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Lunes, 06 Octubre 2025 09:03

Impulsamos la Lista 5 Fuerza Colectiva

Elecciones SUTE Mendoza

Este martes 7 de octubre serán las elecciones a secretariado provincial y seccionales del SUTE, sindicato de trabajadores de la educación de Mendoza, integrante de CTERA. Los docentes de la COR como parte de la Lista Roja, impulsamos la Lista 5 Fuerza Colectiva. Este frente es el resultado de una larga experiencia de conformación de una oposición antiburocrática, fundada en la independencia de clase y la intervención en común en los procesos de lucha en las calles, de los debates en las escuelas y en los plenarios contra las reformas laborales y la motosierra salarial y de ofensiva sobre las condiciones de trabajo que llevó a cabo el peluca Cornejo con la colaboración de la burocracia que dirige el SUTE desde 2022.

 

La Lista Roja junto a las agrupaciones Malva, Tribuna Docente, Cople, Alternativa Docente y compañeras/os independientes, en su mayoría delegados escolares, venimos dando batalla a la burocracia Azul Naranja y Celeste. Desde la Lista Roja aportamos una quincena de candidatos al secretariado provincial y en cuatro seccionales, encabezando en Capital y Las Heras.

 

El Frente Fuerza Colectiva no es un acuerdo electoral, sino el resultado de una experiencia de más de dos años de unidad de acción y de los debates de balance de la experiencia del FURS (frente multicolor que dirigió el SUTE entre 2019 y 2022) que nos permitieron avanzar en una discusión programática y en el ejercicio de una oposición con libertad de tendencias en base a la delimitación política respecto del Estado y los intereses patronales. Con esta cohesión salimos a recorrer cientos de escuelas en la provincia, planteando no sólo las reivindicaciones salariales, de condiciones de trabajo y previsionales del sector. Hicimos hincapié en la necesidad de avanzar en una nueva relación del sindicato con la base, plasmada en una propuesta de reforma del estatuto sindical que ataque la injerencia del Estado en la organización sindical y la democratice, para así recuperar la confianza de los trabajadores en la acción y organización colectiva independiente.

 

En este proceso, la agrupación 9 de abril que integra el PTS, decidió dar un paso al costado. Su planteo de un frente “lo más amplio posible”, sin delimitación de clase alguna, fue el justificativo para acordar con la agrupación ADE, de militancia peronista, y dividir el frente de agrupaciones de izquierda. Entendemos que esta decisión no sólo responde a las diferencias que tenemos respecto al balance autocomplaciente que tiene el PTS de su experiencia en el FURS. Un punto de inflexión fue su decisión partidaria de apoyar “incondicionalmente” a Cristina en su condena y así dirigirse políticamente hacia el kirchnerismo al que validan como aliado frente a la clase trabajadora. Es dentro de esta orientación que se entiende que priorizaran un acuerdo electoral que presentaron como Lista 1 CREO llevando entre sus candidatos a reconocidas militantes y dirigentes del PJ de los departamentos. Llamamos a las y los compañeros que se reivindican de izquierda dentro de ese frente, a sumarse a la construcción de una oposición sindical con independencia de clase e impulsar Fuerza Colectiva.

 

La burocracia peronista entrega en bandeja el SUTE a Cornejo

La burocracia Azul Naranja cerró filas con la vieja Celeste para tratar de retener la conducción del sindicato, en un bloque burocrático que dirige Gustavo Correa, representante de la mesa sindical Kicillof 2027 en Mendoza. La profunda crisis del peronismo mendocino se expresa en la fragmentación de sus tendencias, entre la lista 11 del oficialismo unificado, y por otro lados sus viejos aliados (lista 10 Ámbar Verde, lista 8 Púrpura y la lista 16 Azul y Blanca que contienen incluso a representantes del gobierno provincial).

 

La disputa de estas expresiones burocráticas da cuenta de la profunda crisis del peronismo en Mendoza, y la desesperación por enquistarse en el SUTE como estructura y caja significativa de recursos para financiar su tabla salvavidas de cara al 2027. La abierta colaboración de la burocracia Azul Naranja Celeste con las reformas laborales, la destrucción del salario y las ofensivas antisindicales que impuso Cornejo han generado un enorme descontento en las escuelas, que se ha expresado en una desafiliación significativa desde 2022. Para impedir que ese descontento se exprese en las urnas, la burocracia no solo ha recurrido a sus maniobras habituales de obstaculización del voto y la fiscalización. Ha coronado un largo prontuario de colaboración con el gobierno del peluca Cornejo pactando en sede judicial la limitación extrema de las posibilidades de fiscalización de la oposición, sentando un precedente inédito de aval de una dirigencia sindical a la injerencia abierta de la patronal en la vida sindical.

 

La descomposición del semi estado argentino pudre también a las organizaciones obreras, estatizadas por el peronismo. Este acuerdo de la burocracia de Gustavo Correa con Cornejo, sella un pacto entre la burocracia del 3% para el aparato y el plan motosierra de Cornejo sobre el estatuto, las paritarias y la organización de los trabajadores. Anticipa los enormes desafíos que enfrentaremos los trabajadores ante la debacle de la aventura libertaria a la que se ató el gobierno provincial.

 

La tarea de organizar al activismo que viene haciendo su experiencia en la lucha contra el gobierno de Milei, de Cornejo y la burocracia colaboracionista, sólo la puede asumir una oposición con independencia de clase. Con esa convicción impulsamos el Frente Fuerza Colectiva en estas elecciones, y lo seguiremos fortaleciendo después del 7/10, nucleando compañeros en toda la provincia para estas batallas, hasta echar a la burocracia del SUTE y recuperar todo lo que perdimos. Y es con esta perspectiva que daremos la discusión para generalizar esta experiencia de cara a la disputa por la recuperación de CTERA.

 

Sábado, 04 Octubre 2025 13:48

La descomposición avanza

Estamos presenciando la descomposición del semi Estado argentino, sus instituciones y su forma de dominación. En franca debacle, al gobierno de Milei ahora sólo le queda esperar un salvavidas del imperialismo norteamericano para sobrevivir a una nueva crisis, buscando una alianza gubernamental con Macri para intentar llegar a 2027… una eternidad.

De la “abogada exitosa”, Cristina, al asesor de narcos, Espert, pasando por la estafa Libra y el 3% de Karina, la casta política ha mostrado la podredumbre de un régimen burgués que no puede dar nada a las masas y sólo busca cobrar por sus servicios y garantizarles sus negocios a los verdaderos dueños del capital.

Lo único que tienen para ofrecernos es el voto como medio para supuestamente castigar a los gobernantes de forma pasiva y como “ciudadanos”. Pero en realidad esto es un problema de clase que no se resuelve en las elecciones. Se trata de un antagonismo irreconciliable entre el proletariado y una clase parásita y explotadora como es la burguesía.

Desde que asumió estamos enfrentando a Milei en las calles y en las luchas obreras, pero no es sólo a Milei sino a todos sus cómplices. Ahora que el gobierno entró en crisis muchos intentan bajarse de un barco que se hunde y se quieren hacer los combativos sólo para desviar las luchas y que no tomen un cauce revolucionario. Ahí están el PJ, la burocracia sindical de la CGT, CTAs llamándonos a votar a nuestros verdugos y negociando la reforma laboral. Tenemos que echarlos y tirar por los aires su idea de reconstruir el peronismo, formando oposiciones sindicales revolucionarias con independencia del Estado, libertad de tendencias en su interior y con un programa de transición que ataque a la burguesía en la producción. Imponiendo, por ejemplo, el control obrero de las ramas de la economía y mostrando el poder de nuestra clase. 

No hay salida a esta crisis si no interviene el proletariado de forma independiente con sus métodos y organización. Tenemos que imponer asambleas en los lugares de trabajo, votando paro general para preparar las condiciones de una acción revolucionaria.

Por eso es muy peligrosa la política de confusión que llevan adelante el FIT-U y otros grupos trotskistas de levantar la consigna “luche y vote”, sembrando expectativas en el parlamento. Cada pedazo del régimen que se pudre deja más en evidencia la impotencia de esta política. No hay que seguir la agenda parlamentaria a la que nos quieren llevar, que diluye a nuestra lucha en los pasillos de un Congreso que está discutiendo cuál es el recambio de Milei o cómo disciplinarlo y es totalmente ajeno a las necesidades de los trabajadores.

 

Tirar abajo a Milei se inscribe en una pelea internacional

Nuestra clase, especialmente sectores de la juventud trabajadora, está protagonizando luchas muy importantes en el mundo en contra de los ajustes de los gobiernos de turno y siendo vanguardia en la lucha en contra del genocidio en Gaza. Está volviendo a poner bien en alto los métodos de la clase, por ejemplo, en Italia con la huelga general y la idea de bloquear todo. Vuelven los métodos de ocupaciones, corte de calles y acciones radicalizadas contra los gobiernos que nos quieren llevar a una nueva guerra y ajustan para preparar su economía a una economía de guerra. Milei nos está arrastrando a esta catástrofe de la mano de Trump y Netanyahu. Somos parte de las luchas que se están dando a nivel mundial, debemos reforzar nuestras batallas, tirar abajo a Milei y poner en pie un gobierno obrero.

Sábado, 04 Octubre 2025 12:42

Huelgas y movilizaciones masivas en Europa

En el marco de la profundización de las tendencias a una guerra generalizada, con un genocidio en curso en Palestina, y en medio de una crisis económica, Europa se convierte en un epicentro de la lucha de clases internacional. Si bien hay luchas en todos los continentes, el peso político de la Europa imperialista y sus conexiones con distintas ex colonias y semicolonias en el resto del mundo, hace que su crisis magnifique las tendencias decadentes del imperialismo. Hacemos un recorrido sobre los principales acontecimientos de la semana del 30/9 al 4/10.

Grecia

Los sindicatos griegos convocaron a la huelga el martes 01/10 en contra de la reforma laboral impulsada por el conservador gobierno de Kyriakos Mitsotákis. Entre los principales puntos de la reforma se encuentra la extensión de la jornada laboral a 13 horas y de la semana laboral a 6 días.

Este brutal ataque a las conquistas obreras se viene dando desde hace años, pero con la profundización de la crisis económica, la burguesía aumenta la intensidad de los embates para dejarlo cristalizado en leyes. Grecia ha sido uno de los laboratorios para probar estas reformas, que se plantean en todo el mundo. De hecho, es uno de los mercados laborales más flexibles de Europa. Ya desde julio de 2024, los trabajadores de la industria, el comercio minorista, la agricultura y algunos servicios están obligados a trabajar seis días a la semana si su empleador lo exige. La jornada laboral de 13 horas también debería ser voluntaria, asegura la ministra de Trabajo, pero ya sabemos de la “libertad” que nos ofrece el capitalismo para elegir entre aumentar la intensidad de nuestra explotación o morir de hambre.

Otro elemento que impulsa las luchas es la reivindicación de justicia por la masacre Ferroviaria de Tempe, donde murieron 57 personas, el 28 de febrero de 2023. El choque de trenes es la expresión de la decadencia de la infraestructura y de las condiciones de trabajo producto de los brutales ajustes orquestados por el FMI, el BCE y la Comisión Europea que comenzó a implementar el gobierno de Syriza, en su momento considerado por el centrismo trotskista como un “gobierno de trabajadores” o “de izquierda”, y que se siguen profundizando al día de hoy.  

A este malestar social se suman las acciones obreras contra el genocidio en Gaza, especialmente los bloqueos en el puerto del Pireo, pero también en todo el país, acompañado de enormes movilizaciones. Mitsotákis es uno de los principales aliados de Netanyahu en Europa, con lo cual luchar contra el genocidio implica enfrentar a su gobierno. La clase obrera griega juega un papel importante en la tarea de la lucha contra el genocidio, considerando que la única salida progresiva será de la mano de una dirección obrera y socialista.

 

Francia

En el marco de las jornadas de protesta organizadas contra el ajuste de Emmanuel Macron y compañía, el 02/10 se realizó una nueva jornada de huelga convocada por la intersindical, con más de 250 movilizaciones en todo el país. Sin duda, tanto el gobierno como la burocracia intentan canalizar el descontento a través de los marcos institucionales y apelan a negociaciones para imponer el ajuste a la clase obrera. La principal preocupación de la burguesía imperialista francesa es la explosión social.

Los sectores de izquierda que intervienen en las luchas sindicales denunciaron a la burocracia por convocar a jornadas de huelgas aisladas, para descomprimir y así enfriar los ánimos, evitando desarrollar un plan de lucha más radicalizado. Por eso insistimos en la imperiosa necesidad de construir una minoría revolucionario en el movimiento de lucha y, principalmente, en los sindicatos para organizar a la vanguardia alrededor de un programa de transición que no sólo desorganice la economía burguesa, sino que avance en organizar las fuerzas del proletariado para dirigir.

Italia

Luego de la imponente huelga del 22 de septiembre, en la que toda Italia fue escenario de huelgas y movilizaciones en solidaridad con Palestina y contra el gobierno de Giorgia Meloni, el pasado 3/10 hubo una nueva jornada de huelga masiva a la que se agregó el pedido de liberación de los tripulantes de la Global Sumud Flotilla. Así como el gobierno griego, Meloni es otro de los apoyos políticos del imperialismo yanki y su enclave israelí y es cómplice del genocidio. Tal como sucede en los países vecinos, el gobierno está desplegando planes de ajuste y ataques directos contra la clase obrera.

Es notable el desarrollo del activismo sindical desde las federaciones que organizan al llamado sindicalismo de base, de décadas de tradición en Italia (USB, SI-COBAS,CUB, entre otras organizaciones), que cuestionan a la burocracia de la central propatronal de la UIL y, principalmente, de la conciliadora CGIL imponiendo acciones que van más allá de sus planes. El desafío es empezar a forjar una dirección revolucionaria a partir del activismo obrero que está surgiendo. A las propuestas de coordinación de los distintos sindicatos de base podemos sumar la pelear por imponer un Congreso de delegados de base con mandato para ir a una Central Única y sindicatos únicos por rama para superar las divisiones que quiere imponer la burocracia y disputarle la dirección de forma unificada.

 

La necesidad de partido revolucionario

Estas luchas de las que venimos dando cuenta, que sólo son algunas de las que se desarrollan a lo largo y ancho el continente europeo, expresan que la fuerza de la clase obrera se está haciendo notar. El siguiente paso pasa por superar las reivindicaciones meramente sindicales o democráticas, sin duda contenidas en el programa, para desarrollar un programa de transición para que la clase obrera empiece a tomar en sus manos las tareas preparatorias para su dictadura de clase, que burlará las fronteras nacionales y se desplegará internacionalmente para darle forma en una Federación de Repúblicas Socialistas de Europa. En ese sentido, planteamos la necesidad de establecer la injerencia del Estado obrero en la sociedad capitalista. Creemos que la construcción de un partido revolucionario, como sección de la IV Internacional, se debe realizar a partir de estos núcleos de vanguardia obrera que se desarrollen en la pelea por este programa en los lugares de trabajo.

Ante la magnitud de la crisis y la aceleración de los preparativos guerreristas, conscientes de las consecuencias que esto implica para nuestra clase, se torna urgente el llamado a una Conferencia Internacional hacia las corrientes que aún levantan la necesidad de la dictadura del proletariado y por la reconstrucción de la IV Internacional.

Hagamos una gran campaña con acciones y movilizaciones, como se están haciendo en todo el mundo, para la liberación de los detenidos y para derrotar al imperialismo y su enclave en Medio Oriente.

Detengamos el genocidio con las fuerzas de nuestra clase

El 2 de octubre la flotilla que viajaba con ayuda humanitaria para Gaza fue interceptada por el ejército israelí y fueron detenidos todos los tripulantes, activistas y dirigentes políticos de distintos puntos de planeta que eran parte de la solidaridad internacional de un movimiento de masas que pelea en contra del genocidio de los palestinos.

Esta acción de llevar ayuda humanitaria se suma a las manifestaciones en las principales ciudades del mundo contra el genocidio, donde se han intensificado las acciones contra las empresas de armamentos y el envío de cargamentos militares. Un rol destacado lo vienen jugando los portuarios. Durante el último mes los portuarios del mediterráneo han bloqueado el transporte de armamentos en Fos-sur-Mer (Francia), en Génova (Italia) y en El Pireo (Grecia), que se suman a otras acciones de portuarios en Alemania, Suecia, Chile, Sudáfrica, etc. Estas luchas coinciden con peleas reivindicativas y procesos de organización sindical y accionan contra la voluntad de las burocracias sindicales. En los últimos días ha irrumpido el proletariado italiano con dos huelgas generales que paralizaron en país en defensa del pueblo palestino.

Una pequeña muestra de que la clase obrera internacional es la fuerza capaz detener el genocidio. Se vuelve urgente la construcción de una dirección revolucionaria internacional, que oriente nuestras fuerzas hacia la destrucción del enclave israelí, el enfrentamiento con las burguesías regionales y la lucha por una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente y el Magreb.

En Argentina tenemos que imponer una huelga general para derrotar a Milei, aliado de Trump y Netanyahu, sumándonos al proletariado mundial que comienza a cuestionar la política guerrerista del imperialismo y a enfrentar a sus gobiernos de turno que nos están llevando a una nueva guerra.

Debates internacionales

 

Presentamos un artículo redactado por, Pecora Rossa, un camarada trotskista de Nápoles, con quien hemos comenzado discusiones en la perspectiva de acercar posiciones programáticas en la lucha por la reconstrucción de la IV Internacional.

Ver nota en italiano

 

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¡El movimiento por Palestina supera las barreras de las burocracias sindicales!

¡Poderosas manifestaciones de trabajadores y estudiantes en toda Italia!

El reaccionario gobierno de la derecha italiana, liderado por Giorgia Meloni (admiradora, correspondida, de Trump y Milei), lleva tiempo mostrando el duro y feroz rostro de un régimen represivo que va desde los decretos de seguridad hasta los antiinmigración, desde el ataque al derecho de huelga hasta el apoyo político, económico y militar al ilegítimo Estado terrorista de Israel. Y es aquí donde el sindicalismo italiano, especialmente la CGIL, tendría la oportunidad de desempeñar un papel protagonista en la oposición al gobierno de los patrones y los banqueros, y al genocidio, un papel para el que, como siempre, parece no estar a la altura.

Porque, a pesar de todas las amenazas, los insultos, las convocatorias a servicio de huelguistas y las medidas represivas de Meloni, Salvini y los demás secuaces del Gobierno, la movilización sigue creciendo y la jornada de huelga y movilización por Gaza (en la que, precisamente, la CGIL estuvo ausente) del 22 de septiembre nos ha ofrecido un clara demostración.

 

Todas las ciudades en pie de guerra por Palestina

La huelga general, convocada por los sindicatos de base, que se une a la realidad palestina en movilización permanente, contó con manifestaciones y acciones en más de 80 ciudades italianas, la interrupción de los servicios en varios sectores, entre ellos las escuelas, las universidades y el transporte. Se calcula que prácticamente un millón de personas bloquearon plazas y autopistas, puertos y estaciones, en una jornada que marcó un cambio de tendencia con respecto a la desmoralización de los últimos años. Y otra señal muy importante fue la solidaridad de aquellos ciudadanos que, a pesar de los inconvenientes causadas por los atascos en las carreteras cercanas a los bloqueos, aplaudieron a los manifestantes e incluso levantaron carteles improvisados para expresar su solidaridad con ellos y con los martirizados habitantes de Gaza y Cisjordania. Como contrapeso a esta aprobación, la clase política patronal y prosionista de siempre, con sus medios de comunicación del régimen, tuvo que centrarse en la autodefensa de los manifestantes frente a las porras, los gases lacrimógenos y los hidrantes de las fuerzas del orden, como en la estación de Milán o en la circunvalación de Bolonia.

Así, las declaraciones de los políticos y los titulares de los periódicos y los telediarios creyeron, estúpidamente, que podían restar importancia a las gigantescas manifestaciones de Roma (100.000 personas, circunvalación bloqueada también allí y facultad de Letras de la Sapienza ocupada), las mismas manifestaciones impresionantes de Milán y Bolonia, las de Nápoles, Pisa y Turín (con la ocupación de las vías en las estaciones centrales), los bloqueos de carreteras en Florencia, Cagliari, Bari y Palermo. Aún más significativos fueron los bloqueos en los puertos, a menudo protagonizados por los propios trabajadores portuarios, por los que transitan los barcos de la muerte cargados de armamento y tecnología militar para el genocidio sionista. Bloqueos, algunos de los cuales duraron más de un día, que afectaron tanto a la ruta del Tirreno (Génova, Livorno, Salerno) como a la del Adriático (Venecia, Rávena, Ancona, Tarento). El transporte público se detuvo, en diferentes franjas horarias, prácticamente en todas partes. En algunos casos, incluso los taxis, los teatros y los comercios se sumaron a la jornada de movilización. Por supuesto, estuvieron presentes muchos trabajadores de la sanidad, con el lema autoorganizado «Sanitari per Gaza» (Sanitarios por Gaza), y muchos docentes, que a menudo acudieron a la plaza con sus alumnos.

 

Sobre el papel de la CGIL y las banderas de la paz de Landini: timidez y ambigüedad sobre el holocausto de los palestinos

Pero pasemos ahora a las notas dolorosas: la ausencia y la completa irrelevancia de la que, en números, es la mayor organización de la clase obrera, sin duda la mayor organización sindical italiana, la CGIL. Una irrelevancia fruto de una historia reciente salpicada de errores más graves de lo habitual.

Como buen burócrata, oportunista y reformista, su secretario, Maurizio Landini, en nombre de las instituciones democráticas, acudió al último Congreso de la CGIL (2023) para invitar a la primera ministra, que entretanto ya había comenzado su labor de masacre social, a pronunciar un discurso ante la audiencia del congreso. Meloni no dejó pasar la oportunidad de hablar de unidad nacional y paz social, del bien de la «nación» y del espíritu de comunión, entre el silencio atónito de la mayoría de la CGIL y los himnos partisanos de la minoría de ese sindicato, que, sin embargo, no encontró nada mejor que hacer que cantar el «bella ciao». No hubo ninguna protesta real organizada ni en el Congreso (que simplemente había que bloquear para impedir que interviniera una verdugo de los trabajadores) ni en los lugares de trabajo. Obviamente, al día siguiente de esa cita, la mayoría del Gobierno volvió a golpear con sus medidas legislativas a la clase trabajadora.

La elección de Trump y la política de aranceles con la que ha intensificado la guerra comercial contra el mundo entero ha sembrado el pánico entre los gobernantes burgueses y esa izquierda reformista que «no la vio venir» (al igual que gran parte de la izquierda centrista no vio venir la guerra, cuya posibilidad se negó hasta el último momento).

Aún más grave es la actitud que la CGIL sigue manteniendo ante el genocidio en Palestina. Algunas declaraciones televisivas, unas horas de huelga con miserables piquetes que no tienen nada que ver con el movimiento pro Gaza y alguna bandera de la paz descolorida junto a la palestina. Eso es todo. Pero un sindicato con 5 millones de afiliados tendría el deber de movilizar a sus trabajadores contra el exterminio de más de 70.000 civiles (de los cuales más de la mitad son mujeres y menores) a manos del ocupante sionista (el enclave imperialista de Israel) de todas las formas posibles, bloqueando el tráfico de armas y el comercio tout court con un Estado genocida (que por su crueldad es en todo comparable a la Alemania nazi), e incluso bloqueando la producción, recurriendo a una huelga política seria y prolongada, tan justificada como nunca.

Nunca se han escatimado críticas a los sindicatos de base, a menudo burocráticos y sectarios, pero no hay ni una sola sigla del sindicalismo de base que no haya puesto en marcha iniciativas de lucha contra el sistema político, mediático e industrial cómplice de los sionistas asesinos. Los trabajadores de la CGIL solo tienen una forma de recuperar el terreno perdido: luchar sin descanso contra su propia dirección, desobedecer sus instrucciones contratias a la convocatoria de huelgas y la participación en ellas, aprovechar la ocasión de estos días de indignación general para abandonar definitivamente la alianza orgánica con la UIL y con el sindicato carnero progubernamental (y propatronal) de la CISL (ambos reacios a proclamar ni siquiera una hora de huelga por las masacres, el hambre, la destrucción y la ocupación de Palestina), aprovechando la participación de la mayoría de los sindicatos autónomos y de base para intentar aliarse con ellos en la construcción de plataformas de trabajo combativo.

 

Entre rivalidades y límites, los sindicatos de base toman la escena

Hay que reconocer, en cambio, que esos sindicatos de base, USB, CUB, SGB, AdL y SI Cobas, han puesto todo su corazón en superar el obstáculo (el obstáculo, en primer lugar, de sus divisiones y rivalidades). Hay que reconocer que han comprendido la urgencia y la gravedad del momento y se han esforzado para que no se produjera el habitual momento ritual en la plaza que habría decepcionado las expectativas de una enorme masa de palestinos de Italia, estudiantes y trabajadores, propios y ajenos.

Ya hemos hablado de los métodos de lucha. Por lo demás, la plataforma política era clara y ya estaba contenida en el nombre de la movilización: ¡BLOQUEEMOS TODO! Un llamamiento que partió del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (Collettivo Autonomo Lavoratori Portuali, CALP) de Génova, que luego dio la vuelta a Italia y llegó a las plazas el 22 de septiembre. Bloquear toda actividad para: aislar a Israel; dejar de alimentar a sus asesinos de las IDF (Israel Defense Forces, Fuerzas de Defensa de Israel); defender a la Flotilla Global Sumud y a la Coalición Flotilla de la Libertad, las embarcaciones de voluntarios internacionales que navegan contra el atroz asedio de las costas palestinas; romper toda relación comercial, diplomática y de colaboración de cualquier tipo con un Estado ocupante que ha utilizado todas las formas de matanzas y terrorismo (bombardeando escuelas, hospitales y ambulancias, matando a trabajadores humanitarios y periodistas, quemando vivas a familias en las tiendas de los campos de refugiados, desplazando diariamente, matando de hambre y sed a toda la población y utilizando francotiradores contra los palestinos que hacen cola para recibir comida, favoreciendo la propagación de epidemias, y la lista podría continuar durante mucho tiempo).

Pero el mérito de haber permitido la existencia de un movimiento que ahora es mundial recae sin duda en la heroica Resistencia palestina, que tras dos años de abusos de todo tipo sigue muy viva, y en todo ese pueblo, que se ha convertido en la expresión de la adopción de la cuestión de una guerra de clases declarada al proletariado internacional por el imperialismo y por ese sistema capitalista que ahora no es más que barbarie.

 

Las izquierdas reformistas y centristas a remolque de uno u otro bando

¿Y las organizaciones políticas de izquierda? Lamentablemente, el panorama desde este punto de vista es desalentador.

Las izquierdas reformistas, ahora huérfanas de un cuerpo militante, están históricamente vinculadas a la mayoría de la CGIL y son incapaces de plantear cualquier discurso serio de oposición en su seno. La excepción es Potere al Popolo, tanto porque tiene un pequeño cuerpo militante como porque está orgánicamente vinculada al sindicato de base USB, pero también en este caso se trata de un pequeño partido que solo constituye un vagón del tren. La naturaleza reformista de esta fuerza política y aquella burocrática y vétero-estalinista de esa fuerza sindical impiden cualquier posibilidad de llevar adelante un programa revolucionario dentro de sus filas, ni siquiera en objetivos simples. Además, las izquierdas reformistas, en Italia como en todas partes, siguen vinculadas al fantasma de Fatah, que hoy en día ya no expresa una realidad que lucha por la liberación de Palestina, sino solo una autoridad estatal inerme, corrupta y colaboracionista con el ocupante.

Las izquierdas centristas no gozan de mejor salud. Ya sea que su matriz ideológica sea bordiguista o se autodenomine trotskista, muchas de ellas producen discursos en algunos casos sectarios y minoritarios y en otros, por el contrario, abstractos y esclerotizados, tanto sobre la intervención sindical como sobre la cuestión palestina. En cuanto a lo primero, se va desde la exaltación de los pequeños sindicatos duros y puros (que luego no son tan puros), con unas pocas decenas de miles o, como mucho, unos cientos de miles de trabajadores, hasta la intervención exclusivamente dentro del cadáver de la CGIL. Con la opción número uno se corre el riesgo de tener un papel importante en las plazas, como hemos visto, pero irrelevante en los lugares de trabajo, con la opción número dos se corre el riesgo de lo contrario. Los diversos grupos italianos que se remiten al trotskismo prefieren, en cualquier caso, este segundo tipo de intervención sindical, dentro del único sindicato realmente de masas, aunque en declive, y en particular en sus minorías de izquierda. Es una elección que sin duda sigue la práctica leninista, pero hay que tener en cuenta que tanto Lenin como Trotsky siempre invitaron a no seguir recetas y dogmas, sino a analizar la realidad concreta y extraer de ella el método más funcional para la lucha de clases efectiva. Ahora bien, que las plazas de la CGIL estén cada vez más vacías y que el intento de salir del paso con cuatro horas de huelga tres días antes de la de los sindicatos de base haya fracasado son hechos, el problema es que cuando han movido algo la cosa ha ido aún peor (ver Foto).

La pancarta exhibida por los metalúrgicos de la CGIL (FIOM) de Génova, que se considera una de los sectores más combativos de ese sindicato, fue una vergüenza absoluta, además de una completa idiotez. En primer lugar, porque Israel ES el imperialismo, es una entidad colonial cuyas estructuras organizativas, sociales y políticas son funcionales para el mantenimiento de la ocupación de esa tierra. Israel no es un Estado, sino un enclave de ocupación, por tanto no tiene clases nacionales, ni burguesía ni proletariado. Por lo tanto, no hay fuerza progresista en Israel que no esté involucrada en la ocupación, incluida su clase trabajadora, parte del proyecto colonial (y el genocidio). La Histadrut, el principal y histórico sindicato israelí, de matriz laborista, contiene la segregación racial como elemento fundamental de su existencia. Es decir, excluye sic et simpliciter a los trabajadores árabes por motivos étnicos, simplemente porque Israel se basa en la segregación o no es. Además, dado el amplio recurso a los reservistas por parte del sanguinario ejército israelí, es probable que muchos de esos trabajadores a los que se hace referencia de manera simplista, repitiendo fórmulas de manera abstracta, hayan participado casi todos en las diversas masacres de Gaza y tengan las manos manchadas de sangre como todos los demás. Los únicos aliados que tienen los palestinos dentro del enclave sionista, así como fuera de él, son los judíos antisionistas, es decir, aquellos que reniegan del Estado de Israel como máquina de muerte y opresión vinculada al imperialismo estadounidense y europeo. Todo esto parece no ser tenido demasiado en cuenta por la CGIL, que de hecho defiende la perspectiva de los dos Estados, y por aquellos bordiguistas o autodenominados trotskistas, a quienes a menudo no pertenece esa perspectiva, pero que liberan a ese sindicato de esa enorme responsabilidad.

 

Por una intervención sindical antiburocrática y revolucionaria

Una vez más, el 22 de septiembre, los trabajadores y las trabajadoras demostraron ser una fuerza sin igual. En un período de decadencia del bárbaro sistema capitalista desde todos los puntos de vista, es necesario impulsar aún más a la clase trabajadora y a sus vanguardias. Es cierto que la represión seguirá creciendo momento a momento, pero también crecerá toda forma de lucha contra las injusticias, de las que el genocidio en el enclave imperialista de Israel se erige en este momento como símbolo absoluto.

Pero es necesario que las fuerzas combativas de la clase proletaria dejen de luchar entre sí y se concentren en el enemigo. En la CGIL corremos el riesgo de encontrarnos ante una oposición interna puramente simbólica, desarrollada más en el papel que en las luchas reales, que serán las únicas capaces de cuestionar la línea de los dirigentes burocráticos. La voluntad, por ejemplo, de no apoyar realmente y propagar entre los trabajadores las huelgas del sindicalismo de base, con plataformas más avanzadas, es un defecto evidente en la estrategia que hace que esta forma de oposición sea funcional a la acción de las cúpulas, cuando no directamente un apéndice de ellas.

Pero los problemas de burocratización no eximen al sindicalismo de base, que, aunque en los últimos años ha dado pasos adelante, por ejemplo, proclamando huelgas unitarias (al menos en sus intenciones) y promoviendo jornadas como la del 22, sigue anclado en lógicas autorreferenciales, necesarias para mantener el control sobre sus afiliados. La mayoría de las huelgas siguen estando separadas y son objeto de boicots mutuos, que se suman a los de las huelgas de la CGIL. Para los militantes comunistas revolucionarios serios, la alternativa entre la intervención en la CGIL y la intervención en los sindicatos de base es estéril. La única solución es la construcción de una tendencia intersindical que promueva la unidad de los trabajadores combativos y antiburocráticos en la CGIL, en los sindicatos de base o incluso en los que carecen de representación sindical.

Luchamos por la formación de una corriente sindical clasista que rechace la conciliación como método, reúna a los elementos más combativos presentes en las distintas organizaciones sindicales y dé su contribución fundamental al enfrentamiento de clases, hasta la derrota de la patronal, del imperialismo y de sus Estados títeres como Israel.

 

Al lado de la Resistencia palestina y por una salida internacionalista y revolucionaria a la ocupación sionista/imperialista en Palestina

Yendo al meollo de la cuestión, el repugnante genocidio en Palestina, es necesaria una respuesta tan radical como la crueldad sionista. La masacre que está teniendo lugar en la Franja de Gaza por parte del Estado terrorista de Israel supone un salto cualitativo en la política de ocupación y limpieza étnica llevada a cabo desde 1948. La acción de las organizaciones palestinas de la Resistencia el 7 de octubre fue un golpe no sólo a Israel, sino a todo el imperialismo occidental en la región. Los marxistas revolucionarios defendemos el derecho de los oprimidos a defenderse con los medios a su alcance. El apoyo a la resistencia palestina, a menudo ausente en la izquierda centrista, e incluso a veces en algunas corrientes de inspiración trotskista, no nos impide recordar que la victoria del pueblo palestino depende de la transformación del conflicto actual en una revolución que conquiste una Palestina laica y socialista. Y dado que la política de guerra sionista corre cada vez más el riesgo de convertirse en un conflicto regional, y en parte ya lo es, con ataques en el Líbano, Yemen, Irak, Siria, Irán y Qatar, la perspectiva revolucionaria abarca hoy más que nunca todo Oriente Medio, hasta el norte de África.

 

  • Alto al genocidio en Gaza, a los asentamientos en Cisjordania, a la segregación de los árabes en la Palestina ocupada (Israel);
  • Cancelación inmediata y definitiva de cualquier relación de cualquier naturaleza con el enclave imperialista del Estado sionista terrorista;
  • Al lado de la resistencia palestina y de su heroica y secular batalla;
  • No confiar en el imperialismo occidental (incluida la ONU), cómplice de las masacres, ni en las clases dirigentes árabes, corruptas e impotentes. Por la derrota del sionismo y del imperialismo y la movilización de las masas árabes contra sus gobiernos reaccionarios;
  • Ninguna fuerza internacional ocupando territorio palestino;
  • Por el regreso de todos los refugiados palestinos obligados a la diáspora desde 1948 hasta hoy;
  • Por la destrucción del Estado sionista y por los derechos democráticos del pueblo judío en Palestina como minoría nacional;
  • Por una Palestina unida, laica y socialista en una federación socialista de Oriente Medio y el norte de África;
  • ¡Palestina libre desde el río Jordán hasta el mar!

 

 

Pecora Rossa

 

Dibattiti internazionali

Presentiamo un articolo scritto da Pecora Rossa, compagno trotskista di Napoli, con il quale abbiamo avviato un confronto nella prospettiva di avvicinare le posizioni programmatiche nella lotta per la ricostruzione della IV Internazionale.

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Il movimento per la Palestina supera gli steccati delle burocrazie sindacali! Poderose manifestazioni di lavoratori e studenti in tutta Italia!

Il reazionario governo della destra italiana, guidato da Giorgia Meloni (ammiratrice, contraccambiata, di Trump e Milei), sta mostrando da tempo il volto duro e feroce di un regime repressivo che va dai decreti sicurezza a quelli anti-immigrazione, dall’attacco al diritto di sciopero al sostegno politico, economico e militare all’illegittimo Stato terrorista di Israele. Ed è qui che il sindacato italiano, soprattutto la CGIL, avrebbe l’occasione di rivestire un ruolo da protagonista nell’opposizione al governo dei padroni e dei banchieri, e del genocidio, un ruolo di cui sembra come sempre non essere affatto all’altezza.

Perché nonostante tutte le minacce, le ingiurie, le precettazioni e i provvedimenti repressivi di Meloni, Salvini e gli altri sgherri di governo, la mobilitazione continua a crescere e la giornata di sciopero e mobilitazione per Gaza (in cui appunto la CGIL era assente) del 22 settembre ne ha offerto una plastica dimostrazione.

 

Tutte le città in campo per la Palestina

Lo sciopero generale, indetto da sindacati di base, unitisi alle realtà palestinesi in mobilitazione permanente, ha visto manifestazioni e azioni in oltre 80 città italiane, l’interruzione dei servizi in diversi settori, tra cui scuola, università e trasporti. Si calcola che praticamente un milione di persone abbia bloccato piazze e autostrade, porti e stazioni, una giornata che ha segnato il passo di un’inversione di tendenza rispetto alla demoralizzazione degli ultimi anni. E un altro segnale importantissimo è stata la solidarietà di quei cittadini che nonostante i disagi degli incolonnamenti sulle strade in prossimità dei blocchi hanno applaudito i manifestanti e addirittura sollevato improvvisati cartelli per esprimere vicinanza, a loro e ai martoriati abitanti di Gaza e Cisgiordania. Da contrappeso a tale approvazione la solita classe politica padronale e filosionista con i suoi media di regime che ha dovuto concentrarsi sull’autodifesa dei manifestanti dai manganelli, i lacrimogeni e gli idranti delle forze dell’ordine, come alla stazione di Milano o sulla tangenziale di Bologna.

Così le dichiarazioni dei politicanti e i titoli di giornali e telegiornali hanno creduto, stupidamente, di far passare in secondo piano gli oceanici cortei di Roma (100.000 persone, tangenziale bloccata anche lì e facoltà di Lettere alla Sapienza occupata), le stesse imponenti manifestazioni di Milano e Bologna, quelle di Napoli, Pisa e Torino (con l’occupazione dei binari nelle stazioni centrali), i blocchi stradali a Firenze, Cagliari, Bari, Palermo. Ancora più significativi i blocchi ai porti, con spesso protagonisti gli stessi lavoratori portuali, da cui transitano le navi della morte cariche di armamenti e tecnologie militari per il genocidio sionista. Blocchi, alcuni durati oltre la singola giornata, che hanno riguardato sia la rotta tirrenica (Genova, Livorno, Salerno) che quella adriatica (Venezia, Ravenna, Ancona, Taranto). Il trasporto pubblico si è fermato, con diverse fasce orarie, praticamente ovunque. Alla giornata di mobilitazione hanno aderito, in alcuni casi, perfino taxi, teatri ed esercizi commerciali. Naturalmente presenti molti lavoratori della sanità, con la sigla autorganizzata “Sanitari per Gaza”, e molti docenti, spesso arrivati in piazza con i propri studenti.

 

Sul ruolo della CGIL e le bandiere della pace di Landini: timidezze e ambiguità sull’olocausto dei palestinesi

Ma veniamo ora alle dolenti note: l’assenza e la completa irrilevanza di quella che nei numeri è la più grande organizzazione della classe operaia, di sicuro il maggiore sindacato italiano, la CGIL. Un’irrilevanza figlia di una storia recente costellata da errori più gravi del solito.

Da bravo burocrate, opportunista e riformista, il suo segretario, Maurizio Landini, in nome delle istituzioni democratiche, è arrivato all’ultimo Congresso CGIL (2023) a invitare la premier, che nel frattempo aveva già iniziato la propria opera di massacro sociale, a tenere un discorso alla platea congressuale. Meloni non si è lasciata sfuggire l’occasione di parlare di unità nazionale e pace sociale, di bene della “nazione” e spirito di condivisione, tra il silenzio attonito della maggioranza CGIL e gli inni partigiani della minoranza di quel sindacato, che però non ha trovato di meglio che cantare “bella ciao”. Nessuna protesta reale organizzata né al Congresso (che andava semplicemente bloccato per impedire a un’aguzzina dei lavoratori di intervenire) né nei luoghi di lavoro. Ovviamente dal giorno successivo a quell’appuntamento la maggioranza di governo ha ricominciato a bastonare coi propri provvedimenti legislativi la classe lavoratrice.

L’elezione di Trump e la politica dei dazi con la quale ha intensificato la guerra commerciale contro il mondo intero ha gettato nel panico i governanti borghesi e quella sinistra riformista che “non l’ha vista arrivare” (così come gran parte della sinistra centrista non aveva visto arrivare la guerra guerreggiata, la cui possibilità era stata negata fino all’ultimo).

Ancora più grave è il comportamento che la CGIL continua a tenere nei confronti del genocidio in Palestina. Qualche dichiarazione televisiva, qualche ora di sciopero con miseri presidi per nulla collegati al movimento pro Gaza e qualche sbiadita bandiera della pace accanto a quella palestinese. Tutto qui. Ma un sindacato con 5 milioni di iscritti avrebbe il dovere di mobilitare i propri lavoratori contro lo sterminio di oltre 70.000 civili (di cui più della metà sono donne e minori) ad opera dell’occupante sionista (l’enclave imperialista d’Israele) in tutti i modi possibili, bloccando il traffico d’armi e quello commerciale tout court con uno Stato genocida (che per la sua spietatezza è in tutto e per tutto equiparabile alla Germania nazista), e finanche bloccando la produzione, ricorrendo ad uno sciopero politico serio e prolungato quanto mai giustificato.

Non si è mai lesinato critiche ai sindacati di base, spesso e volentieri burocratici e settari, ma non c’è una sola sigla del sindacalismo di base che non ha messo in campo iniziative di lotta contro il sistema politico, mediatico e industriale complici dei sionisti assassini. I lavoratori CGIL hanno un solo modo per riconquistare il terreno perduto: combattere senza sosta contro la propria dirigenza, disattendere le sue istruzioni nell’indizione degli scioperi e la partecipazione ad essi, cogliere l’occasione di queste giornate  di indignazione generale per abbandonare definitivamente l’alleanza organica con la UIL e con il sindacato crumiro filogovernativo (e filopadronale) della CISL (entrambi indisponibili a proclamare anche una sola ora di sciopero per i massacri, l’affamamento, la distruzione, l’occupazione della Palestina), cogliendo l’occasione della partecipazione della maggioranza delle sigle sindacali autonome e di base per cercare di far sponda con loro nella costruzione di piattaforme di lavoro conflittuale.

 

Tra competizioni e limiti, i sindacati di base si prendono la scena

Bisogna dare invece atto a quei sindacati di base, Usb, Cub, Sgb, AdL e SI Cobas, di aver gettato il cuore oltre l’ostacolo (l’ostacolo in primo luogo delle loro divisioni e rivalità). Di aver capito l’urgenza e la gravità del momento ed essersi spesi perché non ci fosse il solito momento di piazza rituale che avrebbe deluso le aspettative di una enorme massa di palestinesi d’Italia, studenti e lavoratori, propri e non propri.

Dei metodi di lotta abbiam detto. Del resto, la piattaforma politica era chiara e già racchiusa nel nome della mobilitazione: BLOCCHIAMO TUTTO! Un appello partito dal Collettivo Autonomo Lavoratori Portuali (CALP) di Genova che ha fatto poi il giro d’Italia ed è approdato nelle piazze del 22 settembre. Bloccare ogni attività per: isolare Israele; smettere di foraggiare i suoi assassini dell’IDF; ergersi a difesa della Global Sumud Flotilla e della Freedom Flotilla Coalition, le imbarcazioni di volontari internazionali in navigazione contro l’atroce assedio delle coste palestinesi; rompere ogni relazione commerciale, diplomatica e collaborativa di ogni tipo con uno Stato occupante che ha utilizzato ogni forma di stragi e terrorismo (bombardando scuole, ospedali e ambulanze, uccidendo operatori umanitari e giornalisti, bruciando vive famiglie nelle tende dei campi profughi, sfollando quotidianamente, affamando e assetando l’intera popolazione e utilizzando cecchini contro i palestinesi in fila per il cibo, favorendo il diffondersi di epidemie e l’elenco potrebbe continuare a lungo).

Ma il merito di aver consentito l’esistenza di un movimento ormai mondiale va sicuramente all’eroica Resistenza palestinese, che dopo due anni di soprusi di ogni tipo è ancora ben viva, e a quell’intero popolo, diventato espressione di una presa in carico della questione di una guerra di classe dichiarata al proletariato internazionale dall’imperialismo e da quel sistema capitalista che è ormai solo barbarie.

 

Sinistre riformiste e centriste al traino dell’una o dell’altra parte

E le organizzazioni politiche della sinistra? Purtroppo il quadro da questo punto di vista è sconfortante.

Le sinistre riformiste, ormai orfane di un corpo militante, sono storicamente legate alla maggioranza CGIL e incapaci di metter in piedi qualsiasi discorso serio di opposizione al suo interno. Fa eccezione Potere al Popolo, sia perché un piccolissimo corpo militante ce l’ha sia perché è organicamente legata al sindacato di base Usb ma anche in questo caso si tratta di un partitino che costituisce solo un vagone del treno. La natura riformista di questa forza politica e quella burocratica vetero-stalinista di questa forza sindacale impediscono qualsiasi possibilità di portare avanti un programma rivoluzionario all’interno dei loro ranghi, neanche sui singoli obiettivi. Inoltre, le sinistre riformiste, in Italia come ovunque, sono rimaste legate al fantasma di Fatah, che oggi non esprime più una realtà che lotta per la liberazione della Palestina ma solo un’autorità statale inerme, corrotta e collaborazionista dell’occupante.

Le sinistre centriste non godono di miglior salute. Che la loro matrice ideologica sia bordighista o sedicente trotskista, molte di esse producono discorsi in alcuni casi settari e minoritari in altri al contrario astratti e sclerotizzati, sia sull’intervento sindacale sia sulla questione palestinese. Per quanto riguarda il primo infatti si va dall’esaltazione dei piccoli sindacati duri e puri (che poi puri non sono), con poche decine di migliaia o al massimo qualche centinaio di migliaia di lavoratori, all’intervento esclusivamente all’interno del cadavere della CGIL. Con l’opzione numero uno si rischia di avere un ruolo importante nelle piazze, come abbiam visto, ma irrilevante nei luoghi di lavoro, con l’opzione numero due si rischia l’esatto contrario. I vari gruppi italiani che si richiamano al trotskismo prediligono comunque questo secondo tipo di intervento sindacale, all’interno dell’unico sindacato realmente di massa, per quanto in declino, e in particolare nelle sue minoranze di sinistra. È una scelta certo in continuità con la pratica leninista, però attenzione che tanto Lenin quanto Trotsky hanno sempre invitato a non seguire ricette e dogmi ma analizzare la realtà concreta e ricavarne sempre il metodo maggiormente funzionale alla lotta di classe effettiva. Ora, che le piazze della CGIL siano sempre più vuote e il tentativo di cavarsela con 4 ore di sciopero tre giorni prima di quello dei sindacati di base sia andato abortito, sono dati di fatto, il problema è che quando hanno mosso qualcosa è andata anche peggio (si veda immagine).

Lo striscione esposto dai metalmeccanici della CGIL (FIOM) di Genova, che pure è considerata una delle realtà più combattive di quel sindacato, è stato una vergogna assoluta, oltre a essere una completa idiozia. Innanzitutto perché Israele E’ l’imperialismo, è un’entità coloniale le cui strutture organizzative, sociali e politiche, sono funzionali al permanere dell’occupazione di quella terra. Israele non è uno Stato, ma un'enclave di occupazione, quindi non ha classi nazionali, né borghesia né proletariato. Non esiste quindi forza progressista in Israele che non sia coinvolta nell’occupazione, compreso la sua classe lavoratrice, parte del progetto coloniale (e del genocidio). L’Histadrut, il principale e storico sindacato israeliano, che è di matrice laburista, contiene la segregazione razziale come elemento cardine della sua esistenza. Ovvero, esclude sic et simpliciter, i lavoratori arabi sulla base dell’etnia, semplicemente perché Israele è basato sulla segregazione o non è. Per di più, dato l’ampio ricorso ai riservisti da parte del macellaio esercito israeliano, molti di quei lavoratori a cui si fa semplicisticamente riferimento, ripetendo formule in maniera astratta, hanno probabilmente partecipato quasi tutti ai vari massacri di Gaza e hanno le mani sporche di sangue come tutti gli altri. Gli unici alleati che hanno i palestinesi all’interno dell’enclave sionista, così come all’esterno di essa, sono gli ebrei antisionisti, quelli cioè che rinnegano lo Stato di Israele come macchina di morte e oppressione legata all’imperialismo statunitense ed europeo. Di tutto ciò la CGIL, che infatti difende la prospettiva dei due Stati, e quei bordighisti o sedicenti trotskisti, a cui pure tale prospettiva spesso non appartiene ma che sgravano quel sindacato da tale enorme responsabilità, sembrano non tener troppo conto.

 

Per un intervento sindacale antiburocratico e rivoluzionario

Ancora una volta nella giornata del 22 settembre i lavoratori e le lavoratrici hanno dimostrato di essere una forza senza pari. In un periodo di decadenza del barbaro sistema capitalista da tutti i punti di vista, è necessario spingere ancor più in avanti la classe lavoratrice e le sue avanguardie. È vero che la repressione continuerà a crescere momento dopo momento ma crescerà anche ogni forma di lotta contro le ingiustizie, di cui il genocidio nell’enclave imperialista d’Israele assurge in questo momento a simbolo assoluto.

Ma è necessario che le forze combattive della classe proletaria smettano di battagliare tra loro e si concentrino sul nemico. In CGIL rischiamo di trovarci di fronte a un’opposizione interna puramente di bandiera, sviluppata più a tavolino che nelle lotte reali, le quali saranno le uniche in grado di mettere in discussione la linea dei vertici burocratici. La volontà, ad esempio, di non appoggiare realmente e propagandare tra i lavoratori gli scioperi del sindacalismo di base, con piattaforme più avanzate, è un’evidente pecca nella strategia che rende questo modo di fare opposizione funzionale all’agire dei vertici, quando non direttamente una sua appendice.

Ma i problemi di burocratizzazione non esentano il sindacalismo di base, che, sebbene negli ultimi anni abbia fatto dei passi in avanti, ad esempio proclamando scioperi unitari (almeno nelle intenzioni), e promuovendo giornate come quella del 22, resta sempre ancorato a logiche autoreferenziali, necessarie per mantenere la presa sui propri iscritti. La maggior parte degli scioperi restano separati e oggetto di reciproco boicottaggio, che va ad aggiungersi a quello per gli scioperi CGIL. Per dei seri militanti comunisti rivoluzionari l’alternativa tra l’intervento in CGIL e quello nei sindacati di base è sterile e perdente. L’unica soluzione è costituita dalla costruzione di una tendenza intersindacale che promuova l’unità dei lavoratori combattivi e antiburocratici in CGIL, nei sindacati di base o anche orfani di rappresentanza sindacale.

Lottiamo per la formazione di una corrente sindacale classista che rifiuti la concertazione come metodo, raccolga gli elementi più conflittuali presenti nelle varie sigle e dia il proprio fondamentale contributo al conflitto di classe, fino alla sconfitta del padronato, dell’imperialismo e dei suoi Stati fantoccio come Israele!

 

Al fianco della Resistenza palestinese e per una soluzione internazionalista e rivoluzionaria all’occupazione sionista/imperialista in Palestina

Venendo al cuore della questione, il disgustoso genocidio in Palestina, è necessaria una risposta radicale quanto la spietatezza sionista. Il massacro in corso nella Striscia di Gaza da parte dello Stato terrorista di Israele significa un salto di qualità nella politica di occupazione e pulizia etnica portata avanti dal 1948. L'azione delle organizzazioni palestinesi della Resistenza il 7 ottobre è stata un colpo non solo a Israele ma a tutto l'imperialismo occidentale nella regione. I marxisti rivoluzionari sostengono il diritto degli oppressi a difendersi con i mezzi a loro disposizione. Il sostegno alla Resistenza palestinese, spesso fatto mancare dalle sinistre centriste, perfino a volte da alcune di ispirazione trotskista, non ci impedisce affatto di ricordare che la vittoria del popolo palestinese dipende dalla trasformazione dell'attuale conflitto in una rivoluzione che conquisti una Palestina laica e socialista. E dato che la politica di guerra sionista rischia sempre più di diventare un conflitto regionale, e in parte lo è già, con attacchi in Libano, Yemen, Iraq, Siria, Iran, Qatar, la prospettiva rivoluzionaria riguarda oggi più che mai l’intero Medio Oriente, fino al Nord Africa.

 

  • Stop al genocidio a Gaza, alle colonie in Cisgiordania, alla segregazione degli arabi nella Palestina occupata (Israele);
  • Cancellazione immediata e per sempre di qualsiasi rapporto di qualsiasi natura con l’enclave imperialista dello Stato sionista terrorista;
  • Al fianco della Resistenza palestinese e della sua eroica e secolare battaglia;
  • Nessuna fiducia nell’imperialismo occidentale (ONU compresa) partecipe dei massacri, e nelle classi dirigenti arabe, corrotte e inermi. Per la sconfitta del sionismo e del­l’im­perialismo e la mobilitazione delle masse arabe contro i propri governi reazionari;
  • Nessuna forza internazionale ad occupare territorio palestinese;
  • Per il rientro di tutti i profughi palestinesi costretti alla diaspora dal 1948 a oggi;
  • Per l’abbattimento dello Stato sionista e i diritti democratici del popolo ebraico inPalestina come minoranza nazionale;
  • Per una Palestina unita, laica e socialista in una federazione socialista del Medio Oriente e del Nord Africa;
  • Palestina libera dal fiume Giordano al mare!

 

 

Pecora Rossa

 

 

El hallazgo de los cuerpos sin vida de Lara, Brenda y Morena el 24/9 conmueve y da mucha bronca. Estos asesinatos, a manos de bandas narco, expresan el nivel de descomposición del semi Estado argentino, sus instituciones y la complicidad de su brazo armado, la policía. Ellos no van a garantizar nuestra seguridad ni nuestras condiciones de vida. Sólo nos garantizan pobreza, trabajos precarizados y ninguna perspectiva favorable a futuro. Este es el escenario cotidiano en el que crecen miles de jóvenes en los barrios populares.

El actual gobierno de Milei nos sigue ajustando y llevando a una mayor sumisión al imperialismo norteamericano, pero no es sólo este gobierno el responsable, sino todos los gobiernos patronales. Tanto el PJ como LLA y todos los partidos patronales usan los padecimientos de nuestra clase para hacer demagogia electoral cuando son ellos y los capitalistas los verdugos de estas niñas, que como tantas son exprimidas por el capital. Sólo ver cómo se adjudicaban los muertos entre provincia y ciudad de Buenos Aires y nación es suficiente para ver la mugre que nos gobierna.

Este aberrante hecho desnuda el verdadero carácter del Estado burgués, que se sustenta en la explotación y dominación de su clase, en detrimento de la clase obrera y el pueblo pobre. Es por eso que debemos enfrentarlo en las calles, en los lugares de trabajo y en los barrios. Una salida de raíz es una salida obrera y revolucionaria.

Domingo, 21 Septiembre 2025 18:55

Semana de preparación de las luchas en Francia

Desde el 1 de septiembre los sindicatos franceses se encuentran movilizados contra el ajuste previsto en el presupuesto 2026 por el gobierno de Macron. Las políticas de austeridad están siendo enfrentadas con una nueva ola de movilizaciones, luego de las enormes huelgas del 2023 contra la reforma jubilatoria y una serie interminable de reivindicaciones por parte de distintos sectores de trabajadores que vienen luchando desde entonces. El régimen de la V República cruje al calor del desarrollo de la crisis mundial, con una economía en rojo y un andamiaje institucional nacional en descomposición. El 9 de septiembre debió asumir un nuevo primer ministro, luego de que el día anterior François Bayrou fuera removido por la Asamblea Nacional. Es un síntoma claro de la crisis social y política que atraviesa a Francia.

Las principales organizaciones sindicales del país (CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Unsa, FSU y Solidaires) han conformado una coordinación intersindical que ya realizó una importante movilización conjunta contra el ajuste presupuestario el pasado viernes 19/9. Exigen que el proyecto de presupuesto sea rechazado totalmente, ya que entre sus principales puntos incluye la supresión de 3000 puestos de trabajo estatal, la reforma del seguro de desempleo y cambios en cuanto a los regímenes de licencias, entre otros. Esta semana las organizaciones siguen en pie de lucha y le han dado al primer ministro un plazo hasta el miércoles 24/9 para que dé una respuesta a las reivindicaciones planteadas. De lo contrario, está planteada la medida de huelga general.

Decadencia, preparativos de guerra y lucha de clases

Tal como venimos señalando, las tendencias guerreristas de la situación mundial se acentúan y Europa es uno de los continentes más atravesado por todas las contradicciones de la situación. Estas políticas de austeridad que impulsa Macron van en paralelo con el aumento de gasto militar. Es decir, el Estado imperialista tiene claro que de una u otra maneras será la clase obrera la que pague las consecuencias. Por eso, como planteó Trotsky, el proleta­riado también debe plantearse así la cuestión, capita­lismo o socialismo, triunfo impe­rialista o revolución proletaria. La novedad es que en este escenario entra en juego el proceso de asimilación de los ex Estados obreros. Este hecho sólo no modifica la encrucijada fundamental, sino que complejiza nuestra táctica. Igualmente está planteado para la clase obrera internacional forjar sus propias herramientas, principalmente, un partido revolucionario mundial, la IV Internacional, cuyas poderosas secciones nacionales disputen la dirección del proletariado a las variantes nacionalistas, reformistas y conciliadoras de todo tipo. Por eso es tarea de los revolucionarios en Francia reagrupar a la vanguardia que se está formando en estas luchas alrededor de un programa de transición que muestre el puente entre las luchas reivindicativas que se están desarrollando y la revolución socialista internacional. Por supuesto que para conquistar este puesto en la dirección de la clase obrera es primordial derrotar a la burocracia sindical de la metrópolis imperialista que sostiene las instituciones imperialistas de la V República.

Sábado, 20 Septiembre 2025 15:47

La crisis y la legalidad burguesa

 

El gobierno de Milei y sus aliados nos han llevado a una nueva crisis económica, política y social. El gobierno, que pretendía ser de transición hacia un nuevo esquema productivo con preeminencia de la rama minera como el litio y la rama del petróleo con la apuesta de Vaca Muerta, está liquidado. La burguesía, junto al imperialismo, están buscando la forma de rescatar este fracaso o bien reemplazarlo, sin intervención de las masas. Están intentando, dentro de la ruptura del equilibrio inestable a nivel mundial del periodo de posguerra, que Argentina no se convierta en un elemento de desestabilización, perdiendo el equilibrio nacional y generando un efecto contagio en la región y a nivel mundial.

Por eso en esta situación es muy importante la intervención de forma independiente de nuestra clase con sus métodos, su organización y un programa de transición.

Los capitalistas están intentando contener los efectos del ajuste con métodos institucionales de un semi Estado, utilizando el parlamento y, en algunos casos, el poder judicial para que no se desborden las demandas obreras y los procesos de la lucha de clases. Para este propósito, cuentan con el apoyo de los partidos patronales, la burocracia sindical y la “liga de gobernadores”. A nivel metodológico, intentan mantener todo dentro de la legalidad burguesa, para sostener la defensa de los intereses de los grandes capitales y el imperialismo.

Justamente, los trabajadores debemos desarrollar el método opuesto. Es necesario discutir al interior de nuestra clase las tareas que se desprenden del método obrero. Debemos abrir un debate sobre la importancia de romper con la legalidad burguesa y su envoltura democrática, que nos permita demostrar que los trabajadores podemos dirigir y acaudillar los destinos de una nación en crisis, romper con el imperialismo y destruir al Estado capitalista.

Ante la desorganización de la economía, es fundamental el control obrero de las principales ramas, como el litio y el petróleo, para dar un golpe a la burguesía en su base de sustentación, que es la producción. Impongamos la escala móvil de horas y salarios, que nos permite discutir el sistema de trabajo del futuro Estado obrero. Para enfrentar las reglas impuestas por el capital imperialista, el monopolio del comercio exterior constituye una medida transicional ante el monopolio capitalista a nivel mundial.

Estas consignas transicionales deben entenderse como medidas que operan formalmente dentro del marco de un régimen burgués, pero en realidad son ya intervenciones del poder estatal proletario, que limita de manera consciente y despiadada el derecho de los capitalistas de disponer de sus bienes y el afán de lucro capitalista. 

Es importante pensar una transición en clave revolucionaria para la crisis que atraviesa nuestro país. Si no intervenimos con independencia de clase y luchamos por el poder, van a imponer su dirección las variantes burguesas y pequeño burguesas, llevando a nuestra clase a confiar en las instituciones de este semi Estado podrido y, por tanto, a la derrota.

Tenemos que echar a Milei, pero no sólo con la movilización en las calles, sino con la fortaleza organizativa y política en los lugares de trabajo y en las fábricas. No podemos permitir que se reconstruya el peronismo, que es una dirección contrarrevolucionaria, tenemos que echar a la burocracia sindical que fue cómplice del ajuste de Milei y no confiar en ningún tipo de reagrupamiento burocrático de renovación, como pretende la CGT.  Recuperar los sindicatos para la lucha implica ampliar sus funciones, convirtiéndolos no solo en herramientas de combate contra los capitalistas sino también en escuelas de comunismo, peleando por el control obrero de las fábricas y las ramas productivas, así como avanzar en la desorganización del Estado con la ocupación de los edificios públicos y ministerios.

Esta serie de acciones preparan, para nosotros, las condiciones para ir a una huelga general, que plantee la cuestión del poder obrero y la perspectiva de la revolución obrera y socialista.

Es importante discutir un programa que golpee dónde los empresarios son más débiles: en la producción. Y es de vital importancia que este norte esté presente en todos los procesos de deliberación de los trabajadores, discutiendo en las asambleas, para tomar resoluciones que apunten en este sentido.

Nuestra lucha es internacional, ya que la derrota de Milei debilitaría a un aliado de Trump y Netanyahu y se enmarcaría en el proceso de las luchas en curso en el mundo.

Romper con la legalidad burguesa es una tarea que debe ejercer una vanguardia organizada en partido revolucionario y hacer consciente un proceso inconsciente de las masas cuando salen a la lucha para que rompan con esa falsa conciencia y confíen en sus propias fuerzas y métodos.

 

 

 

 

En 20 días una enfermedad inesperada se llevó a nuestro camarada Alfredo Farías, activo militante de la Tendencia Trabajadores Trotskistas e impulsor de la fusión con la Corriente Obrera Revolucionaria. 

Como trabajador tenía una doble adscripción, ya que era psicólogo y además docente. Como psicólogo trabajó en el Hospital Psiquiátrico Ramón Carrillo de Posadas, Misiones, donde sufrió persecución laboral y finalmente el despido, por su participación en los procesos de lucha que se dieron en el hospital en esos años. Desarrolló allí, además, una inédita experiencia de un taller de radio titulado “Un millón de mangos” que logró la participación entusiasta de los pacientes. 

Como docente trabajó estos últimos años como integrante de los equipos psicopedagógicos de varios jardines de infantes en la provincia de Buenos Aires, donde obtuvo un importante reconocimiento por parte de los pibes que atendía, de sus familias y de sus colegas. Sufrió injustas acusaciones en el ámbito de su trabajo motivadas por razones relacionadas con la degradación de las relaciones familiares y vinculares característica de estos años. Salió airoso de esas acusaciones apoyado firmemente por camaradas y compañeros de trabajo. 

En todos los lugares donde trabajó o intervino profesionalmente quedó la huella de su ayuda criteriosa, que en muchos casos marcó la diferencia. 

Militó en la agrupación Nueva Letra enfrentándose consecuentemente a la burocracia sindical y desarrollando experiencias de organización en las escuelas, además de no cejar en su propaganda por el socialismo, que le valió, después de su muerte, el reconocimiento como "revolucionario" por parte de la misma burocracia. Desde ese lugar, fue un decidido colaborador de muchas luchas, incluida la lucha de los choferes de la línea 60 en el 2015, levantando la bandera de la unidad de los trabajadores. Los choferes de la 60 recuerdan su solidaridad y recibieron con mucho dolor la noticia de su muerte.

Cómo militante político, estuvo en el MAS, en el PRS, en el PCO y fue miembro de la Dirección de la organización Trabajadores Trotskistas, hoy Tendencia de la COR. Militó en Rosario, Misiones, Buenos Aires y en todos lados dejó una estela que ninguno de sus compañeros puede olvidar. Sus aportes siempre fueron especialmente valorados en todas las deliberaciones y resoluciones que se tomaron, y su rol de dirección fue refrendado en cada oportunidad, a pesar de las dificultades que tuvo en el último tiempo por el tiempo y el esfuerzo dedicado a obligaciones familiares que asumió con todo compromiso. 

Porque Fredy, como buen revolucionario, también era un ser humano cálido y consciente de las necesidades ajenas, que llevaba consuelo, poesía y música en los momentos difíciles a cada uno de los que lo conocieron y desarrollaron un profundo cariño por su persona. Esa amplia sonrisa que mostraba en cada encuentro amistoso o político será simplemente imposible de olvidar.

Su temprana partida nos deja muy golpeados. Sin embargo, recordando las palabras que le dijo a su compañera Marina, también camarada de nuestra organización ("si esto sale mal, no te ensombrezcas"), alzaremos el puño izquierdo en su memoria y continuaremos la lucha por la revolución socialista, teniendo en cuenta las líneas directrices que nos dejó en la política y en la vida.

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