Hace 78 años era asesinado Trotsky por un agente del stalinismo en la ciudad de México. Sus ideas y acción revolucionaria aún perduran porque siguen vivas las tareas históricas de los marxistas contra el capitalismo. Mientras el stalinismo como corriente contrarrevolucionaria ya tiene merecido su lugar en el basurero de la historia.
Hoy cuando en el mundo se desarrolla una crisis económica de características históricas, la burguesía lentamente comienza a volver a ver a sus fantasmas que creía ya bien muertos y enterrados, pero en su decadencia una clase tan parasitaria como la burguesía vuelva a sentir que está en peligro. Y en cierta medida está en lo cierto. Se ha comenzado a romper todo el andamiaje de posguerra y sus instituciones, los pactos con distintos estados, a partir de una mayor descomposición del imperialismo.
Los procesos de lucha de clases se desarrollan en medio oriente, mientras la crisis económica aguda en Europa está destruyendo el estado de bienestar y la Unión Europea. Los países en asimilación como China y Rusia, con sus desigualdades, no han logrado salvar a los triunfalistas burgueses. En el corazón del imperialismo norteamericano, la crisis ha desencadenado procesos políticos y de lucha de clases que ponen en cuestión los fundamentos del capitalismo.
En medio de estos escenarios los marxistas revolucionarios tenemos mucho que decir y hacer, se nos abren grandes tareas históricas, con la imperiosa necesidad de aprender de los fenómenos nuevos e incorporarlos al acervo de la teoría marxista y enriquecerla.
El acervo teórico y político de Trosky nos permite encarar estos desafíos desde una perspectiva revolucionaria, intentando aplicar el marxismo que es un método de análisis de las relaciones sociales y no como lo toma el conjunto de centrismo trotskista, un análisis de texto.
Por eso actualizar la teoría marxista implica avanzar en el recorrido hecho por Trotsky en cuanto a la teoría de la revolución permanente; como decía él, desarrollar el carácter de la revolución, su nexo interno y el método de la revolución internacional en general. Este último punto es el que debemos desarrollar al calor de los elementos de descomposición del capitalismo.
La idea permanentista que Trotsky incorporó y desarrolló, es uno de los aportes más importantes a la teoría marxista. Desarrollo que tan olvidada ha quedado por los distintos grupos que intentaron actualizar la teoría, pero solo actualizaron de forma reformista las tácticas para aggiornarse a la época de posguerra, en la lucha entre dos sistemas para adaptarse a la conciencia vigente en ese periodo. No podemos olvidar la idea permanentista de partido que incorpora Trotsky, ya que no se basa la construcción partidaria en una determinada conciencia actual sino en las tareas históricas del proletariado. Hay que destacar la dimensión permanentista que le da a la dictadura del proletariado, palabra que ha desaparecido del diccionario de izquierda para no asustar a la opinión pública, impidiendo romper la envoltura democrática de la dominación burguesa y permitir al proletariado desarrollar su dictadura de clase trastocando todas las relaciones sociales en la lucha por el poder del estado, es decir, por la destrucción del estado burgués. Al igual que el carácter internacional de la dictadura del proletariado; Trotsky planteaba que la dictadura en Rusia estaba provisoriamente encerrada dentro de límites nacionales, dándole un carácter internacionalista y por lo tanto permanente.
Nuestro grupo intenta avanzar en el plano de la teoría y la practica con la firme convicción de que debemos intervenir como una nueva generación de revolucionarios que rompa con las ideas de los centristas trotskistas de posguerra en la necesidad de regenerar al movimiento obrero y forjar una vanguardia revolucionaria que pelee por la reconstrucción de la IV internacional ya que opinamos que es la única forma que se puede recuperar la estrategia marxista.
Trotsky tuvo que discutir ante la traición de la III internacional stalinizada, la recuperación del método y la mecánica del programa. Es por eso que elaboro el programa de transición que como él decía nos deja en el umbral de la revolución, y hacía mucho hincapié en mostrar que este programa era un sistema de reivindicaciones que se proponía atacar las bases del régimen burgués. O sea, desarrollar una de las premisas estratégicas de la III internacional en su fase revolucionaria que era la de desorganizar a la burguesía; recordemos que las otras premisas eran organizar al proletariado y por ultimo preparar las etapas de la dictadura de proletariado. Los revolucionarios llegaron a esta síntesis de tareas estratégicas después del triunfo de la revolución rusa y su extensión a una situación revolucionaria a nivel mundial. Pero pudieron generalizar las experiencias revolucionarias de la época de crisis, guerras y revoluciones por la construcción de la Internacional, y es acá en donde la estrategia tomó la dimensión internacional y colocó a nuestra clase con tareas que excedían la base nacional de nuestra lucha. Trotsky definió a la internacional como una escuela de estrategia revolucionaria.
Hoy presenciamos la crisis de las corrientes que aun reivindican el legado de Mandel, Moreno, Ted Grant, Lambert y otros que no pueden dar respuesta a los procesos abiertos y cuyas teorías han perimido porque fueron construidas en un periodo que ya está desapareciendo. Por su adaptación, no pueden dar respuesta a la caída del estado de bienestar en Europa, ni a los procesos de asimilación de los ex estados obreros, ni a la descomposición imperialista por haber separado la economía de la política, ni a los desafíos de la lucha de clases por sostener la idea de conciliación de clases como norte, sin entender la dinámica de la revolución permanente donde ya no están las tendencias organizadas del pasado, y donde se plantea el carácter de la revolución, en clave mundial y no nacional.
Somos conscientes de que las nuevas generaciones que están saliendo a la lucha no traen en su mochila las derrotas del proletariado, ni la influencia del stalinismo, pero si una importante confusión de los objetivos. Es tarea de los revolucionarios plantear claramente las tareas a partir de un programa transicional, ya que ningún proceso comienza de cero y la intervención de los revolucionarios parte de elementos del pasado para preparar el porvenir como planteaba Marx, no con el criterio vulgar de los "evolucionistas", que sólo ven los cambios lentos, sino dialécticamente: "En desarrollos de tal magnitud, veinte años son más que un día -- escribía Marx a Engels --, aun cuando en el futuro puedan venir días en que estén corporizados veinte años".
Por eso apoyamos y somos parte de las demandas de los que han salidos a luchar con la firma convicción de ganar programáticamente y desarrollar una vanguardia que se corporice en partido revolucionario que pueda explicar los problemas de raíz para pelear por el poder.
Seguimos sosteniendo, a 78 años del asesinato de León Trotsky, que “Solo haciendo revivir las grandes tradiciones del marxismo revolucionario, rompiendo con la colaboración de clases, el socialpatriotismo y los curas de la sumisión en el movimiento obrero y tomando el camino de una lucha de clases resueltamente ofensiva, lanzando el asalto contra la fortaleza del capitalismo, con las armas invencibles forjadas por nuestros grandes maestros, Marx y Engels, Lenin y Trotsky, los explotados de mundo pueden separarse del marasmo y la derrota, marchando hacia adelante, como la sólida falange del fruto socialista.” (Manifiesto a los trabajadores de mundo entero. Comité ejecutivo internacional de la IV internacional. 1938)