La situación en nuestro país muestra los efectos de la crisis de forma cada vez más descarnada con un patente aumento de la pobreza, una desocupación que rondaría el 10,5% (en el último mes se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo), la capacidad instalada de las fábricas se redujo al 50%, hay miles de suspensiones y una carestía de la vida que sigue en aumento. Y para agravar aún más el panorama hay una dispersión de precios que estarían anticipando una crisis más aguda que el panorama ya descripto.
Con este escenario, al regreso de las vacaciones -con la tarea cumplida de haber contenido a los trabajadores ante el ajuste y descalabro del gobierno de Macri- las distintas alas de la burocracia sindical, salvo la de Barrionuevo, se reunieron en la UMET (universidad que conduce el dueño de Pagina 12 y burócrata del sindicato de porteros, Víctor Santamaría). Estaban presentes más de 50 sindicatos, entre ellos los que siguen al (ex) triunvirato de Héctor Daer, así como los alineados con el Frente Sindical de Moyano, Palazzo y Pignanelli. Allí las distintas fracciones de la CGT definieron, ante la ola de despidos, suspensiones, cierre de fábricas, mecanismos de preventivos de crisis para avanzar sobre las condiciones laborales, el aumento de la inflación y por lo tanto la caída del poder adquisitivo y la carestía de la vida, una “Gran marcha nacional” para el 4 de abril en defensa de las pymes y por la unidad del PJ (al cierre de esta edición Daer y Acuña están poniendo en duda la movilización por el miedo al “síndrome del atril” y que le exijan paro nacional). Según consigna el diario Página 12 la marcha fue “acordada por la totalidad de los gremios de la industria y las organizaciones de las pequeñas y medianas empresas industriales. Se transformará en un paso concreto en lo que denominan como la unidad en acción que está ligado al inicio de la campaña electoral”.
Esto demuestra una vez más el rol de la CGT y a dónde quiere llevar a los trabajadores. No puede haber ninguna salida progresiva a la crisis de parte de quienes la generaron, en este caso las pymes y empresas nacionales, que descargaron la crisis al conjunto de los trabajadores con despidos, quita de conquistas y cierres de fábricas; menos aún del PJ, partido burgués garante de la gobernabilidad del macrismo que le votó todas las leyes para ajustar, obviamente con la complicidad de las otras variantes opositoras pequeño burguesas como los K y el Massimo. Es un intento más de la CGT de huir de los métodos de la clase obrera y diluir el potencial de nuestra clase detrás de variantes burguesas, llevando todo al terreno electoral, donde cada burócrata tiene su posible candidato, que van desde Lavagna, pasando por Massa, hasta Cristina. Esto es una descripción de la política de la CGT, pero no debemos olvidar que los restos de la CTA siguen la siguen como simples subordinados ante la crisis de esas centrales.
El gobierno de Macri está en un momento crítico como garante de los intereses de los negocios de la burguesía, de hecho, es el FMI quien dirige los principales resortes de la economía. Ese mismo FMI, que en su última visita hizo una especie de casting para elegir al próximo verdugo en las elecciones presidenciales y todos los posibles candidatos les rindieron pleitesía -a lo sumo, en un rapto de combatividad, dijeron que habrá que rediscutir el acuerdo y nada más. El FMI también se reunió con la cúpula de la CGT, mostrando quién dirige el país y a quién responde la burocracia sindical. Después de esa ronda, el FMI planteó que apoyará al futuro gobierno que salga elegido en las urnas, es decir, que gane quien gane, sería como “tal al gobierno, el FMI al poder”. Ante una nueva corrida del dólar en los últimos días, el FMI habilitó la posibilidad de liquidar dólares, que favorecen obviamente a los que fugan capitales para tratar de ir a un escenario electoral sin sobresaltos, cuestión que está por verse por el nivel de la crisis nacional.
En este escenario de crisis, donde el gobierno de Macri ha fracasado y se ven signos de implosión de la coalición de Cambiemos, como es el caso del adelantamiento de las elecciones en varias provincias aliadas al gobierno por miedo de quedar pegados al deterioro de la imagen del presidente y la ruptura de cambiemos en Córdoba, bastión que permitió el triunfo a Macri en las presidenciales del 2015, sumado al descalabro de la economía en todas sus variantes, hace que entremos a un escenario electoral donde el macrismo que detenta el poder está muy debilitado y sostenido sólo por el FMI -que es una mediación muy fuerte, pero puede soltarle la mano en un segundo.
La CGT, aliada a los sectores empresariales, a los partidos burgueses y con la venia del FMI y del Papa Francisco, ya no sólo se ubica en el terreno de contener a las masas en medio de una crisis que sigue avanzando, sino que es una pata importante en la necesidad de sostener el régimen burgués y el semi Estado, ante el nivel de descomposición que han llevado las distintas variantes burguesas su dominación de clase.
Los empresarios, ante el debilitamiento del poder gubernamental de Macri, que no logró imponer la reforma laboral, han comenzado el ataque a las condiciones laborales en alianza con la burocracia sindical, con las extorsiones de los despidos (como en Pilkington, para nombrar solo una de las tantas), suspensiones, como en las automotrices, rebajas de salario y con los mecanismos legales como el preventivo de crisis para conseguir su objetivo, que es descargar la crisis en los trabajadores y negociar con el gobierno nuevo subsidios o rebaja de impuestos. Otras empresas multinacionales directamente han cerrado las fábricas, como el caso de ex Nidera (Cofco), de capital chino, donde la Federación Aceitera y el sindicato de Capital cerraron el conflicto con la gran mayoría de los trabajadores despedidos, sin una lucha centralizada y ni una medida nacional del conjunto de la rama para parar esos despidos. Los trabajadores aceiteros que bancaron el acampe frente a la planta y que han dado muestra de lucha en varias ocasiones, están pagando la alianza de la Federación Aceitera con la burocracia sindical de los Moyano y Palazzo.
El preventivo de crisis se utilizó en la década de los ’90, en la época menemista, para permitir que las empresas despidan con el 50% de indemnización y puedan modificar las condiciones de trabajo para supuestamente paliar la crisis. Según datos de la Secretaría de Trabajo ya se han presentado más de 450 preventivos de crisis, el más reciente es el de la empresa Monsa, donde está el cuerpo de delegados de la 60 de la UTA.
Una de las empresas que ha solicitado el preventivo de crisis es FATE, de la rama del neumático, el holding de Madanes que además dirige la empresa Aluar y otras empresas importantes y que es obvio que no tiene crisis, sino que busca, por una parte, derrotar al sindicato recuperado del SUTNA e imponer sus condiciones en FATE y por otra además busca negociar con el gobierno de Macri nuevas condiciones de negocios ante el avance de la competencia internacional y el nivel de crisis de la economía argentina. No le basta con la devaluación fenomenal del peso que licuó gran parte de los salarios y benefició las exportaciones en dólares de sus empresas.
La CGT ya definió sus objetivos y su programa para este periodo, es tarea de los revolucionarios contraponer nuestros objetivos y nuestro programa para no permitir que lleven al conjunto de los trabajadores detrás de los verdugos históricos de nuestra clase y foguear una vanguardia que imponga un programa de salida a la crisis, mostrando en las acciones y los métodos la potencia de los trabajadores en el enfrentamiento al macrismo, el FMI y sus aliados de la CGT y los partidos patronales.
Va a ser una lucha testigo la de FATE ya que la dirección del SUTNA está en manos de un ala antiburocrática y dirige el PO. Por eso es central lanzar una campaña nacional en contra de los preventivos de crisis y desenmascarar al conjunto de los trabajadores el rol del gobierno y los empresarios en la explotación de nuestra fuerza de trabajo. La apertura de los libros de contabilidad, la necesidad del control obrero de la rama, y mostrar a los trabajadores ante la amenaza de los despidos que en la rama del neumático pueden trabajar mucho mas trabajadores imponiendo la escala móvil de horas y de salario al conjunto de la rama no solo del neumático sino de la industria automotriz. Es decir, mediante la dirección del SUTNA desarrollar al interior de las otras fabricas como Firestone y Pirelli un debate de fondo para paralizar toda la rama e impedir el ataque a FATE e iniciar un proceso de discusión programática opuesto al programa de la burocracia sindical que solo busca la conciliación de clase con los patrones y el estado.
Es central que, ante los acontecimiento nacionales e internacionales (el proceso de crisis nacional es expresión de la situación internacional), los revolucionarios intervengamos con el objetivo de preparar la lucha por el poder, con un programa transicional que permita dialogar con un sector de los trabajadores sobre cómo enfrentar la crisis.
Tenemos que atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores quienes podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que, ante el caos capitalista, podemos organizar la economía sobre otras bases.
Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía. Para organizar la economía sobre otras bases, debemos desorganizar a la burguesía en la producción, tarea central del movimiento obrero industrial; y los estatales deben desorganizar el aparato burocrático que es el estado. Peleamos por la destrucción del estado y no para mejorar su maquinaria. Es de vital importancia propagandizar al interior del movimiento obrero la naturaleza del estado que es burgués y que es un aparato burocrático militar para oprimir a nuestra clase. Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del estado. Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri, los gobernadores y el FMI, y reabrir las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación. Con asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, ocupación de las fábricas ante despidos y ocupación de los ministerios. Por delegados paritarios para negociar con las empresas, y convenio único para terminar con la tercerización. Preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.
Ya todas las alas de la burguesía y la pequeña burguesía están en clave electoral, las elecciones son un escenario burgués donde estas alas se sienten a gusto. Pero aun la bronca de las amplias masas no se ha canalizado hacia las urnas, y se están desarrollando en las fábricas y lugares de trabajo luchas de distinto tenor contra los ataques de la patronal y el gobierno, es decir que predisposición a la lucha existe, debemos organizar y preparar en los lugares de trabajo la necesidad de un paro general que vaya en la perspectiva de derrotar a este gobierno y destruir esa envoltura democrática a la que pretenden llevarnos.
Debemos intervenir con todas las fuerzas en esta coyuntura, para abrir una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia. Para desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.