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La corte suprema ratificó la condena a Cristina Kirchner

Martes, 10 Junio 2025 20:02

En el día de hoy, la corte suprema ratificó lo actuado por los jueces de casación por la causa de vialidad, en la que Cristina había sido condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Eso significa que la expresidenta deberá cumplir la condena en la cárcel o en prisión domiciliaria por su edad y no podrá presentarse como candidata.

El fallo de la corte es la expresión de que las instituciones del Estado burgués argentino refuerzan su sumisión a los designios del imperialismo y sus negocios. Con este fallo están dando un golpe al kirchnerismo, pero no sólo por intereses electorales, como algunos analizan. De hecho, le están dando centralidad a una corriente que venía en picada, luego del desastre que fue el gobierno de Alberto y Massa.  Lo que expresa esta maniobra no es ni la proscripción del ‘55, ni la destrucción de la democracia. Constituye un recurso más, como cualquier otro, que utilizan los capitalistas para dirimir sus diferencias. El kirchnerismo, que surgió como respuesta del régimen al caos generado en el 2001 y el estallido del bipartidismo producto de la crisis y la salida de la convertibilidad, fue una corriente pequeñoburguesa que intentó erigirse como representante de un sector empresarial “no monopolista”, que utilizaba al Estado para obtener grandes ganancias y regatear migajas del imperialismo en su ilusión de recrear una burguesía nacional.

Cristina pretende, discursivamente, convertir su condena en una pelea “del pueblo” contra el poder económico concentrado, que no le perdonaría haber distribuido la riqueza durante sus tres gobiernos y que quiere sacarla del medio para impedir un resurgimiento peronista producto de una futura caída de Milei. Sin embargo, los trabajadores y el pueblo solo son espectadores de una pelea entre capitalistas y sus representantes políticos, en un régimen totalmente podrido.

Mientras ellos se sacan los ojos, han puesto en evidencia lo que los marxistas venimos advirtiendo hace tiempo: no existe ninguna independencia de poderes, ni siquiera existen los famosos “tres poderes”. Ejecutivo, legislativo y judicial constituyen un solo poder: el de los empresarios y el imperialismo contra la clase obrera. Tampoco existen “instituciones democráticas” que haya que defender, son mecanismos de dominación sobre las clases explotadas para asegurar la plusvalía. Por eso todas las fracciones burguesas tienen en común la defensa del Estado y su forma de dominación, que es la democracia burguesa, para seguir explotando a nuestra clase.

Los revolucionarios debemos denunciar y desenmascarar la envoltura democrática del capital. No vamos a defender a Cristina, es una dirigente reaccionaria de un partido reaccionario, como el PJ. No vamos a tomar el argumento de proscripción y menos siendo revolucionarios, que sabemos lo que es ser proscriptos.

Les decimos a los trabajadores que debemos intervenir en esta crisis de los de arriba, que no pudieron dirimir sus disputas en el terreno electoral y deben utilizar a la justicia para saldar sus cuentas, peleando por nuestras reivindicaciones y luchando por destruir al Estado burgués y sus instituciones, que nos han negado hasta la más mínima reivindicación de salud, educación o por condiciones laborales.

Toda conciliación de clase con nuestros enemigos, llamando a defender a Cristina en nombre de los “derechos” democráticos y políticos, es una capitulación ante el régimen de los capitalistas, ya que siembra confusión en las filas obreras, embellece el progresismo y termina creando ilusiones en las instituciones de esta democracia para ricos.

Confiemos en nuestras fuerzas y seamos nosotros, con nuestros propios métodos y organización, los que mandemos al basurero de la historia a una clase parásita y sin futuro.

 

 

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