Luego de un intento efímero de convocar nuevamente a elecciones, Evo Morales ha renunciado a la presidencia. Lo hace frente a la presión del ejército, las instituciones del semi-estado, los motines policiales y las acciones callejeras, impulsadas por los comités cívicos y con Camacho y Mesa a la cabeza.
Renuncia luego de un marcado desgaste de su gobierno, con varios años de traspiés que culminaron en el escándalo del fraude, blanqueado por la OEA, en medio de una llamativa ausencia de las organizaciones campesinas e indígenas que habían sido convocadas por el MAS para defender La Paz.
La postura del ejército y los motines policiales le han dado un ribete golpista a la ofensiva de la derecha, envalentonada por el apoyo imperialista. Si bien este golpe no se ha consumado a estas horas- ya que el ejército no ha tomado el poder – no está descartado este escenario dada la explosividad de la situación.
Evo Morales, que se cansó en estos 13 años de dar concesiones a la burguesía de Santa Cruz, de pactar con los explotadores del agro y de someterse a los intereses imperialistas, demuestra ser el típico bonapartista pequeñoburgués que entrega a su “pueblo” en manos de la derecha, prefiriendo renunciar antes de apelar a las masas a defender su gobierno, masas a las que teme y en las cuales desconfía. El estado al que Evo bautizó como “plurinacional” ha mostrado su carácter semicolonial y descompuesto.
Sus ex aliados de la Central Obrera Boliviana (COB) también le pidieron la renuncia “para pacificar el país” dejando a los trabajadores a la vera de los intereses del imperialismo.
El movimiento obrero y las organizaciones campesinas han quedado en manos de una derecha envalentonada y un ejército que ha mostrado su verdadero carácter de guardián de los intereses capitalistas. Por eso es vital organizar la resistencia obrera ya, retomando la tradición de las grandes acciones de la Guerra del agua, del movimiento minero, de las acciones campesinas. En los métodos de la clase está la única forma de enfrentar al imperialismo y sus socios locales.
Derribar a los burócratas de la COB y recuperarla, sacar a los conciliadores del MAS de las organizaciones campesinas e indígenas y organizar la resistencia armada de la población contra el accionar de la derecha, la policía y el ejército y pelear por la disolución de las fuerzas represivas, es fundamental para preservar los intereses obreros y populares que hoy peligran.
Todo esto se da en medio de grandes acciones de masas que surcan América Latina, como hemos visto en Ecuador y Chile. Es urgente que las corrientes de izquierda que reivindicamos la dictadura del proletariado demos una respuesta programática ante la ausencia cada vez más trágica de una dirección revolucionaria que pueda dirigir una salida obrera y socialista ante los acontecimientos de la región.
Un paso en este sentido podría ser una Conferencia Latinoamericana donde la izquierda revolucionaria debatamos y planteemos ante las masas un programa revolucionario que aporte a la construcción de una vanguardia internacionalista que pueda intervenir en estos procesos, como parte de la reconstrucción de la cuarta internacional.