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Sábado, 21 Agosto 2021 15:13

La jornada laboral y la burocracia sindical

El pasado 17 de agosto vimos al secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, compartir tribuna con una cámara patronal de empresarios PyME en el marco de la celebración del día del “empresario y la empresaria nacional” y de su campaña por ser electo diputado nacional por el Frente de Todos. El eje central de su discurso de postulación gira en torno a la consigna de reducción de la jornada laboral para generar un “shock de empleo”, sin reducir el salario, y contaría con el apoyo de cámaras de pequeñas y medianas patronales. El proyecto de ley, impulsado por la conducción del sindicato bancario, plantea reducir la semana laboral a 36hs y apunta a su implementación en las grandes empresas y bancos. También hay otro proyecto de 40 horas semanales presentado por la CTA.

Demagogia

Esta “iniciativa” se da en un marco de una emergencia sanitaria por el Covid-19, en la que el gobierno del FdT, con la inestimable ayuda de la burocracia, ha descargado los costos de “administrar la pandemia” en las espaldas de los trabajadores. No sólo enviaron a los “esenciales” a contagiarse por un sueldo de miseria, sino que ahora, ante la presión electoral y desestimando la inminencia de una “tercera ola”, pretenden que vuelvan todos a sus ritmos de trabajo lo antes posible, sin contar con las mínimas condiciones sanitarias en los establecimientos. Mientras tanto, impusieron flexibilización laboral de hecho con el teletrabajo y otras “innovaciones”.  

Esta burocracia, que ahora quiere cosechar votos para la fuerza en el gobierno con demagogia hacia los trabajadores, es la misma que durante los últimos 2 años del gobierno de Macri, en los que los embates de las condiciones de vida de los trabajadores fueron fuertísimos, fueron garantes de la institucionalidad apuntando a la salida electoral con la famosa consigna “hay 2019”. A cambio, transaron con el gobierno entrante de Alberto Fernández cajas previsionales y espacios en las listas legislativas. No hace falta comentar el enorme servicio que prestaron al orden capitalista durante la pandemia, apoyando las medidas gubernamentales de cuarentenas garantizadas por la represión estatal y conteniendo la bronca de los trabajadores para garantizar las condiciones impuestas por el FMI. Fueron los primeros en cerrar los sindicatos con la excusa del covid y evitar que los trabajadores se organizaran para enfrentar las imposiciones degradantes de las patronales. No podemos dejar de notar que fue la propia burocracia sindical la que ha dejado correr los despidos y desactivado las luchas obreras contra esto, un ejemplo patente es la burocracia de STIA, pasteleros y panaderos ante los despidos en BIMBO. Pero también en el propio gremio bancaria se ha dado una plétora de despidos encubiertos con los “retiros voluntarios”, se avanza en los cierres de sucursales y se intenta imponer la flexibilización laboral que borra de un plumazo conquistas históricas del sindicato.

La reducción de la jornada laboral de esta manera planteada se apoya en el argumento de que, debido a que la aplicación de nuevas tecnologías, se ha hecho más productivo el trabajo. El trabajador puede trabajar menos horas diarias, siendo igualmente productivo. Es decir, no se trata de cuestionar quién se apropia del producto del trabajo, sino simplemente de pedir que nos sigan explotando en menos tiempo, pero más intensamente. En la puja por mantener las condiciones salariales, sigue ganando la empresa con el salario relativo.

Ni siquiera los ministros del gobierno que ellos defienden están contentos con la propuesta, ya que esto implicaría, en términos relativos, aumentar un 33% el salario. Y he aquí el quid de la estrategia capitalista: que el trabajador sea más productivo y a la vez más barato.

 

La burocracia busca solucionarle al sistema, en términos de tiempo, una contradicción que hay entre capital y trabajo. Quiere conciliar cosas irreconciliables. Este planteo es sobre una base menor de trabajadores, cuando ya pasaron los despidos masivos. Y, convengamos, esta discusión sólo atañe al porcentaje cada vez más minoritario de trabajadores en blanco, mientras la mano de obra en negro o contratada de forma fraudulenta (monotributo, por ejemplo) sigue creciendo aceleradamente.

Por eso quieren ir a discutir esto en el Congreso, para llevar a los trabajadores a las trampas institucionales de la clase que nos explota, subordinando, además, la institución obrera del sindicato al Estado burgués.

Programa de transición

Aquí resulta necesario recordar la discusión sobre la escala móvil de horas de trabajo y de salarios planteada en el Programa de Transición de la IV Internacional.

En primer lugar, hay que recordar que el Programa de Transición es un sistema de reivindicaciones transitorias que busca tender un puente entre las reivindicaciones inmediatas de las masas trabajadoras y la lucha por el poder obrero con el establecimiento de la dictadura del proletariado. Está claro que, en una situación de crisis galopante y condiciones de vida y de trabajo cada vez peores, las masas obreras están urgidas por poner un límite a la degradación de sus condiciones de vida. El derecho a la explotación se convierte en una lucha por la supervivencia.

Ahora bien, la escala móvil no es idéntica al planteo de reparto de horas, aunque incluso nos cansamos de escucharlo en boca de candidatos de izquierda. ¿Cuál es la diferencia? En el capitalismo nuestra fuerza de trabajo es una mercancía más, que se vende en el mercado por un precio, determinado en última instancia por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir determinada mercancía. Este tiempo es distinto según la rama de producción y el sector de la economía, tanto de la nacional como a nivel internacional. Por eso, hay distintos “precios” para distintos tipos de trabajos.

El reparto de las horas como plantea la burocracia implica una redistribución de la fuerza de trabajo disponible, en la rama de producción que sea, en el tiempo que sea. Si lo llevamos a lo concreto, podría ser probablemente una presión a la baja salarial.

La escala móvil de horas de trabajo, en cambio, tiene en cuenta esta desigualdad impuesta por el sistema de producción capitalista y apunta a que las organizaciones obreras tengan control sobre el proceso de trabajo, de manera de organizar el tiempo en las distintas ramas de acuerdo a la fuerza de trabajo y las necesidades obreras. La escala móvil de salario entiende que hay distintos tipos de trabajo y establece una escala, basada en la necesidad de combatir la desocupación, la carestía de la vida y la miseria de los trabajadores de conjunto, partiendo del valor que se produce en el proceso económico. El trabajo existente es repartido entre todas las manos obreras existentes y es así como se determina la duración de la semana de trabajo. El salario, con un mínimo estrictamente asegurado sigue el movimiento de los precios. No es posible aceptar ningún otro programa para el actual período de transición.

Esta medida orienta a la clase trabajadora hacia la raíz de los problemas de la producción y distribución del capital, mientras que reparto es sólo una medida anticíclica (en el mejor de los casos). Y debe ser planteada siempre dentro de un sistema de reivindicaciones transitorias. La “posibilidad” o la “imposibilidad” de realizar las reivindicaciones es, en el caso presente, una cuestión de relación de fuerzas que sólo puede ser resuelta por la lucha.

Lo más importante de esta reivindicación no es la consigna en sí misma, sino apostar al desarrollo de las fuerzas del proletariado para cuestionar el mando capitalista en la producción. Sobre la base de esta lucha, cualesquiera que sean los éxitos prácticos inmediatos, los obreros comprenderán, en la mejor forma, la necesidad de liquidar la esclavitud capitalista. Apunta a preparar el sistema de trabajo de la futura sociedad socialista. Es por esto que no puede tomarse seriamente sin pensar en el control obrero de la producción, por ejemplo. Pero, sobre todo, no se puede concebir sin una fuerte organización obrera consciente de que su misión histórica es organizar otro modo de producción sobre bases socialistas. Por fuera de esta concepción, los trabajadores seguirán presos de la voluntad del capital y su sed de ganancias. Por eso, es tarea fundamental de los revolucionarios organizar Oposiciones Revolucionarias en los sindicatos, que peleen por este programa en las organizaciones obreras y regenerar una vanguardia obrera que luche por el comunista, organizada en un partido revolucionario.

El 21 de agosto de 2021 se cumplen 81 años de la desaparición física de León Trotsky. Las circunstancias de su muerte dan cuenta de la implacable lucha revolucionaria que libró hasta su último día. Pero Ramón Mercader, el agente del estalinismo que le propinó la herida fatal en su casa del exilio en México, lejos estaba de representarse que su acto no haría más que enaltecer al dirigente bolchevique y comprobar que Stalin estaba dirigiendo al primer Estado Obrero de la historia a la contrarrevolución. El estalinismo festejó haber logrado finalmente desembarazarse de la autoridad revolucionaria de la vieja guardia para secuestrar al Estado Obrero y ponerlo a merced de sus intereses. Pero sobre todo festejó la burguesía imperialista, el gran favor que le haría el estalinismo, al asesinar al fundador de la Cuarta Internacional -junto con varios de sus más valiosos cuadros- y así apagar, por lo menos por un tiempo, la luz de la organización internacional del proletariado en un partido cuyo fin es sepultar al capital: la Cuarta Internacional. Pero, la lucha de clases no tolera interrupciones. La situación actual muestra una vez más la justeza de las conclusiones revolucionarias que Trotsky elaboró de los acontecimientos más grandes de la historia hasta su muerte y el filo revolucionario del programa de la Cuarta.

Decadencia capitalista y pandemia

El Programa de Transición comienza sentenciando: “La situación política mundial del momento, se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la dirección del proletariado. La premisa económica de la revolución proletaria ha llegado hace mucho tiempo al punto más alto que le sea dado alcanzar bajo el capitalismo. Las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer. Las nuevas invenciones y los nuevos progresos técnicos no conducen a un acrecentamiento de la riqueza material. Las crisis de coyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, aportan a las masas privaciones y sufrimientos siempre mayores. El crecimiento de la desocupación ahonda a su vez la crisis financiera del Estado y mina los sistemas monetarios vacilantes. Los gobiernos, tanto democráticos como fascistas, van de una quiebra a la otra.”

Y, a la luz de los acontecimientos desencadenados por la pandemia del coronavirus SarsCov-2, podemos decir que sigue siendo una caracterización justa. A dos años del inicio de la pandemia, hemos asistido a un curso acelerado de cómo funciona el capitalismo y quiénes son sus garantes y defensores. Pudimos ver en todas partes del mundo cómo los gobiernos burgueses se asentaban en sus Estados para ejercer una centralidad reaccionaria para controlar la situación abierta por el covid, tratando de salvaguardar sus sistemas de salud y los intereses de las grandes empresas industriales, farmacéuticas y de servicios en detrimento de las condiciones de vida de las grandes mayorías.

Nosotros denominamos a esa política un “ensayo general reaccionario”, que fue un intento de dominar la situación en medio de una crisis mundial que la pandemia vino a acelerar. Las cuarentenas, la idea de convivir con el virus, la represión estatal para garantizar los confinamientos, los comités de expertos y tantas cosas que impusieron mediante métodos burgueses para desorganizar aún más al proletariado e impedir que pudiera ni siquiera pensar en imponer sus métodos. Para esto la burguesía contó con la inestimable ayuda de las corrientes de conciliación de clases y en especial de la burocracia sindical a nivel mundial.

El sistema capitalista denudó su verdadero rostro al momento en que se logró aprobar de emergencia algunas vacunas contra el covid. Lejos de asegurar la inoculación de todo el mundo, la gran mayoría fueron acaparadas por los países imperialistas con el fin de reactivar sus economías lo antes posible y usar la “diplomacia de las vacunas” para tener una mayor injerencia en países semicoloniales. Así dejaron a gran parte de la población mundial sin ninguna vacuna. Los grandes laboratorios han sido los grandes triunfadores de la pandemia. Mientras tanto las variantes, como la Delta, siguen propagándose por todo el mundo.

El sistema capitalista mostró por qué está agotado como sistema, ya que no puede actuar en bloque. Si bien puede, en determinados momentos, hacer avanzar alguna rama económica sobre otra, lo hace sobre una anarquía que garantiza una mayor pauperización de las condiciones de vida de las grandes masas. En esta pandemia pudimos ver muchos fenómenos de lucha de clase en contra de las penurias a las que nos querían someter, los procesos en Palestina, las huelgas en Italia, las movilizaciones en EEUU ante el asesinato de Floyd, los procesos agudos en América latina como Chile, Ecuador, Colombia para nombrar algunos.

Estamos viviendo una etapa de descomposición del imperialismo. Los recientes acontecimientos en Afganistán son una muestra flamante. Después de 20 años de ocupación yanqui para una supuesta guerra contra el terrorismo, hoy sus tropas entregaron el poder a los talibanes.

Al mismo tiempo, asistimos a un proceso de asimilación de los ex Estados obreros al sistema capitalista. Y esto ha dado fenómenos de lucha de clases como en Bielorrusia o, más recientemente, en Cuba. Son procesos de restauración capitalista dirigidos por burocracias contrarrevolucionarias, que encuentran resistencia en las masas.

Y quizás lo más importante que hemos presenciado en esta pandemia es la descomposición de los Estados como forma de dominación. La relación de Estado – capital ha entrado en una contradicción histórica.

Completar el programa y ponerlo en marcha

Ante las circunstancias que se presentaron desde la emergencia de la pandemia y, fundamentalmente, ante la podredumbre de las bases del sistema capitalista, sostenemos que el legado de Trotsky nos confiere una base teórica y política para actuar en esta etapa histórica. Tomar esta tarea implica asimilar el método revolucionario que nos enseñó para pensar con nuestra propia cabeza los procesos de asimilación de los ex Estados obreros, la descomposición imperialista y su derrotero en las instituciones creadas para su dominación. Esto, principalmente, para avanzar en saldar la crisis de dirección revolucionaria. En este camino debemos reemplazar el centrismo que influenció a camadas de luchadores por el marxismo revolucionario, para dotar a la vanguardia obrera de un programa transicional que lleve a la construcción de partidos como sección de la reconstrucción de la IV Internacional.

Desde la TRCI impulsamos la necesidad de una Conferencia Internacional con los grupos que aun defiendan la dictadura del proletariado para avanzar en las tareas de los revolucionarios en la etapa.

Hay que derrotar este sistema capitalista, destruir el poder de la burguesía, organizar al proletariado y desarrollar las etapas de la dictadura del proletariado. Hay que expropiar a los expropiadores. Estas tareas se encuentran inscriptas en levantar bien alto las banderas de la Cuarta Internacional, el partido mundial de la revolución socialista.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

publicado en TRCI-web

Viernes, 13 Agosto 2021 14:20

Abajo el protocolo gorra en Filo

El día 12 de agosto un militante de nuestro partido fue invitado “amablemente” por un administrativo y guardias de “seguridad” a abandonar el edificio de la Facultad de Filosofía y Letras. Nuestro compañero que es estudiante de dicha facultad se encontraba militando nuestras declaraciones sobre Colombia y Palestina en el clásico pasillo de las agrupaciones políticas que en este momento se encuentra vacío de todo contenido de las distintas corrientes. El material propagandístico fue arrancado y tirado literalmente a la basura por un administrativo que luego de su acción de censura corrió a llamar al Decano Cueto.

 

Como hemos señalado anteriormente, los protocolos covid realizados por las autoridades en los lugares de estudio y de trabajo no tienen la finalidad de cuidarnos, cumplen una función represiva y desorganizadora. Para pauperizar la salud y las condiciones de vida de la clase trabajadora no existe grieta, tanto el Gobierno Nacional como el Provincial son responsables del mísero estado del sistema de salud, en este momento las y los trabajadores de la salud se encuentran luchando en todo el país para mejorar sus condiciones de trabajo, por un sueldo que cubra la canasta básica familiar, pase a planta de contratados y tercerizados, etc.  Es necesario que en las facultades formemos comisiones con representantes docentes, no docentes y estudiantiles elegidos en asamblea para controlar las condiciones de seguridad y salubridad para la cursada.

 

No es de extrañar que el protocolo del Decano Cueto tenga como finalidad la eliminación de la vida política entre los pasillos de su castillo medieval, en donde se fomenta una cátedra libre en homenaje a Díaz Araujo, un personaje nefasto y rancio que defendió y promovió el terrorismo de estado, no podemos permitir la existencia de esa cátedra pro genocida. Sin embargo, la “censura de los pasillos” es realmente selectiva, ya que los grupos de extrema derecha pueden tener una cartelería intacta, en cambio nosotros nos enfrentamos al amedrentamiento de la seguridad privada por difundir nuestras ideas. A esta forma de mordaza política se suma la resolución pro sionista del rector Pizzi, ambos métodos buscan anular la militancia revolucionaria.

 

Desde la COR instamos a que el centro de estudiantes se pronuncie en contra de esta avanzada represiva por parte de las autoridades hacia todas las agrupaciones políticas. ¡Es inadmisible que las y los estudiantes sean expulsados de la facultad por militar! Aunque no nos sorprende que la academia burguesa intente acallar a los grupos que le resultan molestos, ya que su naturaleza es expulsiva para con la clase trabajadora y sus representaciones políticas, observamos como cada día nuestros compañeros desertan de la universidad por el avance de la crisis económica y los mecanismos elitistas de esta institución.

 

Llamamos a las organizaciones de izquierda, a las y los estudiantes a reunirnos a la brevedad para preparar una respuesta contundente al disciplinamiento que nos quieren imponer. Necesitamos organizarnos, realizar de manera urgente asambleas por cursos, y preparar una asamblea general resolutiva contra las políticas arbitrarias del Decano. Luchemos por la recuperación del centro de estudiantes para que sea una herramienta de lucha y organización.

RAMA UNIVERSITARIA DE LA COR

Lunes, 09 Agosto 2021 19:38

Charla-debate: ¿Adónde va Cuba?

Este sábado 14 de agosto a las 16.00 hs. realizaremos en Córdoba una charla debate sobre Cuba. Pondremos en perspectiva las protestas del 11 de julio que sacudieron la Isla, analizando el proceso de asimilación de los ex-Estados Obreros en medio de la descomposición imperialista, para discutir los desafíos y tareas de la vanguardia obrera en nuestro continente.

Plan de lucha y delegados paritarios elegidos en asamblea

Los gobiernos nacional y provincial han mostrado que el manejo capitalista de la pandemia parte de hacernos pagar la crisis a los trabajadores. A toda nuestra clase, con despidos, precarización laboral, condiciones penosas de seguridad e higiene y salarios a la baja. Y especialmente a los trabajadores de la salud, con situaciones extremas, debiendo enfrentar la emergencia sanitaria con el estado deplorable de los hospitales públicos (¡en el Misericordia se cayó un techo!), trabajando más horas, sin la protección adecuada, bajo presión, con diferentes figuras precarizadoras (monotributos, contratos, becas) y con salarios de miseria, cada día más atrás de la inflación.
Y la situación está lejos de mejorar: en los últimos días surgió un nuevo brote, ahora de la variante delta, en nuestra provincia. Mientras, las patronales y el gobierno se avocan a garantizar la “vuelta a la normalidad”… de la explotación laboral; para ellos, las medidas de salubridad, las vacunas, los testeos y nuestro salario no son más que costos que disminuyen sus ganancias y, en el caso de Schiaretti, “desbalancean” su presupuesto, destinado a pagar la deuda externa.

Los hospitales nuevamente en pie de lucha

Contra todo lo anterior, los trabajadores empezamos a organizarnos. Desde hace semanas, en varios hospitales provinciales se da un proceso de asambleas, cortes y movilización, que hasta el viernes 29/7 se daba en paralelo a las medidas tomadas por los trabajadores de clínicas y sanatorios privados. Ese día, Daer (ATSA) terminó cerrando por un 45% que coincide con el nuevo techo salarial que impulsan la burocracia y Alberto, además en 4 cuotas, no remunerativo y con una cláusula que permite a las patronales gambetear el acuerdo si aducen crisis. ¡Debemos dejar de discutir porcentajes engañosos!, el salario inicial para la categoría más baja de la escala debe igualar la canasta familiar ($103 mil), en una sola vez y con cláusula gatillo para no perder con la inflación. Basta de bonos en negro, todas las sumas al básico.
También es cierto que muchos compañeros que estaban haciendo sus primeras armas en la lucha vieron que vale la pena luchar. Esto es importante. Muchos trabajan en los 2 sectores (público y privado) debido al pluriempleo, generado por la combinación negrera: precarización + salarios de miseria. La segunda conclusión es que no podemos dejar que los Daer y los Pihen (SEP) terminen negociando, porque nos entregan. Si nosotros somos los que luchamos, nosotros debemos elegir los delegados paritarios desde las asambleas y plenarios, como hicieron en Neuquén y el Gárrahan.
La semana pasada también se dio un pequeño pero importante paso: la Multisectorial (ATE, UTS, Médicos Unidos, Esp. Médicas, etc.) convocó a una asamblea general en la Maternidad. Con muchos límites, como que ATE no diera cobertura gremial a los compañeros de los demás hospitales para poder trasladarse, y que la fecha de la medida a votarse, el 5 de agosto, ya venía cocinada. Tampoco se avanzó en un plan de lucha con paros progresivos, como se había mocionado desde el Hospital de Niños. Sin embargo, quedó demostrado que es necesario que sean los propios trabajadores discutiendo democráticamente en asamblea quienes tomen las decisiones, y no los dirigentes de la “Multi” entre 4 paredes. Hay que ir a un gran Plenario Interhospitalario de delegados con mandato de base, para votar, tomando el paro del 5/8 como punto de partida, un verdadero Plan de Lucha, con paros progresivos, cortes y movilización al ministerio de salud. Elegir allí a nuestros delegados paritarios, desde la propuesta de las asambleas, para que no sean ni Pihen (SEP) ni ningún otro burócrata los que se sienten a negociar con el gobierno, sino quienes sostenemos la lucha, los propios trabajadores de salud.
Lo que se plantea no es solo una demanda salarial, que sí es muy importante, sino que los trabajadores de salud intentemos quebrar la dirección política de la pandemia. Resultó que el “comité de expertos”, con el que Alberto iba a “cuidar nuestra salud”, eran lobistas de los laboratorios y que lo único que “cuidó” fueron los intereses de las patronales en desmedro de nuestras condiciones de vida. Lo mismo el COE que armó Schiaretti, con sus protocolos patronales en los lugares de trabajo. Los trabajadores, con los métodos obreros, podrían haber sido una alternativa superadora en la gestión de esta emergencia sanitaria, cuestionando el mando capitalista. Debemos prepararnos en este sentido. Estamos luchando simultáneamente en varios puntos del país, como Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. Es necesario llamar a un Plenario Nacional de Oposición de trabajadores de la salud, con delegados mandatados, y así sentar las bases para recuperar los sindicatos y unificar a todos los trabajadores de la salud y plantear una salida del conjunto de la clase obrera a esta catástrofe capitalista.

  • Salario inicial = canasta básica ($103 mil), claúsula gatillo
  • Todos los bonos y sumas en negro al básico
  • Pase a planta permanente de los precarizados
  • Basta de aprietes y represalias. Restitución en sus puestos de los trasladados, abajo la causa contra Estela Jimenez (UTS)

     La Federación de Empleados de Comercio, con Armando Cavalieri a la cabeza, se reunió con las cámaras empresariales para reabrir la negociación mercantil, luego de un largo letargo, donde desde el mes de Mayo los trabajadores de comercio vienen exigiendo y reclamando la reapertura de paritarias. La entrega firmada en mayo implicaba un miserable aumento del 32% en 4 cuotas de 8 % cada una, que se terminarían de pagar las últimas dos en el año 2022. Mientras que la acumulación de la inflación ya lleva un mínimo de 27 % (tomando los datos del INDEC) en el primer semestre del año, los salarios mercantiles sólo tuvieron un incremento del 8 %. En tanto que Cavalieri, firmaba y se subordinada a las patronales como al gobierno de Alberto que usó al gremio más grande del país (1.2 millones de afiliados) cómo paritaria testigo, la careta de que los salarios " le ganarían a la inflación" se caía antes de cerrar la paritaria. Nada más lejos de eso, este gobierno conjuntamente con los pulpos supermercadistas son los responsables, en gran parte, de la remarcación de precios donde día a día la masa trabajadora ve licuados sus salarios por la inflación.

     Sin embargo, al otro día de firmada la entrega el repudio de las bases mercantiles fue generalizado. Comisiones internas, delegados y agrupaciones (sobre todo en la zona norte) salieron a manifestarse y exigir la reapertura de las paritarias de forma inmediata. Este proceso de organización tiene sus raíces en la enorme crisis que existe en la rama de comercio, donde los trabajadores ven como la burocracia sindical, en complicidad con las patronales permitió y acentuó en los últimos años los contratos ultra reducidos. Los contratos part Time se multiplican, y no llegan ni a cubrir la canasta de pobreza. También aumentan los contratos por agencia y tercerizados. Un suceso que ilustra lo podrido de esta burocracia, es el ninguneo a los trabajadores de Garbarino, que no cobran su sueldo desde el mes de Abril y dónde el sindicato no se dignó a llamar a un paro nacional por los 6000 empleados que no saben cuál va a ser su futuro. Todo esto sumado a la borrada monumental de la burocracia durante la pandemia.

     En este contexto, durante el 2020 la necesidad de organizarse se volvió imperiosa, y ahí estuvieron muchos delegados combativos y comisiones internas que tomaron la tarea de enfrentarse a la patronal para exigir protocolos de seguridad e higiene, para pelear por efectivizaciones, despidos y tomar posición con respecto a las paritarias. Con los métodos de nuestra clase, Asambleas, Paros, Corte de cajas, quite de colaboración, se enfrentó a las patronales. Este proceso de organización se cristalizó en un plenario convocado por delegados de zona norte (regional San Martín) donde participaron un centenar de trabajadores de diferentes seccionales y activistas. Inmediatamente se resolvió iniciar una amplia campaña en pos de la reapertura de la paritaria, denunciando a su vez la precarización laboral y los despidos en el sector. Asambleas, movilizaciones y paros se sucedieron en diferentes Carrefour, Jumbo, Easy, Chango Mas más la permanente lucha por los compañeros de Garbarino.

     Es necesario profundizar estas experiencias, consolidar estas expresiones genuinas en una oposición consciente, y con un programa obrero, hacia adentro del sindicato que le dispute la dirección del gremio a la burocracia.  Ante esta nueva reapertura de paritarias, debemos ser nosotros, los trabajadores y delegados combativos organizados quienes impongamos nuestras condiciones. Es necesario llamar a asamblea en cada lugar de trabajo, sacar mandatos y llevarlos a un gran plenario de delegados y activistas dónde votemos un plan de lucha y que tipo de aumento queremos. Debemos imponer la figura de DELEGADO PARITARIO con mandato para conquistar nuestras reivindicaciones y así ampliar nuestras funciones, se deben poner un límite a los contratos part Time, a los contratos por agencia, debemos exigir la reincorporación de los despedidos cómo también que se garantice la fuente laboral de los trabajadores de Garbarino. Basta de que sigan negociando a nuestras espaldas los traidores de la burocracia!!

ASAMBLEAS EN CADA MERCADO!!

PLENARIOS DE DELEGADOS!!

DELEGADOS PARITARIOS CON MANDATO DE ASAMBLEA!!

POR UN PLAN DE LUCHA MERCANTIL NACIONAL!!

PONGAMOS EN PIE UNA OPOSICIÓN REVOLUCIONARIA DENTRO DE LA FEDERACIÓN!!

 

Autor: Andrés Arias

[Publicado en la Edición impresa #78 del IMPRESO de la Corriente Obrera Revolucionaria, Julio 2021]

 

 

La pandemia ha golpeado fuertemente a enormes sectores de trabajadores que, o bien por despidos, o bien por la pauperización de sus condiciones de vida y el empeoramiento de sus condiciones de trabajo, han sido el principal centro de ataque por parte de gobiernos y patronales. En particular, han sido los trabajadores de la salud quienes se han visto en el ojo de la tormenta, con situaciones extremas, debiendo enfrentar la emergencia sanitaria con el estado deplorable de los hospitales públicos, trabajando más horas, sin la protección adecuada, bajo presión y con salarios de miseria que están cada día más atrás de la inflación. Mientras la burocracia de los principales sindicatos de la rama cerró paritarias vergonzosas y han intentado por todos los medios evitar que los trabajadores se organicen y luchen, han sido importantes sectores de activistas los que en todo el país han salido a protestar, destacándose los compañeros de Neuquén y también en Córdoba, Mendoza y CABA.

Los compañeros del Hospital Garrahan son un destacamento de vanguardia en la rama de salud y cuentan con experiencias de luchas muy importantes. Este año, en medio de la pandemia y con las elecciones legislativas en el horizonte, se ha desarrollado una importante lucha en la que se ha visto un gran sector de nuevos activistas sumarse al paro. Entre ellos, se han destacado los franqueros. Levantan las reivindicaciones de aumento salarial del 50% y mínimo igual a la canasta familiar $99000, régimen de insalubridad (CTIAP), no a los contratos basura y pase a planta de los contratados y tercerizados. Desde que comenzaron con los paros, hace algunas semanas, el director Trotta y sus secuaces no han cesado de intimidar a los huelguistas y han intentado quebrar la lucha a través de descuentos salariales. Por eso, es fundamental sostener a los compañeros y rodearlos de solidaridad, aportando a su fondo de lucha para que sigan sosteniendo la huelga.

El 15 de julio, en una movilización al Ministerio de Trabajo, una delegación fue recibida, pero con la advertencia de que no pueden intervenir, porque su sindicato es ATE, cuya conducción mira para otro lado. Una prueba más del rol que está cumpliendo la burocracia en todos los sindicatos para sostener el ajuste de Alberto en plena pandemia.

Así como la de los trabajadores de salud en varias provincias, los compañeros del Garrahan siguen luchando. Al cierre de esta edición, han votado un nuevo paro de 24hs el miércoles 21/7 y una movilización al Ministerio de Salud. Tenemos que tener en claro que lo que se plantea no es una demanda meramente salarial, que sí es muy importante, pero además todos los trabajadores de salud tienen que intentar quebrar la dirección política de la pandemia. Si hay algo que quedó demostrado es que el “comité de expertos”, con el que Alberto iba a “cuidar nuestra salud”, eran lobistas de los laboratorios y que lo único que “cuidó” fueron los intereses de las patronales en desmedro de las condiciones de vida de los trabajadores. Los trabajadores, con los métodos obreros, podrían haber sido una alternativa superadora en la gestión de esta emergencia sanitaria, cuestionando el mando capitalista. Debemos prepararnos en este sentido. Es por esto que desde la COR consideramos necesario llamar a un Plenario Nacional de Oposición de trabajadores de la salud, con delegados mandatados de cada lugar de trabajo, para empezar a sentar las bases para recuperar los sindicatos y unificar a todos los trabajadores de la salud y plantear una salida del conjunto de la clase obrera a esta catástrofe capitalista.

Miércoles, 14 Julio 2021 20:38

Cuba, una vez más en la encrucijada

Para poner fin al bloqueo imperialista y derrotar la política de restauración capitalista del PC, es urgente la intervención de la clase obrera de toda América.

El estallido de las protestas en San Antonio de los Baños el último domingo, que se extendieron a La Habana y otras ciudades de Cuba, ha tomado por sorpresa a los desprevenidos. Empezando por el gusanaje en Miami, que salió a reclamar la intervención militar de EEUU a Joe Biden, no solo para aprovechar la crisis sino también asustados al no ver una dirección clara de las protestas. También toma a Biden enfocado en otros problemas, sobre todo domésticos, pero también de política exterior: sus relaciones con América Latina y el Caribe (asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití) muestran gran desorientación. Por el lado cubano, también el presidente Díaz Canel se mostró completamente desorientado, saliendo con una línea dura contra las protestas para tener que luego reconocer los problemas que legítimamente reclamaban los manifestantes, y llamando a un sector de estos “revolucionarios confundidos”.
La confusión de estas direcciones contrarrevolucionarias se basa en un elemento real: el desorden generado por la pandemia a nivel mundial y la falta de claridad del imperialismo para dirigir un proceso de derrota fulminante de las masas obreras, a partir del ensayo general reaccionario lanzado el año pasado, abre todo tipo de procesos políticos. En el caso de Cuba, debemos considerar las dificultades del proceso de asimilación del ex Estado obrero, que está mostrando, igual que en Bielorrusia y otros países, tendencias al caos capitalista ante la debilidad de la burocracia de ese Estado para dirigir, acentuado este elemento por la propia debilidad de la estructura económica de la isla. La descomposición imperialista dificulta la asimilación, pero no puede frenar el proceso ad eternum, sino que agrava la descomposición y las tendencias al enfrentamiento entre las fuerzas sociales en presencia. Así lo vimos en Europa del Este (Ucrania, Bielorrusia, Georgia), en el Cáucaso (Nagorno Karabaj), en China (Hong Kong), todos con sus particularidades pero que están determinados por toda una etapa histórica signada por un proceso de descomposición de un sistema social que socava las bases de los Estados-nación como forma política. Todo esto, como decíamos más arriba, acelerado por la pandemia del Covid-19.
En el caso de Cuba, es evidente cómo la pandemia golpeó las estructuras estatales de por sí carcomidas por años de putrefacción a partir de la caída de la URSS y el inicio de una transición tortuosa hacia la asimilación capitalista plena, donde la burocracia y una base social ligada al Estado intenta mantener su posición, contra el sector que pretende barrer con esas estructuras con un programa que, más que “patria y vida”, se resume en “semicolonia, sí; 51º Estado yanqui, mejor”. La falta de atención médica, de alimentos y de electricidad, además muestran su silueta espantosa a contraluz de las reformas votadas en el último congreso del PCC, que avanzaron en una devaluación salvaje con la unificación del tipo de cambio. Las condiciones de vida de las masas trabajadores se contrastan con las mercaderías valuadas en dólares expuestas en los negocios para turistas y en los privilegios de la burocracia “comunista”. Estos elementos son el motor de las protestas, de las que forman parte sectores heterogéneos, que han identificado por años las ideas del socialismo y el comunismo con un Estado que en realidad intenta imponer con represión la restauración capitalista. Pero está claro que el bloqueo del imperialismo yanqui, impuesto por décadas con el objetivo de presionar a la burocracia para que acelere las medidas restauracionistas (objetivo que ha cumplido con creces), es la principal causa de las penurias de la clase obrera cubana. Díaz Canel, Biden, el Partido Republicano y los gusanos están todos de acuerdo en llevar hasta el final la contrarrevolución en Cuba.

Es urgente la intervención del proletariado de toda América

Para colaborar en la tarea de poner en pie una dirección revolucionaria capaz de enfrentar a las direcciones imperialistas y de la burocracia del PC en Cuba, es necesaria la intervención del proletariado americano, en América Latina y el Caribe y también en EEUU. Porque además es evidente, y se ha comprobado por la experiencia histórica, que el programa de la dictadura del proletariado no puede concretarse en las estrechas fronteras de ningún país latinoamericano, sino que adquiere su forma política en la Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina y el Caribe.
Para llevar adelante esta tarea, los revolucionarios debemos pelear en el seno de los sindicatos para que la clase obrera salga a la acción con objetivos claros: ¡Abajo el bloqueo imperialista! Sobre todo en EEUU, debemos imponer la apertura de los intercambios con la isla, con nuestros métodos, la ocupación bajo control obrero de puertos, depósitos y fábricas, la toma del control de los navíos y la confiscación obrera para llevar a Cuba los hidrocarburos, los alimentos y las medicinas y vacunas que necesitan los trabajadores y el pueblo pobre. ¡No a la intervención militar imperialista! Ante el menor signo de amenaza de llevar adelante una intervención militar, impongamos la huelga en EEUU y el paro y ocupación de todas las empresas de capitales yanquis en la región. ¡Abajo la represión de la burocracia del PCC, libertad a los presos! Debemos imponer que los sindicatos latinoamericanos y de EEUU se pronuncien por la libertad de los luchadores socialistas que fueron detenidos el domingo 11/7, entre ellos Frank García Hernández, Leonardo Romero Negrín, Maykel González Vivero y Marcos Antonio Pérez Fernández.

Por una dirección revolucionaria internacional

Lejos de lo que postulan los centristas latinoamericanos, no se trata de desarrollar un programa democrático para llevar las demandas de las masas hacia una solución desde el Estado (nacional) con reformas más o menos “radicales”, se trata de regenerar las bases de la revolución cubana con la extensión de la revolución en la región y la instauración de la dictadura proletaria bajo una dirección revolucionaria. El capitalismo está en franca descomposición y no pude ofrecer nada más que represión, en enfrentamientos cada vez más abiertos con la clase obrera, para intentar modificar a su favor la relación entre capital y trabajo con la intención de darse una sobrevida. La necesidad de una dirección revolucionaria internacional, la IV Internacional reconstruida, se hace palpable y no puede ser una simple declamación para los congresos y conferencias partidarias. Tenemos por delante la gran tarea de preparar la reconstrucción de la IV llevando los debates programáticos al seno de nuestra clase, dando batalla política a la burocracia sindical y luchando por recuperar los sindicatos. Proponemos, con nuevo énfasis dados los acontecimientos en Cuba, organizar una Conferencia Latinoamericana de las corrientes que nos reivindicamos por la dictadura del proletariado, para debatir la política, las tácticas y el programa para intervenir en la situación con ese objetivo. Como paso hacia una conferencia mundial que permita a los revolucionarios encarar la tarea del momento: comenzar a saldar la crisis de dirección de nuestra clase, la única clase revolucionaria, la clase obrera.

El pasado 22/06 el consejo superior de la UNC se pronunció en referencia a la elevación a juicio que pesa sobre los 27 estudiantes de la UNC por la toma del pabellón Argentina en el marco de la lucha educativa del 2018. El pronunciamiento se puso a discusión por propuesta de varios decanos K referenciados en la agrupación “Vamos”, que solicitaban que el superior se declare a favor de la absolución y en contra de la criminalización de la protesta, posición que bajaron más temprano que tarde, para terminar votando una declaración “de consenso” con el oficialismo rectoral conducido por el radical Hugo Juri y Yanzi Ferreira. En la misma se llama a respetar la institucionalidad y el Estado de derecho, es decir que avala el juicio, y llama a que los conflictos universitarios se resuelvan con los mecanismos del cogobierno y la autonomía, ocultando que fue el propio rector el que entregó los nombres a la justicia.
No nos puede escandalizar que los decanos K hayan votado esta declaración, o mejor dicho, solo puede sorprender a quien haya sembrado expectativas en que un/a decano/a de este régimen universitario vaya a ir en contra de sus propios intereses. Después de todo, estas autoridades universitarias, que con palabras elocuentes han dicho estar en contra de la criminalización de la protesta y a favor de los estudiantes, son parte de la coalición peronista que dirige al país, el mismo gobierno que en dos años solo ha ofrecido a la juventud desempleo, miseria, expulsión del sistema educativo y mayor represión.
Este nuevo ataque deja al descubierto, una vez más, que las autoridades universitarias dejan de lado sus diferencias cuando se trata de disciplinar a quienes osamos cuestionar el régimen universitario que dirigen, y que a la única presión y exigencia a la que sí se someten, no es a la de la “opinión pública”, sino a la del gobierno y el FMI.
No podemos olvidar ni por un momento que el origen de este reaccionario juicio fue la pelea que dimos junto a los trabajadores de la UNC en reclamo de mejoras salariales y enfrentando las políticas de miseria educativa que implicaba el pacto de Macri con el FMI. Esta pelea sigue aún vigente. La política de cuarentena impuesta por Alberto, como forma de control sobre los trabajadores ante los efectos inmediatos de la crisis, ha sido utilizada por el régimen universitario para hacer pasar el ajuste: precarización laboral y mayor deserción estudiantil producto de una virtualidad inconsulta y sin recursos, paritarias docente y no docente a la baja, recortes de contenidos, cierre del comedor, etc.
La lucha por la inmediata absolución de nuestros compañeros solo podrá ser reforzada si la ligamos a la pelea más general por enfrentar este ajuste, que no se restringe solo al ámbito educativo, sino que está implicando un enorme golpe para el conjunto de la clase trabajadora. Debemos buscar nuestros aliados, no entre las distintas facciones, integrantes de una u otra coalición burguesa (FdT, Cambiemos, Schiarettismo, etc.), del régimen universitario reaccionario que dirigen la UNC al servicio de los capitalistas, sino entre los trabajadores que vienen resistiendo el ataque. Debemos aunar fuerzas con los compañeros de salud, que con paros y movilizaciones vienen reclamando mayor salario y mejores condiciones laborales, con los compañeros docentes que se organizan contra las paritarias a la baja y las condiciones inseguras e insalubres de cursado, con los trabajadores de distintas ramas como alimentación, metalúrgicos, etc., que enfrentan los ataques de las patronales. Es en ese sentido que desde la COR mocionamos solidarizarnos con las compañeras Estela Fernández, secretaria adjunta de la UTS-FESPROSA, y Fabiana Fontana, delegada de la UOM de la ex-Valeo, ambas perseguidas por la justicia en represalia a su lucha sindical. Debemos levantar una campaña conjunta contra la represión y la persecución judicial hacia trabajadores y estudiantes. ¡Fuera las manos de la justicia patronal de nuestras organizaciones! ¡Abajo el juicio a los 27 estudiantes de la UNC, ningún desafuero, ningún despido! Viva la lucha de obreros y estudiantes contra el ajuste al servicio de las patronales y del pago de la deuda externa.

Por un gobierno de la universidad de los sindicatos y las organizaciones estudiantiles

La experiencia hecha con el régimen tiene que dejar una clara conclusión a los luchadores: no es posible reformar a los consejos reaccionarios, ni es un problema de representación, sino que son los consejos de la LES, el BM y el FMI y deben ser destruidos. Para poner la educación al servicio de la lucha de la clase obrera debemos pelear por una Universidad dirigida por los sindicatos y las organizaciones estudiantiles. Sabemos que las conducciones hoy al frente de nuestras organizaciones se han encuarentenado permitiendo que la causa que pesa sobre 27 estudiantes avance, al tiempo que han colaborado con la parálisis y desorganización de los estudiantes que no han podido dar una respuesta contundente frente a la crisis. Las conducciones de los sindicatos de docentes y no docentes también han jugado un papel nefasto dejando desorganizados a los trabajadores que tuvieron que soportar sobre trabajo mientras ellos firmaban paritarias por debajo de la inflación. Este accionar sólo demuestra que esas conducciones por acción u omisión son cómplices de la política de las autoridades. Si no están a la altura del ataque deben ser barridas de la dirección.
¡Recuperemos nuestras organizaciones para la lucha! Se hace urgente que quienes venimos levantando la campaña por la absolución redoblemos la apuesta, abandonando las peleas internistas por sellos o hablando de una unidad en general y debatamos programáticamente para poder dar la lucha política contra estas corrientes del régimen, que concentremos los esfuerzos en meter el debate en los cursos para poder desarrollar a las organizaciones en sus bases, convocando a asambleas, eligiendo delegados para poner en pie cuerpos de delegados por facultad y carrera, y avanzar hacia un plenario de Delegados Docentes, No Docentes, Investigadores y Estudiantes con mandato que nos permita definir un pliego único de reivindicaciones como así también el plan de lucha para imponerlo. Llamamos a las corrientes de izquierda de la UNC y los trabajadores y estudiantes combativos a debatir las tareas de la vanguardia en esta crisis, con el objetivo de poner en pie una Corriente Revolucionaria en la universidad, docente, no docente, estudiantil, con libertad de tendencias, que se proponga este objetivo.

Lunes, 28 Junio 2021 09:33

IMPSA: otra vez rescatando al capital

En medio del debate que recorre a las diferentes variantes burguesas y pequeño burguesas por la propiedad privada, el salvataje a las empresas y la función del estado, el rescate anunciado estas semanas a la empresa IMPSA (industrias metalúrgicas Pescarmona S.A.) fue noticia en todos lados. El Estado nacional quiso mostrar iniciativa ante un contexto económico en crisis con muchas deudas y pagos por afrontar ante organismos internacionales. Esta medida de incisión estatista es una muestra más de la intervención del Estado en la economía ante el descalabro de la crisis en curso donde el gobierno de Fernández aporta 15 millones de dólares y 5 millones el gobierno radical de Mendoza. Empresa que de igual manera seguirá funcionando como sociedad anónima. Medida que no soluciona los problemas estructurales de la economía argentina como pretenden hacernos creer y mucho menos los problemas del sistema capitalista.

Impsa es una empresa mendocina asociada con el capital extranjero que hizo su fortuna durante más de 100 años con diferentes gobiernos (Yrigoyen, Perón, la dictadura militar, el menemismo y diferentes gobiernos extranjeros como Brasil y Venezuela). Si hay un denominador común en Impsa es el siempre presente rescate por parte del estado bajo distintas administraciones. En su momento lo hizo los K con subsidios al salario y repros mientras renegociaba deuda. En 2015 con el gobierno de Macri se ve beneficiada con el blanqueo de capitales por $ 108 millones terminando en el 2018 con la formación de un fideicomiso hasta la reciente anunciada “estatización” que no es otra cosa que el desembolso de capital para rescatar a los mismos bancos y burgueses que venían siendo solventados para asegurar sus negocios agregando ahora la formalización como capitalización de la empresa.

La realidad que esto es un mecanismo burgués para socializar las pérdidas donde los trabajadores volverán a ser quienes paguemos las deudas continuando un proceso de garantizar el pago a través del Estado a los acreedores privados y eventualmente traspasar las operaciones de Impsa a otros grupos económicos en un contexto internacional que con los cambios en matrices energéticas especula con posibles jugosos negocios.

Resguardando al capital

Destaquemos que detrás de esta operatoria hay una disputa política y económica por los negocios que puede traer aparejado a los capitalistas de turno y un resguardo de la propiedad asemejando el proceso a lo que se quiso hacer con la empresa Vicentin (1). La grave crisis de Impsa tiene que ver en gran medida con el descalabro que significaron los bonapartismos sui generis en Latinoamérica (Chávez, Lula, Fernández) apostando al desarrollo de una burguesía nacional y su expresión en la industria. Proyectos políticos que fracasaron y que terminaron en un festival de guita, coimas y el guantazo de la brasilera Odebrecht. Hoy, una coalición de gobierno que se referencia en aquella apuesta burguesa pretende rememorar aquella ilusión que los terminó condenando. Y es que no se pude dar un desarrollo de un capital nacional para la industria en los países industrialmente atrasados donde el capital extranjero e internacional juega un rol decisivo y más aún en un Estado semi colonial como lo es Argentina dentro de un capitalismo en descomposición. Se ha demostrado que un Estado dirigido por una fracción burguesa no puede dar ningún beneficio a los trabajadores.

Un capítulo en esta novela lo merece el gobierno radical de Suárez donde no paran de criticar al gobierno nacional por el mal manejo de la pandemia y de la economía, pero no tuvo ningún problema a la hora de sentarse junto a Fernández para rescatar el capital y sacar una tajada para el empresariado mendocino. Pero no podía ser menos teniendo en su gabinete de economía a ex gerentes de Impsa como Emilio Guiñazú y Daniel Chicahuala (ex gerente de Impsa y Oderbrecht) quienes aseguraron negocios por ejemplo para la cuestionada construcción de la represa Portezuelo del Viento en el sur mendocino. No solo han participado ayudando a Pescarmona (cuya caída ya arrastró a muchas otras empresas), sino que ante cada conflicto que se generó, el Estado provincial garantizó, junto con la burocracia de la UOM, despidos, suspensiones y hasta desalojos con policía incluida.

 La burocracia ayudando a socializar las pérdidas

Otro de los que celebró la “capitalización” de Impsa fue Antonio Caló (secretario general de la UOM nacional) que tuvo participación estelar en la mesa principal del acto de relanzamiento de la firma. Este y muchos otros burócratas más fueron una de las partes que participaron activamente en el acuerdo. Hay que advertir en este caso que la burocracia de la UOM funciona como agente político de los capitalistas y el Estado para que todo marche sobre ruedas. La misma burocracia que firma paritarias a la baja por 35,2 % en cómodas cuotas sin discutir con los metalúrgicos y con delegados que no fueron elegidos por las bases, que garantiza los despidos y suspensiones en diferentes puntos del país frente a la crisis y la que nada hizo frente a los protocolos de higiene y seguridad durante la pandemia. Los trabajadores para nada estamos contentos con esta situación donde no solo no se va a crear empleo, sino que cada día nuestras condiciones de vida empeoran.

La CGT Mendoza con su titular Luis Márquez también festejó con alegría esta intervención estatal. De nuevo jugando para el capital como lo hizo durante toda su gestión al frente de la UOM Mendoza, poniendo su firma en los despidos que se produjeron a lo largo de los años en Impsa y en toda la industria metalúrgica mendocina, incentivando y generando división entre los trabajadores. Tomemos como tarea primordial recuperar la dirección de los sindicatos, de manos de la burocracia traidora.

Por una salida obrera ante la crisis

Los trabajadores, y los metalúrgicos en particular, no podemos poner expectativas en este tipo de maniobras como la estatización para salvataje de nuestros verdugos. La disyuntiva no es el capital privado o Estado, sino entre un programa de conciliación de clases o un programa que oriente la acción independiente de los trabajadores. La UOM debe llamar de forma urgente a asamblea en Impsa y convocar a un congreso de delegados para debatir cómo podemos dar una salida a la grave crisis que atraviesa la empresa empezando por la reincorporación de los despedidos y suba de salarios. Pensamos que para llevar adelante estas tareas y reivindicaciones es necesario formar al interior de la UOM una oposición sindical revolucionaria que sea capaz de luchar por los intereses de los trabajadores con los métodos obreros. Los metalúrgicos debemos unirnos e intercambiar experiencias con otros sectores del proletariado que estén en lucha como los trabajadores de Bimbo (San Fernando), así como el activismo antiburocrático de los vitivinícolas, para poder organizar un plan de salida a la crisis y la pandemia y actuar unidas ante el gobierno y los planes de los empresarios por cambiar las condiciones de vida de la clase obrera.

Los trabajadores tenemos que empezar a tener el ejercicio de como intervenir en la crisis que se desarrolla ante nosotros y discutir cuales son las tareas de los trabajadores. Así mismo es imperioso que abramos un debate al interior de nuestra clase sobre la importancia del control obrero como forma de intervención independiente ante la desorganización de la economía y mostrar la capacidad de la clase obrera para la planificación y administración de la producción.

 

1 ver nota Vicentin: rescatando al capital http://cor-digital.org/nacionales/item/292-vicent%C3%ADn.html

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