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Largas colas en los bancos para cobrar jubilaciones

Una crisis social que está explotando

 

Antes de la declaración de la pandemia del coronavirus y toda la serie de medidas represivas establecidas con la excusa de “cuidarnos a todos”, el gobierno de Alberto Fernández ejecutó un importante saqueo a las jubilaciones al establecer una nueva fórmula para el cálculo de la movilidad. Este ataque es un hito más en una larga historia de humillaciones a trabajadores que pasan a retiro y deben luchar por sobrevivir en condiciones de pobreza. El más explosivo de esos hitos fue la reforma jubilatoria impulsada por el macrismo en 2017 y votada con ayuda del PJ y los partidos provinciales.

El ensayo reaccionario de establecer una cuarentena obligatoria, garantizada por las fuerzas de seguridad, es un intento desesperado de que la crisis social no estalle a causa de la propagación de la enfermedad viral del COVID 19. Pero el estado calamitoso del sistema de salud, los salarios de miseria de casi la mitad de los trabajadores del país, las condiciones de vida desesperantes de los jubilados y de una gran porción de la población en los conurbanos de las grandes ciudades de todo el país no se pueden tapar con propaganda invitando a la “responsabilidad” y la “solidaridad”. Además, quedó demostrado que un intento de centralización por parte de este Estado resulta en caos total, porque es así como se organiza la vida social capitalista, basada en la anarquía del capital.

 

Jubilados expuestos, bancarios expuestos

 

El viernes 3 de abril reabrieron las sucursales bancarias que pagan haberes de la seguridad social, después de haber permanecido cerradas desde la declaración de la cuarentena total, el 20 de marzo. Todos los trabajadores bancarios previeron que la situación sería caótica, como lo es todos los meses en los que hay fecha de cobro establecida por el cronograma de pagos de ANSES. No es una novedad para los bancarios verse sometidos a estresantes horas de trabajo, que la mayoría de las veces se extiende bastante más de la jornada laboral de convenio. También son los trabajadores los depositarios de la bronca y la frustración -justificada- de los clientes que tienen que esperar horas para cobrar un haber, muchas veces mínimo. A las patronales les cabe bien la consigna de la cuarentena: “lavarse bien las manos”.

Este 3 de abril vimos a jubilados expuestos al contagio de manera masiva en largas colas de muchísimas horas. Mostraron la fragilidad de la imposición de la cuarentena por parte del Estado, ante la necesidad real de la mayoría de los jubilados de percibir su haber. Los bancarios también se vieron expuestos al contagio, sometidos a la presión de la patronal, que es la verdadera responsable del pésimo servicio a los jubilados, que ve en ellos sólo un buen prospecto para colocar productos financieros. Mientras los banqueros se quedan cómodos haciendo cuarentena en sus casas, nos someten a los trabajadores a condiciones insalubres. Sólo podremos cuidar nuestra salud con los métodos obreros: con cese de actividades, con el paro, con la organización. Que el sistema de las jubilaciones dependa de estos banqueros, que sólo persiguen su insaciable afán de lucro, es un despropósito más de la economía capitalista.

 

Por un sindicato independiente del Estado y las patronales

 

Ese mismo día, el secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, tras ser increpado por un coro de periodistas que siempre encuentran una buena oportunidad para atacar a las organizaciones obreras, explicó que el gremio se puso a disposición de resolver el problema -a la orden del gobierno, no de las necesidades de los jubilados y de sus propios trabajadores. Sus declaraciones parecían de un funcionario del Estado, no de un líder sindical que vela por los intereses de los trabajadores, no sólo de su gremio, sino de conjunto. Esta postura ya se anticipó antes de la pandemia, cuando se mostró dispuesto a resignar las paritarias por una suma fija que impuso AF en consonancia con los dictados del FMI. Desde la asunción del nuevo gobierno, se han comprometidos con la “paz social”, mientras el ajuste del FMI sigue en marcha. Ahora pretenden que seamos los jubilados y los trabajadores los que paguemos por esta situación de crisis, que generaron las patronales y sus cómplices.

Ante esta situación de emergencia debemos imponer delegados de Higiene y Seguridad. Sabemos que esto sólo se podrá llevar adelante mediante la organización de los trabajadores en sus lugares de trabajo. Hay que hacer asamblea en cada sucursal para hacer un relevamiento diario de las condiciones de trabajo. Y si éstas no se cumplen, imponer el cese de tareas.

Debemos redoblar la organización para defender las jubilaciones de todo el pueblo trabajador, apelando a la unidad de la clase obrera.

Debemos imponer la reapertura inmediata de la paritaria, en la que se escuchen las demandas de los trabajadores. Todo trabajo realizado durante la cuarentena fuera de las condiciones establecidas en el CCT: el “homeoffice”, el trabajo los fines de semana, las horas extras, debe ser debidamente compensado salarialmente. Quienes se vean afectados a trabajar en medio de la pandemia, deben ser compensados por ser sometidos a trabajo insalubre. Si algún trabajador se contagia de COVID-19 deberá ser considerado que es una enfermedad laboral. Para discutir esto se deben elegir delegados paritarios con mandato y revocables.

Además, desde hace meses, antes de la pandemia, muchos bancos empezaron a ofrecer retiros voluntarios, o sea, despidos encubiertos; así como despidos abiertamente. Hay que pelear por la reincorporación de los despedidos.

También debemos imponer que se efectivice los tercerizados, que son una gran parte de los trabajadores del sistema financiero.

En el marco de la imposición policial de la cuarentena, debemos plantear que el sindicato tramite permisos de circulación a los delegados para asistir a los compañeros en los lugares de trabajo.

Pero, en definitiva, sabemos que una burocracia adicta al Estado y cómplice del gobierno no peleará hasta el final por los intereses de los trabajadores. Es necesario recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia conciliadora. Hay que organizar un Congreso de Delegados de urgencia para enfrentar esta situación y buscar una respuesta desde la clase obrera con los métodos obreros. Hacemos un llamado a todas las corrientes de izquierda dentro del sindicato a desarrollar una campaña por estas demandas.

Publicado en Nacionales

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