El triunfo de Milei en las PASO expresa, de forma distorsionada, el descontento social de una gran porción de los que fueron a votar con las coaliciones del peronismo y de Juntos por el cambio. Estas coaliciones han fracasado como formaciones políticas que gobernaron el país y que han llevado a los niveles de crisis económica, social y política en la que nos encontramos. Los días previos, vimos distintas expresiones de descomposición social con el asesinato de Morena Domínguez y Juan Carlos Cruz, de la represión a las luchas que preparan con el asesinato de Facundo Molares y de descontrol económico con la disparada del dólar. Al día siguiente de las PASO, el BCRA anunció una devaluación del cambio oficial, como ya lo había acordado con el FMI, con el problema de que debe tomar esta medida con una debilidad política después de los resultados. El dólar blue volvió a saltar. Todos síntomas de la profundidad de la crisis capitalista que atraviesa al país.
El ausentismo y el voto en blanco fueron también una expresión distorsionada del descontento generalizado. A 40 años de democracia burguesa en nuestro país, estas elecciones si bien son sólo primarias y no definen cargos como las de octubre, han demostrado el nivel de descomposición de esta democracia pequeñoburguesa en una semicolonia.
Las elecciones del peronismo fueron las peores en la historia, perdiendo más de 6 millones de votos en comparación con la última elección, mostrando que Milei les sacó votos a todas las coaliciones, centralmente en el interior del país.
La elección de la izquierda, centralmente del FITU, fue bastante testimonial, mostrando un retroceso en su caudal de votos. En la interna ganó la fórmula del PTS-IS contra la del PO-MST, con una importante diferencia.
Creemos que tenemos que discutir en el espacio de la izquierda que se reivindica revolucionaria, si se va a seguir imponiendo el calendario electoral y sus tiempos, en ese escenario que no es el nuestro, o empezamos a debatir la necesidad de organizarnos para el enfrentamiento que se nos viene. El primero es impedir que la base electoral de Milei se transforme en una base social que sea utilizada contra los luchadores. Reorganizar las filas del movimiento obrero contra el ajuste y para expulsar a la burocracia sindical y enfrentar los planes del FMI. Debatir en nuestras estructuras el peligro que se nos avecina, con qué organización y métodos lo enfrentamos, y no el voto útil.
En un escenario mundial signado por la crisis capitalista, la descomposición del imperialismo, la guerra Rusia Ucrania, el avance de China y las consecuencias de la pandemia debemos organizar una tendencia al interior de nuestra clase que ponga en agenda las tareas de los trabajadores en esta situación y la salida revolucionaria que debemos darle en la necesidad de construir un partido revolucionario, un gobierno obrero y la revolución socialista.