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En medio de una crisis política rampante, acelerada por la profundización de la crisis económica y social abierta en 2008 que los capitalistas nunca pudieron solucionar, los representantes políticos de la  burguesía nos llaman a concurrir mansamente a las urnas. La seguidilla de elecciones municipales, provinciales y finalmente nacionales son parte de un plan de contención político e ideológico sostenido, en última instancia, por los millones del FMI para que el recambio del fracasado gobierno de Macri/Cambiemos sea lo menos conflictivo posible, mientras millones de trabajadores vivimos bajo la línea de la pobreza, arrecia el desempleo y las patronales pasan a la ofensiva para modificar las condiciones de trabajo a la baja y aumentar la productividad.
El plan de salida electoral lo sostienen desde el Papa Bergoglio en el Vaticano, pasando por todo el arco del PJ, hasta las huestes kirchneristas, que dicen explícitamente que es peligroso “que Macri no llegue a octubre” y apuestan todo a la trampa de la democracia para ricos.
Schiaretti, el hombre de la obra pública, es decir, el socio de los Obedrecht, Electroingeniería y Roggio, y el garante de las grandes ganancias de las multinacionales automotrices y del agronegocio, se encamina a un triunfo debido a la crisis de Cambiemos. Pero no es un problema para Macri, que en estas elecciones lleva 3 listas aliadas (si no más): la del PJ y sus aliados de la derecha y ahora los “progres” del PS y el GEN, la descolorida lista del cambiemos “oficial” de Mario Negri y Luis Juez, y la lista de la UCR que encabeza el gorila Mestre. El kirchnerismo, por su parte, bajó sus listas para sumar votos a Schiaretti en pos de la unidad del PJ y no mostrar debilidad en el “poroteo” de la política burguesa. Todos estos “hombres del presidente” garantizarán, gane quien gane las presidenciales, un apoyo al programa económico del FMI, que dirige desde Washington la Argentina capitalista.
El rol de la burocracia sindical, tanto del binomio que conduce la CGT como del Moyanismo, Palazzo y sus aliados de las CTAs, es evidente y escandaloso. El paro parcial del 30 de abril lo demostró, con los burócratas planteando desde los palcos que la única salida son las elecciones. En Córdoba, ambas CGTs y CTAs hacen los propio, tratando de llevar a los trabajadores a la cola del proyecto burgués de conciliación de clases del PJ, en alguna de sus variantes.


Debate de programas

Para los trabajadores, atarnos a un sector de la patronal tiene consecuencias mucho más inmediatas que sólo tachar la cruz en la boleta única y meterla en la urna. Tanto los candidatos del PJ como los burócratas sindicales vienen bombardeándonos con un discurso que implica salir a defender a las patronales de las medidas del macrismo. Por ejemplo, defender a las pymes por las caídas de ventas provocadas por las altas tasas de interés y por las importaciones. Ofrecen un programa de supuesto “crecimiento nacional” basado en la intervención del Estado a favor de este sector del empresariado, mientras dejan pasar los preventivos de crisis y las reformas laborales a cuentagotas que son las modificaciones de convenios como sucedió en petroleros (Vaca Muerta), o en el SMATA Córdoba, para permitir las inversiones. Y estamos hablando de las petroleras y Renault… empresas no tan medianas ni pequeñas! Frente a los despidos y suspensiones, nos dicen que tenemos que poner el hombro y ayudar a la patronal a pedir planes de protección de la industria, baja de impuestos y “compre nacional”. Mientras todos estos políticos burgueses juran que honraran la deuda externa, ya sea firmando los 10 puntos de Macri o haciendo declaraciones a la revista Forbes como es el caso del kirchnerista Kicillof.
Las corrientes de la izquierda agrupadas en el FIT (PTS, IS, PO), así como el Nuevo MAS, sí denuncian el acuerdo con el FMI e impulsan las luchas de los trabajadores, es cierto. Pero se han metido de cabeza en el aparato político de la democracia patronal, sin denunciar la trampa en curso para normalizar el recambio burgués a través de las elecciones. Ideológicamente, la democracia burguesa es propagandizada como el último límite de la acción política, y esto quizás sea así… para la burguesía. Pero no para la clase obrera, que está llamada a subvertir a través de la acción revolucionaria el verdadero límite que estos chupasangre no quieren que se quebrante: la propiedad privada de los medios de producción. Nuestro programa no se centra, como plantea el FIT, en expresar la independencia política de los trabajadores… en las papeletas de voto. El FIT tiene por eso un programa estatista, que pone en el centro medidas que tomaría un gobierno de los trabajadores sin destruir las instituciones de la democracia patronal. ¿Con qué instrumentos? ¿Con decretos y leyes que deberá garantizar un aparato burocrático militar construido para defender la propiedad privada?
Y como los marxistas somos materialistas, no nos basamos sólo en las declaraciones y en las plataformas: todas estas corrientes, agitando el espantajo de un gobierno “fascista” o “bonapartista de derecha” de la mano de Bolsonaro en Brasil, llamaron a votar a Haddad y al PT, es decir, a la corriente política continental que hizo teoría del respeto a las sacrosantas instituciones de la democracia burguesa para coartar todo accionar revolucionario de nuestra clase. Resultado: armó un partido reformista basado en los sindicatos y gobernó con Lula para EEUU y el FMI. En Argentina, no cabe duda, esto implicaría postrarse al kirchnerismo en una eventual segunda vuelta, cosa que no sabremos si harán pero ya se están acercando bastante al centrar su campaña en Córdoba en dialogar con los votantes del kirchnerista Pablo Carro.


Votá nulo o en blanco

Por todos los elementos expresados, creemos que el voto al FIT o al Nuevo MAS (que además nunca hizo un balance serio del experimento de la Izquierda al Frente con el MST) no es un voto de independencia de clase. Mucho menos al MST, la izquierda sojera que supo juntar votos para el hoy macrista Luis Juez y fue aliada del hoy kirchnerista Pino Solanas. Llamamos a votar nulo o en blanco en estas elecciones del 12 de mayo, desde una posición de independencia de clase.
Para hacer realidad la consigna ¡Abajo el Macrismo, fuera el FMI! debemos recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia sindical traidora y garante del ajuste y del plan de transición del imperialismo. Por la independencia de la clase obrera, rechazamos los pactos de “unidad nacional” con nuestros verdugos que proponen el peronismo y el resto de la oposición patronal. Contra los despidos, suspensiones y la destrucción del salario, impongamos las escalas móviles de salario y horas de trabajo. Contra la estafa de los preventivos de crisis, abramos los libros de contabilidad de las empresas para desnudar la mentira de las supuestas crisis o en su defecto declarar la bancarrota de un sistema social basado en la explotación. Contra los tarifazos, ampliemos las funciones de los sindicatos de los grandes servicios para garantizar el gas, la electricidad y la salud a las familias obreras. Que las patronales se hagan cargo del costo del boleto de transporte. Que abran las escuelas y las universidades a la clase obrera. Por el control obrero de la producción por rama industrial a través de los sindicatos.
A 50 años del Cordobazo, pongamos en pie en Córdoba un plenario de delegados para discutir las medidas, métodos y programa para recuperar los sindicatos y unificar al movimiento obrero en una Central Única de Trabajadores. Necesitamos agrupar a la vanguardia en oposiciones sindicales revolucionarias por rama y pelear un por un Congreso de Delegados de base con mandato, para poner en pie la fuerzas de nuestra clase y derribar el plan del imperialismo para toda la región. Y así desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario de la clase obrera.

COR Regional Córdoba, 6 de mayo de 2019

Publicado en Córdoba
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