COR logo

No al plan de reconciliación de Alberto Fernández

Miércoles, 18 Marzo 2020 11:51

Por un 24 de marzo Antiimperialista
No al plan de reconciliación de Alberto Fernández

Adelanto: Editorial del Impreso de la COR #75

“Toda la Argentina debe dar vuelta una página, que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos", dijo Alberto Fernández en un acto en Campo de Mayo el viernes 21 de febrero, en la despedida de un grupo de militares que salían en misión de la ONU hacia Chipre. Misión de “paz”, como la que armó el kirchnerismo bajo el comando del progre Lula a Haití para cumplir su rol de garantes del orden imperialista en la región. El mismo imperialismo que en los ‘70 preparó un plan sistemático de terror en la Escuela de las Américas en Panamá para formar a los cuadros de la más sangrienta contrarrevolución que haya vivido nuestro continente, lo que Alberto llama ahora “inconducta”. Esa confesión de parte le valió el repudio de un amplio sector de organizaciones de Derechos Humanos (DDHH), aunque algunos prefirieron aceptar las cínicas disculpas del presidente.
La defensa cerrada de Alberto por parte de Hebe de Bonafini, triste figura de la cooptación estatal a antiguos luchadores de la “democracia consecuente” devenidos en funcionarios, ilustra aún mejor el contenido de la política de DDHH que viene teniendo el kirchnerismo, no desde hoy, sino desde el primer gobierno de Néstor: reconciliar a las Fuerzas Armadas, y al aparato represivo en general, con el pueblo. Esta política, bajo Macri tuvo su continuidad en una versión dura, intentando negar el número de 30.000 compañeros desaparecidos (declaraciones de Lopérfido) e imponer el 2 por 1 para los genocidas por la corte recién designada. Las organizaciones obreras, populares y de DDHH no cooptadas frenamos esta ofensiva, en las calles, y con enormes marchas por la aparición con vida de Santiago Maldonado. Porque el aparato represivo del Estado burgués siguió actuando en democracia, asesinando y desapareciendo, reprimiendo las luchas obreras y las grandes huelgas, las ocupaciones de fábricas y también las tomas de tierras, los cortes de ruta y las luchas estudiantiles. NO se puede dar vuelta ninguna página, porque los milicos, policías, gendarmes y prefectos asesinos que se formaron bajo la democracia de los ricos aprendieron estos métodos, los mismo, aunque en otra escala, que se utilizaron bajo Videla, Viola, Galtieri y Bignone.

Arrodillados al amo imperialista

La política de reconciliación de hoy tiene un contenido determinado. Como lo señala Alberto desde que asumió, el eje de toda la política de su gobierno es la renegociación del pago de la deuda externa, deuda que los trabajadores no contrajimos, pero que la sub-burguesía argentina como clase parasitaria necesita para pervivir. Alberto desea mostrar al imperialismo un semiestado relativamente fuerte, con instituciones a la altura del desafío de imponer un brutal ajuste para pagar esa deuda a costa de las reformas que le pide el FMI, y de los salarios, las jubilaciones y las condiciones de trabajo de nuestra clase, mostrándose como capaz de evitar las movilizaciones y luchas callejeras que recorren la región desde fines del año pasado (Chile, Ecuador, Colombia, Bolivia). Lo mismo que todos los gobiernos anteriores, que mandaron misiones de “paz” para masacrar a los hermanos haitianos para el beneplácito de yanquis y europeos, Alberto defiende la conciliación de los explotados con los explotadores, a partir de un estado “fuerte”, es decir, armado con el fusil para mantener el orden capitalista y defender la propiedad privada de los medios de producción. Repudiamos esta política de reconciliación.
Debemos levantar un programa que nos permita romper con la tutela del Estado burgués sobre nuestras organizaciones, los sindicatos. Y para eso debemos enfrentar a la burocracia sindical, enemigos en nuestras propias filas, que en los últimos días viene dando cátedra de como cerrar paritarias a la baja, con frases escandalosas como que “la clausula gatillo ya pasó de moda” (Caló de la UOM) o “no haremos medidas por el coronavirus”, del nefasto secretario general de la CGT y del sindicato de Sanidad, Hector Daer, mientras los trabajadores de la salud se ven sometidos a cargar sobre sus espaldas las consecuencias de un sistema sanitario en ruinas. También estos burócratas se postran frente al FMI y el imperialismo.

El 24 de marzo, marchemos en todas las plazas del país

Este 24 de marzo, los organismos de Derechos Humanos oficiales y el kirchnerismo han decidido arrear las banderas de lucha por la reivindicación de los 30.000 compañeros y compañeras desperecidos por la dictadura asesina que tomo el poder en 1976. Sería la primera vez desde la salida abrupta de los milicos del poder que no se toman las calles para gritar bien fuerte: 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, presentes! Sin duda, por más que Néstor haya hecho un esbozo de crítica a la teoría alfonsinista de los 2 demonios, es cómodo no tener que recordar que la burguesía y el imperialismo debieron recurrir al golpe de Estado porque, en los ‘70, en Argentina y en toda Latinoamérica la clase obrera estaba desafiando al poder capitalista con sus acciones como las ocupaciones de fábricas y el enfrentamiento al aparato represivo como en el Rodrigazo, el Cordobazo, el Viborazo, el Rosariazo, el Villazo y tantas gestas más. Es un recuerdo que prefieren borrar o domesticar.
La excusa para levantar la marcha es la emergencia sanitaria que afecta al mundo por la pandemia del coronavirus, que además está acelerando los elementos más catastróficos de la crisis capitalista con la posibilidad de una entrada en recesión de la economía mundial. Se subordinan a las medidas de emergencia del Estado burgués, que como en otros países, mientras reconoce cínicamente que los servicios sanitarios “entran en stress cada invierno” y que el sistema de salud mixto del país es incapaz de enfrentar cualquier tipo de emergencia (sin importar la gravedad real de un determinado virus), imponen un fortalecimiento del aparato represivo del Estado como si este fuera capaz de frenar el problema. ¡Todo lo contrario! Esta situación demuestra la bancarrota del Estado y del sistema capitalista de conjunto, que con su anarquía ha creado un negocio de la vida y la muerte con el comercio de la medicina privada y con una industria farmacéutica que está en el podio de las más rentables a nivel internacional. ¡Por el control obrero de todos los laboratorios, fábricas químicas y de insumos, y del conjunto de los hospitales y efectores de salud por sus propios trabajadores! ¡Control obrero del conjunto de las ramas de la producción y de los servicios para combatir no sólo la crisis sanitaria sino también la crisis general que los burgueses nos van a querer hacer pagar con suspensiones y despidos! ¡Escalas móviles de salarios y horas de trabajo! Por delegados paritarios elegidos en asamblea para que los burócratas no negocien por nosotros.
Debemos denunciar cualquier intento de Alberto de restringir el derecho democrático más elemental de movilizarnos para reivindicar a nuestros caídos, restricción que por supuesto será apuntada centralmente contra las luchas de nuestra clase. En un momento en el que la burocracia sindical se juega a cerrar acuerdos salariales miserables y el Estado se prepara para someter a los trabajadores de la salud a condiciones laborales deplorables, sin insumos ni equipamiento, los luchadores debemos defender en la calle este derecho. En este momento, el EMVyJ se debate entre levantar la macha presionados por la opinión pública bombardeada por la ideas de “unidad nacional” que se lanzan desde el gobierno, o desafiar el avance de las políticas bonapartistas del estado semicolonial que están todas apuntadas a pagar la deuda y abrazar los planes del FMI para la región. Sabemos que en ese EMVyJ coexisten corrientes que se declaran por la independencia de la clase obrera con partidos subordinados al kirchnerismo como el PCR. Más allá de lo que defina ese encuentro, llamamos al conjunto de los trabajadores y luchadores, a los sindicatos combativos opositores a la burocracia sindical, a los organismos de DDHH, a las agrupaciones piqueteras y estudiantiles combativas y a las corrientes de la izquierda a mantener la convocatoria a la marcha. Este 24 de Marzo, a 44 años del golpe genocida, debemos marchar con las banderas bien altas:


¡Por un 24 de Marzo antiimperialista!
Fuera el FMI, no al pago de la deuda.
Fuera las tropas yanquis de Argentina y América Latina.
30.000 compañeros desaparecidos presentes.
Ni olvido, ni perdón, ni reconciliación.
Por la venganza histórica de nuestra clase, expropiar a los expropiadores.
Por un congreso de delegados de base con mandato, Gobierno Obrero.

Alberto Fernández pretende dar vuelta una página con las Fuerzas Armadas Alberto Fernández pretende dar vuelta una página con las Fuerzas Armadas

Artículos Relacionados en 24 de Marzo Lucha antiimperialista Alberto Fernández DDHH

  • Declaración conjunta COR-TT por el 24 de marzo

     24 de marzo de 2024, a 48 años del golpe cívico-militar

     Esta fecha conmemora un episodio histórico de lucha de clases en el que el imperialismo y la burguesía intentaron un cambio brutal del régimen para darle otro rumbo a la economía semicolonial argentina, en un escenario mundial convulsionado de la década de 1970. El objetivo principal fue asestar una derrota física a la clase obrera, que venía de importantes ascensos de lucha y organización e imponer el dominio del capital financiero sobre otros sectores burgueses. Para este fin, la propia burguesía debía intervenir el orden institucional que construyó como clase dominante, arrebatando conquistas de los trabajadores y borrando concesiones hechas en periodos anteriores. Las Fuerzas Armadas fueron los encargados de llevar adelante la tarea, con un nivel de crueldad que demuestra hasta dónde puede llegar esta clase para defender sus intereses. Hoy reivindicamos a esos más de 30.000 compañeros detenidos y desaparecidos por las fuerzas represivas del Estado y planteamos que debemos poner en pie una nueva generación obrera que retome las tareas de lucha y organización para avanzar en la destrucción del régimen burgués.

    Contra el negacionismo

    El gobierno de LLA, sobre todo en la figura de Villarruel, vuelven a intentar (luego de otros intentos previos, como las leyes del 2x1 de Macri) negar esta etapa, ya sea negando la lucha de los organismos de Derechos Humanos, ya sea cuestionando la “cantidad” de desaparecidos o bien reivindicando a las “víctimas de la guerrilla” y a los milicos represores. Mientras tanto, Milei inauguró su gobierno con el “protocolo antipiquetes” de Bullrich, que ha provocado la resistencia de los luchadores y no ha logrado evitar que salgamos a la calle, a pesar de los palos, los gases y el amedrentamiento. Sin duda, esto es porque es un gobierno muy débil y sin poder político, que tiene que reforzar las ideas represivas y el ataque a los sindicatos para llamar a un pacto anti obrero y de sumisión al imperialismo que emparche al debilitado régimen político argentino. Mientras, la inflación y los tarifazos, la represión y los despidos siguen avanzando.

    Contra la conciliación

    Si en los ’70, los golpes militares en América Latina apuntaron a la profundización de la penetración imperialista en la región, hoy ésta se ha ido reconfigurando y ha ido descomponiendo a las débiles burguesías, al proletariado y a las instituciones estatales. Esas condiciones especiales de poder estatal, que son una característica de los bonapartismos suigéneris, se tornan aún más débiles e inestables ante la crisis de los partidos nacionales, de los frentes populares en forma de partido, del parlamento, de la figura del presidente, etc. Esta descomposición de las instituciones de la democracia pequeñoburguesa semicolonial hace que el poder estatal entre en una crisis histórica y casi sin salida. El ejemplo de Milei muestra de forma descarnada este fenómeno, ante el fracaso de variantes estatistas, populistas y liberales que lo precedieron. Pero para sostener a este régimen, así como en los ’70, fue y es necesaria la complicidad de las direcciones pequeñoburguesas del PJ, la UCR y sus actuales refritos como el PRO y otros frentes, los empresarios y la burocracia sindical. Todos ellos históricamente han defendido al sistema capitalista y al Estado burgués y su forma de dominación, la democracia burguesa.

    La diferencia del PJ, especialmente su variante kirchnerista supuestamente “progre”, es que intentó una línea de reconciliación con las FFAA, primero, cooptando a organismos de DDHH y, luego, incorporando a un militar sospechado de delitos de represión al gobierno, como César Milani.

     

    Por una salida revolucionaria

    Los trabajadores debemos organizarnos de forma revolucionaria para enfrentar el pacto que preparan. Enfrentar a Milei y sus cómplices es luchar por el poder de la clase obrera como caudillo de la nación oprimida. La política de marcha unitaria con los organismos de DDHH cooptados y el PJ para el 24 de marzo, que intentaron llevar adelante desde el EMVyJ, el FIT-U y demás centristas, habría sido un gravísimo error.   Ya que significa  liquidar la independencia de clase, que es una necesidad imperiosa de la clase trabajadora. Mezclar las banderas con un sector de la burocracia sindical y corrientes pequeñoburguesas que hace apenas 4 meses dirigían el Estado al servicio del FMI, sólo contribuye a fortalecer la expectativa de que es posible derrotar la ofensiva de la clase dominante sin pelear la dirección a estos sectores .

    Por eso llamamos a participar de los actos independientes en todo el país. Los revolucionarios marchamos, no para defender esta podrida democracia pequeñoburguesa, sino para reivindicar la lucha de la clase obrera que fue bañada en sangre por la dictadura cívico-militar, retomando las banderas de la revolución.

    Nuestros aliados son los trabajadores de América Latina, la resistencia palestina, los que luchan para derrotar las políticas guerreristas de los países imperialistas, que quieren convertir todo territorio en su plaza comercial, como lo muestra la Guerra entre Ucrania y Rusia, y todos los conflictos bélicos que hoy se desarrollan.

     

    • Por un 24 de marzo antiimperialista
    • ¡30.000 detenidos-desaparecidos, presente! ¡No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos!
    • Contra la represión de ayer y de hoy: Por los compañeros desaparecidos en democracia y los presos por luchar. Contra la judicialización de la protesta
    • Abajo el protocolo de Bullrich. Es necesario discutir y organizar la autodefensa contra la represión del régimen cuando salimos a luchar.
    • Abajo el plan motosierra y licuadora de Milei y sus aliados.
    • No al pago de la deuda externa. ¡El FMI, afuera!
    • Derrotemos el ajuste del imperialismo, Milei y los gobernadores.
    • Por el triunfo de todas las luchas obreras. Impulsemos la solidaridad de clase en todos los lugares de trabajo
    • Por un Congreso de delegados de base con mandato de trabajadores ocupados y desocupados. Impongamos a la CGT y las CTAs el Paro General.
    • Frenemos el genocidio sionista en Gaza.

     

     

    Hacia una conferencia de fusión COR-TT

    Por la reconstrucción de la IV Internacional, partido mundial de la revolución socialista.

    “La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección del proletariado”, sentenció Trotsky en ocasión de la fundación de la IV Internacional y la presentación del Programa de Transición. Entendemos que es urgente hacer todo lo que esté a nuestro alcance para desarrollar una dirección revolucionaria, aún siendo conscientes de lo gigantesco de la tarea.

    Desde la COR y TT intentamos hacer un aporte para reagrupar a las fuerzas revolucionarias, dando lucha política al interior del movimiento trotskista. Por eso, después de aproximadamente un año de discusión fraternal, las dos organizaciones nos preparamos para un Conferencia de fusión.

     

  • Frenemos la masacre sionista en la Franja de Gaza

    La clase obrera internacional está llamada a intervenir con sus métodos

    La respuesta de Israel a la ofensiva lanzada por Hamas el sábado 7/10 sobre su territorio no se hizo esperar. Los sionistas bombardearon sistemáticamente la Franja de Gaza, utilizando incluso armas prohibidas como el fósforo blanco, para aplicar un “castigo colectivo” a todos los palestinos por osar desafiar al ocupante. Utilizan un discurso racista, degradando a los palestinos a la condición de “bestias humanas”, para poder justificar el asedio que ha dejado a más de 2 millones de pobladores sin alimentos, agua ni energía eléctrica. Para completar su tarea asesina, los agentes israelíes del imperialismo se disponen en este momento (15/10) a invadir la mitad norte de la franja con toda su maquinaria bélica de punta.
    Frente a esto, el viernes 13/10, las capitales europeas, ciudades de EEUU y de diversos países árabes y musulmanes vieron inundadas sus calles con movilizaciones en apoyo a la heroica resistencia palestina. En muchos de estos países, las manifestaciones fueron prohibidas o reprimidas, como en Roma, Berlín y París. Los gobiernos imperialistas temen la reacción de las masas frente a la muestra más cruda de la descomposición de su sistema social basado en la explotación de nuestra clase y la expoliación de colonias y semicolonias: la existencia de Israel sobre la expulsión de los palestinos de su territorio histórico hace 75 años.

    Una situación explosiva

    El actual enfrentamiento en tierra Palestina no es un rayo en cielo sereno. Israel viene acelerando su política de conquista territorial sobre los territorios palestinos, por lo menos desde la época de la administración Trump. Esto ha conllevado diferentes enfrentamientos en Jerusalén y en Cisjordania, sobre las que los sionistas y sus colonos (movimiento de ocupación paraestatal de tierras) vienen avanzando. La incursión sobre el campamento de refugiados de Yenín el pasado julio fue el anterior episodio de estos choques.  
    El gobierno de Netanyahu debe responder a una situación frágil debido a la crisis en que han entrado los Estados árabes vecinos, como Siria y el Líbano, por los efectos de la pandemia y la crisis económica mundial. La salida utópica de dos Estados ha sido enterrada por la realidad, e Israel busca avanzar en acuerdos de “normalización de relaciones” con diversos gobiernos de la región. En 2020, con el auspicio de Trump, se firmaron en este sentido los acuerdos de Abraham con Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, y también Marruecos reconoció el enclave israelí en su pretendida condición de Estado.
    Pero la crisis mundial transcurre ya una fase más aguda con la profundización de las tendencias guerreristas. La guerra entre Rusia y Ucrania tensiona a Israel, proveedor de ambos contendientes de armas y pertrechos. Ahora es Israel el principal foco de la ayuda bélica de EEUU, lo que ha llevado a Zelensky a protestar para que sus padrinos imperialistas no lo dejen relegado en los esfuerzos militares. Seguramente Israel priorice armar a su propio ejército. Se generan así nuevas contradicciones en la relación de Ucrania con la OTAN, empantanándose aun más la salida reaccionaria que tanto Rusia, de un lado, como el imperialismo del otro, pretenden dar a los Ex Estados obreros a través de su asimilación.

    El enemigo no es invencible

    Lo cierto es que la ofensiva palestina, desesperada por cierto y con métodos que no compartimos, se explica por el acorralamiento al cuál Israel pretendía llevar a la resistencia. El intento de firmar un entendimiento con el reino saudita ha quedado en suspenso ante la brutalidad sionista. El frente imperialista pro Israel aparenta ser más solido que nunca, pero al mismo tiempo se desarrollan las movilizaciones, integradas por contingentes enormes de inmigrantes árabes y musulmanes, en el corazón mismo de las metrópolis.
    También el gobierno de la ocupación muestra una falsa imagen de “unidad nacional”, mientras miles de sus “ciudadanos” huyen a sus países de origen al ver que la ocupación no les garantiza seguridad en la “tierra prometida”. El gobierno de coalición ampliado, al cuál ha ingresado la oposición que venía denunciando las reformas institucionales de Netanyahu, no puede llamarse de unidad nacional, porque Israel no es un Estado, sino una ocupación militar con una población implantada sobre la limpieza étnica del pueblo palestino.
    Por supuesto, la lucha es totalmente desigual si la restringimos a las fronteras de la Palestina histórica; una lucha heroica y vital, pero con pocas perspectivas. Los trotskistas ponemos la pelea en otro plano, donde los contingentes del proletariado internacional podemos poner en la balanza todo el peso de la clase capaz de liberar todas las fuerzas de la producción social de la humanidad de las ataduras a las que las someten las relaciones burguesas de propiedad y la putrefacción del imperialismo.

    Apoyar a la resistencia palestina, una tarea internacionalista

    Debemos tener en claro que no estamos ante un enfrentamiento “de siglos” (el sionismo comenzó a colonizar Palestina a principios del Siglo XX e Israel fue creado en 1948) entre dos pueblos, sino de una lucha entre una nación oprimida y el establecimiento de un enclave imperialista en el corazón de Medio Oriente para controlar sus intereses estratégicos y el petróleo. El sionismo es una ideología y un movimiento reaccionarios, que postularon una salida para el pueblo judío, perseguido durante siglos, basada en la colonización de un territorio habitado por otro pueblo y para defender los intereses del imperialismo. Por eso, decimos que Israel ni siquiera es un Estado burgués propiamente dicho, sino un engendro creado por el imperialismo en el momento de su mayor descomposición.
    Los revolucionarios y la vanguardia de la clase obrera debemos intervenir en este conflicto del lado de los palestinos, con acciones que afecten al imperialismo y su maquinaria militar en la producción, como el paro en las industrias imperialistas y el bloqueo de los transportes, tomando el ejemplo de los portuarios de California, Durban y Livorno que en 2021 frenaron cargamentos con pertrechos militares destinados a Israel. Debemos sostener todas las movilizaciones por el fin de los ataques israelíes, por el fin del bloqueo y por la retirada inmediata del ejercito sionista de la Franja de Gaza, el derecho al retorno de los refugiados y desplazados y la libertad de todos los presos palestinos en las cárceles israelíes.
    Los trabajadores de los países de la región, en primer lugar, sus batallones centrales de la rama petrolera, tienen la llave para avanzar en la expulsión del imperialismo de Siria, Líbano, Irak, Libia y, por supuesto, Palestina, luchando contra los gobiernos burgueses árabes, socios del imperialismo. Es fundamental llevar las acciones callejeras que se desarrollan en Europa y EEUU al corazón de la producción. La lucha internacional en apoyo a la liberación de Palestina permitirá colaborar con el surgimiento de una dirección obrera y revolucionaria en Medio Oriente, única vía para desbancar a las direcciones reaccionarias islámicas o del nacionalismo árabe como Hamas o Fatah que llevan la lucha palestina a un callejón sin salida.
    La necesidad de saldar la crisis de dirección revolucionaria urge ante la situación de los palestinos, que muestra de forma desgarradora el significado de lo que llamamos descomposición imperialista. Pero es imposible plantearse la construcción de una dirección revolucionaria internacional a partir de una sumatoria de programas nacionales, que reflejan la adaptación a direcciones ajenas a la clase obrera en cada país. La cuestión palestina es un problema social e internacional, se trata de la lucha contra el imperialismo. Por ello, son impotentes los programas basados en cualquier salida nacional a partir de la constitución de un Estado burgués en la Palestina histórica, es decir, cuyos fundamentos estructurales sean la propiedad privada de los medios de producción. Existe una gradación que va desde una Palestina “laica, democrática y no racista” como plantean las corrientes morenistas, un Israel laico (el programa que comienzan a levantar los sectores antisionistas desmoralizados), hasta la salida de dos Estados que viene siendo la propuesta del imperialismo. Incluso plantear una Palestina Socialista a secas, sin considerar la dinámica internacional que el proceso histórico imprime al proceso revolucionario ni abordar programáticamente la extensión internacional de la dictadura de clase a partir de la idea de federaciones, es limitado y erróneo. Armados con la Teoría de la Revolución Permanente, y tras décadas de experiencia de las masas con las traiciones de las direcciones burguesas y pequeñoburguesas árabes e islamistas, debemos plantear claramente la necesidad de expropiar a los expropiadores para destruir las bases sociales de la dominación imperialista. Es en ese sentido que planteamos la consigna destrucción del Estado de Israel como condición necesaria para la toma del poder por la clase obrera de Medio Oriente, instaurando su dictadura de clase, cuya forma política será una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente y el Magreb.

    15/10/2023

  • Libertad ya a Lorena y Martín

    Desde el martes 14 de marzo permanecen detenidos, se les negó el recurso de Hábeas Corpus y han sido trasladados a cárcel común dos referentes del Polo Obrero Mendoza, Lorena Torres y Martín Rodríguez. La detención se produjo durante una jornada nacional de protesta de las organizaciones piqueteras contra el recorte de planes sociales que viene aplicando la ministra Tolosa Paz, dando curso a los requerimientos de ajuste del FMI acordados con Massa y el gobierno del Frente de Todos.

    El caos económico y social que la sucesión de gobiernos de Cambiemos y el FdT vienen profundizando, se expresa en el ajuste brutal en educación y salud, los techos salariales y jubilaciones de miseria, las suspensiones y despidos, y el deterioro generalizado de las más elementales condiciones de vida de la población asalariada. Ese caos no lo generamos las y los trabajadores, pero sí que lo sufrimos, y diferentes sectores salimos a darle pelea, con protestas callejeras y acampes en el caso de los movimientos de trabajadores desocupados, informales y de la economía popular, así como vecinos del AMBA realizan piquetes por la falta de luz o de agua.

    La respuesta del gobierno nacional es la profundización del ajuste y la estigmatización de las organizaciones sociales, cierra filas con la burocracia sindical para anclar salarios, y sostiene las ganancias de las grandes patronales con dólares especiales y subsidios. La garantía de la aplicación del acuerdo del FMI con el gobierno de los Fernández en la nación, en Mendoza es Suárez y la coalición Cambia (UCR-PRO) que ya está en campaña electoral con la idea de “reprimo y vuelve Cornejo”. El despliegue descomunal de policías, la intimidación y festival de denuncias y multas contra partidos de izquierda, referentes sindicales, sociales y ambientales, y ahora el envío a la cárcel de dos dirigentes del Polo a días del 24 de marzo, pretende instalar la idea de provincia ordenada y población disciplinada. Pero el caos que generan no puede contenerse con represión.

    El pasado viernes, la pretensión del jefe de policía de la provincia de Mendoza y la Justicia burguesa, de forzar a marchar por la vereda y la bicisenda, fue derrotada. La humillación fue de la policía a la que la bandera de arrastre y la columna de miles les pasó por arriba y por los costados. La puesta en escena del aparato represivo y judicial sólo dejó en evidencia que en esta democracia para ricos, que está llegando a 40 años de continuidad, las y los trabajadores todo lo hemos conseguido luchando, con nuestros métodos.

    Desde la COR acompañamos las acciones impulsadas para lograr la libertad de los compañeros detenidos. Instamos también a preparar una gran columna independiente este 24 de marzo que movilice por la libertad de Lorena y Martín. Abajo el acuerdo con el FMI, el ajuste y la represión.

    Para sacar a Lorena y Martín de la cárcel, para anular las denuncias y procesos judiciales en contra de las y los luchadores, para derrotar el acuerdo con el FMI y su ajuste, hay que sacar a las calles al movimiento obrero organizado. Tenemos que exigirles a la CGT y la CTA que se pronuncien y convoquen a un paro provincial ya. Impulsar asambleas en cada lugar de trabajo que debatan y resuelvan pronunciamientos de base de exigencia a las centrales por la convocatoria a medidas de acción directa. Para pararle la mano a Suárez, tirar las leyes represivas, los techos salariales y el ajuste HAY QUE PARAR Y MOVILIZAR MASIVAMENTE.

     

    (fotografías gentileza de Verónica Torres)

  • Complaciendo al capital

    En la reunión del G20, en la cual participó la Argentina, el presidente Fernández llevó el mandato del Frente de Todos de “no pagar la deuda externa”. Pero en los fundamentos de su moción decía “vamos a pagar, pero primero déjennos crecer”, con esa tarea Alberto se dedicó a buscar sacarse fotos con los líderes de los países imperialistas suplicando afecto y, mientras tanto, Guzmán negociaba la letra chica de la sumisión de la Argentina a los designios del FMI.

    En medio de estas negociaciones estamos llegando a los últimos días de la campaña electoral donde el gobierno se ve como perdedor y con pocas chances de revertir la derrota de las PASO. Es por eso que intentan, dentro del caos que es la coalición de gobierno, pensar una transición con lo que le queda de mandato, para salvaguardar al régimen político y evitar una crisis mayor en su relación con las masas.

    Quizás la mayor crisis que debe afrontar es la del peronismo como movimiento histórico, que fue una formación política que se conformó en el periodo de posguerra como un frente popular en forma de partido para contener los procesos revolucionarios que se estaban desarrollando al interior de la clase obrera de esa época y, mediante concesiones estatales, reforzar al semi estado burgués.

    Hoy esa dirección contrarrevolucionaria ha perdido gran parte de su base social, y aquella idea de un estado de bienestar a lo Latinoamérica no podía prosperar por su relación con el imperialismo lo que ha generado una mayor descomposición de los semi estados y con ello la descomposición de las capas privilegiadas que viven del poder estatal.

    El festejo por el 17 de octubre fue la expresión de una encrucijada histórica de un movimiento sin rumbo, reivindicando un periodo histórico que no volverá y una situación mundial que los lleva a tener poco margen para negociar las migajas que se le caen de la mesa al imperialismo.

    Quizás por desesperación a que el PJ la traicione y la vuelva a dejar en el llano, Cristina fue de las pocas que en la efeméride del 17 esbozó una idea, obvio no de ella, pero que intenta dialogar con la época. En una disertación que hizo en la ex ESMA planteó que debían ir a un nuevo pacto entre el capital y el trabajo. Esto se estaba discutiendo antes de la pandemia, ya que el imperialismo considera que deben ir contra las conquistas que tuvieron que conceder en el periodo de posguerra ante el fantasma del comunismo y cuando aún existía la URSS, porque ese escenario ya no existe. Es significativo que mientras en Europa se desmonta ese famoso Estado de bienestar, en EEUU algunos procesos huelguísticos que se formaron en plena pandemia levantan algunas ideas de relaciones laborales que existían en los Estados de bienestar.  

    La traducción, a lo Cristina, es intentar una reforma laboral que quite conquistas a los trabajadores, no de forma burda como lo plantea Juntos por el Cambio, sino buscando legalizar la flexibilización laboral en las empresas. Plantea que hay que abaratar el costo laboral a las empresas e incorporar una mano de obra barata mediante la transformación de los planes sociales en planes de empleo, centralmente en los sectores de jóvenes, subsidiando el salario a los empresarios, como estamos viendo en la UOCRA, o modificando los tiempos de trabajo como vemos en Toyota. Y este plan requiere fortalecer a la burocracia sindical, aunque su idea es que sea su movimiento, La Cámpora, la que cope los sindicatos, cuestión de difícil resolución, ya que la gran mayoría de ese movimiento son parásitos del Estado.

    Con todos los límites que tiene esa idea contrarrevolucionaria, es un intento de hacer sobrevivir a una fracción del peronismo intentando recrear una nueva base social en los movimientos piqueteros y en una nueva generación que ingresa a la producción sin el verso de que Perón te dio todo.

    Esta crisis, que el FITU pretende canalizar mediante los votos, es una visión parlamentaria de las relaciones de fuerza dentro de un Estado, pero las relaciones de fuerza se miden en la producción, es ahí donde está el poder real de la burguesía y sus aliados.

    La coalición gobernante se prepara para acordar con el FMI y llevar a cabo el plan que le dicten. Reforma laboral, fiscal, previsional y un mayor ajuste son parte de la hoja de ruta para los próximos dos años de gobierno. Para eso el FMI pidió unidad burguesa detrás de este plan, es obvio que esa unidad es contra los trabajadores y el pueblo pobre, pero podemos ser los que hagamos saltar por los aires el acuerdo con el FMI y el ajuste.

     

  • La guerra más larga, la retirada más humillante

    El Talibán infestando todo y adueñándose de todo el país es algo altamente improbable” declaró solemne Joe Biden el 8 de julio de 2021 en la East Room de la Casa Blanca. Apenas un mes y escasos días después, el Talibán entraba en la capital afgana Kabul, tras la retirada del grueso de las tropas imperialistas y de la huida del presidente-títere, Ashraf Ghani. Biden apostaba a que el ejército afgano de 300.000 hombres pertrechado por el imperialismo controlara la situación, pero se desmoronó en semanas. Y dejó expuesto a su gobierno a una operación de evacuación nunca antes vista, “el puente aéreo más grande de la historia” según el propio Biden, que se ha convertido en la más humillante retirada jamás vista. Una nueva declaración alucinada del presidente yanqui, que dijo que EEUU había ido a Afganistán no a construir una nación democrática (nation Building) sino a desactivar la amenaza terrorista, fue respondida por una rama del ISIS con un atentado en el propio aeropuerto de Kabul con el saldo de más de 170 muertos, entre los que se cuentan 13 soldados de EEUU. El atentado del jueves 26 de agosto empujó a los aliados de la OTAN con tropas en el terreno a dar por finalizadas las operaciones de evacuación, dejando sola a aquella nación “líder del mundo libre” que había logrado organizar en torno a la ocupación a una coalición de 42 países. Los yanquis tienen plazo hasta el 31 de agosto para terminar la evacuación, plazo en el que solo esperan nuevos atentados e imágenes desesperadas de refugiados tratando de huir del caos que dejan tras de sí después de 20 años de ocupación militar.

    El imperialismo y su sombra

    La retirada de Afganistán es un botón de muestra de la situación complicada en que se encuentra el imperialismo norteamericano en la profundización histórica de su descomposición y en las dificultades cada vez más grandes que tiene para intentar saldar la crisis capitalista mundial. No solo es parte de las dificultades para dar una idea de salida a la pandemia, con la discusión de la pospandemia y un supuesto y anhelado auge de la economía mundial, que se choca con una perspectiva de pequeños rebotes y nuevas caídas que configuran más bien una tendencia a la depresión y a la agudización de los desequilibrios en todos los planos. Llegan a discusiones tan delirantes como que “gracias” a la variante Delta se están conteniendo las tendencias inflacionarias (!!). El gobierno de Biden y su coalición de gobierno, que apareció como un recambio frente al fracaso del cambio de orientación imperialista que significó la administración Trump, en muy poco tiempo ha chocado con todas las contradicciones que minan la hegemonía mundial de EEUU. Y se ve obligado a tomar decisiones en el plano de la retirada menos costosa, para un supuesto reordenamiento de fuerzas que nadie cree. Sobre todo los rivales estratégicos como China y Rusia, que toman posición. Los acuerdos entre China y el Talibán para consolidar el dominio territorial de ambos Estados y al mismo tiempo integrar al nuevo “gobierno” afgano en el cuadro del cinturón y ruta de la seda chinos es un ejemplo. La necesidad de EEUU de negociar con Rusia una red antiterrorista en el país es otro. Pero la principal debilidad del imperialismo norteamericano no es el desafío de los rivales sino la descomposición estructural, la destrucción económica y social, que su propio accionar siembra a cada paso. Guantea con su sombra, y está perdiendo. El problema es que ese avance de la descomposición destruye las condiciones de vida de nuestra clase y de los pueblos oprimidos del mundo.

    “Nation building”, detonación de naciones

    Quizás sea verdad la declaración de Biden en cuanto a que el verdadero objetivo de EEUU en Afganistán y, agreguemos, en Irak, no fue “construir una nación” o, mejor dicho, construir desde afuera un Estado burgués semicolonial, moderno y democrático, a su imagen y semejanza. Quizás eso haya sido solo una excusa, y hayan seguido más bien la doctrina militar elaborada luego de la victoria yanqui en la guerra fría del “Shock and Awe” (Shock y pavor) que vociferaban los comandantes militares de Bush hijo cuando se llevaron adelante aquellas invasiones en 2001 y 2003, con el nefasto Donald Rumsfeld a la cabeza. Básicamente, se trataba de una táctica de terrorismo imperialista, que se desmoronó frente a la resistencia de grupos armados y de las masas iraquíes y afganas al poco tiempo de la llegada norteamericana, marcando muy tempranamente la derrota de las invasiones, aunque las tropas se quedaron en lo que llamaron un “empantanamiento”. La tesis del Imperio ejerciendo ese terrorismo de estado a escala global, igual que su contracara progre, el Imperio vs. la multitud de los autonomistas como Negri y Holloway, se vinieron abajo con la resistencia nacional de los pueblos oprimidos, que se desarrolló en Medio Oriente y más allá, y se sigue desarrollando a la fecha. ¿Será esta falacia la que nos quiere volver a vender Biden?
    La contradicción entre la forma estatal de la dominación burguesa y la internacionalización de las fuerzas productivas, entre la socialización de la producción y la acumulación privada del capital, no puede resolverse en un supraestado burgués. Esto está quedando más claro con la decadencia de la hegemonía norteamericana. Pero no es menos utópica la idea de la creación de nuevos estados burgueses modernos en la época de las crisis, guerras y revoluciones. Y los intentos por llevarlo adelante han chocado una y otra vez con las contradicciones de las bases materiales engendradas (descompuestas) por el capitalismo. Esta discusión no sólo explica las utopías imperialistas, sino que nos mete en el debate de las propias fuerzas proletarias. La derrota del imperialismo en Afganistán tiene sabor a muerte, porque el talibán toma el poder. Esto solo puede explicarse por la crisis de dirección revolucionaria de nuestra clase.

    La IV Internacional

    Así, vemos como muchas corrientes del trotskismo centrista empiezan el clásico juego de encontrar el mal menor, algunas festejando la toma de Kabul por el Talibán, otras haciendo campaña por la democracia en Afganistán contra la persecución de las mujeres. Debemos ser claros: este momento de derrota del imperialismo no podrá ser capitalizado sin la intervención decidida del proletariado mundial del lado de los pueblos oprimidos de Medio Oriente. Debemos desplegar una campaña en los sindicatos por el retiro de todas las bases imperialistas de Medio Oriente y de todos los países oprimidos. Asimismo, es necesario que en los países imperialistas los sindicatos luchen por el ingreso sin restricciones de los refugiados, por igualdad de derechos laborales y por su integración a las filas de nuestros sindicatos según la rama. Los sindicatos de todos los países deben recurrir a todos los medios necesarios para ayudar a fortalecer y eventualmente reconstruir las organizaciones obreras en Afganistán, enviando fondos, víveres y defendiéndolas de los ataques del Talibán y los señores de la guerra. Es en esta pelea, donde los mejores y más decididos combatientes antiimperialistas de nuestra clase podrán actuar en conjunto y debatir el programa para enfrentar a los Estados imperialistas y sus lugartenientes en nuestras filas, la burocracia sindical, para sentar las bases de la reconstrucción de la dirección revolucionaria de la clase obrera, la IV Internacional y sus secciones nacionales. De ese modo, podremos colaborar en fortalecer a la vanguardia obrera en Afganistán y Medio Oriente, para dar la pelea por una Federación de Repúblicas Socialistas en la región sobre la destrucción de Israel, como forma política de la dictadura del proletariado. No puede existir ninguna otra salida para Afganistán, porque cualquier idea de Estado democrático nacional (la utopía estatista que siempre persigue el centrismo) carece de bases materiales por la dinámica misma de la descomposición del capitalismo.
    La catástrofe de la retirada de Kabul es una advertencia también para las filas revolucionarias: nunca se estuvo tan cerca de que la consecución de una consigna progresiva como la retirada de las tropas yanquis de Afganistán esté tan lejos de hacer avanzar las posiciones del proletariado mundial. Debemos actuar con seriedad, rapidez y decisión. La lucha de clases no tiene piedad con los indecisos y los confundidos. Proponemos a las corrientes trotskistas que defienden el programa de la dictadura del proletariado realizar una Conferencia Internacional que prepare los pre requisitos para la reconstrucción de la IV internacional.

Please publish modules in offcanvas position.