El viernes 17/3 por la tarde La Bancaria anunció el cierre de una negociación paritaria tensa, que incluyó todo tipo de provocaciones por parte de los banqueros. El resumen del acuerdo es un aumento del 32,5% en cuotas no acumulativas hasta mayo y, lo que era el nudo, un bono de compensación por el descuento de impuesto a las ganancias en dos veces (mayo y septiembre). Además de la solicitud a AFIP de morigerar el descuento en algunos ítems del salario.
Este acuerdo no puede ser presentado por la burocracia como un triunfo y dejó a los bancarios con gusto a poco. Por un lado, el tema del impuesto a las ganancias no sólo no está resuelto, porque los descuentos seguirán corriendo, sino que el acuerdo de este bono cierra la posibilidad de seguir discutiéndolo este año. Por otro lado, la inflación galopante viene esmerilando los sueldos de manera acelerada, considerando que el IPC no refleja los aumentos reales de alimentos, gastos de salud y educación que consumen los trabajadores del sector. Además, las cuotas se calculan sobre el salario de diciembre de 2022, sin cláusula gatillo, lo cual ya nos deja atrás de la inflación del 2023. El poder adquisitivo de los bancarios viene en caída y seguirá así. Pero aún más grave es que las patronales banqueras siguen marcando la cancha, imponiendo “reestructuraciones” que cargan de tareas al personal, mientras cierran sucursales y despiden por otro lado. Durante la negociación, que incluyó un contundente paro de 24hs en las que se sintió el poder de los trabajadores para afectar las principales operaciones del sistema financiero (incluso las electrónicas), las patronales hicieron todo tipo de bravuconadas, desde amenazar al personal que se adhería a la medida, hasta presionar con la convocatoria a conciliación obligatoria, al mediodía de la jornada de paro en curso, para que se volviera a tomar tareas. No contentos con esto, en bancos como el Supervielle, decidieron no pagar el bono por utilidades que vienen pagando desde hace años, aduciendo “pérdidas” por un mal negocio con una FinTech. Una provocación abierta, cuando todos sabemos que el sistema financiero viene sacando enormes ganancias, a costa de nuestro trabajo, con las negociaciones de los bonos y la timba financiera. La respuesta de los trabajadores fue un paro total el mismo viernes 17, mientras se cerraba la paritaria. Y el conflicto sigue abierto, pero el sindicato lo ha dejado aislado en un solo banco. Todos los bancarios debemos solidarizando con acciones concretas y plantear un plan de lucha conjunto, considerando que todas las patronales vienen llevando adelante el mismo plan.
Este cierre de la paritaria se lee desde la necesidad del gobierno y la burocracia de calmar los ánimos de los trabajadores, en un contexto de creciente tensión social, con un combo explosivo de factores que suman la carestía de la vida, con la deficiencia estructural de los servicios de luz y agua en medio de una extraordinaria ola de calor, entre otros. Se vio a la burocracia más preocupada por lograr un compromiso que a los banqueros mismos. Éstos últimos, al parecer, se sienten fuertes para ir a medir fuerzas con los trabajadores en un momento en el que se están forjando nuevas relaciones entre capital y trabajo a mediano y largo plazo. Lo cierto es que el sindicato viene retrocediendo desde hace tiempo, incluso antes de la pandemia, dejando pasar situaciones que están acumulando problemas de fondo para las condiciones de trabajo del gremio. Por otro lado, la “innovación” del bono ganancias no es otra cosa que un salvavidas al plan del gobierno (que viene fracasando) para ajustar las variables económicas a medida de las exigencias del FMI. Parte de la tensión en la negociación tiene que ver con la postura de la mayoría de las cámaras de negarse a “rescatar” al gobierno, aportando como patronales a paliar el impuesto que el Estado cobra a sus empleados. Y el sindicato, si bien plantea la consigna de que “el salario no es ganancia”, en los hechos avala este descuento compulsivo para sostener su acuerdo político con el poder de turno. Y aquí hay que volver a remarcar que ese impuesto luego es “redistribuido” por el Estado para subsidiar a las patronales, ya sea a través del “dólar soja” y sus variantes para cada rama empresaria con algún poder de presión, ya sea con los subsidios a las prestadoras de servicios públicos (luz, agua, transporte), etc.
El cierre de este acuerdo paritario, sin embargo, es un compromiso precario, que pospone el conflicto planteado. Claro que, como sucede en toda negociación de la burocracia, esto se dio con total hermetismo, sin la más mínima consulta a la base -sin siquiera informar- sobre el curso de la negociación. Por eso insistimos en la importancia de la votación de delegados paritarios con mandato y la conquista de delegados de base por sector de trabajo.
En definitiva, lo que está en juego son las condiciones de trabajo por un periodo indeterminado. Los bancarios debemos partir de las importantes acciones de lucha que hemos tomado para profundizar la organización. Para esto es necesario recuperar el sindicato, dotarlo de una dirección que se rija por el principio de independencia de clase y amplíe las funciones del sindicato para unirse a otros sectores de trabajadores ocupados y desocupados para disputar la organización de todas las relaciones de producción sobre otras bases. Empecemos construyendo una oposición sindical revolucionaria con las tendencias de izquierda que abracen un programa revolucionario, para disputar la dirección del sindicato y aportar al conjunto de la vanguardia obrera para construir una salida obrera y socialista.