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Un calendario incierto

Domingo, 03 Enero 2021 23:39

Alberto y Dylan dieron el saludo de fin de año prometiendo que el 2021 será un año de grandes oportunidades, un futuro promisorio y se avanzará en la reconstrucción de la Argentina, con un discurso que a nadie convenció mucho, ni siquiera a ellos mismos, en medio de un escenario económico ruinoso y un 2021 electoral de resultados inciertos. Macri, fiel a su estilo, habló de “un río de cambio” tratando de apelar confusamente a la mecánica de fluidos para dar a entender a sus seguidores que, gracias a los fallos del albertismo y la presencia inefable de la odiosa Cristina, todavía los globos amarillos están en carrera.

Sin embargo, Alberto brinda con esperanza. En los últimos días del año el gobierno hizo votar la Ley de Movilidad Jubilatoria y la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Además, logró comenzar un plan de vacunación tratando de anticipar una segunda ola de Covid-19. Podría decirse que termina el año recuperando la agenda política, después de un largo período signado por errores en el plano económico y en el control de la pandemia.

A simple vista pareciera que se encuentra en mejores condiciones para encarar la negociación con el FMI, y se suma un poroto al lograr un acuerdo con la oposición para imponer la Ley de movilidad Jubilatoria. No obstante, la falta de rumbo económico y la posibilidad desastrosa de un rebrote de covid, complica la negociación por la inestabilidad del escenario futuro.

Además, en el medio de la supuesta paz que había logrado concertar con la burocracia sindical, con acuerdos paritarios miserables sin lucha, e impidiendo el ya casi tradicional diciembre de acciones obreras, se logró colar la enorme huelga de los aceiteros, que logró arrancarle un aumento salarial a las grandes patronales con métodos de la clase obrera como paros y piquetes duros durante 22 días. Incuso lograron que se sumen a la lucha otros gremios de la rama, potenciando aún más la medida. Si bien la negociación tuvo varios límites como la resignación del pago de los días caídos, la huelga aceitera prepara las condiciones de lucha en un año que va estar signado por el ajuste, alta inflación y en donde los trabajadores deberemos recuperar lo perdido en la pandemia.

Por otro lado, el albertismo logró votar en senadores la IVE, sin el escenario preocupante de un empate. Esta ley fue festejada con mucha alegría por parte de los movimientos verdes y la izquierda diluida en ellos. Los miembros del FIT– algunos con más reservas que otros- proclamaron la votación como una gran “conquista del movimiento de mujeres” y se unieron al festejo.

Como somos marxistas y no simples comentaristas de emociones, debemos aproximar esta situación a nuestras categorías, aunque esto genere pocas simpatías en los movimientos feministas.

Tal y como ha sido votado el proyecto de Ley, queda claro que más que una conquista, se trata de una “concesión” a un sector de masas. No se trata de un juego de palabras, sino de la necesidad de subrayar que la votación del proyecto de Ley, cuya última versión evidencia un cierto acuerdo entre sectores burgueses y la iglesia, no es producto de un movimiento extra- parlamentario de trabajadores y sectores de masas que hayan logrado imponer “su” proyecto de Ley- es decir-plasmado en los “términos” de los intereses de la clase y con los métodos obreros, sino que se trata de una ley consensuada entre los partidos burgueses, conciliadora con las iglesias, y hecha a la medida de los empresarios, no sólo para un mayor control estatal de la natalidad, sino para mejorar el terreno para grandes negocios de las clínicas privadas y prepagas.  La incorporación de la objeción de conciencia, los 1000 días y la eliminación de la integralidad en la salud no son “aspectos negativos” sino la esencia misma de la Ley. Además, hay que ver qué queda realmente de la misma luego de las posibles modificaciones que sufra con la reglamentación.  Sólo plantear que “se consiguió con la lucha” sin denunciar el carácter reaccionario del Senado, donde se terminó de plasmar este acuerdo inter-burgués, no sirve para que esta nueva generación que tomó como bandera el aborto, pueda sacar lecciones de sus experiencias y avanzar.

La IVE es parte de una concesión demagógica, entendida dentro del concepto de bonapartismo sui generis, donde se dan ciertas concesiones a las masas para mejor negociar con el imperialismo. La síntesis de ello se dio ese mismo día, votándose en diputados el saqueo a los jubilados, solicitado por el FMI.  

Si bien la IVE constituye un avance ya que en términos generales se elimina la clandestinidad desde el punto de vista “legal” (aunque no social, ya que la doble opresión de la mujer trabajadora se basa en las relaciones de producción y no se elimina mediante legislaciones parciales) muy lejos está de garantizar que el aborto sea realmente “libre”. Por eso es muy importante que los trabajadores de la Salud intervengan es este problema, y que los sindicatos se posicionen en contra de la objeción de conciencia o cualquier injerencia del Estado.

La votación también le ha generado un conflicto interno a la coalición gobernante, y quizás en donde más se evidencie sea en el conurbano bonaerense. Ante la ofensiva de Máximo por dirigir el PJ provincial, los intendentes díscolos están buscando alianzas con la iglesia católica e inclusive los curas villeros para armar un bloque más PJ clásico y no del tinte “progre”. Se va a establecer una nueva relación con la Iglesia en un año electoral, que se verá cómo se expresa en las urnas.

Este 2021 implica un gran desafío para el movimiento obrero. El primero de todos, es recuperar lo perdido durante la pandemia, y sacar a los burócratas de sus sillones, para que sea un año de luchas obreras y no de elecciones en paz y ordenadas como las patronales y sus partidos pretenden. El segundo, pero no menos importante, es impedir que un posible rebrote se traduzca en un nuevo ataque a las masas, como ya ocurrió con la cuarentena de Alberto, que sólo sirvió para cerrar los sindicatos y para que la patronales impongan la flexibilización laboral en nombre de protocolos ridículos.

Desde la COR pondremos todas nuestras fuerzas en ese sentido y someteremos nuestro programa a la prueba de estas experiencias.  

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