COR logo

ENFRENTAR EL AJUSTE DE MACRI Y EL FMI

Martes, 05 Junio 2018 18:54

El triunvirato de la CGT convocó a un paro general para el 25 de junio, ya que las negociaciones con Macri fracasaron. De esta manera salen de la tregua al gobierno para ponerse a la cabeza de contener la bronca de los trabajadores y buscar canalizar el descontento en una salida dentro de los marcos de las instituciones burguesas. Debemos tomar esta medida en nuestras manos para que el paro sea activo y nos permita organizar a un sector de vanguardia para enfrentar el pacto de Macri con el FMI.

La corrida del dólar en estos meses y después el acuerdo con el FMI, que impuso que la flotación de la divisa sea libre, o sea, que la decida el mercado, llevó a que esta moneda cotizara -al cierre de esta edición- a más de $26 y se espera que llegue a fin de año a $30, lo cual implica una devaluación del peso de un 40%. Este escenario encontró al gobierno tratando de explicar el desequilibrio por la situación internacional ante la suba de las tasas de interés en EEUU. Pero en realidad la situación de incertidumbre del plan económico del gobierno no sólo fue producto de la influencia de los elementos de índole internacional, sino también de la pérdida de confianza del sector financiero en cuanto a la política económica de Macri, lo cual constituye el escenario más peligroso para el gobierno.

Macri tuvo que recurrir al mismísimo FMI para obtener el apoyo necesario para completar el ajuste que le reclaman los empresarios, cansados del gradualismo bobo y sus magros resultados. Nada hace esperar que el ajuste made in USA que se viene, sin embargo, pueda solucionar la crisis económica, sino todo lo contrario. Una sumisión aún mayor al imperialismo deparará un ataque más violento a nuestra clase y la consiguiente destrucción económica, como ya ha sucedido antes en nuestro país y, más recientemente, en Grecia.

Receta del gobierno y el imperialismo: más ajuste

El gobierno de Trump quiere recuperar la hegemonía mundial de EEUU. Esto quedó muy marcado en la última cumbre del G7, donde EEUU definió ante las potencias imperialistas que su política internacional va ser más agresiva en el terreno comercial para recuperarse ante el déficit comercial con las otras potencias, con un mayor disciplinamiento del patio trasero latinoamericano. Esto ya está dando elementos de resistencia como los que se dieron contra las reformas previsionales en Argentina, Brasil y, de forma más radicalizada, en Nicaragua.

Después de que el macrismo abriera la economía al mercado mundial; realizara un ajuste fenomenal; implementara la reforma previsional saqueando a los jubilados; que permitiera, vía las Lebac, una bicicleta financiera fenomenal; habilitara una política tarifaria para favorecer a las grandes empresas eléctricas; impusiera la reducción de salarios y despidos masivos, el “mercado” le responde que debe dejar el gradualismo y hacer un ajuste ortodoxo. Esto es la demostración palpable del carácter semicolonial de nuestro país y que las fracciones burguesas que dirigen el Estado carecen de una dominación independiente y es por eso que deben apoyarse en el imperialismo.

El macrismo, como fracción más pro imperialista, no logra encaminar la economía y ha sufrido varios traspiés; quizás el más importante desde el punto de vista de la lucha de clases fueron los acontecimientos de diciembre, cuando se votó la reforma previsional. A pesar de haber contado con la complicidad del PJ y de la burocracia sindical -unos realizando el ajuste en las provincias que dirigen y los otros garantizando una tregua ante los ataques-.

El acuerdo con el FMI, que implica un ajuste en toda la línea, con un escenario de recesión, aumento de la inflación, tarifazos, pérdida del poder adquisitivo, despidos, ataque a las jubilaciones, mayor carestía de la vida, aumento de la pobreza y conflictos provinciales obliga al gobierno, en su debilidad política, a buscar consenso en la oposición burguesa para pasar el plan del FMI y reforzar el aspecto represivo. En este sentido va el anuncio de que las FFAA puedan intervenir en conflictos internos. 

Ante el escenario económico de turbulencia, el gobierno ha definido mantener las banderas y acelerar el proceso de ajuste, es decir, profundizar el ataque para mostrar a los popes de la economía mundial que van a cumplir con el plan. Esto es, seguir descargando la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. Es así que han vuelto a reflotar la reforma laboral, que debemos enfrentar y derrotar.

Esta vez, parece que la oposición burguesa y la burocracia sindical estarían avanzando en romper esta tregua con el gobierno, no porque se hayan vuelto combativos, sino porque se preparan para contener e intentar canalizar la bronca y el mal humor social que hay en este momento. Esta es la política de las distintas variantes de la oposición burguesa como el PJ, el massimo y los K (con sus matices), que intentarán, a pesar de tener una debilidad muy grande como mediación, llevar todo al plano parlamentario y electoral en un lejano 2019.

Por una salida obrera

Es central que, ante los acontecimiento nacionales e internacionales (en todo caso el proceso de crisis nacional es expresión de la situación internacional), los revolucionarios intervengamos con el objetivo de preparar la lucha por el poder, con un programa transicional que permita dialogar con un sector de los trabajadores sobre cómo enfrentar la crisis.

Debemos atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores los que podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que podemos, ante el caos capitalista, organizar la economía sobre otras bases.

Los CEOs del macrismo han perdido el norte y tratan de preservar las ganancias de las empresas como sea. Los K, que eran los garantes de que los empresarios se la llevaran en pala, hoy intentan capitalizar políticamente la crisis, sin grandes resultados por ahora. Ninguna de estas variantes confía en la fuerza de los trabajadores.

Por un paro activo el 25 de junio

Conscientes de la bronca que hay en la base, la CGT ha llamado a un paro nacional para el 25 de junio. Pero una medida como un paro sin un plan de lucha, sin un programa, o sea, sin continuidad, es una política de contención del proceso de lucha y, por lo tanto, muy limitado para enfrentar el ataque. Las variantes al Triunvirato, como el moyanismo, las dos CTA y los movimientos piqueteros del vaticano intentan presionar a la CGT para que vaya a medidas como forma de presión y buscar algunas reivindicaciones parciales. El moyanismo prepara un paro nacional de la rama camionera por paritarias el 14 de junio, en un intento de mostrar fuerza y poder negociar en otras condiciones, no sólo el salario, sino su relación con el gobierno y al interior de la CGT.

Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía. Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del estado. Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri y el FMI, que se reabran las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación; con asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, delegados paritarios para negociar con las empresas, por convenio único para terminar con la tercerización. Y preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.

Una lucha programática

Es fundamental levantar el programa de control obrero de la producción, de las ramas, es decir atacar el poder de la burguesía y enfrentar al Estado burgués.

El planteo de “estatización” o “nacionalización”, como parte de un conjunto de medidas “anticrisis”, enmascara el carácter de clase del Estado capitalista, que no es otra cosa que “una firma burguesa”. Las concepciones estatistas liquidan el desarrollo de una vanguardia que pueda, con un programa revolucionario, enfrentar al Estado y al imperialismo y preparar las condiciones para el establecimiento de la dictadura proletaria y la edificación internacional del socialismo, a partir de la destrucción del Estado burgués.

El programa de transición es un sistema de reivindicaciones transitorias que preparan a la vanguardia para las tareas de dirección de la economía. No son un conjunto de “medidas anticrisis”, esto sería reemplazarlo por consignas redistribucionistas o de reconversión de la economía, es decir, como sostenía Marx, intentar “separar el capital de los capitalistas”.

La izquierda no puede ceder a la presión del sentido común pequeñoburgués de sacar plata de un lado para ponerlo en otro, como plantean algunos con el establecimiento de impuestos a las grandes empresas o el no pago de la deuda externa para financiar la educación o la salud.

Se debe enfrentar a los capitalistas con los métodos de la revolución socialista y la dictadura del proletariado. Seamos claros ante los trabajadores, toda reforma socialista sólo es posible después de la revolución. Por esto, plantear el monopolio del comercio exterior, o la nacionalización de la banca como tareas previas a la misma es mentirles a los trabajadores y desarmarlos para la pelea.

Debemos intervenir con todas las fuerzas en esta coyuntura, para abrir una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia. Para desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.

 

Please publish modules in offcanvas position.