Los días 16 y 17 de noviembre, en la ciudad de Buenos Aires, realizamos el XVIII Congreso de la COR, del que participaron delegados e invitados de las regionales y de la TRCI, con camaradas de la LOI Brasil y de la COR Chile. La novedad de este Congreso es que participaron los camaradas de la Tendencia Trabajadores Trotskistas, recientemente incorporados a la COR en la Conferencia de Fusión realizada en junio de este año, con delegados e invitados. El congreso aprobó las tesis internacionales y nacionales y se votó a la dirección.
Debate sobre situación internacional
El sábado discutimos las tendencias a nivel internacional, intentando analizar el triunfo de Trump en las últimas elecciones en EE. UU.; la continuidad de la guerra de Rusia contra Ucrania; la invasión de Israel a la Franja de Gaza y su guerra genocida; el desarrollo de la crisis mundial y las consecuencias de la pandemia.
Trump ganó contra Kamala Harris con una diferencia de votos más amplia de lo que pronosticaban las encuestas, tanto en la cantidad de electores como de votos nominales. La gran mayoría de los votantes expresaron que su balance de los cuatro años de Biden fue negativo, centralmente en el plano económico. La política exterior de los demócratas fue un elemento de peso: la defensa a Israel por Biden llevó a una importante base del partido o simpatizantes a abstenerse a ir a votar, sumado a que gran parte del electorado estaba reticente a la política guerrerista que está llevando adelante el imperialismo. En estos últimos 4 años, la administración demócrata no ha podido darle al imperialismo yanki una hoja de ruta clara ante los conflictos bélicos como el de Rusia-Ucrania y el genocidio en Palestina por parte del enclave de Israel, lo que muestra su debilidad como potencia imperialista. Trump cosechó simpatía al plantear que finalizaría con la guerra lo antes posible (lo cual hay que ver si lo logra y cómo). Este último también le ha dado un férreo respaldo a Netanyahu, lo cual el gobierno de Israel interpreta como libertad de acción para seguir adelante con el genocidio palestino en un momento en el que tanto internamente como a nivel mundial se encuentra muy cuestionado. El triunfo de Trump expresa la decadencia imperialista, que no logra encontrar un rumbo claro en los objetivos imperialistas mientras condensa todas las contradicciones mundiales al interior de su Estado. La victoria republicana ha hecho entrar en pánico a la UE y la OTAN, ante su posible desinterés en la guerra Rusia-Ucrania y la línea de que se hagan cargo los gobiernos europeos del conflicto. Este punto ha sido clave en estas elecciones, ya que el supuesto progresismo ha mostrado su cara más belicista y su incapacidad para dar una salida que no sean mayores penurias para las masas.
Trump no va a traer nada bueno a los trabajadores del mundo, ni lo iba hacer Kamala. Lo que queda en claro es que debemos organizarnos para enfrentar al imperialismo y que esto debe ser de forma internacional. Debemos llamar a los trabajadores de Norteamérica a que rompan con las fuerzas políticas imperialistas que dirigen su propio Estado. Se está desarrollando actualmente un proceso de sindicalización que debe tomar como tarea el enfrentamiento al gobierno de Trump y frenar la guerra paralizando y bloqueando el arsenal bélico que envía EEUU a Ucrania e Israel. Otra tarea fundamental del proletariado norteamericano es unirse al proletariado ruso y ucraniano para que desarrollen una guerra revolucionaria que derrote la restauración capitalista en curso.
En América Latina es posible que se reconfiguren las relaciones de las burguesías nativas con el imperialismo norteamericano ante el avance de China en la región. Es posible que Trump favorezca a figuras como Milei, en desmedro de otras como Lula o Sheinbaum.
El regreso de Trump después de un primer gobierno fallido se da en medio de una crisis general del sistema capitalista en su fase imperialista y su relación con las formas estatales de dominación burguesa. Fue parte del debate del Congreso la relación de las masas con la democracia burguesa, que es una de las formas de dominación de clase que está siendo fuertemente cuestionada, pero a diferencia de lo que fue el enfrentamiento revolucionario de la Revolución rusa al Estado burgués, en este caso el cuestionamiento se da por el avance de sectores más reaccionarios. Esta “democracia” ahora en crisis surgió históricamente como respuesta de la burguesía a la competencia con el sistema soviético. Así se establecieron, en particular en los países imperialistas, los Estados de bienestar, que buscaron estatizar a las organizaciones obreras y a las masas trabajadoras en general, cooptando a la aristocracia obrera y asimilando a una gran franja de la pequeña burguesía vía derechos civiles. En las semicolonias, se los intentó emular a través de los bonapartismos sui generis como forma especial de poder estatal. El derrotero de los últimos años de crisis económicas, políticas, pandemia y procesos de asimilación de los ex Estados obreros implicó un ataque en línea a las formas estatales de posguerra sin poder encontrar aun otra forma de dominación que dé cierto equilibrio inestable al putrefacto sistema capitalista.
Otro punto de debatimos fue la bancarrota del llamado progresismo. En este proceso los que han caído en desgracia han sido las líneas políticas estatistas, redistribucionistas, populistas y reformistas, que no pueden hacer nada ante el avance de la descomposición todas las instituciones burguesas. Es que anhelan un Estado de bienestar que ya nunca volverá y se niegan a enfrentar la pauperización de la pequeña burguesía de forma revolucionaria en alianza a los trabajadores. Esta crisis histórica del “reformismo sin reformas” también pretende en su debacle llevarse consigo a las expresiones de izquierda, teorizando sobre el fin de la izquierda y sus partidos, el fin de la revolución y dando una idea de que hay que empezar de nuevo. Esto es expresión de la impotencia, llevada a su máximo extremo, de defensores del capitalismo que temen más que a nada a la revolución.
Planteamos en la tarea de reconstruir la IV Internacional y avanzar en las directrices de una lucha unificada a nivel mundial para enfrentar la política guerrerista, en medio de la descomposición del imperialismo y el proceso de asimilación de los ex Estados Obreros. Insistimos en la necesidad de llamar a una Conferencia Internacional a las corrientes que aun reivindiquen la dictadura del proletariado a discutir los fenómenos de la lucha de clase y las tareas que se desprenden. Entre estas tareas está planteado que el proletariado norteamericano y el chino se unan contra el imperialismo y contra la burocracia restauracionista del PC chino. No podemos permitir que Trump, con su proteccionismo, desarrolle el chovinismo en los trabajadores (tanto nativos como inmigrantes) contra los trabajadores de todo el mundo. Nuestra clase es internacional y nuestro enemigo también.
Debate sobre situación nacional
En el punto sobre situación nacional avanzamos en la caracterización del gobierno de Milei y su relación con el imperialismo y el proletariado. El festejo de Milei ante el triunfo republicano en las elecciones en EE.UU. es pírrico y patético, porque si Trump avanza con su plan económico de proteccionismo, ni migajas le van a dar, aunque se regalen como ya lo están haciendo. No hace mucho Macri también festejaba y sabemos cómo terminó. El plan de sumisión al imperialismo de Milei es una parodia berreta de “las relaciones carnales” del menemismo, sólo que esta vez sin plata para comprar a nadie. Sabemos que el plan del imperialismo significa mayores penurias para los trabajadores. Trump exigirá más muestras de “fidelidad” en su guerra comercial con China, pero no está dando nada a cambio. La única salida la puede dar la clase trabajadora en su lucha revolucionaria.
El gobierno de Milei es la improvisación de una burguesía débil ante la debacle de los partidos tradicionales y las coaliciones electorales, como el macrismo, los K y su variante degradada con Alberto, que no lograron garantizar cierto equilibrio de clases para sus negocios. En el primer año de gobierno de Milei se produjeron importantes luchas en la calle: en contra de la “ley bases”, en contra del ajuste a las jubilaciones y al financiamiento universitario. Enfrentamos la represión del protocolo policial que pretendía sacarnos de las calles con movilizaciones masivas. Se dieron luchas emblemáticas como la del sindicato del neumático, los trabajadores de salud y estatales, así como la lucha universitaria con tomas de edificios en todo el país. También se realizaron dos paros generales y en los últimos meses un paro de transporte que se sintió fuerte. Es demostración de que hay fuerzas para enfrentar y derrotar el plan de ajuste de Milei. La oposición burguesa y sus partidos pretenden llevar gran parte de las luchas a las instituciones como el parlamento y a una agenda electoral para el 2025 y 2027. Hay que enfrentar este desvío, promoviendo la ruptura revolucionaria de los trabajadores con el peronismo, que está sosteniendo a Milei y peleándose con él para definir quién se apropia de la figura de Trump, mientras siguen cayendo nuestras condiciones de vida.
Este activismo que está surgiendo y se está fogueando, en medio de un ajuste feroz y represivo, tiene la tarea de preparar las condiciones para ayudar a que irrumpa en la escena nacional el movimiento obrero industrial. En varias fábricas la lucha estudiantil ha generado simpatía. Tenemos que luchar para realizar asambleas de fábrica contra los despidos y contra la degradación de las condiciones laborales y del salario. Para esto hay que arrebatarle la dirección a la burocracia sindical y unir las reivindicaciones del conjunto de la clase.
Se está empezando a generalizar una deliberación en los lugares de trabajo sobre cómo enfrentar al gobierno de Milei, porque así no se puede seguir más. Es tarea de los revolucionarios plantear un programa obrero de salida a la crisis y los métodos que se desprenden de dichas tareas. Tenemos que impulsar e imponer un paro general activo para tirar abajo a este gobierno y sus cómplices.
Construcción partidaria
Ante este escenario discutimos un plan de construcción con lo sectores con los que nos hemos relacionados en este periodo y dar lucha política al centrismo, polemizando con su concepción de partido y su programa para la situación nacional e internacional. Esa fue gran parte de la discusión del punto de partido del domingo, reforzando la idea que desarrollamos en la tesis de partido votadas en la Conferencia de fusión con los camaradas de TT.
El Congreso finalizó con la votación de una nueva dirección, a la que incorporamos a un miembro de la Tendencia al organismo.
Algunas resoluciones que se votaron:
Internacional
-Elaborar un folleto, con tesis sobre situación mundial, llamando a una Conferencia Internacional con los fundamentos que ya estamos levantando.
-Realizar una campaña en contra del genocidio en Palestina.
Nacional
-Impulsar el fondo de lucha del Garrahan.
-Impulsar la deliberación para preparar medidas, acciones o debates para el 10 de diciembre, fecha en que se cumple un año del gobierno de Milei.
Organización
-Lanzar la campaña financiera de la COR entre militantes, contactos y simpatizantes.