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Nuestra solidaridad internacionalista con los huelguistas ferroviarios de Cuba

Lunes, 22 Mayo 2023 05:53

       El 9 de mayo se desarrolló una huelga de trabajadores ferroviarios que paralizó el tren que une la localidad de Artemisa con La Habana. Los Ferroviarios de la COR Argentina, nos solidarizamos con nuestros compañeros cubanos, repudiamos los intentos de sancionar a los huelguistas como ha manifestado en un comunicado el gobierno provincial de Artemisa y exigimos el pago de salarios adeudados, motivo la huelga.

       La intervención de este sector de la clase obrera de Cuba, se da en medio de una profundización de la crisis social que golpea a las masas cubanas, que además del bloqueo imperialista padece las consecuencias de la aceleración de la restauración capitalista que lleva adelante la burocracia gobernante.

       Ninguna sanción por la huelga a los ferroviarios, reconocimiento de todos sus reclamos. Por una campaña de solidaridad activa e internacional con los huelguistas cubanos.

                       * Ferroviarios de la COR (Corriente Obrera Revolucionaria) Argentina, integrante de la TRCI (Tendencia por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional).

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  • El paro de La Fraternidad y la recurrente crisis del sistema ferroviario

              La paz social que los sindicatos ferroviarios mantienen con el gobierno de Fernández tuvo un quiebre parcial el pasado 29 de marzo cuando La Fraternidad (sindicato que agrupa a los maquinistas, ayudantes y motormen) realizó un paro nacional. La medida estuvo motivada por el rechazo a la suspensión vía judicial del ramal de pasajeros Constitución - Bahía Blanca.

              La justicia federal de Azul, a cargo del juez Gabriel Di Giulio, había dictado una cautelar luego del descarrilo de una formación por mal estado de vías, el pasado 8 de marzo, y que causó heridas leves a una veintena de pasajeros. El juez exigió a Ferroexpreso Pampeano (grupo Techint), la concesionaria privada responsable de mantener las vías, y a Trenes Argentinos, la operadora estatal del ramal de pasajeros, un “relevamiento e inspección del ramal completo, que detalle el estado de las vías”, actualizado, y donde “deberán informar al Juzgado cuáles son las medidas de seguridad que se adoptarán para garantizar la seguridad de los pasajeros y personal ferroviario y remitir el plan de implementación con detalle de metas y en su caso de plazos”. Maturano denunció que detrás de esta medida judicial estaba el lobby del transporte automotor de ómnibus para buscar cerrar el ramal, con la consecuencia de pérdida de puestos de trabajo. Sostuvo, que la intromisión judicial era impertinente, y que la función de control correspondía a la CNRT y al ministerio de transporte.

              El paro no fue para nada del agrado del gobierno. Sobre todo, porque una medida de esta índole conlleva poner sobre la mesa el arma de la huelga ante un sector de masas en momentos en que el gobierno busca establecer un acuerdo social tripartito, empresas, sindicatos y estado de cara al FMI, para aplicar el ajuste comprometido. Podemos decir que este ha sido el aspecto más progresivo de la medida del sindicato de los maquinistas, no así su programa, basado en confiar en los “controles” del estado sobre las empresas concesionarias privadas y las estatales. La medida de fuerza duró menos de medio día, aunque llegó a paralizar todos los trenes del país, y luego fue levantada por una “conciliación obligatoria” y tras “una reunión con el ministerio de transporte”. Todo esto, sin discusión ni resolución de asambleas con los trabajadores, como acostumbra la burocracia sindical.

              Sergio Sasia, que dirige la Unión Ferroviaria, el gremio más numeroso del ferrocarril, carnereó. Es que Sasia, el más conciliador de los burócratas sindicales, ahora al frente de la CATT tras el acuerdo con el moyanismo, es parte de los interlocutores del gobierno para capear la crisis y se postula para integrar las mesas técnicas tripartitas estado-empresarios-sindicatos pos acuerdo con el FMI, por supuesto, para avanzar con la modificación de los convenios y la flexibilización laboral como ya hizo con el marcrismo en la rama ferroviaria (convenio Unión Ferroviaria, 2018).

              La burocracia fraternal también ha tomado la acción sindical del 29/3 para hacer una demostración de fuerzas y poder de fuego de paralizar el transporte ferroviario, luego de su (auto)exclusión de la CATT. Maturano lidera el grupo de gremios del transporte disidentes del armado de Sasia-Moyano-Biró. Junto a la UTA, los sindicatos barrionuevistas (con el sindicato de Estaciones de Servicios, que tiene al frente a Acuña uno de los triuviros cegetistas), Carga y Descarga (Mercado Libre), Señaleros Ferroviarios, entre otros, han reflotado sello de la UGATT, una central paralela a la CATT, para mantener un lugar directo en la mesa, con el gobierno, las cámaras patronales y prestar y cotizar sus “servicios” tan caros en tiempos crisis.

              Al cierre de esta edición, el 22/4, luego de 45 días de interrupción, se restableció el servicio de Pasajeros Constitución-Bahía Blanca. Atendiendo a las precauciones en la circulación que debió establecer Ferro Expreso Pampeano por el fallo judicial, y en reconocimiento q la falta de mantenimiento de vías, para recorrer los 700 Kilómetros del trayecto el servicio demoró más 18 horas, casi 5 horas mas de las que tardaba antes del descarrilamiento en Olavarría (12 horas). Un trayecto que en 1940 se hacía en solo 7 horas. La empresa, cómo siempre hacen las patronales, había culpado al maquinista por exceso de velocidad, es decir, por "falla humana". Y desde el estado Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado, dijeron que descarriló por "exceso de lluvias".

              Sin dudas, se ha puesto sobre el tapete la crisis que sigue teniendo el sistema ferroviario, y los cortocircuitos en el marco de esta decadencia, que involucra a las patronales del transporte automotor por una mayor rentabilidad y mercado (en contra de la tarifa subsidiada del ferrocarril), las concesionarias privadas y empresas estatales ferroviarias, a la burocracia estatal (gobierno y justicia) y burócratas sindicales. A 10 años de la masacre de Once, más allá de algunas compras de material rodante chino y renovación parcial de vías de trenes de pasajeros metropolitanos del AMBA, la recuperación de la administración estatal de la mayoría de la red, la infraestructura ferroviaria nacional de conjunto, incluido el estado de vías, sigue en emergencia. Los descarrilos en los trenes, mayormente de cargas, son diarios. Y no solo en las concesionarias como Ferroexpreso sino en las estatales Trenes Argentinos Cargas (Belgrano, San Martin, Urquiza).

              Todo esto además entrará aún más en un cuello de botella con el ajuste presupuestario que plantea en subsidios el FMI, lo que prepara tarifazos, mayor precarización laboral y tercerización, y el continuo ataque a los salarios. Ni Maturano ni Sasia tampoco defienden los puestos de trabajo, como ya lo demostraron con el gobierno de Macri, ambos permitiendo el cierre de ramales (como Ferrobaires) y miles de despidos en todo el país sin mover un dedo. En cuanto al estado general del ferrocarril, primeramente, hacen falta inversiones, pero sobre todo la incorporación de miles de trabajadores, para combatir la falta de mantenimiento y mejorar las vías existentes, señalamiento, etc., y reabrir ramales cerrados.

              La confianza en el estado y los organismos de control estatal, el banque a las patronales es el programa de la burocracia ferroviaria, que ha llevado calamitoso estado actual, a la masacre de Once, a la desidia patronal y al continuo ajuste sobre los trabajadores. El único programa progresivo ante la crisis del sistema, que se profundiza, es el control obrero del ferrocarril. Se abre la discusión paritaria, y en la misma, hay que exigir asambleas y pelear por no pagar el ajuste, por un plan de lucha unitario de todos los ferroviarios, por el salario iguala la canasta familiar para la categoría más baja indexado a la inflación, por incorporación de los desocupados al trabajo pagados por las empresas para mantener y mejorar el estado de vías, por el pase a planta de los tercerizados. Fortalezcamos una oposición sindical revolucionaria en el ferrocarril y el transporte con un programa obrero.

     

    * Por Ferroviarios de la COR 

  • Avanza el Frente Roja-Bordó en el Belgrano Norte. Derrotamos la proscripción de la burocracia sindical de Sasia y la Verde.

    Por Ferroviarios de la COR

    El 17 de diciembre son las elecciones generales y ejecutivas de la Unión Ferroviaria. Elecciones pospuestas mancomunadamente entre el gobierno, los empresarios y la burocracia sindical durante toda la pandemia. No podían permitir que se expresara la bronca de miles de trabajadores que nos expusimos al virus, nos atacaron en las condiciones laborales, mientras la burocracia estaba en casa.

    El Secretario General de la UF, Sergio Sasia, acordó con Moyano, su llegada a la dirección de la CATT y posicionarse en la CGT. Entre traidores se entienden. En ese marco, el oficialismo quiso instalar la idea de que ya no había oposición en el ferrocarril, montando para eso todo un operativo proscriptivo.

    Hoy los compañeros del Roca están en una campaña ya que su lista fue vedada de participación. En el Belgrano Norte sufrimos la misma embestida, pero los derrotamos y logramos que oficialicen nuestra lista.

    Quienes encabezamos el Frente de Lucha Ferroviario, los compañeros de la Lista Roja, hemos batallado contra los aprietes y amenazas que sufrieron distintos compañeros y compañeras que se postularon en nuestra lista.

    Creemos que hemos logrado un punto de apoyo para seguir peleando con más fuerza contra el ajuste del gobierno y del FMI, como lo hicimos durante toda la pandemia, denunciando la pérdida del poder adquisitivo y los magros acuerdos salariales, la modificación de los convenios colectivos cada vez más flexibilizadores, etc.

    Lucharemos por que se reconozcan todas las listas opositoras. Por supuesto, en el camino de recuperar los cuerpos de delegados, seccionales y sindicatos. Tarea que debe hacerse enfrentando al peronismo, no de la mano de sus agrupaciones. Con total independencia de clase. Es un elemento programático elemental por el cual luchamos los ferroviarios de la COR.

    El 17 de diciembre, todo el apoyo a la oposición en el Belgrano Norte. Viva el Frente de Lucha, Roja-Bordó.

  • Charla-debate: ¿Adónde va Cuba?

    Este sábado 14 de agosto a las 16.00 hs. realizaremos en Córdoba una charla debate sobre Cuba. Pondremos en perspectiva las protestas del 11 de julio que sacudieron la Isla, analizando el proceso de asimilación de los ex-Estados Obreros en medio de la descomposición imperialista, para discutir los desafíos y tareas de la vanguardia obrera en nuestro continente.

  • Cuba, una vez más en la encrucijada

    Para poner fin al bloqueo imperialista y derrotar la política de restauración capitalista del PC, es urgente la intervención de la clase obrera de toda América.

    El estallido de las protestas en San Antonio de los Baños el último domingo, que se extendieron a La Habana y otras ciudades de Cuba, ha tomado por sorpresa a los desprevenidos. Empezando por el gusanaje en Miami, que salió a reclamar la intervención militar de EEUU a Joe Biden, no solo para aprovechar la crisis sino también asustados al no ver una dirección clara de las protestas. También toma a Biden enfocado en otros problemas, sobre todo domésticos, pero también de política exterior: sus relaciones con América Latina y el Caribe (asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití) muestran gran desorientación. Por el lado cubano, también el presidente Díaz Canel se mostró completamente desorientado, saliendo con una línea dura contra las protestas para tener que luego reconocer los problemas que legítimamente reclamaban los manifestantes, y llamando a un sector de estos “revolucionarios confundidos”.
    La confusión de estas direcciones contrarrevolucionarias se basa en un elemento real: el desorden generado por la pandemia a nivel mundial y la falta de claridad del imperialismo para dirigir un proceso de derrota fulminante de las masas obreras, a partir del ensayo general reaccionario lanzado el año pasado, abre todo tipo de procesos políticos. En el caso de Cuba, debemos considerar las dificultades del proceso de asimilación del ex Estado obrero, que está mostrando, igual que en Bielorrusia y otros países, tendencias al caos capitalista ante la debilidad de la burocracia de ese Estado para dirigir, acentuado este elemento por la propia debilidad de la estructura económica de la isla. La descomposición imperialista dificulta la asimilación, pero no puede frenar el proceso ad eternum, sino que agrava la descomposición y las tendencias al enfrentamiento entre las fuerzas sociales en presencia. Así lo vimos en Europa del Este (Ucrania, Bielorrusia, Georgia), en el Cáucaso (Nagorno Karabaj), en China (Hong Kong), todos con sus particularidades pero que están determinados por toda una etapa histórica signada por un proceso de descomposición de un sistema social que socava las bases de los Estados-nación como forma política. Todo esto, como decíamos más arriba, acelerado por la pandemia del Covid-19.
    En el caso de Cuba, es evidente cómo la pandemia golpeó las estructuras estatales de por sí carcomidas por años de putrefacción a partir de la caída de la URSS y el inicio de una transición tortuosa hacia la asimilación capitalista plena, donde la burocracia y una base social ligada al Estado intenta mantener su posición, contra el sector que pretende barrer con esas estructuras con un programa que, más que “patria y vida”, se resume en “semicolonia, sí; 51º Estado yanqui, mejor”. La falta de atención médica, de alimentos y de electricidad, además muestran su silueta espantosa a contraluz de las reformas votadas en el último congreso del PCC, que avanzaron en una devaluación salvaje con la unificación del tipo de cambio. Las condiciones de vida de las masas trabajadores se contrastan con las mercaderías valuadas en dólares expuestas en los negocios para turistas y en los privilegios de la burocracia “comunista”. Estos elementos son el motor de las protestas, de las que forman parte sectores heterogéneos, que han identificado por años las ideas del socialismo y el comunismo con un Estado que en realidad intenta imponer con represión la restauración capitalista. Pero está claro que el bloqueo del imperialismo yanqui, impuesto por décadas con el objetivo de presionar a la burocracia para que acelere las medidas restauracionistas (objetivo que ha cumplido con creces), es la principal causa de las penurias de la clase obrera cubana. Díaz Canel, Biden, el Partido Republicano y los gusanos están todos de acuerdo en llevar hasta el final la contrarrevolución en Cuba.

    Es urgente la intervención del proletariado de toda América

    Para colaborar en la tarea de poner en pie una dirección revolucionaria capaz de enfrentar a las direcciones imperialistas y de la burocracia del PC en Cuba, es necesaria la intervención del proletariado americano, en América Latina y el Caribe y también en EEUU. Porque además es evidente, y se ha comprobado por la experiencia histórica, que el programa de la dictadura del proletariado no puede concretarse en las estrechas fronteras de ningún país latinoamericano, sino que adquiere su forma política en la Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina y el Caribe.
    Para llevar adelante esta tarea, los revolucionarios debemos pelear en el seno de los sindicatos para que la clase obrera salga a la acción con objetivos claros: ¡Abajo el bloqueo imperialista! Sobre todo en EEUU, debemos imponer la apertura de los intercambios con la isla, con nuestros métodos, la ocupación bajo control obrero de puertos, depósitos y fábricas, la toma del control de los navíos y la confiscación obrera para llevar a Cuba los hidrocarburos, los alimentos y las medicinas y vacunas que necesitan los trabajadores y el pueblo pobre. ¡No a la intervención militar imperialista! Ante el menor signo de amenaza de llevar adelante una intervención militar, impongamos la huelga en EEUU y el paro y ocupación de todas las empresas de capitales yanquis en la región. ¡Abajo la represión de la burocracia del PCC, libertad a los presos! Debemos imponer que los sindicatos latinoamericanos y de EEUU se pronuncien por la libertad de los luchadores socialistas que fueron detenidos el domingo 11/7, entre ellos Frank García Hernández, Leonardo Romero Negrín, Maykel González Vivero y Marcos Antonio Pérez Fernández.

    Por una dirección revolucionaria internacional

    Lejos de lo que postulan los centristas latinoamericanos, no se trata de desarrollar un programa democrático para llevar las demandas de las masas hacia una solución desde el Estado (nacional) con reformas más o menos “radicales”, se trata de regenerar las bases de la revolución cubana con la extensión de la revolución en la región y la instauración de la dictadura proletaria bajo una dirección revolucionaria. El capitalismo está en franca descomposición y no pude ofrecer nada más que represión, en enfrentamientos cada vez más abiertos con la clase obrera, para intentar modificar a su favor la relación entre capital y trabajo con la intención de darse una sobrevida. La necesidad de una dirección revolucionaria internacional, la IV Internacional reconstruida, se hace palpable y no puede ser una simple declamación para los congresos y conferencias partidarias. Tenemos por delante la gran tarea de preparar la reconstrucción de la IV llevando los debates programáticos al seno de nuestra clase, dando batalla política a la burocracia sindical y luchando por recuperar los sindicatos. Proponemos, con nuevo énfasis dados los acontecimientos en Cuba, organizar una Conferencia Latinoamericana de las corrientes que nos reivindicamos por la dictadura del proletariado, para debatir la política, las tácticas y el programa para intervenir en la situación con ese objetivo. Como paso hacia una conferencia mundial que permita a los revolucionarios encarar la tarea del momento: comenzar a saldar la crisis de dirección de nuestra clase, la única clase revolucionaria, la clase obrera.

  • Por un 1° de mayo de lucha e internacionalismo

    En nuestro día en todo el mundo, los trabajadores debemos hacer escuchar nuestra voz contra la decadencia imperialista y mostrar el poder de la clase obrera.

    En este día vuelven a flamear las banderas de la Comuna de París, de la Revolución Rusa, de los mártires de Chicago y de los dirigentes obreros que murieron o fueron asesinados enfrentando a este sistema capitalista. Por eso, a 135 años de aquel 1° de mayo en el que la burguesía norteamericana asesinaba a los trabajadores, a los mártires de Chicago, debemos reafirmar las tareas de los revolucionarios en la pelea contra el capitalismo y sus instituciones, como los Estados nación. Luchamos por la destrucción del Estado burgués y nos apoyamos en la experiencia de la Revolución Rusa y su sistema soviético.

    Este 1° de mayo nos encuentra a los trabajadores luchando contra la segunda -y en algunos lugares la tercera- ola de covid y contra un parásito histórico, que es el capitalismo. La pandemia desnudó el carácter reaccionario del sistema capitalista, su método anárquico en la relación con la naturaleza y sus formas de dominación. El desarrollo de la pandemia agudizó aún más el proceso recesivo de la crisis del 2008, llevando al conjunto de la economía mundial a un estancamiento. En este salto en calidad de la crisis no se descarta la posibilidad de la ruptura de los equilibrios de clase en los Estados nación generando un sinfín de crisis política en los países imperialistas y semicoloniales con irrupción de procesos de masas que comienzan a sacar lecciones de la dirección burguesa de la pandemia y sus consecuencias en las condiciones de vida.

    Asistimos a una descomposición de las instituciones creadas por el imperialismo en la posguerra, un gran ejemplo es la OMS con su lamentable actuación en la situación de la pandemia; la ruptura de los equilibrios interestatales, con la UE entrando en una situación caótica y una exacerbación de la competencia entre EEUU y China, que continua en la era post Trump con Biden.

    A un año de la irrupción del coronavirus la respuesta por parte de la dirección capitalista para hacer frente al virus fue un mayor estatismo, es decir, un intento de economía dirigida, intervención con un festival de subsidios al capital, nacionalizaciones de empresas en crisis, como las aerolíneas de bandera, e impuestos a las riquezas o políticas fiscales agresivas. Para los trabajadores esto no es otra cosa que un ataque en todas las líneas, con despidos masivos, suspensiones, rebajas salariales y quita de conquistas, entre otras.

    Esta distorsión que introduce la intervención del Estado en la esfera de la producción abre un sinfín de crisis políticas de las distintas fracciones burguesas y una relación diferente con los trabajadores, ya que actúa en la base misma de las relaciones sociales de producción. Resulta muy evidente la importancia de la fuerza de trabajo en la creación de valor y la dinámica del capitalismo y su relación con esta fuerza de trabajo. La parálisis que provocó el virus en algunas ramas de la producción desesperó a los capitalistas, porque quedó demostrado que las ganancias salen de la expropiación de los trabajadores y no de otro lado.

    Esta política no puede ser más que reaccionaria porque busca preservar los intereses de la clase a quien representan y obviamente no les interesa en nada la suerte de los trabajadores, solo en preservarlos como explotados. Por eso todos los ensayos que practicaron en esta pandemia fracasaron y llevaron a una agudización de la crisis con miles de muertos y contagiados. Tanto las cuarentenas como la argentina, como la negación del virus al estilo Bolsonaro fueron políticas desesperadas para resguardar a los grandes capitales y su clase, desorganizar a nuestra clase con la complicidad de la burocracia sindical, para sostener sus Estados en descomposición. Una línea imperialista de resguardar las ramas de la producción haciendo descender el valor de la fuerza de trabajo.

    La crisis acentuó aún más la desorganización de la economía, es por esta razón que ante el ataque de los capitalistas los trabajadores debemos atacar su capital. El ejemplo más notorio son las vacunas contra el covid: laboratorios que se llenan de ganancia; Estados como el de EEUU, que intenta vacunar a toda su población para sacar una ventaja en la reconstrucción de la economía y estar en mejores condiciones para competir; y gran parte del mundo sin una sola vacuna. Los trabajadores, ante el nivel de la crisis, debemos reforzar la idea de expropiar a los expropiadores.

    En distintos lugares del planeta sectores de la clase obrera han retomado los métodos de nuestra clase, como lo demuestran la huelga italiana ante el colapso sanitario, las huelgas en EEUU, huelgas en Francia, un comienzo molecular aun de procesos de lucha en el proletariado brasilero, luchas duras de los trabajadores argentino, la lucha de los trabajadores de Myanmar ante el golpe militar, solo para enumerar algunos conflictos. Como sostenemos los marxistas, la unión creativa de lo consciente y lo inconsciente es lo que habitualmente llamamos inspiración. La revolución es la inspiración violenta de la historia.

    Somos nosotros los que debemos paralizar todo, no sólo para enfrentar al virus, sino para organizarnos para enfrentar los ataques. Los métodos de la clase obrera, como el cese de actividades y paros para ir a una huelga general, son medidas que permiten preservarnos de forma organizada, mediante los sindicatos, ante el ataque centralizado de los burgueses y las fuertes tendencias destructivas de la economía capitalista en crisis.

    Podemos decir que asistimos a un ensayo general reaccionario del sistema capitalista, en medio de un proceso más histórico de descomposición. Es un gran ensayo de conciliación de clases, de patrioterismo. Ante una dirección anárquica, como es el sistema capitalista, que depende de sus Estados mayores armados para garantizar la reproducción del capital, nosotros peleamos por una dirección colectiva consciente, que prepare las etapas de la dictadura del proletariado, ya que el sistema actual engendra las condiciones materiales y las formas sociales para la reconstrucción económica de la sociedad.

    Los trabajadores debemos intervenir en esta crisis de forma independiente, preparando las condiciones para que surja una vanguardia revolucionaria que se constituya en partido como dirección revolucionaria en la necesidad de reconstruir la IV Internacional.

    COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

    Publicado en TRCI-WEB

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