El 3 de septiembre de 1938 se fundaba la IV internacional, con delegados de gran parte del mundo, logrando sortear las maniobras del estalinismo para que no se realice. Recordemos que uno de los organizadores, Rudolph Klement, fue asesinado antes de la Conferencia y se perdieron muchos documentos importantes. Erwin Wolf y León Sedov, el hijo de Trotsky, también fueron asesinados por la GPU poco antes de la realización de la Conferencia. Trotsky no pudo participar porque estaba exiliado en México.
La creación de la nueva Internacional se daba en un escenario mundial que se encaminaba a la Segunda Guerra Mundial, después de varias derrotas de procesos revolucionarios, como el español, o el alemán, donde el estalinismo mostró ser una dirección contrarrevolucionaria. La tarea era recobrar una continuidad teórica y política del marxismo revolucionario, tan vapuleado en esa época.
La IV Internacional intentó formar una nueva dirección revolucionaria, con un programa de transición, que fue la expresión de las conclusiones de la Revolución Rusa, generalizada para todo un proceso. Planteó las tareas históricas del proletariado para destruir el sistema capitalista. Esta continuidad programática con la III Internacional antes de su estalinización muestra la superioridad teórica y política del trotskismo para enfrentar al sistema capitalista, preparar la revolución y su posterior transición. Ninguna otra corriente puede mostrar ese objetivo a las nuevas generaciones.
Los revolucionarios nos encontramos ante procesos históricos inéditos, como los que estamos viviendo en medio de una pandemia, que aceleró los procesos de crisis mundial que veníamos padeciendo. La guerra abierta en Ucrania por parte de Rusia y las consecuencias en el mundo, como la reaparición de un proceso inflacionario, crisis políticas y un avance en políticas guerreristas en distintas zonas del mundo. Un proceso de descomposición del imperialismo y un proceso de asimilación de los ex estados obreros.
Tenemos herramientas teóricas y políticas legadas del marxismo. La teoría de Marx y Engels, la Revolución Permanente, la teoría del imperialismo, la teoría del partido revolucionario, el programa de las Internacionales en su fase revolucionaria, el Programa de Transición y tantas lecciones programáticas de procesos vivos de lucha de clase.
A 84 años de su formación, las tareas históricas siguen intactas, pero aún persiste la crisis de dirección revolucionaria que retrasa la revolución mundial y le da una sobrevida a este sistema capitalista putrefacto. Recuperar el Programa de Transición de las influencias estatistas, sindicalistas y reformistas, con las cuales intervienen las tendencias centristas y que llevaron a que muchas corrientes degeneraran y se adaptaran al sistema capitalista.
Reconstruir la IV Internacional es intentar saldar la crisis de dirección revolucionaria y preparar la lucha por el poder, recuperar el Programa de Transición y desplegar la acción revolucionaria ante una crisis mundial que sigue su curso. Desde la TRCI seguimos sosteniendo la necesidad de una Conferencia Internacional con las corrientes que aun levanten la dictadura del proletariado para avanzar en la tarea de dotar de una dirección revolucionaria a los procesos de lucha de clases que se están produciendo.
A 84 años de la formación de la IV Internacional, levantamos la definición programática de la IV que forjó Trotsky: “La Cuarta internacional se puede definir en tres palabras ¡Por la dictadura del proletariado!”