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El senador Kueider y los padres de la criatura

Sábado, 07 Diciembre 2024 17:36

El escándalo que se ha desatado en la política argentina después de que un senador nacional del PJ por Entre Ríos fuera detenido por la justicia paraguaya con 211 mil dólares no declarados mientras intentaba entrar al vecino país ha generado un problema cuya magnitud aún no se pude terminar de determinar. Lo que sí queda claro es el nivel de descomposición del semi Estado argentino.

Sabida la noticia, el PJ intentó desligarse del senador que llegó a ese cargo a través de sus listas, pero que ahora responde a la Libertad Avanza y viene votando todas las leyes que Milei pidió, entre ellas la famosa “Ley Bases”. Los libertarios se desesperan y fingen demencia, tratando de que no sea tan evidente que el voto estaba comprado. No vaya a ser que se enojen otros diputados o senadores que dieron su voto a cambio de un “asado”. El gobierno del “outsider” que pidió el voto a los trabajadores con la promesa de “terminar con la casta” que se enriquece “con la nuestra” terminó reviviendo los momentos más obscenos de la política burguesa, como el episodio de la compra de votos para votar la reforma laboral del año 2000 (lo que se conoció como “ley banelco”), demostrando la esencia reaccionaria de su fuerza política, que tiene como objetivo de su ataque a la clase obrera y los sectores populares más empobrecidos.

Este hecho es la expresión del funcionamiento de la democracia burguesa en una semicolonia, donde la débil burguesía le cede el poder político a la pequeñoburguesía sin poder económico, creando lúmpenes que viven de las migajas que les tira el semi Estado y los empresarios locales (y en algunos casos internacionales). Por eso, cuando asumió Milei, dijimos que se venía una nueva casta, pero con los mismos métodos descompuestos de sus antecesores.

Todo el régimen político está preocupado, porque mientras Cristina pacta con Milei gobernabilidad e impunidad, este escándalo complica los acuerdos por arriba (“ficha limpia”, reforma electoral, etc., además del acuerdo de que sean los trabajadores el blanco del ajuste). Mientras, la gran mayoría de los trabajadores seguimos luchando contra este brutal ajuste y la pauperización de nuestras condiciones de vida.

Tenemos que enfrentar a este Estado, sus instituciones y a sus partidos políticos, que defienden a este sistema capitalista en putrefacción. Debemos generar las condiciones para romper con todo tipo de conciliación de clase a la que nos llevan los supuestos progresistas o estatistas tras la idea de que se puede reformar el capital. Hay que odiar a la clase enemiga y sus cómplices, como la burocracia sindical. Sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas para responder de forma revolucionaria a situaciones obscenas del capitalismo, como el reboleo de dólares en nuestra cara, mientras nosotros nos hundimos en la miseria.

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