El macrismo logró la media sanción del presupuesto, con la ayuda del peronismo en el recinto y la burocracia sindical en las afueras, que se negó a movilizar y llamar a un paro para impedir la aprobación de la ley.
Ahora se espera que la ley de presupuesto pase por el Senado y sea promulgada a mediados de noviembre, así pueden mostrar que están haciendo los deberes antes de la Cumbre del G 20.
En la sesión de la cámara de diputados quedó muy claro que, con algunos matices, la totalidad de la oposición patronal está de acuerdo con el pacto del FMI y sólo discuten cómo se va a hacer el ajuste. Los K votaron en contra sabiendo que el macrismo ya tenía los votos para aprobarla y aclararon en todas sus intervenciones que de ser gobierno en el 2019 rediscutirían el acuerdo con el FMI, como lo dice el massismo. Los gobernadores del PJ, vía sus diputados, aprobaron la ley con la idea de que el gobierno tuviera su presupuesto y negociaron algunos puntos para que el ajuste fuera más fuerte en la provincia de Buenos Aires. La CGT brilló por su ausencia y se cubre llamando a un paro de 24hs para el 27 de noviembre y las distintas variantes de la CTA movilizaron muy poco. Es decir, la burocracia sindical, en todas sus variantes, dejó pasar el ajuste en nombre de un lejano 2019 y esperando que la iglesia después de haber rezado en Lujan haga el milagro.
El presupuesto fue votado sin conocerse el acuerdo firmado con el FMI, después de que se votó se supieron algunos puntos del mismo. El gobierno se compromete a realizar una reforma previsional, laboral y disciplinar la economía argentina al monitoreo de los técnicos del FMI, obviamente, no para ninguna mejora, sino para garantizar que el país pague las deudas que contrajeron. Después, y como es costumbre en el FMI, anunció que Argentina podría entrar en default ya que el crecimiento de la deuda externa significaría un 81% del PBI, por lo que se torna explosiva la situación de deuda. También los nuevos funcionarios del gobierno advirtieron que es muy probable que se desarrollen conflictos sociales ante el plan de ajuste para conseguir el déficit 0.
El 24/10, la represión a los que movilizamos en las afueras del Congreso mostró que la resistencia a este gobierno y sus cómplices es muy grande y el macrismo sólo puede responder con represión, ya que al estar totalmente disciplinado al FMI debe enfrentar a los procesos de masa con el monopolio de la fuerza.
A diferencia de la batalla del 18 de diciembre, ahora se han recuperado algunas mediaciones con la intención bien clara de contener los procesos de lucha de clases y llevarlas a institucionalización vía una salida electoral. Recordemos que en el 18 de diciembre el peronismo venía de ser derrotado por el macrismo y la burocracia sindical estaba en crisis su triunvirato. Eso permitió la irrupción de un sector importante de trabajadores que fueron protagonistas ese día; en la votación del presupuesto los sectores obreros organizados en sindicatos fueron mucho menores.
Debemos prepararnos para enfrentar este pacto del FMI, Macri, los gobernadores del PJ y la burocracia sindical.
Después del triunfo de Bolsonaro en Brasil, respaldado por el imperialismo para llevar adelante un plan económico “competitivo” que implicará disciplinar al movimiento obrero brasilero, todas estas variantes burguesas y pequeño burguesas nos dirán que debemos aceptar las reformas previsionales y laborales para estar en mejores condiciones para competir con Brasil. Los trabajadores no competimos entre nosotros, debemos buscar la cooperación revolucionaria con nuestros hermanos de clase como son los trabajadores brasileros y así poder enfrentar a los gobiernos de turno confiando en nuestras propias fuerzas y pelear por expulsar al imperialismo de América Latina.
Ante la situación actual decimos ¡abajo el macrismo! Con la acción independiente de los trabajadores y nuestros métodos de lucha de clases, como los paros las huelgas, las ocupaciones debemos tirar a este gobierno. Porque cada día que pasa en el poder implica más sufrimiento para nuestra clase. Debemos poner en pie un gobierno obrero, que parta de la destrucción del Estado capitalista, la expropiación y el control obrero de la producción, es decir la dictadura proletaria y su extensión internacional. Estos procesos implican la necesidad de levantar un programa de transición y la construcción del partido revolucionario internacional para el desarrollo y triunfo de la revolución y sus transiciones.