El 18 de diciembre, Fernando Gómez de 27 años, de oficio “bagayero” (trabajador precarizado dedicado al comercio fronterizo), fue asesinado por la Gendarmería nacional en el marco del llamado “Operativo Plan Güemes”. En sintonía con el plan represivo establecido por Milei-Bullrich, en la necesidad del gobierno de someter al conjunto del proletariado con las cadenas de una dictadura policial mientras entrega el país a sus socios imperialistas, el gobernador Gustavo Sáenz impulsa la brutalidad de las fuerzas represivas contra los trabajadores.
En un primer momento, intentaron camuflar el hecho como “combate al narcotráfico”, pero rápidamente se cayó la mentira de Bullrich y se conoció que el blanco de los proyectiles de gendarmería fue un grupo de trabajadores informales que pasan mercadería por la frontera entre Bolivia y Argentina como única salida para llevar el sustento a sus hogares. En el operativo, decenas de trabajadores resultaron heridos y uno está en grave estado.
Las manifestaciones en repudio no se hicieron esperar en las localidades de Orán y Aguas Blancas, para exigir castigo a los responsables. El viernes 20 marchamos a la casa de Salta en Buenos Aires para repudiar el asesinato y solidarizarnos con los heridos y familiares de las víctimas.
El gobierno de Milei-Bullrich se apoya desde el día 1 en las fuerzas represivas para implementar el ajuste, con el protocolo “anti-piquete”, la persecución y hostigamiento a dirigentes políticos y sociales y, ahora, con este asesinato brutal. Todos los gobernadores son los aplicadores en las provincias de esta línea. Mientras la burocracia sindical y el PJ sostienen al gobierno, la represión de Milei no da tregua a los luchadores. Sólo la clase obrera organizada con independencia de clase puede dar una salida progresiva a esta crisis, por eso debemos recuperar nuestros sindicatos para dar una respuesta a la altura del ataque. Es tarea de los revolucionarios plantear un programa obrero de salida a la crisis y los métodos que se desprenden de éste. Hay que impulsar un Congreso de Delegados de Base con mandato con representación de las organizaciones piqueteras que no fueron cooptadas por el Estado, los jubilados y los sectores estudiantiles en lucha. Tenemos que impulsar e imponer un paro general activo para tirar abajo a este gobierno y sus cómplices.
Castigo a los asesinos de Fernando Gómez. Por la disolución de las fuerzas represivas.
¡Basta de persecución a los luchadores! Desprocesamiento de todos los militantes acusados.
¡Abajo el gobierno de Milei!
Por un congreso de delegados de base con mandato.
Por un gobierno obrero.
20 de diciembre, a 23 años de la insurrección espontánea del 2001
Este viernes 20/12 marchamos en todo el país, no sólo para reivindicar el proceso de lucha del 2001 y recordar a los compañeros asesinados, sino para enfrentar la continuidad del ajuste que empezó el peronismo y ahora acelera la nueva gestión de Milei. A un año del gobierno de Milei, gran parte de los que nos vamos a movilizar en todo el país somos los que estuvimos todo el año en las calles y en los lugares de trabajo enfrentando el ajuste, mientras la burocracia sindical y el PJ negocian y pactan con el gobierno las leyes y las reformas. Un ejemplo obsceno de esas componendas es el del senador Kueider, que llegó al Congreso con las listas de UP y fue comprado con dólares en efectivo para aprobar las leyes de Milei.
Argentina está hundida en una profunda crisis, que se viene agravando desde hace años. Asistimos a la sucesión de gobiernos de coaliciones decadentes con lo que queda de los partidos patronales derivados del PJ y la UCR, que de una u otra manera, siempre nos hacen pagar a los trabajadores la crisis, para salvar a alguna de las fracciones patronales. Esto dentro de una situación internacional que está signada por la continuidad de la guerra de Rusia contra Ucrania, el genocidio del enclave de Israel a la Franja de Gaza, la caída de Al Assad en Siria, el desarrollo de la crisis mundial y las consecuencias de la pandemia. Esta situación de crisis y guerra plantea grandes desafíos a nuestra clase en cuanto a cómo debemos enfrentar este escenario y revertirlo. El triunfo de Trump en EE. UU. expresa el nivel de descomposición y decadencia del imperialismo, que intentará, en su decadencia, recuperar el terreno perdido en la dirección del mundo, utilizando todas las armas reaccionarias para recuperar su liderazgo.
El triunfo de Milei expresa a una fracción pequeño burguesa aliada al imperialismo, con más afinidad con EE. UU., convirtiéndose en instrumento de éste, con la intención de someter al proletariado con las cadenas de una dictadura policial. Para esto Bullrich, ni bien asumió la cartera de Seguridad, presentó su protocolo represivo para amedrentarnos. Debemos añadir que la descomposición del imperialismo y la situación internacional de crisis y guerra hace que los semi-Estados como el nuestro sean aún más inestables y que su relación con las masas se vuelva aún más complicada. La fracción Milei ha demostrado ser un reciclado de “menemismo del siglo XXI”, que pretende volver como expresión burguesa de los sobrevivientes del proceso del 2001.
Ante esto es urgente organizarnos de forma revolucionaria para impedir que la reacción lleve adelante sus planes de ataque. No aceptaremos ningún “frente anti-Milei” con burócratas y conciliadores de clase, que son los enemigos en nuestras propias filas. Debemos recuperar los sindicatos como herramientas de organización, con total independencia de clase. Impulsemos la deliberación en los lugares de trabajo en la perspectiva de convocar a un Congreso de delegados de base con mandato para preparar un paro general con un programa obrero de salida a la crisis. Ante la gravedad del ataque llamamos a las corrientes de izquierda trotskista a romper con su lógica electoralista y debatir un programa obrero para tirar a Milei. En esta situación acuciante, tenemos que construir el partido revolucionario como sección de la IV Internacional reconstruida.
Asistimos al derrocamiento de Al Assad en Siria, después de 50 años de estar ese clan en el poder y ahogar en sangre las insurrecciones espontáneas del 2011. Cayó en un escenario mundial que combina la crisis mundial abierta con la política guerrerista del imperialismo en su decadencia. La toma del poder por parte de la milicia islámica Hayat Tahrir al Sham (HTS), junto al Ejército Nacional Sirio, con el apoyo de Turquía, debe ser analizada como una movida en el tablero de las guerras actuales, como una derrota de Rusia en sus zonas de influencia, para buscar forzar una negociación por la guerra con Ucrania, en condiciones desfavorables para ésta.
El Estado sirio se encuentra en franca decadencia, con gran parte de su territorio convertido en mini Estados territoriales controlados por distintos grupos armados de diferentes fracciones religiosas, que responden a las distintas potencias imperialistas que influencian en la región. La caída de Al Assad está obligando a pensar cómo se va a establecer una nueva relación de fuerzas por parte de Estados Unidos y Rusia en la zona, considerando que EEUU tiene batallones militares que trabajan junto a las milicias kurdas del YPG y que Rusia tiene bases navales y aéreas en la región.
Este conflicto, obviamente, se inscribe en uno más general, que es el que abrió el genocidio del enclave de Israel contra el pueblo palestino y su avance en toda la región. Si bien en este momento se encuentran en una tregua con el Líbano, no está nada solucionado, al contrario, la tendencia es a que se intensifique más el enfrentamiento.
Las milicias que tomaron el poder en Siria son la dirección descompuesta de variantes de nacionalismo árabes, que hace ya mucho tiempo se vendieron al imperialismo y su representante en la región que es el enclave de Israel. Los sionistas avanzan sobre nuevas zonas de los altos del Golán no sólo para aprovechar el desorden de la descomposición de Siria, sino como medida preventiva ante un proceso real de lucha contra Al Asad sobre el que se montan estas direcciones. Es por eso que la tarea de los revolucionarios es buscar unir las luchas genuinas para enfrentar al asesino de Al Assad con la resistencia palestina en Gaza y derrotar al enclave israelí, que significaría la derrota del imperialismo y sus aliados en Medio Oriente. Tenemos que unir las fuerzas del proletariado de Medio Oriente con los trabajadores de Ucrania y Rusia para que desarrollen una guerra revolucionaria contra sus burocracias restauracionistas y derrotar a la OTAN.
La pelea por una federación de repúblicas socialistas en Medio Oriente, como expresión de la forma estatal de la dictadura del proletariado, es la salida para destruir esos Estados fallidos formados después de la posguerra.
El escándalo que se ha desatado en la política argentina después de que un senador nacional del PJ por Entre Ríos fuera detenido por la justicia paraguaya con 211 mil dólares no declarados mientras intentaba entrar al vecino país ha generado un problema cuya magnitud aún no se pude terminar de determinar. Lo que sí queda claro es el nivel de descomposición del semi Estado argentino.
Sabida la noticia, el PJ intentó desligarse del senador que llegó a ese cargo a través de sus listas, pero que ahora responde a la Libertad Avanza y viene votando todas las leyes que Milei pidió, entre ellas la famosa “Ley Bases”. Los libertarios se desesperan y fingen demencia, tratando de que no sea tan evidente que el voto estaba comprado. No vaya a ser que se enojen otros diputados o senadores que dieron su voto a cambio de un “asado”. El gobierno del “outsider” que pidió el voto a los trabajadores con la promesa de “terminar con la casta” que se enriquece “con la nuestra” terminó reviviendo los momentos más obscenos de la política burguesa, como el episodio de la compra de votos para votar la reforma laboral del año 2000 (lo que se conoció como “ley banelco”), demostrando la esencia reaccionaria de su fuerza política, que tiene como objetivo de su ataque a la clase obrera y los sectores populares más empobrecidos.
Este hecho es la expresión del funcionamiento de la democracia burguesa en una semicolonia, donde la débil burguesía le cede el poder político a la pequeñoburguesía sin poder económico, creando lúmpenes que viven de las migajas que les tira el semi Estado y los empresarios locales (y en algunos casos internacionales). Por eso, cuando asumió Milei, dijimos que se venía una nueva casta, pero con los mismos métodos descompuestos de sus antecesores.
Todo el régimen político está preocupado, porque mientras Cristina pacta con Milei gobernabilidad e impunidad, este escándalo complica los acuerdos por arriba (“ficha limpia”, reforma electoral, etc., además del acuerdo de que sean los trabajadores el blanco del ajuste). Mientras, la gran mayoría de los trabajadores seguimos luchando contra este brutal ajuste y la pauperización de nuestras condiciones de vida.
Tenemos que enfrentar a este Estado, sus instituciones y a sus partidos políticos, que defienden a este sistema capitalista en putrefacción. Debemos generar las condiciones para romper con todo tipo de conciliación de clase a la que nos llevan los supuestos progresistas o estatistas tras la idea de que se puede reformar el capital. Hay que odiar a la clase enemiga y sus cómplices, como la burocracia sindical. Sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas para responder de forma revolucionaria a situaciones obscenas del capitalismo, como el reboleo de dólares en nuestra cara, mientras nosotros nos hundimos en la miseria.
El miércoles 5 de diciembre la CTA, supuestamente unificada, junto a las patronales de las pymes, los movimientos sociales K, los intendentes del conurbano, sectores de las iglesias y otros, llaman a marchar con la consigna “la patria no se vende”.
Es evidente que es una movilización de aparato para posar de una oposición dentro del régimen y para intentar contener la bronca con la política de crear “frentes anti Milei”,que en lo sindical se expresaría en frentes sindicales para recrear el MTA de los ‘90, después de un año en el que la burocracia sindical se borró y pactó el ajuste con el gobierno.
No es una movilización preparada con los métodos de la clase, votada en asambleas, debatida en los lugares de trabajo,no hay paro y tiene el único objetivo de intervenir en la crisis del PJ y preparar las condiciones para un futuro escenario electoral sin sobresaltos. La burocracia sindical se ha cuidado bien de desligar esta acción de cualquier proceso de lucha contra la ofensiva de las patronales, el gobierno nacional y los gobernadores, con despidos y precarización de los trabajadores de la industria, servicios y estatales. Las burocracias convocantes hoy están actuando de garantes y colaboradores de las reformas laborales y todo tipo de regresiones en las condiciones de trabajo.
Por eso no marchamos, ni siquiera como columna independiente, como plantean algunas organizaciones de izquierda. No podemos ser parte de estas medidas de aparato y debemos denunciarlas en los lugares de trabajo para preparar con nuestros métodos el enfrentamiento al gobierno de Milei y el conjunto de las fuerzas del régimen que le están dando gobernabilidad. No hay que olvidar jamás, a 1 año del gobierno de Milei, que es una tarea central recuperar nuestras organizaciones y echar a la burocracia sindical.
Por un verdadero paro general activo con toma de edificios, cortes y bloqueos para echar a Milei.
Fuera la burocracia sindical plenario nacional de delegados de base con mandato.
Basta de persecución a los que luchan, desprocesamiento ya a todos los compañeros.
El 22/11 la Cámara Federal de Apelaciones dictó su fallo contra militantes del Polo Obrero, basado en el procesamiento del juez Casanello, quien hace unos meses, luego de allanamientos violentos, levantó acusaciones de extorsión y coacción.
Esta política de persecución y hostigamiento a las organizaciones sociales y, en especial piqueteras y de izquierda, está en sintonía con la necesidad del gobierno de someter al conjunto del proletariado con las cadenas de una dictadura policial, mientras entrega el país a sus socios imperialistas.
Claramente, jamás hemos depositado expectativas en las instituciones burguesas y sus leyes, mucho menos en sus jueces. Este fallo demuestra que a lo que más le tema la burguesía es a la organización independiente del proletariado. Cada acción y línea política del gobierno y las instituciones burguesas nos desafía en este momento a desarrollar la línea de enfrentamiento a la clase enemiga, con los métodos históricos de la clase obrera.
Se está empezando a generalizar una deliberación en los lugares de trabajo sobre cómo enfrentar al gobierno de Milei, porque así no se puede seguir más. Es tarea de los revolucionarios plantear un programa obrero de salida a la crisis y los métodos que se desprenden de éste. Hay que impulsar un Congreso de Delegados de Base con mandato con representación de las organizaciones piqueteras que no fueron cooptadas por el Estado, los jubilados y los sectores estudiantiles en lucha. Tenemos que impulsar e imponer un paro general activo para tirar abajo a este gobierno y sus cómplices.
¡Basta de persecución a los luchadores! Desprocesamiento de todos los militantes acusados.
¡Abajo el gobierno de Milei!
Por el triunfo de las luchas en curso.
Por un congreso de delegados de base con mandato.
Por un gobierno obrero.
Los días 16 y 17 de noviembre, en la ciudad de Buenos Aires, realizamos el XVIII Congreso de la COR, del que participaron delegados e invitados de las regionales y de la TRCI, con camaradas de la LOI Brasil y de la COR Chile. La novedad de este Congreso es que participaron los camaradas de la Tendencia Trabajadores Trotskistas, recientemente incorporados a la COR en la Conferencia de Fusión realizada en junio de este año, con delegados e invitados. El congreso aprobó las tesis internacionales y nacionales y se votó a la dirección.
Debate sobre situación internacional
El sábado discutimos las tendencias a nivel internacional, intentando analizar el triunfo de Trump en las últimas elecciones en EE. UU.; la continuidad de la guerra de Rusia contra Ucrania; la invasión de Israel a la Franja de Gaza y su guerra genocida; el desarrollo de la crisis mundial y las consecuencias de la pandemia.
Trump ganó contra Kamala Harris con una diferencia de votos más amplia de lo que pronosticaban las encuestas, tanto en la cantidad de electores como de votos nominales. La gran mayoría de los votantes expresaron que su balance de los cuatro años de Biden fue negativo, centralmente en el plano económico. La política exterior de los demócratas fue un elemento de peso: la defensa a Israel por Biden llevó a una importante base del partido o simpatizantes a abstenerse a ir a votar, sumado a que gran parte del electorado estaba reticente a la política guerrerista que está llevando adelante el imperialismo. En estos últimos 4 años, la administración demócrata no ha podido darle al imperialismo yanki una hoja de ruta clara ante los conflictos bélicos como el de Rusia-Ucrania y el genocidio en Palestina por parte del enclave de Israel, lo que muestra su debilidad como potencia imperialista. Trump cosechó simpatía al plantear que finalizaría con la guerra lo antes posible (lo cual hay que ver si lo logra y cómo). Este último también le ha dado un férreo respaldo a Netanyahu, lo cual el gobierno de Israel interpreta como libertad de acción para seguir adelante con el genocidio palestino en un momento en el que tanto internamente como a nivel mundial se encuentra muy cuestionado. El triunfo de Trump expresa la decadencia imperialista, que no logra encontrar un rumbo claro en los objetivos imperialistas mientras condensa todas las contradicciones mundiales al interior de su Estado. La victoria republicana ha hecho entrar en pánico a la UE y la OTAN, ante su posible desinterés en la guerra Rusia-Ucrania y la línea de que se hagan cargo los gobiernos europeos del conflicto. Este punto ha sido clave en estas elecciones, ya que el supuesto progresismo ha mostrado su cara más belicista y su incapacidad para dar una salida que no sean mayores penurias para las masas.
Trump no va a traer nada bueno a los trabajadores del mundo, ni lo iba hacer Kamala. Lo que queda en claro es que debemos organizarnos para enfrentar al imperialismo y que esto debe ser de forma internacional. Debemos llamar a los trabajadores de Norteamérica a que rompan con las fuerzas políticas imperialistas que dirigen su propio Estado. Se está desarrollando actualmente un proceso de sindicalización que debe tomar como tarea el enfrentamiento al gobierno de Trump y frenar la guerra paralizando y bloqueando el arsenal bélico que envía EEUU a Ucrania e Israel. Otra tarea fundamental del proletariado norteamericano es unirse al proletariado ruso y ucraniano para que desarrollen una guerra revolucionaria que derrote la restauración capitalista en curso.
En América Latina es posible que se reconfiguren las relaciones de las burguesías nativas con el imperialismo norteamericano ante el avance de China en la región. Es posible que Trump favorezca a figuras como Milei, en desmedro de otras como Lula o Sheinbaum.
El regreso de Trump después de un primer gobierno fallido se da en medio de una crisis general del sistema capitalista en su fase imperialista y su relación con las formas estatales de dominación burguesa. Fue parte del debate del Congreso la relación de las masas con la democracia burguesa, que es una de las formas de dominación de clase que está siendo fuertemente cuestionada, pero a diferencia de lo que fue el enfrentamiento revolucionario de la Revolución rusa al Estado burgués, en este caso el cuestionamiento se da por el avance de sectores más reaccionarios. Esta “democracia” ahora en crisis surgió históricamente como respuesta de la burguesía a la competencia con el sistema soviético. Así se establecieron, en particular en los países imperialistas, los Estados de bienestar, que buscaron estatizar a las organizaciones obreras y a las masas trabajadoras en general, cooptando a la aristocracia obrera y asimilando a una gran franja de la pequeña burguesía vía derechos civiles. En las semicolonias, se los intentó emular a través de los bonapartismos sui generis como forma especial de poder estatal. El derrotero de los últimos años de crisis económicas, políticas, pandemia y procesos de asimilación de los ex Estados obreros implicó un ataque en línea a las formas estatales de posguerra sin poder encontrar aun otra forma de dominación que dé cierto equilibrio inestable al putrefacto sistema capitalista.
Otro punto de debatimos fue la bancarrota del llamado progresismo. En este proceso los que han caído en desgracia han sido las líneas políticas estatistas, redistribucionistas, populistas y reformistas, que no pueden hacer nada ante el avance de la descomposición todas las instituciones burguesas. Es que anhelan un Estado de bienestar que ya nunca volverá y se niegan a enfrentar la pauperización de la pequeña burguesía de forma revolucionaria en alianza a los trabajadores. Esta crisis histórica del “reformismo sin reformas” también pretende en su debacle llevarse consigo a las expresiones de izquierda, teorizando sobre el fin de la izquierda y sus partidos, el fin de la revolución y dando una idea de que hay que empezar de nuevo. Esto es expresión de la impotencia, llevada a su máximo extremo, de defensores del capitalismo que temen más que a nada a la revolución.
Planteamos en la tarea de reconstruir la IV Internacional y avanzar en las directrices de una lucha unificada a nivel mundial para enfrentar la política guerrerista, en medio de la descomposición del imperialismo y el proceso de asimilación de los ex Estados Obreros. Insistimos en la necesidad de llamar a una Conferencia Internacional a las corrientes que aun reivindiquen la dictadura del proletariado a discutir los fenómenos de la lucha de clase y las tareas que se desprenden. Entre estas tareas está planteado que el proletariado norteamericano y el chino se unan contra el imperialismo y contra la burocracia restauracionista del PC chino. No podemos permitir que Trump, con su proteccionismo, desarrolle el chovinismo en los trabajadores (tanto nativos como inmigrantes) contra los trabajadores de todo el mundo. Nuestra clase es internacional y nuestro enemigo también.
Debate sobre situación nacional
En el punto sobre situación nacional avanzamos en la caracterización del gobierno de Milei y su relación con el imperialismo y el proletariado. El festejo de Milei ante el triunfo republicano en las elecciones en EE.UU. es pírrico y patético, porque si Trump avanza con su plan económico de proteccionismo, ni migajas le van a dar, aunque se regalen como ya lo están haciendo. No hace mucho Macri también festejaba y sabemos cómo terminó. El plan de sumisión al imperialismo de Milei es una parodia berreta de “las relaciones carnales” del menemismo, sólo que esta vez sin plata para comprar a nadie. Sabemos que el plan del imperialismo significa mayores penurias para los trabajadores. Trump exigirá más muestras de “fidelidad” en su guerra comercial con China, pero no está dando nada a cambio. La única salida la puede dar la clase trabajadora en su lucha revolucionaria.
El gobierno de Milei es la improvisación de una burguesía débil ante la debacle de los partidos tradicionales y las coaliciones electorales, como el macrismo, los K y su variante degradada con Alberto, que no lograron garantizar cierto equilibrio de clases para sus negocios. En el primer año de gobierno de Milei se produjeron importantes luchas en la calle: en contra de la “ley bases”, en contra del ajuste a las jubilaciones y al financiamiento universitario. Enfrentamos la represión del protocolo policial que pretendía sacarnos de las calles con movilizaciones masivas. Se dieron luchas emblemáticas como la del sindicato del neumático, los trabajadores de salud y estatales, así como la lucha universitaria con tomas de edificios en todo el país. También se realizaron dos paros generales y en los últimos meses un paro de transporte que se sintió fuerte. Es demostración de que hay fuerzas para enfrentar y derrotar el plan de ajuste de Milei. La oposición burguesa y sus partidos pretenden llevar gran parte de las luchas a las instituciones como el parlamento y a una agenda electoral para el 2025 y 2027. Hay que enfrentar este desvío, promoviendo la ruptura revolucionaria de los trabajadores con el peronismo, que está sosteniendo a Milei y peleándose con él para definir quién se apropia de la figura de Trump, mientras siguen cayendo nuestras condiciones de vida.
Este activismo que está surgiendo y se está fogueando, en medio de un ajuste feroz y represivo, tiene la tarea de preparar las condiciones para ayudar a que irrumpa en la escena nacional el movimiento obrero industrial. En varias fábricas la lucha estudiantil ha generado simpatía. Tenemos que luchar para realizar asambleas de fábrica contra los despidos y contra la degradación de las condiciones laborales y del salario. Para esto hay que arrebatarle la dirección a la burocracia sindical y unir las reivindicaciones del conjunto de la clase.
Se está empezando a generalizar una deliberación en los lugares de trabajo sobre cómo enfrentar al gobierno de Milei, porque así no se puede seguir más. Es tarea de los revolucionarios plantear un programa obrero de salida a la crisis y los métodos que se desprenden de dichas tareas. Tenemos que impulsar e imponer un paro general activo para tirar abajo a este gobierno y sus cómplices.
Construcción partidaria
Ante este escenario discutimos un plan de construcción con lo sectores con los que nos hemos relacionados en este periodo y dar lucha política al centrismo, polemizando con su concepción de partido y su programa para la situación nacional e internacional. Esa fue gran parte de la discusión del punto de partido del domingo, reforzando la idea que desarrollamos en la tesis de partido votadas en la Conferencia de fusión con los camaradas de TT.
El Congreso finalizó con la votación de una nueva dirección, a la que incorporamos a un miembro de la Tendencia al organismo.
Algunas resoluciones que se votaron:
Internacional
-Elaborar un folleto, con tesis sobre situación mundial, llamando a una Conferencia Internacional con los fundamentos que ya estamos levantando.
-Realizar una campaña en contra del genocidio en Palestina.
Nacional
-Impulsar el fondo de lucha del Garrahan.
-Impulsar la deliberación para preparar medidas, acciones o debates para el 10 de diciembre, fecha en que se cumple un año del gobierno de Milei.
Organización
-Lanzar la campaña financiera de la COR entre militantes, contactos y simpatizantes.
Los trabajadores de Petroquímica Río Tercero (PR3) están dando una durísima lucha contra los despidos y el lockout patronal desde hace casi un mes. A través de maniobras arteras, la patronal logró sacarlos de la planta y cerrar las puertas con candado para luego alegar que la principal línea de producción, la de Diisocianato de Tolueno (TDI), es económicamente inviable por la competencia de superplantas instaladas en China y que por lo tanto pretende cerrarla de forma permanente. Al momento, son 125 compañeros los que han recibido la notificación de despido, a los que hay que sumar más de 60 trabajadores de tercerizadas encuadrados en la UOCRA. Además, penden de un hilo decenas de puestos de trabajo de la planta que Fabricaciones Militares (FM), recientemente convertida en Sociedad Anónima Unipersonal, tiene en la localidad, ya que es proveedora de insumos para el TDI de PR3.
Los trabajadores, organizados en el sindicato de Químicos y Petroquímicos de Río Tercero, mantienen un acampe frente a los portones de la fábrica y han convocado ya a dos multitudinarias marchas por las calles de la ciudad. También han desplegado su solidaridad con otras luchas en curso en la provincia, como la de los jubilados, los estudiantes y trabajadores de la UNC y los estatales provinciales que enfrentan los descuentos de Llaryora.
En esta comprensión de que para triunfar la lucha no tiene que quedar aislada, los petroquímicos han recorrido diferentes sindicatos buscando el apoyo de las organizaciones del movimiento obrero, aunque en general el apoyo de las conducciones sólo ha sido de palabra. Si bien algunos sindicatos participaron de las marchas en Río Tercero, la burocracia sindical cordobesa, ella misma dividida en dos CGTs y dos CTAs plagadas de internas, no ha realizado ninguna acción contundente contra los despidos y suspensiones, no sólo en PR3, sino en una multiplicidad de fábricas, establecimientos, comercios y reparticiones estatales a lo largo y ancho de la provincia. Incluso, en el acto del 30 de octubre contra la venida de Milei a la provincia, directamente bajaron del palco a los representantes del sindicato químico y no los dejaron hablar. No es de extrañar esta posición de la burocracia sindical, ya que, además de los múltiples vasos comunicantes que la unen al gobierno del peronismo provincial y sus aliados, a nivel nacional son parte de una burocracia que se divide entre quienes lanzan medidas aisladas de vez en cuando para descomprimir como forma de sustentar la gobernabilidad y quienes directamente pactan la reforma laboral, el RIGI y la Ley Bases con Milei.
El miércoles 6 de noviembre, los petroquímicos organizaron un plenario en la sede de Luz y Fuerza en Córdoba Capital para discutir las perspectivas del conflicto con organizaciones sindicales, sociales y políticas, una buena iniciativa de la que fuimos parte. Nuestra posición en el plenario, además de discutir los problemas estratégicos que coloca frente a nuestra clase el brutal ajuste fondomonetarista que está llevando adelante el gobierno nacional y su alineamiento obsecuente con el imperialismo yanqui e Israel, se centró en la necesidad de unir las fuerzas de nuestra clase contra el ataque patronal. Propusimos dar una pelea para poner en pie un plenario de delegados de base con mandato con miras a un Congreso de delegados de trabajadores ocupados y desocupados, de la industria, los servicios y estatales, junto a los jubilados y el movimiento estudiantil, para discutir las medidas y los métodos que necesitamos imponer para triunfar. Se hace necesario discutir un programa obrero de salida a la crisis, que enfrente los engaños institucionales del ministerio de trabajo, las legislaturas o los gobierno nacional y provincial. También planteamos que aquellas conducciones que apoyan la lucha contra los despidos en PR3 y sus tercerizadas tienen la obligación de ponerle fecha al Paro Provincial; las condiciones están dadas, como muestran las luchas en curso del SUOEM (municipales de Capital), los docentes, los trabajadores de los hospitales y estatales provinciales, los trabajadores y estudiantes universitarios. Y los motivos sobran, con salarios miserables y cientos de miles de despidos y suspensiones que en todo el país afectan a las diferentes ramas de la economía por la recesión autoimpuesta por el ajuste de Milei y sus socios.
Desde la COR, apoyamos desde el primer día la lucha de los trabajadores de PR3, metiendo en los diferentes lugares de trabajo el debate sobre el conflicto y sus perspectivas y planteando la necesidad de ir a una lucha generalizada por su triunfo. La crisis y el nivel de ataque del gobierno y las patronales ponen a nuestra clase frente a enormes desafíos. Debemos encararlos con valentía, como hacen los trabajadores petroquímicos de Río Tercero con su consigna “todos o ninguno”, negándose a negociar despidos. Su triunfo sería un duro golpe para el plan de las patronales, se trata de una lucha que excede la pelea sindical, se trata de una lucha política contra el gobierno de Milei y quienes lo sostienen.
Elecciones en Estados Unidos
Declaración de la TRCI
El martes 5/11 se realizaron las presidenciales en Estados Unidos. Con una diferencia más amplia de lo esperado, el miércoles por la mañana Trump se consagró nuevo presidente, ganándole a Kamala Harris tanto en cantidad de electores como en cantidad de votos nominales. Kamala Harris intentó despegarse del gobierno de Biden, girando a posiciones reaccionarias (no tan radicalizadas como las de Trump), pero no le sirvió de mucho. La gran mayoría de los votantes expresaron que su balance de los cuatro años de Biden fue negativo, centralmente en el plano económico. La política exterior fue un elemento de peso, ante un electorado reticente a la guerra. En estos últimos 4 años, la administración demócrata no ha podido darle una orientación clara al imperialismo yanki ante los conflictos bélicos como el de Rusia-Ucrania y el genocidio en Palestina por parte del enclave de Israel, lo que muestra su debilidad como potencia imperialista. Mientras Harris prometió más apoyo a Ucrania contra Rusia, Trump cosechó simpatía al plantear que finalizaría con la guerra lo antes posible (lo cual hay que ver si lo logra y cómo). Este último también le ha dado un férreo respaldo a Netanyahu, lo cual el gobierno de Israel interpreta como libertad de acción para seguir adelante con el genocidio palestino en un momento en el que tanto internamente como a nivel mundial se encuentra muy cuestionado. El triunfo de Trump expresa la decadencia imperialista, que no logra encontrar un rumbo en los objetivos imperialistas mientras condensa todas las contradicciones mundiales al interior de su Estado.
El regreso de Trump se da en medio de una crisis general del sistema capitalista en su fase imperialista y su relación con las formas estatales de dominación burguesa. La democracia burguesa -y su relación con las masas- es una de las formas de dominación de clase que está siendo fuertemente cuestionada, pero a diferencia de lo que fue el enfrentamiento revolucionario de la Revolución rusa al Estado burgués, en este caso el cuestionamiento se da por el avance de sectores más reaccionarios. Esta “democracia”, que ha entrado en crisis, surgió como respuesta de la burguesía a la competencia con el sistema soviético. Así surgieron, en particular en los países imperialistas, los Estados de bienestar, que buscaron estatizar a las organizaciones obreras y a las masas trabajadoras en general, cooptando a la aristocracia obrera y asimilando a una gran franja de la pequeña burguesía vía derechos civiles. En las semicolonias, se los intentó emular a través de los bonapartismos sui generis como forma especial de poder estatal. El derrotero de los últimos años de crisis económicas, políticas, pandemia y procesos de asimilación de los ex Estados obreros implicó un ataque en línea a las formas estatales de posguerra sin poder encontrar aun otra forma de dominación que dé cierto equilibrio inestable al putrefacto sistema capitalista.
La bancarrota del progresismo
En este proceso los que han caído en desgracia han sido los supuestos progresismos (estatistas, redistribucionistas, populistas, reformistas),que no pueden hacer nada ante el avance de la descomposición todas las instituciones burguesas, anhelando un Estado de bienestar que ya nunca volverá y se niegan a enfrentar la pauperización de la pequeña burguesía de forma revolucionaria en alianza a los trabajadores.
El triunfo de los republicanos ha hecho entrar en pánico a la UE y la OTAN, ante su posible desinterés en la guerra Rusia-Ucrania y la línea de que se hagan cargo los gobiernos europeos del conflicto. Este punto ha sido clave en estas elecciones, ya que el supuesto progresismo ha mostrado su cara más belicista y su incapacidad para dar una salida, que no sean mayores penurias para las masas.
En América Latina es posible que se reconfiguren las relaciones de las burguesías nativas con el imperialismo norteamericano ante el avance de China en la región. Es posible que Trump favorezca a figuras como Milei, en desmedro de otras como Lula o Sheinbaum.
El triunfo de Trump no va a traer nada bueno a los trabajadores del mundo, ni lo iba hacer Kamala. Lo que sí deja en claro es que debemos organizarnos para enfrentar al imperialismo y que esto debe ser de forma internacional. Debemos llamar a los trabajadores de Norteamérica a que rompan con las fuerzas políticas imperialistas que dirigen su propio Estado. Se está desarrollando actualmente un proceso de sindicalización que debe tomar como tarea el enfrentamiento al gobierno de Trump y frenar la guerra paralizando y bloqueando el arsenal bélico que envía EEUU a Ucrania e Israel. Otra tarea fundamental del proletariado norteamericano es unirse al proletariado ruso y ucraniano para que desarrollen una guerra revolucionaria que derrote la restauración capitalista en curso.
Debemos reconstruir la IV Internacional para plantear las directrices de una lucha unificada a nivel mundial para enfrentar la descomposición del imperialismo y el proceso de asimilación de los ex Estados Obreros. Entre sus tareas está planteado que el proletariado norteamericano y el chino se unan contra el imperialismo y contra la burocracia restauracionista del PC chino. No podemos permitir que Trump, con su proteccionismo, desarrolle el chovinismo en los trabajadores (nativos, así como inmigrantes) contra los trabajadores de todo el mundo. Nuestra clase es internacional y nuestro enemigo también.
El triste espectáculo del gobierno argentino
El festejo de Milei es pírrico y patético, porque si Trump avanza con su plan económico de proteccionismo, ni migajas le van a dar, aunque se regalen como ya lo están haciendo. No hace mucho Macri también festejaba y sabemos cómo terminó. El plan de sumisión al imperialismo de Milei es una parodia berreta de “las relaciones carnales” del menemismo, sólo que esta vez sin plata para comprar a nadie. Sabemos que el plan del imperialismo significa mayores penurias para los trabajadores. Trump exigirá más muestras de “fidelidad” en su guerra comercial con China, pero no está dando nada a cambio. La única salida la puede dar la clase trabajadora en su lucha revolucionaria.
El 30 de octubre, el paro de transporte fue contundente, mostrando la fuerza de la clase obrera cuando lucha con sus métodos, a pesar de las direcciones burocráticas que lo impulsaron sin darle continuidad en un plan de lucha. El paro de ATE nacional, que se sumó a la medida, tuvo un acatamiento dispar, pero la marcha del día 29 fue bastante numerosa, mostrando que fuerzas hay. Quizás lo mas importante de este paro es que otros sectores en lucha lo tomaron como propio y lo organizaron desde las bases, a diferencia de los sindicatos del transporte, en los que no hubo ninguna instancia de deliberación. Así fue como desde las asambleas de la oposición docente de los SUTEBAs le impusieron a la conducción parar ese día -y el paro fue muy fuerte-, las asambleas en las tomas de facultades obligaron a las federaciones docentes y nodocentes a llamar a parar y realizar cortes de calle. En Córdoba se sumó la visita de Milei a la provincia, por lo que fue recibido con paros y movilizaciones; una provincia cruzada por la importante lucha contra los despidos en Petroquímica Río Tercero, un sector industrial golpeado por la recesión. Y para sorpresa del gobierno y los altoparlantes derechosos, hubo una adhesión pasiva de los trabajadores informales que no fueron a trabajar, ya sea por tener acuerdo con la medida o por la falta de dinero para llegar al trabajo por otros medios.
En este paro se expresó que un sector importante de los trabajadores de servicios, estatales, de la educación y la salud, además de los informales, están pasando a la oposición al gobierno y permiten dar más aire a los sectores que vienen enfrentando a Milei desde el primer día. Por eso el operativo contención de la burocracia sindical, tanto de la que posa de combativa, como los Moyano y sus aliados, como de los que sostienen la gobernabilidad como la UTA, la Unión Ferroviaria y la otra parte de la CGT.
Otro elemento importante que podemos analizar es que a partir de la organización desde las bases y con la dirección de parte de la izquierda, se reivindicaron los métodos de la clase como la huelga, las tomas y los cortes de calle -para intentar hacer activo el paro- y no las vías parlamentarias o de calendarios electorales. Este activismo que está surgiendo y se está fogueando en medio de un ajuste feroz y represivo tiene la tarea de preparar las condiciones para ayudar a que irrumpa en la escena nacional el movimiento obrero industrial. En varias fábricas la lucha estudiantil ha generado simpatía. Tenemos que luchar para realizar asambleas de fábrica contra los despidos y contra la degradación de las condiciones laborales y del salario. Para esto hay que arrebatarle la dirección a la burocracia sindical y unir las reivindicaciones del conjunto de la clase.
Se está empezando a generalizar una deliberación en los lugares de trabajo sobre cómo enfrentar al gobierno de Milei, porque así no se puede seguir más. Es tarea de los revolucionarios plantear un programa obrero de salida a la crisis y los métodos que se desprenden de dichas tareas. Tenemos que impulsar e imponer un paro general activo para tirar abajo a este gobierno y sus cómplices.
Hay que forjar una oposición sindical revolucionaria en los sindicatos que sea el embrión de la construcción de un partido revolucionario como sección de la IV internacional reconstruida.
Abajo el gobierno de Milei
Por el triunfo de las luchas en curso
Por un congreso de delegados de base con mandato
Por un gobierno obrero
Mientras el gobierno de Milei intenta acelerar con el ajuste y sus reestructuraciones, el conjunto de los partidos patronales le garantizan gobernabilidad y la burocracia sindical de las CGT y las CTAs le ofrece la contención, ya sea en clave dialoguista o posando de luchadora.
En este marco se inscribe el paro de transporte del 30/10 convocado por un sector de la CGT que debe utilizar los métodos de la clase obrera para intentar contener la bronca de los sectores de la rama, pero sin dar continuidad a la lucha ni una movilización que exprese una oposición en las calles. Lo novedoso de este “mini paro general”, como lo llaman los periodistas, es que fue tomado por los sectores en lucha como catalizador para dar una respuesta política al gobierno de Milei. En las asambleas de base de estos sectores se generó un debate en torno a convertir el paro de transporte en la expresión desde las bases de la organización de una oposición a Milei. En varias, se votó impulsar el paro con tomas, cortes de calle y otras medidas, como se expresó en la lucha universitaria, de estatales, las oposiciones docentes.
La burocracia de la UTA no quiso plegarse al paro y llama a un paro del gremio para el 31/10, consciente de que, de haberse plegado el 30, la contundencia de la medida hubiera sido un golpe muy fuerte para el gobierno.
La resistencia que se ha fortalecido en las calles y en los lugares de trabajo sumada a la irrupción de un sector del movimiento estudiantil se tiene que organizar para romper la contención de las burocracias sindicales, que actúan como agentes de la burguesía en nuestras filas, y para enfrentar el desvío del régimen burgués de llevar todo a las instituciones, como el parlamento o el calendario electoral.
Hacer activo este paro, con cortes de calle, tomas de universidades y lugares de trabajo, es preparar las condiciones para la formación de oposiciones en los sindicatos para barrer a la burocracia sindical, mostrar la fortaleza de un activismo estudiantil unido a docentes y nodocentes combativos para conformar una oposición en la universidad que recupere los centros y las federaciones. Es uno de los objetivos para imponer desde las bases un paro general activo para derrotar a Milei y sus cómplices.
Abajo el gobierno de Milei
Por el triunfo de las luchas en curso
Por un congreso de delegados de base con mandato
Por un gobierno obrero
Entre el 23 y el 26 de octubre se realizó el tercer evento León Trotsky en las facultades de Cs. Economicas y de Cs. Sociales de la UBA, en la ciudad de Buenos Aires. Este encuentro es continuidad de dos ediciones anteriores, la primera realizada en La Habana en 2019 y la segunda, en San Pablo en 2023. Organizado por varias corrientes e instituciones de estudios académicos relacionadas con la izquierda y temáticas afines a la clase obrera y el marxismo, este evento entrecruza debates políticos con estudios académicos en historia y sociología. El evento contó con la presencia de Alex Callinicos, Osvaldo Coggiola y Savvas Matzas, entre otras figuras internacionales referenciadas en el trotskismo. Dentro del comité organizador se encontraron el historiador cubano Frank García Hernández, el Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas (CEHTI), el Partido Socialismo y Libertad, el Nuevo MAS, Política Obrera y las corrientes del FITU.
Saludamos el esfuerzo realizado por la organización para la exitosa realización de este evento.
Debates
A lo largo de los tres días se organizaron distintas mesas temáticas en las que se presentaron las ponencias previamente entregadas por escrito (las cuales pronto serán publicadas), luego del lanzamiento de una convocatoria abierta a presentar trabajos.
Las mesas temáticas atravesaron cuestiones como el medio ambiente, la cuestión de género, la historia del movimiento trotskista tanto a nivel internacional, como latinoamericano y argentino, la cuestión de la guerra en Ucrania y la situación política argentina. Al final de cada jornada hubo paneles con distintos temas y se presentaron dos libros.
Desde la COR participamos con dos ponencias, una sobre la mecánica del programa de transición y otra sobre los desafíos teóricos y programáticos qué plantea la guerra en Ucrania.
Claramente, las polémicas rondaron las diferencias políticas y programáticas que cada una de las corrientes trotskistas ha desarrollado. En nuestra intervención hicimos un breve recorrido sobre nuestra más reciente elaboración teórico política en un intento de hacer un aporte para avanzar en la necesidad urgente de saldar la crisis de dirección revolucionaria llamando a la reconstrucción de la IV Internacional. De esta manera, nuestra intervención reforzó el llamado a realizar una Conferencia Internacional de las corrientes que reivindican la Dictadura del Proletariado para empezar a tomar acciones concretas en la realización de esta tarea y reconstruir la dirección mundial de la revolución, es decir la IV Internacional.
El evento es una tribuna interesante, pero podría haberse desarrollado en las facultades tomadas (sólo se hizo la jornada final del sábado en Sociales) y así abrir un diálogo con el nuevo activismo estudiantil. Hacia el IV Evento se podrían superar las limitaciones de un debate que no logra todavía delinear una guía para la acción, en este momento histórico en el que la única salida progresiva a la catástrofe capitalista es la revolución socialista mundial.