La brecha entre el salario real de bolsillo del cargo docente testigo, y la canasta familiar se agiganta desde 2008. La pérdida del poder adquisitivo del salario docente, se aceleró fuertemente desde la crisis cambiaria. La migaja lanzada por el Ministro Finocchiaro, adelantando a marzo el aumento automático del salario mínimo docente –que está atado a la evolución del SMVM-, deja en míseros 15000$ el salario inicial docente por cargo, para afrontar una canasta que ronda los 28000$ a marzo de 2019.
En estas condiciones, la aplicación de la cláusula gatillo, sin una recomposición real del valor relativo del salario docente respecto de la canasta familiar, es lo mismo que inflar una rueda pinchada. En discusiones paritarias, los gobernadores han propuesto la aplicación de un gatillo mensual de los salarios estatales, con o sin aumentos adicionales. Es el caso de Vidal en Buenos Airess. Y fue el caso de Cornejo en Mendoza, que convenció al FURS al frente del SUTE, de aceptar como único aumento para todo el 2019, la aplicación de una cláusula gatillo mensual, sin recomposición por la pérdida por inflación acumulada anterior. Hoy, el salario docente de Mendoza está entre los cuatro más bajos del país.
El PTS, integrante del FURS, se cargó al hombro la defensa de la propuesta salarial de Cornejo. El 20/12/18 comunicaba en LID: “(…) esta propuesta no es más que una de las conclusiones de las penurias y padecimientos ante la peor crisis capitalista de la historia, a las que llegaron León Trotsky y otros revolucionarios de la década del `30: escala móvil de salarios” (www.laizquierdadiario/Mendoza-Sute-consiguio-una-clausula-de-indexacion-mensual-de-los-salarios). No está claro si fue el PTS o Cornejo quien tomó al Trotsky de netflix. Lo que está claro, es que una tendencia con responsabilidad de dirección confunda el gatillo de Cornejo con la escala móvil de salarios es peligroso. Sobre todo para los trabajadores que padecen a esas direcciones y esos salarios.
Lo que el PTS consideró como medida transicional el 20/12/18, pasó a ser mínima el 4/3/19: “Mendoza es una de las seis provincias que firmó una paritaria, con la aceptación de una cláusula gatillo que ajusta mes a mes el salario. Una medida mínima para enfrentar la inflación que está descontrolada en la Argentina. Creemos que se trata de ir por más y conquistar la canasta familiar por un cargo, es posible trabajar un cargo de 6 horas, distribuidas en 4 horas frente a estudiantes y 2 horas para capacitarnos, planificar y corregir, todo esto por un salario inicial igual a la canasta familiar”. El gatillo transicional devino mínimo e insuficiente, y ahora se volvió necesario ir por una recomposición que equipare el valor relativo del salario docente respecto de la canasta familiar, y discuta incluso la jornada laboral. Con estos zigzags, el PTS le exige a sus socios en el FURS “superar los zigzags” que generan desconfianza en la base (LID, 13/3/19).
Las conclusiones de Trotsky sobre las lecciones de la transición económica iniciada por la dictadura del proletariado, lo llevan a plantear un “sistema de reivindicaciones transitorias, cuyo sentido es el de dirigirse cada vez más abierta y resueltamente contra las bases del régimen burgués” (Trotsky, El Programa de Transición), ligando las reivindicaciones actuales y la conciencia actual de los trabajadores con un programa de acción para la conquista del poder. Es un sistema de reivindicaciones transitorias, del cual la “escala móvil de salarios y escala móvil de horas de trabajo forma parte”, no sólo como medida para paliar los efectos de una crisis, sino que se trata de preparar a la clase obrera para organizar el “sistema de trabajo de una futura sociedad socialista”. Así puede entenderse por qué “escala” y no “reparto” de las horas. El planteo de escala móvil orienta a la clase trabajadora hacia la raíz de los problemas de la producción y distribución del capital, mientras que reparto es sólo una medida anticíclica.
El Programa de Transición propuesto por Trotsky no niega las reivindicaciones, sino que las contiene, mientras mantengan su fuerza vital. Lo importante no son las reivindicaciones en sí, como consignas aisladas, sino el carácter que puede y debe tomar la lucha por estas reivindicaciones en las condiciones de la crisis social actual. Esto implica que, para obligar a los capitalistas a hacer concesiones serias, es necesario quebrar su voluntad, es decir quebrar el mando capitalista.
Las tendencias que se reivindican trotskistas, y que han asumido lugares de dirección en el movimiento obrero, deben plantearse qué están aportando y que lecciones programáticas están sistematizando en la vanguardia. Dar respuesta a la crisis de dirección exige un debate programático profundo, que clarifique las tareas y forje una vanguardia. Instamos a poner en pie una oposición sindical revolucionaria como paso en esta perspectiva.