El supuesto plan “antiinflacionario” de Milei ha demostrado ser en realidad un plan anti-salarios, anti-puestos de trabajo y antiobrero en general. Los ataques a los jubilados y a los trabajadores estatales se suman a la política recesiva que genera despidos y suspensiones en las fábricas y el sector servicios. Como anunció en el discurso de presentación del presupuesto 2025, busca un “deficit 0” para pagar la deuda externa y servir a sus jefes en EEUU: el FMI, la Casa Blanca y los empresarios como Elon Musk.
Mientras, los trabajadores de la UOM de Córdoba venimos sufriendo despidos, por cientos como pasó en Mabe (ex Alladio) de Luque, o por decenas como en Venturi, WEG, Montich y tantas otras. A lo sumo, nos atacan con suspensiones y reducción de turnos. En el SMATA, la situación no es mucho mejor, ya que anuncian nuevos proyectos basados en convenios a la baja mientras en VW echan con prejubilaciones y retiros voluntarios a más de 300 compañeros. En la alimentación, la burocracia del STIA cierra una vergonzosa paritaria con aumentos no remunerativos por debajo de la inflación y el grupo ARCOR avanza contra las condiciones de trabajo en las plantas y en subsidiarias como Cartocor de Villa del Totoral. Descargan la crisis generada por la recesión planificada de Milei y sus aliados sobre nuestras espaldas.
El gobierno provincial de Llaryora no se queda corto: no sólo avala y apoya la política de las empresas y ataca a los estatales y jubilados provinciales, sino que además prepara una reforma del sistema de transporte urbano e interurbano basada en despidos, cierre de corredores y trabajo fuera de los convenios de AOITA y UTA.
Esa famosa CGT de la canción, mientras tanto, hace la plancha, o en realidad, negocia un lugarcito en el plan del gobierno nacional. Busca mantener sus privilegios protegidos por las leyes sindicales como la ley de asociaciones profesionales, mientras deja pasar las medidas que afectan a los laburantes contenidas en la Ley Bases y discute con el gobierno los detalles de una nueva reforma laboral que están pidiendo a gritos todas las patronales. Es cierto, hay sectores de la CGT nacional que se quejan de las consecuencias de la recesión, como Furlán de la UOM, pero hay que escucharlo bien: se preocupa por las Pymes, mientras dice que van a ser 30.000 los despidos en la rama metalúrgica y no llama a ninguna medida de fuerza seria contra eso. Es decir, se ubica como opositor a Daer y el resto de los gordos, ¡pero para defender a un sector patronal! Furlán pretende usar a los trabajadores como ficha de presión para obtener concesiones para nuestros enemigos de clase. Los trabajadores sabemos que los empresarios Pymes son tanto o más negreros que las grandes empresas extranjeras, son los mismos que están echando compañeros. Los trabajadores no podemos nunca atar nuestra suerte ni defender a los patrones.
En Córdoba, una CGT dividida en dos sale a hacer marchas testimoniales de vez en cuando, junto a las CTAs y las organizaciones sociales del Papa, pero no ha llamado a un sólo paro provincial en lo que va del año.
Por otra parte, hay sectores industriales que sí han salido a dar pelea, con medidas de paro como la Federación Aceitera o el SUTNA (neumáticos). Lo mismo sucede con sectores estatales como docentes de varias provincias, trabajadores de hospitales como el Garrahan o los trabajadores de las Universidades. Incluso nuestros jubilados se plantan contra Milei y sus aliados mucho más firme que la burocracia de la CGT y su sombra, las CTAs.
Es mentira lo que dice el gobierno, no ha logrado controlar la inflación. Muestran un IPC que es una ponderación arbitraria y en las paritarias nos quieren llevar a igualar ese número. Incluso si el indice fuera cierto, están simplemente congelándonos el salario real (es decir, la capacidad de compra) al nivel de pobreza actual. Por otro lado, las patronales aprovechan los despidos para disciplinar y aumentar los ritmos de producción en las líneas y las máquinas. Es necesario que impulsemos asambleas en los lugares de trabajo, eligiendo delegados por sector y cambiando a los delegados que no estén a la altura de la situación, y plantear la necesidad de salir a dar pelea contra los despidos, las suspensiones, la precarización laboral, las condiciones lamentables de seguridad e higiene y el salario, entre otros puntos. Sigamos el ejemplo de los sectores que se plantan frente al ataque. No dejemos pasar la Ley Bases en las fábricas, ahí está nuestra fuerza.
Es con los métodos y el programa obrero que vamos a poder enfrentar el ataque, debemos confiar en nuestras propias fuerzas. Mientras los partidos patronales intentan formar una oposición parlamentaria a Milei, o un sector de la burocracia intenta posar de combativa y armar alguna oposición sindical ante la crisis del peronismo, los sindicatos recuperados, las juntas internas antiburocráticas, los sindicatos docentes recuperados, los delegados antiburocráticos de las fábricas y los lugares de trabajo junto a las organizaciones piqueteras y de jubilados debemos llamar a un Congreso de delegados de base con mandato para preparar un paro general por nuestras reivindicaciones y derrotar a Milei -FMI y sus aliados.
Para preparar este Congreso, empecemos llamando a Congresos provinciales de delegados con mandato. En Córdoba, la UEPC Capital, el SUTNA local, los químicos de Rio III y los cuerpos de delegados independientes del STIA, la UOM y otras ramas pueden convocarlo, para reagrupar al activismo y retomar la militancia en los lugares de trabajo. Esto nos permitirá tomar la iniciativa teniendo en claro que la lucha no es del parlamento a las calles o de las calles al parlamento, sino en los resortes de la producción.