7 de marzo de 2022
La denominada “Operación especial” del gobierno de Putin en contra de Ucrania ya lleva 12 días de invasión, tratando de imponer mediante la fuerza militar las condiciones de un nuevo statu quo en el escenario mundial, después de la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la URSS.
Mientras tanto la OTAN utiliza este conflicto bélico para acelerar el proceso de asimilación de los ex estados obreros, tratando de imponer condiciones de semi colonia a éstos. Por eso, en el territorio ucraniano se están definiendo procesos históricos inconclusos, en la necesidad de supervivencia del sistema capitalista.
Es que la asimilación de los ex estados obreros se iba a plantear en la arena mundial y no en las particularidades de cada país. Por eso exige de los revolucionarios abocarse a la tarea urgente de reagrupar las fuerzas para desarrollar una dirección revolucionaria, que en esta época es la reconstrucción de la IV Internacional, para regenerar una vanguardia obrera que pueda dar una perspectiva marxista al proletariado mundial ante los escenarios de guerra a donde nos llevan los países imperialistas y las direcciones bonapartistas y restauracionistas de los ex estados obreros.
Putin trajo el fantasma de Lenin al escenario de guerra, acusando al revolucionario de ser el responsable de que Ucrania tenga ideas de nación independiente, cuando siempre debió ser parte de la gran Rusia. Debemos recordar que fue la dirección de la revolución rusa la que innovó con la forma estatal de la dictadura del proletariado internacional, lo que denominaron Federación, y desde ahí se le planteó a Ucrania la autodeterminación para que elijan la forma de relacionarse con el proceso revolucionario abierto. La población ucraniana decidió incorporarse a la Federación de repúblicas soviéticas y ese hito histórico mostró la superioridad de una dirección consciente contra las políticas del imperialismo de anexiones y colonialismo reinante. Es esa parte de la historia la que no quieren contar en esta situación, es ese fantasma el que intentan esconder y es justamente desde donde debemos partir los revolucionarios para desplegar nuestras políticas, de lo más avanzado que ha dado nuestra clase, como lo fueron las federaciones. Es por eso que sostenemos la unidad revolucionaria del proletariado ucraniano y ruso en contra de sus gobiernos actuales.
Lenin sostenía antes de la primera guerra mundial, en algunos momentos en soledad, que había que convertir la guerra en guerra civil contra sus gobiernos. Con esa línea logró convencer a gran parte de los revolucionarios y fue una de las más destacadas tácticas militares de la época imperialista. Sin embargo, en esta situación de la invasión de Rusia a Ucrania debemos repensar la táctica militar, ya que es un hecho inédito en la historia que ex estados obreros en el proceso de asimilación al capitalismo entren en guerra. La dinámica de clases de estas formaciones transicionales es diferente a la de los estados burgueses consolidados. Debemos plantear “fuera las tropas rusas de Ucrania” y la necesidad de enfrentar al gobierno de Rusia y Ucrania con una insurrección proletaria que destruya el proceso de restauración capitalista en curso. Esta insurrección debe inscribirse dentro de la táctica de guerra revolucionaria, como planteaba Lenin, en la tarea de que ésta sea parte de las revoluciones complementarias que definía Trotsky, para impedir los procesos de asimilación al sistema capitalista.
Sostenemos que los trabajadores de Ucrania deben defender las fábricas y sus organizaciones con armas en mano, es decir, deben formar una dirección proletaria contra la invasión. Y los trabajadores rusos deben imponer los métodos obreros para detener la invasión y unirse al proletariado ucraniano en la necesidad de convertir esta guerra en una guerra revolucionaria. Es evidente que estas tareas no pueden realizarlas solos, para eso debe venir en su auxilio el proletariado mundial, principalmente el proletariado de los países que integran la OTAN, y en el fragor de estos combates de clase debemos reconstruir nuestra dirección internacional que no es otra que la IV Internacional.
Por una conferencia internacional urgente con las corrientes que aun levantan la necesidad de la dictadura del proletariado donde avancemos en acciones internacionalistas.