El último día de noviembre, la conducción de CTERA estampó su acuerdo con el techo salarial, reafirmando su rol garante del brutal ajuste que descarga Alberto y el conjunto de los gobernadores en pos de subsidiar a los empresarios, pagar la deuda externa y acordar con el FMI. De espaldas a los conflictos en las provincias, y abandonando a su suerte a la docencia que lidia con las condiciones impuestas para el cierre del año con una vuelta sin recursos ni condiciones a la presencialidad, la burocracia celeste de CTERA bajó la persiana hasta febrero. Serán felices vacaciones sólo para Alesso y Baradel.
210$ de material didáctico…
El monto por el ítem material didáctico, es insultante. Más aún si se considera que el 100% del gasto de conectividad que sostuvo la continuidad educativa en pandemia (en muchos casos, incluida la conectividad de los estudiantes), salió del bolsillo docente.
La paritaria nacional docente, vuelve a jugar el rol que tuvo bajo el gobierno del Cristina: imponer el techo paritario en las negociaciones provinciales. El acuerdo unánime firmado este 30/11, lleva de 25000 a 27500 el salario inicial docente de referencia, y extiende por 4 meses el pago de 1210 pesos mensuales de incentivo y 210 adicionales de material didáctico. Cifras congeladas desde el macrismo. La conducción de CTERA, sentencia así que los trabajadores nos resignemos a no ir por todo lo que perdimos en el período anterior, y carguemos, junto con los jubilados, el peso del recorte de partidas que comprometió el gobierno a los bonistas y al FMI.
Escuelas sin partido… docentes con tapabocas y mordaza
Acuña se embanderó en la campaña contra la militancia docente y ciertas ideologías en las escuelas, preparando el terreno para una nueva ofensiva sobre los institutos de formación docente en CABA. No es nuevo, ni exclusivo de Cambiemos, este recurso al macartismo en las escuelas como vía para perseguir al activismo docente y estudiantil. Precede, en todo el mundo, ataques estructurales que buscan introducir criterios de productividad, para atar la estabilidad docente a resultados, para limitar o eliminar la participación sindical en los mecanismos de ingreso y continuidad, y para introducir reformas educativas. En simultáneo, la corte suprema de Mendoza, convalidaba las ideologías religiosas y sus rituales en las escuelas públicas, buen refuerzo de las huestes macartistas.
Profundicemos el repudio a estas avanzadas reaccionarias, unificando la lucha a nivel nacional por tirar abajo toda la legislación vigente, y reforzada en la dictadura, que instituye el control estatal del accionar, la opinión y la organización docente y estudiantil en las escuelas.
Unanimidad sin mandato de base
Este acuerdo nacional, firmado por UNANIMIDAD, por paritarios de la burocracia sindical de todos los gremios, y por los representantes del gobierno nacional y las provincias, enmarca los términos de la vuelta a la presencialidad masiva para 2021. Y deja en claro el amplio consenso que une al oficialismo y la oposición patronal, junto con todo el arco de la burocracia sindical, respecto a la política educativa/salarial/previsional y presupuestaria a tono con los compromisos asumidos de ajuste del gasto público a costa de los trabajadores.
El problema no solo es salarial. La cuarentena y el ASPO se tradujo en una ofensiva sobre las condiciones de trabajo docente, la extensión e intensificación de la jornada laboral impuestas de hecho, y que varios gobiernos provinciales pretenden imponerla de derecho –bimodalidad-, cristalizando estas imposiciones en modificaciones de los estatutos del docente y en reformas de las leyes de educación provincial como en Mendoza, donde logró posponerse por la férrea resistencia de la docencia. La sobre carga laboral tuvo su contracara en la alta desocupación docente, ante la negativa a llamar a suplencias en todo el país, como denuncian actualmente los docentes de San Luis, pero que fue una lucha constante este año en varias provincias. Las conducciones celestes de los sindicatos docentes provinciales colaboran abiertamente en la implementación de las reformas laborales y educativas, y sin mandato alguno, avanzan en negociar modificaciones en las condiciones de ingreso/titularización y continuidad, como en Córdoba.
Poner en pie una oposición sindical con independencia de clase
Las multicolores que recuperaron seccionales y sindicatos en el período anterior, se vieron tensionadas en sus acuerdos endebles, con tendencias que se integraron al Frente de Todos, como el PCR. La imposición de la cuarentena, el cierre de escuelas y la imposición del trabajo a distancia a los docentes, fue una medida unilateral del Estado burgués para preservar su sistema sanitario del colapso. A esta imposición se adaptaron las multicolores igual que la celeste, y la volvieron su postura frente a la crisis sanitaria, delegando en el gobierno la gestión de la pandemia. Esta postura, llevada al extremo del cierre de los sindicatos, y la aceptación pasiva del decreto de Moroni que restringió hasta febrero del 2021 la actividad sindical de base, desarmó al activismo frente a la ofensiva en las condiciones de trabajo y el deterioro salarial. La carencia en los frentes multicolores, de un programa basado en la independencia de clase, los desarmó para intervenir en la crisis con métodos de la clase obrera, tomando lecciones incluso de las experiencias de la docencia en otros países que recurrió a la huelga para definir el cierre de las escuelas.
La experiencia de lucha de la docencia de Misiones, que paró y cortó las rutas para romper el acuerdo miserable de la celeste de UDPM con Herrera Ahuad, la fuerte agitación de la docencia en el NOA, junto a la extendida movilización de Chubut, y la resistencia mendocina a la reforma educativa de Suárez, fueron muestras de la disposición a la lucha de las bases. Faltó una oposición nacional dispuesta a arraigar en esos procesos, para disputar la dirección del conflicto a la celeste.
La perspectiva de la recuperación de los sindicatos de base y de la CTERA, que varios ya discuten, tiene que sacar lecciones de esta etapa. Instamos a las tendencias antiburocráticas a preparar un plenario nacional para debatir un programa de independencia de clase, que forje una oposición sindical con libertad de tendencias, dispuesta a unificar al activismo y a disputar las bases, con un plan de lucha que rompa el acuerdo de CTERA con Trotta, e imponga paritarios revocables, electos y mandatados por un congreso de delegados de base. Que unifique una postura, desde los intereses y métodos de los trabajadores, respecto a las condiciones para la presencialidad. Que ponga a las escuelas en pie de lucha, preparando un paro nacional educativo contra el ajuste y la precarización.