La crisis económica en la que se encuentra el capitalismo a nivel mundial ha dado un salto de calidad a partir de la Guerra en Ucrania. Para tratar de superarla, se ha acelerado el plan burgués para descargar sus consecuencias sobre las condiciones de vida de la clase obrera. El aumento de la inflación, empujada por los precios de los alimentos y la energía, y el avance de una nueva crisis de deuda, son los primeros indicios de este ataque a las masas.
En argentina la situación pasa por la necesidad del gobierno de cumplir con las expectativas del acuerdo con el FMI votado recientemente en el congreso. En esta votación quedó demostrado como se salteó la supuesta grieta para descargar las consecuencias de este acuerdo de saqueo, centralmente sobre las espaldas de la clase trabajadora.
El aumento galopante de los precios y el temor a su mayor descontrol por los efectos de la guerra en Europa llevan al gobierno de Alberto a declarar su “guerra a la inflación”, lo que significa reunir a la terna burocracia sindical-cámaras patronales-Estado para planchar los salarios, consolidando la pérdida del poder adquisitivo de los últimos años (cuarentena incluida) y a partir de ahí iniciar un nuevo ciclo de negocios capitalistas.
El ajuste ya comenzó, y se viene profundizando en el último tiempo. Ya empezaron los tarifazos, comienzan a discutir las reformas laboral, previsional y educativa (todo lo que Alberto decía que no iba a hacer) y las patronales avanzan en los lugares de trabajo con despidos, disciplinamiento, paritarias a la baja, reformas de convenios colectivos, estatutos etc. Todo con la colaboración activa de la burocracia sindical.
Situación de los docentes
Las deficientes condiciones salariales, laborales, y condiciones edilicias que veníamos teniendo los docentes a nivel nacional en las escuelas, se vieron agudizadas por la irrupción de la pandemia, y la utilización de la cuarentena como política estatal para tratar de desorganizar a la clase trabajadora, con cierre de sindicatos, prohibición de llevar adelante asambleas e instancias de organización y la prohibición de elegir nuevos delegados, para enfrentar estos problemas. Las conducciones sindicales se disciplinaron a esta realidad y no fue porque les importara las condiciones sanitarias, sino por su alineamiento político. La política de colaboración de la burocracia sindical con el gobierno de Alberto Fernández allana el camino a los planes de reforma educativa y laboral que se cocinan en el Consejo Federal de Educación y a las negociaciones, de espaldas a la base, de un nuevo convenio colectivo de trabajo docente que servirá de marco a nuevas modificaciones de los estatutos del docente en las provincias.
Las políticas estatales de manejo de la pandemia en Educación avanzaron en la extensión e intensificación de la jornada laboral, la bimodalidad y la precarización laboral docente que se preparan para cristalizar en nuevas leyes.
En San Luis la situación es aún más compleja debido al avance histórico por parte del Gobierno de Rodríguez Saá en cuanto a la precarización del sistema educativo con la creación de las escuelas charter, autogestionadas, digitales y generativas como forma de semi privatización de la Educación. Lejos de la mentira que nos quisieron hacer creer de la innovación en los sistemas pedagógicos la finalidad siempre fue y es fragmentar y llevar a la baja las condiciones del trabajo docente. Si a esto le sumamos la gran división sindical que hay en la provincia ya que existen UDA, ASDE, UTEP y AMET para los docentes de las escuelas públicas y SADOP para los docentes de las privadas; y el muy bajo grado de afiliación a los sindicatos se torna aún más difícil plantar cara a los atropellos a los que nos tiene acostumbrados el Gobierno de los Rodríguez Saá.
Reagrupar nuestras fuerzas
La tarea de primer orden para comenzar a revertir la situación en la que nos encontramos es la de incentivar la afiliación a los sindicatos, conformando oposiciones sindicales revolucionarias al interior de los mismos para imponer asambleas y planes de lucha a las conducciones sindicales que como hemos visto están más del lado de la patronal que de la base docente.
Debemos reagruparnos al interior de nuestras organizaciones de clase, solo así podremos estar en mejores condiciones de enfrentar el ajuste al que nos quieren someter el acuerdo del Gobierno con el FMI y que está bancado por sus aliados en nuestras filas, la burocracia sindical.
Si algo quedó claro como balance de los conflictos docentes en la provincia del 2004 y 2010 es que la línea de la organización autoconvocada y por fuera de los sindicatos se reveló impotente para lidiar con un gobierno centralizado como el de los Saá, que si bien tuvo momentos de zozobra con la movilización y las huelgas, luego de salir triunfante en esos episodios fue a la carga con más fuerza sobre nosotros. Si le dejamos regalada a las conducciones la posibilidad de tomar determinaciones sin ninguna consulta a la base seguiremos cada vez peor.
Ante esta enorme dispersión, es central comenzar a reagruparnos en nuestros lugares de trabajo; discutiendo con nuestros compañeros, realizando asambleas deliberativas para poner a la docencia en pie de lucha. Debemos enfrentar, en primera instancia, las modificaciones regresivas que el gobierno quiere imponer al estatuto docente y luego votar delegados con mandato de asamblea para confluir en plenarios de delegados regionales y así intentar dar un salto de calidad en nuestra organización para pasar a la ofensiva.
Estos plenarios regionales serían el primer paso para discutir un pliego de reivindicaciones que contemple nuestras problemáticas, como lo son el imponer al gobierno paritarias salariales para reclamar un sueldo igual a la canasta familiar de bienes y servicios indexado por inflación, equiparación salarial y de condiciones de trabajo y derechos para todos los trabajadores de la educación ya sea que trabajen en el sistema tradicional o en escuelas autogestionadas, generativas, digitales etc. Es fundamental garantizar la posibilidad de afiliación gremial y organización de los compañeros que trabajan en estas escuelas.
Para lograr imponer este pliego de reivindicaciones a la patronal es necesario votar un plan de lucha en base a los métodos históricos de la clase trabajadora, como lo son los paros, movilizaciones y tomas de edificios. Será en esta pelea donde se forje una nueva dirección que nos permita recuperar nuestras organizaciones para que pasen a la lucha contra el ajuste, el presupuesto de miseria y las reformas educativas (y todo el paquete de reformas) del FMI y el Banco Mundial.
DOCENTES de la COR (San Luis)
7 de abril - Elecciones en ADIUC
Este jueves se vota para renovar autoridades del sindicato docente de la UNC. La actual conducción de la lista naranja, ligada al kirchnerismo, se presenta con un discurso de “renovación con continuidad”, un “seguiremos mejores” de la dirección sindical que defeccionó en la gran lucha de 2018 y nunca tuvo un atisbo de perfil combativo, menos aún con el FdT en el gobierno. ADIUC es parte de la CONADU, federación sistemáticamente oficialista y firmante serial de las paritarias a la baja desde el gobierno de De La Rua. Últimamente, ADIUC se ha parado junto con otros sindicatos de base como ala crítica a la conducción nacional de la federación, pero sin llevar esto a ningún debate profundo a las asambleas, el cuerpo de delegados y menos a acciones de lucha. No nos extraña, ya que como buenos K apoyaron la cuarentena impuesta por Alberto durante los 2 últimos largos años, limitándose a solicitar mejores condiciones para el dictado de clase en la virtualidad, mientras los docentes eramos sometidos a jornadas de trabajo con límites difusos y poniendo los recursos de nuestro bolsillo. Con la vuelta a las aulas impulsada por Juri y los decanos, tampoco hizo nada ADIUC y su conducción para cuestionar la imposición de jornadas duplicadas por la bimodalidad y las clases híbridas. El regreso a los lugares de trabajo no significó en cambio retomar los métodos de las asambleas y la conducción se sigue manejando en la virtualidad de las consultas por mail. Así, nada se hizo para enfrentar la paritaria de hambre, firmada por un 41% en 4 cuotas no acumulativas hasta septiembre por la CONADU, las federaciones docentes menores y la FATUN (Nodocentes).
También participará de la elección la lista Fucsia y Blanca impulsada por el Frente de Docentes en Lucha, ligado al Partido Obrero. Esta lista denuncia el acuerdo salarial a la baja, y su principal consigna es “por un sindicato independiente de las autoridades y los gobiernos”. Por supuesto que acordamos con la necesidad de romper las ataduras de ADIUC al rectorado, los decanatos y el gobierno nacional, pero esto es limitado: olvidan los compañeros del FDL que es clave romper con la estatización de los sindicatos, lucha que determina la independencia de clase del programa. Esto se ve reflejado en su posición en relación al CCT, que si bien fue una conquista para imponer condiciones de trabajo únicas para todos los docentes del país (y es necesario seguir peleando para que las mismas sean respetadas por las UUNN), no deja de ser parte del armado legal que las patronales utilizan para regimentar estatalmente a las organizaciones obreras. Por eso es necesario denunciar claramente como la actual conducción naranja de ADIUC incluyó en su momento el cobro de un “aporte solidario” a los no afiliados como adenda al CCT en la negociación de su aplicación con las autoridades de la UNC. El FDL no cuestiona tampoco que los fondos sindicales pasen por manos del Estado-patrón en las retenciones salariales, ni tampoco la tutela patronal de la mutual DASPU, a la que llaman a defender tal cual es. Llamamos a los compañeros a reconsiderar su posición en estas discusiones al tiempo que impulsamos en común las asambleas por facultad y la asamblea general para discutir un plan de lucha por la reapertura de la paritaria, un salario del cargo testigo igual a la canasta familiar indexado mensualmente a la inflación, el fin de la precarización laboral y el trabajo gratuito, comisiones de seguridad e higiene para garantizar las condiciones de trabajo y por el aumento de presupuesto educativo y de ciencia y técnica. ¡NO al acuerdo gobierno-FMI, NO al pago de la deuda!
En estas elecciones llamamos a votar por la lista Fucsia y Blanca, porque es una lista antiburocrática y está integrada por activistas combativos. Se trata de un llamado al voto crítico, porque como exponemos arriba, en su programa dejan de lado la necesidad de luchar por la independencia de los sindicatos del Estado. Al tiempo que llamamos a este voto crítico, convocamos al conjunto de los docentes de la UNC a organizarnos en cada facultad y lugar de trabajo para encarar las grandes tareas que tenemos por delante como es recuperar ADIUC, la CONADU, unificar las federaciones (CONADU, CONADU histórica y el resto) en una gran Federación de Trabajadores Universitarios para poner nuestras organizaciones en pie de lucha contra el ajuste que implica el acuerdo de sumisión firmado por el gobierno de Alberto y todo el arco patronal con el FMI.
El acuerdo firmado por el Gobierno Nacional con el FMI significa una política de ajuste que busca la reducción del déficit fiscal y gasto público, sumado a las reformas laboral, educativa, jubilatoria, etc. Para configurar una nueva relación capital –trabajo con el objetivo de extraer mayor plusvalía, lo que significa una mayor explotación de nuestra clase con la que se pagará dicho préstamo. En educación esto se traduce en un recorte del ya magro presupuesto educativo.
Las y los estudiantes venimos de un aumento en el boleto del colectivo, de la bandeja del comedor universitario, las condiciones de vida de la juventud cada día son más severas, a más de dos años del comienzo de la pandemia todavía no sabemos cuántos compañeras y compañeros han dejado de cursar definitivamente por la crisis económica. Las conducciones de los centros de estudiantes han sido garantes y cómplices de la pasividad que buscan imponer las autoridades hacia el interior del movimiento estudiantil. Actualmente en derecho tenemos más de 500 estudiantes en un limbo permanente porque peligra la continuidad de su carrera en pos del ajuste presupuestario. La academia burguesa es elitista y busca perpetuar la dominación de clase, su política de expulsión debe ser enfrentada con todas nuestras fuerzas, luchemos para abrir la universidad a la clase trabajadora, el triple turno de cursado, el boleto educativo gratuito, la comida accesible para todos son reivindicaciones urgentes.
ABAJO EL PLAZO DE EGRESO EN DERECHO
En la Facultad de Derecho se estableció un plazo límite de egreso para Marzo de 2023 para los estudiantes ingresados con el plan de estudios del 84/90 y, para quienes no logren terminar en ese tiempo, su cambio automático al plan 2017, lo que implicaría que se agreguen 22 materias más, entre otras cosas. Por su parte, el Centro de Estudiantes conducido por la Franja Morada (agrupación universitaria juvenil del rancio radicalismo) dijo desde un principio que la eliminación del plazo no era factible y ofrecieron una lista de propuestas a la medida de las autoridades como la extensión del plazo condicionado a la evaluación de una comisión con “criterios objetivos” de la situación de cada estudiante en particular y el diseño de un plan de trabajo sujeto a un seguimiento estricto, es decir, hay que informar si se desaprueba, si se aprueba, si se decide no rendir, etc… La FM conduce el centro de estudiantes desde 2020 sin llamar a elecciones con la excusa de la pandemia, tampoco convoca a asambleas.
En este marco, un sector de estudiantes nos venimos organizando para enfrentar esta avanzada. El día lunes 4 de abril, fecha en que se retoma el cursado presencial, se realizará una sentada en las puertas de la facultad para exigir la eliminación del plazo 2023. Esta acción debe ser el puntapié inicial de un plan de lucha en conjunto con docentes, no docentes y estudiantes de otras facultades que se proponga derrotar las políticas expulsivas de la academia burguesa.
RECUPEREMOS LOS CENTROS PARA LA LUCHA
Frente a este panorama de ajuste brutal en el cual avanza la expulsión, ¿Qué otras excusas pondrán para no hacer asambleas por curso y general? Debemos reorganizarnos, elegir delegados por curso que formen un cuerpo de delegados mandatados por sus compañeros y compañeras que se proponga luchar por la recuperación de los centros de estudiantes para enfrentar la miseria cotidiana que impone el FMI. Hagamos asambleas en todas las facultades, paralicemos la UNCUYO, con tomas y cortes para que nadie se quede afuera.
Este 4 de abril se conmemoran 50 años del levantamiento obrero y popular, con rasgos de semi insurrección, que no solamente obligó a renunciar al ganso Gabrielli como gobernador interventor puesto por la dictadura de la “Revolución Argentina”. El Mendozazo hirió de muerte al plan de transición democrática, el Gran Acuerdo Nacional (GAN), que desde 1971 ideaba la cúpula de la dictadura en negociaciones con las facciones burguesas y sus partidos políticos nucleados en la Hora del Pueblo.
El Mendozazo de abril de 1972, y su coletazo en el interior provincial -el Malargüinazo de julio de 1972-, se inscribe dentro de la tendencia al ascenso obrero y popular de la lucha de clases con hechos fundamentales como el Cordobazo (1969) y el Viborazo (1971), y que sólo será derrotado a sangre y fuego por la última dictadura cívico militar de 1976 a 1983.
La dictadura de la Revolución Argentina (1966-1973) encarnó la expresión estatal de una ofensiva burguesa que buscó disciplinar brutalmente a un movimiento obrero altamente sindicalizado, para recomponer la tasa de ganancia empresaria a fuerza de racionalización del trabajo y productividad. Los éxitos iniciales en esta ofensiva, capitaneada por Onganía, restringiendo las negociaciones salariales, atacando la centralidad sindical, promoviendo los sindicatos por empresas, persiguiendo y despidiendo al activismo más combativo, fueron desafiados desde sectores neurálgicos de la industria en nuestro país con el Cordobazo, y luego el Viborazo. El Mendozazo, expresó esta tendencia en amplios sectores de trabajadores agrícolas, de la industria, de servicios (luz y fuerza, telefónicos, ferroviarios, bancarios) y estatales (salud, administración, municipales, docentes), a la vanguardia de un levantamiento popular contra una política económica antiobrera y un régimen en crisis.
La ocupación de fábricas en alza, las huelgas y paros de planta, la renovación de las comisiones internas, el desarrollo de una vanguardia obrera que desafiaba la vieja guardia sindical peronista y colaboracionista, la radicalización de la juventud obrera y estudiantil, prepararon este ascenso obrero y popular que desafió los planes burgueses y puso contra las cuerdas a un régimen militar que nunca se pensó como transición, sino como un proyecto de reorganización profunda del sistema político argentino para un alineamiento más abierto con el capital imperialista.
El paro general del 4 de abril de 1972
El malestar social contra la política económica de la dictadura encuentra en el aumento de las tarifas de la luz un catalizador. Las movilizaciones de días previos, van caldeando la creciente protesta que ya se extendía en todas las actividades. La CGT convoca a un paro general y movilización para el martes 4 de abril, pese a la prohibición del gobierno. A la temprana represión contra los manifestantes, se responde con el levantamiento de barricadas, enfrentamientos callejeros en el centro de la ciudad, y el ataque a emblemas del capital imperialista (aseguradora Leng Robert, City Bank). La resistencia callejera convoca la adhesión de amplios sectores de la población que se movilizan espontáneamente al mediodía hacia el centro de la ciudad. La movilización se abre paso hacia la explanada de la Casa de Gobierno exigiendo no sólo la anulación del tarifazo sino también la renuncia del interventor puesto por la dictadura, Gabrielli.
Para el despeje de la explanada, la policía recibe el refuerzo de la Gendarmería y el Ejército, con un saldo de decenas de heridos y el asesinato en la represión de Ramón Quiroga, trabajador canillita de 39 años. La represión, fuerza a la dispersión hacia las barriadas de Las Heras y Guaymallén, adyacentes a la ciudad capital, donde se levantan barricadas para impedir el avance del ejército. La lucha sigue en las calles. A última hora del martes 4/4, el interventor Gabrielli comunica su renuncia, siendo reemplazado por el General Gómez Centurión. La CGT convoca a un paro para el 5/4 en repudio a la represión y por la muerte de Ramón Quiroga. La adhesión a la medida es total. La represión a los asistentes al sepelio de Quiroga, reaviva los enfrentamientos. La policía y la gendarmería encuentran resistencia en las barriadas de Las Heras, adyacente a la capital, con barricadas y hogueras que les impiden el control del territorio.
El accionar de las fuerzas de seguridad desplegado durante el Mendozazo, dio cuenta ya de la preparación del aparato represivo que se generalizará a partir de 1976. La inteligencia sobre las organizaciones sindicales, políticas y estudiantiles, la infiltración.
La magnitud del levantamiento impone un paro de hecho para jueves 6/4. Nuevas movilizaciones y enfrentamientos se producen. Entre ellos, la concentración para exigir la liberación de los cientos de detenidos en las jornadas previas. Una nueva jornada de paro de la CGT para el viernes 7/4 paraliza la provincia. Los escarceos siguen pese a las centenas de detenciones, nuevos heridos y muertos en el despliegue territorial de la represión. El presidente, General Lanusse anuncia la suspensión del aumento de las tarifas ese mismo viernes a la noche. Este retroceso en un aspecto parcial de la política de la dictadura tendrá su correlato más profundo en el abandono del proyecto inicial del Gran Acuerdo Nacional: transición a la institucionalidad democrática, con Lanusse como candidato dentro de un rehabilitado sistema de partidos.
La vigencia del Mendozazo
La memoria de este levantamiento obrero y popular que desafió a la dictadura aún atemoriza a la burguesía y sus marionetas en el gobierno de turno. Suárez y los representantes radicales y peronistas en la Legislatura provincial, fueron derrotados por un movimiento social que, remitiéndose a esta experiencia histórica, los obligó a derogar la modificación de la ley 7722.
La unidad burguesa garantiza el pacto de sumisión al FMI a costa de la pauperización masiva, mientras gobierno y burocracia preparan nuevos ataques a nuestras condiciones de vida y de trabajo para garantizar el pago de la deuda y la mejora de la tasa de ganancia en base a una intensificación de la explotación obrera.
Necesitamos debatir las lecciones de nuestra experiencia histórica. Reagrupar en cada lugar de trabajo, en cada rama de actividad, una minoría organizada que forje oposiciones sindicales revolucionarias. Sobre la base de la independencia de clase, discutir un plan de salida a la crisis en curso desde nuestros intereses. Las lecciones del Mendozazo nos remiten a la centralidad de nuestras organizaciones de masas, los sindicatos y centrales. La burocracia de entonces fue arrastrada a las medidas de fuerza por el empuje decidido de las bases que impusieron los llamados a la acción y los sacaron de sus cómodos sillones para marchar con los dirigentes a la cabeza, o con la cabeza de los dirigentes. Nuestra tarea es retomar esta perspectiva, preparando un congreso de delegados de base de la industria, servicios y estatales. Contra la política de miseria salarial, reforma laboral y deterioro de nuestras condiciones de vida por el efecto de la inflación, el tarifazo y el ajuste, centralicemos las fuerzas de nuestra clase hacia un paro general.
“¡Qué cagazo, qué cagazo: caminan por las calles los hijos del Mendozazo!”
Charla debate
CRISIS, GUERRAS Y LOS DESAFÍOS DE LOS REVOLUCIONARIOS
Sábado 09/04
17hs Arg-Bra
16hs Chile
COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina
Luego de 2 años de virtualidad volvemos a las aulas para darnos cuenta de que nada ha cambiado y por el contrario nuestras condiciones de estudio y de trabajo se van a ver aún más degradadas. El 2022 comenzó con todo el arco burgués firmando el acuerdo con el FMI, que deja la política económica del semi estado argentino sujeta a revisiones trimestrales de este organismo imperialista. De lo que hay que tomar nota es que el mismo FMI ya habla de que el acuerdo es provisorio y que deberá ser revisado dado que la guerra en Ucrania pronostica saltos en la crisis económica internacional.
Para que el FMI desembolse los dólares necesarios para pagarle… al mismo FMI, exige una reducción del déficit fiscal y el gasto público, sumado a una serie de reformas laboral, educativa, jubilatoria, etc., que permitan una nueva relación capital-trabajo a fin de extraer mayor plusvalía, es decir, mayor explotación de nuestra clase, con la que se pagará dicho préstamo. En educación esto se traduce en un recorte del ya magro presupuesto educativo.
Serán las autoridades universitarias, con el rector Juri y los decanos a la cabeza, quienes administren esta miseria y para ello se preparan para consolidar todo lo avanzado en la cuarentena. Las clases "híbridas" o la bimodalidad sin aumentar los cargos docentes ni garantizan la conectividad, cursos hacinados, tal cual estaban antes de la pandemia, el recorte del comedor, limitándolo solo a quien tenga una beca, son algunos ejemplos del ataque que preparan.
Pero antes de comenzar las clases ya dieron su primer golpe. El ministro de educación, Perczyk, el CIN (rectores) y la burocracia de CONADU (docentes) y FATUN (no docentes), acordaron dejar el salario de los trabajadores universitarios por debajo de la línea de la pobreza, firmando un magro aumento del 41% en 4 cuotas hasta septiembre, porcentaje que se asienta sobre un salario ya carcomido por la inflación.
Para que este plan de ajuste pase, las autoridades universitarias cuentan con la ayuda de las burocracias sindicales, las conducciones de nuestros centros de estudiantes y la FUC. Estas direcciones vienen abonando a la desorganización y la dispersión, impidiendo que podamos dar una respuesta a la altura del ataque. Debemos retomar la iniciativa, llamemos a asambleas por curso para discutir con cada compañero/a los problemas que tenemos, pongamos en pie un cuerpo de delegados en cada carrera y facultad, que sean una dirección alternativa dentro del centro de estudiantes y rompan el inmovilismo.
Impulsemos un plenario de delegados Docentes, No Docentes, Investigadores y Estudiantes que nos permita definir un pliego único de reivindicaciones, donde se incluya el aumento del presupuesto universitario, la pelea por un plan de obras que eviten que sigamos hacinados, triple turno de cursado a partir de más cargos docentes y no docentes. La apertura del comedor sin restricciones, con raciones de comida para todos y el pase a planta permanente de quienes trabajen allí. La inmediata reapertura de las paritarias y un salario inicial = a la canasta básica, indexado mensualmente a la inflación. No queremos más trabajo estudiantil o graduado Ad honorem o contratado: pase a planta permanente ya! Fuera el FMI y el BM de nuestros planes de estudio. No a la criminalización de la protesta, abajo el juicio a los 27 estudiantes de la UNC. Abajo el régimen universitario administrador de la miseria, debemos pelear por un gobierno de los sindicatos docentes, no-docentes y de las organizaciones estudiantiles para poner la universidad al servicio de la lucha de la clase obrera.
Para imponer estas reivindicaciones, preparemos un plan de lucha con nuestros métodos como el paro, las movilizaciones y las tomas de edificios. Será en esta pelea donde se forje una nueva dirección que nos permita recuperar nuestras organizaciones para que pasen a la lucha contra el ajuste, el presupuesto de miseria y las reformas educativas (y todo el paquete de reformas) del FMI y el BM. En este sentido, llamamos a las organizaciones combativas y de la izquierda a poner en pie una Corriente Revolucionaria docente, no docente, estudiantil con libertad de tendencias en la UNC.
La función policial es la violencia institucional
DISOLUCIÓN DE LA POLICÍA
Un nuevo caso de accionar policial, con amplio despliegue de técnicas de asfixia, golpes y brutalidad sobre personas ya detenidas e inmovilizadas, acusaciones falsas, accionar sin orden judicial, exhibición de armas y detenciones injustificadas sufrieron un grupo de jóvenes artistas reunidos en una casa particular el viernes 25 de marzo a la noche. Horas antes, la motorizada había atacado a los tiros a jóvenes que filmaban un video en el barrio La Gloria. Sumamos nuestro repudio a este nuevo caso de violencia policial contra la juventud, así como adherimos a la concentración que se prepara para este lunes 28 de marzo en la sede de la jefatura policial.
Este hecho grave, lejos de ser un caso aislado de abuso de poder, es el resultado de la reforma policial que acordaron el PJ, UCR y PD en 1999 y que sostuvieron con matices y retoques los sucesivos gobiernos peronistas y radicales. Así respondieron a las demandas de la fuerza tras el levantamiento policial de 1998 que buscó garantizar la impunidad policial frente a la reactivación de la investigación por la detención y desaparición de Cristian Guardati, ocurrida en 1992 y que resultó en la condena de Mendoza ante la Corte Interamericana de DDHH. Bordón, Garrido, Baigorria, fueron nombres de casos resonantes en una larga lista de muertos a manos de una policía, a donde lamentamos sumar a Kevin González como el caso más reciente en Malargüe. Esta policía profesionalizada, sigue perfeccionando su accionar represivo para el sometimiento de la juventud y la población asalariada.
No son excesos, la violencia institucional y la represión de la protesta social, el disciplinamiento de la juventud en sus momentos de recreación, estudio o trabajo, así como el hostigamiento de las barriadas empobrecidas son FUNCIONES DE LA POLICÍA. No está para prevenir el delito, no está para salvaguardar la vida de las mujeres y disidencias frente a la violencia machista, LA POLICÍA NO TE CUIDA. La policía de Mendoza, como la policía en todo el mundo, sirve muy bien a garantizar el control y represión de la población trabajadora y su juventud de cualquier accionar aislado o colectivo y organizado que afecte la producción y circulación de mercancías y la acumulación de ganancias de la clase capitalista. Quedó muy en evidencia durante la cuarentena y lo pagamos con la detención, ocultamiento y asesinato de Facundo Castro, Magalí Morales y tantos otros, así como en las brutales represiones de las protestas de trabajadores contra las consecuencias sociales de la crisis económica y sanitaria.
Insistimos, no es un problema de falta de educación profesional, ni de conducción civil o policial o de democratización. Bajo la gestión provincial de Suárez, o la flamante presidencia de Boric, en EEUU, Francia o Colombia, nos unimos al repudio mundial al accionar policial y luchamos por la disolución de la policía. Abajo todas las causas contra los jóvenes detenidos este 25/3. Anulación de todas las causas contra las y los trabajadores por luchar. Abajo el código contravencional y la Ley Antiterrorista. Fuera la policía de los lugares de esparcimiento, estudio y trabajo de la juventud.
El viernes 11/3 a la madrugada se votó en la cámara de diputados el acuerdo con el FMI, contando con un amplio consenso entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, mientras los K y sus aliados votaron en contra o se abstuvieron, sabiendo que la ley iba a salir. Mientras esto sucedía, en las afueras del Congreso se desarrolló una multitudinaria movilización en contra del acuerdo. Ahora se espera que se vote en el senado, donde Cristina ya planteó que está en contra, pero da a los senadores de su bloque libertad de acción para que voten según su conciencia.
Lo absurdo es que mientras Argentina intenta cerrar los números con el FMI, la situación mundial se ha modificado de forma sustancial ante la invasión de Rusia a Ucrania. Las variables económicas se han agravado aún más, con aumento de las materias primas, la aceleración del proceso inflacionario mundial y una acentuación de la crisis mundial, por lo que lo que se acuerde será muy inestable y casi imposible de cumplir. O sea que el peligro de default, a pesar del acuerdo, sigue en pie.
La votación en diputados mostró la gran unidad burguesa ante su amo el imperialismo para garantizar el programa económico de los grandes monopolios, para pagar la deuda externa con un brutal ataque a las condiciones de vida de las masas, a través de un ajuste, reformas estructurales y ataque a los salarios y las jubilaciones.
Esta santa alianza de las distintas fracciones de la burguesía y la pequeña burguesía, con los empresarios y la burocracia sindical, intentan hipotecar los destinos de nuestro país por los próximos 12 años que durará el acuerdo y en los que los primeros 2 años y medio habrá una revisión del FMI cada 3 meses, es decir, el imperialismo toma el control de la economía para garantizar que le paguen la deuda.
Mientras la fracción de los K posan de que se oponen al FMI, en realidad cuestionan la forma en que se negoció y el ritmo del ajuste, pero son respetuoso de las deudas y “pagadores seriales”, como solía decir Cristina. Los trabajadores no se deben confundir ante estas maniobras en las alturas, no serán estos sectores los que estarán en la lucha cuando se comience a aplicar el plan de ajuste del FMI, más bien serán los que intentaran contener para preservar sus privilegios del Estado burgués.
El FITU y sus diputados votaron en contra del acuerdo, fundamentando las consecuencias de dicho acuerdo, pero en sus intervenciones no pudieron desenmascarar el chantaje del gobierno y la oposición que plantearon una dicotomía entre acuerdo o el default. Ante esta disyuntiva, su respuesta fue que había otra salida que sería la de desconocer la deuda por ilegítima, como deuda odiosa. Es decir, apelar a la justicia, para mostrar lo ilegítimo de la deuda. Sostenemos que es un planteo errado y confunde a los trabajadores, si bien entendemos que el FITU busca diálogo con los sectores afines a los K y por eso plantean este tipo de discusión de la deuda, no ayuda en nada a esclarecer cuáles son las tareas de los trabajadores ante este ataque.
La intervención independiente de los trabajadores ante la falsa disyuntiva de acuerdo o default es una gran deliberación al interior de nuestra clase planteando que no vamos a pagar la deuda externa. Debemos pelear por la recuperación de los sindicatos y la expulsión de la burocracia acuerdista con el FMI de nuestras organizaciones, por el control obrero de las grandes empresas imperialistas, en el camino de la expropiación, por un Congreso de delegados de base que prepare las condiciones de la lucha por el poder con paros generales que refuercen la tendencia a una huelga general. De esta forma solicitaremos la solidaridad de los trabajadores latinoamericanos y de los países imperialistas para que nuestra lucha triunfe. No será en un juzgado donde se dirimirán las relaciones de fuerza, sino en la producción.
Debemos construir el partido revolucionario que pelee por un gobierno obrero.
7 de marzo de 2022
La denominada “Operación especial” del gobierno de Putin en contra de Ucrania ya lleva 12 días de invasión, tratando de imponer mediante la fuerza militar las condiciones de un nuevo statu quo en el escenario mundial, después de la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la URSS.
Mientras tanto la OTAN utiliza este conflicto bélico para acelerar el proceso de asimilación de los ex estados obreros, tratando de imponer condiciones de semi colonia a éstos. Por eso, en el territorio ucraniano se están definiendo procesos históricos inconclusos, en la necesidad de supervivencia del sistema capitalista.
Es que la asimilación de los ex estados obreros se iba a plantear en la arena mundial y no en las particularidades de cada país. Por eso exige de los revolucionarios abocarse a la tarea urgente de reagrupar las fuerzas para desarrollar una dirección revolucionaria, que en esta época es la reconstrucción de la IV Internacional, para regenerar una vanguardia obrera que pueda dar una perspectiva marxista al proletariado mundial ante los escenarios de guerra a donde nos llevan los países imperialistas y las direcciones bonapartistas y restauracionistas de los ex estados obreros.
Putin trajo el fantasma de Lenin al escenario de guerra, acusando al revolucionario de ser el responsable de que Ucrania tenga ideas de nación independiente, cuando siempre debió ser parte de la gran Rusia. Debemos recordar que fue la dirección de la revolución rusa la que innovó con la forma estatal de la dictadura del proletariado internacional, lo que denominaron Federación, y desde ahí se le planteó a Ucrania la autodeterminación para que elijan la forma de relacionarse con el proceso revolucionario abierto. La población ucraniana decidió incorporarse a la Federación de repúblicas soviéticas y ese hito histórico mostró la superioridad de una dirección consciente contra las políticas del imperialismo de anexiones y colonialismo reinante. Es esa parte de la historia la que no quieren contar en esta situación, es ese fantasma el que intentan esconder y es justamente desde donde debemos partir los revolucionarios para desplegar nuestras políticas, de lo más avanzado que ha dado nuestra clase, como lo fueron las federaciones. Es por eso que sostenemos la unidad revolucionaria del proletariado ucraniano y ruso en contra de sus gobiernos actuales.
Lenin sostenía antes de la primera guerra mundial, en algunos momentos en soledad, que había que convertir la guerra en guerra civil contra sus gobiernos. Con esa línea logró convencer a gran parte de los revolucionarios y fue una de las más destacadas tácticas militares de la época imperialista. Sin embargo, en esta situación de la invasión de Rusia a Ucrania debemos repensar la táctica militar, ya que es un hecho inédito en la historia que ex estados obreros en el proceso de asimilación al capitalismo entren en guerra. La dinámica de clases de estas formaciones transicionales es diferente a la de los estados burgueses consolidados. Debemos plantear “fuera las tropas rusas de Ucrania” y la necesidad de enfrentar al gobierno de Rusia y Ucrania con una insurrección proletaria que destruya el proceso de restauración capitalista en curso. Esta insurrección debe inscribirse dentro de la táctica de guerra revolucionaria, como planteaba Lenin, en la tarea de que ésta sea parte de las revoluciones complementarias que definía Trotsky, para impedir los procesos de asimilación al sistema capitalista.
Sostenemos que los trabajadores de Ucrania deben defender las fábricas y sus organizaciones con armas en mano, es decir, deben formar una dirección proletaria contra la invasión. Y los trabajadores rusos deben imponer los métodos obreros para detener la invasión y unirse al proletariado ucraniano en la necesidad de convertir esta guerra en una guerra revolucionaria. Es evidente que estas tareas no pueden realizarlas solos, para eso debe venir en su auxilio el proletariado mundial, principalmente el proletariado de los países que integran la OTAN, y en el fragor de estos combates de clase debemos reconstruir nuestra dirección internacional que no es otra que la IV Internacional.
Por una conferencia internacional urgente con las corrientes que aun levantan la necesidad de la dictadura del proletariado donde avancemos en acciones internacionalistas.
24 de febrero de 2022
El gobierno de Putin realizó una acción militar denominada “operación militar especial” en Ucrania, aduciendo una defensa en la región prorrusa del Donbass. Rusia bombardeó objetivos militares y estratégicos en Ucrania y amenaza con una invasión de sus tropas por distintos flancos a una Ucrania asediada.
Putin justifica el ataque diciendo que busca garantizar la independencia de las autodenominadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugannsk, que durante los últimos 8 años han sido atacadas por el ejército ucraniano. De esta manera intenta desestabilizar al gobierno de Ucrania, que es aliado de la OTAN.
La respuesta del imperialismo norteamericano y de la UE es mayores sanciones económicas para que Putin desista de su avance guerrerista. Por otro lado, China intenta hacer equilibrio en esta situación de caos.
Ante este escenario los revolucionarios debemos intervenir planteando una salida obrera a la crisis que se ha abierto, para intervenir de forma independiente en una situación mundial signada por la crisis económica y acelerada por la pandemia. Debemos agitar ante el conjunto de los trabajadores que esta no es nuestra guerra, que es totalmente ajena a los intereses históricos del proletariado. Los intereses que persiguen la OTAN y el imperialismo son los de asimilar como una semi colonia a los ex Estados obreros. Por el lado del gobierno de Putin se busca sostener una burocracia restauracionista que no está dispuesta, en su transición al capitalismo, a ser una simple semi colonia.
Las “severas sanciones económicas” que plantea el imperialismo se pagarán a costa de una mayor explotación de nuestra clase, no solo en sus propios países, sino de la expoliación de las semicolonias. Es por eso que debemos unir a los trabajadores en contra de los gobiernos de turno e impedir, con métodos obreros, que se ponga en marcha la maquinaria militar para defender intereses imperialistas. En la región en conflicto debemos buscar la unidad entre el proletariado ucraniano y el ruso para detener la restauración capitalista en curso y retomar las tareas revolucionarias que quedaron inconclusas. Esto partiendo de recuperar lo más avanzado de las lecciones del proceso revolucionario de octubre, como la conformación de federaciones como forma estatal de la dictadura del proletariado, lecciones que no por casualidad tanto el imperialismo como Putin y los restauracionistas rusos aborrecen y quieren borrar de la historia.
Este conflicto se desarrolla en medio de una descomposición del imperialismo y un proceso de asimilación de los ex Estados obreros. El imperialismo norteamericano intenta retomar la hegemonía mundial, mostrando a su paso su debilidad histórica, mientras que las burocracias al mando de los ex estados obreros de Rusia y China intentan mantener el lugar conquistado dentro del sistema capitalista en crisis.
A los que nos reivindicamos marxistas revolucionarios llamamos de forma urgente a las corrientes que aun levanten la dictadura del proletariado a una Conferencia Internacional para discutir un programa y acciones internacionalistas en común.
Paritaria Nacional Docente
Desentendida de los ataques que sufrimos los trabajadores de la educación en todo el país, la burocracia de las cinco entidades sindicales que se sientan en la paritaria nacional docente le dan luz verde al ajuste salarial que propone Perczyk.
Este 21 de febrero, en coincidencia con el inicio de clases garantizado por la burocracia del SUTE en Mendoza, y pese al paro de la docencia de CABA nucleada en Ademys, Alesso-Baradel-López por CTERA recibieron con gusto la pauta salarial enmarcada en los lineamientos que impone el preacuerdo con el FMI, y se disponen a aprobarla el próximo viernes 25 de febrero en el congreso de CTERA. El techo salarial es un nuevo aumento en cuotas del salario inicial, que pasaría de los $41250 actuales a:
-$50000 en marzo (reconociendo apenas 5% como recomposición salarial 2021),
-$53333 en junio,
-$56666 en agosto,
-$60000 en septiembre (con promesa de revisión).
Para que los magros salarios de bolsillo lleguen a esos montos, el incentivo docente pasará de $3907 en marzo a $7391.
Esta pauta salarial consolida el brutal desplome del salario docente que se viene profundizando en los últimos años. Con una canasta familiar cuyo valor oficial hoy supera los $80000, el escalonamiento que se dispone a aceptar la burocracia de CTERA, hunde a los trabajadores en la miseria.
La política de colaboración de la burocracia sindical con el gobierno de Alberto Fernández está allanando el camino tanto del ajuste que negocia Guzmán con el FMI, como a los planes de reforma educativa y laboral que se cocinan en el Consejo Federal de Educación y en las negociaciones, de espaldas a la base, de un nuevo convenio colectivo de trabajo docente que servirá de marco a nuevas modificaciones de los estatutos del docente en las provincias. Como venimos discutiendo, las políticas estatales de manejo de la pandemia en Educación avanzaron en la extensión e intensificación de la jornada laboral, la bimodalidad y la precarización laboral docente que se preparan a cristalizar en nuevas leyes.
En este marco nacional de ofensiva contra los trabajadores, las gestiones provinciales se envalentonan con paritarias que desconocen el atraso salarial 2020 (Salta 32%, Jujuy 20%, Tucumán 21%, Misiones 21%, etc.). Merece el alerta de todos los estatales del país, ofensivas como la del gobernador Suárez, de Mendoza, que pretende imponer un 2do ítem aula con un bono en negro condicionado al presentismo, ítem de productividad extorsivo que ahora quiere hacer extensivo al conjunto de los estatales.
IMPONGAMOS A CTERA EL RECHAZO A LA PROPUESTA
Este viernes 25/2 se reunirán los congresales de CTERA para validar la propuesta salarial de Alberto. Debemos impulsar asambleas en cada escuela, sacar pronunciamientos e impulsar una campaña que unifique nacionalmente la exigencia de una recomposición salarial real que permita recuperar todo lo perdido en el período anterior y el poder adquisitivo del salario.
Las seccionales y listas antiburocráticas tenemos el desafío de organizar la bronca que expresan las escuelas en un planteo claro de repudio al acuerdo del gobierno nacional con el FMI, porque aún no se firma y ya lo estamos pagando con pauperización, reformas laborales y tarifazo. Preparemos un plenario nacional de la oposición antiburocrática para reagrupar las fuerzas que, con independencia de clase, pueden disputarle a la burocracia conciliadora la dirección del conflicto.
No permitamos que los garantes sindicales del acuerdo con el FMI, se sienten en nuestro nombre a negociar: los paritarios nacionales debemos elegirlos en un congreso de delegados de base mandatados en cada escuela, y en esa instancia preparar un PARO EDUCATIVO NACIONAL hasta derrotar el ajuste, tirar abajo los planes de reforma educativa, laboral y previsional, y lograr todas nuestras demandas.
El cambio de conducción en el SUTE se formalizó en enero, en un acto con no más de veinte asistentes, vaciado por ganadores y perdedores. Pero a toda pompa, la conducción Azul Naranja del SUTE celebró este viernes 4/2 su triunfo electoral en las elecciones de diciembre pasado. Con la presencia de Baradel en representación de CTERA, entregaron presentes a referentes del Frente de Todos, como el legislador Ilardo, la intendenta Destéfanis y el jefe de ANSES Gallo, reconociendo sus generosas contribuciones en la campaña. El evento consagró la alineación de la “nueva” vieja conducción que encabezan Sedano-Membrives-Correa, con la política de la coalición de gobierno nacional, y su pata provincial que conduce Fernández Sagasti. Con Alesso a la cabeza en CTERA, la Celeste Nacional va a ir a fondo con lo que exige el Fondo.
Con el inicio de actividades escolares en marcha, las acciones de la conducción Azul Naranja se centraron en mostrarse conciliadores con la gestión provincial de Cambia Mendoza, dispuestos a habilitar el avance en el proyecto de reforma de la Ley de Educación Provincial que busca el gobernador, y anticipando un planteo de cara a las paritarias provinciales a tono con el ajuste que convalida la Celeste Nacional de CTERA en la paritaria nacional docente.
Un retroceso burocrático
El contundente triunfo de la Azul Naranja en las elecciones del SUTE, imponiéndose además en 14 de las 18 seccionales (4 quedaron en manos de otra expresión burocrática, la Celeste-verde) expresa un retroceso burocrático tras la experiencia de recuperación del SUTE por parte de un frente multicolor en 2017, que no sólo se explica por la caída en la participación electoral (-2000).
Hoy el SUTE vuelve a ser dirigido por las facciones de lo que fue la vieja Celeste en Mendoza, tras un período en que la conducción provincial y 6 de las seccionales más grandes fueran dirigidas por el FURS, previa experiencia en la seccional Godoy Cruz. Una mayoría de afiliadas/os le devuelve a la burocracia kirchnerista y pjotista el control del SUTE, luego de haber intentado otra orientación para revertir las profundas consecuencias de la derrota que significó el ítem aula y la crisis de la vieja celeste.
El FURS fue la apuesta de un arco heterogéneo de agrupaciones, desde la histórica lista Marrón, agrupamientos ligados a la izquierda en el FIT (9 de abril -PTS-, Tribuna Docente -PO-) y expresiones conciliadoras como la verde (ligada al PCR). Defendida por sus integrantes como un frente único independiente, no trascendió la condición de acuerdo electoral anti Celeste. No fue sólo la integración de la Verde (PCR) al Frente de Todos lo que melló su independencia de clase. Fue su programa de origen, carente de este principio, lo que la tornó una conducción vacilante ante las presiones de tendencias patronales, y sobre todo ante las presiones del estatismo en su propio programa. Pronto provincializaron su orientación, y plantearon como la única vía para hacer frente a las políticas del gobierno provincial de Cambia Mendoza (Cornejo y luego Suárez) el establecer acuerdos con las conducciones seccionales burocráticas. Así pusieron en pie una lista conjunta con la Celeste para las elecciones de miembros de los órganos colegiados (Juntas), la cual defendieron como un “frente único” necesario para poder ganarle la mayoría de las Juntas a las listas ligadas a la UCR. Sin embargo, el resultado de este triunfo, le regaló a la DGE aliados con quienes negociar, sin control de la base. Y sin defensa, frente a la ofensiva de la DGE sobre las Juntas y los sumarios contra algunos de sus integrantes.
Orientados por esta noción equivocada de frente único, al que dedicaron todos estos años tratando de unificar líneas con la AN y la Celeste en negociaciones que se discutían, no de cara a la base, sino en las reuniones de las conducciones de secretariado provincial y seccionales, terminaron señalando ante la base, que tantos unos como otros eran aliados válidos e imprescindibles para enfrentar el ajuste que sin tregua fue imponiendo el gobierno de Cambia Mendoza, a tono con las políticas nacionales del macrismo primero, y del Frente de Todos luego. La extensión de esta orientación, fueron los acuerdos de cúpula en el Frente de Unidad Sindical, con la burocracia de otros sindicatos estatales, versión burocrática con la que pretendieron sustituir la idea de congreso de delegados estatales de base mandatados. Al gobierno de Suárez no le costó nada quebrar ese acuerdo de cúpulas, aislando aún más al SUTE. El FURS se fue disgregando, perdiendo militancia y activismo, y, sobre todo, conexión con la base.
La propia impotencia e internismo a los que llevó esta orientación les servía de justificación para postergar indefinidamente cualquier discusión orientada a avanzar en cuestionar y preparar las condiciones para modificar las ligaduras a la sujeción estatal del SUTE recuperado. Nada se avanzó en el sentido de la reforma del estatuto sindical, profundamente burocrático, o en generar siquiera instancias de formación ideológica de delegados y trabajadores contra la injerencia del Estado burgués en las organizaciones obreras. La impronta de perspectiva de género, que reivindican como su mayor legado, estuvo marcada por la adaptación a la regimentación estatal de los sindicatos y la democracia burguesa en el protocolo de prevención y erradicación de la violencia de género que promovieron -enmarcado en lineamientos de la formulación realizada por la burocracia de CTERA- y que tuvo su punto cúlmine en el manejo burocrático de la denuncia contra el secretario general, Sebastián Henríquez, y su restitución en base a los argumentos de un fallo de la Justicia burguesa.
La imposición de la cuarentena los encontró profundamente fragmentados. La adaptación a la conducción estatal de la pandemia les dio una sobrevida como frente, pero acentuó la distancia con la base, atomizada y aislada. Si bien el gobierno logró imponer hasta hoy el congelamiento salarial y el ataque a las condiciones de trabajo (extensión e intensificación de la jornada laboral, etc.), las bases se rebelaron en 2020 contra la reforma educativa que quiso apurar el Director Gral de Escuelas, Thomas. El SUTE canalizó la lucha que se gestó desde las bases, pero no la dirigió, logrando la suspensión transitoria de la reforma.
El retorno a la presencialidad dejó en evidencia el curso de disolución del frente. Al postergado calendario electoral impuesto por el Ministerio de Trabajo, llegaron ya divididos. La Verde renovó su histórica alianza a la Celeste, y una discusión por lugares en las listas derivó en la presentación de Tribuna Docente (PO) en lista aparte del acuerdo Marrón-Bordó (PTS) que conservó el nombre FURS.
Instamos, sin respuesta, a las agrupaciones de izquierda y antiburocráticas a debatir en un plenario para poner en pie una propuesta de dirección que retome la tarea de la recuperación del SUTE con independencia de clase. Los trabajadores de la educación de la COR integramos la Lista Roja junto a delegados escolares y activistas independientes, presentando listas seccionales en Capital, Las Heras y Guaymallén, obteniendo arriba de 100 votos. Recorrimos las escuelas discutiendo la necesidad de organizar compañeras/os para una tarea que excedía por mucho la instancia electoral: fortalecer la organización en cada lugar de trabajo y la relación de las escuelas con el sindicato para enfrentar los planes de ajuste, reforma educativa y laboral que vienen de la mano del acuerdo del gobierno con el FMI y el pago de la deuda externa a los buitres. Militamos nuestro balance de la cuarentena, y la importancia de orientar la lucha por nuestras reivindicaciones salariales y laborales, así como por la democracia sindical y la organización de los trabajadores a partir de un programa de independencia de clase respecto de los intereses patronales y del Estado.
Nuestra intervención estos años en el SUTE, orientada con este programa, y nuestro cuestionamiento a la política estatal antiobrera para la pandemia nos permitió aglutinar activistas que hicieron su experiencia con el FURS, y sacaron sus conclusiones en la lucha en las calles, en los plenarios y escuelas. Compartimos el balance de que una política frentista sin independencia de clase puede permitir triunfos electorales circunstanciales, pero no permite dirigir desde los intereses de los trabajadores, ni preparar ninguna posición de fuerza que permita revertir un curso de debilidad de los trabajadores tras la derrota del ítem aula (de la que son responsables tanto la AN como la Celeste), mucho menos servir de base a un reagrupamiento que oriente la lucha contra la desorganización provincial y nacional de la clase trabajadora que garantiza la burocracia en pos de salvaguardar los intereses capitalistas.
Por una oposición sindical revolucionaria
Los pagos de la deuda a los buitres y el principio de acuerdo con el FMI, imponen al conjunto de la clase obrera una dolorosa hipoteca que es una sentencia de pauperización y sobreexplotación presente y futura. El balance de la orientación del FURS en el SUTE, que podemos extender a las experiencias de los frentes multicolores a nivel nacional, tiene que servir para dejar de perder tiempo valioso en buscar un ala del peronismo que pudiera jugar un papel progresivo en el enfrentamiento a las políticas antiobreras que pactan los partidos patronales para buscar una salida a la crisis a costa de las masas asalariadas.
Retomemos la experiencia de las asambleas y plenarios del activismo antiburocrático para preparar la disputa por la orientación de la discusión paritaria provincial y nacional en cada escuela y en los plenarios, contra la política de colaboración con el ajuste de Suárez y Alberto, de la Azul Naranja y la Celeste Verde. Pongamos en pie una oposición sindical con libertad de tendencias, un frente único con independencia de clase que milite en cada lugar de trabajo por un plan de lucha para conquistar recomposición salarial real, condiciones de trabajo, el control de OSEP, y la derrota de la reforma educativa. Imponer el no inicio de clases y convocar a unificar en un paro provincial de todos los sectores de trabajadores contra la miseria salarial y las políticas de ajuste, hasta tirar abajo el acuerdo con el FMI y los buitres.
El gobierno anunció un principio de acuerdo con el FMI con respecto al stand by que le habían dado a la administración anterior de Macri. Es decir, que legaliza la estafa de aquel crédito e hipoteca al pueblo argentino a pagar esa deuda. Queda demostrado cuáles son los intereses a los que responde el gobierno de los Fernández y sus aliados de la oposición burguesa como Juntos por el Cambio, así como la Sociedad Rural y todo el empresariado, quienes saludaron el “entendimiento” con el Fondo.
El principio de acuerdo, donde aún debe definirse la letra chica, es un plan de ajuste gradual donde el FMI tendrá más injerencia directa en el desarrollo de la economía argentina. Se acordaron revisiones trimestrales del organismo con derecho a veto, para vigilar que se cumpla con los designios del imperialismo. En el trazo grueso del entendimiento, la Argentina se compromete a bajar la emisión monetaria, reducir subsidios, moderar la inflación y subir las tasas de intereses. A cambio de llevar a cabo ese plan, lo habilitan para tomar deuda ya no solo del FMI sino de otros países miembros del organismo como el Club de París, por ejemplo.
El gobierno vende el pre acuerdo como un logro, ya que según dice, no se le exige un ajuste. Esto es, por supuesto, parte del “relato” ya que es sabido que el ajuste lo vienen realizando desde que asumieron, mediante el proceso inflacionario, las mini devaluaciones, el aumento en las tarifas, la caída en los salarios y el ajuste en las jubilaciones. Con su funcionario fiel, Martin Guzmán, el gobierno preparó el acuerdo con el FMI buscando no tener que poner la palabra “ajuste” por escrito, sobre todo luego de las fricciones dentro del PJ que generó la derrota electoral y el intento fallido de provocar un giro argumental con la carta de Cristina.
La otra pata del relato es el argumento de que el FMI no habría pedido cambios estructurales, es decir reformas laborales, previsionales o tributarias, ya que este pre acuerdo se centra en equilibrar la política fiscal, y una vez encaminado ese objetivo vendrán por lo importante.
Ante los sectores descontentos con los términos del acuerdo, el kircherismo hace lo que siempre hacen las fracciones burguesas y pequeño burguesas: echarles la culpa a las masas por haber votado a Macri. Esgrimiendo el ya desgastado argumento de que no les daban las fuerzas para otra cosa dado que venían de perder las elecciones y las masas no iban a salir a enfrentar al FMI. Lo que en realidad lograron es un poco de aire para seguir defendiendo sus intereses y evitar la idea de las masas en la calle, lo cual les da un verdadero terror.
El principio de acuerdo plantea 2 años y medio de gracia donde no hay que pagar vencimientos de esta deuda y después se comienza a devolver el préstamo con otro préstamo del FMI a 10 años. De esta manera, al FMI le cierran las cuentas y la Argentina no sólo se queda con la deuda, sino que la acrecienta.
Esta especie de “Ahora 12” del FMI, expresa el nivel de crisis mundial que aceleró la pandemia, ya que si Argentina entraba en default podía generar una crisis importante en la región y un cimbronazo mayor en la economía mundial, mostrando la debilidad histórica de un organismo en descomposición que no logra contener los efectos de la crisis económica mundial.
En un país semicolonial como el nuestro, la burguesía no es independiente y por lo tanto debe poner su destino histórico en manos del imperialismo para enfrentar al proletariado de su país y de la región. Es una clase parasita que no produce, es por eso que por más que se esfuercen en decir que no van a pagar con el hambre del pueblo, van a pagar con el hambre del pueblo porque el proletariado es el único que posee una fuerza de trabajo que puede crear valor y plusvalor y la razón de ser de los capitalistas es apropiarse del trabajo ajeno. Es en la explotación de nuestra clase de donde saldrán los recursos para pagar la deuda, todo acuerdo de pago de deuda se basa en el canje por nuevos bonos, sus intereses y sus plazos están determinados por el nivel de ajuste a la clase trabajadora que está dispuesta a implementar nuestra clase enemiga. Es, en realidad, un derecho sobre el trabajo futuro que producirá supuestamente el plusvalor del que el interés (una retribución por la pura propiedad) será una parte.
Nosotros levantamos el no pagar la deuda externa que significa una pelea por la destrucción del Estado burgués, atacando al régimen capitalista en su base, en la producción.
Expropiar a las grandes empresas imperialistas, control obrero, escala móvil de salarios y de horas de trabajo, no son consignas para reformar al capital, es parte del programa transicional de la lucha por el poder, por la necesidad de un gobierno obrero para imponer las etapas de la dictadura del proletariado.
Es un debate que tenemos que llevar al interior de nuestra clase y desenmascarar a los enemigos en nuestras filas, como la burocracia sindical que salió a festejar el acuerdo, y ya anticipó que seguirán adecuando la discusión paritaria a la política de ajuste que ahora profundiza el gobierno como ofrenda al imperialismo.
Debemos movilizarnos como hicimos en diciembre del año pasado en contra del FMI y el gobierno, en contra del acuerdo, pero siendo claros en nuestro programa de independencia de clase. Es peligroso confundir banderas con los descontentos del ala k, que plantean suspensión de la deuda o no al ajuste del FMI sin nombrar al gobierno, como lamentablemente hace un sector de la izquierda para buscar un diálogo que no existe. Parecen no entender, a pesar de tantos fracasos, que es imposible romper un ala del peronismo que vaya hacia una perspectiva revolucionaria mediante el método de diluirse programática y organizativamente en el estatismo pequeñoburgués. Debemos movilizarnos de manera diferenciada de estos sectores kirchneristas y combatir su programa hasta el final, plantear mociones diferenciadas en las asambleas y dejar en claro que los trabajadores que salimos a luchar no tenemos que mostrarle nada a Alberto ni tenemos que “hacerle saber” nada en las calles, sino que tenemos que apuntar a derrotar a este gobierno sumiso al imperialismo e imponer nuestra propia perspectiva de clase.