariat to hold an International Conference to prepare the prerequisites for the reconstruction of the Fourth International.