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El pasado miércoles 17 de mayo, en el marco de una jornada de lucha por la reapertura de paritarias y en desconocimiento de lo acordado por la burocracia sindical de los empleados públicos (SEP), los trabajadores de salud agrupados en la coordinadora se movilizaron hasta el ministerio de salud. Fue allí donde el fiscal Guillermo González imputó a Ricardo Barrionuevo, delegado de ATE por el Hospital Tránsito Cáceres de Allende, y a Andrés Campos, delegado de ATSA del Hospital Misericordia. Según el fiscal, lo previsto en el art 194 del código penal establece “que se constituye en delito el entorpecimiento y el normal funcionamiento del transporte” y es bajo este artículo que se produjeron las imputaciones recientes y las del mes pasado a los dirigentes piqueteros y al Secretario General de ATE Córdoba.

Las garantías de Juan Schiaretti y la justicia burguesa a la aplicación y cumplimiento del acuerdo con el FMI se traduce en represión a la vanguardia obrera, trabajadores ocupados y desocupados que enfrentamos a diario los efectos de una crisis económica mundial sin precedentes. La huelga, el piquete, la toma de planta y de edificios públicos son ni más ni menos que los métodos de nuestra clase para enfrentar los ataques perpetrados por las patronales y el Estado, con la complicidad de la burocracia sindical. Las feroces internas que tienen los dirigentes sindicales son libradas para disputar cargos en las listas del peronismo local y nacional, pero esto burócratas no muestra la misma ferocidad para la defensa nuestra clase, todo lo contrario.

La respuesta de los trabajadores estatales y privados ante semejante ataque debe ser la de convocar en cada lugar de trabajo a asambleas que se pronuncien contra las imputaciones antiobreras y contra la criminalización de la protesta, como parte de un programa de acción para que los capitalistas no descarguen la crisis sobre nuestras espaldas. Debemos imponer el Paro General Activo a las CTAs y la CGT para hacer retroceder el acuerdo con el FMI. Proponemos impulsar reuniones y asambleas para reagrupar a los sectores antiburocráticos de nuestra clase en Córdoba e impulsar en común estas tareas como minorías en los sindicatos.

Desde la COR repudiamos las imputaciones y nos ponemos a disposición de los compañeros Barrionuevo y Campos y sus organizaciones sindicales para llevar adelante las acciones que se definan para responder a este nuevo ataque.

COR
Corriente Obrera Revolucionaria
Regional Córdoba

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La renuncia masiva de médicos en el hospital San Antonio de Padua de Río Cuarto encendió la mecha de una situación explosiva que recorre al conjunto del sistema de salud. Las asambleas y movilizaciones en la salud pública de Córdoba venían de antes, es cierto, pero de manera localizada en hospitales e instituciones puntuales. En dos semanas, las medidas de fuerza se fueron replicando, con asambleas, afectación de servicios y paros por hospital hasta la convocatoria al paro provincial de salud para este miércoles 16 de noviembre. Por supuesto, este no es un fenómeno únicamente provincial, ya que desde hace varias semanas los residentes de la Ciudad y la Provincia de Bs. As. y los hospitales nacionales Garrahan y Posadas vienen sosteniendo paros y marchas masivas. La pandemia y el avance del ajuste del FMI que aplican el gobierno del Frente de Todos (FdT) y los gobernadores han llevado a los hospitales a esta situación crítica, donde los problemas centrales son los salarios devaluados, la precarización laboral y la falta de personal.

El gobierno de Schiaretti sale a ofrecer bonos y una revisión paritaria miserable (28% en 3 cuotas) como manotazos de ahogado ante la situación. Intenta dar aire a las mediaciones burocráticas de los sindicatos y asociaciones médicas, pero los trabajadores no se dejan engañar. Un ejemplo: el lunes 14/11 en el Hospital Córdoba una masiva asamblea votó mantener el paro de 72hs ante la extorsión de una “mesa de negociación” condicionada al levantamiento de las medidas. El mismo lunes, la asamblea del Misericordia incluyó entre las resoluciones votadas “rechazar cualquier ofrecimiento o negociación por hospital o grupo ocupacional”. La fragmentación sindical es un grave problema que viene de hace muchos años. El SEP es repudiado entre los trabajadores de salud, mientras los demás sindicatos (ATSA, ATE, UTS) y las asociaciones médicas aportan a la división, buscando agrandar sus pequeños aparatos. Actualmente la fuerza de las asambleas disciplina a las conducciones, pero es necesario avanzar en la organización y poner en pie una dirección alternativa con una política combativa y de independencia de clase para imponer al gobierno nuestras condiciones.

Por un gran plenario interhospitalario

La fortaleza de la lucha está en las asambleas por hospital. Pero para unificar la lucha no basta con la mera coordinación, debemos poner en pie un gran Plenario de Delegados Hospitalarios mandatados por la base. Este plenario debe ser provincial, si bien podría contemplar instancias intermedias como plenarios por departamento o ciudad. En un plenario de esas características podremos unificar y fortalecer el plan de lucha y un pliego único de reivindicaciones. Y sobre todo, votar nuestros delegados paritarios para negociar con el gobierno. ¡Ninguna medida se baja ni se firma ningún acuerdo sin el aval de las asambleas! Hay que hacer propia la resolución del Misericordia: rechazar cualquier ofrecimiento o negociación por hospital o grupo ocupacional. Está planteado, al calor de la lucha, dar pasos hacia la recuperación de los sindicatos con el objetivo de conquistar un sindicato único de los trabajadores de la salud.

Unidad de clase

La lucha de salud es la más importante que recorre la provincia, pero no la única. También en las fábricas de la UOM se dan peleas contra los salarios de miseria, en NA e IBF (neumáticos) se lucha contra el despidos de un trabajador y la persecución patronal, los docentes se reagrupan contra la burocracia de la UEPC, el movimiento piquetero marcha contra los recortes de planes. La primera consideración es que la paritaria estatal provincial siempre arroja el mismo acuerdo para todos, aunque el gobierno finge negociar por separado (en realidad impone el aumento a Monserrat y Pihén). Hay que imponer a Schiaretti una verdadera paritaria, una paritaria estatal única con delegados paritarios elegidos en asambleas y plenarios estatales con la participación de los trabajadores de las escuelas, los hospitales y demás reparticiones.

La bronca con el gobierno es generalizada, viene saltando todo el pus de una gestión que defiende los intereses de las grandes patronales, nacionales y extranjeras (muerte de los bebés, casos de gatillo fácil, impunidad de Oscar González). Los trabajadores de la salud tienen la autoridad para ponerse al frente de la lucha contra el gobierno, encabezando no solo la pelea por el salario, sino también por tirar abajo las leyes represivas que pretenden regimentar aún más las marchas. Esa autoridad también se la ganaron con sus actuaciones en la pandemia, sosteniendo las condiciones de salud de los trabajadores y la población en las peores condiciones, saliendo incluso a enfrentar la decadencia del sistema de salud. Con esa autoridad pueden convocar a todo el movimiento obrero a sublevarse contra sus conducciones sindicales traidoras que dejan pasar el ajuste del FMI por sus pactos con el FdT y los gobiernos provinciales, impulsando un Congreso Provincial de delegados de base de la industria, los servicios, estatales y del movimiento piquetero, para ir por el paro activo provincial afectando las bases del poder de nuestros enemigos de clase, que están en la producción. Por una central única de trabajadores.

Publicado en Córdoba

La pandemia ha golpeado fuertemente a enormes sectores de trabajadores que, o bien por despidos, o bien por la pauperización de sus condiciones de vida y el empeoramiento de sus condiciones de trabajo, han sido el principal centro de ataque por parte de gobiernos y patronales. En particular, han sido los trabajadores de la salud quienes se han visto en el ojo de la tormenta, con situaciones extremas, debiendo enfrentar la emergencia sanitaria con el estado deplorable de los hospitales públicos, trabajando más horas, sin la protección adecuada, bajo presión y con salarios de miseria que están cada día más atrás de la inflación. Mientras la burocracia de los principales sindicatos de la rama cerró paritarias vergonzosas y han intentado por todos los medios evitar que los trabajadores se organicen y luchen, han sido importantes sectores de activistas los que en todo el país han salido a protestar, destacándose los compañeros de Neuquén y también en Córdoba, Mendoza y CABA.

Los compañeros del Hospital Garrahan son un destacamento de vanguardia en la rama de salud y cuentan con experiencias de luchas muy importantes. Este año, en medio de la pandemia y con las elecciones legislativas en el horizonte, se ha desarrollado una importante lucha en la que se ha visto un gran sector de nuevos activistas sumarse al paro. Entre ellos, se han destacado los franqueros. Levantan las reivindicaciones de aumento salarial del 50% y mínimo igual a la canasta familiar $99000, régimen de insalubridad (CTIAP), no a los contratos basura y pase a planta de los contratados y tercerizados. Desde que comenzaron con los paros, hace algunas semanas, el director Trotta y sus secuaces no han cesado de intimidar a los huelguistas y han intentado quebrar la lucha a través de descuentos salariales. Por eso, es fundamental sostener a los compañeros y rodearlos de solidaridad, aportando a su fondo de lucha para que sigan sosteniendo la huelga.

El 15 de julio, en una movilización al Ministerio de Trabajo, una delegación fue recibida, pero con la advertencia de que no pueden intervenir, porque su sindicato es ATE, cuya conducción mira para otro lado. Una prueba más del rol que está cumpliendo la burocracia en todos los sindicatos para sostener el ajuste de Alberto en plena pandemia.

Así como la de los trabajadores de salud en varias provincias, los compañeros del Garrahan siguen luchando. Al cierre de esta edición, han votado un nuevo paro de 24hs el miércoles 21/7 y una movilización al Ministerio de Salud. Tenemos que tener en claro que lo que se plantea no es una demanda meramente salarial, que sí es muy importante, pero además todos los trabajadores de salud tienen que intentar quebrar la dirección política de la pandemia. Si hay algo que quedó demostrado es que el “comité de expertos”, con el que Alberto iba a “cuidar nuestra salud”, eran lobistas de los laboratorios y que lo único que “cuidó” fueron los intereses de las patronales en desmedro de las condiciones de vida de los trabajadores. Los trabajadores, con los métodos obreros, podrían haber sido una alternativa superadora en la gestión de esta emergencia sanitaria, cuestionando el mando capitalista. Debemos prepararnos en este sentido. Es por esto que desde la COR consideramos necesario llamar a un Plenario Nacional de Oposición de trabajadores de la salud, con delegados mandatados de cada lugar de trabajo, para empezar a sentar las bases para recuperar los sindicatos y unificar a todos los trabajadores de la salud y plantear una salida del conjunto de la clase obrera a esta catástrofe capitalista.

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Lunes, 16 Noviembre 2020 18:50

Tomemos la lucha en nuestras manos

   Por una gran Interhospitalaria de delegados con mandato de base

El parazo y la caravana del martes 10/11 fueron una enorme demostración de la fuerza y la disposición a la lucha de los trabajadores de la salud. El paro fue muy fuerte en los hospitales públicos de toda la provincia (no sólo de la capital), y en el sector privado, donde la burocracia de ATSA viene garantizando el ataque de las patronales, los trabajadores participaron de la caravana. Para Cardozo y Schiaretti, fue un duro golpe que desnudó la farsa del “éxito” de su política sanitaria frente a la pandemia. Los paros y movilizaciones de los trabajadores de la salud en CABA y varias otras provincias muestran que la lucha tiene alcance nacional y que Alberto Fernández y Ginés también son responsables del estado deplorable del sistema de salud.
El gobierno provincial no pudo ocultar el problema debajo de la alfombra ni contentarse con los aprietes, tuvo que responder, primero demonizando a los trabajadores por los medios, después buscando dividir con el bono discriminatorio, y luego dando algunas concesiones para desactivar la medida, como el pase a contrato de los monotributistas del Rawson o el adelanto de las cuotas del aumento.
La fortaleza mostrada el 10 nos indica que ¡podemos ir por mucho más! Conquistar la incorporación de más personal bajo condiciones de estabilidad laboral, el pase a planta de todos los precarizados y un aumento salarial que lleve el salario de la categoría inicial a igualar la canasta básica familiar, junto con las medidas de seguridad e higiene y el resto de nuestras demandas.
La unidad de diferentes organizaciones fortalecieron sin duda la medida, pero esta unidad debe ser soldada por la base. Basta de divisiones. Debemos impulsar asambleas por sector y asambleas unitarias por hospital o lugar de trabajo, sin distinción de afiliación sindical. Elegir delegados con mandato para impulsar una gran asamblea Interhospitalaria, un organismo que nos permita a los trabajadores tomar la lucha en nuestras manos, votando un plan de lucha para torcerle el brazo al gobierno. Podemos votar una comisión de lucha que tenga por tarea un trabajo sistemático sobre los hospitales y clínicas privadas para contrarrestar la política rompehuelgas de la burocracia de ATSA y fortalecer a los sectores dispuestos a luchar que se propongan recuperar el sindicato sanitario.
No sólo Pihén negocia por notros, también las conducciones de los sindicatos y organizaciones que hoy forman parte de la multisectorial (ATE, UTS, Médicos Autoconvocados y otros) buscan una mesa de dialogo con el gobierno para que los reconozcan a ellos como interlocutores, pero no puede ser que nosotros luchemos y otros negocien. Debemos elegir delegados paritarios en las asambleas, y garantizar así que nadie se baja de la lucha hasta triunfar.


COR - Regional Córdoba

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Miércoles, 04 Noviembre 2020 16:37

Pongamos a los hospitales en pie de lucha

10 de NOVIEMBRE, PARO de la SALUD.

 Pongamos a los hospitales en pie de lucha

La situación en Córdoba respecto al manejo de la pandemia es catastrófica. Si miramos los números de muertos por coronavirus nos revela que el verdadero objetivo de la cuarentena impuesta por el ejecutivo nacional y replicada en las provincias, nada tenía que ver con ganar tiempo para acondicionar el sistema de salud. Ejemplo de esto es el hospital modular del polo sanitario, abierto medio año después del inicio de la pandemia… ¡y sin personal! El aislamiento obligatorio bajo el fierro del Estado implicó para los trabajadores en general un mayor ataque a las condiciones de vida. Para los trabajadores de la sanidad, se tradujo en imputaciones a médicos y persecuciones con traslados compulsivos a enfermeros y técnicos que denunciaron la falta de medidas de bioseguridad, la falta de personal, el pluriempleo, los salarios a la baja y la precarización laboral. Sumado a ello, el aumento del índice de contagios por COVID- 19 entre los trabajadores de salud con una veintena de muertes en nuestra provincia. Mientras tanto el cinismo del Ministro Cardozo, al referirse a un grupo “minoritario” que organiza una jornada de paro, no tiene límites.
Sumado a tan delicada situación, el gobierno tiene la osadía de ofrecer un aumento salarial del 9% para los trabajadores estatales, incluidos los de salud. Todos sabemos que el silencio de las burocracias del SEP, ATSA y la CGT Córdoba ha sido para garantizar este ataque en connivencia con Schiaretti.

Enfrentemos al Estado, a las patronales y a la burocracia sindical

Es necesario que saquemos conclusiones sobre la cuarentena y el control estatal, los únicos interesados en garantizar nuestra salud somos los propios trabajadores. Los protocolos del COE, de los directores y de las empresas de salud están hechos para echarnos la culpa de los contagios, disciplinarnos y perseguirnos; urge  conformar comisiones de seguridad e higiene votadas en asambleas, para que seamos los propios trabajadores quienes controlemos y garanticemos el cumplimiento de las normas de bioseguridad. Por la provisión de EPP de calidad y en cantidad suficiente. Testeos PCR regulares para todos los trabajadores. Licencias para el personal de riesgo. Contra las jornadas extenuantes y el pluriempleo debemos pelear por jornadas de 6 hs. con un salario inicial igual a la canasta básica indexado a la inflación. Hacen falta más profesionales y técnico: por el ingreso de más trabajadores con condiciones de estabilidad laboral, ¡no somos descartables! Rechazando el 9% de aumento salarial. Reincorporación de los despedidos, pase a planta de todos los precarizados, contratados, monotributistas, becarios y residentes. Por la reapertura de la paritaria, votando delegados paritarios en asamblea para que no sea la burocracia la que decida.
Debemos enfrentar al Estado/patrón y a los empresarios del sector privado con nuestros métodos y organizarnos de forma independiente. Abrir una gran deliberación en un Congreso Nacional de Delegados de Base de la Salud entre los trabajadores y activistas de la salud (estatales y privados), sin importar a que sindicato pertenecemos, para votar un plan de lucha con el objetivo de ponerle fin al ataque mayúsculo que venimos sufriendo.
En esa tarea, debemos comenzar a formar oposiciones sindicales con libertad de tendencia e independencia de clase que luche por recuperar los distintos sindicatos que intervienen en el sector salud: ATSA, SEP, ATE, UTS, AGTUNC, etc. Uno de nuestros grandes problemas es la división que nos imponen conducciones burocráticas, ya sean peronistas o “progres”; debemos avanzar en asambleas conjuntas por hospital o lugar de trabajo, con el objetivo de conquistar un Sindicato Único de Salud que sea el producto de la unificación de todas las y los trabajadores asumiendo la tarea de echar a patadas a los burócratas que no han hecho más que cubrirle el flanco al gobierno y los empresarios para descargar la crisis sobre nuestras espaldas.  Conquistar un convenio único que termine con las divisiones entre: las leyes provinciales  7233 y 7625 y unificando a los trabajadores de la salud privada y estatal.

Este 10 de noviembre, los trabajadores de salud nos tenemos que hacer escuchar. ¡Basta de muertes, basta de persecuciones, basta de precarización y salarios de miseria!

Impulsemos asambleas unitarias en cada lugar de trabajo para preparar la medida.

¡Todos al paro y a la movilización!

COR
Regional Córdoba

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¡No vamos a pagar la crisis con nuestras vidas!

    Hoy, los trabajadores de salud a nivel nacional salimos a la calle bajo el pedido de recomposición salarial, mejores condiciones de trabajo y EPP para todos. En Córdoba, se incorporan también el rechazo a las imputaciones a los médicos de Saldán y la derogación de la flamante Ley 10.694 de Schiaretti, que saquea los haberes de los jubilados y pensionados provinciales.
    A 81 días de iniciada la cuarentena, ni Nación, ni Provincia ni los municipios han atendido a las demandas que venimos exigiendo desde fines de marzo. Es mentira que han preparado al sistema de salud para afrontar la emergencia. Somos los médicos, las enfermeras y todo el personal sanitario los que nos exponemos para luchar contra el COVID-19 en condiciones insalubres, en muchos casos sin los EPP indispensables. Este sistema de salud mixto tripartito (estatal, privado, obras sociales) se sigue sosteniendo a base de precariedad laboral, falta de personal, traslados compulsivos, extensiones de la jornada laboral, falencias de infraestructura, escasez de insumos y extorsiones por parte de los directivos. Nos imponen las declaraciones juradas para luego responsabilizarnos de los contagios y “brotes”, llegando hasta imputaciones como en el caso de los médicos del geriátrico de Saldán. ¡Cínicos! Es la falta de preparación del sistema de salud la que lleva al alto porcentaje de contagios entre nuestros compañeros y compañeras, y son ellos los responsables, los gobiernos nacional, provincial, las patronales de la salud privada y sus cómplices de la burocracia sindical.

    Los únicos interesados en garantizar nuestra salud somos los propios trabajadores. Necesitamos organizarnos y luchar por:

  • Basta de pluriempleo: jornadas de 6 hs con salario inicial igual a la canasta básica indexada a la inflación. Bono por trabajar durante la pandemia para todos.
  • Fin de la precarización laboral: pase a planta permanente de todos los becarios, contratados, monotributistas, pasantes, residentes y tercerizados.
  • ¡Más personal! Todo trabajador que ingrese en la emergencia debe ser incorporado a la planta. ¡Por un contrato único!
  • ¡Reincorporación de los despedidos!
  • ¡Basta de traslados compulsivos!
  • ¡Basta de aprietes! ¡Abajo las imputaciones! ¡No a la militarización del polo sanitario!
  • Hisopados semanales a todos los trabajadores de la salud. Presupuesto para infraestructura. EPPs en cantidad y calidad.
  • Delegados de Seguridad e Higiene elegidos en asamblea, que controlen el cumplimiento de las condiciones de salubridad. Cese de actividades hasta que se cumplan las normas de bioseguridad.
  • 82% móvil para los jubilados.

    Podemos ver la disposición a la lucha en las asambleas y reuniones de activistas en cada hospital, en las caravanas, en las marchas y concentraciones. Tenemos que organizarnos y profundizar el camino de la lucha en los lugares de trabajo. Llamamos a los sectores combativos y oposiciones sindicales dentro de los gremios del sistema de salud de Córdoba, ATE, UTS, ATSA, SEP, SUOEM y otros, a desarrollar esta lucha impulsando asambleas por servicios y generales en cada lugar de trabajo. Y a organizar plenarios y reuniones de delegados, tanto del sector privado como estatal de la salud, donde podamos discutir el estado de situación de la pandemia, los recursos que necesitamos, las novedades técnico-médicas para enfrentarla junto a otros sectores de trabajadores científicos que puedan brindar su aporte, ya que no podemos dejar la crisis sanitaria en manos del Estado burgués y los empresarios de la salud privada.
    Se impone hacer un llamado al conjunto del movimiento obrero a apoyar nuestra pelea y a salir en conjunto a la lucha para recuperar todo lo que nos vienen quitando desde que empezó la cuarentena. Por un CONGRESO DE DELEGADOS DE BASE CON MANDATO, que barra con la tregua impuesta por la burocracia sindical a través del  PARO PROVINCIAL y un plan de lucha.
    Los trabajadores de la salud decimos: ¡no vamos a pagar la crisis con nuestras vidas! Junto con los trabajadores que enfrentan el ataque patronal en medio de la crisis, en este momento estamos en la primera línea, sí, pero de la lucha de clases.

Publicado en Córdoba

Luego de 45 días de cuarentena, lo que ha quedado demostrado es la mentira de que se ganaba tiempo para acondicionar el sistema de salud para hacer frente a la pandemia.  La situación ya es imposible de ocultar, la mayor cantidad de contagios se están dando en los sectores de la salud.
La situación en los efectores de salud de Córdoba se agrava día a día. Luego de que se denunciara la falta de equipos de protección personal (EPP) en varios centros de salud y hospitales de la provincia, se empezaron a suceder los casos. El más alarmante fue el contagio de 65 personas en la residencia geriátrica Santa Lucía de Saldan. Dado que es una institución sin capacidad de aislamiento, muchos de estos pacientes fueron relocalizados por el PAMI en el Hospital Italiano. Convertido hoy en el centro de contagio más grande de la provincia, de los nuevos positivos registrados el 2 de mayo, el 90% se produjeron en este hospital.
La situación que se vive hoy en el Italiano es la muestra de la desidia patronal que derivó en la intervención del Ministerio de Salud y el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) con la posterior puesta en cuarentena sanitaria de todo el hospital (pero como veremos, no de todos los trabajadores) a partir del jueves 30 de abril, lo que significa que no habrá admisión de nuevos pacientes. Aunque los trabajadores han denunciado que los protocolos establecidos no solo se han aplicado tarde y de forma insuficiente, hay secretarías y puesto de seguridad que aún no cuentan con los paneles de seguridad de forma definitiva, con el agravante de que se sigue convocando a cumplir tareas a trabajadores a quienes no se les ha realizado el Test y por tanto son casos sospechosos de Covid-19. Además se han realizado, sin ningún tipo de notificación, cambio de tareas para suplir la falta de aquellos trabajadores que han dado positivo o han sido puestos en aislamiento por sospechosos mientras esperaban el resultado del hisopado. Y como si fuera poco, el retraso y desdoblamiento de los pagos de salarios ya ha sido informado por parte del directorio.   
En dicho nosocomio los trabajadores se encuadran bajo el convenio colectivo de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), dirigida a nivel nacional por el mismísimo Secretario General de la CGT Hector Daer, que viene de firmar un acuerdo de suspensiones con rebaja salarial con la UIA. El cuerpo de delegados mediante transparente comunicó que dada la situación que se está viviendo respecto a la falta de cuidados, maltrato al  personal y falta de trabajadores, la directiva provincial está informada y  esperan respuestas para ver los pasos a seguir, dejando desprotegidos a los trabajadores en medio de la grave crisis abierta en el hospital. Esta actitud indolente de los delegados no se condice con la incertidumbre laboral que sufren los trabajadores de la salud en su conjunto y tampoco dan respuestas a las presiones a las que se ven sometidos los trabajadores para cumplir tareas que no les corresponden con un nivel de precariedad laboral que ellos como sindicato -por acción u omisión- han dejado que esto se convierta en moneda corriente.
La gravedad del caso requiere de una organización sindical a la altura de las circunstancias que enfrente a los directivos que salen de gira por los medios de comunicación para decir que todo está “bajo control”. Ni siquiera han denunciado que varios de estos trabajadores, por percibir salarios de hambre, son expuestos a propagar los contagios extrahospitalarios al dirigirse a otros nosocomios a completar su jornada laboral.  Tal es el caso de la UTI del Hospital Pediátrico, cerrada el 4 de mayo porque los médicos y enfermeras que allí desempeñan funciones, también lo hacen en el Italiano y hoy se encuentran en cuarentena. Otro caso que toma relevancia es el del Hospital-Colonia Santa María de Punilla que esta siendo denunciado por sus trabajadores y delgados por el traslado compulsivo de compañeros al Hospital Domingo Funes.
El cuadro de situación en los demás efectores de salud es similar, y se agrava en el sector privado: en el Hospital Privado no cuentan con los equipos de bioseguridad y trabajadores de diferentes secretarías y parte del personal de limpieza se han visto despedidos ante la falta de concurrencia de pacientes a la institución. Del Salvador y Oulton despiden a los monotributistas. En Conci Carpinella también, y además rebajan los sueldos a los que están en planta. El Sanatorio Mayo ha pagado parcialmente los salarios de marzo y alterado el cronograma de francos y prestación de servicios de sus trabajadores.
El cinismo de los gobiernos de Fernández y Schiaretti no cesa e insisten en que somos “héroes de la primera linea de combate”. La lucha que tenemos por delante los trabajadores es la de enfrentar al Estado descompuesto y a las patronales, que en connivencia con la burocracia sindical han impuesto décadas de precariedad laboral, despidos y suspensiones.
En el Colonia Santa María, asambleas impulsadas por trabajadores y delegados de ATE, UTS y ATSA han logrado impedir traslados masivos pero siguen enfrentando nuevas intentonas como el traslado compulsivo de una delegada de ATE, el 4 de mayo. En el Hospital de Niños y el Misericordia se realizan reuniones diarias de trabajadores para mantener un relevamiento de las novedades y organizar los reclamos de EPPs y demás condiciones de trabajo. Para el 7 de mayo, se están impulsando acciones para denunciar la precariedad del trabajo en el sistema de salud, y también la mentira del bono de $5.000 que anunció con bombos y platillos el gobierno de Alberto y resultó ser una estafa al no contemplar a la totalidad de los trabajadores de la salud.
Y es que los únicos interesados en garantizar nuestra salud somos los propios trabajadores. Se hace urgente la convocatoria a asamblea en cada lugar de trabajo y preparar un plan de lucha para imponer nuestras reivindicaciones:

  • Que se realice urgente el hisopado nasofaringeo a todo el personal de la salud.
  • Basta de pluriempleo, contra las jornadas extendidas: Jornadas de 6 hs con un salario inicial igual a la canasta básica indexada a la inflación.
  • Fin a la tercerización laboral pase a planta permanente de todos los becarios, contratados, monotributistas, pasantes y residentes.
  • ¡Reincorporación de los despedidos!
  • ¡Basta de traslados compulsivos!
  • Todo trabajador que se incorpore en la emergencia debe ser contratado con las mismas condiciones que el personal de planta. ¡Debemos pelear por un contrato único!
  • EPPs para todo el personal que se desempeña en el sector de salud.
  • ¡Elegir en asamblea a Delegados de Seguridad e Higiene que garanticen el cumplimiento de las condiciones de salubridad laboral! Cese de actividades hasta que se cumplan con las normas de bioseguridad para todo el personal.


Llamamos a los sectores combativos y oposiciones sindicales dentro de los gremios del sistema de salud de Córdoba, ATE, UTS, ATSA, SEP, SUOEM y otros, a impulsar esta lucha basada en las asambleas por lugar de trabajo. Y a organizar reuniones de trabajadores, tanto del sector privado como estatal de la salud donde podamos discutir el estado de situación de la pandemia en la provincia, los recursos que necesitamos, las novedades técnico-médicas para enfrentar la pandemia junto a otros sectores de trabajadores científicos que puedan brindar su aporte, ya que no podemos dejar la crisis sanitaria en manos del Estado burgués, sus gobierno Nacional y provincial y los empresarios de la salud privada. Y para hacer un llamado al conjunto del movimiento obrero a apoyar nuestra pelea.
Los trabajadores de la salud decimos: ¡no vamos a pagar la crisis con nuestras vidas! Junto con los trabajadores que enfrentan el ataque patronal en medio de la crisis como los de Penta, Bed Time y Arcor, en este momento estamos en la primera línea, sí, pero de la lucha de clases.

Publicado en Córdoba

El 20 de marzo pasado el gobierno nacional de Alberto Fernández estableció por decreto el “aislamiento social preventivo y obligatorio” por el COVID-19, declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pandemia mundial. El domingo 29 de marzo, extendió la medida hasta fines de semana santa. El pretexto para establecer esta cuarentena, con las fuerzas de seguridad controlando las calles, es un modelo estadístico (curva) promovido por la OMS y los especialistas según el cuál es necesario ralentizar los contagios de la enfermedad para evitar un colapso del sistema sanitario de los estados burgueses, como se está viendo en Italia y España. Este plan de “achatar la curva de contagios” parte del supuesto de que el sistema sanitario tiene capacidades limitadas para la atención de la población, y según el ministro de salud González García, todo el plan consiste en ganar tiempo para adecuar el sistema, en actual estado de calamidad, a las necesidades del futuro pico de contagio. Basta traspasar la medianera de cualquier hospital del interior del país para darse cuenta de que esto es una burla al pueblo pobre y a la clase trabajadora toda, y un cínico insulto a los trabajadores de la salud en particular.
Por supuesto, lo anterior es un mero pretexto sanitario. Al 29 de marzo, el total de detenidos por “violación de la cuarentena” ascendía a 33.000 (Clarín). Como hemos expuesto en otros materiales, la intervención de las fuerzas de seguridad controlando la circulación de mercancías, incluyendo la fuerza de trabajo como mercancía, responde a la preparación de la burguesía y su Estado para enfrentar las respuestas de nuestra clase ante las consecuencias de la crisis general del capitalismo mundial que va mucho más allá de una infección respiratoria. Estamos hablando de una crisis capitalista en toda regla, con su ola de suspensiones, despidos, rebajas salariales, avance de la precariedad y quita de conquistas obreras, camino que ya comienzan a transitar las patronales como Techint, pero que ya venían implementando antes del COVID-19 en la industria petrolera, en ARCOR, por dar sólo algunos ejemplos.

Un sistema en ruinas

La inversión en salud en Argentina es del 9,4% del PBI. De esta cifra, el Estado (en sus distintos niveles e incluyendo el gasto en seguridad social) aporta el 70% y el 30 % restante corresponde al sector privado, según datos de la OPS/OMS. En relación al gasto total, en cambio, los fondos públicos ejecutados en 2020 representan solo un 4%, de acuerdo con los datos de Hacienda. Por la expansión de la pandemia, el gobierno nacional anunció una partida presupuestaria extra de $1.700 millones. Para que tengamos un punto de comparación, es el equivalente a un cuarto del presupuesto anual del Hospital Garraham.
El cinismo de Fernández es insuperable cuando se refirió a que los trabajadores de la salud iban a recibir un pago diferencial extraordinario: se rumoreaba que iba a ser de $30.000, pero resultó en el decreto que cobrarán 4 cuotas de $5.000, no remunerativos y contra la prestación efectiva de servicios; y en caso que se ausente del trabajo en forma parcial o total -justificada- el pago extraordinario se ajustará proporcionalmente, introduciendo en la emergencia una cláusula de presentismo  (productividad). Ese decreto además reconoce que el personal de salud debe trabajar en más de un lugar, dado que el salario no alcanza, estableciendo que el incentivo lo cobrarán sólo por uno de sus empleos. Resulta ahora que los trabajadores de la salud deben hacer una “patriada” con un barbijo y un par de guantes durante todo el día a cambio de las peores condiciones laborales agudizadas por la expansión del virus, con todos los riesgos que ello significa, y con un salario por debajo de la línea de la pobreza.
El sistema sanitario argentino está fragmentado en el sector estatal, que atiende a 3 de cada 10 personas en forma gratuita, las Obras Sociales sindicales, que cubren a los trabajadores registrados con aportes, y el sector privado de prepagas, hospitales, clínicas, sanatorios, laboratorios, otros centros privados y, no olvidarlo, las nefastas ARTs. Estos dos últimos sectores atienden a 7 de cada 10 personas (Iprofesional, 22/03/20). Las estadísticas no distinguen entre las personas atendidas por las Obras Sociales de aquellas atendidas por el sector privado porque de hecho estos sectores se confunden. Hay una razón: en los años 90, las Obras Sociales que ya estaban bajo la égida del Estado burgués a través de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) y otros organismos, fueron desreguladas, proceso que culminó bajo el gobierno de la Alianza que nos depositó en la crisis de 2001. Debería tener más cuidado el actual presidente cuando compara los muertos con las crisis económicas: muchos de los trabajadores que morirán con el pico de la actual pandemia serán en realidad víctimas de las reformas antiobreras que se instrumentaron durante las crisis anteriores. La desregulación de las Obras Sociales permitió que muchas de estas simplemente tercerizaran los servicios de cobertura de salud de los trabajadores de su rama desviando los descuentos de ley a prepagas que surgieron como hongos y luego fueron decantando por la competencia capitalista en el monopolio de los actuales mercaderes de la vida y la muerte como OSDE, Swiss Medical, Medifé, etc, etc. Otras Obras Sociales sindicales se “especializaron” en el rubro, ofreciendo sus servicios a otros sindicatos. Todo esto, sin dejar de mantener una relación espuria con la SSS, que junto con la Ley de Asociaciones Sindicales y la Conciliación Obligatoria se ha convertido en un instrumento de subordinación de las organizaciones de la clase obrera al Estado burgués. Esto sucedió durante el gobierno de Macri, durante los gobiernos anteriores y sucede ahora: la burocracia sindical negocia paz social por fondos frescos que la SSS transfiere a esta capa privilegiada a través de las Obras Sociales. Los fondos que supuestamente deberían destinarse a la salud de los trabajadores son el pago en efectivo de la traición de sus dirigentes por el Estado burgués. Este sistema de salud, llamado “tripartito”, que viene siendo coto de negocios de un puñado de empresas capitalistas (a las que hay que sumar a los laboratorios de medicamentos) y del concubinato del Estado con la burocracia sindical, es el que se enfrenta a la famosa “curva” del COVID-19. De más está decir que la resultante, en palabras del propio Ginés González García, es un sistema sanitario devastado.

La salud del pueblo

Igual que la democracia política, la salud popular en la Argentina fue producto de la lucha y la organización de la única clase progresiva, el proletariado. La salud de los trabajadores sólo fue atendida por los trabajadores mismos a través de las mutuales y cajas de socorros mutuos, germen de los sindicatos. Las Obras Sociales tienen ese mérito, y recordamos esta historia porque lamentablemente hoy muchas organizaciones obreras y de la propia izquierda centrista están totalmente adaptadas a la ideología estatista de la burguesía, que hoy en la crisis se fortalece. La salud pública, que es una ilusión, pasaría por los hospitales estatales, (no tan) gratuitos, que además los últimos años han sufrido también el embate de las políticas del Banco Mundial y su Cobertura Única de Salud (CUS) que propone la intervención directa de los privados en los servicios “rentables” del hospital público. Más que tripartito, el sistema es una maraña en la cual las empresas de la salud se quedan con el negocio y el Estado sostiene los déficits, estatismo a fin de cuentas. No hace falta más que conversar con cualquier enfermera de un hospital estatal para saber cuáles son y cómo se manejan los servicios “privatizados”. En cuanto a las Obras Sociales, como explicábamos más arriba, han sufrido el derrotero de los propios sindicatos bajo la decadencia imperialista, siendo sometidas por el estado burgués y sus formas de poder bonapartistas sui generis. Sin embargo, en medio de la pandemia, la lección de la historia es categórica: sólo a los trabajadores nos interesa nuestra salud y la salud del pueblo pobre en general.
¿Qué significa la salud de la clase obrera para la burguesía? Simplemente parte del valor de la fuerza de trabajo, que debe reproducirse día a día para continuar bajo el yugo de la explotación del capital y su acumulación. Incluso si se “daña” en el propio proceso de producción, como cualquier máquina está cubierta por un seguro (ART). Esto simplemente queda mucho más al descubierto con la descomposición de cualquier idea de Estado de bienestar en los países imperialistas, el antiguo espejo en que se miraban la sub-burguesía nacional y los sectores medios.

Sólo los trabajadores podemos garantizar nuestra salud

La pandemia ha venido a profundizar y acelerar la crisis económica y social y a poner al descubierto un sistema de salud en ruinas. La actual coyuntura de crisis en todo el mundo muestra como los trabajadores de la sanidad, de la industria y los servicios empezamos a organizarnos y luchar por lo que nos han robado hace décadas, como es el caso de las huelgas en Italia, método de la clase obrera para que las patronales no la arrojen como “carne de cañón” a producir en la insalubridad de las fábricas.
En Argentina, la burocracia sindical se votó el aislamiento social, cubriéndole el flanco al gobierno. Luego de la reunión entre nación y sindicatos de la salud quedó demostrado que tanto ATE y Fesprosa como la CTA-A van a ser cómplices de profundizar la precariedad laboral ante la incorporación de residentes del 2º y 3º año al abordaje de la epidemia, la falta de recurso crítico disponible en los hospitales (aunque parece ser un dato novedoso para los burócratas) y definen poner a disposición los hoteles sindicales para subordinarse a la estrategia del gobierno nacional. La UPCN y ATSA también firmaron la paz social, y solo se remiten a elevar notas por falta de insumos al Ministerio de Salud ante la presión de los trabajadores de la sanidad en hospitales designados de referencia para atender pacientes infectados por el COVID-19. La burocracia trata de mostrar la importancia que tiene la “unidad” de los sindicatos con el Estado burgués, con la excusa de la emergencia y la esencialidad del sector, manteniendo así la conciliación de clases como objetivo primordial de salvaguardar las ganancias capitalistas.
Los trabajadores de la salud somos hoy los más expuesto a la pandemia y al plan de Alberto y las patronales. Además de defender nuestra propia vida, debemos defender al conjunto de los trabajadores ya que, con menor personal de atención disponibles por posibles contagios, el sistema sanitario caería aún en peores condiciones, como sucede en España donde casi el 15% de los contagios se dan entre trabajadores de la sanidad. Contra las jornadas extenuantes y la doble o triple jornada de trabajo, debemos pelear por jornadas de 6 hs para las y los trabajadores de la salud, con un salario inicial igual a la canasta básica indexado a la inflación, y por el pase a planta permanente de todos los becarios, contratados, monotributistas, pasantes y residentes. Hay que poner fin a las tercerizadas. No podemos permitir que gobiernos y empresarios de la salud aprovechen la coyuntura para avanzar en la precarización laboral, ¡Que todo trabajador que se incorpore en la emergencia sea contratado con las mismas condiciones que el personal de planta, por un contrato único!
Los trabajadores de la salud necesitamos disponer de todos los insumos necesarios para la asepsia y esterilización de materiales, así como de equipos e insumos. Necesitamos equipos de protección personal (EPP) para todo el personal, teniendo en cuenta que se trata de material descartable y debe estar disponible de formar constante. Cese de actividades hasta que se cumplan las normas de bioseguridad para todo el personal.
Es imperiosa la centralización real de los recursos sanitarios. Al igual que el resto del plan sanitario de Alberto, la coordinación a través del gobierno nacional y sus conferencias con los gobernadores de las provincias y el intendente de la CABA son una farsa y dejan al 70% de la atención del sistema, privado, seguir actuando guiado por el lucro (una pandemia significa grandes negocios para estos burgueses). Sin embargo, la consigna de centralización del sistema bajo el comando del Estado burgués, incluso la estatización de las efectores del sector privado, sigue dejando en manos del comando de nuestros enemigos de clase el problema de la salud de los trabajadores. Lo que está planteado es poner los hospitales, clínicas, sanatorios, grandes cadenas de farmacias y demás centros de atención bajo control de sus trabajadores a través de los sindicatos de la rama (ATSA, la Fesprosa, ATE Salud, UPCN, sindicatos estatales provinciales y municipales). Por supuesto, para ello es necesario recuperar los sindicatos de manos de la burocracia y ampliar sus funciones. El método es la asamblea, la elección de delegados con mandato, los plenarios zonales o municipales, provinciales y un Congreso Nacional de Delegados de Base de la Salud, por supuesto, tomando todas las medias de prevención para evitar los contagios (tal como deben tomarse en los propios hospitales y fábricas donde se continúan las labores). Para esto también necesitamos imponer la jornada de 6hs, que los sindicatos estén abiertos para realizar reuniones de delegados y activistas, y que emitan salvoconductos sindicales para que nuestros delegados puedan circular entre los lugares de trabajo y las sedes de nuestras organizaciones.

Control Obrero versus Reconversión

Existe una preocupación válida entre muchos compañeros y compañeras en relación a la provisión de los EPP y otros insumos y equipamientos médicos, ¿cómo conseguirlos, si no hay stock? Esto se debe a que la producción de estas mercancías y su distribución no escapan a las reglas capitalistas anárquicas que rigen a cualquier mercancía. Los stocks no están o porque no se producen, o porque están escondidos para la especulación o porque fueron destinados a la exportación o al consumo de los sectores burgueses. El caso de los respiradores es paradigmático: fueron los propios distritos provinciales los que comenzaron a pujar por los pocos respiradores que se fabrican en el país. Nuevamente, el Estado nacional tuvo que salir a aparentar cierta organización centralizando a su manera el abastecimiento de los mismos, y al mismo tiempo activando un gran negocio para una multinacional como Toyota que se ofreció para la reconversión de su planta de Zárate, donde propuso armar una línea de montaje de respiradores para sumar a los que se fabrican en Córdoba y a las partidas que serán importadas probablemente de China. ¡Es un gran negocio! En tiempos de restricción de la producción por la cuarentena, pero más aún por la recesión mundial, la industria automotriz está paralizada; la única forma en que puede valorizarse el capital es explotando a la fuerza de trabajo, y Toyota encuentra la manera de realizar esto… ¡a través de la famosa reconversión! En el terreno del mercado mundial, ocurre lo mismo con la competencia entre el capital de los países imperialistas entre sí y con China por poner en funcionamiento determinadas producciones destinadas a los sistemas sanitarios para intentar iniciar una (muy dudosa) recuperación económica a futuro.
Lo más lamentable es que esta idea sea un punto central del programa que nos propone la izquierda centrista organizada en el FIT-U. Dirán que ellos suman a la reconversión el “control obrero”, entendido como un mero control democrático “por la base” de la actividad capitalista. Sin embargo, lo que realmente están proponiendo es una reconversión dentro de los marcos del sistema, sin cuestionar el mando capitalista ni enfrentar al Estado burgués (por eso tampoco quieren enfrentar la cuarentena) ni cuestionar la explotación del sistema del trabajo asalariado. Los revolucionarios, entendiendo el problema de la cadena de suministros del sistema sanitario, levantamos la intervención independiente de la clase obrera, luchando por recuperar nuestros sindicatos industriales y de servicios para que amplíen sus funciones y a través de nuestras organizaciones imponer el control obrero de los laboratorios médicos, las fábricas químicas, textiles, de papel y de equipos médicos, la cadena logística, y demás insumos y equipos que se necesiten para atender la pandemia y sostener la tarea de los trabajadores de la salud. Confiscación de todos los stocks de insumos y equipos y distribución bajo control obrero, donde tendrá un peso preponderante la opinión de los propios trabajadores de la salud.
Debemos decir finalmente que la idea de reconversión es totalmente nacionalista. El control obrero sobre las ramas industriales y de servicios rompe las fronteras nacionales porque la tarea que enfrenta nuestra clase obrera y su vanguardia tiene una naturaleza, como la pandemia y el mercado mundial capitalista, internacional.

El capitalismo mata, hay que matar al capitalismo

Sólo los trabajadores podemos garantizar nuestra salud. Esto no quiere decir que podamos poner en pie un sistema de salud “obrero”, paralelo al Estado capitalista y el sistema de la propiedad privada, eso sería una mera utopía reformista. La salud de la clase obrera no puede garantizarse sin enfrentar las consecuencias de la descomposición capitalista. Siguiendo a Trotsky, “los sindicatos actualmente no pueden ser simplemente los órganos democráticos que eran en la época del capitalismo libre y ya no pueden ser políticamente neutrales, o sea limitarse a servir a las necesidades cotidianas de la clase obrera. Ya no pueden ser anarquistas, es decir que ya no pueden ignorar la influencia decisiva del estado en la vida del pueblo y de las clases. Ya no pueden ser reformistas, porque las condiciones objetivas no dan cabida a ninguna reforma seria y duradera. Los sindicatos de nuestro tiempo pueden servir como herramientas secundarias del capitalismo imperialista para la subordinación y adoctrinamiento de los obreros y para frenar la revolución, o bien convertirse, por el contrario, en las herramientas del movimiento revolucionario del proletariado.”
La salud de nuestra clase no puede sostenerse a través de ningún sistema de salud estatal bajo el capitalismo, porque no tenemos garantizadas las mínimas condiciones de reproducción de nuestra fuerza de trabajo. Conquistar estas condiciones, un salario mínimo igual a la canasta básicas familiar, las condiciones de seguridad e higiene para no morir en las fábricas y en el transporte, una reforma urbana basada en la expropiación de los grandes terratenientes para conquistar viviendas para todos los obreros, imponer las escalas móviles de salario y horas de trabajo contra el desempleo y los despidos, todo eso plantea un programa de transición para la lucha de nuestra clase contra los capitalistas y su Estado. A través de nuestros métodos, los ceses de actividades y paralizaciones para avanzar a la huelga general. Es el camino de la revolución socialista y la instauración de un gobierno obrero, en el que los revolucionarios internacionalistas estamos comprometidos.
El capitalismo mata, hay que matar al capitalismo.

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