La noticia de que Alberto Fernández es golpeador de su ex-esposa Fabiola Yañez y su rápida condena publica termino por ponerle otro clavo más al ataúd político en que está encerrado el expresidente. Pero el acuse de recibo no se limita a una mayor condena social a la que ya estaba acostumbrado A. Fernández: estas acusaciones le dieron pie discursivo a un baqueteado Milei para continuar su sacrosanta “batalla cultural” y de esa manera meter a los progresistas burgueses, el movimiento de mujeres y la izquierda en una misma bolsa y así dar pan y circo para distraer de los resultados de su plan de gobierno. Y encima tiene mucha tela para cortar, porque la asociación de A. Fernández con las causas de las mujeres no se limita a que durante su gobierno se aprobase la diluida ley IVE: mediante la cooptación de referentes de este espacio (Ofelia Fernández, Malena Pichot), vía el control de las organizaciones mayoritarias del Encuentro Nacional de Mujeres, etc. el peronismo a quedado de cara a las masas como el representante de la causa feminista. Pero es que la causa de las mujeres como sujeto oprimido dentro del capitalismo, al tratarse de un movimiento policlasista, incuba dentro suyo una contradicción y es ¿Que lugar le corresponde a la mujer en la producción?. Porque, mas allá de las diferencias discursivas que tengan los libertarios y los peronistas, ambos acuerdan en lo fundamental, en aprovechar su condición histórica como sujeto oprimido para explotarlas aun más.
Como dijera Engels “ el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer” y aunque el capitalismo no es el primer sistema divisor de clases, no desecha antiguas tradiciones opresoras, aprende y se sirve de las mismas para mejor dividir a los trabajadores. Veamos la brecha salarial: entre el cuarto trimestre del 2023 y el primer trimestre del 2024 paso del 25,4% al 27,4%, lo que sumado a todos los indicadores económicos que afectan a los trabajadores (mayor desempleo, la inflación, los bajos aumentos salariales) hace que el día a día para las mujeres jefas de hogar sea mas difícil y se vean obligadas a tener dos o hasta tres trabajos (o combinarlo con algún “emprendimiento”) u en otros casos dependiendo del trabajo de una pareja que también puede llegar a ser un abusador, lo que las deja doblemente indefensas: es mano de obra más barata y ademas victima de violencia machista.
Pero este indicador también prueba que el peronismo aprovechaba esta opresión para aumentar la explotación (esto incluye al estado, pues en escuelas y hospitales es donde el trabajo esta mas feminizado) porque ese 25,4% no salio de la nada. Es que el peronismo, al igual que los libertarios, se mueve en el terreno de las concesiones democráticas: la Ley IVE, la Linea 144, etc. Pero mientras el peronismo cede concesiones, abonando la utopía reaccionaria de que mediante reformas se puede terminar con el machismo, los libertarios avanzan sobre las mismas para crear una épica discursiva que los valide frente a las masas, porque el despido del 80% del personal que atendía la Linea 144 constituye solo el 0,04% del presupuesto de Justicia, por lo que no hay ahorro alguno por esa vía. Entonces, de lo que se trata primero es de tener claridad estratégica para no ser arrastrados por casos como el de Fernández (o el de Alperovich o Espinoza): nosotros repudiamos al gobierno de Milei y su hipócrita batalla cultural que, mientras promociona la Linea 144, avanza con despidos y cierra el Ministerio de la Mujer y desde ya que defendemos cualquier concesión que se le pueda arrancar al estado burgués con la lucha y sea una legitima conquista del movimiento de mujeres. Pero eso no significa que defendamos a este fracasado estado burgués y sus salidas dentro del régimen (como el mencionado Ministerio de la Mujer, que nunca resolvió el problema de los femicidios y mucho menos el de la discriminación salarial). Hay que dar la lucha dentro de espacios como el ENM para que supere los limites de sus reivindicaciones democráticas – sin por eso dejar de impulsar aquellas que tengan fuerza – y, contra la utopía reaccionaria de la vía reformista o de que solo hacen faltan mas mujeres en puestos de dirección, explicar pacientemente que para terminar con el machismo hay que terminar con el capitalismo y eso se hace desorganizando a la burguesía, la toma del poder y la construcción del socialismo. Las mujeres, como parte considerable de los trabajadores, tienen su puesto en este combate para terminar no solo con la explotación, también contra todo vestigio de opresión.