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Por una salida obrera a la crisis

Después del segundo acuerdo con el FMI, donde se aumentó el préstamo y se adelantaron los desembolsos para asegurar un 2019 supuestamente tranquilo, el ministro Dujovne llamó a “tener paciencia” y a prepararnos por meses duros y de fuerte recesión.

El acuerdo con el FMI terminó de sellar la nula independencia del gobierno y convirtió a Macri en un simple “empleado del mes” del imperialismo. Los empresarios y la oposición patronal del PJ (expresada en los gobernadores) sus variantes K y la burocracia sindical se han ubicado como garantes de la gobernabilidad. Esto quedó demostrado con el debate por el presupuesto, en donde -con matices- todo este arco ha definido apoyar el ajuste.

El ataque al conjunto de los trabajadores es descomunal. La caída del salario real, la inflación, los despidos y suspensiones nos obliga a responder para que no seamos nosotros los que paguemos la crisis.

Mientras, nos bombardean con millones de recetas económicas, unas apostando nuestro destino al capital extranjero y sus inversiones y otras haciendo demagogia sobre el “desarrollo industrial nacional” y el fortalecimiento del rol del estado y sus instituciones. Todas ellas comparten la misma idea, sean gradualismo o shock, sea inversiones extranjeras o desarrollo del mercado interno, todas parten de la idea de que hay que salvar el Estado y proponen a los trabajadores seguir a uno u otro capitalista, asegurando la dominación política sobre la única clase que produce valor, que es la clase obrera. En un “desarrollo de la industria nacional” los explotados vamos a seguir siendo explotados, sólo cambian de apellido los explotadores.

En estos últimos días hemos visto regresar a la arena pública a Massa, los cristinistas, los pejotistas y sus curas aliados, que durante 12 años sostuvieron el capitalismo de amigos del gobierno k y que hoy aprovechan el descontento con el macrismo para armar sus proyectos electorales de cara al 2019. Hablan de fortalecer las pymes “que dan trabajo” cuando fueron justamente los patroncitos nac and pop los que sostuvieron la red de precarización laboral de la “década ganada”. De repente les importan los pobres, cuando durante estos 12 años usufructuaron el precio de la soja con un 30% de pobreza y desocupación. Y ahora nos dicen que tenemos que rezar con Bergoglio para que se vaya Macri y venga….algún peronista con cara de bueno.

Los burócratas sindicales, ya sean los dinosaurios de la CGT, Moyano o la corriente federal, son correa de transmisión de esta ideología patronal entre los trabajadores. Mientras dejan pasar el ajuste sin pelear, nos dicen que hay que esperar al 2019 y “votar bien”. Todo dentro de la institucionalidad.

Los marxistas en cambio, decimos que la lucha de clases es en última instancia la lucha por la plusvalía, la lucha por el excedente que se apropia el sistema capitalista de nuestro trabajo. Eso es lo que timbean en los mercados los cráneos de la city, juega con nuestro sudor y sangre para garantizar su existencia parasitaria como clase. Por eso jamás puede haber una salida nacional a la crisis actual argentina sino unimos nuestros esfuerzos con los trabajadores en una primera instancia latinoamericanos que están sufriendo el ataque del FMI y sus gobiernos de turno.

Ante este escenario debemos intervenir de forma independiente, abriendo una deliberación al interior de nuestra clase en cuanto a la necesidad de mostrar por qué los trabajadores podemos dirigir los resortes de la economía y preparar los requisitos para la lucha por el poder.

Decimos abajo el macrismo, ya que, con la acción independiente de los trabajadores y nuestros métodos de lucha de clases, como los paros las huelgas, las ocupaciones debemos tirar a este gobierno, donde cada día que pasa en el poder implica más sufrimiento para nuestra clase.  Por un gobierno obrero, que parta de la destrucción del estado capitalista, la expropiación y el control obrero de la producción, es decir la dictadura proletaria y su extensión internacional. Estos procesos implican la necesidad de levantar un programa de transición y la construcción del partido revolucionario internacional para el desarrollo y triunfo de la revolución y sus transiciones.

 

Corresponsal

    El sábado 22 de setiembre se realizó el plenario del sindicalismo combativo en Córdoba, continuidad del plenario de Lanus del mes de junio. Aún teniendo diferencias con el programa de convocatoria, que partía del programa votado en Lanus, donde prima una política de presión sobre el estado burgués para que aplique medidas anticrisis desde una concepción meramente nacional (no internacionalista), decidimos participar del mismo con una delegación de compañeros de la regional Córdoba de la COR. Asistimos con un material haciendo eje en la necesidad de garantizar un paro activo para el próximo 25 de septiembre y con una serie de mociones que permitieran darle una perspectiva al reagrupamiento hacia la conformación de una oposición revolucionaria por ramas y sindicatos. A diferencia de otras corrientes como el PTS que declinaron la posibilidad de dar una discusión programática, aun a sabiendas de que entre los convocantes a estos plenarios hay corrientes de conciliación de clases como el pro sojero y pro gendarmería MST, nuestra intención era dar la lucha política por nuestras ideas entre los sectores de vanguardia que asistieran a la cita.
    Al momento del acto de apertura, se fueron ubicando en el palco dirigentes de las corrientes convocantes: PO, MST, IS y el Nuevo MAS. También fueron invitados sectores sindicales en lucha y estudiantes de la UNC. Los discursos de los dirigentes nacionales que habían asistido plantearon la necesidad de luchar contra la burocracia sindical. Esto se mostró un mero saludo a la bandera: al iniciar los discursos de los dirigentes provinciales, tomó la palabra Gabriel Suárez, secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba y secretario adjunto de la CGT “nacional y popular” Rodríguez Peña. Suárez es un burócrata sindical peronista que no reniega de sus posiciones: su apoyo al kirchnerismo y su programa de defensa de la industria nacional (un sector de la patronal). Cumplió un rol traidor en la lucha de las trolebuseras y colectiveros de UTA el año pasado en la que, luego de un inicial apoyo a la pelea contra el techo salarial de 8% y la intervención del sindicato, se retiró del conflicto y nunca llamó al paro en su rama ni peleó por imponer el paro provincial, única salida a una lucha que fue quebrada con la militarización de la ciudad a manos de gendarmería para imponer la voluntad de Mestre y los empresarios del transporte. Y en la actual lucha de Luz y Fuerza, que hemos definido como la principal línea de frente del ataque de Macri, Schiaretti y el FMI en Córdoba, deja pasar la tercerización sector por sector de la empresa, como ha sucedido en la toma de estado de medidores, Seguros, y últimamente en Automotores. Ante la aparición de este burócrata como orador privilegiado en el plenario supuestamente antiburocrático y combativo, nuestra delegación definió retirarse del encuentro.
    Es grave que la izquierda esté haciendo de cobertura del flanco izquierdo a la conducción peronista de Luz y Fuerza, que nadie con un mínimo de conocimiento del sindicalismo cordobés podría argumentar que esté en ningún supuesto “giro a izquierda”. Además de engañar a la vanguardia obrera separando sus consignas de la realidad de los acuerdos oportunistas que está tejiendo, lo doblemente grave es que declina su tarea de constituir una dirección alternativa en Luz y Fuerza en el conflicto que se está desarrollando, dando la espalda a los delegados combativos que deben enfrentar cotidianamente las maniobras de la burocracia sindical.

La centralidad del programa
    La contradicción entre la consigna de “una nueva dirección combativa y antiburocrática del movimiento obrero” y la presencia de la burocracia sindical peronista en la apertura del plenario es sólo un botón de muestra de las contradicciones que acarrea el acuerdo que impulsó el plenario de Lanus desde un inicio, al incorporar a corrientes como el MST que vienen de dirigir la CTA en alianza con la burocracia de la verde además de haber apoyado a un sinnúmero de sectores patronales, desde la Sociedad Rural y Luís Juez hasta el gobierno de Tsipras en Grecia.
    Sin embargo, hay un aspecto más profundo en la concepción programática que sustenta este plenario que es su programa de neto corte estatista, lo que lo aproxima al programa de la propia burocracia sindical. Cuando decimos estatista, nos referimos a un programa basado en una serie de mediadas anticrisis como la nacionalización de la banca, el monopolio del comercio exterior, la redistribución de los impuestos, hasta llegar a la asamblea constituyente, hoy caballito de batalla de todas estas corrientes. Estas medidas están planteadas sin desarrollar la necesidad de la revolución y, por lo tanto, de la toma del poder por el proletariado, cuya dictadura podría quizás aplicar algunas de estas medidas de orden táctico, pero no como medidas para palear una crisis nacional sino como parte de la lucha de la extensión de la dictadura del proletariado a nivel internacional. Esta concepción nacional del programa es lo que aproxima peligrosamente a la izquierda a Suárez y el resto de la burocracia sindical, que son burócratas por las bases materiales que atan a los sindicatos al estado, no porque estén por principio en contra de las asambleas y la democracia sindical mal entendida. No por nada Guillermo Pacagnini de CICOP y el MST postuló en su discurso la necesidad de atraer a dirigentes que rompan con la burocracia a estos plenarios… sin explicar que entiende por “romper”. En momentos en que la CGT nacional, presionada por la magnitud de la crisis capitalista y el fracaso del proyecto Macri, se debate en una fuerte interna dentro del triunvirato, y entre este y el sector encabezado por el moyanismo y Palazzo de la bancaria, esta orientación se hace doblemente impotente y liquidadora de una verdadera oposición antiburocrática dentro de los sindicatos, que para serlo no puede dejar de plantear la independencia de los sindicatos del estado y la necesidad de enfrentar al estado burgués.
    La cercanía de los programas de la izquierda y la burocracia sindical puede constatarse mejor en el ejemplo de la lucha del propio sindicato de Luz y Fuerza, donde la izquierda hace eje en la lucha popular contra la privatización, por una EPEC integrada y estatal, lo mismo que plantea Suarez. Niegan así la posibilidad de armar programáticamente a un sector de delegados combativos que vienen haciendo una experiencia con los métodos y la política conciliadora de la conducción del sindicato, pero cuya oposición debe avanzar en el desarrollo programático, luchando por el control obrero del servicio eléctrico y de la rama de la energía en su conjunto, política que se opone por el vértice a la idea del estado burgués como árbitro imparcial y “regulador” de la sed de lucro capitalista que defiende Suárez… y la izquierda.

Por una oposición sindical revolucionaria
    La experiencia del plenario de Lanus viene dando muestras de ser un nuevo experimento de la izquierda para confluir entre sí y tratar de sumar alas díscolas de la burocracia sindical. Su resultado práctico ha sido listas de unidad con corrientes que vienen de frentes con la burocracia de la CTA como el MST. En particular el plenario cordobés fracasó en permitir a un sector de vanguardia del sindicato de Luz y Fuerza sacar lecciones frente a la política conciliadora de su dirección burocrática, algo central dada la importancia de esa lucha.
    Desde la COR seguiremos batallando por el agrupamiento de la vanguardia en una Oposición Sindical Revolucionaria con libertad de tendencias a su interior, unificando en las diferentes ramas de producción a los agrupamientos y tendencias antiburocráticas, combativas y de izquierda. Llamamos a los activistas, delegados y dirigentes antiburocráticos a pelear por esta perspectiva. La tarea es echar a la burocracia sindical de nuestras organizaciones, y desnudar a aquellos que se disfrazan de compañeros de ruta para consolidar su posición en tanto garantes del régimen burgués. Sólo a partir de esa clarificación política y programática podremos desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.

El triunvirato de la CGT convocó a un paro general para el 25 de setiembre, ya que las negociaciones con Macri fracasaron. De esta manera salen de la tregua con el gobierno contener la bronca de los trabajadores y buscar canalizar el descontento en una salida dentro de los marcos de las instituciones burguesas. Mientras la CGT estaba en su tregua, se desarrollaron procesos de luchas obreras en distintos puntos del país, en estatales como el Hospital Posadas, tomas de universidades, agroindustria, mineros de Rio Turbio, Luz y Fuerza en Córdoba o el conflicto de astilleros Rio Santiago, con ocupación con los gerentes adentro, por nombrar los más recientes, mostrando que disposición a la lucha no falta.

La corrida del dólar en estos meses y después el acuerdo con el FMI, implicaron una brutal devaluación con las consecuencias conocidas: mayor carestía de la vida, pérdida del salario real, despidos y suspensiones. Quedó más que claro el fracaso del plan Macri, recurriendo al FMI en un intento de salvar a su clase capitalista del desastre económico, y profundizar el ajuste que le reclaman los empresarios, cansados del gradualismo bobo y sus magros resultados.

El ajuste “made in USA” no solucionará la crisis económica. El presupuesto (con el tristemente célebre déficit cero) presentado por el macrismo y escrito por el FMI, ha logrado el apoyo de la oposición burguesa que con un PJ, el massimo y los K (con sus matices), intentará, a pesar de tener una debilidad muy grande como mediación, llevar todo al plano parlamentario y electoral en un lejano 2019.

Por una salida obrera

El Paro de la CGT no sólo no sirve porque es una medida asilada sin continuidad con un plan de lucha. Lo más grave es su programa basado en la defensa de la industria nacional, es decir, en defensa de los patrones “nacionales”. Contra esta trampa necesitamos oponerle un programa revolucionario, transicional, que prepare a los trabajadores para la lucha por el poder.

Ante los acontecimientos no hay atajos. Debemos atacar la base de todo el régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores quienes podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que, ante el caos capitalista, podemos organizar la economía sobre otras bases.

Por eso es central recuperar los sindicatos para que sean independientes de Estado y ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía, peleando por la destrucción del Estado y no para mejorar su maquinaria.

Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri, los gobernadores y el FMI, y reabrir las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación.

Asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, ocupación de las fábricas ante despidos y ocupación de los ministerios. Por delegados paritarios para negociar con las empresas, y convenio único para terminar con la tercerización.

Preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.

Una lucha programática

Las concepciones estatistas liquidan el desarrollo de una vanguardia que pueda, con un programa revolucionario, enfrentar al Estado y al imperialismo y preparar las condiciones para el establecimiento de la dictadura proletaria y la edificación internacional del socialismo, a partir de la destrucción del Estado burgués. Salidas institucionales como una Asamblea Constituyente, diluyen el poder del proletariado.

Es necesaria una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia, y desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.

Jueves, 20 Septiembre 2018 23:02

[COR CHILE] PERIÓDICO "EL NUEVO CURSO" # 23

Miércoles, 19 Septiembre 2018 12:55

BALANCE DE LA LUCHA CONTRA EL AJUSTE EN EDUCACION

Durante las paritarias llevadas a cabo recientemente por los sindicatos de la educación y el Gobierno Nacional un sector importante de la juventud salió en el país a participar activamente de la lucha de clases después de mucho tiempo de estar adormecida, para apoyar a los trabajadores y contra la reforma educativa del FMI.
Si bien en San Luis el proceso no tuvo la masividad de otros lugares dejo varios elementos para el análisis.
Desde la COR fuimos parte de las tomas de edificios y actividades que se dieron en San Luis rectorado y Facultad de Cs.Humanas y en Villa Mercedes de Decanato Fica y F.CJEs. y Unvime.
San Luis fue la vanguardia por ser los compañeros que sin vacilar primero votaron en Asamblea llevar adelante la toma en apoyo a los docentes, contra los garantes del ajuste en la Universidad Rectores, Decanos, burocracia sindical y burocracia estudiantil, esto motivo a compañeros de Merlo y Villa Mercedes a replicar el método de la ocupación de edificios.
Participaron del conflicto estudiantes, docentes y no docentes auto convocados en estado de Asamblea permanente. El debate en las asambleas fue muy interesante y rico en cuanto a la variedad de tendencias políticas y agrupaciones que intervinieron. Desde la COR planteamos permanentemente la discusión respecto al carácter de clase que tiene la educación y su rol dentro del sistema capitalista, el cuestionamiento acerca que no es publica, libre y gratuita como nos quieren hacer creer, la importancia de un programa obrero para enfrentar la crisis, y el plan político y económico que quiere imponer el FMI. Se pudo avanzar en muchas de estas discusiones.
En el transcurso de la lucha se armaron diversas comisiones, desde prensa y difusión, de redacción de comunicados, seguridad, limpieza, logística, etc.
Esta organización independiente de las corrientes patronales hizo que con el correr de los días la presión de las autoridades de a UNSL para levantar la toma se intensificara, con la mentira de que al estar el rectorado tomado, no se podían liquidar los sueldos de los trabajadores de la universidad, que no se podían pagar becas, ni funcionar el comedor universitario. No se podía esperar menos de los garantes de ajuste en la Universidad.
Para esta campaña sucia logro alinear a sus aliados de siempre, los docentes que forman parte del régimen, la burocracia sindical de los gremios no docente (APUNSL), y docente (SIDIU), la burocracia estudiantil de Franja Morada y los “independientes” kirchneristas. Siendo ADU la única conducción gremial que dio apoyo político a los compañeros de la toma.
El desenlace de esta campaña se dio el lunes 4 de septiembre cuando después de negociar con el régimen el ingreso de 25 no docentes para poder liquidar los sueldos, y habiendo estos ya ingresado para esa tarea la burocracia de Geraiges (APUNSL) convocó a una asamblea donde se hicieron presentes su grupo de choque, allí estaban también todo los amigos del Rector: Franja, independientes, SIDIU con el objeto de amedrentar a los luchadores. Querían ellos también meterse al rectorado y desalojar la toma. Quedo a toda vista los intereses patronales que defiende esta burocracia del régimen.
La toma de la Facultad de Cs Humanas en San Luis duro más tiempo del esperado por las autoridades y termino acompañando en la lucha a ADU quien quedo como único sindicato que rechazo un acuerdo escandaloso aun cuando ya Conadu, SIDIU en SL había firmado una paritaria miserable aceptando sumas en negro y un salario muy por atrás de la inflación e inclusive desconociendo el mandato de miles de compañeros de base en el país.
Por otro lado en VM a diferencia de San Luis la toma votada en la asamblea interclaustro al no haber participación masiva de estudiantado fue dirigida (burocráticamente a decir verdad) por el peronismo en sus distintas variantes (JUP, San Luis Independiente, EPU, dirigentes de Sidiu, etc) que trataron de anular permanentemente cualquier discusión que fuera más allá de una anodina defensa de la “Educación pública” , sin querer enfrentar más allá del discurso a los garantes del ajuste, quienes son representantes de Macri en la Universidad (decanos, burocracia estudiantil de la franja morada, etc.) y vaya que lo dejaron claro en las asambleas ante las propuestas, debates y mociones que hicimos desde la COR, los compañeros de ADU Y del IFDC y también otros compañeros independientes.
Se negaron sistemáticamente a sacar un solo comunicado de la Interclaustro, para denunciar los aprietes que recibían permanentemente quienes estaban en la toma de rectorado en San Luis, también a discutir y pronunciarse contra la precarización de los trabajadores de la Universidad. Aceptaron acríticamente que un burócrata cómplice del ajuste hacia los trabajadores como Carlos Ponce CGT y Vice Gobernador de la provincia se hiciera presente, haciendo campaña en todos lados como en supuesta Solidaridad a la lucha estudiantil, algo que verdaderamente desconoce cuándo se trata de los despidos y a precarización laboral que sufren los compañeros en el Parque Industrial.
Quedó Claro para los compañeros independientes que estas agrupaciones que llevan adelante la política de conciliación de clases no son alternativa de dirección para enfrentar el ajuste y están atados por uno y mil lazos a Régimen universitario.
La Toma de decanato en Villa mercedes fue levantada en una asamblea que se realizó en el mismo horario que ADU estaba en asamblea rechazando la oferta paritaria por el alineamiento de las corrientes estudiantiles peronistas con la conducción de SIDIU que ya había entregado la lucha. Quisieron hacer pasar como un triunfo que el decano los había llamado a una mesa de diálogo para negociar no se sabe que, tal como el peronismo logro levantar otras tomas en el país. Quedo expuesto como el PJ es quien le garantiza a gobernabilidad de Macri en su plan de ajuste.
Esta etapa de la lucha contra el ajuste dejo una gran experiencia y tareas por delante, poner en pie un cuerpo de delegados para reagrupar a los compañeros que verdaderamente quieran enfrentar el ajuste, en el camino de recuperar los centros de estudiantes para ponerlos al servicio de la lucha echando a la burocracia estudiantil.
En ese sentido es fundamenta levantar un pliego de reivindicaciones que necesariamente debe ser obrero estudiantil, como parte de la discusión junto a los trabajadores de un programa de acción para enfrentar la crisis.
COR
REGIONAL SAN LUIS

Lunes, 17 Septiembre 2018 18:57

Periódico 109 de la LOI (Brasil)

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Miércoles, 12 Septiembre 2018 21:56

En repudio a la agresión a Corina De Bonis

En repudio a la agresión a Corina De Bonis

Por justicia para Sandra y Ruben

VAMOS AL PARO NACIONAL

 

A horas de una nueva jornada de paro nacional de CTERA, es atacada, secuestrada y torturada Corina De Bonis, docente en lucha del CEC 801 de Moreno. Este ataque cobarde merece la respuesta unificada del conjunto de la clase trabajadora.

Las escuelas del distrito de Moreno llevan más de 30 días sin clases, tras el asesinato laboral de Sandra Calamaro y Rubén Rodríguez en la explosión ocurrida en la escuela 49. Los trabajadores de la educación de Moreno se mantienen organizados para asistir alimentariamente a los estudiantes de sus escuelas, realizando ollas populares de denuncia del grave deterioro de la infraestructura escolar y la gravedad del ajuste presupuestario y salarial del gobierno de Vidal y los intendentes. Hoy aparace Baradel, y se pone frente a los micrófonos tras el ataque a Corina, pero las compañeras han sostenido la lucha en Moreno, aisladas, y resistiendo las amenazas de las patotas y grupos de tareas sucias de la política distrital.

Este jueves 13/9 vamos a paro nacional en solidaridad activa con Corina, por justicia para Sandra y Rubén. Exigimos a CTERA un congreso nacional de emergencia, de delegados escolares de base y mandatados. Que delibere y resuelva un plan de lucha sostenido hasta tirar abajo el acuerdo de Macri-gobernadores y el FMI! Basta de ajuste y despidos!

Corriente Obrera Revolucionaria

12/9/18

Em 3 de setembro de 1938, se realizou a conferência de fundação em Paris, na qual 26 delegados representaram 11 seções de 29 afiliadas (segundo informe do Secretariado Internacional). Trotsky não pôde comparecer, já que ele estava exilado no México. Várias delegações não puderam viajar por diversos problemas, como perseguições ou dificuldades econômicas (não se pode esquecer que o stalinismo buscava impedir a formação da Internacional). Um dos organizadores, Rudolph Klement, foi assassinado antes da conferência e muitos documentos importantes foram perdidos. Erwin Wolf e Leon Sedov, filho de Trotsky, também foram mortos pela GPU pouco antes da realização da Conferência.

Trotsky defendia a necessidade da formação da IV Internacional, com o objetivo de regenerar uma direção revolucionária frente ao declínio da Terceira Internacional dirigida pelo stalinismo.

Diante do cenário mundial, que se encaminhava para a Segunda Guerra Mundial depois de inúmeras derrotas em processos revolucionários como o espanhol ou alemão, no qual o stalinismo provou ser uma direção contrarrevolucionária, era necessário recuperar uma continuidade teórica e política do marxismo revolucionário, tão espancado naquele momento.

A formação da IV Internacional tinha a intenção de criar uma nova direção revolucionária, com um Programa de Transição, que foi a expressão dos resultados da revolução russa generalizada para todo um processo. Levantou as tarefas históricas do proletariado para destruir o sistema capitalista.

Oitenta anos após sua formação, essas tarefas históricas permanecem intactas, mas ainda subsiste o problema da liderança revolucionária. Retirar as lições programáticas das várias tendências centristas que dirigiram a IV Internacional até seu desaparecimento virtual, é uma tarefa necessária para recuperar o Programa de Transição da influência estatista, sindicalista e reformistas que levaram a que muitas correntes se degenerassem e se adaptassem ao sistema capitalista.

Reconstruir a IV Internacional é tentar resolver a crise de direção revolucionária e preparar a luta pelo poder, recuperar o Programa de Transição e desdobrar a ação revolucionária frente a uma crise global que segue seu curso.

Os revolucionários nos encontramos diante de processos históricos sem precedentes: um processo de decomposição do imperialismo e um processo de assimilação dos ex-Estados Operários. Porém, temos ferramentas teóricas e políticas deixadas pelo marxismo. A teoria de Marx e Engels, a teoria da Revolução Permanente, a do imperialismo, a teoria do Partido Revolucionário, o programa das Internacionais em sua fase revolucionária, o Programa de Transição e muitas lições programáticas de processos vivos de luta de classes.

Fazemos nossas, a 80 anos da formação da IV Internacional, a definição programática da IV que fazia Trotsky. A Quarta Internacional pode ser definida em três palavras: Pela ditadura do proletariado!

 

Traduzido por LOI - Brasil

Miércoles, 05 Septiembre 2018 22:46

A 80 años de la fundación de la IV Internacional

¡Viva la IV Internacional, el partido mundial de la revolución socialista!

 

El 3 de septiembre de 1938 se realizó la conferencia de fundación en Paris, donde 26 delegados representaron a 11 secciones, sobre 29 afiliadas (según el informe del Secretariado Internacional). Trotsky no pudo concurrir, ya que estaba en el exilio en México. Varias delegaciones no pudieron viajar por diversos problemas, como persecuciones o apremios económicos (hay que recordar que el estalinismo buscaba impedir la formación de la Internacional). Uno de los organizadores, Rudolph Klement, fue asesinado antes de la conferencia y se perdieron muchos documentos importantes. Erwin Wolf y León Sedov, el hijo de Trotsky, también fueron asesinados por la GPU poco antes de la realización de la Conferencia.

Trotsky sostenía la necesidad de la formación de la IV Internacional, con el objetivo de regenerar una dirección revolucionaria ante la debacle de la III Internacional dirigida por el estalinismo.

Ante el escenario mundial, que se encaminaba a la segunda guerra mundial después de un sinfín de derrotas en procesos revolucionarios como el español o el alemán, donde el estalinismo mostró ser una dirección contrarrevolucionaria, era necesario recobrar una continuidad teórica y política del marxismo revolucionario, tan vapuleado en esa época.

La formación de la IV Internacional intentó crear una nueva dirección revolucionaria, con un Programa de Transición, que fue la expresión de las conclusiones de la revolución rusa generalizada para todo un proceso. Planteó las tareas históricas del proletariado para destruir el sistema capitalista.

A 80 años de su formación, esas tareas históricas siguen intactas, pero aún subsiste el problema de la dirección revolucionaria. Sacar las lecciones programáticas de las distintas tendencias centristas que dirigieron la IV Internacional hasta su virtual desaparición es una tarea necesaria para recuperar el Programa de Transición de la influencia estatista, sindicalista y reformistas que llevaron a que muchas corrientes degeneraran y se adaptaran al sistema capitalista.

Reconstruir la IV Internacional es intentar saldar la crisis de dirección revolucionaria y preparar la lucha por el poder, recuperar el Programa de Transición y desplegar la acción revolucionaria ante una crisis mundial que sigue su curso.

Los revolucionarios nos encontramos ante procesos históricos inéditos: un proceso de descomposición del imperialismo y un proceso de asimilación de los ex estados obreros. Pero tenemos herramientas teóricas y políticas legadas del marxismo. La teoría de Marx y Engels, la teoría de la Revolución Permanente, la del imperialismo, la teoría del Partido Revolucionario, el programa de las internacionales en su fase revolucionaria, el Programa de Transición y tantas lecciones programáticas de procesos vivos de lucha de clase.

Hacemos nuestras, a 80 años de la formación de la IV Internacional, la definición programática de la IV que hacía Trotsky. La Cuarta Internacional se puede definir en tres palabras ¡Por la dictadura del proletariado! 

¡Fuera el FMI! ¡Derrotemos al gobierno de Macri!

Por una salida obrera y socialista

 

El macrismo ha fracasado como garante capitalista de los negocios de su clase. Por esto, en los hechos, ha sido reemplazado por el capital extranjero, representado por el FMI, generando una crisis general en la dominación política. Esto tenderá a expresarse por un lado con una exacerbación de la lucha de clases y por el otro con peleas entre las distintas fracciones burguesas y pequeño burguesas.  

En este escenario convulsivo que coloca a la Argentina como uno de los eslabones débiles que pueden incidir en el desarrollo más catastrófico de la crisis mundial, debemos abrir una deliberación al conjunto de nuestra clase para no ser los trabajadores quienes paguemos la crisis que los capitalistas generaron.

Gran parte de las corrientes trotskistas han encontrado una fórmula mágica en el llamado a una Asamblea Constituyente libre y soberana con poder. Y de ahí se complementan otras consignas como huelgas, paros, “fuera Macri” y otras medidas democráticas que permitirían salir de la crisis.

Es importante señalar que, a pesar de los matices en cuanto a cómo la formulan las distintas corrientes, todas coinciden en que es una consigna por la lucha por el poder. Es decir, utilizar la propuesta más radical de la democracia burguesa para desenmascarar su carácter reaccionario.

De dónde sale la consigna de AC

En su desarrollo histórico la idea de Asamblea Constituyente (AC) fue estudiada por los revolucionarios en un momento de formación de los Estados capitalistas, en el punto de la relación entre la revolución burguesa y la revolución proletaria. Hoy estamos en un proceso histórico donde los Estados nación están en franca descomposición y en el cual se plantea una relación más compleja entre revolución y contrarrevolución.

Insistir hoy con la AC es una proposición ahistórica que confunde a la vanguardia, colocando al proletariado como una oposición reformista al régimen, educando a las masas en que el Estado burgués es indestructible. Plantear que la AC tomaría el poder político con dirección del proletariado, es decir que puede haber un organismo burgués con dirección proletaria. Si eso no es conciliación de clase, difícil ejemplificarla de otra manera.

Salvo que se sinceren y vuelvan al planteo de que se puede pasar en la época imperialista por una etapa democrática necesaria previa a la socialista, la formulación de AC como elemento de poder no tiene sentido.

Es increíble que luego de tantas experiencias históricas haya que explicarles a corrientes que se dicen trotskistas el ABC de la Teoría de la Revolución Permanente, para la cual en el proceso revolucionario se da una combinación entre la revolución democrática y la revolución socialista, pero no en la superestructura política, ni en el Estado, sino en el proceso histórico de la lucha de clases y su expresión en la dictadura del proletariado.

El “atajo” de la AC significa para la vanguardia obrera, intervenir en la crisis de forma diluida en la superestructura política de un semi estado.

El planteo de AC, de la mano de estas corrientes, está indisolublemente ligado a todo tipo de medidas estatistas y redistribucionistas, en forma de “plan económico” para salir de la crisis que se centran en la nacionalización y control de la banca y las empresas, es decir, más tareas para el Estado burgués..

Si verdaderamente vamos a pelear por el poder, es decir, por la destrucción de Estado, entendiendo que la revolución es una tarea social y no una cuestión nacional, debemos romper la envoltura democrática de las formas de dominación y permitir que el proletariado comience a ejercer su dictadura de clase. ¿Qué quiere decir esto? Que debemos pelear desde un primer momento para que la clase obrera actúe de forma independiente en esta crisis y que pueda acaudillar a otros sectores de clase. La lucha por el poder es preparar las condiciones para derrocar al gobierno de Macri, destruir al semi Estado, en camino del gobierno obrero -como forma popular de llamar a la dictadura del proletariado-.

Hay quienes dicen – como el PO- que la AC sería una tarea “transicional”, sin que podamos dilucidar de “qué a qué” sería esta “transición”. Dentro de las ideas del marxismo, puede haber transiciones de un período burgués a otro, en la actualidad signado por la descomposición imperialista. Pero cuando hablamos un programa de Transición, hablamos de aquellas tareas que preparan a la clase obrera para el poder y para dirigir centralizadamente la transición al socialismo, es decir, a una sociedad sin clases.  ¿Pueden llevarse adelante medidas de carácter democrático burgués en esta transición? Tal vez, pero las mismas serán de carácter táctico, se definirán de acuerdo a la relación de fuerzas establecidas en el desarrollo internacional de la dictadura del proletariado, pero jamás podrían ser parte del programa revolucionario.

Pero el problema fundamental de la consigna de AC, es que no mide la relación de fuerzas donde hay que medirla: en la producción. Es por eso que los revolucionarios como Lenin y Trotsky, cuando discutían transiciones y programas, enfatizaban la noción de desorganizar a la burguesía y destruir el régimen capitalista atacando las bases productivas.

Por eso, ante una desorganización de la economía como se ha visto en estos últimos días, la corrida de dólar, la devaluación, el ajuste, los despidos y el aumento de la pobreza, es que debemos intervenir con un programa transicional que imponga la fortaleza de nuestra clase y prepare los pre-requisitos para organizar la economía desde otras bases.

Control obrero

Para nosotros el control obrero plantea elementos de transición del capitalismo al socialismo. En el caso de la situación nacional, planteamos una campaña por el control obrero de las empresas de luz, gas y agua y de varios servicios para luchar contra los tarifazos y las condiciones de los servicios. El control obrero lleva a una lucha de tendencias al interior de los sindicatos, ya que debemos recuperar nuestros sindicatos y comisiones internas para que el control obrero no se convierta en gestión obrera, es decir, en un acuerdo con el Estado por parte de la burocracia sindical. Lamentablemente gran parte de la izquierda, por presión de la opinión pública, ha incorporado a la consigna de control obrero también el control de los usuarios, diluyendo todo contenido de clase a la política. Es otra lucha política que damos con las distintas tendencias de izquierda en cuanto la discusión de programa.

Todos los analistas, después de los cuadernos de Centeno se preguntan qué pasará con las empresas si no están al frente los Rocca, los Pescarmona, etc., naturalizando que la burguesía debe detentar la propiedad de los medios de producción. Es contra esa naturalización de las relaciones sociales contra lo que peleamos los revolucionarios para subvertir nuestra condición de explotados. Para, mediante un programa transicional, debilitar el poder de la burguesía en la producción, peleando por su expropiación.

Pelear por la independencia de los sindicatos del Estado, es una condición principal para recuperar nuestras organizaciones y ampliar sus funciones.

Fuerzas para dar esta pelea hay. Se vienen expresando en las distintas luchas que enfrenta el gobierno de Macri. Pero debemos abrir una deliberación al conjunto de nuestra clase para derrotar todas la tendencias conciliadoras y contrarrevolucionarias, como es el caso del peronismo y la burocracia sindical en nuestras filas.

Al paro de 25/9 llamado por la CGT debemos hacerlo activo y en asambleas en los lugares de trabajo debemos mocionar un programa obrero para salir de la crisis y lanzar un llamado a un Congreso de Delegados de Base con mandato. Hay que conformar minorías activas que permitan fortalecer los futuros núcleos del partido revolucionario que debemos construir. Debemos construir una organización revolucionara que permita a la vanguardia proletaria conquistar el poder con la fuerza de las armas.

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