El próximo domingo 25 de junio hay elecciones provinciales en Córdoba. También se votan legisladores para la unicameral y algunas intendencias, ya que han desdoblado las elecciones locales y la capital vota intendente recién a fines de julio.
En las últimas semanas, la campaña cordobesa sufrió un sacudón mayúsculos con los coqueteos del actual gobernador, jefe del peronismo local y candidato a presidente, Schiaretti, con el ala “centro” de JxC que capitanea el cheto Larreta y sus aliados, incluido el presidente nacional de la UCR, el represor Morales de Jujuy. El ingreso de Hacemos Unidos por Córdoba (HUxC) que hegemoniza el PJ local, pero que integra a un amplio espectro de la política burguesa provincial, quedó frustrado, pero se mantienen las conversaciones. El candidato a gobernador y actual intendente de capital, Llaryora, profundiza su campaña de gestión de espacios verdes mas mano dura, proponiendo incluso la intervención de las Fuerzas Armadas para el control de la “seguridad (de la propiedad privada) ciudadana”. Luis Juez (JxC) también centra su campaña en la represión, agregando un guiño al arco empresario prometiendo que va a reeditar el fallido intento de un gabinete de CEOs de Macri. Su candidatura ha quedado bastante desdibujado ante el apoyo de su ex-aliado Larreta al schiarettismo, lo que lo llevó a arrojarse a los brazos de los halcones de su coalición. De todas formas, nada está descartado ya que no estamos frente a un escenario electoral habitual, sino que está signado por una profunda crisis económica y social que carcome los mecanismos de dominación de la burguesía a través de las instituciones de su democracia para ricos.
De más está decir que todas estas idas y vueltas en el staff permanente del aparato estatal capitalista demuestran que ambas coaliciones defienden los mismos intereses de una burguesía semicolonial entregada al imperialismo. Las elecciones como mecanismo de engaño a las masas están demostrando su crisis no sólo a partir de altos porcentajes de abstención y voto en blanco que se vienen registrando en las elecciones provinciales, sino fundamentalmente por el cuestionamiento de los propios trabajadores y la lucha de clases, como quedó demostrado los últimos días en Jujuy.
Volviendo a nuestra provincia, debemos constatar que el actual y extraño escenario electoral fue impuesto a través de la intervención del Estado en diferentes conflictos obreros, ya sea a través de la persecución a dirigentes y delegados sindicales y piqueteros con imputaciones judiciales, como con la aplicación express y a mansalva de conciliaciones obligatorias en los conflictos obreros que se vienen dando en la provincia, desde la ejemplar huelga docente, pasando por los conflictos en fábricas como Atanor, Coca Cola, Bagley, WEG, entre otros. El ministro de trabajo Omar Sereno fue claro en una audiencia con la patronal de ARCOR y el sindicato de la alimentación en abril; dijo que el gobierno no quería problemas de cara a las elecciones, y que por eso largaba la conciliación ante la ocupación de la fábrica por los trabajadores de Bagley. Todo este entramado para llevar las luchas obreras al punto muerto de la conciliación, claro está, cuenta con la complicidad de la burocracia sindical de ambas CGTs y de lo que queda de las CTAs.
Lamentablemente, tanto el FIT-U como el Nuevo MAS no han utilizado la campaña para denunciar el circo electoral como parte del andamiaje estatal para desorganizar al proletariado frente a sus tareas: enfrentar con sus propios métodos el plan impuesto por el FMI, el ajuste y el ataque al salario vía inflación y la ofensiva patronal sobre las condiciones laborales. Más enfrascados en sus internas, ofrecen un recetario de medidas que se podrían tomar desde las propias instituciones de la democracia patronal. Desde la COR consideramos táctica la intervención de los revolucionarios en las elecciones, pero esa decisión táctica no puede desvincularse de una perspectiva estratégica. La campaña del FIT-U y del nuevo MAS que remite al viejo “luche y vote” del viejo MAS está lejos de la independencia de clase que postulan, ya que invitan a los trabajadores a “participar en política” a través de los mecanismos institucionales de nuestros enemigos. Por el contrario, la dirección obrera de la economía a través del control de la producción es lo que permitirá dar una perspectiva a las masas explotadas y oprimidas, un programa obrero de salida a la crisis. Para ello, tener más legisladores es algo totalmente secundario, la clave es recuperar los sindicatos de manos de nuestros enemigos expulsando a la burocracia sindical para golpear a la burguesía en la producción.
En estas elecciones, llamamos a votar en blanco porque no hay ninguna expresión política que centre su intervención en la necesidad de construir una posición de fuerza de la clase obrera que prepare las condiciones para derrotar al gobierno provincial en su política de garantizar los negocios de las grandes patronales del campo, las automotrices, las alimenticias y demás socios burgueses del cordobesismo, así como para enfrentar al gobierno de los Fernández y Massa, gestores del FMI en la nación. Hacemos un llamado a reagrupar las fuerzas combativas del movimiento obrero, a partir de reuniones y plenarios que nos permitan organizarnos para impulsar la moción del paro general y el plan de lucha en cada sindicato y lugar de trabajo para imponer los intereses de nuestra clase a través de nuestros métodos.