Este domingo 29/9 se concretarán las elecciones a gobernador, cargos legislativos provinciales, e intendentes en 14 de 18 municipios y sus respectivos concejales. La provincia ya pasó por las urnas en las PASO provinciales, donde el oficialismo de Cambia Mendoza y la expresión provincial del Frente de Todos no se sacaron diferencias significativas; y luego las PASO nacionales, en las que el gobernador Cornejo, presidente de la UCR y candidato a Diputado Nacional, y su delfín Suárez, candidato a gobernador, sintieron el peso del rechazo popular al macrismo del cual son aliados. Sin embargo, en el juego de las urnas, las elecciones desdobladas en 4 municipios gobernados por el peronismo, el mes pasado, resultaron con la reelección de 3 caudillos del PJ (Lavalle, San Rafael, Tunuyán) y el triunfo de la UCR en San Martín.
En unas elecciones provinciales fuertemente polarizadas, la izquierda en el FIT-U ha centrado sus esfuerzos en conservar los lugares en la Legislatura provincial y en algunos concejos deliberantes, adecuando su campaña a la idea de un voto útil, como si dentro del Estado pudieran existir contrapesos a las políticas patronales que éste encarna.
Balanceando la gestión de Cornejo, Cambia Mendoza contó desde el 2015 con la abierta colaboración del peronismo provincial y el kirchnerismo, para imponer su plan antiobrero y de ajuste. Marcó la impronta de su gobierno, la temprana implementación del Ítem Aula, como medida de productividad docente y disciplinamiento estatal. Esta medida, elogiada por los voceros del imperialismo, tuvo su complemento en el ataque a los convenios colectivos y las paritarias, los despidos y desguace de organismos estatales. Los trabajadores de la industria y los servicios también fueron objeto de ataque, con la reforma de la Justicia Laboral, en perjuicio de los trabajadores y a tono de los intereses de las ART y las patronales. Mendoza fue pionera en la legalización de plataformas precarizantes como Uber. El cambio en el sistema de transporte, Mendotran, implicó un doble ataque. El aumento del boleto y, de hecho, un aumento generalizado de la jornada laboral, aumentando el tiempo requerido para llegar al lugar de trabajo.
El plan antiobrero incluyó un fuerte ataque a las organizaciones obreras y la juventud. El nuevo código contravencional provincial y de convivencia urbana en la ciudad de Mendoza, así como el andamiaje de medidas contra las tomas de establecimientos, de persecución y represión a estudiantes y trabajadores en lucha, se tradujeron en cientos de miles de pesos en multas a organizaciones sindicales, sociales y políticas, el procesamiento de luchadores, y la represión abierta a trabajadores y la juventud empobrecida.
En plena campaña electoral, se sumaron nuevas imputaciones contra 11 referentes políticos y sindicales, y militantes de organizaciones sociales que participaron en Mendoza de acciones de protesta en apoyo a la lucha de los estatales chubutenses. Sin embargo, la burocracia sindical de la CGT y la CTA ratificaron su compromiso como garantes de la transición burguesa, al punto ya de la provocación contra los trabajadores. Su defensa de la presencia del ajustador Arcioni junto a la comitiva del Frente de Todos para la foto de Alberto y Anabel Fernández Sagasti en una bodega top de Mendoza, es una postal del pacto social que preparan para pagar la deuda externa a costa de los trabajadores y la mayoría asalariada.
En una provincia fuertemente recesiva, con un gran sector de la población asalariada castigada por el alto desempleo, subempleo y la informalidad laboral, el conjunto de los pre-candidatos patronales, no se plantean retrotraer ninguna de las “reformas” impuestas por Cornejo. Al contrario, se disputan el favor de los empresarios, postulándose como los gestores de los planes de impulso estatal a la reconversión capitalista de la agotada estructura productiva provincial.
Una campaña de refuerzo de la ideología estatista
La crisis económica nacional agravó la decadente agroindustria regional, históricamente subsidiada y sostenida desde el Estado, que innumerables veces socializó las deudas privadas para sostener una clase parásita de empresarios bodegueros y pymeteros de todo tipo. Esta campaña ha reforzado la ideología estatista y su recetario de reformas como medidas para amortiguar socialmente la concentración y relocalización productiva (La Campagnola), las quiebras y cierres de plantas (La Colina, Alco, etc), y el ataque a las empresas recuperadas por cooperativas como Terre, en resguardo del derecho de propiedad privada de los medios de producción por sobre el derecho al trabajo.
Como señalamos de cara a las PASO y ratificamos en las semanas posteriores, el FIT-U, abandonando ya cualquier atisbo de programa revolucionario, despliega una campaña que agita la idea de que la anarquía capitalista y sus efectos más nefastos sobre la población asalariada y pauperizada pueden canalizarse a través del Estado capitalista capaz de planificar y armonizar las contradicciones. Si esta idea es errónea y perniciosa para la clase obrera respecto del semi Estado argentino, se vuelve absurda respecto de un estado provincial. “Empresa estatal de alimentos”, “mercado único provincial”, son consignas que dan cuenta de la presión de la conciliación de clases sobre el programa del FIT. Para terminar con los vicios de traficar la ideología estatista bajo la referencia al Programa de Transición, bien les valdría recordar las lecciones revolucionarias de su autor a quienes: “han tomado simplemente las reivindicaciones fundamentales del programa de transición marxista, la nacionalización de los bancos y de las industrias clave, han echado por la borda la lucha de clases y, en lugar de la expropiación revolucionaria de los expropiadores, han puesto una operación financiera de rescate”.
Con esta orientación programática no sorprende que hayan abandonado el principio de independencia de clase en las organizaciones de trabajadores donde tienen responsabilidad de dirección. En SUTE y en ATE, las fuerzas del FIT, establecen acuerdos y postulan como representación de los trabajadores a tendencias de conciliación de clases, con las cuales eligen confrontar sólo en las urnas. Las multicolores, integrando a los aliados del PJ (PCR), los acuerdos con viejos burócratas que hoy pueblan las listas de Bermejo y Sagasti, expresan el abandono de la tarea de combatir los programas conciliadores en las organizaciones obreras. No es una decisión “táctica” del FIT en Mendoza. Los partidos que integran el FIT ya sucumbieron a la polarización planteada en Brasil, y llamaron a votar por Haddad y el PT como el mal menor frente a la variante “bonapartista de derecha” y “fascista” de Bolsonaro. Así, la independencia de clase que proclaman que la clase obrera exprese mediante el voto, terminó sacrificada en las urnas en pos de una variante frente popular en forma de partido. En base a estos fundamentos es que la Corriente Obrera Revolucionaria llama a votar nulo o en blanco.
Instamos a los trabajadores y la juventud a no depositar ninguna confianza en que el resultado de las urnas hará la diferencia respecto a las tareas que plantea enfrentar los planes patronales para hacernos pagar la crisis en curso. La burocracia nos hace perder un tiempo valioso en este impase de tregua, mientras los capitalistas definen la junta de administración de sus negocios para los próximos años. Preparemos la ruptura de la tregua. Impulsemos el debate en cada lugar de trabajo y de estudio sobre cuáles son las medidas y el programa para afrontar la crisis desde nuestros intereses como trabajadores. No será en la legislatura del código contravencional y el ítem aula, donde los mismos personeros del capital rotan de asiento, el lugar donde nuestra voz e intereses se impongan. Necesitamos poner en pie nuestras propias instancias de deliberación y resolución, un congreso de delegados de base mandatados, que prepare un plan de acción orientado a tirar abajo los planes del FMI. Que unifique a los trabajadores estatales, de la industria y los servicios en un paro general, con ocupación de plantas y reparticiones, que despliegue nuestra fuerza como clase para barrer con el conjunto de medidas antiobreras de Cornejo y Macri. Sólo un programa de independencia de clase puede orientar al activismo y los trabajadores antiburocráticos en las tareas que impone la lucha por derrotar el ajuste, las reformas laboral, educativa y previsional y la represión a la protesta.
Corriente Obrera Revolucionaria – Regional Mendoza