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Los Ángeles en llamas

Martes, 10 Junio 2025 19:11

En su intento desesperado por retomar la iniciativa para mantener el liderazgo imperialista de Estados Unidos, Trump ensaya políticas agresivas. Sin embargo, no le está resultando fácil alinear sus fuerzas. Después del estrepitoso “viernes negro” de abril, luego del anuncio de aranceles a las importaciones (que luego tuvo que relajar en negociaciones por separado), la economía sigue en problemas. La pelea con Elon Musk por el paquete fiscal es muestra de esto y las acusaciones cruzadas en su ruptura de relaciones ha dejado al desnudo lo descompuesto que está el sistema institucional y político yanki.

Como si no tuviera ya demasiados frentes abiertos, Trump sigue adelante en su campaña contra los trabajadores migrantes, en busca de una base social que vuelva a creer en el sueño americano de la aristocracia obrera blanca del siglo pasado, capaz de hacer esfuerzos y hasta ir a la guerra “por la patria”. Es así que, desde el viernes 6 de junio, comenzaron una serie de detenciones y deportaciones, principalmente en Los Ángeles y otras localidades de California, por parte de la agencia estatal de migraciones (Immigration and Customs Enforcement, ICE). Ese viernes se dio el violento arresto del dirigente sindical David Huerta, del California Service Employees International Union (SEIU), en Los Ángeles, por defender a trabajadores indocumentados. Pasó el fin de semana en el hospital y se lo acusa del delito de conspiración para la obstrucción del accionar policial. Todo el fin de semana vimos imágenes de Los Ángeles en llamas. Es necesario que los trabajadores a nivel internacional nos solidaricemos y nos manifestemos en apoyo y por la libertad de los detenidos en estas manifestaciones.

En los diarios norteamericanos aparecieron referencias a los levantamientos de 1992, cuando el gobierno de George H.W. Bush envió a la Guardia Nacional a reprimir las manifestaciones luego de que se exonerara a los oficiales responsables por el caso del taxista negro Rodney King. Sin embargo, la situación es diferente. Entonces, la violencia atravesó a la ciudad de modo caótico; ahora, los enfrentamientos no son entre vecinos, sino contra las fuerzas del Estado.

Las escaramuzas entre Trump y el gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, ha tomado dimensiones mediáticas. Por un lado, Trump reclama que liberará California de la invasión de inmigrantes (que hoy son el 32% de la población de ese estado), mientras que por el otro Newsom y los demócratas apelan a la Constitución y a alguna salida institucional a la crisis social. Ante esto hemos de ser claros: la única salida progresiva es la de la clase obrera dirigiendo al conjunto de los oprimidos, con total independencia de clase y levantando un programa revolucionario y socialista.

Las contradicciones del sistema estallan puertas adentro

Estados Unidos expresa de forma visible la descomposición más general del sistema capitalista y sus formas de dominación, que entraron en crisis en el 2008 y se agudizaron con la pandemia. El imperialismo yanki no puede resolver su pérdida de liderazgo mundial con su política guerrerista y ahora comercial. Los analistas burgueses se comienzan a hacer de forma más insistente la pregunta si EE. UU. se encuentra ante las medidas del gobierno de Trump frente a un avance o a un extraordinario retroceso. Debe recurrir a un nacionalismo económico reaccionario para intentar recrear un crecimiento industrial que le permita eliminar competidores, centralmente europeos, para concentrarse en frenar el avance de China. Para eso debe no sólo rediscutir la exportación de capitales, sino la reindustrialización de su propio país y recuperar una base de aristocracia obrera garante de sus planes imperialistas. Este proyecto de Trump implica también conflictos domésticos, ya que este “barajar y dar de nuevo” también implicará luchas intestinas entre fracciones burguesas (industriales, tecnológicas) y procesos de lucha de clases. En la cabeza de Trump y sus asesores el plan es perfecto, en la realidad es delirante. Los procesos históricos y la lucha de clases no pasaron en vano y esta idea, que se quiso implementar en los orígenes de la creación del imperialismo norteamericano, fracasó y, hoy, en su decadencia es más complicado que triunfe.

Recuperemos las organizaciones obreras. Pongamos en pie el partido de la revolución mundial

La tarea de los revolucionarios es enfrentar al imperialismo, parando sus preparativos para la guerra y su intención de aplastar a las organizaciones obreras en sus territorios. La clase obrera debe enfrentar a la burguesía en cada país, para que no nos lleven detrás políticas de unidad nacional o de conciliación de clase. Es fundamental recuperar los sindicatos de manos de las burocracias sindicales, que nos llevan detrás de los intereses de la clase enemiga. La clase obrera norteamericana tiene la tarea de romper con sus direcciones conciliadoras vinculadas al imperialista Partido Demócrata, para frenar los ataques a los trabajadores en ese país y en todo el mundo. Con sindicatos recuperados, con independencia de clase, podemos avanzar en organizar la autodefensa obrera contra las fuerzas de seguridad. En el avance de la organización de la vanguardia obrera en Estados Unidos, además, se plantean las tareas de imponer la huelga general contra la represión y los ataques de Trump y la solidaridad internacionalista con los pueblos que están siendo víctimas de las políticas de EE.UU. en todo el mundo, principalmente, frenar la maquinaria bélica y parar el genocidio en Gaza. Las oleadas de inmigración hacia EEUU, sobre todo de trabajadores de América Latina y el Caribe, son el resultado de más de un siglo y medio de expoliación imperialista y del fracaso de los proyectos nacionalistas de las burguesías semicoloniales; derrotemos al imperialismo, por los Estados Unidos Socialistas de América como forma estatal de la dictadura del proletariado.

La necesidad de desarrollar una vanguardia internacional debe partir de reconstruir una dirección revolucionaria internacional que es la IV reconstruida, que, mediante un programa transicional y la formación de partidos revolucionarios, logre hacer consciente los procesos espontáneos de masas para que luchen en enfrentar al capitalismo en base a una salida revolucionaria.

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