20 de diciembre, a 23 años de la insurrección espontánea del 2001
Este viernes 20/12 marchamos en todo el país, no sólo para reivindicar el proceso de lucha del 2001 y recordar a los compañeros asesinados, sino para enfrentar la continuidad del ajuste que empezó el peronismo y ahora acelera la nueva gestión de Milei. A un año del gobierno de Milei, gran parte de los que nos vamos a movilizar en todo el país somos los que estuvimos todo el año en las calles y en los lugares de trabajo enfrentando el ajuste, mientras la burocracia sindical y el PJ negocian y pactan con el gobierno las leyes y las reformas. Un ejemplo obsceno de esas componendas es el del senador Kueider, que llegó al Congreso con las listas de UP y fue comprado con dólares en efectivo para aprobar las leyes de Milei.
Argentina está hundida en una profunda crisis, que se viene agravando desde hace años. Asistimos a la sucesión de gobiernos de coaliciones decadentes con lo que queda de los partidos patronales derivados del PJ y la UCR, que de una u otra manera, siempre nos hacen pagar a los trabajadores la crisis, para salvar a alguna de las fracciones patronales. Esto dentro de una situación internacional que está signada por la continuidad de la guerra de Rusia contra Ucrania, el genocidio del enclave de Israel a la Franja de Gaza, la caída de Al Assad en Siria, el desarrollo de la crisis mundial y las consecuencias de la pandemia. Esta situación de crisis y guerra plantea grandes desafíos a nuestra clase en cuanto a cómo debemos enfrentar este escenario y revertirlo. El triunfo de Trump en EE. UU. expresa el nivel de descomposición y decadencia del imperialismo, que intentará, en su decadencia, recuperar el terreno perdido en la dirección del mundo, utilizando todas las armas reaccionarias para recuperar su liderazgo.
El triunfo de Milei expresa a una fracción pequeño burguesa aliada al imperialismo, con más afinidad con EE. UU., convirtiéndose en instrumento de éste, con la intención de someter al proletariado con las cadenas de una dictadura policial. Para esto Bullrich, ni bien asumió la cartera de Seguridad, presentó su protocolo represivo para amedrentarnos. Debemos añadir que la descomposición del imperialismo y la situación internacional de crisis y guerra hace que los semi-Estados como el nuestro sean aún más inestables y que su relación con las masas se vuelva aún más complicada. La fracción Milei ha demostrado ser un reciclado de “menemismo del siglo XXI”, que pretende volver como expresión burguesa de los sobrevivientes del proceso del 2001.
Ante esto es urgente organizarnos de forma revolucionaria para impedir que la reacción lleve adelante sus planes de ataque. No aceptaremos ningún “frente anti-Milei” con burócratas y conciliadores de clase, que son los enemigos en nuestras propias filas. Debemos recuperar los sindicatos como herramientas de organización, con total independencia de clase. Impulsemos la deliberación en los lugares de trabajo en la perspectiva de convocar a un Congreso de delegados de base con mandato para preparar un paro general con un programa obrero de salida a la crisis. Ante la gravedad del ataque llamamos a las corrientes de izquierda trotskista a romper con su lógica electoralista y debatir un programa obrero para tirar a Milei. En esta situación acuciante, tenemos que construir el partido revolucionario como sección de la IV Internacional reconstruida.