Después de 5 meses de lucha los trabajadores del SUTNA lograron arrancarle un aumento salarial a las patronales que permite que el valor de la fuerza de trabajo no pierda tanto ante el ajuste y la inflación. Pero lo más importante es que lo lograron imponiendo los métodos obreros de paralizar la producción, base de poder de la burguesía. Y lograron quebrar el gran frente burgués que se había formado para derrotar a los trabajadores y su conducción, dentro del cual están todas las alas de la burocracia, desde los más carneros hasta los que se la dan de combativos, como Pablo Moyano.
Mostraron donde está el poder de la clase obrera, en la producción, y no en los pasillos del parlamento, o en las oficinas de los ministerios. Además, este conflicto tuvo expresión internacional, al recibir la solidaridad del sindicato de Brasil, lo cual abrió la posibilidad de una acción internacional. La unidad de las tres plantas de neumáticos, con piquetes, quite de colaboración, movilizaciones, paros escalonados, dirigidos por un sindicato recuperado como es el SUTNA mostró también por qué debemos recuperar nuestras organizaciones para la lucha, echar a la burocracia sindical de nuestras organizaciones y luchar para que los sindicatos se conviertan en herramientas revolucionarias en la lucha por el poder.
Y demostraron, por enésima vez, dónde están nuestros enemigos: en el gobierno, en la oposición patronal, en el empresariado nacional e internacional y en la burocracia sindical.
La patronal tuvo que ceder algunos puntos en la negociación paritaria, pero logró no ceder en cuanto a la discusión de los ritmos de trabajo, o sea en el control de la producción. Esta tarea es la queda pendiente, sobre todo porque es un sindicato que es dirigido e influenciado centralmente por el PO. Decimos esto, partiendo del planteo de que los sindicatos deben ampliar sus funciones, es decir, no solo pelear por el salario, sino cuestionar el poder al interior de las fábricas, en la necesidad del control obrero de la producción para mostrar al conjunto de la clase la potencia de la dirección obrera contra la anarquía del capital.
Madanes, dueño de FATE, en gran parte del conflicto dejó en claro que su objetivo era destruir la organización sindical para garantizar que la productividad del trabajo no fuera afectada por problemas sindicales. La necesidad de garantizar el trabajo continuo es una de sus obsesiones. Marx debatía mucho sobre la importancia del tiempo en la economía burguesa y decía: “Por eso, no hay que decir que una hora de trabajo de un hombre vale tanto como una hora de otro hombre, sino más bien que un hombre en una hora vale tanto como otro hombre en una hora. El tiempo lo es todo, el hombre no es nada; es, a lo sumo, la cristalización del tiempo.” Esta definición de Marx es el fundamento del sistema capitalista para la explotación, por eso los marxistas peleamos por destruir la relación entre capital y trabajo, y esta destrucción no puede darse de otra forma que de forma revolucionaria.
Después de esta lucha el SUTNA tiene la posibilidad de organizar una tendencia al interior de nuestra clase que se organice ante la necesidad de enfrentar el ajuste y a nuestros enemigos de clase. Puede lanzar una campaña por un Congreso de delegados de base que vote un plan de lucha, llamando a formar oposiciones sindicales en todos los gremios y, especialmente, por la simpatía que este conflicto generó entre los trabajadores de las principales automotrices, donde la burocracia del SMATA viene de acordar con los patronales mayor flexibilización laboral.
Por una salida obrera a la crisis.