En medio de un ajuste fenomenal por parte del gobierno de los Fernández y Massa, un fiscal, en una de las causas que tiene a Cristina Fernández como protagonista, planteó una condena de 12 años e inhabilitación para ejercer cargo público de por vida, ya que la considera jefa de una asociación ilícita en la causa que se conoció como “Vialidad”, donde se juzga la corrupción en la obra pública, centralmente en su relación con Lázaro Báez.
Esta acusación obligó a la vicepresidenta a salir a defenderse, mediante una especie de cadena nacional en las redes, que los grandes medios transmitiendo en directo. En su disertación catedrática hizo una síntesis política de lo que es un Estado burgués, su particularidad como semi colonia y su proceso de descomposición. Mostró cómo se definen las políticas, que no es en el parlamento, sino, como decía Lenin, en los pasillos y en los ministerios. Demostró cómo negocia un Estado con el empresariado nacional e internacional, en este caso por la obra pública, desde Báez, un novato en el tema, hasta Caputo, la cámara de la construcción y las empresas internacionales que estaban sospechadas de corrupción, como en el caso de Odebrecht. Fue como si estuviera diciendo “si todos negociamos así, ¿por qué me juzgan a mí?” También les recordó que no pueden ser tan desagradecidos con los K, si en sus gobiernos hicieron los mejores negocios. Y además tuvo un gesto a los que no se quebraron y buchonearon: López es culpable de todo, pero sus aliados no.
Fue la constatación de la justeza de la teoría marxista, que pelea por la destrucción del Estado. En su discurso, Cristina mostró la descomposición histórica de las fracciones burguesas y pequeño burguesas que gobernaron el país y cómo el poder judicial es funcional a distintas fracciones burguesas según las correlaciones de fuerza dentro del régimen.
Por eso, ante el ataque que está realizando este gobierno en acuerdo con la oposición burguesa, los trabajadores no debemos entrar en estas peleas, que son para dirimir qué fracción del capital, supervisada por el imperialismo, se impone contra la otra y qué mecanismo usa para imponerlo. Debemos enfrentar de conjunto a este Estado y sus instituciones, somo los trabajadores los que debemos hacer justicia, con nuestros métodos, por tantos años de explotación y miseria. Mientras ellos hacen como que se pelean y buscan que tomemos posición por alguno de los bandos en disputa, nosotros seguimos padeciendo la inflación, la caída en nuestros salarios, la pauperización de nuestras condiciones de vida. En esta pelea no hay ninguna fracción progresiva, los K son una fracción pequeño burguesa reaccionaria y debemos enfrentarla como tal.
Los revolucionarios peleamos por desenmascarar toda la envoltura democrática que la clase burguesa pretende darles a sus instituciones, que son la expresión de la dictadura del capital. Luchamos por la destrucción del Estado burgués, no llamamos a confiar en ninguna ley, ni institución que tenga contenido de clase burguesa. En estos momentos, donde atravesamos una crisis mundial, una pandemia y una guerra en Ucrania debemos ser claros ante las masas y no adaptarnos a la opinión publica por unos votos más.
¡Abajo el gobierno de Alberto y Cristina!
¡Por un gobierno obrero!