Mientras a nivel internacional la crisis económica recrudece y la guerra en Ucrania y las políticas del imperialismo con las líneas de bloqueo económico hacen que se eleven mundialmente los precios de la energía y los alimentos, las condiciones de vida de la clase trabajadora se vuelven cada vez mas difíciles. Es que el plan de la burguesía imperialista es descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, por ello intentan acabar con conquistas históricas, imponiendo nuevas leyes a favor de las patronales y triturando el salario obrero con políticas como la inflación y las devaluaciones. En Argentina, el acuerdo del gobierno con el FMI va a profundizar estas políticas.
La rama de la Industria de la alimentación es una de las mas favorecidas en la coyuntura, y desde el inicio de la crisis del Covid. Mientras, los salarios de los trabajadores alimenticios han venido decreciendo a ritmos agigantados si los comparamos con el costo de vida y sobre todo con las superganancias patronales. Durante la pandemia, los trabajadores debimos enfrentar las malas condiciones de seguridad e higiene con medidas de fuerza que fueron respondidas con represión y persecución de delegados como fue el caso de Bagley Córdoba, o luchas duras en ramas afines como la de la carne, mientras las patronales la levantaban en pala en plena cuarentena. Hoy, el puñado de empresas que monopolizan la rama, como Unilver, Mondelez, Bimbo, junto a la “nacional” ARCOR, siguen amasando fortunas.
La otra cara de la moneda es el nuevo acuerdo salarial miserable firmado el 5 de mayo por el reelecto secretario general de la Federación (FTIA), Héctor Morcillo. El acuerdo consiste en un aumento en 4 cómodas cuotas (a cobrarse en mayo, agosto, noviembre, febrero), las 2 primeras en negro, que suman un falso 59%, ya que no son acumulativas y la cuotificación reduce drásticamente el monto total del aumento. Se prometen 2 instancias de revisión, sabiendo de antemano que la inflación anual superará por mucho el 59%, y sin contar lo perdido los últimos años, que hace que el salario de las categorías iniciales esté muy por debajo de la canasta básica familiar. Después de bravuconear en los plenarios de delegados, amenazando con asambleas y paros de toda la Federación, Morcillo termina acatando el techo del 60% fijado por el gobierno y su ministro Moroni, sin consultar a ningún trabajador de la alimentación.
La burocracia de la Verde ademas viene dejando pasar los sistemáticos ataques de las patronales, que además de liquidar nuestros salarios haciendo que cada vez dependamos de una mayor explotación de nuestros cuerpos vía la necesidad de realizar horas extras, intentan avanzar sobre derechos adquiridos, sobre los esquemas de turnos y con nuevos métodos de contratación para precarizar las condiciones de trabajo. Es momento de poner un freno imponiendo los métodos de nuestra clase.
Como primer medida, necesitamos hacer asambleas por sector de trabajo, por turno y por planta productiva, para rechazar este acuerdo miserable y deliberar sobre un pliego de reivindicaciones que contemple también las condiciones de trabajo y de higiene y seguridad. Hay que imponer la reapertura de la paritaria, pero sacando a Morcillo y a la Verde de la mesa de negociación, ¡ya demostraron que juegan para las alimenticias! Debemos imponer la elección de delegados paritarios en asamblea para conquistar un aumento salarial que iguale la canasta básica de bienes y servicios (hoy en $145.456 mensuales según ATE INDEC) y que contemple la indexación por inflación. También debemos llevar a la negociación todos los reclamos ligados a los ritmos de producción, turnos y condiciones de seguridad e higiene, para pelear nacionalmente por todas nuestras reivindicaciones. ¡Somos mucho más fuertes luchando todos unidos!
Retomemos la experiencia de lucha de los trabajadores del grupo ARCOR / Bagley en 2010, que se plantaron en las fábricas de Colonia Caroya y Bagley Córdoba, e innovando en los métodos del paro en Bagley Villa Mercedes. Así impusieron los veedores en las negociaciones, aunque la burocracia de la verde pudo recomponerse debido a que no se pudo organizar al calor de la lucha una Oposición Sindical Revolucionaria a nivel nacional dentro de la FTIA. Debemos retomar esa tarea, iniciando la pelea con el convencimiento de que si no salimos hoy a luchar, la próxima empezaremos de mucho más atrás. Por un paro nacional y un plan de lucha de toda la rama de la alimentación, que nos permita desde esa posición llamar a la unidad de todo el movimiento obrero a partir de un congreso nacional de delegados de base contra el plan del FMI que aplican Alberto y su gobierno, con la complicidad de los burócratas de la CGT y las CTAs. En la crisis, las patronales tienen claros sus objetivos: seguir haciendo fortunas a costa de nuestras condiciones de vida y trabajo. Tenemos que tenerlo en claro, son ellos o nosotros.