Desde el 1 de septiembre los sindicatos franceses se encuentran movilizados contra el ajuste previsto en el presupuesto 2026 por el gobierno de Macron. Las políticas de austeridad están siendo enfrentadas con una nueva ola de movilizaciones, luego de las enormes huelgas del 2023 contra la reforma jubilatoria y una serie interminable de reivindicaciones por parte de distintos sectores de trabajadores que vienen luchando desde entonces. El régimen de la V República cruje al calor del desarrollo de la crisis mundial, con una economía en rojo y un andamiaje institucional nacional en descomposición. El 9 de septiembre debió asumir un nuevo primer ministro, luego de que el día anterior François Bayrou fuera removido por la Asamblea Nacional. Es un síntoma claro de la crisis social y política que atraviesa a Francia.
Las principales organizaciones sindicales del país (CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Unsa, FSU y Solidaires) han conformado una coordinación intersindical que ya realizó una importante movilización conjunta contra el ajuste presupuestario el pasado viernes 19/9. Exigen que el proyecto de presupuesto sea rechazado totalmente, ya que entre sus principales puntos incluye la supresión de 3000 puestos de trabajo estatal, la reforma del seguro de desempleo y cambios en cuanto a los regímenes de licencias, entre otros. Esta semana las organizaciones siguen en pie de lucha y le han dado al primer ministro un plazo hasta el miércoles 24/9 para que dé una respuesta a las reivindicaciones planteadas. De lo contrario, está planteada la medida de huelga general.
Decadencia, preparativos de guerra y lucha de clases
Tal como venimos señalando, las tendencias guerreristas de la situación mundial se acentúan y Europa es uno de los continentes más atravesado por todas las contradicciones de la situación. Estas políticas de austeridad que impulsa Macron van en paralelo con el aumento de gasto militar. Es decir, el Estado imperialista tiene claro que de una u otra maneras será la clase obrera la que pague las consecuencias. Por eso, como planteó Trotsky, el proletariado también debe plantearse así la cuestión, capitalismo o socialismo, triunfo imperialista o revolución proletaria. La novedad es que en este escenario entra en juego el proceso de asimilación de los ex Estados obreros. Este hecho sólo no modifica la encrucijada fundamental, sino que complejiza nuestra táctica. Igualmente está planteado para la clase obrera internacional forjar sus propias herramientas, principalmente, un partido revolucionario mundial, la IV Internacional, cuyas poderosas secciones nacionales disputen la dirección del proletariado a las variantes nacionalistas, reformistas y conciliadoras de todo tipo. Por eso es tarea de los revolucionarios en Francia reagrupar a la vanguardia que se está formando en estas luchas alrededor de un programa de transición que muestre el puente entre las luchas reivindicativas que se están desarrollando y la revolución socialista internacional. Por supuesto que para conquistar este puesto en la dirección de la clase obrera es primordial derrotar a la burocracia sindical de la metrópolis imperialista que sostiene las instituciones imperialistas de la V República.