El gobierno de Milei y sus aliados nos han llevado a una nueva crisis económica, política y social. El gobierno, que pretendía ser de transición hacia un nuevo esquema productivo con preeminencia de la rama minera como el litio y la rama del petróleo con la apuesta de Vaca Muerta, está liquidado. La burguesía, junto al imperialismo, están buscando la forma de rescatar este fracaso o bien reemplazarlo, sin intervención de las masas. Están intentando, dentro de la ruptura del equilibrio inestable a nivel mundial del periodo de posguerra, que Argentina no se convierta en un elemento de desestabilización, perdiendo el equilibrio nacional y generando un efecto contagio en la región y a nivel mundial.
Por eso en esta situación es muy importante la intervención de forma independiente de nuestra clase con sus métodos, su organización y un programa de transición.
Los capitalistas están intentando contener los efectos del ajuste con métodos institucionales de un semi Estado, utilizando el parlamento y, en algunos casos, el poder judicial para que no se desborden las demandas obreras y los procesos de la lucha de clases. Para este propósito, cuentan con el apoyo de los partidos patronales, la burocracia sindical y la “liga de gobernadores”. A nivel metodológico, intentan mantener todo dentro de la legalidad burguesa, para sostener la defensa de los intereses de los grandes capitales y el imperialismo.
Justamente, los trabajadores debemos desarrollar el método opuesto. Es necesario discutir al interior de nuestra clase las tareas que se desprenden del método obrero. Debemos abrir un debate sobre la importancia de romper con la legalidad burguesa y su envoltura democrática, que nos permita demostrar que los trabajadores podemos dirigir y acaudillar los destinos de una nación en crisis, romper con el imperialismo y destruir al Estado capitalista.
Ante la desorganización de la economía, es fundamental el control obrero de las principales ramas, como el litio y el petróleo, para dar un golpe a la burguesía en su base de sustentación, que es la producción. Impongamos la escala móvil de horas y salarios, que nos permite discutir el sistema de trabajo del futuro Estado obrero. Para enfrentar las reglas impuestas por el capital imperialista, el monopolio del comercio exterior constituye una medida transicional ante el monopolio capitalista a nivel mundial.
Estas consignas transicionales deben entenderse como medidas que operan formalmente dentro del marco de un régimen burgués, pero en realidad son ya intervenciones del poder estatal proletario, que limita de manera consciente y despiadada el derecho de los capitalistas de disponer de sus bienes y el afán de lucro capitalista.
Es importante pensar una transición en clave revolucionaria para la crisis que atraviesa nuestro país. Si no intervenimos con independencia de clase y luchamos por el poder, van a imponer su dirección las variantes burguesas y pequeño burguesas, llevando a nuestra clase a confiar en las instituciones de este semi Estado podrido y, por tanto, a la derrota.
Tenemos que echar a Milei, pero no sólo con la movilización en las calles, sino con la fortaleza organizativa y política en los lugares de trabajo y en las fábricas. No podemos permitir que se reconstruya el peronismo, que es una dirección contrarrevolucionaria, tenemos que echar a la burocracia sindical que fue cómplice del ajuste de Milei y no confiar en ningún tipo de reagrupamiento burocrático de renovación, como pretende la CGT. Recuperar los sindicatos para la lucha implica ampliar sus funciones, convirtiéndolos no solo en herramientas de combate contra los capitalistas sino también en escuelas de comunismo, peleando por el control obrero de las fábricas y las ramas productivas, así como avanzar en la desorganización del Estado con la ocupación de los edificios públicos y ministerios.
Esta serie de acciones preparan, para nosotros, las condiciones para ir a una huelga general, que plantee la cuestión del poder obrero y la perspectiva de la revolución obrera y socialista.
Es importante discutir un programa que golpee dónde los empresarios son más débiles: en la producción. Y es de vital importancia que este norte esté presente en todos los procesos de deliberación de los trabajadores, discutiendo en las asambleas, para tomar resoluciones que apunten en este sentido.
Nuestra lucha es internacional, ya que la derrota de Milei debilitaría a un aliado de Trump y Netanyahu y se enmarcaría en el proceso de las luchas en curso en el mundo.
Romper con la legalidad burguesa es una tarea que debe ejercer una vanguardia organizada en partido revolucionario y hacer consciente un proceso inconsciente de las masas cuando salen a la lucha para que rompan con esa falsa conciencia y confíen en sus propias fuerzas y métodos.